GA202 Dornach 19 de diciembre de 1920 - El camino hacia la libertad y el amor, y su Importancia en los acontecimientos mundiales

El puente entre la espiritualidad universal y la Constitución
física del hombre
Conferencia a cargo de Rudolf Steiner, Dornach 19 de diciembre de 1920

El camino hacia la libertad y el amor, y su 
Importancia en los acontecimientos mundiales





Como seres humanos estamos en el mundo como seres pensantes, contemplativos, por un lado, y como hacedores, como seres de acción, por el otro; Con nuestros sentimientos vivimos dentro de estas dos esferas. Con nuestros sentimientos respondemos, por un lado, a lo que se presenta ante nuestra observación; por el otro lado, los sentimientos entran en nuestras acciones, nuestros actos. Sólo necesitamos considerar cómo podemos estar satisfechos o insatisfechos con el éxito o la falta de éxito de nuestros actos, como en verdad toda acción va acompañada de impulsos de sentimiento, veremos que el sentimiento une los dos polos de nuestro ser: el polo del pensamiento y el polo de la acción. Sólo a través del hecho de que somos seres pensantes, somos humanos en el verdadero sentido. Consideren también, cómo todo lo que nos da la conciencia de nuestra humanidad esencial está conectado con el hecho de que podemos representar interiormente el mundo que nos rodea, Vivimos en este mundo y podemos contemplarlo. Imaginar que no podemos contemplar el mundo implicaría perder nuestra humanidad esencial.
Como hacedores tenemos nuestro lugar en la vida social y todo lo que realizamos entre el nacimiento y la muerte tiene cierta significacion en esta vida social. En cuanto somos seres contemplativos, el pensamiento opera en nosotros; En la medida en que somos activos, es decir, seres sociales, la voluntad opera en nosotros. No es el caso en la naturaleza humana, ni lo será nunca, que las cosas puedan ser simplemente pensadas intelectualmente; La verdad es que todo lo que sea un factor activo en la vida puede caracterizarse desde un aspecto u otro; Las fuerzas del mundo se interpenetran, fluyen unas a otras. Mentalmente podemos imaginarnos como seres de pensamiento y también como seres de voluntad. Pero incluso cuando estamos completamente absortos en la contemplación, cuando el mundo exterior está completamente en calma, la voluntad está continuamente activa. Y por contra, cuando estamos realizando acciones, el pensamiento está activo en nosotros. Es inconcebible que algo proceda de nosotros en la forma de acciones o hechos, - que también pueden tener efecto en el ámbito de la vida social -, sin que nos identifiquemos en el pensamiento con lo que ocurre. En todo lo que es de la naturaleza de la voluntad, el elemento del pensamiento está contenido; Y en todo lo que es de la naturaleza del pensamiento, la voluntad está presente. Es esencial que tengamos muy claro lo que esto implica si queremos seriamente construir el puente entre el orden moral-espiritual del mundo y el orden físico-natural del mundo.
Imaginen que están viviendo por un tiempo, rigurosamente en la reflexión como generalmente es entendida, que no están involucrados en ningún tipo de actividad exterior, sino que están completamente absortos en sus pensamientos. No obstante, deben comprender, que en esta vida de pensamiento, la voluntad también está activa; La voluntad está por lo tanto trabajando en su ser interno, irradiando sus fuerzas en el reino del pensamiento. Cuando nos representamos al ser humano pensante de esta manera, cuando nos damos cuenta de que la voluntad está irradiando todo el tiempo en los pensamientos, algo ciertamente nos repercutirá en lo que concierne a la vida y a sus realidades. Si revisamos todos los pensamientos que hemos formulado, encontraremos en cada caso que están vinculados con algo de nuestro entorno, algo que nosotros mismos hemos experimentado. Entre el nacimiento y la muerte no tenemos, en cierto sentido, otros pensamientos que los que nos trae la vida. Si nuestra vida ha sido rica en experiencias tenemos un rico contenido de pensamientos; Si nuestras experiencias de vida han sido escasas, tenemos un escaso contenido de pensamientos. El contenido del pensamiento representa nuestro destino interno - hasta cierto punto. Pero dentro de esta vida de pensamiento hay algo que es inherentemente propio; Aquello que es intrínsecamente propio es cómo conectamos los pensamientos entre sí y los disociamos de nuevo, cómo los elaboramos interiormente, cómo llegamos a los juicios y sacamos conclusiones, cómo nos orientamos en la vida del pensamiento -, todo esto es inherentemente propio. La voluntad en nuestra vida de pensamiento es propiamente nuestra.
Si estudiamos esta vida del pensamiento con un cuidadoso autoexamen, ciertamente nos daremos cuenta de que los pensamientos, mas allá de lo concerniente a su contenido real, nos llegan desde afuera, pero que somos nosotros mismos quienes elaboramos estos pensamientos. Por eso, con respecto a nuestro mundo de pensamiento, dependemos totalmente de las experiencias que nos brindan nuestro nacimiento y nuestro destino. Pero a través de la voluntad, que irradia de las profundidades del alma, llevamos a nuestro interior lo que viene a nuestro encuentro desde el mundo exterior, algo que es inherentemente nuestro. Para el cumplimiento de lo que nos exige el autoconocimiento, es muy importante mantener separados en nuestras mentes, por una parte, cómo nos viene el contenido del pensamiento del mundo circundante y por la otra, la fuerza de voluntad que viniendo de dentro de nuestro ser, se irradia en el mundo del pensamiento.
En realidad ¿Cómo nos volvemos interiormente más y más espirituales? - No tomando el mayor número posible de pensamientos del mundo circundante, pues estos pensamientos simplemente reproducen en imágenes este mundo exterior, que es un mundo físico y material. Estar constantemente corriendo en busca de sensaciones no nos hace más espirituales. Nos volvemos más espirituales a través del trabajo interior, permeado de la fuerza de voluntad que llevamos a cabo en nuestros pensamientos. Es por eso que la meditación también consiste en no caer en pensamientos fortuitos, sino manteniendo ciertos pensamientos fácilmente contemplados en el centro de nuestra conciencia, atrayéndolos allí con un fuerte esfuerzo de voluntad.
Y cuanto mayor sea la fuerza e intensidad de esta irradiación interior de la voluntad en la esfera del pensamiento, más espirituales devendremos. Cuando tomamos pensamientos del mundo material exterior - y entre el nacimiento y la muerte sólo podemos tomar tales pensamientos - devenimos, como ustedes pueden fácilmente darse cuenta, prisioneros de ellos; Porque estamos entregados a las concatenaciones de cosas y acontecimientos del mundo exterior; mas allá de lo que concierne al contenido real de los pensamientos, estamos obligados a pensar tal como prescribe el mundo exterior; Sólo cuando elaboramos los pensamientos devenimos libres en el verdadero sentido.
Es posible alcanzar la plena libertad en nuestra vida interior si crecientemente vamos limpiando y excluyendo el contenido real del pensamiento, a medida que este nos va llegando, y proyectamos una mayor actividad al ingrediente de la voluntad que fluye a través de nuestros pensamientos cuando formamos juicios, extraemos conclusiones y demas. De este modo, no obstante, nuestro pensamiento deviene en lo que he llamado en mi Filosofía de la Actividad Espiritual "pensamiento puro". Pensamos, pero en nuestro pensamiento no hay nada sino voluntad. He puesto especial énfasis en esto en la nueva edición del libro (1918). Lo que está dentro de nosotros está en la esfera del pensamiento. Pero el pensamiento puro puede igualmente llamarse voluntad pura. Así, desde el reino del pensamiento llegamos al reino de la voluntad, cuando devenimos interiormente libres; Nuestro pensamiento alcanza tal madurez que es enteramente irradiado por la voluntad; Ya no toma nada de fuera, sino que su vida misma es de la naturaleza de la voluntad. Al fortalecer progresivamente el impulso de la voluntad en nuestro pensamiento, nos preparamos para lo que he llamado en la Filosofía de la Actividad Espiritual, "Imaginación Moral". La Imaginación Moral se eleva a las "Intuiciones Morales" que entonces permean e iluminan nuestra voluntad que ahora se ha convertido en pensamiento, o nuestro pensamiento que ahora se ha convertido en voluntad. De esta manera nos elevamos por encima del dominio de la "necesidad" que prevalece en el mundo material, nos impregnamos con la fuerza que es intrinsecamente nuestra, y nos preparamos para la Intuición Moral. Y todo lo que puede fluir en nosotros desde el mundo espiritual tiene su fundamento, principalmente, en estas Intuiciones Morales. Por lo tanto, la libertad nace cuando permitimos que la voluntad se convierta en una fuerza cada vez más y más poderosa en nuestro pensamiento.
Ahora consideremos al ser humano desde el polo opuesto, el de la voluntad. ¿Cuándo se presenta la voluntad con particular claridad a través de lo que hacemos? - Cuando estornudamos, digamos, también estamos haciendo algo, pero ¡no podemos atribuirnos a nosotros mismos ningún impulso definitivo de voluntad cuando estornudamos! Cuando hablamos, estamos haciendo algo en lo que la voluntad está indudablemente contenida. Pero piensen cómo, al hablar, con deliberada intención y en ausencia de intención, volición y ausencia de volición, se entremezclan.
Tenemos que aprender a hablar, y de tal manera que ya no estemos obligados a formular cada simple palabra a base de un esfuerzo de voluntad; Un elemento de instinto entra en el habla. En la vida ordinaria al menos, es así, y mas enfáticamente en el caso de aquellos que no se esmeran particularmente por la espiritualidad. Las personas locuaces, que siempre están abriendo la boca para decir cualquier cosa en la que hay muy poco pensamiento, brindan a los demás la oportunidad de darse cuenta - ellos mismos, por supuesto, no lo notan - cuánto hay en el habla que es instintivo e involuntario. Pero cuanto más salimos de nuestra vida orgánica y pasamos a actividades liberadas, - por así decirlo - de los procesos orgánicos, tanto más pensamientos llevamos a nuestras acciones y hechos. Los estornudos son todavía enteramente un asunto de la vida orgánica; El hablar se relaciona en gran parte con la vida orgánica; Caminar realmente muy poco; Lo que hacemos con las manos, también muy poco. Y así llegamos gradualmente a acciones cada vez más emancipadas de nuestra vida orgánica. Acompañamos estas acciones con nuestros pensamientos, aunque no sabemos cómo la voluntad fluye en estos pensamientos. Si no somos sonámbulos y no nos comportamos en estas condiciones, nuestras acciones siempre van acompañadas de nuestros pensamientos. Llevamos nuestros pensamientos a nuestras acciones, y cuanto más evolucionan nuestras acciones hacia la perfección, tanto más contenido de pensamientos llevan.
Nuestra vida interior se profundiza constantemente cuando le aportamos voluntad - nuestra propia fuerza inherente - a nuestro pensamiento, cuando permeamos nuestro pensamiento con voluntad. Llevamos la voluntad en el pensamiento y, por lo tanto, alcanzamos la libertad. A medida que perfeccionamos gradualmente nuestras acciones, vamos consiguiendo finalmente enviar pensamientos a estas acciones; Irradiamos nuestras acciones - que proceden de nuestra voluntad - con pensamientos. Por un lado (hacia adentro) vivimos una vida de pensamiento; Lo impregnamos con la voluntad y así encontramos la libertad. Por el otro lado (hacia fuera) nuestras acciones fluyen de nuestra voluntad, y las impregnamos con nuestros pensamientos. (Diagrama IX)


Pero, ¿por qué medios evolucionan nuestras acciones hacia una mayor perfección? Para utilizar una expresión invariablemente polémica - ¿Cómo lograr una mayor perfección en nuestras acciones? Logramos esto desarrollando en nosotros la fuerza que sólo puede designarse con las palabras: devoción al mundo exterior. - Cuanto más crece y se intensifica nuestra devoción al mundo exterior, más este mundo exterior nos anima a la acción. Pero es sólo a través del despliegue de la devoción al mundo exterior que logramos impregnar nuestras acciones con pensamientos. ¿Qué es, en realidad, la devoción al mundo exterior? La devoción al mundo exterior, que permea nuestras acciones con pensamientos, no es otra cosa que el amor.
Así como alcanzamos la libertad irradiando la vida del pensamiento con voluntad, también alcanzamos el amor impregnando la vida de la voluntad con pensamientos. Desplegamos el amor en nuestras acciones cuando dejamos que los pensamientos irradien en el reino de la voluntad; Desarrollamos la libertad en nuestro pensamiento cuando dejamos que lo que es de la naturaleza de la voluntad irradie en nuestros pensamientos. Y porque, como humanos, somos un todo unificado, cuando llegamos al punto donde encontramos la libertad en la vida del pensamiento y el amor en la vida de la voluntad, habrá libertad en nuestras acciones y amor en nuestro pensamiento. El uno uno irradia al otro: la acción llena de pensamiento se forja en el amor; El pensamiento que está permeado de voluntad da lugar a acciones y hechos verdaderamente libres.
Así vemos cómo en el ser humano los dos grandes ideales, de libertad y amor, crecen juntos. La libertad y el amor son también lo que el ser humano, erguido en el mundo, puede llevar a la realización en sí mismo de tal manera que, a través de él, lo uno se une con lo otro para el bien del mundo.
Ahora debemos preguntarnos: ¿Cómo se alcanza el ideal, el ideal más elevado, en la vida del pensamiento permeada por la voluntad? Ahora bien, si la vida del pensamiento fuera algo que representaba procesos materiales, la voluntad nunca podría penetrar plenamente en el reino de los pensamientos e incrementar su arraigo allí. La voluntad tendría a lo sumo la capacidad de irradiar en estos procesos materiales como una fuerza organizadora. La voluntad tiene un efecto real sólo si la vida del pensamiento es algo que no tiene una realidad física exterior. Entonces ¿Qué debe ser?



Podrán ustedes imaginar lo que debe ser, si toman una imagen como punto de partida. Si tenemos aquí un espejo y aquí un objeto, el objeto se refleja en el espejo; Si luego vamos detrás del espejo, no encontraremos nada. En otras palabras, ustedes tienen una imagen - nada más. Nuestros pensamientos son en este mismo sentido, imágenes. (Diagrama X) ¿Cómo se explica esto? - En una conferencia anterior ya dije que la vida del pensamiento como tal, no es en verdad una realidad del momento inmediato. La vida del pensamiento nos irradia desde nuestra existencia de antes de nacer, o más bien, de antes de la concepción.
La vida del pensamiento tiene su realidad entre la muerte y un nuevo nacimiento. Y al igual que aquí el objeto que se coloca ante el espejo, lo que nos presenta es una imagen - sólo eso y nada más – de la misma manera lo que desplegamos como vida del pensamiento se vive en el sentido real entre la muerte y un nuevo nacimiento, y meramente se irradia en nuestra vida desde el nacimiento. Como seres pensantes, tenemos dentro de nosotros una reflejo de la realidad solamente. Puesto que esto es así, la otra realidad que, como ustedes saben, surge del proceso metabólico, puede permear las imagenes reflejadas de la vida del pensamiento. Si, como muy raramente es el caso hoy en día, hacemos esfuerzos sinceros por desarrollar un pensamiento imparcial, tendremos claro que la vida del pensamiento consiste en imagenes reflejas, si volvemos al pensamiento en su forma más pura - las matemáticas. El pensamiento matemático fluye completamente de nuestro ser interior, pero sólo tiene una existencia refleja. A través de las matemáticas, la composición de los objetos externos puede ser analizada y determinada; Pero los pensamientos matemáticos en sí mismos son sólo pensamientos, existen simplemente como imágenes. No se han adquirido de ninguna realidad externa.
Pensadores abstractos como Kant también emplearon una expresión abstracta. Decian: los conceptos matemáticos son a priori. - A priori, apriorismo, significa "de lo que es antes". [Doctrina epistemológica que se fundamenta en ideas preconcebidas y prescinde de los hechos de la experiencia. ] ¿Pero por qué los conceptos matemáticos son a priori? Porque fluyen de la existencia anterior al nacimiento, o más bien de la concepción precedente. Esto es lo que constituye su "aprioridad". Y la razón por la que parecen reales a nuestra conciencia es porque son irradiados por la voluntad. Esto es lo que los hace reales. ¡Piensen cómo se ha convertido el pensamiento moderno abstracto cuando utiliza palabras abstractas para algo que, en su realidad, no es entendido! Los hombres como Kant tenían solo una débil idea de que traemos las matemáticas con nosotros desde nuestra existencia antes del nacimiento, y por lo tanto llamaron a priori las conclusiones de las matemáticas. Pero el término "a priori" realmente no nos dice nada, pues no señala ninguna realidad, señala algo meramente formal.
En cuanto a la vida del pensamiento, que por su existencia-refleja debe ser irradiada por la voluntad para convertirse en realidad, las tradiciones antiguas hablan de Semblanza. (Diagrama XI)
Vamos ahora a considerar el otro polo de la naturaleza del hombre, donde los pensamientos fluyen hacia la esfera de la voluntad, donde los actos se desempeñan en el amor. Aquí nuestra conciencia, por decirlo así, es mantenida a raya, rehuye la realidad. No podemos mirar a ese reino de oscuridad, un reino de tinieblas para nuestra conciencia, donde la voluntad se despliega cada vez que levantamos un brazo o giramos la cabeza, a menos que tomemos concepciones súper sensibles en nuestra ayuda. Movemos un brazo; Pero el complicado proceso en funcionamiento permanece igualmente escondido de la conciencia ordinaria como lo que ocurre en el sueño profundo, en el dormir sin sueños. Percibimos nuestro brazo; Percibimos cómo nuestra mano agarra un objeto. Esto es porque permeamos la acción con pensamientos. Pero los pensamientos mismos que están en nuestra conciencia todavía son sólo apariencia. Vivimos en lo que es real, pero no irradia en nuestra conciencia ordinaria. Las tradiciones antiguas hablaban aquí del Poder (Gewalt), porque la realidad en la que vivimos está, de hecho, permeada por el pensamiento, pero el pensamiento, sin embargo, la rehuye en cierto sentido, durante la vida entre el nacimiento y la muerte. (Diagrama XI).
Entre estos dos polos se encuentra el factor de equilibrio que une los dos - los une la voluntad que irradia hacia la cabeza con los pensamientos que, a medida que fluyen en hechos forjan el amor, son, por decirlo así, sentidos con el corazón. Este método de unión es la vida del sentimiento, que esta en disposición de dirigirse a sí mismo tanto hacia la voluntad, como hacia los pensamientos. En nuestra conciencia ordinaria vivimos en un elemento por medio del cual captamos, por un lado, lo que viene a la expresión de nuestro pensamiento impregnado de voluntad con su predisposición a la libertad, mientras que en el otro lado, tratamos de asegurar que lo que pasa a nuestros hechos se llene más y más con pensamientos. Y lo que forma el puente que conecta los dos es lo que desde la antigüedad ha sido llamada sabiduría. (Esquema XI.)

En su cuento de hadas, La serpiente verde y el hermoso lirio, Goethe ha dado indicaciones de estas antiguas tradiciones en las figuras del rey de oro, el rey de plata y el rey de bronce. Ya hemos demostrado desde otros puntos de vista cómo estos tres elementos deben de nuevo volver a la vida, pero en una forma completamente diferente -esos tres elementos a los cuales apuntaban los conocimientos instintivos antiguos y que sólo pueden revivir si el hombre adquiere el conocimiento dado por la Imaginación, la Inspiración y la Intuición.
Pero, ¿Qué es lo que realmente ocurre cuando el ser humano despliega su vida de pensamientos? - ¡La realidad deviene en apariencia! Es muy importante tener claro esto. Llevamos con nosotros nuestra cabeza, que con su cráneo duro y propenso a la osificación, presenta, incluso exteriormente, una imagen de lo que está muerto, en contraste con el resto del organismo vivo. Entre el nacimiento y la muerte llevamos en la cabeza aquello que, desde una época anterior, cuando era realidad, entró en nosotros como apariencia, y desde el resto de nuestro organismo permeamos esa apariencia con el elemento que emana de nuestros procesos metabólicos, lo permeamos con el elemento real de la voluntad. Allí tenemos dentro de nosotros una semilla, una entidad germinativa que, ante todo, es parte de nuestra virilidad, pero también significa algo en el cosmos. Piénsenlo: un hombre nace en un año concreto; Antes de eso estaba en el mundo espiritual. Cuando sale del mundo espiritual, el pensamiento que es la realidad, deviene en apariencia, y guia hacia esa apariencia a las fuerzas de la voluntad que proceden de una dirección completamente distinta, surgiendo de partes de su organismo distintas de la cabeza. Así es como el pasado, muriendo en la apariencia, se enciende de nuevo para devenir realidad del futuro.
Hemos de entender esto correctamente. ¿Qué sucede cuando nos elevamos al pensamiento puro, al pensamiento que está irradiado por la voluntad? - Sobre el fundamento del pasado que se ha disuelto en la apariencia, a través de la fructificación por la voluntad que surge de nuestra yoidad, se despliega dentro de nosotros una nueva realidad guiandonos al futuro. Somos los portadores de la semilla del futuro. Los pensamientos del pasado, como realidades, son como si fueran el suelo-madre; En este suelo-madre está puesta lo que proviene de la yoidad individual, y la semilla es enviada al futuro para la vida futura.
Por otra parte, evolucionamos permeando de pensamientos nuestros actos y acciones y la naturaleza de nuestra voluntad; Las acciones se desempeñan en el amor. Tales obras se separan de nosotros. Nuestras obras no permanecen confinadas en nosotros mismos; Se convierten en acontecimientos del mundo. Si están permeadas por el amor, entonces el amor va con ellas. En lo concerniente al cosmos, una acción egoísta es diferente de una acción permeada por el amor. Cuando, a través de la apariencia y a través de la fructificación por la voluntad, desplegamos lo que procede de nuestro ser íntimo, entonces lo que fluye hacia el mundo desde nuestra cabeza encuentra nuestras acciones permeadas de pensamientos.   

Así como cuando una planta se despliega conteniendo en su flor la semilla a la que debe llegar la luz del sol, el aire exterior, y demas, a la cual debe llegarle algo del cosmos para que pueda crecer, Asi, lo que se despliega a través de la libertad debe encontrar un elemento en el que crecer a través del amor que vive en nuestros actos.
Por lo tanto, estamos en el gran proceso de la evolución del mundo, y lo que tiene lugar dentro de la frontera de nuestra piel y fluye más allá de nuestra piel en forma de hechos, tiene significado no sólo para nosotros, sino para el mundo, el universo. Tenemos nuestro lugar en el teatro de los acontecimientos cósmicos. Dado que la realidad de épocas anteriores se ha convertido en apariencia en nosotros, la realidad se disuelve siempre una y otra vez, y en ella, la apariencia es acelerada de nuevo por la voluntad, surgiendo asi nueva realidad. Aquí tenemos - como si pudiéramos espiritualmente poner nuestro dedo sobre él - lo que también se ha hablado desde otros puntos de vista. - ¡No hay conservación eterna de la materia! La materia se transforma en apariencia y la apariencia se transforma en realidad por la voluntad. La ley de la conservación de la materia y la energía afirmada por la física es una ilusión, porque sólo se tiene en cuenta el mundo natural. La verdad es que la materia está muriendo continuamente en eso que es transformado en apariencia; Y una nueva creación tiene lugar en esta a través del ser humano y se hace presente ante nosotros como el logro supremo del cosmos, la apariencia se transforma de nuevo en Ser (Sein).
Esto también podemos verlo si nos fijamos en el otro polo - sólo que no es tan fácil percibirlo. Los procesos que finalmente conducen a la libertad ciertamente pueden ser captados por un pensamiento imparcial. Pero para ver correctamente en el caso de este otro polo, se necesita un cierto grado de desarrollo científico-espiritual. Pues aquí, para empezar, la conciencia ordinaria rehuye cuando se enfrenta a lo que las antiguas tradiciones llaman Poder. Lo que se vive como Poder, como Fuerza, está realmente permeado por pensamientos; Pero la conciencia ordinaria no los percibe, sino tan solo más y más voluntad, una facultad cada vez mayor de juicio, llega al mundo del pensamiento, así, cuando traemos los pensamientos a la naturaleza de la voluntad, cuando superamos el elemento del Poder más y más completamente, también permeamos lo que es meramente Poder con la luz del pensamiento. En el polo del ser humano vemos la superación de la materia; En el otro polo, el nuevo nacimiento de la materia.


Como he señalado brevemente en mi libro, Riddles of the Soul (Enigmas del Alma), el hombre es un ser triple: Como hombre dotado de nervios y sensibilidad es portador de la vida del pensamiento y de la percepción; Como ser rítmico (respiración, circulación sanguinea), es portador de la vida del sentimiento; Como ser metabólico, es portador de la vida de la voluntad. Pero entonces, ¿Cómo, opera el proceso metabólico en el hombre cuando la voluntad se despliega mas y más en el amor? Opera en tanto que, al realizar el hombre tales actos, la materia continuamente es superada. ¿Y qué es lo que se despliega en el hombre cuando, como ser libre, encuentra su camino en el pensamiento puro, que es, sin embargo, realmente de la naturaleza de la voluntad? - ¡Nace la materia! - ¡Contemplamos el devenir-en-ser de la materia! Llevamos en nosotros lo que hace nacer la materia: nuestra cabeza; Y llevamos en nosotros lo que destruye la materia, donde podemos ver cómo se destruye la materia: nuestras extremidades y nuestro organismo metabolico.
Esta es la manera de estudiar al hombre entero. Vemos cómo lo que la conciencia concibe en las abstracciones es un factor real en el proceso del devenir del mundo; Y vemos cómo aquello que está contenido en este proceso de devenir del mundo y al que la conciencia ordinaria se aferra tan firmemente que no puede hacer otra cosa que concebirla como realidad, vemos cómo se disuelve hasta la nulidad. Es realidad para la conciencia ordinaria, y cuando obviamente no coincide con las realidades externas, entonces el recurso tiene que ser acogerse a los átomos, que se consideran realidades firmemente fijadas. Y dado que el hombre no puede liberarse en sus pensamientos de estas realidades firmemente fijadas, uno las deja mezclarse unas con otras, ahora de una manera, ahora de esta otra. En un momento se mezclan para formar hidrógeno, en otro, oxígeno; Simplemente se agrupan de forma diferente. Esto es simplemente porque la gente es incapaz de cualquier otra creencia salvo aquella que una vez que se ha fijado firmemente en el pensamiento también debe estar firmemente fijada en la realidad.
Eso no es otra cosa que debilidad del pensamiento en el que uno se pierde cuando acepta la existencia de átomos fijados y por siempre perdurables. Lo que asi se nos revela a través del pensamiento que está de acuerdo con la realidad es, que la materia se disuelve continuamente hasta la nulidad y continuamente se reconstruye a partir de la nulidad. Y sólo porque cuando la materia muere, una nueva materia viene a la existencia, es por lo que la gente habla de conservación de la materia. Caen en el mismo error en el que caerían, digamos, si tomasemos un número de documentos los llevamos a una casa, y allí los copiamos (volviendolos a escribir), pero los originales los quemamos y las copias son sacadas nuevamente, y entonces ellos creyesen que tanto los que se introdujeron como los que se sacaron - son la misma cosa. La realidad es que los documentos primeros han sido quemados y escrito otros nuevos. Pasa lo mismo con lo que viene a la existencia en el mundo, y es importante para nuestro conocimiento avanzar a este punto. Porque en ese reino del ser del hombre, donde la materia muere en la apariencia y surge la nueva materia, ahí reside la posibilidad de la libertad, y ahí reside la posibilidad del amor. Y la libertad y el amor están juntos, como ya he indicado en mi Filosofía de la Actividad Espiritual.
Aquellos que, basandose en alguna concepción particular del mundo, hablan de lo imperecedero de la materia, anulan la libertad por un lado y el pleno desarrollo del amor por el otro. Porque sólo a través del hecho de que en el hombre muere el pasado, conviertiendose en apariencia, y el futuro es una nueva creación en un estado de semilla, surge en nosotros el sentimiento del amor (devoción por algo a lo que no nos vemos coaccionados por el pasado ) y la libertad (acción que no está predeterminada). La libertad y el amor son, en realidad, comprensibles sólo si se tiene una concepción científico-espiritual del mundo, no con ninguna otra. Aquellos que están familiarizados con la imagen del mundo que ha aparecido en el transcurso de los últimos siglos podrán evaluar las dificultades que habrán de superar antes de que los hábitos de pensamiento predominantes en la humanidad moderna, puedan ser inducidos a dar paso a este pensamiento científico-espiritual imparcial. Pues en la imagen del mundo que nos ofrecen las ciencias naturales no hay realmente puntos a partir de los cuales podamos avanzar hacia una verdadera comprensión de la libertad y el amor.
De cómo están relacionadas por un lado, la imagen científico-natural del mundo, y por el otro, la imagen antigua y tradicional del mundo, con un desarrollo científico-espiritual de la humanidad verdaderamente progresivo, de esto hablaremos en alguna otra ocasión.













***** fuente *****
http://www.rsarchive.org/

GA321 Stuttgart 14 de marzo de 1920 Impulso de la ciencia espiritual para el desarrollo de la física - En el espectro, los efectos aparecen de forma pura.

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Impulso de la ciencia espiritual para el desarrollo de la física
El calor en la frontera de la materialidad positiva y negativa 

RUDOLF STEINER



XIV conferencia 


En el espectro, los efectos aparecen de forma pura. Efecto químico - procesos químicos; efecto químico - efectos sonoros. La aprehensión del efecto por la tierra en un caso, la acción periférica en el otro. Efectos ponderables e imponderables. Diferencias de nivel dentro de un reino y de reino a reino.  Percepción del sonido. Llenado del espacio - vaciado del espacio, tierra y planetas. Los efectos cósmicos se transfieren a los átomos. Ruptura del espacio, relámpagos.  Ideas abstractas - pensamiento basado en la realidad. Centros de enseñanza populares, academia, tecnología.  Germinación en la observación microscópica y sus puntos de partida cósmicos. 

Stuttgart 14 de marzo de 1920

Queridos amigos,

Sólo podré concluir hoy estas reflexiones con algunas indicaciones. Ni que decir tiene que lo que se ha intentado tanto en el curso anterior como en éste sólo podrá salir realmente a la luz cuando estemos en condiciones de continuar tales reflexiones. Sobre estas cosas tendré algunas observaciones más que hacer al final de la lección de hoy. En primer lugar, sin embargo, quisiera llamar su atención sobre algunas cosas de toda la suma de lo que hemos presentado ante nuestra contemplación con respecto a los fenómenos de calor y fenómenos afines, del conjunto de ideas que han podido obtener a través de ellos. En primer lugar, está esto:


Si consideramos esto una vez más, hemos distinguido áreas de realidad en lo físico: La región sólida, que hemos llamado z', la región líquida, que hemos llamado y', la región gaseosa o aeriforme, que hemos llamado x'. En medio hemos tenido el área del calor, hemos tenido x como el área de la luz, y como el área de los efectos químicos, z como los efectos de la vida.

diag.1 
Ayer pusimos ante nuestros ojos relaciones bastante definidas que existen, por así decirlo, sobre la región térmica desde x hasta x', desde y hasta y' Hemos tratado de poner ante nuestros ojos el hecho que indica la manera en que los efectos químicos pueden producirse preferentemente en el elemento líquido. Quien intente comprender los procesos químicos encontrará, que dondequiera que se produzcan procesos químicos, en cierto modo todo lo que surge en forma de compuestos químicos y descomposiciones químicas está ligado al elemento líquido. El líquido debe trasladar su forma especial de actuar al sólido o al gaseoso, para que allí puedan producirse efectos químicos. Y de este modo podemos prever una interpenetración de los efectos químicos y lo líquido con una separación relativa de estos dos ámbitos, es decir, una interpenetración y en la interpenetración, por así decirlo, una atadura, si es que hablamos de nuestra química terrenal. Nuestra química terrestre representaría por tanto, por así decirlo, una estimulación del elemento líquido mediante los efectos químicos. Ahora bien, es fácil imaginar que, cuando consideramos estos ámbitos de la realidad, es imposible que pensemos que sólo uno de ellos tendrá siempre un efecto sobre el otro a través del calor y de lo gaseoso, sino que los otros ámbitos también tendrán un efecto sobre los demás. Los otros ámbitos también producirán ciertos efectos en tal o cual ámbito de la realidad. De modo que también podemos decir: Aunque al principio, como por una relación interna, los efectos químicos tengan un efecto especial en el medio líquido, debemos imaginar también un modo de acción que vaya desde los efectos químicos, por ejemplo, hasta el x', es decir, una acción directa de los efectos químicos en lo gaseoso, lo aeriforme.

Cuando digo "efectos químicos", no deben ustedes pensar en procesos químicos. Sino que cuando digo "efectos químicos", deben pensar en aquello que claramente se nos presenta como un elemento interior, espiritualizado, en la parte azul-violeta del espectro, donde, por así decirlo, los efectos químicos se nos muestran con cierta independencia en relación con la existencia material, mientras que cuando hablamos de procesos químicos, en realidad ya estamos hablando de la penetración de la materia a través de los efectos químicos. Con éstos debemos imaginar algo que al principio no tiene nada que ver con nuestra materia peculiar, sino que penetra en ella, penetrando así al principio en el elemento líquido mediante una relación interna, cuyo carácter les di ayer. Pero si planteamos la cuestión: Si estos efectos químicos, por decirlo así, eligen para su acción el elemento más próximo, el aeriforme, si se me permite la expresión, ¿Qué surge entonces? Entonces, siempre nos atenemos a lo descriptivo, debe surgir algo en lo aeriforme que puede imaginarse en cierta relación comparándolo con lo que existe en lo fluido. En lo fluido, la esencia de los efectos químicos se apodera de la materia, por así decirlo, y la confunde de tal manera que la propia materia entra en interacción. Cuando imaginemos el elemento líquido, hemos de pensar que en su interior la materia interactúa con los procesos químicos. Pero cuando suponemos que los efectos químicos no llegan a tocar la propia materia, sino que suponemos que sólo actúan sobre esta materia desde el exterior, que permanecen un poco más ajenos a la materia de lo que pueden serlo en el medio líquido, entonces ocurre algo que debe mostrarse más fuertemente como concomitante de los efectos químicos en el cuerpo aeriforme que en el líquido. Entonces debe producirse una cierta independencia de lo imponderable con respecto al soporte material. En los procesos químicos el imponderable agarra bruscamente a la materia. Aquí se nos señalan ámbitos en los que no hay tal agarre brusco, sino que lo imponderable no permanece dentro de la materia: es el caso de lo acústico, de los efectos sonoros. Mientras que en los efectos químico-materiales tenemos una inmersión completa de lo imponderable en la materia, en el sonido tenemos una verdadera, una conservación de lo imponderable en la materia gaseosa, aeriforme. Pero esto nos lleva ahora a otra cosa. Nos lleva a decirnos: Debe haber una razón por la que en el líquido lo imponderable arremete directamente contra la materia, pero que cuando se producen efectos sonoros en el aire, lo imponderable se apodera menos de la materia.

Si observamos los efectos químicos y tenemos un sentido interno de lo físico, entonces sentiremos naturalmente que es propio de la esencialidad de la materia que los efectos químicos se produzcan tal como se producen, es decir, que lo imponderable está ahí como algo característico de la materia. Esto no es posible de otra manera que en este caso, cuando se trata de la materia terrestre, la captación de lo imponderable tiene lugar a través de la propia tierra. El efecto químico es, por así decirlo, captado y actúa en la materia líquida por medio de las fuerzas de la tierra. Vemos que la fuerza creadora se extiende y actúa sobre toda la superficie de la tierra, en la medida en que esta fuerza creadora se apodera del efecto químico invasor.

Solo cuando entendemos correctamente que es el poder de la tierra aquí, entonces, si queremos captar correctamente el tejer del sonido en el aire, debemos presuponer el poder opuesto. Es decir, debemos pensar en la tendencia que parte de la tierra en todas las direcciones del espacio, venciendo las fuerzas de la tierra, y alejando así lo imponderable de la tierra. Esta es la peculiaridad del mundo del sonido. Esto es lo que hace que la física del sonido, de la acústica, sea tan especial, que por un lado somos capaces de estudiar los procesos materiales físicamente, y por otro lado básicamente no necesitamos tener en cuenta esta acústica cuando vivimos en el mundo del sonido con nuestras sensaciones. Al fin y al cabo, ¿Qué es toda la acústica para nosotros, como seres humanos sensibles, cuando percibimos los sonidos? Esta acústica es bella porque nos revela extrañas regularidades y peculiaridades internas, pero lo que se presenta como la experiencia subjetiva en el mundo de los sonidos está muy, muy alejado de lo que tiene lugar como la física de la acústica en la materia. Y es que el elemento sonoro conserva su independencia por el hecho de que su origen se nos muestra como determinado desde la periferia del universo, al igual que los procesos químicos en la materia líquida se nos muestran como determinados desde el centro de nuestra tierra.

Ahora bien, la única conexión que podríamos haber mencionado ayer en la conferencia que dio el Dr. Kolisko, sólo se hace evidente cuando ascendemos a una visión universal, por así decirlo, en la cual podemos imaginar la disposición de los elementos en el sistema periódico bajo la imagen de la octava. Esto muestra una analogía entre la regularidad interna de los tonos y toda la estructura de la materia cuando se dispone a desplegar los procesos químicos. Esto también justifica el hecho de que consideremos todo el proceso de combinación y disolución de la existencia material como una imagen externa de una música interna del mundo y que esta música interna del mundo sólo se nos revele en un caso especial en la música terrenal. Esta música terrenal no debe ser considerada nunca de tal manera que digamos: Lo que es sonido en nosotros es aire que vibra fuera. Esto debe ser considerado sin sentido, tal como uno lo consideraría sin sentido si uno dijera: Lo que eres por fuera como cuerpo, lo eres por dentro como alma, sólo para ti mismo. Tal declaración deja de lado el tema. Asimismo, dejamos de lado el tema cuando consideramos el tono en su naturaleza interna como idéntico a las condensaciones y rarefacciones del aire que constituyen, en el medio aéreo, el portador del tono. Ahora bien, si ustedes tienen esto bien presente, lo verán: Se trata de una cierta relación de y a y' en los procesos químicos, y se trata de una cierta relación de y a x' en los efectos sonoros (ver diagrama 1).

Les he señalado que si permanecemos dentro de un área u otra, siempre somos llevados a diferencias de nivel en cuanto a lo que nos damos cuenta en el mundo exterior. Ahora traten de sentir la similitud con las diferencias de nivel en lo que nos confronta aquí, sólo traten de sentir la similitud, digamos con una diferencia de nivel, como ocurre simplemente en la gravedad donde cae el agua, donde la fuerza motriz en una rueda también se basa en la diferencia de nivel. Traten de darse cuenta que la diferencia de temperatura, la diferencia de calor, la diferencia de sonido, la ecualización de la electricidad está basada en la diferencia de nivel. Entonces en la diferencia de nivel. Siempre llegamos a las diferencias de nivel cuando buscamos efectos. ¿Pero qué tenemos ahí? (Véase en el diagrama, el arco que va de y-y'.) Ahí tenemos una relación interna entre lo que percibimos en el espectro y la materia que hay en el líquido. Y lo que se nos presenta al observar un proceso químico no es en sí otra cosa que la diferencia de existencia entre los efectos químicos y las fuerzas que hay en el fluido. Hay una diferencia de nivel y - y' Y luego hay una diferencia de nivel más pequeña y - x' que se nos presenta en los efectos tonales. De modo que podemos decir: Con referencia a los reinos de la realidad, un proceso químico puede ser para nosotros una diferencia de nivel entre los efectos químicos y las fuerzas fluidas. Y la aparición de tono y sonido en el aire debe ser para nosotros la diferencia de nivel entre aquello que en los efectos químicos tiene un efecto formativo, disparándose a través del mundo, pero periféricamente desde fuera, y lo material del gas, de lo aeriforme.

Lo que se expresa a través de estos reinos de la realidad también se expresa a través de la formación de diferencias de nivel. Tanto si permanecemos en un elemento, en el calor o incluso en el gas o el agua, las cosas se basan en diferencias de nivel. Pero el hecho de que percibamos diferencias entre estas áreas se basa en las diferencias de nivel de los efectos de estas mismas áreas.

Si juntamos todo esto, llegaremos a lo siguiente: Si llegamos hasta el líquido y su superficie relativa, debemos decir que para los cuerpos sólidos se trata de fuerzas terrestres. Hasta qué punto las fuerzas formativas, -las energías figurativas, podríamos decir, si quisiéramos utilizar la expresión de la física actual-, deben estar relacionadas con la gravedad, ya les quedó claro en las consideraciones anteriores. Pero si de ahí pasamos a las fuerzas que se expresan como gravedad, a aquello que se nos describe en la vida ordinaria como un nivel debido al tamaño de la Tierra, nos encontramos con una esfera. Por supuesto, lo que son los diferentes niveles de agua juntos forman una esfera.

Como verán, cuando se va penetrando hacia el exterior, desde el centro de la tierra hacia estas esferas, es de tal manera que debemos decirnos: Para las condiciones terrestres, cuando actúan fuerzas que se encuentran en la región de lo sólido, estamos ante fuerzas envolventes; cuando actúan fuerzas que se encuentran en lo fluido, estamos ante fuerzas a las que realmente se puede llegar en su configuración, por ejemplo, trazando la tangente aquí, o tendiendo el plano tangente.

Diag. 2
Pero si vamos aún más allá, si penetramos más allá del área de las esferas, debemos sin embargo decir lo siguiente: bajo estas esferas estamos tratando con fuerzas formativas para nuestros cuerpos sólidos, con fuerzas formativas que en la propia tierra cierran aún los espacios corporales. Aquí (la esfera en línea discontinua) se trata de una sola forma, las muchas formas se unen hasta cierto punto, penetran unas en otras para formar la forma única que tiene el elemento líquido de la tierra. Pero cuando ahora salimos aquí (fuera de la esfera) - ¿Cómo debemos entonces formarnos una idea, habiendo penetrado fuera de lo que se forma a sí mismo individualmente, lo que causa así dentro que el cuerpo sólido se una, que el todo sea una forma - ¿Cómo debemos imaginar la cosa, cuando salimos ahí fuera?

Debemos imaginarlos de tal manera que tengamos lo contrario. Si aquí tenemos el cuerpo sólido lleno de materia, entonces aquí debemos pensar en el espacio lleno de materia negativa. Aquí tenemos un llenado del espacio, aquí un vaciado del espacio.

Esto debe convertirse en un concepto de los hombres, que es posible un vaciado del espacio. Y puesto que lo que ocurre en la Tierra, -sólo diré esto hoy, más tarde lo trataremos con más detalle-, no sólo está influido desde un lado, de lo contrario los procesos en la Tierra tendrían que ser muy diferentes, la Tierra está influida desde todos los lados de forma diferenciada. Por ejemplo, no sería posible que se produjeran diferencias en los continentes ni en la distribución del agua entre el Polo Norte y el Polo Sur si sólo existiera uno de estos huecos en algún lugar del espacio. Deben existir estas cavidades en el espacio actuando desde diferentes lados. Si las buscamos, las encontraremos en lo que en los antiguos sistemas cósmicos se llamaban los planetas, a los que se añadía el propio sol.

Así nos vemos forzados a pasar del reino de la tierra al reino del cosmos, y nos vemos obligados a encontrar la transición de una condición del espacio a la condición opuesta. Debemos aprender a pasar de un espacio lleno positivamente de materia a otro lleno negativamente de materia, y esta condición del espacio lleno de negatividad, en la medida en que actúa sobre nuestra Tierra, debemos considerarla como localizada en los planetas alrededor de la Tierra. Así pues, en el punto donde se producen los fenómenos terrestres, se produce una interacción mutua entre lo terrestre y lo cósmico, debido a que en los espacios llenos de negatividad se produce una acción de succión, mientras que las fuerzas formativas se expresan como presiones. Esta interacción mutua se manifiesta en la particular configuración de fuerzas que se busca habitualmente en las fuerzas y atracciones moleculares. Debemos concebir estas cosas como las concebía el conocimiento intuitivo de otros tiempos. Las manifestaciones en la materia, que siempre van acompañadas de lo imponderable, se concebían entonces como influidas por todo el cosmos, en lugar de ser malinterpretadas fantásticamente como debidas a ciertas configuraciones internas teóricas. Lo que hacen las estrellas, en un grado gigantesco, en el cosmos, se refleja en lo terrestre, en los átomos y las moléculas. Esto es, en efecto, lo que tenemos que hacer; debemos saber que cuando representamos un proceso terrestre o realizamos cálculos sobre él, estamos tratando con una imagen de efectos extraterrestres, con una acción mutua entre lo terrestre y lo cósmico.

Pero ahora vean, aquí tenemos la fuerza para llenar el espacio con material (ver dibujo, a la izquierda). Aquí seguimos teniendo el poder de llenar el espacio de materia, sólo que este poder se ha expandido, y debe llegar a alguna parte del otro lado, debe llegar al vaciado del espacio. Tiene que haber una región intermedia en la que, hasta cierto punto, si se me permite la expresión, el espacio se rompa. Debemos decirnos a nosotros mismos: 
diag.3

Nuestro espacio, que aparece a nuestro alrededor y que es, por así decirlo, el recipiente de nuestros efectos físicos, debe estar íntimamente relacionado con nuestros efectos físicos. Debe representar algo que está dentro de estos efectos físicos. Pero cuando pasamos de lo ponderable a lo imponderable, el espacio se desgarra, y cuando se desgarra, lo que no estaba allí antes de desgarrarse aparece a través del desgarro. Supongamos que desgarramos el espacio tridimensional, y preguntamos: ¿Qué sale del desgarro? - Si me corto el dedo aquí, sale sangre, que permanece en el espacio tridimensional. Pero si corto el espacio mismo, lo que sale es lo que ya está en el no espacio.

Vean, este es uno de los puntos en los que podemos ver con bastante claridad la forma equivocada de ver las cosas en la física actual. ¿Acaso no es cierto que cuando hacemos experimentos eléctricos en el aula, tenemos que secar cuidadosamente nuestros aparatos eléctricos, tenemos que hacer que sean malos conductores de la electricidad, de lo contrario no conseguiremos hacer nada? Si están húmedos, no podremos hacer nada. Pero existe, en efecto, el punto de vista, -lo he mencionado a menudo-, según el cual, según los físicos, la electricidad se desarrolla gracias a la fricción de las nubes, que son ciertamente húmedas, y llega a los relámpagos y a los truenos. Esta es, por supuesto, una de las ideas más imposibles de concebir.

Ahora, por otra parte, si reunimos estas cosas que hemos considerado necesarias para una comprensión real, entonces podemos ver que el espacio se desgarra en el momento en que aparece el destello. En ese momento, lo que llena el espacio como entidad adimensional, intensamente, sale como la sangre cuando me corto la mano. En efecto, esto ocurre siempre que la luz aparece acompañada de calor. Al desgarrarse, el espacio nos revela lo que habita en su interior, mientras que sólo nos muestra su exterior en las tres dimensiones habituales que tenemos ante nosotros. El espacio nos muestra entonces su contenido interior.

Así pues, podemos decir: cuando pasamos de lo ponderable a lo imponderable y tenemos que atravesar el reino del calor a medida que avanzamos, encontramos que el calor brota allí donde hacemos la transición de los efectos de presión de la materia ponderable a los efectos de succión de lo imponderable. En todos esos puntos de transición brota calor.

Ahora verán que cuando construimos ideas sobre los procesos de los que hablamos hace varios días como procesos de conductividad del calor, hay que relacionar con ellos el concepto de que el calor está ligado a la materia ponderable. Esta condición es totalmente opuesta a la que hemos considerado como existente en el propio calor radiante. Este calor lo encontramos como la entidad que brota cuando la materia se desgarra. ¿Cómo afectará a la materia? Pasará de la condición intensiva a la extensiva. Trabajará, por así decirlo, desde la porción interna del espacio hacia sus porciones externas. Cuando el calor y un cuerpo material reaccionan mutuamente, vemos que ocurre cierta cosa. Lo que ocurre es que la tendencia característica del calor se transforma. El efecto de succión se transforma en un efecto de presión, de modo que la tendencia cósmica del calor se opone a la tendencia individualizadora de la materia que, en los sólidos, es la fuerza que da forma.

Así pues, en el calor, en los fenómenos de calor, en la medida en que éstos manifiestan una conductividad, hay que buscar, no radiaciones, sino una tendencia a propagarse en todas direcciones. Debemos buscar un reflejo de la materia imponderable, o la presencia de lo imponderable en lo ponderable. Los cuerpos que conducen el calor lo manifiestan por un reflejo intensivo del calor imponderable que incide sobre su parte material Esto se contrapone al reflejo extensivo característico de la luz.

Ahora quiero pedirles que trabajen mentalmente los conceptos que estamos acostumbrados a tener y que los trabajen de la manera en que lo hacemos aquí, para que se saturen de realidad, por así decirlo. Permítanme darles una imagen para recapitular y mostrarles hasta qué punto los conceptos saturados de realidad pueden llevarnos a una comprensión vital del ser del cosmos.

Ya he llamado su atención sobre en qué se basa la percepción, la percepción subjetiva, la sensación de una temperatura. Realmente percibimos la diferencia de temperatura entre nuestro propio organismo y el mundo exterior, que es lo mismo que hace el termómetro, ya he llamado su atención sobre ello. Ahora bien, toda percepción en general se basa en que somos algo dentro de un área determinada, y lo que se encuentra fuera de esta área se convierte en nuestra percepción. No podemos ser algo y percibirlo al mismo tiempo, sino que debemos ser siempre algo distinto de aquello que percibimos. Cuando percibimos sonidos pues, no podemos, en la medida en que percibimos sonidos, ser nosotros mismos sonidos. Y si respondemos imparcialmente a la pregunta:

¿Qué somos al percibir sonidos? - podemos llegar a la conclusión: En ese momento somos precisamente aquello que es la otra diferencia de nivel. Esta diferencia de nivel, (y - x' en el diagrama 1), la percibimos; no percibimos y-y', eso es lo que somos durante este tiempo; esos procesos químicos internos en nuestro organismo fluido que acompañan a nuestras percepciones del sonido y transcurren con la misma regularidad, eso es lo que somos. Lo que los efectos químicos provocan en nosotros atrae al mundo algo muy regular. No es en absoluto poco interesante considerar el cuadro siguiente. Ustedes saben, por supuesto, que el cuerpo humano consiste sólo en muy pequeña medida de componentes sólidos; más del noventa por ciento de él es una columna de líquido. Los procesos químicos que tienen lugar en nuestro organismo mientras escuchamos una sinfonía son de naturaleza muy sutil; son una estructura milagrosa completamente interior, constantemente fosforescente. Aquí somos lo que es la química de una pintura tonal. Y a través de esto percibimos el mundo tonal, que nos convertimos, por así decirlo, químicamente en lo que es el mundo tonal en el sentido en que lo he presentado aquí.

Ya lo ven, la comprensión humana se favorece esencialmente haciendo llegar al hombre la comprensión física. Pero para lograr algo así, siempre se trata de no formar esas ideas abstractas que hoy son particularmente populares en la física, sino de avanzar a ideas que realmente estén entretejidas con el mundo, el mundo objetivo. Básicamente, todo lo que la ciencia espiritual pretende como un esfuerzo por el conocimiento, pero también como un esfuerzo por la mente, está dirigido a lograr tal pensar realista en la evolución humana. Y es necesario que esto ocurra. Por eso es tan necesario que continúen los bellos esfuerzos que han surgido durante estos últimos quince días. Pueden ver en todas partes cómo una cosa vieja se está muriendo en el presente. ¿Acaso no es posible ver cómo una cosa vieja muere en las ideas físicas con las que no se puede hacer nada? Y puesto que todavía estamos intentando construir la percepción física de un modo muy imperfecto, -pues sólo pueden ser indicios de un tipo muy imperfecto-, ¿No muestra esto hasta qué punto nos encontramos hoy en un punto de inflexión en el desarrollo humano?

Como ven, queridos amigos, algo así debe llamar siempre nuestra atención: Debemos continuar estas cosas que ahora han surgido porque el Dr. von Baravalle, el Dr. Blümel, el Sr. Strakosch, el Dr. Kolisko han sugerido aquí, en los campos más variados, que debemos dar un nuevo impulso a lo que el desarrollo de la humanidad ha dado hasta ahora. Sólo así podremos sentar las bases del progreso. Porque, miren ustedes, fuera, en el mundo, se habla de la necesidad de construir. Hay que crear centros de educación popular. Sí, pero ¿Qué significa eso de que la gente pida que se construyan institutos populares? Se nos presenta el movimiento danés de los centros de educación popular. ¿Qué significa todo esto de los institutos populares? Lo que se ha hecho en las antiguas universidades se está trasladando a los institutos populares. Esto no crea nada nuevo. Sólo infecta a toda la nación con lo que hasta ahora sólo había infectado a nuestra educación académica. No hay nada más sombrío que pensar en el futuro, que lo que ha devastado las mentes de nuestros eruditos y personas educadas de esta manera, como hemos visto, ahora también congelará a toda la población educada de la tierra de la misma manera por medio del sistema de universidades populares.

Si se quieren crear centros de educación popular, en primer lugar hay que asegurarse de que en ellos se puede enseñar algo que, en su configuración interna, es en sí mismo una estructura. Primero necesitamos la ciencia que se puede hacer en los centros de educación popular. La gente siempre quiere quedarse en la superficie, siempre quiere coger sólo lo que hay. Del mismo modo que en política no se quiere lo nuevo, sino que siempre se quiere volver a intentar con lo viejo; del mismo modo que incluso los socialdemócratas no quieren construir algo nuevo, sino que quieren intentarlo con el viejo Estado, queriendo sólo poner ahí su mostaza, así también en el movimiento cultural intelectual no se quiere luchar radicalmente por una renovación de nuestra forma de conocer, sino llevar lo viejo, lo perecedero, al pueblo. Es precisamente en las observaciones físicas donde esto puede verse de forma más profunda y significativa.

Ciertamente, ustedes encontrarán bastantes cosas insatisfactorias aquí y allá en esta serie de conferencias, porque las conferencias sólo podían ser de carácter resumido, pero una cosa se les hará evidente en esta serie de conferencias: que simplemente es necesario reconstruir, reconstruir a fondo todo nuestro mundo físico, químico, fisiológico y biológico de las ideas. Por supuesto, sólo podremos avanzar en esto si seguimos educando no sólo al sistema escolar, sino también al propio sistema científico. Y si aquí, en nuestra Escuela Waldorf, se pudiera llegar a algo así, que en primer lugar ampliáramos las clases de enseñanza hacia arriba y en segundo lugar, al mismo tiempo que el sistema escolar, ampliáramos el sistema de academias, para el que en estos días hemos puesto una verdadera semilla, -pues era algo así como la semilla de un nuevo sistema de academias-, entonces en realidad sólo conseguiríamos lo que básicamente debe y tiene que conseguirse si no queremos que, en el ámbito espiritual, perezca la civilización europea. 

No hay más que ver el terrible ajetreo que hay en las academias del mundo de hoy: esto de leerse unos a otros, absorbido por toda la vida real, con largos tratados escritos en las academias, donde la gente se sienta en hermosos salones y se leen unos a otros sus largas conferencias y nadie escucha al otro.

Lo extraño es que uno sea especialista en este campo y el otro en aquél otro. El médico no escucha al matemático, pero el matemático lee. Y cuando el médico lee, el matemático está ocupado en sus pensamientos con algo muy diferente. Además, todo esto no es más que un signo tradicional exterior. Ahí es donde debe comenzar la renovación. La renovación debe comenzar en el centro del esfuerzo espiritual. Eso debe verse a través. Por lo tanto, se puede decir que si fuera posible llevar a cabo una expansión de nuestro pensamiento escolar en conexión con el esfuerzo por un nuevo tipo de realidad, solo entonces conseguiríamos lo que pretendemos.

Ya lo ven, queda mucho por hacer. Pero uno sólo aprende realmente a reconocer cuánto queda por hacer cuando se adentra en los detalles. Por eso es tan infinitamente lamentable que ahora personas que sólo traducen en frases los antiguos prejuicios cognitivos de la humanidad, -solo se han quedado en eso, pues ya ha pasado su tiempo-, sean realmente capaces de reunir grandes sumas de capital para poder montar sus academias y similares en el mundo. Nosotros lo estamos pasando mal preferentemente por la razón de que tenemos que impregnarnos de conocimiento: Es necesario un verdadero territorio nuevo. No podemos ceder a la ilusión: ¡Hacer centros de educación popular! Porque tenemos que vivir en la realidad y decirnos a nosotros mismos: primero tenemos que tener algo que enseñar en estos institutos populares. Pero del mismo modo que, quiero decir, se ha desarrollado una técnica fructífera incluso entre las líneas de la ciencia anterior, se desarrollará una técnica aún más fructífera cuando se popularice esa ciencia por la que estamos luchando aquí, por ejemplo, en el campo de la física. Como ven, en todas partes se intenta salir de lo teórico antiguo y entrar en lo real, de modo que las ideas estén ya saturadas de realidad. Esto también debe dar lugar a una técnica que proceda de manera muy diferente a la técnica anterior.

La práctica y el conocimiento, están, después de todo, internamente conectados. Y si se toca en algún punto aquello que hoy necesita ser reformado, como la física, se advierte enseguida lo que en realidad hay que hacer. A pesar de haber llegado el momento de separarnos de nuevo, me gustaría señalarles que en lo que aquí sólo se ha presentado resumidamente, vean algo que debería estimularles a ustedes mismos a desarrollar más estas cosas. Podrán ustedes desarrollarlas. Nuestros físicos matemáticos, que tenemos entre nosotros, estarán en condiciones de revisar las viejas fórmulas, y encontrarán que si trabajan en las viejas fórmulas el conocimiento que puede obtenerse de lo insinuado resumidamente que he dado, estas fórmulas sufrirán ciertamente transformaciones, que son en realidad metamorfosis, y de ellas brotarán muchas cosas que serán de inmensa importancia técnica para el desarrollo ulterior de la humanidad. Esto es algo que no se puede ni siquiera insinuar, sino que primero sólo se debe señalar.

Pero ahora debemos concluir estas reflexiones, cuya continuación debe recaer en sus propios trabajos independientes, y es a esto a lo que les insto especialmente. Porque ahora son extraordinariamente urgentes las cosas que se relacionan con el progreso de la humanidad en los tres campos. En primer lugar, las cosas son urgentes hoy: realmente no tenemos tiempo que perder, porque el caos está a la vuelta de la esquina. Pero la segunda es que lo correcto sólo puede lograrse mediante la cooperación humana regulada. Así que tenemos que intentar procesar en nuestro interior lo que se ha estimulado. Y encontrarán por otro lado, especialmente aquí en la Escuela Waldorf: En el momento en que se esfuerzan por aplicar a las lecciones ciertos conceptos rectificados, que hemos adquirido aquí, funciona igual. Pero también encontrarán que en la medida en que se vean obligados a aplicar estas cosas en los asuntos de la vida, también funciona. Y es de desear que hoy en día uno no tenga que hablar siempre sólo a un público de ciencias naturales, que en realidad ya absorbe algunas cosas, pero que siempre se encuentra expuesto, -ya lo he señalado a lo largo del curso-, al juicio de los "científicos correctos", de las "autoridades". Estas autoridades no tienen ni idea de que todo lo que miramos está, de hecho, constantemente influido por todo lo demás. Se nota en el lenguaje.

Observen que en el lenguaje dejamos que todo esté en interrelación mutua. Hablamos de un empuje. Sólo porque designamos con la palabra correspondiente algo que originalmente fue el empuje que nosotros mismos realizamos, hablamos de un empuje incluso en un espacio desprovisto de seres humanos. Y viceversa, hablamos de lo que sucede dentro de nosotros con palabras tomadas del mundo exterior. Pero no sabemos que debemos mirar en el mundo exterior, por ejemplo, en el cosmos planetario, si queremos comprender la constitución del cuerpo terrestre. Y por lo tanto, si no sabemos esto, no podremos aprender lo que es importante. Es cierto que podemos descubrir pequeñas cosas bastante interesantes si apuntamos el microscopio hacia algún germen vegetal o embrión animal, hacia alguna célula microscópicamente pequeña; allí descubrimos todo tipo de cosas realmente interesantes. Pero lo importante, lo que sospechamos, lo descubriríamos si viéramos los mismos procesos que están dentro del microscopio, de una sola vez, cuando tienen lugar macrocósmicamente. Si en primer lugar viéramos cómo la fecundación y la desfertilización tienen lugar continuamente en la interacción de la naturaleza exterior; si estudiáramos cómo deben captarse los planetas como puntos de partida para los imponderables efectos físicos; si captáramos el cosmos en sus puntos de partida para la germinación de las plantas, para la germinación de los animales; si mirásemos a gran escala todo lo que hoy intentamos ver, si volviésemos el microscopio sobre la célula a pequeña escala donde no está en absoluto; si intentásemos mirar todo lo que nos rodea... entonces progresaríamos. Hoy en día, el camino ya está claramente trazado. Está muy, muy extraviado por los prejuicios de la gente. Será difícil superar esos prejuicios. Pero depende de nosotros hacer todo lo posible para superar estos prejuicios.

Ojalá podamos continuar estas reflexiones algún día.

Traducido por J.Luelmo oct,2023