GA319 La Haya 16 de noviembre de 1923 La Ciencia Espiritual y el arte de curar -Proceso de sílice y fósforo en el ojo-

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EL ARTE DE CURAR -6-

Rudolf Steiner

  La Haya 16 de noviembre de 1923


Estructura tripartita del organismo humano. Proceso de sílice y fósforo en el ojo, polar: proceso de  plomo. Pensar. Esclerosis y su terapia. Leche, miel, azúcar. Proceso y formación de la plata, formación y extinción del fósforo. Cal - exhalación, fósforo - inhalación, relación con el sueño. Migraña, tifoidea, carcinoma y su tratamiento. Terapia de euritmia, arte y lenguaje de euritmia.

Permítanme que hoy profundice en algunas de las cosas que ayer me permití insinuar en principio. Incluso lo que diré hoy no puede dar más que algunas pistas, algunas sugerencias; mientras que, por supuesto, a todo lo que se puede decir sobre la medicina desde el punto de vista que indiqué ayer, se puede añadir una rica suma de pruebas que, por supuesto, no se pueden discutir hoy y en tan poco tiempo en general.

Ayer ya indiqué que mediante el perfeccionamiento interior del alma humana se puede llegar a distinguir en el hombre el cuerpo físico propiamente dicho, y luego lo que ayer llamé -como dije, hay que tener una terminología, y no hay que ofenderse por ello- el cuerpo etérico, que es el primer miembro suprasensible de la naturaleza humana; que hay que diferenciarlo entonces del cuerpo astral, del que también hablé ayer en su actuación en relación con la función renal, y finalmente de la organización del yo en el hombre. Cuando se habla del ser humano en estado sano o enfermo, siempre hay que ser consciente de que estos cuatro miembros del ser humano tienen funciones que se pueden distinguir claramente en un primer momento, que intervienen entre sí y ejercen efectos recíprocos entre sí en los estados sanos y enfermos. Y sólo cuando uno es capaz de visualizar la unidad del ser humano a partir de esta confluencia de cuatro, por así decir, niveles separados de función, es capaz de obtener una concepción real del ser humano sano o enfermo. Ya mencioné ayer que los procesos de enfermedad son procesos naturales. 

Y con una observación imparcial no se puede encontrar realmente un límite entre lo que se llama normal, los procesos sanos del organismo humano y los procesos enfermos, si no se conoce esta división de la naturaleza humana y se sabe así: Cuando alguno de estos miembros interviene en el conjunto de la unidad humana más de lo debido, entonces el resultado es precisamente el funcionamiento anormal, patológico, del ser humano.

Pero aún no se tiene una idea de cómo las diversas fuerzas, las sensoriales y las suprasensoriales, trabajan conjuntamente en esta estructura milagrosa del organismo humano, si no se sabe una cosa que en realidad estaba ante mí conceptualmente hace hoy más de treinta y cinco años, pero que sólo me he atrevido a expresar en los últimos años. Sólo en los últimos años he podido encontrar el valor para decirlo, y se verá que la investigación a la que se refiere aquí no procede de forma menos concienzuda que lo que hoy se considera comúnmente como investigación. Pues se trata de lo siguiente.

El ser humano también debe subdividirse según el sistema nervioso-sensorial, que se localiza en primer lugar en la cabeza humana. Pero las cosas en el ser humano no son de tal manera que se pueda decir otra cosa que: el sistema nervioso-sensorial se localiza preferentemente en la organización de la cabeza. Está extendido por todo el ser humano, y lo que debo distinguir como tres o cuatro miembros de la naturaleza humana se entrelazan; y se puede realmente, cuando se habla de la organización nerviosa-sensorial, decir exactamente, precisamente sólo: el ser humano es más "cabeza" en la cabeza, pero la organización de la cabeza, la organización nerviosa-sensorial está extendida por todo el ser humano.

Por lo tanto, en esta organización nervioso-sensorial interviene lo que, en el sentido más amplio, puede llamarse la organización rítmica del hombre. El ritmo de la respiración y el ritmo de la circulación de la sangre son los fenómenos más destacados dentro del ser humano rítmico; pero también entran en consideración otros ritmos: el ritmo del sueño y de la vigilia, el ritmo que se expresa en un sentido más estrecho en la digestión, etc. A su vez, el sistema rítmico se extiende por todo el ser humano y sólo se localiza preferentemente en la parte central del mismo. Y en tercer lugar tenemos que distinguir - podemos verlo de una manera u otra - el sistema metabólico-motor. Esto significa que tenemos el sistema que sirve preferentemente al movimiento del ser humano y que a su vez se extiende por todo el ser humano. Estos dos sistemas, el sistema metabólico y el sistema locomotor, también están completamente conectados entre sí, lo que quizás se desprenda del contenido interno de la observación que voy a hacer. 

Ahora bien, estos tres sistemas, aunque se entrecruzan, están estrictamente diferenciados entre sí, por lo que podemos decir: En la organización nervioso-sensorial lo que es el cuerpo físico, el cuerpo etérico, el cuerpo astral y la organización del yo funciona de forma muy diferente a, por ejemplo, en la organización rítmica o en la organización metabólica y de las extremidades. Estos cuatro miembros de la naturaleza humana -cuerpo físico, cuerpo etérico, cuerpo astral y yo- están presentes en los tres sistemas, que están, por así decirlo, localmente separados unos de otros, pero intervienen en cada uno de estos sistemas a su vez de las formas más diversas.  Y sólo cuando uno es capaz de establecer cómo, por ejemplo, la organización del yo o el cuerpo astral intervienen en el sistema de la cabeza, es capaz de hablar de personas sanas y enfermas de una manera exacta y apropiada.  Me gustaría discutir esto para un caso concreto. 

Tomemos la organización de la cabeza, y ahora más cómo se localiza el sistema nervioso-sensorial en la cabeza.También aquí hablamos, por supuesto, de todo el ser humano, porque lo que puede decirse de la cabeza también está presente en menor grado en el ser humano rítmico, en el ser humano medio y en el ser humano metabólico y de las extremidades.  Pero uno ya puede aclararse a sí mismo lo esencial de lo que es importante aquí mediante la organización de la cabeza: Se trata -como he dicho, con la restricción que he hecho ahora- de lo que se localiza en primer lugar en esta organización de la cabeza. El ser humano también es enteramente cabeza, pero estoy hablando de la organización de la cabeza en el sentido más estricto. Allí, en primer lugar, se localiza la organización nerviosa-sensorial; los diversos órganos sensoriales de percepción tienen sus efectos en el interior del organismo humano, eso es lo que debemos decir si queremos hablar exactamente de los sentidos. Ahora bien, la pregunta es: ¿qué tenemos realmente ante nosotros cuando hablamos de la organización de los sentidos? - También aquí sólo puedo dar una especie de orientación.

De la organización de los sentidos se suele hablar de forma extraordinariamente abstracta, de modo que se habla de ella como de meros conceptos. La base anatómico-fisiológica es ciertamente discutida, pero - esto es ya evidente por los argumentos terriblemente diletantes que uno encuentra en la fisiología - el funcionamiento real dentro del tracto sensorial es algo que básicamente nunca se considera en términos concretos. Porque esto es algo que se comporta en la relación inversa de tal manera que se puede decir: La función respiratoria está en proporción inversa a la función sensorial, al igual que el sistema de circulación sanguínea está en proporción inversa a la función digestiva. Así pues, la función digestiva es, expresándolo a grandes rasgos, hasta cierto punto una circulación sanguínea condensada. O viceversa: lo que circula por la sangre es un proceso digestivo refinado. Y el proceso sensorial es un proceso respiratorio refinado. También podría decir: el proceso respiratorio es un proceso de percepción sensorial refinado. Estos dos procesos difieren cuantitativamente, no cualitativamente. Esta es la razón, por ejemplo, de que en la metodología prescrita en la filosofía del yoga indio para una cognición más profunda, no se utilice el mero proceso ordinario de los sentidos nerviosos, sino un cierto proceso respiratorio modificado. Lo que se debe lograr en el ejercicio de yoga en este proceso de respiración modificada no es otra cosa que una cognición más gruesa. En este proceso de llevar a cabo el proceso cognitivo a través de la respiración de la filosofía del yoga de la India, hay en realidad una profunda sabiduría. Pues precisamente lo que tiene lugar desde los sentidos hacia el interior es un proceso de respiración refinado, hasta cierto punto espiritualizado. En este refinado proceso de respiración, es decir, quisiera decir, en aquellos lugares donde la percepción de los sentidos tiene lugar por primera vez, debe estar presente en la mayor libertad posible la función del yo y la función del cuerpo astral. Estos deben ser capaces de trabajar en el ojo, deben ser capaces de trabajar en el oído; pero deben ser capaces de trabajar de tal manera que el efecto se transmita realmente al organismo físico.

Si examinamos el caso del ojo, lo encontramos de la siguiente manera. En el ojo existe, en primer lugar, la organización física del ojo. Dentro de él se encuentra el cuerpo etérico del ojo, que se encarga de la vitalidad. Sin embargo, tenemos el astral y la organización del ego del hombre; estos deben actuar independientemente para el ojo, pero deben apoderarse de la sustancia física del ojo. Ahora bien, en el sentido de lo que indiqué ayer, lo que se encuentra en el organismo humano se encuentra también en la naturaleza exterior, sólo que el proceso natural no se encuentra como proceso sano en el organismo humano, sino cuando está enfermo; pero un proceso sano en los acontecimientos naturales corresponde siempre a un proceso en el organismo humano. Lo que para los órganos de los sentidos se encuentra fuera en la naturaleza, se encuentra de manera excelente si se considera ese modo de funcionamiento que, quiero decir, se mantiene en la sílice, en el cuarzo, en el ácido silícico, si se considera, por tanto, como un proceso vivo lo que se nos presenta como algo que se ha vuelto sólido, como algo que se ha coagulado. Todos los cuerpos sólidos son sólo procesos solidificados, procedimientos solidificados.

Así pues, cuando observamos el proceso del ácido silícico, debemos decir: Dondequiera que encontremos ácido silícico en el exterior de la naturaleza, dondequiera que encontremos cuarzo -también está presente en otras sustancias de la naturaleza, pero más excelentemente en el cuarzo- en lo que allí tiene lugar tenemos algo que corresponde en el hombre a lo que tiene lugar a través de la organización humana, por ejemplo, en el ojo o en otro órgano sensorial. No es que se pueda decir que tenemos cuarzo en el interior; sino que lo que tenemos en el ojo o en otro órgano sensorial es la funcionalidad, según el proceso, lo mismo que lo que ocurre en el exterior en el cuarzo. Y asimismo, si observamos este proceso en los órganos de los sentidos, que resulta ser idéntico al proceso en el cuarzo, llegamos a la conclusión -y esto lo demuestra también la mineralogía en la analogía del proceso natural externo- de que con todo lo que puede haber en un proceso como el que tenemos en el cuarzo, lo que menos coopera armoniosamente con él es todo lo que conlleva de nuevo la organización del fósforo.  Por lo tanto, si se observa lo que se ha convertido en sólido en el fósforo como un proceso vivo en la naturaleza exterior y se toma la interacción viva de ambos, se tiene el mismo proceso que se tiene en el ojo humano - como representativo de la organización sensorial en general.  Y a través de esta interacción de un proceso que es como el proceso fosfórico y otro proceso que es como el proceso del ácido silícico, el ojo es el órgano en el cual puede intervenir la organización física del ojo, aquello que está presente en el hombre como yo y como cuerpo astral. 

En todas partes, la organización física debe crear la base para que lo espiritual intervenga de forma correcta.

Ahora se trata de otra cosa. Si el proceso que tiene lugar en el ojo a través de la interacción del proceso fosfórico y el proceso del ácido silícico, que representa una interacción íntima y armoniosa de los dos, continuara en el cerebro, estaríamos completamente llenos de un proceso sensorial, estaríamos completamente entregados a la naturaleza, no nos sustraeríamos a la naturaleza como seres humanos. Pero debemos salir de la naturaleza como seres humanos. Y para ello debe producirse un proceso diferente en el cerebro que en los sentidos, un proceso que separa al ser humano de los procesos de la naturaleza. Mientras que en el ojo tiene lugar algo que no es más que la continuación de un proceso natural externo hacia la vitalización -los órganos de los sentidos son en realidad como golfos que se extienden hacia el interior del ser humano-, algo debe separarse en el cerebro, hacerse independiente.

Esto ocurre nuevamente a través de un proceso que también encontramos fuera en la naturaleza. Lo que en nosotros -si se me permite ahora expresarme psicológicamente- hace que la idea salga de la percepción con la ayuda de la organización humana, es un proceso dentro de la organización nerviosa-sensorial que se corresponde con aquellos procesos que encontramos fuera en el plomo.  Por lo tanto, podemos decir: Si lo que es percibido por el ojo en la percepción se remonta ahora al sistema nervioso-sensorial, entonces debe ser conocido por un proceso que es el mismo que el proceso de plomo. Sólo así el hombre puede pensar lo que percibe. De este modo, el cerebro se convierte en un órgano del pensar; de lo contrario, sería también un órgano de la percepción. De este modo, el ser humano se vuelve independiente.

Con esto señalé algo que es característico de la organización de la cabeza. Así que dije: lo mismo que ocurre fuera en el proceso del plomo debe tener lugar en la organización de la cabeza, para que el proceso de pensar pueda surgir en el ser humano.

Tomemos ahora <la función del plomo> y no la llevemos a la organización nerviosa -cuando el hombre nace, el plomo está ahí desde la propia naturaleza, la función del plomo está ahí sin que se pueda probar la sustancia del plomo-, pero llevemos ahora la función del plomo a la organización digestiva y al más allá; la vida ya se encarga de ello, por ejemplo a veces en el caso de la intoxicación por plomo.  Si se observa ahora en todos los fenómenos lo que el plomo hace al metabolismo de los miembros del hombre, se obtendrá un cuadro que, aunque se presenta en varios síntomas individuales, se resume realmente de forma más característica, por ejemplo, en el complejo sintomático de la demencia senil o de la arteriosclerosis cerebral: se obtendrá entonces el cuadro del organismo humano que decae en la vejez. En otras palabras: Si aplico el mismo proceso que asegura mi independencia como ser orgánico en el cerebro al otro polo del ser humano, al sistema digestivo y al sistema de extremidades conectado con él, entonces obtengo una imagen de una enfermedad; así que lo que es un proceso de enfermedad en el sistema metabólico y de las extremidades es una función orgánica necesaria para el ser humano nervioso-sensorial.  Por lo tanto, si considero que la esclerosis es una muerte lenta, también debo decir que en cierta forma debilitada debe seguir funcionando en la cabeza humana, donde es la condición normal. 

Así, los tres miembros del ser humano son diferentes entre sí: lo que es el estado normal en un miembro, en la organización nerviosa-sensorial, es un síntoma de enfermedad en el otro miembro del organismo humano. Pero ya lo dije ayer: ¿Cómo debemos enfocar ahora la terapia?

Debemos tomar del cuerpo astral y de la organización del yo lo que constituye el proceso de la enfermedad y de lo que el cuerpo astral y la organización del yo deben ocuparse cuando el proceso de la enfermedad puede proliferar sin ser molestado. Entonces, ¿Qué debemos hacer cuando tenemos esclerosis? Debemos abordarlo de tal manera que tomemos del cuerpo astral humano para el sistema metabólico-motor lo que tiene que ver con el cuerpo envejecido y decadente que se está volviendo esclerótico. Y esto lo podemos hacer si lo entregamos al plomo, al plomo en una determinada dosis. Y esto lo podemos hacer <si lo entregamos al plomo, al plomo en una determinada dosis. Y esto ha llevado a que hayamos llegado a un remedio como el que encontrará en nuestro directorio como remedio número I, como remedio para la arteriosclerosis. Por lo tanto, está claro desde el principio, a través del conocimiento humano real, que se puede tratar sustancialmente la esclerosis a través de la función de plomo introducida en el ser humano de forma adecuada; sólo que ahora hay que hacer que el plomo sea efectivo. Porque no se dice fácilmente que cuando he introducido el plomo en el organismo lo he hecho realmente efectivo.  Aquí es donde entran los otros elementos de un verdadero conocimiento del hombre. 

Es útil saber que en el organismo humano se puede distinguir entre las fuerzas que construyen y las que destruyen. Éstas últimas están activas, por ejemplo, en la esclerosis, donde el organismo humano decae. En la cabeza, en el cerebro, el organismo humano está en continua decadencia, pues el cerebro está siempre lleno de una tranquila esclerosis; eso radica en su organización. Todo depende, por tanto, de que ahora se puedan distinguir los procesos de descomposición y los procesos reales de vitalización, los procesos de construcción, los procesos de crecimiento. Si estos dos procesos pueden distinguirse correctamente el uno del otro, entonces se observa primero lo que en el organismo humano lleva los procesos de construcción en el sentido más eminente: en la primera infancia es todo el organismo humano. Todavía no está sobrecargado con los órganos para el pensar, con los órganos para las otras actividades mentales; primero vive en la organización del crecimiento. Si ahora tomamos la relación de la función de la leche con el organismo infantil humano, encontramos que en esta función de la leche se encuentran precisamente las fuerzas plásticas que el organismo necesita en la infancia. En la vida posterior no podemos obtener de la misma manera las fuerzas plásticas que siguen siendo necesarias y que obtenemos a través del consumo de leche en la infancia. Incluso cuando nos hemos hecho muy mayores seguimos necesitando fuerzas plásticas, fuerzas formativas, que transformen el alimento que tomamos en las formas del organismo. Ahora resulta que nada promueve estas fuerzas plásticas, estas fuerzas formativas, que nada promueve la asimilación de las sustancias ingeridas en el organismo humano mejor que un consumo a menudo bastante débil de miel. La miel tiene un efecto muy similar en el organismo metabólico de las extremidades de los ancianos que la leche en el organismo cerebral, y especialmente el de los niños. Esto nos indica que hay fuerzas formativas especiales en la miel que no descubrimos simplemente analizando la miel químicamente, sino que sólo encontramos cuando reconocemos realmente en toda la vitalidad las relaciones que el hombre tiene con las demás sustancias del universo. Y esta capacidad de la miel para construir formas -pues para una interpretación más exacta resulta que la miel se apodera del organismo humano de tal manera que preferentemente el cuerpo astral puede ejercer sus poderes formativos- estos efectos de la miel pueden después ser apoyados por la adición de azúcar, siempre que por otra parte, el organismo humano pueda tolerarlo. Encontraréis, por tanto, que nuestro primer remedio para la esclerosis es un preparado de plomo, miel y azúcar, combinados de forma especial, funcionalmente combinados. 

Pero al mismo tiempo esto apunta al hecho de que depende de cómo se haga algo así. Porque, en cierto sentido, debe surgir en la propia preparación un funcionamiento interno de las fuerzas del plomo con las de la miel y el azúcar. Este preparado está hecho de tal manera que cuando se introduce en el organismo humano asume las fuerzas esclerotizantes. Toma las fuerzas esclerotizantes del cuerpo astral y de la organización del yo del ser humano; éstas se liberan de nuevo y pueden ahora trabajar para la organización normal y sana del ser humano. Pero lo que introduzco en el organismo humano con esta preparación es lo que antes tenían que hacer el yo y el cuerpo astral, que por tanto no eran libres y derivaban sus funciones del proceso de la enfermedad. Ahora entrego el proceso de la enfermedad a mi preparación. El plomo es especialmente eficaz en este sentido; se encarga de la esclerotización, ya que es su propia naturaleza tener un efecto esclerotizante. Pero primero tengo que encontrar los caminos a través de la plasticidad del organismo, a través de los cuales llevo el plomo a donde se necesita: esto sucede a través de la composición con miel y azúcar.

Así que nuestros preparativos están hechos para contener, en primer lugar, lo que puede asumir un proceso patológico.

Sin embargo después, sus composiciones y todo su método de elaboración son tales que lo que quiero introducir en el ser humano, para que se haga cargo del proceso de la enfermedad, pueda propagarse en el organismo de la manera correcta. De este modo, nuestros preparativos se producen de forma absolutamente racional. Como resultado -y esto se pudo observar siempre en el Instituto Arlesheim de la Dra. Wegman de etapa en etapa cuando aplicamos nuestras preparaciones- se produce realmente en la curación de este tipo -que es necesaria- que uno sabe: el organismo humano es así; si le aplico algo, debe producir un cambio correspondiente en él. Si ahora observo el cambio mientras ocurre, observo el proceso que es el proceso de curación; observo lo que he supuesto. Y eso es tan importante en nuestro método, que no probamos externamente y determinamos por estadística, sino que predecimos racionalmente lo que debe ocurrir, y que luego se puede comprobar, ya en la primera etapa de lo que ocurre, si se producen realmente los efectos correspondientes.

De este modo, también se ve cómo actúa el ácido silícico que contiene el Equisetum, del que ya se habló ayer. He hablado del hecho de que la forma especial en que el ácido silícico está contenido en el Equisetum tiene un efecto sobre la función renal. Hoy en día, desde el punto de vista anatómico y fisiológico, no se tiene en cuenta que el sistema nervioso-sensorial sólo puede separarse de forma abstracta del sistema circulatorio y metabólico. En cierto sentido, todos los órganos son órganos sensoriales, y el riñón es un órgano especialmente importante del abdomen humano. Así pues, cuando utilizo el ácido silícico, como expliqué ayer, tal y como está presente en el Equisetum, aumento la sensibilidad del riñón y, por tanto, tengo un efecto sobre aquellos procesos del organismo humano que se derivan de un embotamiento de la sensibilidad interna del riñón. 

Lo que se puede ver de forma sobresaliente en los órganos de los sentidos puede aplicarse a su vez de una forma determinada a todo el organismo humano. Algo así puede quedar especialmente claro si se considera, por ejemplo, el efecto del fósforo en un caso especialmente llamativo. Sin duda, es algo extraordinariamente interesante observar los procesos fisiológicos y anatómicos en la formación del embrión humano. Ahora bien, en la formación embrionaria humana hay dos procesos que interactúan y que, por lo general, no están muy bien separados si uno los mira anatómico-fisiológicamente hoy en día. En primer lugar, está todo lo que se agrupa en torno a la formación del óvulo fecundado. Después, todo lo que ocurre en el corion desde el entorno, desde el útero y demás, desde los órganos femeninos que envuelven al embrión. Si se estudia esto, todo lo que es organización está, por supuesto, impregnado no sólo de organización física, sino también de organización etérica, astral y del yo. Pero si observamos primero este proceso -quiero llamarlo proceso centrífugo, porque es un proceso irradiante- que, partiendo de la célula germinal fecundada actual, se desarrolla cada vez más a través de la diferenciación, y que se convierte en el embrión central, encontramos por un lado en este proceso, como efecto principal, como efecto particularmente predominante, algo que se puede encontrar de nuevo en el proceso que se registra en la sustancia de plata. Por paradójico que parezca, en la sustancia de plata tenemos algo que puede aumentar hasta la excreción que tiene lugar en el óvulo, - al fin y al cabo es una excreción - del organismo humano. En la plata, en su aspecto funcional, tenemos las mismas fuerzas excretoras que actúan en el ser humano, también ahí fuera de la naturaleza, en la sustancia de la plata. Por el hecho de que la plata tiene un efecto excretor en un sentido tan eminente, se puede ver toda la tremenda importancia de la plata en la dosis adecuada para el abdomen humano en general. Y por lo tanto, cuando la sustancia de plata se introduce en el proceso digestivo en dosis finas, de nuevo con los agentes aglutinantes necesarios, los aditivos necesarios, se puede actuar precisamente en los procesos excretores. Si los procesos de secreción se tambalean, se puede actuar sobre ellos de una manera extraordinariamente significativa.

Pero si ahora tomamos lo que ahora actúa centrípetamente, <que emana del útero, es decir, que entra desde el exterior, entonces tenemos allí de nuevo en un sentido eminente en una sustancia externa, a saber en el fósforo, lo mismo que emana de las paredes de los órganos uterinos femeninos hacia el interior, que emana de allí y actúa hacia el embrión. De nuevo, vemos la importancia de las fuerzas contenidas en el funcionamiento del fósforo. Funcionan justo en el sentido contrario al de la plata; actúan de tal manera que impulsan todo en el ser humano. Mientras que, por ejemplo, la plata desarrolla la tendencia excretora, especialmente para el abdomen, el fósforo desarrolla las tendencias que conducen al interior del cuerpo. Así que en la plata se tiene algo que en el sentido más eminente produce las formas del cuerpo físico del hombre, mientras que en el fósforo se tiene algo que extingue estas formas, que impulsa al hombre y extingue la organización física, hace que esta organización física se extinga para el cuerpo astral y el yo. El fósforo es, pues, lo que expulsa la organización astral y el yo del ser humano. En este sentido, la plata y el fósforo son sustancias polarmente opuestas. 

Para el organismo rítmico y para el organismo de la cabeza, es decir, para el sistema circulatorio y para el sistema nervioso-sensorial, existe otro polo opuesto al fósforo: se trata de la cal, el carbonato cálcico. Este carbonato cálcico, cuando se introduce en el organismo humano, tiene la peculiar tendencia a tener un efecto excretor. Sí, en el caso del carbonato cálcico, en el caso de la cal, las fuerzas centrífugas e irradiantes del ser humano se manifiestan de forma exteriormente natural en la cal; por lo que, si estas fuerzas irradiantes se vuelven demasiado fuertes y con ello surgen formaciones de enfermedad, puedo reducir estos procesos de enfermedad precisamente mediante preparados de cal. Pero lo que estoy tratando de decir se vuelve particularmente claro si ahora trazamos cómo la cal suministrada al organismo humano es algo que se excreta en todas partes del organismo humano.  Quiero decir que en el organismo más inferior tiene un competidor en la plata, pero también tiene allí un efecto excretor; de modo que la cal excreta en todas partes tanto la materia acuosa como la aérea del organismo. Por lo tanto, las fuerzas de cal que se localizan en el organismo humano son también todo lo que subyace a la exhalación humana. La cal tiene en sí misma la fuerza que actúa como motor de la exhalación.

Y también tiene en sí mismo esas fuerzas que expulsan el calor en el organismo nervioso-sensorial, provocan una especie de enfriamiento del organismo nervioso-sensorial. Así pues, en el organismo inferior, en el organismo metabólico y de las extremidades, trabaja para expulsar los fluidos, en el organismo rítmico trabaja para expulsar las sustancias aéreas, en el organismo nervioso-sensorial trabaja para expulsar el éter calórico, o el calor, si lo preferís.

En cada una de estas relaciones el fósforo actúa en oposición a la cal. Actúa de tal manera, se puede estudiar esto de nuevo en el cuadro de la intoxicación por fósforo, que introduce en el hombre metabólico y de las extremidades el líquido, mejor dicho: el sólido en forma disuelta, de modo que es el motor impulsor de la inhalación, de todos aquellos procesos respiratorios dirigidos hacia el interior. Introduce el aire en el organismo de tal manera que tiene un efecto de calentamiento en la organización nerviosa-sensorial. - Pero como la cal es la expulsora, hace un hueco en el organismo humano para el funcionamiento del cuerpo astral y la organización del yo; pudiendo entonces entrar.

Precisamente a través de lo que la cal expulsa, el cuerpo astral y la organización del yo pueden entrar en el ser humano. Por otra parte, lo que el fósforo impulsa en la organización física, hace salir el cuerpo astral y el yo. De la manera más superficial se pueden estudiar estas cosas a partir del hecho de que la cal, por así decirlo, vincula en todas partes tanto el yo como el cuerpo astral en su fase de vigilia con el cuerpo físico. Pero, ¿Qué significa esto: el cuerpo astral y el yo atado al cuerpo físico? Eso significa: que padezco de insomnio. Si no puedo sacar la organización del yo y el cuerpo astral del organismo humano, padezco de insomnio. La función de la cal, si no es contrarrestada por la función del fósforo, es una causa constante del insomnio y, por tanto, de todos los procesos relacionados con él. En el momento en que introduces el proceso del fósforo en el organismo humano, promueves la capacidad de dormir; de este modo promueves aquello que hace salir del organismo humano el cuerpo astral y el yo, pues éstos salen durante el sueño. En el sentido más eminente esta cualidad tiene la función de fósforo, en menor grado tiene la función de azufre. Y si tenemos irregularidades en el sistema rítmico, podemos utilizar azufre en lugar de fósforo. Si, por ejemplo, estamos tratando el insomnio, que muestra sus síntomas en el hombre rítmico, tendremos que tratar con algún preparado de azufre para el proceso de curación.

Ciertamente, sólo pueden ser indicaciones. Pero estas indicaciones pretenden mostrar que en todo lo que aquí se apunta como diagnóstico racional, ya está contenida la terapia racional. 

Porque si procedo fisiológicamente, me dan, por ejemplo, un proceso refinado de esclerotización en la cabeza humana. Utilizando tales expresiones, que ponen al ser humano en conexión con la naturaleza circundante, puedo ahora llamar proceso conductor a lo que subyace al pensar en el cerebro humano como función orgánica. Veo este proceso de plomo, sin la sustancia del plomo, en la organización humana nervioso-sensorial; lo veo como un veneno en la otra organización, en la organización metabólico-motor.  Una imagen me muestra de forma espantosa lo que siempre ocurre de forma más sutil en la organización nervioso-sensorial. Pero ahora también puedo saber: si introduzco la función de plomo, el proceso de plomo, en el hombre metabólico y de las extremidades, entonces tomo de este hombre metabólico en relación con la organización astral lo que debe ser quitado.  Y así he permitido que se produzca la curación. Así que ya no hago distinción entre lo que es el diagnóstico, lo que es la patología y lo que es la terapia, porque ambos confluyen. Se reconoce la enfermedad y se conoce el proceso en la naturaleza externa que puede asumir este proceso de enfermedad en el organismo humano. Uno reconoce lo uno de lo otro. Las mismas cosas entre las que hoy existe un terrible abismo: la patología y la terapia, están entrelazadas, hechas una sola a través de esta base antroposófica racional de la medicina.

Sin embargo, por otro lado, se arroja la correspondiente luz sobre los propios procesos de la enfermedad. Tomemos una enfermedad por la que, cuando la mencionamos, siempre se ríen de nosotros, porque para el médico se considera una enfermedad bastante insignificante -para el médico en Europa Central es así; no sé si es lo mismo en Holanda- sólo que para el paciente esta enfermedad es bastante desagradable: me refiero a la migraña. Sólo se puede entender si se sabe que consiste en que un proceso que no está previsto en la organización nerviosa-sensorial -en la cabeza-, a saber, un proceso metabólico, hipertrofia, por así decirlo, el fino proceso metabólico que siempre tiene lugar en la cabeza. Así que hay un proceso metabólico en la cabeza que no debería estar ahí, y ahora se trata de sacar este proceso metabólico de la cabeza. ¿Cómo se hace esto? Pues bien, en primer lugar hay que introducir en el ser humano aquello que pueda asumir este proceso metabólico, que pueda llevarlo a cabo por sí mismo.

Después de lo que he dicho antes, ahora encontrarán que se trata del ácido silícico. He dicho que debe entrar en la organización sensorial, que también se irrita en la migraña. Si llevamos el proceso del ácido silícico al organismo de la cabeza humana, entonces tenemos el efecto de eliminar el proceso patológico de la migraña de la cabeza. Pero antes debemos traer a la cabeza el proceso del ácido silícico. Si queremos que el preparado se forme de tal manera que pueda ser absorbido por la boca, debemos procurar que no se atasque en algún punto de la digestión en el camino. Para ello debemos hacer que el cuerpo astral sea lo más activo posible, de modo que en las ondas ascendentes a través de todo el proceso de la digestión, lleve hasta nosotros el ácido silícico que llevamos a través de la preparación a la organización de la cabeza. Sólo podemos hacerlo si promovemos, por así decirlo, el flujo ascendente del ácido silícico ingerido haciendo algo para que el cuerpo astral entre en acción en la medida de lo posible. Es decir, hay que desechar de todo lo que media entre el cuerpo inferior y la cabeza -especialmente el ritmo de la circulación- todo lo que pueda impedir que el cuerpo astral trabaje vivamente. Esto es lo que ocurre cuando usamos azufre. Así, el ácido silícico y el azufre deben encontrarse en nuestro preparado, procesado de una manera determinada. Pero en el organismo humano debe ser así, no sólo algo funciona hacia arriba, sino que precisamente cuando atacamos el sistema rítmico, el ritmo debe ir hacia arriba y hacia abajo. Seguimos el ritmo de la respiración arriba y abajo, seguimos el ritmo de la circulación arriba y abajo. Este subir y bajar es promovido esencialmente por esa función que de nuevo reside en la sustancia del hierro. Y esto, lo que queremos: inundar una vez, pero luego evitar que se asiente en la parte superior, que sólo se asiente algo en la parte superior, y no esté comprometido todo el hombre, esto se lleva a cabo por el hecho de que hacemos una preparación en un determinado procesamiento, que contiene hierro, azufre y ácido silícico.  De esta manera obtenemos nuestro preparado, el Biodorón, que sirve en el sentido más eminente para sacar la migraña de la cabeza, pero luego para volver a poner lo que así sacamos de la cabeza en toda la organización del ser humano de manera correcta. 

Lo que se puede decir de la enfermedad menor, la enfermedad trivial de la migraña, aunque se vuelve más grave, en principio, si se persigue lo contrario. Cuando ese proceso, en particular, en el que la respiración pasa a ser -como dije antes- una respiración refinada, que entonces se produce como proceso nervioso-sensorial, este proceso, que por lo tanto debería tener lugar realmente sólo en la parte inferior del ser humano superior, aproximadamente -esto es sólo aproximado y groseramente expresado- en la región entre los pulmones y las regiones inferiores de la cara, Si este proceso, este matiz particular del proceso de circulación humana, es forzado y este proceso, que ya se ha convertido en un proceso nervioso-sensorial, a saber, un proceso nervioso en la cabeza, tiene lugar en el tracto intestinal humano, entonces tenemos un proceso que debe estar en el ser humano; Sólo que no pertenece al tracto intestinal, sino a la cabeza. Allí tiene su lugar normal. Si entra en el tracto intestinal, allí se convierte en tifoidea. Y hemos comprendido simplemente con esto lo que es un proceso natural -todo proceso de enfermedad es un proceso natural-, es decir, lo que puede ser un proceso de enfermedad en el ser humano: algo que está justificado en otro lugar está desubicado en este caso. En cierta parte del organismo, el proceso que interviene en los fenómenos tifoideos es normal; en el tracto intestinal es una enfermedad. Es una enfermedad que se presenta de esta manera. 

Ahora debemos tener algo en la organización de la cabeza donde el mundo exterior puede tener un efecto particularmente fuerte. Sabemos, por supuesto, que lo que menos se siente es la cabeza; sin embargo, sentimos el entorno a través de la cabeza. El entorno debe fluir en nuestra cabeza. Así que tenemos algo en nuestra cabeza con lo que vivimos más fuertemente en el mundo exterior. Sólo tenemos dos de esos miembros organizativos con los que vivimos tan fuertemente en el mundo exterior: ese es la propia cabeza, especialmente ese tramo que acabo de caracterizar, donde la respiración pasa a la función nervioso-sensorial; y luego tenemos algo más que les parecerá muy paradójico. Pero cuando hayamos creado la literatura médica para este asunto con más detalle -lo haremos en un futuro muy cercano-, entonces entrad en las cosas que se pueden encontrar allí y veréis cómo la función del hígado es de una manera completamente diferente algo que refleja más el mundo exterior dentro del organismo humano. El mundo exterior actúa en el hígado como si el otro organismo casi no existiera. Este es el tipo especial de función del hígado. Pero si lo que se supone que está localizado de esta manera como base real de los efectos externos, si eso ocurre donde es un efecto interno, donde se supone que no está, es decir en el tracto intestinal, entonces tenemos algo en este tracto intestinal que está funcionalmente al margen del organismo humano. Si ahora buscamos de nuevo en la naturaleza más amplia cómo podemos, por así decirlo, volver a interiorizar este modo de acción externalizado en el intestino y devolverlo al funcionamiento humano, entonces se nos presenta el proceso que se solidifica en el antimonio. El antimonio es un cuerpo que reacciona de forma extraordinariamente fina a los efectos de las fuerzas de su entorno. 

La estructura del antimonio es como una dinamita manifiesta. Imagínense estos mechones de radiación, traten de sentir cómo quiere arrancarse para convertirse en un mineral a través del llamado proceso Saiger; pueden ver que el antimonio es, hasta cierto punto, sensible a los minerales, internaliza los efectos externos. Esto es particularmente evidente en el hecho de que, bajo ciertas condiciones, el antimonio puede ser tratado electrolíticamente. Si luego se lleva al cátodo, se produce una explosión como resultado de la más mínima inducción. Cuando uno se da cuenta de todo esto, cuando sabe cómo está el antimonio en relación con las fuerzas que actúan en todo el universo, entonces también se da cuenta de cómo el proceso del antimonio, cuando se procesa correctamente y se introduce en el organismo, puede retomar el proceso de la fiebre tifoidea; de modo que así, de nuevo, el yo y el cuerpo astral pueden liberarse de su trabajo en el proceso de la fiebre tifoidea y el ser humano puede así recuperar gradualmente la salud. 

Con esto he tratado de indicar en principio lo que se puede llamar una medicina racional. Nuestros preparativos, que hasta ahora rondan los doscientos, se han producido siempre de dos maneras a lo largo del tiempo. En primer lugar, se reunió un gran número de médicos escépticos respecto a los métodos terapéuticos actuales y que se preguntaban si no era posible, a través del conocimiento antroposófico, encontrar relaciones entre el ser humano y su entorno que indicaran algo en las sustancias circundantes y en su procesamiento y aplicación que pudiera proporcionar un remedio. Ahora bien, en la Antroposofía hay un conocimiento exacto muy detallado del hombre, un conocimiento del hombre según el cuerpo, el alma y el espíritu, así como un conocimiento detallado de la naturaleza según los diversos reinos de la naturaleza y los diversos ingredientes de los reinos de la naturaleza. Y eso fue lo primero que se me encomendó como tarea: recorrer el camino, por así decirlo, para buscar procesos naturales y examinar hasta qué punto estos procesos naturales representan procesos de enfermedad.  Así que pasé de la naturaleza exterior al ser humano. De este modo, primero encontraréis el remedio para la esclerosis que ha tomado este camino. He intentado averiguar cómo puede actuar el Plumbum metaliicum y algún sistema plástico-dinámico, como es el de la miel, el azúcar o la leche. De ese modo, yendo de fuera hacia dentro en primer lugar, han surgido una serie de remedios.

Entonces surgió la pregunta: ¿Cómo se pueden traer estos remedios al mundo? Dije: no quiero tener una fábrica de remedios sin que las clínicas estén asociadas a ella. Así surgieron las clínicas. Y después de disponer de una serie de remedios, las clínicas empezaron a utilizarlos.

Entonces resultó lo que acabo de decir. Y como yo mismo estoy ahora en Dornach, y Ariesheim es uno con Dornach, y los Institutos de Ariesheim están afiliados al Goetheanum, me ha sido posible, a través de la estrecha colaboración con la doctora Wegman, tomar el camino inverso para otra serie de remedios, para buscar el camino desde el proceso de la enfermedad: ¿dónde se encuentra este proceso natural correspondiente a un proceso de la enfermedad? Es decir, venir, por así decirlo, del ser humano a la preparación natural en cuestión.

De este modo, lo que se puede encontrar como remedios confluyó, es decir, especialmente en Ariesheim, donde el Instituto Clínico Terapéutico de la Dra. Wegman -donde prevalece lo que comenté ayer: el verdadero valor de la curación- está afiliado al Laboratorio Farmacéutico Internacional, que se ocupa de la producción de los correspondientes remedios, que se van a traer al mundo de las más diversas maneras y que ustedes pueden conocer si están interesados en ellos. No quiero parecer agitador, sólo quiero discutir la base científica del asunto. Pero precisamente en estos dos caminos convergentes se ha producido algo que da una gran certeza a estas cosas, incluso puramente externo-empírica. Y es especialmente satisfactorio cuando uno está en condiciones de hablar ante un público como ustedes, lo que ha sido posible gracias a que el Dr. Zeylmans me invitó a hacerlo y también tuvo la amabilidad de invitarles a ustedes, y ustedes volvieron a tener la amabilidad de venir, lo que parece estar relacionado con el hecho de que el propio Dr. Zeylmans quiere orientar este Instituto aquí de la forma en que ahora se ha diferenciado.  Porque debo asumirlo: El hecho de que se me haya permitido dar estas conferencias parece indicar que se va a establecer aquí un instituto que pretende servir como prueba y evidencia de lo que nosotros en nuestros Institutos Clínicos Terapéuticos estamos procurando, pero también de lo que un número extraordinariamente grande de médicos privados están procurando. Y podrá convencerse, a partir de la literatura correspondiente, de que no sólo disponemos de un material estadístico que es, como mínimo, tan fiable como lo sería la estadística clínica, sino que, en muchos aspectos, además de lo que he dicho, de la certeza que se deriva de la exactitud de las predicciones, existe también un material estadístico especialmente amplio. 

Sin embargo, será especialmente importante si podemos tratar -y esto también está en camino- aquellas enfermedades que hoy sólo pueden tratarse quirúrgicamente, como el carcinoma.  Si se puede decir que cualquier proceso puede ser trastocado, entonces esto debe aplicarse al carcinoma. Es un proceso dislocado, un proceso que en realidad sólo debería tener lugar en la periferia, dentro de la organización sensorial. Es muy interesante ver cómo esta función, que pertenece a la periferia del cuerpo -a la periferia acondicionada del cuerpo- puede dislocarse y aparecer entonces como un carcinoma, que en realidad no es una función nerviosa sino una función sensorial. Entonces uno llega a reconocer en un sentido más profundo la peculiar naturaleza parasitaria del carcinoma. Y entonces se llega a la conclusión -en realidad no de forma tan sencilla como se suele suponer- de que en los preparados, que por regla general consisten en los diversos jugos de las especies de viscum, se puede producir algo que puede vencer al carcinoma por medios medicinales. 

Ya hemos conseguido al menos buenos éxitos parciales, que son prometedores; pero sólo podemos hablar de éxitos parciales porque hace poco que hemos terminado el aparato que produce el preparado de viscum tal y como debería producirse. Sin embargo, las preparaciones realizadas hasta ahora ya han dado lugar a muy buenas curas profilácticas. En el caso del carcinoma, es especialmente importante reconocerlo en el momento oportuno, lo cual suele ser dificultado por los pacientes; pero un carcinoma reconocido en el momento oportuno puede ser combatido medicinalmente con preparados como los que hacemos a partir del víscum. No quiero hablar aquí sobre el valor o el no valor del tratamiento quirúrgico, ni sobre el hecho de que muchas veces sea necesario; sólo quiero señalar que desde un conocimiento real del hombre, incluso los casos más graves de enfermedad pueden ser considerados ciertamente de tal manera que, desde ese conocimiento del hombre, se pueden lograr procesos de curación para ellos desde dentro.

Esto es esencialmente lo que quería decirles como cuestión de principio sobre nuestros esfuerzos que han surgido de la antroposofía, lo que quería decir con respecto al camino que apunta desde la naturaleza exterior al ser interior del ser humano y viceversa. Para concluir, sólo quiero señalar que precisamente de estas consideraciones metódicas surge lo que vuelve a ser de inmensa importancia: a saber, cómo aportar al ser humano aquello que va a sacar del organismo el proceso de la enfermedad. Y si esto es así, que el hombre es un ser tripartito según la organización nerviosa-sensorial, la organización rítmica y la organización metabólica-motor, entonces la curación también se descompone en tres tipos de procesos. 

Estos tres procesos son los siguientes: 

  • En primer lugar, los medicamentos tomados internamente, que entran en el organismo humano de la misma manera, por así decirlo, que el proceso digestivo. 
  • La segunda es a través de inyecciones, donde intentamos llevar el proceso, la función, al organismo rítmico a través de la inyección. 
  • Y la tercera forma de curación es a través del baño, donde se trabaja desde el exterior. Esto último es un efecto sobre el proceso nervioso-sensorial, en el que se actúa desde el exterior de forma más grosera; pero el efecto del baño es una actividad perceptiva empujada a un nivel inferior. 

Sigamos estas tres formas en el caso del fósforo. 

Si utilizamos el fósforo como un preparado, mezclado con otras cosas, procesado químicamente o de otra manera, tomado por la boca, internamente, entonces debemos tener claro que promueve la absorción de líquidos en el organismo humano. Cuando tenemos que aliviar al organismo humano de un proceso de enfermedad que, por así decirlo, obliga al líquido a salir del espacio que le corresponde, como por ejemplo en ciertos fenómenos inflamatorios en la periferia o en tales fenómenos que en lo trivial son similares a las hemorragias nasales, si aplicamos el fósforo internamente, éste alivia al organismo astral y al yo del proceso de enfermedad, por así decirlo, en el funcionamiento del líquido. 

Si preparamos un preparado en la dosis adecuada que luego inyectamos, si introducimos el fósforo en el proceso de circulación, entonces lo que de este modo tomamos del organismo también debe estar relacionado con procesos de circulación anormales. Si, por ejemplo, observamos una respiración acelerada, cualquier intensificación de la actividad del corazón, pero sobre todo algo como una secreción excesiva de bilis, que también forma parte del ritmo, entonces podemos tener un efecto extraordinariamente favorable inyectando fósforo, así como en toda una serie de otros procesos, sólo mencionaré los obvios. 

Si nos encontramos con algo que está más en el lado psíquico, si el cerebro funciona de tal manera que conduce involuntariamente al ser humano a una especie de fuga de ideas, si el ser humano no puede detener sus pensamientos, si burbujea con sus palabras y si esto aumenta hasta lo patológico, entonces podemos trabajar para que se frene la fuga de ideas mediante baños apropiados en los que se disuelva el fósforo. Menciono esto sólo como un ejemplo, pero lo que se da en este ejemplo puede manifestarse de cien maneras. En tres formas de ayudar al organismo humano. por esto. Depende de cómo se pueda realizar.

Por otro lado, traemos directamente al ser humano de forma terapéutica lo que ahora está funcionando desde el exterior en el sistema metabólico: la dinámica del mundo en el que el ser humano puede situarse. Y lo hacemos con éxito a través de la euritmia curativa. La euritmia es algo así como la gimnasia espiritual, pero puede desarrollarse hasta convertirse en un arte. Bajo la dirección del Dr. Steiner, ya hemos mostrado en una gran parte de Europa Central y del Norte lo que puede suceder a través del arte de la euritmia, y hace algún tiempo se dieron actuaciones en el arte de la euritmia aquí en La Haya. En la euritmia, la transformación del lenguaje humano en funciones de movimiento humano aparece directamente ante nuestros ojos de forma artística.  Si consideráis lo que la ciencia posee ahora como un pequeño detalle, a saber, cómo las funciones de la mano y el brazo están conectadas con la organización del habla -los diestros tienen su centro del habla en el lado izquierdo del cerebro, los zurdos a la inversa-, quizás no negaréis del todo lo que la antroposofía nos indica: que en realidad todo el habla humana está conectada con la movilidad humana. Podemos seguir la forma en que se mueven las piernas y los pies en las consonantes, especialmente en los sonidos palatales. 

Podemos seguir cómo se mueven los brazos y cómo esto se transfiere mediante un cambio interno a lo que luego se convierte en el movimiento del aire en el habla. Pero el conjunto del discurso puede trasladarse, a su vez, a los movimientos del ser humano individual o de los grupos humanos. Esto da lugar a la euritmia artística. Pero esto puede transformarse de nuevo de tal manera que lo que se presenta primero como arte se desarrolle de forma que los movimientos en cuestión, que surgen de todo el ser humano, del cuerpo, del alma y del espíritu -la gimnasia ordinaria, al fin y al cabo, sólo surge de la constitución fisiológica del organismo físico- se hagan ejecutar por el ser humano como un gesto eurítmico curativo en el contexto. 

En Ariesheim hemos formado todo un sistema para ello. Si esto se aplica sistemáticamente, tiene un efecto en el ser humano, y de esta manera se pueden apoyar los procesos de curación interior de una manera extraordinariamente provechosa - según las tres formas diferentes que he descrito - a través de la euritmia curativa. Esta euritmia curativa funciona de tal manera que el proceso que se produce en la vida humana normal al caminar, correr y demás, siempre seguido de procesos internos que están relacionados con los procesos de descomposición y construcción del organismo humano, este proceso, en el que el ser humano se coloca en una dinámica, trabaja a su vez en los procesos internos. Hay reglas estrictas para esto. Así que se puede hacer que la gente realice un sistema de signos de euritmia curativa que tenga un efecto en el organismo de tal manera que, por ejemplo, los procesos de descomposición que no quieren tener lugar tengan lugar de la manera correcta; o que los procesos de descomposición que están teniendo lugar con demasiada fuerza sean contrarrestados en consecuencia por otro sistema de euritmia curativa. 

Así que todo se reduce a ver a través de la persona sana y enferma según el cuerpo, el alma y el espíritu. Entonces uno simplemente ve en ello lo que representa la salud o la enfermedad. Y entonces, en lo que vemos, ya tenemos el proceso terapéutico. Así, con toda modestia, nos gustaría trabajar hacia una terapia racional. Sé que todavía hoy hay muchas objeciones a una terapia tan racional, que puede ser considerada como paradójica o incluso como algo peor por los que ahora se han abierto camino a través de lo que hoy está oficialmente reconocido. Pero esas cosas han existido a menudo en el mundo. Sin embargo, puedo asegurarles que..: Me resultaría más cómodo no hablar de estas cosas; porque como sé cuántas cosas se le ocurren a uno todavía hoy y le vienen a la mente por lo que tiene como forma habitual de pensar, y como ya puedo hacer yo mismo todas las objeciones, me resultaría más cómodo no hablar de ellas. Pero hay razones para hablar de lo que uno cree que debe introducirse en el proceso cultural de la humanidad.

 Es por este sentido del deber que ustedes reciban la magnitud del agradecimiento que quiero expresarles por su atención al seguir mis explicaciones, que apenas pudieron ser insinuadas durante las dos horas. 

Traducido por J.Luelmo sept.2021

GA170 Dornach 21 de agosto de 1916 La pérdida del sentido de orientación de la realidad y la impotencia del criterio moderno de la verdad.

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RUDOLF STEINER

Historia Cósmica & Historia humana Vol. 1

El misterio del ser humano - Trasfondo espiritual de la historia humana


Dornach 21 de agosto de 1916

DÉCIMA CONFERENCIA : 

La pérdida del sentido de orientación de la realidad y la impotencia del criterio moderno de la verdad. Ernst Mach, Richard Wähle, William James, C. S. Peirce, F. C. S. Schiller, Vaihinger, Lorentz, Einstein, Schäffle, Hermann Bahr, Boutroux, Maine de Biran, Bergson, Eucken, Nietzsche, Dühring.  El retorno de lo mismo.

Lo que me gustaría ofrecerles hoy es un análisis muy poco exigente de algunas orientaciones recientes sobre las últimas tendencias del pensamiento filosófico. Quiero tomar como punto de partida algunas corrientes de pensamiento bien conocidas de la superficie de la vida intelectual reciente. Más adelante -muy pronto, si no en la próxima conferencia- tendremos tiempo de considerar algunos detalles y las ramificaciones especiales del pensamiento contemporáneo. Quisiera describir una cierta tendencia que es fundamental para algunas de las escuelas de pensamiento contemporáneas más recientes. Toda la dirección tomada por ciertas escuelas de pensamiento está marcada por la pérdida del sentido de cómo orientarse en la realidad, y por la pérdida del sentido de la verdad en la medida en que "la verdad" se refiere a un acuerdo entre nuestro conocimiento y algo que es objetivo. Basta con observar las dificultades que encuentran los seguidores de algunas escuelas de pensamiento recientes cuando tienen que decidir si un juicio sobre la realidad -sobre algún aspecto de la realidad- es correcto o incorrecto. Tienen dificultades para encontrar fundamentos epistemológicos válidos, fundamentos científicos o filosóficos válidos, para su decisión. No hay rastro de un principio o -para usar una expresión más científica- de un criterio para decidir si determinados juicios son verdaderos; es decir, no hay forma de decidir si se han hecho teniendo en cuenta la realidad. Algunos de los antiguos criterios se han perdido y es evidente que no ha aparecido nada que los sustituya en los últimos tiempos.

Me gustaría tomar como punto de partida a un pensador que falleció hace muy poco. Inicialmente, las ciencias físicas fueron su campo. De ellas pasó a una especie de filosofía inductiva en la que intentó encontrar algo que sustituyera a los antiguos conceptos de verdad, cuyo sentimiento se ha perdido. Estoy hablando de Ernst Mach. Hoy sólo puedo darles un esbozo de sus ideas. Ernst Mach era escéptico con respecto a todos los conceptos producidos por el pensamiento que precedió a su época, todo el pensamiento hasta el último tercio del siglo XIX. Aunque abordaba sus conceptos de forma más o menos crítica, este pensamiento anterior seguía hablando del mundo y del hombre bajo el supuesto de que el hombre percibe el mundo a través de sus sentidos, procesa sus percepciones sensoriales con la ayuda de conceptos y, de este modo, llega a determinadas imágenes e ideas sobre el mundo. Esto supone -y, como ya he dicho, hoy no puedo entrar en todo tipo de consideraciones epistemológicas- que las impresiones de color, sonido, calor, presión, etc., se originan en algo objetivo. Supone que las impresiones se producen en nuestros sentidos por algo objetivo, algo que está objetivamente ahí fuera en el espacio exterior y, en general, externo a nuestra vida anímica. Supone que estas impresiones crean experiencias sensoriales que luego son digeridas. Y también supone que el yo humano es el verdadero agente que actúa activamente en todo el proceso de conocimiento y constituye la base de todo el proceso vital. Este yo fue reconocido de una u otra forma y se especuló mucho sobre él. La gente decía: Existe algo que está justificado ver como una especie de yo. Es activo y es lo que en última instancia da forma a las experiencias sensoriales en conceptos e ideas.

Ernst Mach miró alrededor de nuestro mundo dado y dijo, más o menos: Ninguno de estos conceptos está justificado, ni el concepto de subjetividad y del yo que es el sujeto del conocimiento, ni el concepto de objeto que es la base de las impresiones sensoriales. ¿Qué se nos da realmente? preguntó. ¿Qué nos ofrece realmente el mundo? Fundamentalmente, todo lo que se nos da son nuestras sensaciones. Percibimos colores, percibimos sonidos, tenemos sensaciones olfativas, etc.; pero más allá de estas sensaciones, no se nos da nada en absoluto. Si revisamos el mundo entero, todo es alguna [forma] de sensación, y más allá de las sensaciones no se encuentra nada objetivo. El mundo entero que nos rodea se resuelve en realidad en sensaciones. La multiplicidad de sensaciones es todo lo que hay. Y si podemos decir que no existe nada más allá de las sensaciones, entonces no podemos decir que haya una especie de yo activo en nosotros. Porque, ¿Qué se nos da en la esfera del alma? De nuevo, sólo sensaciones. Cuando observamos lo que hay dentro de nosotros, lo único que se da es la sucesión de sensaciones. Éstas están ensartadas como en un hilo: ayer tuvimos sensaciones; hoy tenemos sensaciones; mañana tendremos sensaciones. Se conectan como los eslabones de una cadena. Pero en todas partes no hay nada más que sensaciones; no hay un yo activo. Un yo sólo parece estar ahí porque los grupos de sensaciones se asocian entre sí y así se separan del mundo total de las impresiones. A este grupo de impresiones lo llamamos "yo". Nos pertenecen y forman parte de lo que percibimos ayer y anteayer y medio año antes. Hemos encontrado un grupo de sensaciones que van juntas, por lo que utilizamos la expresión "yo" como un designador común para aplicarlas a todas. Así, tanto el yo como el objeto de conocimiento desaparecen; el conjunto de sensaciones es lo único de lo que puede hablar el ser humano. Al principio nos relacionamos con el mundo de forma ingenua, pero si observamos la realidad, todo lo que hay realmente es una multiplicidad de colores agrupados de forma diversa, sonidos agrupados de forma diversa, experiencias de temperatura agrupadas de forma diversa, experiencias de presión agrupadas de forma diversa, etc. Y eso es todo. 


Ahora llega la ciencia. La ciencia descubre leyes. En otras palabras, no se limita a describir las sensaciones -aquí veo esta sensación, allí veo aquella, etc.-, sino que descubre leyes, leyes de la naturaleza. ¿Por qué los hombres necesitan establecer leyes naturales si todo lo que experimentan es una multiplicidad de sensaciones? La mera observación de la multiplicidad de sensaciones nunca conduce a juicios. Sólo cuando tenemos leyes más o menos conseguidas llegamos a juicios. ¿Qué tienen que ver nuestros juicios con el mundo de la experiencia, que en realidad no es más que una multiplicidad caótica? ¿Qué es lo que le guía a uno a la hora de formarse juicios? Las sensaciones son todo lo que uno tiene para seguir adelante, y Mach sostiene que una sensación no puede ni siquiera medirse con otra. Si esto es así, ¿Cuál es la fuente de criterios para emitir juicios, establecer leyes y llegar a las leyes de la naturaleza? A esto Ernst Mach responde que se trata simplemente de una cuestión de economía de pensamiento. Mediante la elaboración de ciertas leyes nos es posible seguir determinadas sensaciones y mantenerlas unidas en nuestro pensamiento. Lo que llamamos ley natural es un método de asociación de sensaciones. Es el método que consideramos más económico para nuestro pensamiento, el que requiere la menor cantidad de pensamiento.

Vemos caer una piedra a la tierra. Se trata de un conjunto de sensaciones -una aquí, otra allá, y así sucesivamente-, nada más que sensaciones. La ley del peso, de la gravitación, nos da una forma de combinar estas sensaciones. Pero en la ley de la gravitación no hay más realidad; las sensaciones son el verdadero contenido.

Pero, ¿Por qué hemos de pensar en la ley de la gravedad en primer lugar? Porque nos resulta cómodo: es económico tener una forma concisa de referirse a un grupo especial de sensaciones. Nos proporciona una especie de cómoda visión de conjunto del mundo de las sensaciones. Y las formas de pensar que nos resultan más cómodas son las que llamamos leyes. Lo que aceptamos como leyes válidas son los pensamientos que nos dan la visión general más cómoda de algún grupo de sensaciones. Las leyes nos proporcionan ciertas expresiones útiles. A través de ellas sabemos -por así decirlo- que cuando se repite un conjunto de condiciones (es decir, algún conjunto de sensaciones), se encontrarán de nuevo otras que las siguen. Me conviene utilizar la ley de la gravedad para reunir las sensaciones suscitadas por una piedra que cae, pues entonces sé: Si esta es una ley, una cosa caerá a la tierra como otra. Así puedo pensar en el futuro en función del pasado. Eso es economía de pensamiento. Es la ley en la que Ernst Mach dice que se basa todo el negocio de la ciencia: la ley de la economía del pensamiento, la ley de la aplicación de la menor energía, que dice que la mayor suma posible de sensaciones debe pensarse con el menor número posible de pensamientos.

Se puede ver que nadie llegará a la realidad de esta manera. Porque, reunir grupos de sensaciones de la manera más cómoda posible no sirve para nada más que para hacer la vida más cómoda. Las expresiones a las que uno es llevado por el principio de la economía del pensamiento no dicen nada sobre la base real de las sensaciones. Los pensamientos sólo sirven para orientarnos cómodamente en el mundo. La única razón fundamental de un pensamiento es que lo encontramos cómodo; por eso conectamos ciertas sensaciones como lo hacemos. Así pues, vemos que tenemos aquí un criterio de verdad que trata deliberadamente de evitar establecer cualquier tipo de objetividad. Su único propósito es apoyar la capacidad del hombre para orientarse por medio de las sensaciones.

Richard Wahle  fue un pensador que basó sus ideas en consideraciones similares. Richard Wahle también dijo La gente piensa que una cosa es una causa, que otra cosa es un efecto; que un yo vive dentro de nosotros, que los objetos viven fuera de nosotros. Pero todo eso es una tontería. (En realidad, las únicas cosas del mundo que conocemos son éstas: que aquí veo la aparición de un color, que allí se produce un sonido. El mundo, según Wahle, consiste en tales ocurrencias y nada más. Ya hemos ido demasiado lejos si llamamos a estos sucesos "sensaciones", como los llamó Mach, porque la palabra "sensación" ya contiene la implicación oculta de que hay alguien presente que está sintiendo. Pero, ¿cómo se puede saber que el suceso del que se es consciente es una sensación? Afuera hay un fenómeno de color, un fenómeno de sonido, un fenómeno de presión, un fenómeno de calor; adentro hay un fenómeno de dolor, un fenómeno de alegría, un fenómeno de saciedad, un fenómeno de hambre. O dentro hay un acontecer en el que alguien piensa: "Hay un Dios". Pero no hay nada más presente que la idea de que Dios existe. Tener la idea de que Dios existe es como tener un dolor. Ambos son sólo acontecimientos. Wahle cree, por cierto, que hay que distinguir entre dos tipos de acontecimientos, los primarios, y los llamados miniaturizados: Los acontecimientos primarios son los que vienen con una nitidez original, como los fenómenos de color, de sonido, de presión, de calor, de dolor, de alegría, de hambre, de saciedad, etc. Las miniaturas son las fantasías, las intenciones y, en definitiva, todo lo que aparece como una imagen sombría de los sucesos primarios. Pero cuando se toma la suma de todos los sucesos primarios y todas las miniaturas, eso es todo lo que el mundo nos ofrece. En el fondo, todo lo demás es poesía: ha sido escrito sin justificación. Tal es el caso, según Wahle, cuando, en lugar de limitarse a decir: "Hace tres años hubo ciertos sucesos, luego hubo otros", la gente se ciega por el hecho de que estos sucesos se suceden y hace la suposición adicional de que los sucesos se reúnen en un yo . Pero, ¿Dónde está ese yo? No hay nada más que ocurrencias, ocurrencias que están dispuestas en secuencia, series de ocurrencias. No hay un yo en ninguna parte. Y luego vienen otros y afirman haber descubierto leyes que conectan los sucesos, leyes naturales. Pero tampoco estas leyes nos presentan más que series de sucesos. Y es absolutamente imposible llegar a una decisión sobre por qué las series de sucesos son como son. Cuando los hombres creen saber algo porque han encadenado los sucesos de una manera determinada, ese conocimiento no es más que una carpeta. Ese conocimiento, según Wahle, no es válido ni especialmente elevado, es sólo una señal de que alguien ha tenido que pensar algo porque ha tenido dificultades para relacionarse con sus propias ocurrencias. El yo es el más curioso de los inventos de la humanidad. Porque en ninguna parte de la suma de sucesos se encuentra tal cosa como un yo. Algunos factores desconocidos parecen estar detrás de la forma en que se suceden los acontecimientos, ya que no parece arbitraria. Pero -y utilizo las palabras que usaría Wahle- está totalmente fuera de las capacidades del juicio humano determinar qué tipo de factores desconocidos podrían estar actuando allí. No se puede decir nada al respecto. Todo lo que un ser humano puede saber es que los sucesos ocurren y que los factores que los dirigen son desconocidos. La física, la fisiología, la biología, la sociología... todas ellas vacilan en la oscuridad, buscando al director que las dirige. Pero esta vacilación sólo nos ayuda a vivir con los sucesos. Nunca nos llevará a conocer los factores desconocidos que intervienen en la sucesión de los acontecimientos. Por lo tanto, es una locura humana que la gente crea que puede llegar a una filosofía que nos enseñe algo sobre por qué los sucesos son como son. La humanidad se ha dedicado a esta locura durante un tiempo; ya es hora de que la abandone. Uno de los libros más importantes de Wahle llevaba el título El fin de toda filosofía. Su legado a la teología, la fisiología, la estética y la política nacional (Das Ganze der Philosophie und ihr Ende. Ihre Vermachtnisse an die Theologie, Physiologie. Aesthetik und Staatspedagogik). Para enseñar este "fin de la filosofía", y para enseñar que la filosofía no tiene sentido, ¡Richard Wahle se convirtió en profesor de filosofía!

Por encima de todo, podemos ver que en la raíz de tal enfoque hay una impotencia total respecto a los criterios de la verdad. Se ha perdido todo impulso para llegar a cualquier decisión respecto al conocimiento. Lo que se basa en esto podría caracterizarse de la siguiente manera. Imaginen a alguien que tiene un libro que ha estado leyendo durante mucho tiempo. Lo ha leído una y otra vez y cierta información contenida en el libro se ha convertido en parte de su manera de vivir. Entonces, un día piensa para sí mismo: Sí, aquí tengo este libro delante y siempre he supuesto que me da información sobre ciertas cosas. Pero cuando lo miro bien, las páginas no contienen más que letras, letras y más letras. Realmente he sido un imbécil al creer que la información sobre cosas que ni siquiera están en el libro podría fluir de alguna manera hacia mí desde él. Porque no hay nada más que letras. He vivido con la loca expectativa de que si dejaba que esas cartas me afectaran y si entraba en relación con ellas, podrían darme algo. Pero no hay nada más que filas de letras del alfabeto, sólo letras. Así que finalmente debo liberarme de la idea insana de que estas letras describen algo, o que podrían relacionarse de alguna manera entre sí, o que podrían agruparse en palabras significativas, o cosas por el estilo. Esta es realmente una imagen del tipo de pensamiento en el que se basa la no-filosofía de Wahle, su no-filosofía. Porque su gran descubrimiento consiste en esto: Los hombres han sido tontos, dice, al creer que podían leer en el libro de la naturaleza y explicar cómo se relacionan los sucesos. Son testigos de los sucesos, pero no hay nada más allá de los sucesos inconexos. A lo sumo, podría haber otros factores desconocidos que son responsables de las agrupaciones especiales de las letras.

Así es como Wahle no se identifica con el impulso de decidir sobre la verdad de los juicios y de hacer descubrimientos sobre la naturaleza del mundo. El conocimiento humano ha perdido el poder de formular cualquier criterio de verdad. En épocas anteriores se creía en la capacidad humana de llegar a las verdades mediante juicios basados en la experiencia interior.

Esta creencia se ha perdido. De ahí que los filósofos deambulen por este ámbito, filosofando. Con estos dos ejemplos he querido demostrar cómo se ha perdido el criterio de verdad y el sentimiento de la propia capacidad de producir la verdad.

Una escuela de pensamiento contemporánea llamada Pragmatismo demuestra la pérdida de la antigua comprensión de un criterio de verdad. En el Pragmatismo se tiene una versión calculada y a gran escala de esta pérdida. William James es el más destacado, si no el más significativo, defensor del Pragmatismo. Lo que sigue es una breve caracterización del principio del Pragmatismo tal como ha aparecido recientemente.

Los hombres emiten juicios y quieren que éstos expresen algo sobre la realidad. Pero ningún ser humano puede generar en sí mismo nada que le permita emitir un juicio verdadero sobre la realidad. No hay nada en el hombre que, por sí mismo, lleve a la decisión: eso es verdadero y lo otro es falso. En otras palabras, se tiene la sensación de no poder encontrar ningún criterio original y autosuficiente para saber si algo es verdadero o falso. Y sin embargo, como viven en un mundo real, los hombres sienten que es necesario hacer juicios. Y las ciencias están llenas de juicios. Pero si uno revisa todo el espectro de las ciencias con todos sus juicios, ¿Contienen estas algo que sea en un sentido superior verdadero, verdadero en el sentido en que las antiguas escuelas de filosofía hablaban de verdad y falsedad? No. Según lo que dice William James, por ejemplo, cualquier línea de pensamiento que pregunte si algo es verdadero o falso es una forma de pensar totalmente imposible. Uno emite juicios. Si se aprueban ciertos juicios, entonces uno puede utilizarlos para desenvolverse en la vida. Resultan útiles y aplicables a la vida: mejoran la vida de uno. Si se emiten otros juicios, pronto se dejaría de aceptar la vida, la vida dejaría de progresar. No serían útiles, perjudicarían la vida. Esto se aplica incluso a los juicios menos sofisticados. Ni siquiera se puede decir, razonablemente, que el sol volverá a salir por la mañana, porque no se dispone de ningún criterio de verdad. Pero hemos formado el juicio: El sol sale todas las mañanas. Si viniera alguien que sostuviera que el sol sólo saldrá durante los dos primeros tercios del mes, pero no durante el último tercio, este juicio no le haría avanzar en la vida; se encontraría con problemas en el último tercio del mes. Los juicios que nos formamos son útiles. Pero no se puede hablar de si son verdaderos o falsos. Lo único que se puede decir es que un juicio nos ayuda a salir adelante en el mundo, mejora la vida, y que ocurre lo contrario con otro, que estorba la vida. No hay un criterio independiente de verdad y falsedad: lo que mejora la vida lo llamamos verdadero, y lo que obstaculiza la vida, falso. Así, todo lo que tiene que ver con la cuestión de si debemos o no emitir un determinado juicio se reduce a cuestiones externas de la vida práctica. Ninguno de los impulsos que uno creía poseer son válidos.

Ahora bien, esta línea de pensamiento no es el producto arbitrario de una u otra escuela. Una de las cosas más extraordinarias de la línea de pensamiento que acabo de describir es que se ha extendido a prácticamente toda la comunidad intelectual de nuestra tierra. Hace su aparición, independientemente, en un lugar y luego en otro, porque la humanidad actual está organizada para caer en esta forma de pensar. El siguiente ejemplo interesante lo demuestra. En la década de 1870, en Estados Unidos, Pierce escribió el primer libro sobre la filosofía pragmática. Ésta fue retomada por William James y, en Inglaterra, por Schiller, y éstos y otros continuaron desarrollándola. Ahora bien, al mismo tiempo que Pierce publicaba su tratamiento inicial de las ideas de la filosofía pragmática en América, un pensador alemán publicaba el libro La filosofía del como si (Philosophie des Als Ob). Se trataba de un hecho paralelo. El filósofo en cuestión era Hans Vaihinger. ¿De qué trata esta filosofía del como si? Comienza con el pensamiento de que los seres humanos son realmente incapaces de formar conceptos verdaderos o falsos de la forma en que lo hacían antes, aunque todavía persisten en formarlos. El átomo es un ejemplo bien conocido de ello. El concepto de átomo es, por supuesto, totalmente absurdo. Porque nuestro pensamiento atribuye al átomo toda clase de cualidades, cualidades que no se sostienen cuando se las somete a la prueba de los sentidos. Y, sin embargo, las impresiones sensoriales se consideran efectos de la actividad atómica. Así que el concepto es contradictorio. Es un concepto de algo que es totalmente inobservable. El átomo, como dice Vaihinger, es una ficción. Creamos muchas ficciones de este tipo. Todos los conceptos superiores que nos formamos sobre la realidad son, fundamentalmente, ficciones de este tipo. Dado que no existe un criterio de verdad o falsedad, el hombre razonable del presente necesita tener claro que está tratando con ficciones. Hay que ser plenamente consciente de que se trata de ficciones. Hay que tener claro que el átomo no es más que una ficción y que no puede existir realmente. Pero uno puede observar las diversas cosas que se manifiestan en el mundo como si estuvieran regidas por la vida y los movimientos de los átomos, como si. Pues esta ficción es útil. El establecimiento de tales ficciones permite relacionar las apariencias de determinadas maneras. El yo también es una ficción, pero es una ficción que hay que crear. Porque es mucho más cómodo tratar las apariencias que se juntan como si un yo estuviera activo en ellas que prescindir de la ficción del yo... aunque uno pueda estar seguro de que es una ficción. Así vivimos según las ficciones. No existe una filosofía de la realidad, sino una "filosofía del como si". El mundo nos complica apareciendo como si estuviera de acuerdo con las ficciones que hemos hecho sobre él.

En su conjunto, en sus tendencias y también en la forma de presentar los argumentos individuales, la filosofía del pragmatismo se parece mucho a la "filosofía del como si". Como he dicho, fue escrita durante el mismo período, la década de 1870, cuando Pierce estaba escribiendo su tratado sobre "Filosofía Pragmática". Pero un criterio objetivo de la verdad era todavía posible para la humanidad de la década de 1870. Todavía poseían suficientes rudimentos de las antiguas creencias para que su ciencia no tuviera que consistir en ficciones. La década de 1870 era una época incómoda para que alguien que quisiera ser profesor de filosofía publicara una "Filosofía del como si". Todavía no era posible salirse con la suya. Así que Vaihinger buscó una salida. Al principio actuó como hay que actuar (¿no?). Dejó la Filosofía de As If en su escritorio mientras se dedicaba a la enseñanza. Cuando llegó el momento, aceptó su pensión. Entonces publicó la Filosofía del Como Si, que ahora ha aparecido en numerosas ediciones. Simplemente cuento la historia; no estoy señalando con el dedo, no estoy juzgando, sólo estoy contando la historia.

Vemos, pues, que hubo una tendencia a romper los antiguos criterios de verdad y a medir la verdad con la vida. Antiguamente se creía que la vida debía configurarse de acuerdo con la verdad, por lo que la vida se ponía al servicio de la verdad. Lo que se entendía por verdad en el sentido antiguo no incluía las ficciones, ni siquiera las ficciones útiles. Pero, según la extraordinaria definición de la Filosofía del Como Si, la verdad es la forma más cómoda del error. Porque, aunque no hay nada más que el error, algunos errores son más agradables y otros menos agradables. El hecho de que lo que llamamos verdades son simplemente los errores más agradables es algo que debemos entender claramente.

Así, en las escuelas de pensamiento más recientes se ha desarrollado un impulso para acabar con el concepto de verdad tal y como se entendía en las antiguas teorías del conocimiento. Hay que preguntarse: "¿De qué se trata todo esto?". Naturalmente, habría mucho que contar si tuviera que hacer una exposición exhaustiva del asunto. Pero, para empezar, tomaremos sólo uno de los muchos ejemplos posibles. En los últimos tiempos, la humanidad ha tenido a su disposición una avalancha ilimitada de conocimientos empíricos. Al mismo tiempo, el pensamiento de los hombres se ha vuelto cada vez más impotente. El pensamiento ha perdido su soberanía sobre esta riqueza inagotable de la observación empírica y del conocimiento empírico; no puede mantenerlos unidos.

Otro factor es la forma en que los hombres se han acostumbrado cada vez más al pensamiento abstracto. Antes no se pensaba tanto, sino que se intentaba mantener el pensamiento conectado al mundo exterior y a la experiencia real. Se consideraba que el pensamiento debía estar conectado con algo y que no podía progresar si estaba totalmente aislado. Pero junto con el cultivo extensivo del pensamiento, uno también ha aprendido a pensar de forma abstracta - se ha acostumbrado al pensamiento abstracto y se ha aficionado a él. A esto hay que añadir otras características nocivas de nuestra época, sobre todo, la opinión de que cualquiera que quiera llegar a ser siquiera un conferenciante debe producir algún tipo de pensamiento elevado o de investigación, y que los que quieren llegar a ser profesores deben hacer algo bastante inmenso. Se ha creado así una especie de hipertrofia del pensamiento, por así decirlo. El pensamiento se suelta por sí mismo; comienza a llegar a formas de pensamiento que, como tales, son meramente lógicas internamente. Les mostraré una de estas formas de pensamiento internamente lógicas.

Imagínense lo siguiente: Aquí hay una montaña. En esta montaña (A) se dispara un tiro. Después de un tiempo, digamos dos minutos, se hacen dos disparos más. Luego, después de otros dos minutos, se hacen tres disparos.

Y ahora, por aquí (B) hay alguien que está escuchando. No diré que está herido, pero está escuchando. Lo que escucha sería, primero un solo disparo, luego, después de un cierto tiempo, dos disparos, y luego, después de otra pausa, tres disparos. Pero ahora supongamos que las cosas no son tan simples, con uno, dos y luego tres disparos aquí, y aquí alguien que escucha los disparos - primero uno, luego dos, luego tres. Supongamos que alguien (C) se desplaza desde esta montaña (izquierda) hacia esta otra (derecha). Supongamos que vuela a cierta velocidad y que se mueve muy rápido. Sabes por la física elemental que el sonido necesita un cierto tiempo para llegar desde aquí (ver dibujo) hasta allí. Por lo tanto, cuando se efectúa un disparo aquí (A), transcurrirá un cierto tiempo antes de que lo oiga una persona que esté escuchando por aquí (B)... entonces llegará el sonido del disparo único. Dos minutos más tarde, llegará el par de disparos y, tras otros dos minutos, los tres disparos. Pero supongamos que esta otra persona (C) se mueve más rápido que la velocidad del sonido. Al pasar por esta montaña, avanzando hacia la otra, ya se mueve más rápido que la velocidad del sonido. Se hace el primer disparo... luego dos disparos... luego tres... Después de los tres disparos, llega a la otra montaña y sigue volando a la misma velocidad hasta que sobrepasa los tres disparos, es decir, vuela más allá del sonido de los tres disparos, volando rápidamente más allá de ellos, ya que se mueve más rápido. Finalmente, el sonido de los tres disparos llegará aquí (D). Vuela tras ellos. Los oye cuando los sobrepasa y sigue volando hacia los dos disparos anteriores. También los oye cuando los alcanza. Luego alcanza el único disparo y lo oye. Por lo tanto, alguien que vuela más rápido que el sonido oirá los disparos en orden inverso: tres disparos... dos disparos... un disparo. Si uno vive en las circunstancias habituales para un ser humano ordinario en la tierra ordinaria, y por tanto tiene la relación habitual con la velocidad del sonido, oiría un disparo en este punto, dos disparos aquí, tres aquí. Pero si uno no se comporta como un ser humano ordinario en la tierra ordinaria, sino que es un ser que puede volar más rápido que la velocidad del sonido, uno escucharía los eventos en orden inverso: tres disparos, dos disparos, un disparo. Todo lo que se requiere es que uno practique la pequeña habilidad de perseguir los sonidos mientras vuela más rápido de lo que se mueven los sonidos de los disparos.

Pues bien, esto es indudablemente lo más lógico que puede ser. No hay la más mínima objeción lógica que se le pueda poner. Gracias a ciertas cosas que han surgido recientemente en las ciencias, el ejemplo que acabo de describirles -en el que alguien vuela en pos de los sonidos y los oye en orden inverso- se ha utilizado para introducir innumerables conferencias. Una y otra vez, las conferencias comienzan con este supuesto ejemplo. Porque se supone que esto demuestra que la forma en que uno percibe las cosas es el resultado de la situación en la que uno vive. La única razón por la que oímos como lo hacemos, y no al revés, es que nos movemos a paso de tortuga en comparación con la velocidad del sonido. No puedo describir aquí todo lo que se desprende de esta línea de pensamiento, pero quería darlo a conocer, ya que para muchos es la base de una teoría muy extendida y de gran discernimiento, la llamada teoría de la relatividad.


Sólo les he descrito las partes más evidentes. Pero pueden ver por lo que he descrito que todo aquí es lógico, muy, muy lógico. Ahora bien, hoy en día se encuentran innumerables juicios -la literatura filosófica está repleta de ellos-, todos ellos derivados de los mismos supuestos sobre el pensamiento. Es como si el pensamiento hubiera sido arrancado de la realidad. Sólo se piensa en ciertas condiciones aisladas de la realidad y luego se construyen otros pensamientos a partir de ellas.

Apenas es posible responder a estas cosas, ya que la respuesta naturalmente esperada sería una respuesta lógica. Pero no puede haber una respuesta lógica. Por eso introduje una idea en mi último libro, Sobre los enigmas de la humanidad GA20 (en inglés) (Vom Menschenratsel - en alemán-). Se trata de la idea de que si uno quiere llegar a la verdad, no basta con formarse un concepto lógico, o una idea lógica. Existe el requisito adicional de que el concepto o la idea deben estar de acuerdo con la realidad. Ahora bien, se necesitaría una discusión muy larga si se quisiera demostrar que toda la teoría de la relatividad no está de acuerdo con la realidad, aunque sea lógica, maravillosamente lógica. Podríamos mostrar cómo el concepto que se construye respecto a las series de uno, dos y tres disparos es completamente lógico y que, sin embargo, no es un concepto que se formaría alguien que piensa de acuerdo con la realidad. Uno no puede refutar la teoría, ¡sólo puede abstenerse de utilizarla! Y alguien que haya comprendido el criterio de estar de acuerdo con la realidad se abstendría de utilizar tales conceptos.

Los fenómenos empíricos que Lorentz, Einstein y otros intentan comprender por medio de esta teoría de la relatividad deben ser abordados de una manera totalmente diferente, no en la línea en la que ellos y los demás están pensando.

Lo que les he descrito aquí no es más que una corriente del pensamiento reciente. Naturalmente, los restos del pensamiento anterior siempre se mezclan con el pensamiento más reciente. Pero las consecuencias últimas y radicales de los supuestos en los que se basa casi todo el pensamiento reciente ya están contenidas en lo que les he estado describiendo. Podemos ver una peculiaridad distintiva. Se ha perdido un criterio autosuficiente de verdad y falsedad -o, mejor dicho, se ha perdido el sentimiento de tal criterio. La emancipación resultante del pensamiento abstracto ha llevado a la formación de conceptos que, siendo lógicos, son indiscutibles. En cierto sentido, incluso coinciden con la realidad. Pero siguen siendo conceptos meramente formales, pues no sirven para decir algo real sobre la realidad. Nadan en la superficie de la realidad sin penetrar en los impulsos reales que actúan en ella.

El siguiente es un ejemplo de una teoría que se queda en la superficie de la realidad y no quiere sumergirse en ella: Considere cómo, dentro de la esfera de la realidad humana se puede distinguir el reino mineral, el reino vegetal, el reino animal y el reino humano. Y los hombres viven también dentro de un orden social, podríamos llamarlo orden sociológico. Tal vez se puedan encontrar otros órdenes más elevados, pero no nos ocupamos de ellos. Ahora bien, a mediados del siglo XIX, cuando prevalecía un concepto materialista de la realidad, la forma en que se representaban estos reinos superpuestos era una forma que debe parecernos simplista. Básicamente, sólo se tenía en cuenta el reino mineral. Uno se decía a sí mismo: Ahora bien, las plantas están formadas por las mismas cosas que se encuentran en el reino mineral; simplemente están organizadas de forma más complicada. El reino animal es también una cuestión de mayor complicación, y el reino humano es aún más complicado... y así llegamos a los niveles superiores. Eso sí, cuando se avanza más, hasta el orden social, ya no es posible descubrir movimientos atómicos más complicados. Ciertos patrones de movimiento corresponden al reino mineral - así es como la gente se imaginaba las cosas. Los movimientos se vuelven más complicados en el reino vegetal - esto se sabía, aunque no era posible observar los átomos. Movimientos aún más complicados corresponden al reino animal, y otros aún más complicados al reino humano. Todo se construyó de esta manera. Pero, por supuesto, cuando se llega al orden social no es tan fácil seguir pensando en términos de átomos, ya que no hay movimientos atómicos que se puedan observar.


Se dejó que un pensador del último tercio del siglo XIX lograra por fin la maravilla de reducir la sociología a conceptos biológicos. Trató las estructuras sociales, como las familias, como células. Éstas se agrupan entonces, ¿no es cierto, en comunidades regionales -o como quiera que las llamemos? - que son el principio de los tejidos. Luego la teoría va más allá: los países son órganos completos... y así sucesivamente. La persona que creó esta forma de pensar sobre el organismo social se llamaba Schaffle. Schaffle escribió entonces un libro El futuro vacío de la socialdemocracia. (Die Aussichtslosigkeit der, Sozialdemokratie), en el que se apoyaba en estas teorías. Hermann Bahr, el escritor vienés, era todavía un joven, pero muy talentoso, mequetrefe en aquellos días. Escribió una réplica a El futuro vacío de la socialdemocracia de Schaffle y la tituló Die Einsichtslosigkeit des Herm Schaffle. Este libro, extraordinariamente escrito, ha caído en el olvido desde entonces.

Así, como decía, los antiguos materialistas concebían la realidad en términos de estructuras cada vez más complicadas. Al hacerlo, naturalmente tuvieron que introducir ciertos conceptos, conceptos, digamos, sobre cómo los movimientos de los átomos, que en un mineral son fijos, se vuelven más lábiles y buscan alcanzar una forma equilibrada en las plantas, etc. En definitiva, se construyeron diversas teorías en las que se intentaba derivar una cosa de otra. Una vez que el materialismo estuvo activo el tiempo suficiente, se pudo pensar en lo poco que había fructificado y en lo mal que había resistido su idea de la realidad a las pruebas más exigentes. Y así se llegó a la idea: Sí, ciertamente, existe el reino mineral, y después viene el reino vegetal. La sustancia mineral está contenida en la planta, y las leyes que se aplican a los minerales también se aplican allí; las sales y otras sustancias contenidas en la planta funcionan de acuerdo con sus propias leyes fisioquímicas. Pero el reino vegetal nunca puede surgir del reino mineral. Se necesita algo más, algún elemento creativo. Cuando se pasa del reino mineral al reino vegetal, hay que añadirle algo creativo. Este elemento creativo -el primer elemento creativo- trabaja creativamente en el reino de los minerales. Entonces un segundo elemento creativo se manifiesta en el reino mineral y surge el reino animal. Entonces la esfera animal debe apoderarse de los reinos vegetal y mineral. Luego aparece un cuarto elemento creador que se apodera de los tres reinos inferiores, los lleva a la esfera humana. Luego, cuando llegamos al orden social, otro elemento creador se apodera de los reinos subordinados. Una verdadera jerarquía de elementos creadores. Por supuesto, no hay nada que objetar en la lógica de este pensamiento. Como pensamiento, es un pensamiento correcto. Pero ciertamente habrá que pensar de manera diferente sobre estas cuestiones si se recuerdan algunos de los conceptos de la ciencia espiritual, conceptos que no discutiremos hoy. Estas reflexiones se quedan estancadas en abstracciones; nunca llegan a una imagen concreta. Se mencionan algunos detalles, por supuesto, pero cuando uno se pone a pensar de esta manera se queda atascado en un concepto abstracto de creatividad. Todo el pensamiento se queda atascado en el nivel de las abstracciones. Y, sin embargo, es un intento de utilizar un pensamiento claro y formal para superar un materialismo sin adornos. Se llega a algo superior, pero sólo como concepto abstracto.

La filosofía de Boutroux es un intento de superar el materialismo sin adornos. Utiliza un pensamiento formal derivado de la observación desprejuiciada de la jerarquía de los reinos de la naturaleza. Busca el concepto de una escala creativa ascendente en lo que podría llamarse la jerarquía de las ciencias. Esto lleva a conclusiones interesantes. Pero todo el intento se queda en abstracciones. Es fácil demostrarlo examinando los detalles de la filosofía de Boutroux. Para empezar, sólo describiré la línea de pensamiento que sigue; quizá el resto pueda introducirse más adelante. Aquí tenemos un intento de captar la realidad aplicando abstracciones a una observación más o menos superficial de la misma. Pero no se trata de captarla así. No quiere una mera "Filosofía del como si", ni quiere fundar una especie de mero pragmatismo, ni limitarse a una enumeración irreal de sucesos. Pero no puede llegar a la concreción necesaria para leer el mundo exterior y descubrir lo que hay detrás de él. No puede ayudarnos a mirar el mundo exterior como se miran las letras de un libro para descubrir lo que hay detrás de ellas; sólo nos muestra algunas abstracciones. Se supone que éstas expresan lo que habita en los ámbitos de la realidad. Mientras que lo que faltaba en las otras líneas de pensamiento filosófico que he descrito era el criterio de realidad, lo que se ha perdido aquí es el poder de apoderarse concretamente de la realidad. Uno ya no es capaz de sumergirse en los impulsos internos que actúan en la realidad, sino sólo de rozar la superficie.

Esto nos muestra otra tendencia fundamental de la vida moderna. He mencionado que el pensamiento se ha emancipado de una manera particular, arrancado de la realidad. Una vez emancipado de la realidad, procede en abstracciones.

Si se observan todas las diversas escuelas de pensamiento recientes, se percibirá cómo se ha perdido la capacidad de sumergirse en la realidad. La capacidad de captar la realidad en su verdadera forma es cada vez más débil. Un ejemplo clásico de ello es la evolución del pensamiento que va desde Maine de Biran hasta Bergson. Mientras que Biran, que vivía en el primer tercio del siglo XIX, seguía una línea de pensamiento cuyos importantes conceptos psicológicos le permitían sumergirse en la esfera real del ser humano, Bergson emprende un curioso camino que es totalmente característico de las tendencias particulares que actúan en el pensamiento reciente. Bergson constata, por una parte, que no es posible sumergirse en una realidad inmediata y viva mediante el pensamiento abstracto habitual ni con la ayuda de nada de lo que ofrece el pensamiento científico tal como se practica actualmente y como se plasma en diversas conclusiones científicas. Vio que este pensamiento es fundamentalmente incapaz de conectar con la realidad, que siempre permanecerá más o menos en la superficie de la realidad. Por ello, desea captar la realidad mediante una especie de intuición. Por el momento, sólo puedo darles las líneas generales de esta intuición. Se trata de un modo de experiencia interior, que contrasta con un enfoque que trata de captar la realidad en estructuras externas de su propia invención. Esto lleva a Bergson a algunas conclusiones extrañas en relación con la teoría del conocimiento y la psicología. Omitiré los pasos intermedios y procederé a la cima, desde donde señala el punto de vista materialista de que los recuerdos y otras manifestaciones superiores de la vida anímica -manifestaciones que implican complicadas formas o movimientos internos- dependen de las estructuras del cerebro. Dice, por el contrario, que la conformación de estas complicadas formas no tiene nada que ver con la finalidad del cerebro. Lo que ocurre, más bien, es que el alma actúa y entra en relación con la realidad, que luego se expresa en sensaciones, percepciones, en el compromiso práctico con la vida y en la forma en que movemos nuestro cuerpo. Estas cosas están fuera del alcance del pensamiento abstracto y deben ser captadas por la intuición, por la experiencia interior. La función de las estructuras internas que dependen del cerebro no va más allá de sus efectos en la percepción y en la promoción y disposición de la vida. La memoria no es el resultado de formaciones en el cerebro; la memoria funciona con una intensidad que es independiente del cerebro.

Se trata de un intento de superar un concepto materialista del conocimiento. Es un intento curioso en el sentido de que lo que saca a la luz es lo contrario de la realidad. Pues la memoria depende precisamente del apoyo del cuerpo físico, del cerebro físico y de todo el sistema físico.

La memoria nunca podría establecerse en la vida anímica si el alma no fuera capaz de extender su desarrollo al cuerpo físico y establecer en él lo necesario para ejercer la facultad -la capacidad- de recordar. Así que aquí tenemos una teoría en la que el afán de superar el materialismo lleva a conclusiones que son precisamente las contrarias a las correctas. La verdad del asunto es que la memoria necesita ser anexada al alma - está entre las capacidades que el alma humana necesita adquirir. Por lo tanto, la memoria, con la ayuda del cuerpo físico, necesita ser anexada al alma. Pero Bergson llega a una opinión contraria: la de que el cuerpo físico no participa en el desarrollo de la memoria. No estoy describiendo estas cosas para decir algo en particular sobre la filosofía bergsoniana, sino simplemente para mostrarles esta curiosa manifestación en el pensamiento contemporáneo. Procediendo de forma totalmente lógica, se llega a lo contrario de lo correcto.

Podríamos empezar, por tanto, por las filosofías más orientadas a la epistemología, que hablan de la incapacidad de llegar a un criterio de verdad y falsedad, y pasar después a las filosofías más preocupadas por llegar a la verdad. Lo que encontraríamos, en definitiva, es que todas ellas llegan a conclusiones exactamente erróneas debido a su impotencia para tratar la verdad. Así, el pensamiento contemporáneo se inclina hacia las mismas cosas que son incorrectas y falsas. Este fenómeno está relacionado con la forma en que la humanidad ha desarrollado una tendencia hacia las abstracciones y una capacidad para trabajar con abstracciones, ya que esto ha convertido al hombre en un extraño para la realidad. La humanidad está alejada de la realidad y no puede encontrar el camino de vuelta a ella. En mi libro "Los enigmas de la filosofía" (Die Ratsel der Philosophie) se puede leer esto con detalle. Si uno se separa de la realidad y vive en abstracciones, no podrá encontrar el camino de vuelta a la realidad. Pero una tendencia contraria comienza a hacerse sentir. La gente empieza a descubrir en sí misma una especie de anhelo de conceptos espirituales. Pero la impotencia persiste; todavía hay una incapacidad para llegar al espíritu. Se observan cosas significativas e instructivas en los intentos contemporáneos de encontrar un camino que salga de esta absoluta impotencia, un camino que conduzca a las verdades espirituales. Y acabamos de ver un ejemplo en el que el pensamiento que se ha emancipado de la realidad busca la verdad y llega a lo contrario de la verdad.

La filosofía de Eucken es un ejemplo característico de alguien que busca el espíritu sin tener la más mínima capacidad de captar siquiera la cola de la camisa de algo espiritual. Aunque Eucken no habla de otra cosa que del espíritu, lo hace sólo de palabra. Nunca dice realmente nada sobre el espíritu. Como sus palabras son totalmente incapaces de captar nada verdaderamente espiritual, habla sin cesar del espíritu. Ya ha escrito innumerables libros. Leer sus libros es una auténtica tortura, porque todos dicen lo mismo. En ellos se encuentra siempre... que hay que descubrir cómo captar el propio ser con un pensamiento que existe en sí mismo, que se apodera de sí mismo sin depender de nada externo ni de ninguna resistencia exterior, que se contempla a sí mismo dentro de sí mismo, que procede enteramente dentro de sí mismo y al hacerlo entra en sí mismo y luego se recrea desde fuera de sí mismo. Si escuchan a Eucken dar una serie de conferencias sobre la filosofía griega, o leen uno de sus libros sobre ella, encontrarán el desarrollo de la filosofía griega presentado de esta manera: Al principio el pensamiento intenta un poco apoderarse de sí mismo, pero todavía no puede hacerlo... O bien pueden escuchar cómo Paracelso empieza a apoderarse poco a poco del mundo interior ... O pueden leer un libro sobre el desarrollo del cristianismo; en todas partes encontrarán las mismas cosas; ¡en todas partes lo mismo! Sin embargo, nuestros filisteos modernos encuentran esta filosofía tan infinitamente importante; se alegran de oír a alguien hablar del espíritu y teorizar sobre el espíritu mientras no se les exija saber nada sobre el espíritu o entrar realmente en algo espiritual. Por eso muchos dicen que la filosofía de Eucken es el despertar del Idealismo, el despertar de la vida del espíritu, y es la filosofía adecuada para crear un fermento cultural que vuelva a animar la mortecina y agotada vida espiritual actual, etc. Sin embargo, cualquiera que sienta lo que late, o lo que debería pulsar, a través de una filosofía, y que lea o escuche a Eucken, tendrá la viva impresión de que se supone que debe cogerse de los cabellos y arrastrarse hacia las alturas, y luego arrastrarse aún más alto, y más alto todavía. Pues tal es la lógica autoconsistente de la filosofía de Eucken. En mis Enigmas de la Filosofía he intentado dar cuenta de estas cosas de forma totalmente objetiva. Cualquiera es capaz de decir lo que acabo de decir, pues no es necesario embarcarse en un análisis crítico; basta con conocer los conceptos tal y como son.

Así vemos cómo ciertas corrientes de pensamiento contemporáneas surgen de una impotencia ante la verdad; vemos cómo es posible incluso construir filosofías a partir de esa impotencia ante la realidad. Si uno no estuviera preocupado por la vida, esto podría no parecer tan terrible. Pero es terrible. Y de vez en cuando es necesario entrar en lo que vive y teje la vida intelectual contemporánea para desarrollar un sentimiento de lo que podría superar estas cosas.

Sólo les he descrito algunas de las corrientes de pensamiento que han sido importantes para la vida intelectual en los más variados lugares, lugares donde se presentan en conferencias y se enseñan visiones filosóficas del mundo. En los últimos años, las distintas corrientes de pensamiento han ido desarrollando tendencias similares, de modo que existe una estructura común de pensamiento en general. Ya me referí a esto cuando mostré cómo la "Filosofía del como si" y el Pragmatismo surgieron al mismo tiempo, independientemente uno del otro.

Pero los pensadores también han tomado prestadas varias cosas unos de otros. El intercambio de pensamientos es siempre un asunto activo. Vaihinger era totalmente independiente de Pierce; los dos, uno en Alemania y el otro en Estados Unidos, llegaron a este enfoque de la vida independientemente el uno del otro. De hecho, uno encuentra muchos ecos de este tipo entre personalidades de una cultura y personalidades de otra. Sólo observando esto en detalle se obtiene una verdadera imagen de lo que realmente sucede en la vida espiritual. Y hoy en día se escribe y se piensa y se considera una cantidad increíble en esta línea, pero las especulaciones no prestan atención, a algunas de las cosas más simples. Ciertas conexiones son ignoradas porque la actualidad no ha conservado el sentido de la realidad. Y este sentido de la realidad es algo que hay que aprender. Como una especie de apéndice a la conferencia de hoy, permítanme decir: Este sentido de la realidad es algo que hay que aprender.

Si se me permite mencionar algo personal, me gustaría decir que siempre he intentado -incluso en cuestiones científicas externas- desarrollar el sentido de la realidad, el sentido de cómo seguir el rastro de la realidad. Esto consiste no sólo en ser capaz de juzgar lo que realmente existe, sino también en ser capaz de encontrar formas de aplicar medidas reales y comparaciones reales a la realidad. Quizás conozcan la llamada doctrina del eterno retorno -el retorno de las mismas cosas- que se encuentra en Nietzsche. Según esta doctrina, ya nos hemos sentado juntos innumerables veces antes de la forma en que estamos sentados ahora. Y volveremos a sentarnos juntos de esta manera innumerables veces. No es una doctrina de la reencarnación, sino una doctrina sobre la repetición de las mismas cosas. En este momento no me interesa criticar la doctrina del eterno retorno. Esta doctrina del eterno retorno se deriva de una imagen bastante definida de cómo se formó el mundo. A partir de esta otra visión del mundo, previa, Nietzsche desarrolló algunas ideas imposibles.

Una vez estuve presente con otros estudiosos en el Archivo Nietzsche. Se discutía la doctrina del eterno retorno y la gente estaba interesada en saber cómo pudo llegar Nietzsche a esta idea. Piensen en las maravillosas posibilidades que se abren. Cualquiera que conozca las circunstancias académicas verá qué hermosas oportunidades hay para escribir el mayor número posible de disertaciones y libros sobre cómo Nietzsche llegó originalmente a la idea de la doctrina del eterno retorno. Naturalmente, se pueden elaborar las teorías más atrevidas para explicarlo. Se pueden encontrar todo tipo de cosas; sólo hay que buscarlas. Después de que la discusión se prolongara durante un rato, dije a los reunidos: Nietzsche a menudo llegaba a una idea formulando la contradicción de alguna idea que encontraba en otra persona. Por lo tanto, intentaba abordar sus ideas de forma realista. Que yo sepa, dije, lo contrario de esta idea suya se encuentra en otro filósofo, Duhring, que decía que la configuración original de la tierra hacía imposible que nada se repitiera. Y dije que, hasta donde yo sé, Nietzsche había leído a Duhring. Así que sugerí que lo más sencillo sería ir a la biblioteca de Nietzsche, que se ha conservado, sacar los libros de Duhring y buscar los pasajes en los que se encuentra la contrateoría. Entonces fuimos a su biblioteca y localizamos los libros. Les encontramos los pasajes pertinentes -con los que estaba bastante familiarizado- y encontramos fuertes marcas de la propia mano de Nietzsche y algunas palabras características. Cuando llegaba a pasajes en los que pretendía formular una idea contradictoria -ya no sé exactamente qué palabra utilizaba en este caso concreto-, Nietzsche escribía algo así como "burrada" o "tontería" o "sin sentido". En este lugar había una palabra tan característica escrita en el margen. Así, la idea de la "doctrina del eterno retorno" nació en el espíritu de Nietzsche cuando leyó este pasaje y formuló la idea contradictoria. Aquí sólo se trataba de buscar en el lugar adecuado. Pues cuando se encontraba con ciertas ideas, Nietzsche tendía realmente a formular la idea contradictoria.

Aquí tenemos otra manifestación característica de la impotencia del criterio moderno de la realidad. He estado mostrando algunas de las cosas que se originan en esta impotencia. Tenemos otro ejemplo en este uso de la contradicción para confrontar una verdad declarada o un juicio preexistente cuando uno es incapaz de llegar a ningún criterio independiente de verdad propio. Pero no hay que generalizar sobre estas cosas. Naturalmente, sería absurdo tomar este ejemplo y llegar al juicio abstracto de que Nietzsche llegó a toda su filosofía de esta manera, ya que a veces fue totalmente positivo y se limitó a ampliar una idea permaneciendo completamente fiel a su espíritu original. Así, por ejemplo, es como surgió todo lo que encontramos en Más allá del bien y del mal (Jenseits von Gut und Bose) de Nietzsche. Esto puede demostrarse en todos los aspectos. Una vez más, basta con ir a la biblioteca de Nietzsche. Allí se encuentra un libro sobre la moral de Guyau. Lean todos los pasajes en los que Nietzsche ha hecho anotaciones en los márgenes; luego podrán encontrarlos de nuevo, resumidos, en Más allá del bien y del mal. Más allá del bien y del mal ya está contenido en el tratamiento de la moral de Guyau. Hoy en día es necesario prestar atención a estas conexiones. De lo contrario, se puede llegar a impresiones totalmente falsas sobre el tipo de persona que era tal o cual pensador.

Hoy quería compartir con ustedes algunas perspectivas de la vida intelectual moderna. Me he limitado a lo que me resulta más familiar y sencillo. Si las circunstancias lo permiten, podremos volver a tratar estos temas en un futuro próximo y examinarlos con más detalle.

Traducido por J.Luelmo abr.2022