GA111 Roma, 31 de marzo de 1909 - Introducción a la Teosofía - 7 -

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RUDOLF STEINER

INTRODUCCIÓN A LOS FUNDAMENTOS DE LA TEOSOFÍA

INTRODUCCIÓN A LA TEOSOFÍA (7)

Roma, 31 de marzo de 1909

conferencia 32

Lenta y gradualmente se desarrollará lo que tuvo lugar en germen en el Gólgota. Con este misterio se tendió el puente del pasado al futuro: La vida anímica de la humanidad se transformó por completo. Esto se expresa con especial claridad en dos grandes espíritus que prepararon el camino al cristianismo: San Agustín y Santo Tomás de Aquino. Para comprenderlos correctamente, es necesario echar un vistazo al antiguo sistema de misterios, donde se enseñaba el conocimiento más elevado que se podía alcanzar. Sin esta visión, es imposible comprender a fondo a tan peculiares personalidades.

Como sabemos, en todos los pueblos existieron los llamados misterios. Aquí sólo hablaremos de sus características principales. Los misterios eran instituciones que incluían tanto la iglesia como la escuela. Allí lo primero que se enseñaba era la doctrina del origen de la creación y su continuación, pero no una doctrina aburrida como la doctrina moderna de la creación, sino un conocimiento que conducía a la visión clarividente. En los verdaderos misterios no había separación entre fe y conocimiento. Se clasificaban en misterios superiores e inferiores. En estos últimos, la evolución de la tierra se describía en magníficas representaciones, de modo que todo estaba impregnado e impregnante de arte y belleza. El arte, la religión y el conocimiento procedían de la misma fuente.

A los que querían elevarse aún más se les impartían ejercicios elementales y generales. Lo que hoy llamamos conocimiento teosófico era entonces sólo la preparación. Ejercicios como los que hemos descrito en las conferencias anteriores estaban ligados a esto, aunque de un tipo diferente, no cristiano ni rosacruz. Durante muchos años el cuerpo astral estuvo organizado de esta manera. Entonces ocurría lo siguiente, que hoy ya no es necesario debido al cambio de circunstancias: cuando el hierofante veía que el cuerpo astral había madurado lo suficiente, la persona que iba a ser iniciada era llevada a un estado similar a la muerte, como en el caso del cuerpo de Lázaro, durante tres días y medio. En esta ocasión, su cuerpo etérico también se desprendía casi por completo del cuerpo físico junto con los demás cuerpos superiores. Durante estos tres días y medio el discípulo tenía la visión del mundo espiritual. Se iluminaba, era capaz de alcanzar las regiones más elevadas y ver todo lo relativo al pasado y al futuro. Cuando finalizaban los tres días y medio, el discípulo era despertado, y entonces podía contar lo que ocurría en las alturas. Había podido ver que el espíritu rector de nuestra evolución, el Cristo, también pasaría un día por el mismo proceso y permanecería en la tumba durante tres días y medio. A través de este hecho, los misterios se convirtieron en una realidad histórica. 

El Misterio del Gólgota fue la culminación de lo ocurrido en los Misterios inferiores. En él, lo que antes era sólo una premonición se convirtió en un hecho real. Con los ejercicios de la imaginación y demás, el Yo del discípulo había transformado su cuerpo astral; mediante el Misterio del Gólgota, sin embargo, su cuerpo etérico también se transformó. En la medida en que el cuerpo astral se iba transformando, se convertía en manas, el yo espiritual, -el espíritu real-, el yo superior. En la medida en que se transformaba el cuerpo etérico, se iba formando el budhi, el espíritu vital. Después el discípulo trata de transformar también su cuerpo físico, por lo que surge Atma, -Atma = respiración-, porque en realidad la transformación del cuerpo físico tiene lugar mediante ejercicios especiales de respiración. Sólo a través del desarrollo de Budhi puede una persona reconocer y ver al Cristo como un ser espiritual.

¿Por qué había que retirar primero el cuerpo astral? Porque si hubiera permanecido conectado al cuerpo físico, no habría tenido el poder de imprimir impresiones en el cuerpo etérico. Pero el Cristo nos ha liberado de esta prueba de los tres días y medio, y a través de él los ejercicios antes mencionados también se han hecho posibles sin la interferencia del Hierofante. El primer ejemplo lo tenemos en Saulo cuando se convirtió en Pablo. En lo que le sucedió en el camino a Damasco, debemos ver algo similar a la iniciación. Los pocos momentos fueron suficientes para él porque había alcanzado la madurez en la vida anterior. Los puntos de conexión con lo que uno ha aprendido en encarnaciones anteriores pueden estar separados por periodos intermedios de unas pocas encarnaciones, pero también pueden aparecer tarde en una vida.

Esto hace comprensible por qué la conversión de Saulo, es decir, la conexión con su desarrollo anterior, tuvo lugar a una edad relativamente madura. Además, Pablo no necesitó ascender a los mundos superiores para ver a Cristo, como habría sido necesario para otro iniciado en la era precristiana. Cristo estaba en adelante en la tierra, íntimamente conectado con el cuerpo astral de la tierra. Un observador clarividente, que hubiera podido observar desde otra estrella, habría visto la gran transformación provocada por el Misterio del Gólgota. En el pasado, había que aprender y comprender todo en los misterios para adquirir conocimiento. Ahora las cosas son diferentes, y prueba de ello son Agustín y Tomás de Aquino. Antes de su época, habría sido inútil hablar de las jerarquías espirituales porque nadie que no estuviera iniciado podía verlas.

Esta incapacidad de ver se debía al hecho de que seiscientos años antes de nuestra era, los misterios ya habían cesado y las iniciaciones ya no tenían lugar. Los verdaderos misterios fueron sustituidos por escuelas filosóficas, y la filosofía ocupó el lugar de la iniciación. Sin embargo, ésta no fue siempre un sistema tan abstracto como lo es hoy; al contrario, -sobre todo al principio-, era una reminiscencia más o menos perfecta de los Misterios. Aristóteles es la última persona de la que tenemos tal filosofía; en él, sin embargo, los ecos de los Misterios ya se han reducido al mínimo. Después de Aristóteles, se llegó incluso a olvidar por completo que toda filosofía puede remontarse a la sabiduría de los Misterios. Después, sólo tenemos una infiltración de conceptos abstractos, algo así como un tejado de paja.

El primer paso adelante se caracteriza por el Misterio del Gólgota. Hasta entonces, las capacidades humanas estaban poco desarrolladas, por ejemplo la razón. El hombre no podía progresar porque su mente estaba ligada a los órganos de los sentidos. Tenía que llegar el momento en que su mente pudiera desarrollarse de forma independiente. Porque no habría sido posible comprender lo que ocurrió en el Gólgota con la mera razón. Pero cuando el Cristo abandonó el mundo sensual, surgieron innumerables repeticiones de su cuerpo etérico y astral, que estaban destinadas a entretejerse en los cuerpos de aquellos que eran aptos para difundir el cristianismo. Uno de ellos fue San Agustín, quien, cuando quiso formar un nuevo cuerpo etérico al descender a la existencia física para encarnarse de nuevo, hizo tejer en su cuerpo etérico una de estas repeticiones del cuerpo etérico de Cristo.

Así llegó a encontrar en sí mismo las fuentes de su enseñanza sobre la verdadera forma de misticismo cristiano. Pero como sólo tenía en su interior el cuerpo etérico de Cristo, su yo estaba sujeto al error y podía convertirse en juguete de las pasiones. Así, Agustín desarrolló su yo, pero también cayó en el error y pasó por todas las etapas de la duda en relación con la enseñanza de Cristo. Con él fue como un materialismo superior, porque ya entonces existía el error de querer materializarlo todo. Sólo los que se liberan de él comprenden las cosas del espíritu. Cuando Agustín encontró por fin el cristianismo en las palabras de Juan y Pablo, el cuerpo etérico de Cristo comenzó a obrar en él. No habla del cuerpo físico, sino del cuerpo etérico, que es lo mismo que lo que él llama «soma».

Habla del cuerpo astral como el «Pecado», y del «Yo» dice que puede surgir en él mediante la purificación. Llama a la transformación del cuerpo astral «la captación de la verdad» y a la del cuerpo etérico «el goce y el sabor de las cosas espirituales». Y habla del grado más alto de espiritualización como «visión». Los escritos de San Agustín son una buena preparación para nosotros porque describen el desarrollo interior del místico. El momento en que entra en el mundo espiritual es claramente reconocible. San Agustín es el mejor intérprete de las cartas de San Pablo.

Tomemos ahora al otro gran representante del cristianismo: Tomás de Aquino. Si lo comparamos con Agustín, vemos que no estaba atrapado en el error como este último, y que no había conocido la duda ni la incredulidad desde la infancia, porque el juicio y la convicción tienen su sede en el cuerpo astral, y él había recibido la de Cristo entretejida en su propio cuerpo astral. La implantación de cualquier principio en un cuerpo humano sólo puede tener lugar cuando un hecho externo cambia el curso natural de las cosas. Cuando Tomás era todavía un niño, un rayo cayó cerca de él y mató a su hermana pequeña. Este acontecimiento físico, -físico sólo aparentemente-, le hizo capaz de recibir al Cristo en su cuerpo astral.

La época de la vida de Tomás coincide con la época en que se formó la mente humana tal y como la conocemos. El impulso más fuerte para esta formación vino del arabismo, que era una verdadera ciencia intelectual, mientras que los antiguos sabios sabían ver directamente. Aristóteles era idóneo para procesar la nueva filosofía, pues ya había favorecido el trabajo intelectual frente a la sabiduría mistérica. Esta última desapareció por completo con el arabismo, que era pura especulación intelectual. Como mucho, nos lleva al panteísmo de los conceptos, el racionalismo; pero no va más allá de esta idea de un todo unificado. Tomás tomó la ciencia intelectual que le era accesible, pero dejó inalterado el conocimiento de la revelación y utilizó la dialéctica para comprenderlo. Todo está contenido en el Nuevo Testamento, de modo que Tomás sólo necesitó añadir la ciencia afinada a lo que allí se expone. La escolástica, tan poco apreciada hoy en día, hizo posible esta ciencia intelectual, así como la elevación de uno mismo al pensamiento divino a través de la dialéctica progresiva. Escolástica viene del griego “scole”, que significa nota, que se tradujo erróneamente como “scuola” = escuela. El sistema escolástico es el tejido lógico más perfecto. De este modo encontramos en Tomás los pensamientos divinos precreadores concebidos de nuevo, libres de error y engaño, como sólo podían concebirse en una celda monástica, lejos del mundanal ruido.

El hombre de mundo tiene prisa por comprender, por adoptar rápidamente un punto de vista y por simplificarlo todo. Pero la Divinidad no es tan sencilla. Con Tomás de Aquino, el pensamiento humano se eleva. No es menos místico que escolástico. Fue capaz de dar tales descripciones porque vio las jerarquías espirituales tal como nos las dio el vidente Dionisio el Areopagita, y en sus largas meditaciones nocturnas ante el altar fue capaz de resolver los problemas más difíciles. Así encontramos en él al místico y a un pensador tan brillante como un diamante e inafectado por los sentidos.

Después de él, no hubo más multiplicación de conceptos. Incluso el concepto de evolución se encuentra ya en Aristóteles y quizás incluso mejor descrito. Ya hemos dicho cómo todo se encuentra en el Nuevo Testamento. Contiene el germen del misticismo, y hemos visto cómo ha madurado este germen y cómo se han desenterrado infinitos tesoros de los Evangelios. Hoy tenemos la Teosofía, más tarde vendrán otras oleadas espirituales y se encontrarán nuevos tesoros en los Evangelios. En el Apocalipsis de Juan, el futuro de la tierra llega a su fin.

Hoy quería mostrarles cómo la liberación del intelecto fue la primera etapa del cristianismo. Esto es sólo como una hoja, pero nuevas hojas crecerán en la poderosa planta del cristianismo, una tras otra. La flor será la belleza general de la tierra, renovada por el cristianismo; el fruto será el nuevo mundo para el que la tierra actual es la preparación. Cristo puede ser encontrado por aquellos que lo buscan, como Él enseñó, como todavía enseña y siempre enseñará hasta el final.

Traducido por J.Luelmo, jul,2025

GA111 Roma, 30 de marzo de 1909 - Introducción a la Teosofía - 6 -

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RUDOLF STEINER

INTRODUCCIÓN A LOS FUNDAMENTOS DE LA TEOSOFÍA

INTRODUCCIÓN A LA TEOSOFÍA (6)

Roma, 30 de marzo de 1909

conferencia 31


Ayer describimos el camino de la iniciación cristiana y vimos lo tremendamente difícil que es, tanto que desde los primeros pasos requiere apartarse de la vida cotidiana. Por lo que en nuestro tiempo, la vida no es compatible con ese camino. Debido a esto, los ocultistas de los siglos XIII y XIV vieron la necesidad de crear la posibilidad de hacer más accesible el camino de la iniciación. Ya en los siglos XVI y XVII, los conceptos de humanidad habían cambiado, como era particularmente evidente en la época de Copérnico y Galileo. Por lo tanto, el camino debía estar en consonancia con las nuevas formas de pensar, especialmente con las ciencias naturales que se estaban desarrollando en ese momento. El camino Rosacruz se adaptó a esta necesidad. No deja ninguna pregunta sin respuesta, ya sea en el campo de la religión o en el de la ciencia. Esta iniciación nos revela las profundidades más recónditas de la sabiduría bíblica y nos capacita para satisfacer todas las demandas de la vida moderna. Este camino lleva el nombre del fundador de la escuela Rosacruz, Christian Rosenkreutz, cuyo verdadero nombre, sin embargo, sólo es conocido por los iniciados.

El camino rosacruz es diferente al cristiano, aunque tiene el mismo objetivo. Echemos un vistazo para ver en qué consiste. Consiste en hechos y acciones en la parte más íntima del alma, tan internamente que otras personas no necesitan notarlas y pueden lograrse fácilmente entre todas las actividades ordinarias de la vida. Estos son ejercicios de purificación que ayudan mucho, y son:

  1. concentración del pensamiento,
  2. iniciativa de acción,
  3. equilibrio en la alegría y en el sufrimiento,
  4. positividad en la vida espiritual,
  5. imparcialidad de juicio,
  6. llevando a cabo todo lo anterior en armonía.
La condición principal es la repetición constante de tales ejercicios. El resultado es la transformación del cuerpo etérico, que es el portador en el que se registran, por así decirlo, todos nuestros hábitos que debemos a la repetición. La planta, por ejemplo, que ya tiene un cuerpo etérico, nos muestra esta ley de repetición produciendo constantemente nuevas hojas; mientras que donde está el cuerpo astral de la planta, esta ley falla.
La necesidad de la repetición también se aplica a los seres humanos en relación con su desarrollo superior. La mera comprensión intelectual no es suficiente para transformar el cuerpo etérico. Esta es la base del efecto de los ejercicios religiosos, en los que la repetición siempre se considera para la vida esotérica. Por eso, por ejemplo, el Padre Nuestro se repite varias veces; Y no basta con entenderlo.

Primer ejercicio: Describamos ahora el primer ejercicio, el de la concentración. Elegimos un momento y un lugar en el que nuestra mente está más tranquila y comenzamos a pensar en algún objeto al azar. El objeto debe ser elegido por nosotros mismos y debe ser preferiblemente sin propiedades sugerentes, es decir, que no sea interesante, por ejemplo, un alfiler. Nuestro pensamiento debe permanecer fijo en el alfiler, incluso cuando se consideran todas las formas concretas posibles del alfiler, así como todos los conceptos que se relacionan con él. Solo se debe sostener la imagen del alfiler. Este ejercicio debe durar cinco minutos, y lo más importante no es el objeto en el que se piensa, sino la fuerza con la que se piensa. Por lo tanto, el objeto de concentración puede ser diferente cada día, e incluso se puede cambiar varias veces en un día.

Segundo ejercicio: iniciativa de acción. Decidir hacer alguna acción a una hora determinada del día; cuanto más insignificante, mejor, cuando esté uno seguro de que no causarán molestias. Por ejemplo,  decirse a uno mismo: "Mañana a esta hora, pondrás una silla en ese rincón, y nada te impedirá hacerlo". Repetir acciones tan pequeñas desarrolla una fuerte voluntad en poco tiempo.

Tercer ejercicio: equilibrio e imparcialidad. El discípulo esotérico debe ser capaz de controlar el deseo y el sufrimiento, suprimiendo la risa y el llanto automáticos involuntarios, y estando lo menos posible eufórico o entristecido hasta la muerte. Por supuesto, esto no lo hace a uno insensible. Por el contrario, el estudiante debe volverse cada vez más sensible y comprender todos los niveles de sufrimiento y alegría, pero en todo debe permanecer siempre dueño de sí mismo.

Cuarto ejercicio: La positividad del alma, es decir, la naturaleza del pensar y del sentir, para buscar en todas las cosas lo que es bueno, bello y útil, aunque parezca ser lo contrario. Incluso en un loco se puede encontrar la chispa divina de la razón. Buscar la verdad en un mundo de error no significa volverse acrítico, sino llevar la crítica tan lejos como para descubrir lo que otras personas generalmente pasan por alto. En una leyenda persa, tenemos un ejemplo de tal positividad tal como la entendió Cristo. Mientras viajaba con sus discípulos, vieron el cadáver de un perro en avanzado estado de descomposición. Los apóstoles se alejaron con disgusto, hablando entre ellos sobre el horrible espectáculo. Cristo, en cambio, se detuvo frente al cadáver y señaló a sus discípulos lo hermosos que eran los dientes del perro.

Quinto ejercicio: Imparcialidad de juicio. Esto significa renunciar a lo absoluto en opinión personal y estar siempre preparado para cambiarlo cuando sea razonable hacerlo. Siempre debemos estar dispuestos a aprender algo nuevo, ya sea que provenga de un niño o de una brizna de hierba.

Sexto ejercicio: Una vez que haya uno practicado cada uno de estos ejercicios durante un mes, debe tratar de realizar los cinco en armonía durante el sexto mes. Esta armonización, por cierto, debe comenzar ya gradualmente en el segundo mes para que la realización del segundo ejercicio no vaya en detrimento de la del primero. En el tercer mes, uno también debe hacer los dos primeros ejercicios y continuar de esta manera hasta donde lo permitan sus deberes diarios. Estos ejercicios deben actuar sobre el cuerpo astral; La impresión que se produce en él debe ser tan fuerte que lo retenga hasta el estado de sueño, cuando se separa del cuerpo físico. La educación del Rosacruz debe permitirle pensar sin estímulos externos. Debe ser capaz de extraer el estímulo para pensar desde dentro de sí mismo, de modo que el pensamiento dependa cada vez más de su voluntad y no sea simplemente producido por las circunstancias. Estos ejercicios nos permiten gradualmente dirigir nuestra atención a los hechos del mundo suprasensible, cuyo conocimiento es lo principal en las enseñanzas ocultas. Muchos lamentan que la Teosofía siempre hable de mundos que no son accesibles a la percepción ordinaria, mientras que la ciencia, en cambio, demuestra todo lo que enseña. Sin embargo, la Teosofía elemental siempre ha tenido este carácter trascendental en todas las escuelas ocultas.

Cualquiera que haya entendido la teoría y la pruebe en la vida verá cómo todo encaja. Por cierto, hay una etapa aún más alta, que se describe en mi "Filosofía de la Libertad". Pido disculpas por citarme a mí mismo. Pero este libro contiene una secuencia de pensamientos, cada uno de los cuales se deriva del anterior de tal manera que no se podría poner uno en el lugar del otro ni quitar uno de él.

La segunda etapa es que se logra la llamada "imaginación" a través de una contemplación muy especial de uno mismo. Uno imagina imágenes con la mirada del alma, a las que dedica toda su atención, despertando así la imaginación o conciencia imaginativa. De nuevo, en este punto, tiene lugar una conversación entre el maestro y su alumno. El maestro dice: Mira cómo la planta tiene su raíz en la tierra, cómo despliega hojas y flores; Siente cómo crece y cómo tiene sus jugos dentro, y luego mira al ser humano y aprende a entender la diferencia. La planta está inconsciente; Pero en el hombre todo se refleja como placer y sufrimiento en diversos grados. En el hombre fluye la sangre roja como portadora de las pasiones y los instintos, mientras que en la planta se mueve la casta savia verde, la clorofila sin pasión. ¡Experimenta esto! Mira entonces al verdadero ideal del futuro, cuando el hombre se habrá transformado a sí mismo y su sangre se habrá vuelto tan pura y casta como la savia de la planta. La rosa puede servir como símbolo de esta transformación, en la que lo que es verde abajo se vuelve rojo arriba sin perder su pureza y castidad. ¡Siente este desarrollo hacia niveles cada vez más altos! Siente aún más lo que significan las palabras: "¡Muere y deviene!" Todas las pasiones deben ser vencidas, y la sangre roja debe volver a ser pura. Todo esto se ve en el símbolo Rosacruz: en la cruz negra la muerte y en las siete rosas los signos del devenir superior.

En Jesús, la sangre se había vuelto tan pura que, según la leyenda, cuando la sangre fluía de las cinco llagas, las abejas se posaban en la herida del costado y absorbían la sangre, porque se había vuelto tan pura que se podía hacer miel con ella, como con la sangre pura de la planta. Lo principal es sumergirse imaginativamente en la imagen imaginada, no solo imaginar una imagen. Lo mismo se aplica a todos los símbolos, por ejemplo, la Llave de Salomón: arriba hay un dragón volador blanco, abajo hay uno negro que muere.

Diagram 1
fig. 1

A través de la práctica concienzuda, uno llega a despertar por la mañana con la conciencia de que ha pasado la noche en un mundo de símbolos. Es como salir de las profundidades del mar a la luz, y las tinieblas se iluminan.

Luego viene la tercera etapa, la "lectura de la escritura oculta". Las imágenes se presentan a la imaginación, y ya no es posible pensar en el engaño. Estas imágenes son el lenguaje de los seres superiores: ángeles, arcángeles, serafines, tronos, etc. Así experimentamos el mundo de los seres espirituales. De la imagen real, aprendemos a distinguir la imaginación a través del efecto que tiene en nosotros. Por ejemplo, la imagen de un hierro incandescente nunca nos quemará como el hierro incandescente mismo; Y aunque la imagen de una limonada nos haga la boca agua, nunca saciará nuestra sed. A través de los ejercicios de imaginación, aprendemos a leer la escritura oculta, y eso es un importante paso adelante.

Luego viene la cuarta etapa: la "preparación de la piedra filosofal". Este término puede hacer reír cuando uno piensa en las muchas recetas antiguas que se refieren a él; Pero sabemos de qué se trata. Volvamos a mirar la planta. El hombre inhala oxígeno, acumula carbono y exhala ácido carbónico. La planta, por su parte, inhala ácido carbónico, retiene el carbono y libera el oxígeno, que el hombre puede volver a utilizar. El proceso de respiración de la planta, aunque se considera poco importante como se describe en la ciencia, es de gran importancia en el ocultismo. Debido a que todo en el mundo está determinado y ordenado de acuerdo con una ley de armonía, el Maestro prescribe un método de respiración rítmica para el discípulo, que sólo podemos insinuar porque pertenece al reino de la enseñanza esotérica. El proceso de respiración está organizado de tal manera que la persona procesa el carbono, como lo hace la planta, de modo que aquí tenemos realmente la purificación y transformación de la sangre, que por lo tanto se hace más parecida a la planta. El carbono es la piedra filosofal. Y aquí tenemos su preparación a grandes rasgos: el ser humano es la réplica, aprendiendo a convertirse en planta en el sentido superior. Pero sólo lo aprenden aquellos que pueden entenderlo en este sentido superior, y no aquellos que sólo quieren buscar en él una nueva fuente de beneficio material.

Pasemos ahora al quinto paso. El Maestro le dice al discípulo: "¡Aprende la conexión entre el microcosmos y el macrocosmos!" Todo lo que rodea al ser humano en el mundo exterior está contenido dentro de él. Podemos, por ejemplo, mencionar la conexión entre el ojo y el sol. Si uno se abstraes de todo lo externo y se concentras únicamente en un punto del ojo o del corazón, entonces comprende el efecto del sol en el cosmos, porque la sustancia solar se encuentra en el ojo y en el corazón. Así el discípulo aprende que el sol le dio el ojo y el corazón, así como tiene partes del cerebro diferentes a las de la luna. De esta manera, el discípulo penetra gradualmente en su entorno.

Ahora llegamos a la sexta etapa: el discípulo ya no piensa, digamos, en el corazón, sino en las fuerzas que se lo dieron, y así hace con todas las cosas. De esta manera se penetra en el alma de las cosas y se experimenta su vida única. Por ejemplo, uno pensaría que si uno arranca una hoja de una planta, debe sentir dolor como un cuerpo al que se le arranca un dedo. Pero no, no lo es. A la planta le gusta ser recogida, quemada o cortada con una guadaña. Nada es más hermoso de ver con el ojo clarividente que en el momento de la cosecha, cuando las plantas y las flores disfrutan voluptuosamente del corte de la guadaña. Por otro lado, la planta sufre cuando es arrancada de la tierra por sus raíces. Por otro lado, es un placer que una piedra se parta en pedazos en lugar de ser tapiada con otras piedras para formar un edificio. Para la sal, por ejemplo, estar disuelta en agua es un placer, mientras que el proceso de cristalización es sufrimiento. En la antigüedad, toda la tierra estaba incrustada en el agua. Poco a poco se solidificó, y nació como de los dolores del alma de las piedras. Caminamos sobre el sufrimiento fosilizado, ya que por otro lado, de su espiritualización, surgirá su bienaventuranza. Pablo dijo: Toda cosa creada debe pagar por su nacimiento con dolor.

Hemos llegado ahora a la séptima etapa, la de la "bienaventuranza", que es inexpresable en las palabras humanas. Proporciona la solución al misterio de Cristo.

Como podemos ver, para este camino ascendente Rosacruz, sólo se necesita entrar en sí mismo y al mismo tiempo permanecer en la vida cotidiana.

Traducido por J.Luelmo jul,2025

GA111 Roma, 29 de marzo de 1909 - Introducción a la Teosofía - 5 -

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RUDOLF STEINER

INTRODUCCIÓN A LOS FUNDAMENTOS DE LA TEOSOFÍA

INTRODUCCIÓN A LA TEOSOFÍA (5)

Roma, 29 de marzo de 1909

conferencia 30


Hoy queremos hablar de la iniciación cristiana. Pero primero debemos aclarar el principio de la iniciación para que entendamos lo que debemos hacer para alcanzarla. Mis palabras sólo podrán dar una visión general, ya que se necesitan décadas para comprenderla completamente.

En primer lugar, vemos que en los seres humanos hay tres fuerzas fundamentales: el pensar, el sentir y la voluntad. Cada una de estas fuerzas corresponde a un sistema, a un camino hacia la iniciación. Tenemos el camino indio, que está conectado con el desarrollo de lo mental, del pensar; el camino cristiano propiamente dicho, que está relacionado con el desarrollo de los sentimientos, del sentir; y finalmente, el camino Rosacruz, que está conectado con el desarrollo de la voluntad. Hoy queremos considerar la verdadera iniciación cristiana.

Pensemos en el estado del ser humano cuando está dormido, cuando el yo y el cuerpo astral están fuera del cuerpo físico. Debido a que el cuerpo astral no tiene oídos ni ojos, el ser humano no percibe nada mientras duerme. Por lo tanto, debe desarrollar órganos espirituales en su cuerpo astral. Estos se consiguen mediante la "purificación" o "catarsis", como se le llamaba en la antigua Grecia. Esta es la primera etapa. En la segunda etapa, el ser humano debe imprimir en el cuerpo etérico las percepciones del cuerpo astral. Inmediatamente después de que se hace, la percepción se repite como una impresión en el cuerpo etérico.

En la iniciación cristiana, para lograr esto, el iniciado tenía que evocar dentro de sí mismo los sentimientos más intensos. Estos no son los sentimientos de la vida cotidiana, que no guardan relación con el cuerpo astral. Son sentimientos mucho más profundos que tienen un efecto poderoso en el cuerpo astral cuando éste está fuera del cuerpo físico. La primera sensación que el iniciado tenía que experimentar dentro de sí mismo, venía a través de la enseñanza del maestro. El cual lo conducía a un lugar tranquilo y remoto y allí dirigía  la atención del estudiante a la naturaleza pacífica, mientras le decía: Mira esta planta, cómo ha hundido sus raíces en la tierra y ha empujado su tallo hacia arriba con sus hojas, flores y frutos, ¿Cómo lo ha hecho? A través de las fuerzas que ha extraído de la tierra. De modo que, si la planta pudiera hablar, diría a la tierra mineral sin vida: Me elevo por encima de ti, pero te debo mi vida, y me inclino ante ti con gratitud. El candidato tenía que dejar que este humilde sentimiento de gratitud se apoderase de él durante semanas y semanas.

Después el maestro procedía a mostrarle los animales, que a su vez dependen del mundo vegetal para su alimentación. La misma relación existe entre el reino humano y el reino animal y entre los propios humanos, de modo que un sentimiento de gratitud mutua conecta todos los reinos de la naturaleza. Era precisamente este sentimiento el que el candidato tenía que experimentar dentro de sí mismo.

En cierto punto, el discípulo tiene una visión que es siempre la misma para todos los estudiantes. Ve lo que se describe en el capítulo trece del Evangelio de Juan. Ve a Cristo lavando los pies de sus doce apóstoles. Esta inclinación de lo superior hacia lo inferior indica que lo superior no puede existir sin lo inferior. El síntoma que acompaña a esta visión es la sensación de que el agua fluye corriendo sobre los pies. Este hecho es el lavado espiritual. De esta manera, el estudiante se ha preparado para la siguiente sensación. El maestro le dice: Debes llenar tu alma con todo el dolor del mundo, todos los días y con intensidad creciente. Entonces el discípulo siente un dolor punzante por un tiempo, porque este sentimiento se ha entrelazado con su cuerpo astral. Luego tiene una visión de Cristo siendo azotado; Como síntoma externo, se siente como si él mismo estuviera siendo azotado.

Después el astral se acerca a él, y el discípulo experimenta una tercera sensación. El maestro le dice: Debes experimentar dentro de ti mismo como si la cosa más sagrada del mundo para ti estuviera siendo pisoteada hasta convertirla en polvo. Después de semanas y meses y a veces años, el discípulo experimenta algo como picaduras que penetran en su cabeza y ve a Cristo coronado de espinas.

Luego viene la cuarta etapa, y el maestro le dice al discípulo: Hasta ahora te has identificado con tu cuerpo llamándolo "yo"; Ahora debes aprender a considerarlo como una mera herramienta. Debe convertirse en un objeto extraño para ti, como un hacha, y debes permanecer en esta sensación incluso cuando sufre alguna lesión. El discípulo debe llegar al punto en el que dice: No voy a pasar por la puerta, sino que estoy llevando mi cuerpo a través de ella. Esto es fácil de decir, pero se necesita mucha fuerza y perseverancia para experimentarlo realmente y ponerlo en práctica. El efecto es que mientras el discípulo está completamente absorto en la sensación de separación entre él y su cuerpo, recibe los cinco estigmas en su cuerpo, en sus manos, pies y uno en su lado derecho. Sin embargo, hay que tener cuidado y no atribuir cada uno de estos fenómenos al desarrollo espiritual, porque los estigmas también pueden ser causados por ciertas condiciones patológicas. En este punto, uno tiene una visión de Cristo cargando su cruz, y el discípulo se convierte en el portador de la cruz a través de sus heridas sangrantes; La cruz es su cuerpo, que arrastra tras de sí a través del mundo.

A esto le sigue una etapa aún más alta, en la que la persona contempla a Cristo crucificado y medita tan profundamente sobre la crucifixión que se vuelve ciega y sorda al mundo exterior y se siente como si él mismo estuviera crucificado. De esta manera, llega a la "muerte mística", la quinta etapa. En este punto, el mundo entero le parece oscurecido, el suelo desaparece bajo sus pies, no oye nada más, es la prueba más terrible. El iniciado experimenta todos los dolores, todos los vicios, todos los pecados. Es el "descenso a los infiernos". Y se da cuenta de que, no importa cuánto sufrimiento y dolor haya en el mundo, siempre puede haber más. Entonces llega un momento importante: la oscuridad cesa y el mundo espiritual se revela. Este es el "rasgado del velo". En ese momento, el candidato ve la obra de Cristo por primera vez, y sólo de esta manera, y no de otra, se puede comprender plenamente esta obra. Esta transición se experimenta como una liberación y también puede describirse como tal. El estudiante aprende el significado de las palabras: "Morir y devenir".

A partir de este momento, el candidato se ha formado un concepto claro de la justicia que reina en el mundo moral, así como el equilibrio mantiene el mundo físico, y ve no sólo los efectos sino también las causas; ya no se resiste a la "justicia divina" en ninguna catástrofe, como la ocurrida recientemente en Messina, Reggio [Calabria], etc., en la que el terremoto destruyó tanto a los culpables como a los inocentes. Reconoce que hay un equilibrio constante en el mundo.

Cuando el candidato mira hacia atrás en el tiempo y considera, por ejemplo, la catástrofe de la Atlántida, que destruyó a un número tan enorme de personas, se da cuenta de que las catástrofes actuales son meras nimiedades en comparación, y que el principio de justicia no se viola de ninguna manera. Los atlantes sabían cómo usar las fuerzas motrices de la naturaleza, que están misteriosamente conectadas con el agua y el aire. Y debido a que no usaron estas fuerzas para el bien, se desencadenó una reacción devastadora en estos dos elementos y el continente se inundó.

En nuestro tiempo, sin embargo, la causa de las catástrofes de hoy se encuentra en otra parte, a saber, en el modo de pensar materialista que está relacionado con el fuego y la tierra. Cuanto más personas sienten, piensan y quieren de una manera materialista, más fuerte es la influencia sobre estos elementos. Esto a su vez provoca terremotos. Y porque la gente no cree en absoluto en la estrecha conexión entre las acciones humanas y la naturaleza, aunque exista, tiene una repercusión no solo en el individuo, sino también en toda la humanidad. De ahí la gran cantidad de personalidades que se ven afectadas. Tanto los culpables como los inocentes mueren en tales catástrofes, pero para los inocentes será compensado en encarnaciones subsiguientes. En la Atlántida, fueron pueblos enteros los que, a través de su voluntad equivocada, hicieron mal uso de sus poderes mágicos y provocaron la catástrofe antes mencionada.

Nosotros, en cambio, ya no poseemos esos poderes mágicos; Sin embargo, causamos tremendas convulsiones a través de nuestros pensamientos y a través del mal uso de las fuerzas de la naturaleza de las que nos apoderamos. De esto vemos que el concepto de karma es el mismo que el concepto de acción, como se le llama en sánscrito, y se puede decir karma como acción. La ley del karma muestra al hombre su posición y su efecto. El clarividente ve cómo aquellos que han sido afectados a la vez por la misma catástrofe, cuando se reencarnan, se unen en un mismo grupo de personas y tienen el mismo ideal para el bien de la humanidad.

Volvamos ahora a las etapas de la iniciación y consideremos la sexta etapa. El estudiante aprende que todo lo que le rodea fuera de su cuerpo pertenece a su cuerpo, es decir, los minerales, las plantas, los animales, en una palabra, toda la tierra a la que se extiende su conciencia. De esta manera, el sentimiento de separación se elimina dentro de él. Comprende que este sentimiento es una ilusión, que por el contrario está conectado a todo como un dedo al cuerpo, y que la capacidad de moverse libremente en la tierra de acuerdo con su voluntad no implica el desapego de una conexión interna con su entorno. Estamos conectados con nuestro entorno en primer lugar a través de las funciones de la respiración y la nutrición. Esta etapa se conoce como el "entierro". Entonces se aclara el significado de las palabras de Cristo: "El que come mi pan, me pisotea". Estas palabras deben tomarse literalmente, porque todo en la tierra es el cuerpo de Cristo. En esta sexta etapa, el hombre es incorporado a Cristo, sepultado en Cristo. En ese momento, se convierte en un habitante del mundo espiritual; Vive en ella, y sólo aparentemente está atado a su cuerpo físico.

La séptima etapa no puede ser descrita con palabras humanas, porque sólo aquellos que pueden pensar sin el cerebro físico pueden formarse un concepto de ella. Es la bienaventuranza más elevada, la interior.

Al pasar por las siete etapas, el cuerpo astral del iniciado se transforma completamente y alcanza la "iluminación". La meta de este camino enormemente difícil es el conocimiento de Cristo. El candidato entonces ve en perfecta luz la verdad de lo que sucedió en Palestina, que sólo aparece vagamente en la historia. Es como alguien que está en una habitación oscura donde no puede ver nada, y de repente una luz revela todo a sus ojos. Del primer al séptimo paso, es un viaje de las tinieblas a la luz cada vez más brillante, hasta que la luz alcanza su máxima intensidad a través de la misión de Cristo, que ilumina todo con sus rayos.

Traducido por J.Luelmo jul,2025

GA068d Karlsruhe, 19 januar 1909 - Das Geheimnis der Menschliche Temperamente

Traducción al español

Das Geheimnis der Menschliche Temperamente

Das Wesen des Menschen im Lichte der Geisteswissenschaft

Rudolf Steiner

 Karlsruhe, 19 januar 1909


Es ist oft wiederholt worden aus allen gebieten des menschlichen Geisteslebens heraus, immer wieder und wieder, dass des Menschen größtes Rätsel der mens selber ist. Naturwissenschaftliche und andere Forschungen immer wieder und wiederum empfanden das Schwerwiegende dieses Ausspruches. Dem leben gegenüber kann man sagen, dass sich dieser Ausspruch noch vertiefen lässt dahin dass nicht nur der Mensch mi Allgemeinen dasjenige, was wir die menschliche Natur nennen, uns das Große Daseinsrätsel aufgibt, sondern das im Grunde genommen wiederum jeder einzelne Mensch der uns begegnet, -wenn wir einen freien und unbefangenen Blick haben, -uns ein besonderes Rätsel aufgibt durch seine besondere Natur und Wesenheit.

Wenn wir das Menschenleben überblicken, so werden wir gerade gegen dieses Einzelrätsel "Mensch" besondere aufmerksam sein müssen, denn unser ganzes soziales leben, unser Verhalten von Mensch zu Mensch muss mehr davon abhängen, wie wir im einzelnen Fall nicht bloß mit dem Verstande, sondern mit unserem Gefühl  und unserer Empfindung nahe zu kommen vermögen dem Einzelrätsel "Mensch", der uns jeden Tag so oft gegenübersteht mit dem wir es so oft zu tun haben. - Die Geheimwissenschaft, oder wie man in neuerer Zeit gewohnt ist, sie zu nennen, die Theosophie, wird eine besondere Aufgabe haben, gerade gegenüber diesem individuellen Rätsel "Mensch". Nicht nur, dass sie uns Aufschluss zu geben hat über dasjenige, was der Mensch im allgemeinen ist, sondern sie soll ja sein eine Erkenntnis, die einfließet in unser unmittelbar alltägliches leben, in alle unsere Empfindungen und Gefühle. Da unsere Gefühle und Empfindungen sich am schönsten entfalten in unseren Verhalten zu unseren Nebenmenschen, so wird sich gerade die Frucht der Geisteswissenschaft, der geisteswissenschaftlichen Erkenntnis am schönsten zeigen in der Anschauung, die wir gewinnen über unsere nebenmanschen durch diese Erkenntnis.

Wenn uns der Mensch im Leben gegenübertritt, so müssen wir im Sinne dieser Geisteswissenschaft oder Theosophie immer beachten, dass dasjenige, was wir äußerlich von Menschen wahrnehmen können, nur ein teil, nur ein Glied der menschlichen Wesenheit ist. Ein äußeres materielles anschauen des Menschen hält freilich dasjenige, was dieses äußeres Wahrnehmen und der Verstand, der an dieses äußere wahrnehmen geknüpft ist, uns geben können für den ganzen Menschen. Geisteswissenschaft aber zeigt uns, dass des Menschen Wesenheit etwas sehr sehr kompliziertes ist. Und oft, wenn man sich tiefer einlasst auf diese Kompliziertheit der menschlichen Natur, dann kan man auch den Einzelmenschen im richtigen lichte sehen.

Geisteswissenschaft soll uns hinwiesen auf das, was der innerste kern des Menschen ist, wovon das, was wir mit Augen sehen, mit Händen greifen können, nur der äußere Ausdruck, die äußere hülle ist. Und wir dürfen hoffen, dass wir das äußere auch verstehen lernen, wenn wir auf das Geistig-Innere eingehen können.

Es steht der Mensch im sinne der Geisteswissenschaft in 2 Leben Strömungen darinnen. Der eine Strom ist derjenige, der uns von dem einzelnen Menschen hinaufführt zu den Eltern, Voreltern und den weiteren ahnen. Dasjenige, was da herunter strömt von der Vorfahren der Menschen zu den einzelnen Menschen, das bezeichnet man ja im Leben und in der Wissenschaft als die vererbten Merkmale und Eigenschaften. Das ist die Linie der Vererbung und Vieles, Vieles kann uns am Menschen erklärlich werden, wenn wir sozusagen seine Vorfahren Schaft kennen. Wie tief wahr ist doch das, von dem tiefen Seelenkennar Goethe in Bezug auf seine eigene Persönlichkeit ausgesprochen Wort:


"Vom Vater hab ich die Statur,
Des Lebens ernstes Führen,
Vom Mütterchen die Frohnatur
Und Lust zu fabulieren." 

Alles das, was wir so finden, als herabziehend von den Vorfahren auf die nachkommen, das erklärt uns in einer gewissen Beziehung den einzelnen Menschen, aber eben nur in eine gewissen Beziehung . Allerdings eine heute materialistische Anschauung möchte alles Mögliche im Menschen in der Linie der Vererbung suchen, möchte selbst die geistige Wesenheit des Menschen ( die geistigen Eigenschaften des Menschen ) aus der Vererbung herleiten und will nicht mude werden zu erklären, dass selbst die genialen Eigenschaften einer Person erklärbar werden, wenn wir die Spuren, die Anzeichen solcher Eigenschaften bei dem oder jenem Urahnen finden. Man möchte die menschliche Persönlichkeit zusammenrechnen, sozusagen aus dem, was in den ahnen zerstreut sich findet. Den der tiefer in die Menschliche Natur eindringt, dem wird es allerdings auffallen, dass neben diesen vererbten Merkmalen in jeden Menschen uns etwas entgegentritt, das wir nicht anders bezeichnen können, als indem wir sagen: "Das ist des Menschen Ureigenstes", von dem wir bei gründlicher Betrachtung nicht sagen können, dass es von diesem oder jenen Vorfahren herstammt. Hier tritt die Geisteswissenschaft ein und sagt uns, was sie darüber zu sagen hat. Wir können heute nur skizzenhaft zeigen, um was es sich bei diesen Dingen handelt, nur skizzenhaft andeuten die Ergebnisse der Geisteswissenschaft.  Geisteswissenschaft sagt uns nun; "Gewiss ist es wahr das der Mensch in den Strom hineingestellt ist, den wir den Strom der Vererbung, der vererbten Merkmale nennen können; dazu tritt aber noch etwas Anderes im Menschen, der innerste, geistige wesenskern des Menschen. Der stammt nicht von den unmittelbare Vorfahren des Menschen, den Eltern, auch nicht von den ahnen; der kommt aus ganz anderen Gebieten. Dasjenige, was wir im Menschen sehen, wenn wir in die tiefe seiner Seele dringen, das können wir uns nur erklären, wenn wir ein großes umfassendes geistiges Gesetz kennen, das zwar nur die Konsequenz ist vieler Naturgesetze. Das ist das heute viel verpönte Gesetz der sogenannte Wieder Verkörperung, das Gesetz der  wiederholten Erdenleben. Mit diesen Gesetz wird es eigentümlich in der Welt zugehen. Es wird so mit ihm gehen, wie mit einen anderen Gesetz. Noch bis in das 17. Jahr. hinein haben gelehrte und ungelehrte Leute gar keinen Zweifel darin gesetzt, dass aus gewöhnlichen leblosen Dingen sich entwickeln Konten nicht nur niedere Tiere, sondern dass sogar Regenwürmer, ja Selbs Fische aus gewöhnlichen flussschlamm entstehen könnten. Der erste, der dafür eingetreten ist in energischer weise, dass lebendiges nur aus lebendigen entstehen können, das war der große italienische Naturforscher Redi (1627 - 97) der damals nur mit Mühe dem Schicksal Giordano Brunos entgangen ist. Er zeigte, dass lebendiges nur auf lebendiges zurückführt, Es ist das ein Gesetz, dass nur der Vorläufer ist des anderen Gesetzes: Dass Seelisch-Geistiges zurückführt auf Seelisch-Geistiges

Wir haben nur den innersten Seelisch-Geistigen Wesenskern des Menschen zu betrachten, als das, was heruntersteigt aus der geistigen Welt und sich vereinigt mit dem, was Vater und Mutter dem Menschen zu geben vermögen. Und so haben wir das, was wir im physischen Menschen sehen nach form und Gestalt usw. , was die äußeren formen sind, zurückzuführen auf die vorfahren, auf Vater und Mutter; aber vielleicht weit, weit zurück, über alle Vererbungen hinweg, haben wir zu suchen den geistigen Wesenskern des Menschen, der vor Jahrtausenden da war, und der auch durch die Jahrtausende hindurch immer wieder und wieder ins Dasein getreten ist, und wieder und wieder ein leben geführt hat und sich nun im heutigen Dasein wieder vereinigt hat mit dem, was Vater und Mutter zu geben Vermögen.

So müssen wir zurückgehen zu den Geiste des Menschen und seine früheren Verkörperungen wenn wir erklären vollen, was uns jetzt als seelisch-geistiges in ihm entgegentritt. Auf seinen früheren Verkörperungen müssen wir zurückgehen, auf das, was er sich damals erworben hat. Was er sich von da mitgebracht hat, wie er dazumal gelebt hat, haben wir zu betrachten, als die Ursachen dessen, was der Mensch heute im neuen leben als Anlagen, Dispositionen, Fähigkeiten zu Diesem oder Jenem besitzt.

Freilich man betrachtet das heute als eine geringe Logik, und man wird die materialistisch denkenden immer einwenden hören: seht nur hinauf zu den Vorfahren, und ihr werdet finden, wie dieser oder jener Zug diese oder jene Eigentümlichkeit sich findet bei diesen oder jenen Vorfahren, wie wir alle die einzelnen Züge und Eigenschaften Erklären können, wenn wir sie verfolgen bei den Vorfahren. Ja, es wird geradezu das gesetzt ausgesprochen, das Genie steht am Ende einer Vererbungslinie, und das soll ein Beweis sein, dass das Genie sich vererbt. Man geht dabei von dem Standpunkt aus: Irgend ein Mensch hat eine bestimmte Eigenschaft, -er ist ein Genie-; da sucht man in der Vergangenheit bei seinen ahnen und Urahnen und findet bei irgendeinen ahnen Anzeichen der gleichen Eigenschaft uns schließt, dass das Genie sich vererbe. Für den, der gradlinig, logisch denk, könnte das höchstens das Gegenteil beweisen. Beweist das etwas, dass wir die Eigenschaften des Genies  bei den Vorfahren finden? Nicht mehr beweist das, als dass ein Mensch, wenn er ins Wasser fallt, nass wieder heraus kommt, Den, dass das, was durch die Vererbung Linie heruntergeflossen ist, dann als es zuletzt durch Vater und Mutter gegeben wurde dem eigentlichen Menschen, der aus der geistigen Welt herunterstiegt, dass das dann die Eigenschaften der Vorfahren trägt, das ist ziemlich selbstverständlich.

Der Mensch kleidet sich eben in die Hüllen, die ihm von seinen Vorfahren gegeben werden. - Vollte man zeigen, dass es am Anfange und nicht am ende einer vererbungslinie steht, dass es söhne, Enkel hat, auf die sich die genialen Eigenschaften vererben; das ist aber gerade nicht der fall. - Eine kurz bei - nige Logik ist die, welche die geistigen Eigenschaften des Menschen zurückführen will auf die vorfahren reihe. Wir müssen zurückfuhren die geistigen Eigenschaften auf dasjenige, was der Mensch sich aus seinen früheren Verkörperung  mitgebracht hat.

Wenn wir nun auf die eine Strömung im Menschenleben sehen, auf dasjenige, was in der Vererbung Linie lebt, so finden wir, dass der Mensch da aufgenommen wird in einen Strom von Dasein, wodurch er gewisse Eigenschaften erhält: Wir sehen den Menschen vor uns stehen mit Eigenschaften der Familie, des Volkers, der Rasse. Die verschiedenen Kinder eines Elternpaares tragen so geartete Eigenschaften an sich. Wenn wir an ein richtiges , individuelles Wessen des Menschen denken, so müssen wir uns sagen: hineingeboren in die Familie, das Volk, die Rasse, wird der geistig-seelische wesenskern; er umhüllt sich mit dem, was von den vorfahren gegeben wird, aber er bringt sich mit rein individuelle Eigenschaften. So müssen wir uns fragen: Wie stellt sich die Harmonie her, zwischen einem menschlichen Wesenskern, der Vielleicht vor Jahrhunderten dieses oder jene Eigenschaft sich aneignete, und der sich nun umhüllen soll mit einer äußeren hüllen, die die Eigenschaften von Familie, Volk usw. tragt? Kann da eine Harmonie bestehen? Ist es nicht etwas im eminentesten Sinne Individuelles, was da mitgebracht wird un wider- spricht dem nicht das Vererbte?

Zwischen diesen beide, zwischen dem, was wir uns mitbringen aus unserem früheren leben und dem, was uns Familie, Vorfahren Schaft und Rasse ausprägt, zwischen dem gibt es eine Vermittlung, etwas, was zu gleicher Zeit mehr allgemeine Eigenschaften trägt, aber doch fähig ist, individualisiert zu werden. Dasjenige was sich mitten hineinstellt zwischen die Vererbungslinie und diejenige Lebenslinie, die unsere Individualität darstellt, das druck sich aus in dem Worte: "Temperament".

In dem, was uns im Temperament des Menschen entgegentritt, haben wir etwas in gewisser Beziehung wie eine Physiognomie seiner innersten Individualität. Wir verstehen so, wie die Individualität färbt durch die temperamenteingenschaften die in der reihe der Generationen sich vererbenden Merkmale. Temperament stehet mitten drinnen zwischen dem, und was wir uns individuell mittbringen.

Wir verstehen aber nun, wie das im Einzelnen ist, wenn wir uns die ganze menschliche Natur einmal im Sinne der Geisteswissenschaft vor Augen stellen. Da haben wir für die Geisteswissenschaft in dem, was die äußere sinne wahrnehmen können am Menschen, was ein materialistisches denken nur allein anerkennen will, nur ein einzelnes Glied der menschlichen Wesenheit, den physischen leib. Die  physische Gesetzmäßigkeit, dasjenige, was der Mensch gemeinschaftlich hat mit der ganzen umliegenden, äußeren Natur, die summe von chemischen uns physischen Gesetzen, das bezeichnen wir in der Geisteswissenschaft als den physischen Leib. Darüber aber erkennen wir höhere, übersinnliche Glieder der Menschen Natur, die ebenso wirklich und wesenhaft sin wie der äußere physische leib. Schon das nächste Glied der menschlichen Natur. -Die Äther- oder lebensleib wird es in der Geisteswissenschaft genannt-. Drüsenleib können wir es auch nennen, - ist für unsere äußeren Augen nicht mehr sichtbar ebenso wenig wie die Farben für den Blindgeborenen. Aber er ist vorhanden, wirklich wahrnehmbar vorhanden für das, was Goethe die Augen des Geistes nennt, und er ist sogar wirklicher, als des äußere physische leib, denn er ist der Aufbauer, der Bildner des äußeren physischen Leibes. 

Dieser Äther oder Lebens leib, der ist in der ganzen Zeit zwischen Geburt uns Tod ein fortwährender Kämpfer gegen den Zerfall des physischen Leibes. Irgend ein mineralisches Naturprodukt , ein Kristall z.B. ist so beschaffen , dass er durch sich selbst fortwährend sich erhält, durch die Kräfte seiner eigenen Substanz. Das ist nicht der fall bei dem physischen leibe eines Lebewesens; da wirken die physischen Kräfte so, dass sie die form des leben zerstören, wie wir das ja nach dem Tode beobachten können, wo die physischen Kräfte die form des Lebens zerstören. Dass die nicht eintritt wahrend des Lebens, dass der physische leib nicht den physischen und chemischen Kräften un Gesetzen folgt, dagegen ist der Atherleib ein fortwahrender Kämpfer. - Als drittes Glied der menschlichen Wesenheit er - kennen wir an denn Träger von alledem, was Lust und leid, Freude und schmerz, was trieb, Begierde und Leidenschaft ist, ja auch aller Vorstellungen dessen, was wir als sittliche Ideale usw. bezeichnet. Das nenne wir den astralische leib. Stoßen sie sich nicht an diesen Ausdruck. Man konnte diesen leib auch den nervenleib nennen. Die Geisteswissenschaft sieht darin etwas wirkliches. Gerade dieser Leib von Trieben und Begierden, ist für sie nicht eine Wirkung des physisches Leibes; sie weiß, dass sich dieses Geistig-Seelische aufgebaut hat den physischen Leib.

So haben wir schon drei Glieder der menschliche Wesenheit, und als viertes Glied erkennen wir an dasjenige, wodurch des Mensch die krone der Schöpfung ist auf unsere Erde. Den Physische leib hat der Mensch gemeinschaftlich mit den ganzen sichtbare Umwelt, den Atherleib mit den Pflanzen und Tieren, den Astralleib mit den Tieren. Das vierte Glied aber hat er für sich allein, dadurch ragt er über die anderen, sichtbaren Geschöpfe hinaus. Wir bezeichnen dieses 4. Glied als den "Ichträger" , als das in der Menschliche Natur, wodurch der Mensch imstande ist, zu sich "Ich" su sagen, zur Selbständigkeit zu kommen. Heute können diese vier Glieder nur ganz kurz herangezogen werden, näher darauf einzugehen ist jetzt nicht möglich.

Das, was wir nur physischen sehen, und was der verstand, der an die physischen Sinne gebunden ist, erkennen kann, das ist nur ein Ausdruck für diese vier Glieder der Menschlichen Wesenheit. So ist der Ausdruck für das "Ich", für den eigentlichen Ichträger, das Blut in seine Kreislauf. Dieser "ganz besondere Saft" ist der Ausdruck für das "Ich". - Der physisch-sinnliche Ausdruck für de Astralleib, das ist z.B. unter anderem im Menschen das Nervensystem. Der Ausdruck für den Atherleib oder ein Teil dieses Ausdrucks ist das Drüsensystem, und der physische leib drückt sich aus in den Sinnesorganen.

Und alle diese vier Glieder der Menschlichen Natur: das Ich, der Astralleib, der Atherleib und physischen Leib, sie wirken in der mannigfaltigsten Weise durcheinander. Das eine Glied beeinflusst immer das andere. Je nachdem nun das einer oder das andere dieser Glieder sich hervortut, je nachdem tritt uns der Mensch mit diesem oder jenem Temperament entgegen. Ob die Kräfte, die verschiedenen Machtmittel des einen oder des anderen vorherrschen, über die anderen im Übergewicht haben, davon hängt die eigentümliche Färbung der Menschennatur ab, das, was wir die eigentliche Färbung des Temperamentes nennen.

Die urewige Wesenheit des Menschen, das was von Verkörperung zu Verkörperung geht, das lebt sich in jeder neuen Verkörperung so aus, dass es hervorruft einen gewisse Wechselwirkung der vier Glieder der Menschennatur: "Ich, Atherleib, Astralleib und physischer leib" und aus dem, wie diese vier Glieder zusammenwirken entsteht die Schattierung des Menschen, die wir als Temperament bezeichnen. Sie wissen, dass man vier Haupttemperamente unterscheidet, dieselben sind bei den einzelnen Menschen in der mannigfaltigsten Weise gemischt, sodass wir nun davon sprechen können, dass dieses oder jenes Temperament in dieses oder jenen Zügen eines Menschen vorherrscht. Man unterscheidet das sogenannte cholerische, das sanguinische, das Phlegmatische, und das melancholische Temperament. Es entstehen diese vier Temperamente dadurch, dass die 4 Glieder der Menschlichen Natur in der verschiedensten Weise durcheinanderwirken. Wenn das "Ich" das vorherrschende ist, wenn das "Ich" in seinen Kräften besonders wirkt und die anderen Glieder der Menschlichen Natur beherrscht, dann entsteht das cholerische Temperament. Wenn die Kräfte der Astralischen Leibes besonderes vorherrschend wirken, dann entsteht das sanguinische Temperament. Wenn der ather-oder lebensleib seine Natur besonders dem Menschen aufdrückt, so entstehet das phlegmatisch Temperament, und wenn der Physische leib mit seine Gesetzen besonders vorherrschend ist in der Menschlichen Natur, so entstehet das melancholische Temperamente.

Wenn wir wissen, dass das Blut in seinen Kreislauf der Ausdruck des eigentlichen Ich ist, so werden wie uns sagen, dass das cholerische Temperament, weil hier das Ich vorherrscht, sich ausdrückt durch die vorherrschende Blutwirkung, dass es sich durch das feurige, vehemente Blut besonders zeigt. Bei dem sanguinischen Temperament herrscht der Astralleib vor; wir finden also hier, dass dementsprechend die Tätigkeit des Nervensystem, dieses instrumentes für die auf und ab wogenden Empfindungen, besonders stark wirkt und die anderem Systeme beherrscht. Allerdings wird diese Tätigkeit in gewissem sinne von dem Blut System begrenzt.

Zwischen Nervensystem und Blutsystem wirkt der Astralische leibe, so kann man es förmlich mit den Händen greifen, vie dieser Zusammenhangt ist.

Würde das Nervensystem allein wirken, -ganz besonders vorherrschend  sein als der Ausdruck des Astralische Leibes, dann würde der Mensch ein wechselndes Bild-, und Vorstellung leben haben; er würde hingegeben sein an alle möglichen Bilder und Vorstellungen, an allerhand auf- und ab wogende Gefühle und Empfindungen. -

 Das Blut nun, das im Menschen fließt ist sozusagen dasjenige, was fesseln anlegt dem, was seinen Ausdruck im Nervensystem hat, es ist der Zügler des auf- und ab wogenden Gefühls- und empfindungsleben.

 Und wenn Sie auch gar nicht auf feinere psychologische Dinge eingehen, so können Sie doch aus der einfachen Tatsache, dass, wenn irgendjemand blutarm ist, d.h. Mangel an roten Blutkörperchen hat, dass er dann hingegeben ist leicht allerlei phantastischen Bildern bis zu allerlei Halluzinationen, so können Sie doch aus dieser einfachen Tatsache schließen, die was Blut der Zügler des Nervensystem ist.

 Es muss ein Gleichgewicht herrschen zwischen Ich und Astralleib oder physiologisch gesprochen zwischen Blut- und Nervensystem, damit der Mensch nicht zum Sklaven wird seines Nervensystems, d.h. seines auf und ab wogenden Empfindungs- und Gefühlslebens, Wenn nun eine Vorherrschaft des Astralischen Leibes und seine Ausdrucks des Nervensystem da ist, wenn das Blut  zwar zügelt, aber nicht vollständig bis zur absoluten Gleichgewitslage hinführen kann, dann entsteht jenes eigentümliche, wo der Mensch Interesse hat für einen Gegenstand, aber diesen bald fallen lässt und rasch zu einen andern Gegenstand übergeht. In diesen schnell entflammt sein  und rasch übergehen zu einen andren Gegenstand sieht man den Ausdruck der vorherrschenden Astralischen: das sanguinische Temperament.

Nehmen wir an, der Zügler, das Ich, das seinen Ausdruck im Blutsystem hat, das übe eine besondere Herrschaft. Wenn man feiner einzugehen vermag auf den Zusammenhang, der zwischen dem Ich und den anderen Gliedern des Menschen besteht, nehmen wir an, das ich lege eine besondere Gewalt an dem empfindungs- und  Vorstellungsleben, dem Nervensystem, nehmen wir an, alles entspringe bei einen Menschen aus seinen Ich, alles, was er empfindet, empfindet er stark, weil sein Ich stark ist, so nennen wir das das cholerische Temperament. Angenommen der Äther- oder Lebensleib ist der, der besonders stark ist, so drückt sich diese Vorherrschaft wieder anders aus. Der Atherleib ist ein leib, der eine art inneren Lebens führt, wahrend der Astralleib sich ausdrückt in dem Interesse nach außen, und das Ich der Träger unseres Wirkens und Vollends nach außen ist. Wenn also der Atherleib, der als lebensleib sich auslebt, und die einzelnen Funktionen im Gleichgewicht halt, was sich ausdrückt im allgemeinen lebensbehagen, wenn dieses in sich gestutzte Innenleben, dieses leben das das innere behagen vorzugsweise bewirkt, wenn dieses vorherrscht, dann kann es eintreten, dass der Mensch in diesen innere behagen vorzugsweise lebt, dass er sich so recht wohlfühlt, wenn in seinem Organismus alles in Ordnung ist und sich wenig gedrängt fühlt, sein inneres nach außen zu richten, dass er wenig geneigt ist, ein starkes Vollen zu entwickeln: Das ist das phlegmatische Temperament.
 
Und wenn das physische Prinzip, wenn das Prinzip des physischen Leibes vorherrschend wird, so wird das eine art Hindernis im Menschen für seine Entwickelung. Der physische leib ist das dichteste Glied der Menschliche Wesenheit. Der Mensch muss Herr sein seines physischen Leibes, wie er Herr sein muss Uber eine Maschine, wenn er sie gebrauchen will.

Wenn nun dieses Prinzip besonders vorherrscht, sich besonders geltend macht mit seinen Ansprüchen, dann kann das melancholische Temperament daraus fließen. Der Mensch ist da nicht fähig, sein Instrument vollständig zu gebrauchen, so dass die anderen Prinzipien eine Hemmung erfahren dadurch, so dass Disharmonie entsteht zwischen dem physischen leib und den anderen Gliedern. Wenn das der fall ist, dann wird man sehr leicht von den leben schmerzlich und leidvoll berührt; Gram macht sich sehr leicht geltend. So kommt das melancholische Temperament her von einen vorherrschen des physischen.

So lernen wir verstehen durch die viergliedrige Menschennatur gerade dieses Seelenrätsel der Temperamente. Und wahrlich aus einer tiefen Erkenntnis der Menschlichen Natur heraus ist aus alten Zeiten her überliefert di Kenntnis der 4 Temperamente. Wenn wir so die Menschliche Natur verstehen und wissen dass das Äußere nur der Ausdruck des geistigen ist, dann lernen wir bis auf die Äußerlichkeiten den Menschen in seinen zusammenhänge verstehen, den Menschen in seine ganzen werden verstehen, und wir lernen erkennen, was wir tun müssen gegenüber uns selbst, und gegenüber dem Kinder, in Bezug auf das Temperament. Für Lebensweisheit, wie für die Pädagogik ist ein wirklich lebensvolles Erkennen der Natur der Temperamente unerlässlich, und beide würden unendlich gewinnen durch sie.

Betrachten wir nun wie im Äußeren des Menschen sich das Temperament zum Ausdruck bringt. Sehen Sie sich den Sanguinischer an. Sehen Sie, welch merkwürdiger blick schön beim Sanguinischen Kinde sich zeigt, der schnell an etwas haftet, ebenso schnell aber auch sich wieder abwendet; ein lustiger blick ist es; eine innere Freude und Fröhlichkeit leuchtet in dem blick, darin sick ausdruckt das, was aus der tiefe der Menschennatur aus dem beweglichem Astralischen leibe kommt. Ja wir Könnten die ganze äußere Physiognomie, die bleibende Gestalt, wie auch die geste erkennen, als den Ausdruck des beweglichen, flüchtigen und flüssigen Astralleibes. Der Astralische leib hat die Neigung zu bilden, zu formen. Das innere tritt nach außen; daher ist der sanguinische Mensch schlank und geschmeidig. In dem hupfenden, tanzenden Gange des sanguinische Kindes sehen Sie den Ausdruck des beweglichen Astralischen Leibes. Bis auf die Farbe der Augen könnten wir de Ausdruck des sanguinische Menschen feststellen; er hat in der rege blaue Augen. Diese hängen innig zusammen, diese blauen Augen, mit dem inneren Lichte des Menschen, das ein unsichtbares Licht ist, mit dem lichte des Astralischen Leibes.

Noch greifbarer können Sie im cholerischen Temperament, im äußeren Wuchs, in all dem, was uns äußerlich entgegentritt, den Ausdruck erkennen dessen, was innerlich wirksam ist, der eigentlichen tiefen, inneren kraftnatur des Menschen, des geschlossene "Ich". Ein ausgesprochener Choleriker war z. B. Johan Gottlieb Fichte. Fichte war wie im wuchs zurückgehalten; das ist besonders charakteristisch für den Choleriker. Nicht der Astralische leib mit seiner bildungsfähigkeit ist das vorherrschende, sondern das Ich, der Zügler, der Einenger, der bildenden Kräfte herrscht vor; der wuchs wird gezügelt und zurückgehalten. Daher sehen wir in der Regel bei diesen starken, eminenten Villensmenschen, wie das Ich der freien Bildekraft des Astralischen die Zügel aufgedrückt: eine keine gedrungene Gestalt. So sehen wir auch an einen anderen Typus des Cholerikers, an Napoleon, dem "kleinen General", den zurückgehaltenen wuchs, das zügelnde "Ich". Und in der Regel sehen wir auch beim Choleriker, wie dieses stark angezündete innere licht, das alles lichtvolle nach innen wendet, zuweilen in Kohlschwarzen Augen zum Ausdruck kommt. Und auch im tritt sehen wir den Ausdruck der Starken Ichkraft: Im Cholerischem Kinde schon sehen wir den festen tritt, wie es nicht nur seinen Fuß aufstellt, wenn es auftritt auf den Boden, sondern so fest tritt es auf, als ob es noch ein stück weiter treten vollte, durch den Boden hindurch.

Und wiederum sehen wir, wie auch das phlegmatischer Temperament sich in der äußeren form zum Ausdruck bringt. Bei diesem herrscht ja vor die Tätigkeit des Äther - oder Lebens Leibes, der seinen Ausdruck im Drüsensystem hat und seinen seelischen Ausdruck in der Behaglichkeit, in dem inneren Gleichgewicht. Wenn bei einen solchen Menschen in seinem Innern Alles nicht nur normal in Ordnung ist, sondern wenn über das Normale diese inneren Bilderkräfte der Behaglichkeit besonders tätig sind, dann gliedern sich ihre Produkte an in dem Menschlichen Leibe; er wird wohlbeleibt; er gent auseinander. Da haben wir vor uns den physischen Ausdruck der Vorherrschaft der inneren Bildekräfte des Äther - oder Lebensleibes. Und wer würde nicht auch in dieser mangelnden Wechselwirkung des Inneren mit dem äußerem die Ursache erkennen für den oftmals schlotternden, schlendernden Gang des Phlegmatikers, dessen schritt oft nicht passen will zu dem Boden. Bis in den eigentümlichen matten (farblosen) blick, wahrend der blick des Cholerikers feurig und funkelnd ist erkennt man den Ausdruck der nur nach innen gerichteten Behaglichkeit des Ätherischen Leibes: den Phlegmatiker. Melancholiker ist derjenige Mensch, der nicht vollständig die Herrschaft finden kann über das physischer Instrument; dem das physische Instrument widerstand bietet; der nicht fertig wird mit dem gebrauche dieses Instruments. Wir sehen es seinen eigenartigen gang an: er ist gemessen, aber in einer gewissen Weise schleppend. Beim Melancholiker zeigt uns der vorgebeugte Kopf, dass die inneren Kräfte sich nicht frei entfalten können, die den Kopf nach oben richten. Wir sehen es auch an dem eigenartigen Blick, wie das Physische Instrument Ihm Schwierigkeiten macht.

Wissen wir nun all das, so lernen wir es auch handhaben. Namentlich muss es dem Menschen interessant sein, wie er die Temperamente schon im kindlichen alter Pädagogik handhaben kann. Das sanguinische Kind ist das schnell begreifende, aber auch schnell vergessende Kind, bei dem es Mühe match, sein Interesse an irgend etwas festzuhalten, das das Interesse an einem Gegenstand schnell verliert und zu einem anderen übergeht. Bei einem solchen Kinde wird derjenige, der materialistisch denk, gleich mit einem Rezept kommen und sagen: Wenn du ein sanguinischen Kind aufzuziehen hast, musst du es in Wechselwirkung bringen mit anderen Kindern. Ein Mensch aber, der im rechten sinne realistisch denkt, der sagt: Wenn ihr darauf ausgeht, im sanguinischen Kinde auf diejenigen Kräfte zu wirken, die es gar nicht hat, dann werdet ihr nichts erreichen mit diesem Kinde. Ihr könnt noch so sehr eure Kräfte anstrengen, um die anderen Glieder der Menschennatur auszubilden; die hat es eben nicht vorherrschend. So bauen wir daher nicht auf das, was das Kind nicht hat, sondern auf das, was es hat. Wir bauen gerade  auf jene sanguinische Natur, auf das bewegliche  des astralischen Leibes und versuchen nicht ihm einzubläuen, was an einem anderen Gliede der menschlichen Natur hangt.

Zuerst zeigt sich dem wirklichen Praktiker dass es ein, wirkliches Interesse für jedes sanguinische Kind. Leicht wird es ja im allgemeinen sein Interesse entfachen für diesen oder jenen Gegenstand, aber schnell wieder verlieren. Aber ein Interesse gibt es, das bleibend sein kann auf für das sanguinische Kind; man muss es nur finden. Das seigt die Praxis. Für sachen, Gegenstande, Ereignisse wird es nicht leicht etwas anderes zeigen als ein vorübergehendes bewegliches Interesse, aber für eine, für das sanguinische Kind sich besonders eignende Persönlichkeit, -das wird die Erfahrung zeigen-, wird ein bleibendes durchgehendes Interesse da sein. Das muss man nur in der richtigen Weise suchen. Daher handelt es sich für dieses Kind darum, dass bei der Erziehung besondere Sorgfalt darauf verbendet wird, dass dieses Kind die Anhänglichkeit für irgendeine Persönlichkeit bilden und entwickeln kann. Über dem Umweg der Anhänglichkeit an eine Persönlichkeit muss alle Erziehung des sanguinischen Kindes gehen. Daher haben Eltern und Erzieher zu beachten, dass nicht mit Einbläuen dem sanguinischen Kinde ein bleibendes Interesse für sachen usw. erweckt werden kann, sondern darauf zu sehen, dass dieses Interesse auf dem Umwege der Anhänglichkeit zu einer Persönlichkeit gewonnen wird. Noch weiter kann man auf die sanguinische Natur des Kindes selbst die Erziehung aufbauen. Die sanguinischen Natur äußert sich ja darin, dass sie kein Interesse finden kann, das dauernd ist, also beschäftige man das sanguinische Kind mit solchen Gegenständen, in gewissen abgemessenen Zeiten, bei denen ein vorübergehendes Interesse berechtigt ist, bei denen es sozusagen sanguinisch sein darf, die nicht wert sind, dass man das Interesse beibehält. Es ist also wichtig, eine sanguinischen Kinde solche Gegenstände auszusuchen, gegenüber denen es sanguinisch sein darf.

Wenn man so appelliert an das, was vorhanden ist, und nicht an das, was nicht vorhanden ist, dann wird man sehen - die leben Praxis wird es zeigen - dass in der Tat die sanguinische Kraft dann, wenn sie einseitig wird sich tatsächlich für die wichtigen Gegenstande festen Lässt. Wie auf eines Umwege wird das erreicht. Gut ist es, wenn das Temperament schön beim Kinde so in der richtigen Weise entwickelt wird, aber oftmals muss der erwachsenes Mensch auch später im Alter Selbs seine Erziehung in die Hand nehmen. So lange ja die Temperamente in der normalen Grenzen sich halten, so lange stellen sie dar, dasjenige, was das Leben schön, mannigfaltig und groß macht; wie öde wäre das Leben, wenn alle Menschen gleich wären in Bezug auf das Temperament. Aber um eine Einseitigkeit des Temperaments auszugleichen, muss der Mensch auch im späteren Alter oftmals seine Selbsterziehung in die Hand nehmen. Man darf auf hier nicht sich gleichsam einbläuen vollen ein bleibendes Interesse für irgend welche Dinge, sondern man muss sich sagen: Ich bin nun einmal ein Sanguiniker; jetzt suche ich mir Gegenstande im Leben, an denen ich rasch vorüber gehen darf  mit meinen Interesse, wo es recht ist, dass ich nicht an ihnen hängen bleibe, und beschäftige mich mit dem gerade, wo ich mit Fug und recht das Interesse schon im nächsten Augenblick verlieren darf.

Wenn man ein Cholerischen Kind zu erziehen hat, dann hat man darauf zu sehen, dass dieses Kind vor allen Dingen seine starken, inneren Kräfte zur Entwickelung, zur Erhaltung bringt. Es ist notwendig, dass man das Kind bekannt macht mit dem, was im äußeren Leben Schwierigkeiten bereiten kann. Nicht darf man dem Kinde das Cholerische Temperament ausprügeln, sozusagen auserziehen, sondern muss ihm gerade diejenigen Dinge vorlegen, bei denen es Kraft anwenden muss, bei denen das Ausleben des Cholerische Temperamentes berechtig ist. Das cholerische Kind muss mit einer inneren Notwendigkeit mit der objektiven Welt kämpfen lernen. Man wird daher die Umgebung so einzurichten suchen, dass dieses cholerische Temperament sich ausleben kann daran, dass es Hindernisse zu überwinden hat, und besonders gut wird es sein, wenn es diese Hindernisse überwinden kann an Kleinigkeiten, an Lappalien, wenn man das Kind irgendetwas tun lässt, wo es eine riesige Kraft aufwenden muss, wo das cholerische Temperament sich besonders auslebt, in der Tat aber die Tatsachen siegen, die aufgewendete Kraft sich in nichts zersplittert. Dadurch bekommt es Respekt vor der Gewalt der Tatsachen, die sich dem entgegenstellen, was sich im Cholerische Temperament auslebt.

Wiederum gibt es auch hier noch einen Umweg, auf dem das cholerische Temperament erzogen werden kann. Da ist es vor allen Dingen notwendig, dass wird die Ehrfurcht, das Gefühl des Hinaufschauens dadurch wecken, dass wird dem Kinde so gegenübertreten, dass wird solche Achtung wirklich erwecken, indem wir im zeigen: Wir können die Schwierigkeiten überwinden, die es selbst noch nicht überwinden kann. Die Ehrfurcht, Achtung, namentlich vor dem, was der Erzieher leisten kann, vor dem, was er zu überwinden vermag gegenüber den Schwierigkeiten der Objekte, das ist das rechte Mittel; Achtung vor dem können der Erzieher, das ist der weg, auf den man dem cholerischen Kinde besonders beikommt bei der Erziehung.

Wie haber wir nun ein melancholisches Kind zu erziehen? Hier ist von ganz besonderer Wichtigkeit, dass man nicht etwa darauf baut, man könne ihm seinen Gram und Schmerz ausreden oder sonst aberziehen, denn es hat eben die Anlage dazu, zu diesem Verschlossen sein in sich, weil das physische Instrument ihm eben Hindernisse bietet. Wir müssen auf das besonders bauen, was da ist; wir müssen das, was da ist, pflegen. Wollen wir als Erzieher diesem Kinde gegenübertreten, so müssen wir auch hier wiederum dem punkt finden, wo wir anzuknüpfen haben. Es gibt auch hier wiederum eines: wir müssen dem melancholischen Kinde vor allen Dinge zeigen, wie der Mensch überhaupt leiden kann. Man muss nur nicht meinen, man müsse das Kind belustigen, es aufzuheitern suchen. Wenn sie es dahin bringen, wo es Lust finden kann, da wird es nur immer verschlossener und verschlossener. Wenn dagegen an der Seite des melancholisches Kindes ein Mensch stehet, der im Gegensatz zu den bloß im inneren begründeten, gramhaften Neigungen des Kindes, in berechtigter Weise zu erzählen weiß von Schmerzen und Leiden, die ihm die Außenwelt bereitete, dann richtet sich das melancholische Kind an diesem Mitterleben, an diesem Mitfühlen des berechtigten Schmerzes auf. Ein Mensch, der es merken lassen kann in Gefühl und Empfindung bei seiner Erzählung, dass er vom Schicksal geprüft ist, ein solcher ist eine Wohltat für ein melancholisches Kind. Auch in dem, was wir sozusagen zubereiten um das Kind herum, sollen wir seine Anlagen nicht unberücksichtigt lassen. Daher ist es auch nützlich, wenn wir diesen Kinde, -so sonderbar das klingen mag-, wirkliche Hindernisse, Hemmnisse aufbauen, so dass es über gewisse Dinge berechtigtes leid und berechtigten schmerz erleben kann. Die beste Erziehung für ein solches Kind ist es, wenn die Hinlenkung auf das innere Leidgefühl, Gramgefühl dadurch abgelenkt wird, dass das was nun einmal als Anlage vorhanden ist, sich entfachen kann an dem äußerem. Das Kind soll lernen, sich aufzurichten, zu leiden an Äußeren Hindernissen und Hemmnissen; dann wird das Kind, die Seele des Kindes allmählich in adere bahnen Kommen.

Auch bei der Selbsterziehung können wir das wieder gebrauchen. Wir müssen immer die Vorhandenen Anlagen, die in uns vorhandenen Kräfte sich ausleben lassen und sie nicht künstlich zurückdrängen. Druckt sich das cholerische Temperament z. B. so stark in uns aus, dass es ein Hindernis für uns ist, so müssen wir diese in uns vorhandene Kraft sich ausleben lassen, indem wir solche Dinge im Leben suchen, an denen wir in einer gewissen Beziehung unsere kraft zerbrechen können, die unsere Kräfte in Nichts führen, und zwar an solchen Dingen, die unbedeutend, nicht wichtig sind. Sind wir dagegen Melancholiker, so tun wir gut, uns die äußeren berechtigten schmerzen und Leiden des Lebens aufzusuchen, damit wir Gelegenheit haben, in der Außenwelt unsere Melancholie auszuleben, dann bringen wir uns zurecht.

Gehen wir nun zum phlegmatischen Temperament über; da wäre es wieder das Unrichtigste, da wäre es ganz verkehrt, wenn wir den in sich behaglichen Menschen Aufrütteln vollten, wenn wir meinen, wir  können ihm direkt irgend welche Interesse einbläuen, anerziehen. Wir müssen mit dem wiederum rechnen, was er hat. Etwas ist, woran der Phlegmatiker jederzeit haften wird, namentlich das Kind; wenn wir nur durch weise Erziehung das, was es braucht, um das Kind herum aufrichten, werden wir vieles erreichen können. Es ist für das phlegmatische Lind notwendig, dass es viel Umgang hat mit anderen Kindern. Für Gegenstände, Ereignisse wird es sich überhaupt nicht leicht interessieren. Durch jene eigentümliche suggestive Wirkung , durch die Interessen der anderen nur , ist es möglich, sein Interesse zu entflammen. Das eigene Interesse erwecken durch das Nebehererleben des Interesse der anderen, das gilt für die Erziehung des Phlegmatikers, wie Mitfühlen und Mitterleben des Menschliche Schicksals im anderen für den Melancholiker gilt. Noch einmal: Angefacht werden durch das Interesse der anderen, das ist das richtige Erziehungsmittel für den Phlegmatiker. Dadurch kann ganz großartiges zuweilen geleistet werden an dem jungen Kinde, aber auch seine Selbsterziehung im späterem Alter kann man in solcher weise in die Hand nehmen, wenn man merkt dass das Phlegma in einseitiger weise sich auszuleben strebt. Dadurch, dass man versucht, Menschen zu beobachten und ihre Interessen. Eines aber kann man auch noch, solange man Überhaupt noch in der Lage ist, Verstand und Vernunft anzuwenden: Gegenstande, Ereignisse aufzusuchen, die höchst gleichgültig sind, denen gegenüber es berechtigt ist, phlegmatisch zu sein. Wieder haber wir nun gesehen, wie wir in der auf Geisteswissenschaft fußenden Erziehungsmethode auf das bauen, was man hat, und nicht auf das, was man nicht hat. 

So sehen wir, dass gerade dann, wenn wir auf die intimen Seiten des Lebens zu sprechen kommen, dass  gerade an diesen Intimen Seiten des Lebens die Geisteswissenschaft ihre praxis, ihre eminent praktische Seite zeigt. Unendlich viel konnte man Lebenskunst haben dadurch, dass man diese realistischen Kenntnisse der Geisteswissenschaft sich aneignete.

Wo es sich darum handelt, mit dem Leben fertig zu werden, da müssen wir dem Leben seine Geheinisse erlauschen, und diese liegen hinter dem Sinnlichen. Nur wirkliche Geisteswissenschaft ist im Stande, so etwas wie die Geheimnisse der Menschlichen Temperamente zu erläutern und so  zu ergründen, dass wir diese Geisteswissenschaft so handhaben können, dass sie zum heile und wirklichen Segen des Lebens dient, des Lebens, wenn es jung ist und des Lebens, wenn es älter ist.

Wenn der Mensch des Lebens größtes Rätsel ist, und wenn wir harren darauf, dass uns dieses Menschen Rätsel gelöst werde, so müssen wir uns der Geisteswissenschaft zuwenden, die es uns allein lösen kann. Nicht nur der Mensch im Allgemeinen ist uns ein Rätsel, sondern jeder einzelne Mensch, der uns im Leben gegenübertritt, jeder neue Individualität gibt uns ein neues Rätsel auf, das wir allerdings nicht ergründen können dadurch, dass wird mit unserem Verstande darüber nachdenken.

Wie lösen wir das Rätsel, das der einzelne Mensch uns aufgibt? Wir lösen es, wenn wir  diesem Menschen so gegenübertreten, das Harmonie herauskommt zwischen uns und ihm. In unserer Mitempfindung, in unserer liebe, in der art und weise, wie wir dem einzelnen Menschen gegenübertreten, in unserem Verhalten sollten wir Lebenskunst durch die Geisteswissenschaft lernen. Wenn wir im Gefühl und Empfindung , Leben und Liebe einströmen lassen würden, das Menschenleben würde ein schöner Ausdruck sein der Früchte dieser Geisteswissenschaft. In jeder Beziehung lernen wir der individuellen Menschen kennen, wenn wir ihn Geisteswissenschaftlich erkennen. Schon das Kind lernen wir also erkennen, wir lernen das Eigentümlichen, das Rätselhafte der Individualität nach und nach im Kinde achten und schätzen, und lernen auch, wie wir dieses individuelle zu behandeln haben, und wir lernen ferner, wie wir dem Menschen sonst im leben Gegenübertreten sollen. Daher wird die Geisteswissenschaft so fruchtbar im Leben, weil sie uns sozusagen nicht bloß allgemeine, denkerische Anweisungen gibt, sondern uns anleitet in unseren Verhalten dem Menschen gegenüber, die Rätsel zu lösen, die da zu lösen sind: Den Menschen so zu lieben, wie wir ihn lieben müssen, wenn wir in nicht bloß  verstandesmäßig ergründen, sondern ihn ganz auf uns wirken lassen, unsere Gefühle, unsere liebe beflügeln lassen von unseren geisteswissenschaftlichen Erkenntnissen.

Das sind Erkenntnisse, die bis in alle Fasern des Menschen hineinwirken können, die da beherrschen können jedes einzelnen Tun im Leben. So wird, -und das konnte sich besonders an dieser Betrachtung jener intimen Eigentümlichkeiten des Menschen, der Temperamente, zeigen-, so wird Geisteswissenschaft zu wahrer Lebenskunst. So wird das Schönste entfacht zwischen Mensch und Mensch, wenn wir dem Menschen in's Antlitz Schauen, und nicht nur das Rätsel zu ergründen, sondern zu lieben verstehen: Liebe fließen lassen von Individualität zu Individualität. Theoretische beweise brauch die Geisteswissenschaft nicht; ihre beweise bringt das Leben. der Geisteswissenschaft weiß, dass man "für" und "gegen" alles etwas aufbringen, einwenden kann. Die wahren beweise, die sind die, die das leben bring, und das leben kann nur auf Schritt und Tritt zeigen die Wahrheit dessen, was wir denken, (wenn wir in geisteswissenschaftlichen Erkennen der Menschen betrachten), denn diese besteht als ein Harmonisches, lebendurchglüthes, bis in die tiefsten Geheimnisse des Lebens hineintretendes Erkennen.

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