GA123 5 de septiembre de 1910 -Evangelio de S. Mateo 5ª conferencia

                                                                                      Índice

JESHU BEN PANDIRA Y LA INICIACIÓN DE LOS ESENIOS

5 de septiembre de 1910

Debe recordarse estrictamente que no hay conexión de parentesco u otra relación similar entre el Jesús hijo de Pandira, Jeschu ben Pandira, con la figura central de los Evangelios de San Mateo y San Lucas, o cualquier otro Evangelio. Cien años antes de nuestra era, es decir cien años antes de la venida de Cristo, Jeschu ben Pandira fue apedreado y luego colgado de un árbol, y no debe confundirse con ninguna figura en los Evangelios. Sin embargo, quiero insistir en el hecho que hablar sobre la personalidad o la existencia de Jeschu ben Pandira, no requiere conocimiento oculto ni facultades clarividentes, porque si se desea, se puede obtener información sobre él, de los registros hebreos y en el talmud. Constantemente ha habido confusiones con el verdadero Jesús, por primera vez en realidad ya en el siglo II d. C. Aunque Jesús, el hijo de Pandira, no debe identificarse con el Jesús de los Evangelios, existe una conexión histórica entre ambas personalidades. Esta conexión hoy solo puede establecerse a través de la investigación científico-espiritual y, para comprenderla en toda su profundidad, debemos hablar brevemente de nuevo sobre la evolución de la humanidad y sus guías.

Mirando hacia aquellos Seres que son los grandes Guías de la evolución, finalmente llegamos a las Elevadas Individualidades generalmente conocidas con el nombre oriental de Bodhisattvas. Hay varios Bodhisattvas. Su tarea como grandes Maestros de la humanidad es hacer que la sabiduría de los mundos espirituales fluya a través de las Escuelas de Misterios de acuerdo con el grado de madurez alcanzado por los hombres en una época determinada. Los dos Bodhisattvas, a quienes nos hemos referido a menudo, cada vez que hemos hablado de la evolución de la humanidad, que son de interés primordial para nuestros tiempos son, el hijo del Rey Suddhodana, que se convirtió en Buda, y el que le sucedió en el cargo de Bodhisattva, cargo que todavía ocupa hoy y lo seguirá ejerciendo durante los próximos 2.500 años. Este Bodhisattva se convertirá en el Buda Maitreya, alcanzando el santo: rango como hizo su predecesor, el Buda Gautama.

En la evolución, los Bodhisattvas se suceden unos a otros como grandes Maestros de la humanidad, y no deben confundirse con Aquel que es la auténtica fuente de sus enseñanzas, del cuál reciben la que constituirá su misión a impartir a las diversas épocas. Debemos representarnos una "institución colegiada" de Bodhisattvas y en su centro la fuente viva de las enseñanzas. Esta fuente viviente no es otra que aquél a quien estamos acostumbrados a llamar "Cristo". Es de Cristo de quien todos los Bodhisattvas reciben lo que tienen que impartir a los hombres a lo largo de los siglos. Mientras un Bodhisattva ocupa este cargo, se dedica principalmente a la tarea de enseñar; porque, como hemos escuchado, cuando alcanza el rango de Buda, ya no vuelve a encarnarse de nuevo en un cuerpo físico. Una vez más, de acuerdo con toda la filosofía oriental, se puede decir que Gautama Buda, quien pasó por última su encarnación en un cuerpo físico como hijo del rey Suddhodana, desde entonces ha asumido la encarnación solo hasta el cuerpo etérico. En las conferencias sobre el Evangelio de San Lucas, se habló sobre la siguiente tarea de este Bodhisattva después de convertirse en Buda. Cuando nació el llamado Jesús Natánico del Evangelio de San Lucas (no es el mismo que el Jesús del Evangelio de San Mateo), el Buda que en aquél tiempo estaba encarnado hasta el cuerpo etérico, penetró en el cuerpo astral de este niño Por lo tanto, podemos decir que desde su encarnación como Gautama Buddha, la función de ese Ser ya no era dar enseñanza sino trabajar como un poder viviente del mundo espiritual en el mundo físico. Trabajar a través de la enseñanza y trabajar como un poder viviente que promueve el crecimiento son asuntos completamente diferentes. Un Bodhisattva es un Maestro hasta que se convierte en Buda; a partir de entonces él es un poder, un poder organizador, que otorga vida. Y el Buda trabajó como tal en la constitución del Jesús Nathanico. Desde el siglo VI a.C., el sucesor de aquél Bodhisattva que luego se convirtió en Buda, ha venido ocupando el lugar de aquél en la serie de grandes Maestros. Este Bodhisattva es quien más tarde devendrá el Buda Maitreya. Por lo tanto, debemos buscar las enseñanzas que necesita la humanidad desde la época de Gautama Buda, donde ha derramado su inspiración el Bodhisattva que le sucedió, inculcando en sus discípulos cuál es la misión que ha de comunicar al mundo. -Ayer en la conferencia dije que las actividades centradas en las comunidades de los Terapeutas y los Esenios fueron elegidas como instrumento para el trabajo de este Bodhisattva, y que una de las personalidades más nobles y puras de las comunidades esenias era Jesús, el hijo de Pandira. Así que fue a través de los esenios, como la enseñanza del Bodhisattva envió su resplandor a la humanidad en la Tierra.

Las comunidades Esenias, respecto a las enseñanzas más profundas, desaparecieron relativamente, poco después del evento de Cristo, de lo cual la historia externa proporciona evidencias. Por lo tanto, ciertamente no parecerá increíble si les digo que fundamental y esencialmente las comunidades de los Terapeutas y de los Esenios se instituyeron para que pudieran servir de instrumento para hace llegar desde los reinos espirituales, desde las esferas de los Bodhisattvas, algo que permitiera a los hombres comprender el acontecimiento trascendental de la aparición de Cristo. De las comunidades de los Terapeutas y de los Esenios surgieron las enseñanzas más importantes dadas a la humanidad con el objeto de promover la comprensión del Evento de Cristo. De modo que, Jesús, el hijo de Pandira, inspirado por el Bodhisattva que se convertirá en el Buda Maitreya y cuya influencia estaba actuando en estas comunidades, fue elegido para dar enseñanzas por medio de las cuales el hombre pudiera alcanzar la comprensión del Misterio de Palestina, el Misterio de Cristo. Sobre ellos se sabe muy poco en la historia externa. Solo se puede obtener información más detallada sobre los Terapeutas y los Esenios, mediante una investigación científico-espiritual. Y como estamos entre antropósofos, no dudaremos en extraer de los secretos que poseen los Terapeutas y los Esenios, lo que es necesario para una comprensión más profunda del Evangelio de San Mateo, así como de los otros Evangelios. Hablaremos pues, de los secretos de una manera que coincida con la imagen que un científico espiritual debe tener de estas comunidades que florecieron un siglo antes del Evento de Cristo para prepararse a través de enseñanzas especiales.

La característica esencial en estas comunidades era la iniciación a la que estaban sometidos los miembros de la secta. Esta Iniciación estaba especialmente adaptada para promover la comprensión, mediante la visión clarividente, del significado del papel desempeñado por los hebreos y por Abraham en la preparación de la venida de Cristo. Ese era el misterio que preocupaba especialmente a las comunidades de Terapeutas y Esenios. El verdadero propósito de la Iniciación experimentada por sus discípulos era promover una visión clarividente más profunda y exacta de la relación que acabamos de mencionar. En primer lugar, por lo tanto, era necesario que un esenio aprendiera a evaluar el significado completo de lo que había sucedido en el pueblo hebreo a través de Abraham, y así poder ver en él al progenitor de ese pueblo.

A través de su propia visión, un esenio debía darse cuenta de que se había implantado en Abraham la facultad de la que he hablado en las conferencias anteriores, que luego tuvo que filtrarse a través de muchas generaciones, fluyendo a través de la sangre.

Para comprender cómo se puede lograr algo importante para toda la evolución de la humanidad a través de una personalidad como Abraham, debe tener presente esta verdad muy significativa: que siempre, cuando se elige una personalidad para ser un instrumento especial en el gran proceso de evolución, un Ser divino-espiritual debe tener un control directo en esa personalidad.

Dado el papel tan trascendental que se le había asignado a Abraham en la evolución, fue necesario que el Espíritu, que está entretejido en el mundo exterior, (entonces aún perceptible para los hombres en tiempos atlantes), penetrara en su constitución orgánica interna. Abraham fue el primero en quien esto sucedió y con ello se hizo posible un cambio fundamental en la facultad de la percepción espiritual del hombre. Esto solo podía lograrse mediante la influencia de un Ser divino-espiritual, y tal Ser, de hecho, puso en la constitución orgánica de Abraham la semilla para los cuerpos que serían sus descendientes en la línea de las generaciones.

Por consiguiente, un esenio habría dicho: El poder que pudo realmente hacer que el pueblo hebreo existiera, el poder que permitió que este pueblo se convirtiera en el portador de la misión que preparaba la venida de Cristo, cuyos primeros rudimentos se establecieron, por un misterioso Ser hasta el cuál solo se llega, cuando el alma asciende pasando por toda la secuencia de generaciones hasta Abraham, hasta el punto en que este Ser entró en la constitución corporal de Abraham, para luego trabajar a través de la sangre como una especie de Espíritu nacional en el pueblo hebreo. Por lo tanto, si se entiende este secreto de la evolución de la humanidad, un hombre debe elevarse anímicamente hasta el Espíritu que implantó ese poder y buscarlo en el reino donde debía encontrarse antes de que penetrara en Abraham. Los Esenios dijeron: Si un hombre desea ascender anímicamente hasta el Espíritu inspirador del pueblo hebreo y conocerlo con toda pureza, tal hombre, si es un Esenio o un Terapeuta, debe experimentar un cierto desarrollo que lo purifique de todo lo que desde la época de Abraham se ha acercado al alma humana desde el mundo físico. El Ser espiritual dentro del hombre y todos los Seres espirituales que trabajan conjuntamente para lograr la evolución de la humanidad, deben ser experimentados en su pureza solo en el mundo espiritual, pues en el estado en que existen dentro del hombre, han sido contaminados por las fuerzas del mundo físico-sensorial.

Según el punto de vista que sostenían los Esenios, (y en cierta área del conocimiento, por supuesto, es absolutamente correcto) cada ser humano alberga dentro de sí las impurezas que se han ido introduciendo en el alma en el pasado, nublando la visión del Ser espiritual que había establecido en Abraham el poder del que hemos hablado. Por consiguiente, era esencial que el alma de cada esenio se limpiara de todo lo que había penetrado en este poder como factor perturbador, atenuando la visión del Ser que mora en la sangre de las generaciones. El objetivo de todos los métodos de purificación interna, de todos los ejercicios practicados por los esenios, era liberar el alma de los rastros e influencias heredados que pudieran oscurecer la visión del Ser que fue el inspirador de Abraham. Se dieron cuenta de que el alma y el espíritu dentro del hombre, este núcleo íntimo de su naturaleza, había sido nublado y manchado por los rasgos heredados.

Existe una ley espiritual según la cual, a través de sus estudios y su percepción clarividente, los esenios fueron capaces de comprender, que la influencia de la herencia únicamente cesa después de 42 etapas en la línea de las generaciones. Solo después de 42 etapas todos los rastros de herencia son eliminados del alma de un hombre. Hereda algo de su padre y su madre, algo de su abuelo y abuela, etc., pero cuanto más asciende hacia las primeras etapas en la secuencia de generaciones, menos son las impurezas heredadas dentro de él, y después de 42 generaciones no hay ninguna; La influencia de la herencia ya no existe. Por lo tanto, el objetivo de los métodos de purificación practicados por los esenios era eliminar, mediante ejercicios y entrenamiento estricto de la vida interior, cualquier impureza que hubiera manchado el alma en el transcurso de 42 generaciones. Todos los esenios estaban obligados a someterse a una disciplina severa y a experimentar experiencias místicas difíciles que atraviesan 42 etapas. Hubo 42 etapas distintas en este camino místico hacia la purificación; cuando las había atravesado en la experiencia real, un esenio sabía que estaba libre de todas las influencias del mundo de los sentidos, de todas las impurezas en su naturaleza interna resultantes de la herencia.

Por lo tanto, un Esenio se elevaba anímicamente a través de 42 etapas, hasta el nivel más alto donde sentía que el núcleo más íntimo de su propio ser entraba en contacto con lo Divino-Espiritual. Se decía: ¡Al pasar por estas 42 etapas llego hasta el Dios al que aspiro! -Los Esenios tenían una clara percepción de cómo un hombre podía elevarse anímicamente hasta un Ser Divino que aún no había descendido a la materia, porque el camino de ascenso era conocido por ellos por su propia experiencia. Entre todos los que vivían en la Tierra en aquél tiempo, los Terapeutas y los Esenios eran conscientes de la verdad sobre lo que había pasado a través de Abraham. Sabían la verdad sobre la herencia a través de las generaciones y también sabían que para ascender a un Ser que ha entrado en la corriente de la herencia y alcanzar la etapa donde ese Ser aún no había descendido a la materia, un hombre debe ascender anímicamente a través de 42 etapas, correspondiente a las 42 generaciones; entonces se encontraría el Ser. Pero también sabían algo más, a saber, que así como un hombre debe ascender anímicamente a través de las 42 etapas para llegar a este Ser Divino, el mismo Ser Divino debe tomar el camino en la dirección opuesta, descendiendo a través de 42 etapas si quiere penetrar en la sangre de un hombre. Así como hay 42 etapas en el camino de ascenso al Ser Divino, así el Ser Divino debe descender a través de 42 etapas para convertirse en un hombre entre los hombres.

Tales fueron las enseñanzas impartidas entre los esenios, sobre todo por Jeschu ben Pandira, bajo la influencia del inspirador Bodhisattva. Por lo tanto, era una doctrina de los esenios que el Ser que había inspirado a Abraham a recibir la Semilla Divina en su propio organismo, necesitaba 42 generaciones para descender a la humanidad. Conociendo esto, se conoce a su vez, la fuente del conocimiento que permitió al escritor del Evangelio de San Mateo enumerar precisamente esas 42 generaciones. Y fue Jesús, el hijo de Pandira, quien llamó la atención de los esenios sobre un punto en particular. -Las 42 generaciones no se completarían hasta que hubieran transcurrido otros cien años después del siglo en que vivía. Por lo tanto, enseñó a los esenios que podían ascender anímicamente a través de las 42 etapas solo hasta el punto en que establecieran un vínculo con los acontecimientos históricos, y que a partir de ese punto cualquier avance adicional solo podría deberse a una medida de gracia de arriba. Pero eso que les enseñó, llegará el momento en que, como un evento natural, nacerá un hombre para el cual será posible elevarse a través de su propia sangre a una altura tan elevada que pueda descender sobre él el Poder Divino que le permitirá manifestar el Espíritu del pueblo hebreo, el Espíritu Jahve, en la sangre de ese pueblo. Jeschu ben Pandira enseñó: Si Zarathustra, el heraldo de Ahura Mazdao, se encarna en un cuerpo humano, este cuerpo debe haber sido preparado de tal manera que el Ser divino-espiritual que mora en él haya descendido a través de 42 generaciones. Las comunidades esenias, por lo tanto, fueron la fuente de donde surge la enseñanza sobre las generaciones con las que comienza el Evangelio de San Mateo. Pero para comprender estos hechos a fondo, se debe hacer referencia a un aspecto aún más profundo del tema.

Dado que el hombre es un ser doble, todo lo relacionado con su desarrollo se nos presenta desde dos aspectos. Durante la conciencia de vigilia, los cuatro miembros del ser del hombre están ensamblados y su doble naturaleza no se evidencía de inmediato. Pero durante el sueño, es claramente doble: sus cuerpos físico y etérico permanecen en el mundo físico y su cuerpo astral y su Ego se separan de los otros dos cuerpos. Si nos ceñimos a lo que hace que el hombre forme parte del mundo físico, solo podemos hablar de los cuerpos físico y etérico. Verdaderamente todas las actividades y asuntos creados por el hombre en el mundo físico conciernen al cuerpo físico y al cuerpo etérico, aunque también está involucrada la actividad de los otros miembros, salvo durante el sueño. Durante las horas de conciencia despierta, el hombre actúa desde su Ego y su cuerpo astral en los otros dos miembros; durante el sueño, deja a estos últimos, digamos, durmiendo. Pero en realidad, desde el momento en que se duerme, desde el Cosmos otros seres y fuerzas comienzan a trabajar y a impregnar los miembros que ha abandonado temporalmente; Es por lo tanto un hecho, que sobre sus cuerpos físico y etérico se ejerce una influencia constante del Cosmos. Estos cuerpos que permanecen en la cama durante el sueño constituyen el aspecto externo de la estructura del hombre y sus atributos están comprendidos dentro de las 42 generaciones, durante las cuales estos atributos se transmiten por la herencia. Si tomamos todo lo que pertenece a la naturaleza física en la primera generación y luego pasamos a través de 42 generaciones, cuando se hayan completado, no hallaremos rastros de las mínimas cualidades que eran fundamentales en la primera generación. En otras palabras, las características y fuerzas activas en los cuerpos físico y etérico de un ser humano están comprendidas en 6 veces 7 generaciones. Cualesquiera que sean los rasgos heredados en estos dos cuerpos, deben buscarse entre los antepasados, pero solo en el transcurso de 42 generaciones. Más allá de eso, no se encuentra nada; todo lo que pertenece a una generación anterior ha desaparecido. Por lo tanto, las fuerzas inherentes a la constitución externa de un ser humano están esencialmente conectadas con 42 generaciones.

En este sentido, la evolución o el desarrollo humano en el tiempo se basa en un principio numérico. Esto debe estudiarse más de cerca, ya que tiene una relación importante con la genealogía dada en el Evangelio de San Mateo.

Todo lo relacionado con el cuerpo físico está conectado con 42 generaciones, porque todo lo que tiene que ver con el desarrollo o la evolución en el tiempo se rige por el número 7. Los esenios sabían que la evolución a través del período durante el cual se heredan los atributos físicos está relacionada con este número. Un Esenio se decía a sí mismo: "He de pasar 6 veces 7 etapas = 42 etapas; después llegan las siguientes 7 etapas que completan los múltiplos de 7: 7 veces 7 = 49 etapas". Sin embargo, se da el caso de que lo que se halle más allá de las 42 etapas ya no pueden atribuirse a las fuerzas y seres que actúan como factores activos en los cuerpos físico y etérico. De acuerdo con la ley que rige el número 7, toda la evolución de los cuerpos físico y etérico se logra solo después de 7 veces 7 generaciones; pero en las últimas 7 generaciones ya ha tenido lugar la transformación completa y por tanto, ya nada de las generaciones anteriores está presente. Los esenios sabían que lo que les concernía principalmente estaba comprendido dentro de las 6 veces 7 generaciones; porque cuando se completaban los múltiplos de 7, ya se producía algo nuevo. Cuando entraba la siguiente etapa después de las 42 generaciones, se daban cuenta de que ya no guardaba relación con la existencia humana sino con la sobrehumana. Decían: 6 veces 7 generaciones están conectadas con la Tierra, y lo que está más allá de ellas que suman 7 veces 7, ya traspasa el ámbito de la Tierra: ya es un fruto para el mundo espiritual. Después de las 6 veces 7 generaciones, se produce el fruto que luego, con la finalización de las 7 veces 7, emerge para el mundo espiritual. 

Por lo tanto, los pensamientos de aquellos entre quienes se originó el Evangelio de San Mateo se dijeron: "El cuerpo físico usado por Zarathustra debe ser de tal madurez que después de las 42 generaciones ya esté en el punto de espiritualización, osea de deificación. Dando comienzo la 43 generación, pero en lugar de proseguir a etapas posteriores, este cuerpo es compenetrado por otro Ser, por el espíritu de Zarathustra que encarnó en la Tierra como Jesús de Nazaret." Así pues, a través del cumplimiento del misterio de los números, en Jesús de Nazaret, se cumplieron el cuerpo más adecuado y la sangre más adecuada para el alma de Zaratustra. En la evolución humana, tal es la preparación de cuanto se relacione con el cuerpo físico y etérico. Si bien, el hombre no solo está constituido por un cuerpo físico y un cuerpo etérico, (también aquel que iba a ser el portador del Ser Crístico), sino que también posee un cuerpo astral y un Ego. Por lo tanto, el cuerpo astral y el Ego también tuvieron que ser adecuadamente preparados. Para un evento de tan relevante importancia, esto no podía lograrse en una sola personalidad, fueron necesarias dos. Los cuerpos físico y etérico se prepararon en la personalidad a la que se refiere principalmente el Evangelio de San Mateo; El cuerpo astral y el principio del Yo fueron preparados en la personalidad de la que nos habla el Evangelio de San Lucas y que conocemos como el Jesús Nathánico. Durante los primeros años, esta era una personalidad diferente. Mientras que el Jesús del Evangelio de San Mateo recibía los cuerpos físico y etérico adecuados, el Jesús del Evangelio de San Lucas debía recibir el cuerpo astral adecuado y el principio del Ego. ¿Cómo pudo suceder?

Hemos visto que fue necesario preparar de un modo bien definido las 42 generaciones para lograr los vehículos apropiados para el Jesús del Evangelio de Mateo. Pero también debieron prepararse el cuerpo astral y el yo para que mas tarde estos pudiesen unirse con aquellos. Mas adelante veremos como pudieron unirse. Consideremos ahora el sueño con el fin de comprender los preparativos a que se refiere el Evangelio de Lucas. Como Ya dije antes, es una falacia creer, (por culpa de afirmaciones de un tipo de clarividencia inferior), que el conjunto que forman el cuerpo astral y el Ego de un hombre están contenidos en una forma de nube suspendida sobre los cuerpos físico y etérico de alguien que duerme. La verdad es que cuando el hombre sale de los cuerpos físico y etérico durante el sueño, su ser se expande por todo el Cosmos, en todo lo que pertenece al Cosmos. El misterio de nuestro sueño es que del mundo de las estrellas extraemos, las fuerzas cósmicas más puras. Luego, al despertar, cuando descendemos a los cuerpos físico y etérico, incorporamos estas fuerzas en nosotros. Salimos del sueño fortalecidos y revitalizados por todo lo que hemos podido extraer del Cosmos.

Cuando un hombre hoy desarrolla la clarividencia en su forma más alta, y esto se aplica también al tiempo de Cristo Jesús, ¿qué experiencias debe experimentar? En condiciones normales en la actualidad, cuando sale con su cuerpo astral y su Ego, de los cuerpos físico y etérico, el hombre se vuelve inconsciente. Sin embargo, la conciencia clarividente debe ser llevada a la etapa donde pueda seguir habiendo visión, a través solo del cuerpo astral y del Ego, aunque no participen los cuerpos físico y etérico. Esta conciencia clarividente participa y percibe los sucesos del mundo de las estrellas, no solo mira ese mundo sino que realmente lo penetra. Así como la conciencia desplegada por los esenios se elevaba hacia arriba a través de la secuencia cronológica de las generaciones gobernadas por el número 7, el hombre también debe pasar por las etapas que le permitan tener una visión clarividente del Cosmos.

A menudo he señalado dónde radica el peligro para el desarrollo, tanto en una dirección como en la otra. Entre los esenios se trataba fundamentalmente de descender a los cuerpos físico y etérico para que después de atravesar las 42 generaciones pudieran encontrar la Divinidad. Para ellos era como si, al despertar, en lugar de ver el mundo a su alrededor, un hombre se sumergiera en sus cuerpos físico y etérico para observar sus fuerzas, en otras palabras, percibir su naturaleza externa desde adentro. Normalmente, el hombre no desciende conscientemente a estos cuerpos al despertar; él está protegido de hacerlo porque en el momento de despertar su conciencia se desvía hacia el entorno y no se dirige a las fuerzas de los cuerpos físico y etérico. Lo esencial para los esenios era aprender a percibir todas las fuerzas y capacidades originadas en las 42 generaciones, aprender a ignorar por completo lo que los ojos observan en el mundo exterior y sumergirse de inmediato en sus propios cuerpos físico y etérico donde luego veían El producto vivo del secreto de 6 veces 7 = 42 generaciones.

En un sentido similar, el hombre debe elevar su conciencia si su objetivo es ascender al Cosmos para aprender de los misterios que subyacen en la existencia cósmica. Esta es una tarea más poderosa. Al descender a su propia naturaleza interna, el único peligro al que se enfrenta es el de verse atrapado por sus fuerzas, deseos, pasiones y otras tendencias en el alma a las que generalmente no presta atención o incluso no tiene la menor idea de que existen. En circunstancias ordinarias, sus intereses externos le impiden conocerlos directamente. En circunstancias normales, no hay posibilidad de que sea dominado por esas fuerzas, porque en el momento mismo del despertar su atención se desvía al aparecer el mundo exterior. Por lo tanto, mientras que, al descender a su naturaleza interior, el peligro es que un hombre se vea abrumado por sus propios impulsos más bajos y más egoístas, el peligro al que se enfrenta es diferente, si lo que está viviendo es la experiencia de expandirse por el Cosmos. Este peligro no se puede describir muy exactamente, salvo diciendo: Si en el momento de irse a dormir, uno no pierde la consciencia sino que retiene tanta conciencia que en su cuerpo astral y Ego tiene un instrumento para la percepción del mundo espiritual. Para él, el peligro puede consistir en que se quede completamente deslumbrado, como si estuviera frente a los rayos cegadores del sol. Quedando deslumbrado y desconcertado por la fascinante grandeza de las impresiones. Si bien era necesario que los Esenios reconocieran que todos los atributos heredados en los cuerpos físico y etérico estaban conectados con el secreto del número 6 veces

7, cierto secreto del número también estaba relacionado con el logro del conocimiento de los misterios del Cosmos, del gran Universo. Una vez más, el mejor enfoque para este secreto era recurrir a movimientos y constelaciones en el Cosmos, a las manifestaciones de las propias estrellas. Como hemos escuchado, ha de cumplirse la condición de ascender 6 veces 7 etapas, para que nos conduzcan hacia los secretos de la naturaleza interior del hombre; En cambio los misterios del espacio cósmico se alcanzan después de 12 veces 7 = 84 etapas. Un hombre que ha pasado 12 veces 7 etapas llega al punto donde el laberinto de las fuerzas espirituales del Cosmos ya no le desconciertan; sino que alcanza el estado de calma en el que puede orientarse en este laberinto y ver a través de sus complejidades. En cierto sentido, esa también era una enseñanza que impartían los esenios.

Cuando un hombre que posee las facultades clarividentes aquí descritas se duerme, su ser fluye hacia las condiciones expresadas en el secreto del número 12 veces 7.

Pero en la última de estas etapas ya está en lo súprasensible; porque cuando ha completado las 12 veces 7 etapas, ha alcanzado el límite de las condiciones a las que se aplican los secretos numéricos. Así como las 7 veces 7 etapas ya han conducido a lo Espiritual, lo mismo ocurre con las 12 veces 7. Para alcanzar lo Espiritual a lo largo de este camino, un hombre debe haber pasado 12 veces 7 etapas en el cuerpo astral y el Ego. Esto se indica en la propia escritura estelar, 7 es el número de planetas y 12 el de las constelaciones del zodiaco que el alma debe atravesar en el espacio cósmico. Así como los siete planetas se agrupan dentro de las doce constelaciones zodiacales y pasan frente a ellos, cuando un hombre asciende en alma al Cosmos, debe pasar 7 veces 12, o más bien 7 veces 12 etapas para alcanzar lo Espiritual.

Pueden imaginar si quieren, las 12 constelaciones del zodíaco como representación de la periferia espiritual, con el propio hombre en el centro. Si quieren llegar a lo espiritual, no pueden comenzar expandiéndose digamos, desde el centro, sino que deben expandirse en espirales, girando en 7 espirales y pasando las 12 constelaciones por cada circulo completado, por lo tanto, 7 veces 12 etapas. El hombre se expande en espirales gradualmente hacia el Cosmos, todo esto es, por supuesto, solo una descripción figurativa, al circundar de esta manera, pasando por las 12 constelaciones por séptima vez, habrá alcanzado lo Divino-Espiritual. Luego, en lugar de mirar hacia el Cosmos desde el centro, mirará hacia adentro desde la periferia espiritual, desde las doce constelaciones, y desde estos puntos estratégicos puede contemplar el mundo externo y todo lo que hay en él. Debe haber doce de estos puntos de vista; uno solo no es suficiente. Por tanto, un hombre que aspire a alcanzar lo DivinoEspiritual debe sublimar el cuerpo astral y el Ego a través de 11 veces 7 etapas; cuando las 12 veces 7 etapas hayan sido completadas, él estará dentro de lo espiritual.

Para elevarse a lo divino-espiritual, el cuerpo astral y el ego tuvieron que pasar de esta manera 12 veces 7, o más bien 11 veces 7 etapas para alcanzar lo Divino. Si lo Divino ha de descender y un Ego humano debe estar preparado para ser su vehículo, el descenso debe realizarse igualmente 11 veces en 7 etapas.

Por lo tanto, al describir estas fuerzas espirituales mediante las cuales el cuerpo astral y el Ego se hicieron aptos para ser portadores del Cristo, era natural que el Evangelio de San Lucas indicara cómo el Poder Divino-Espiritual descendió 11 veces en 7 etapas. Y esto es lo que hace el Evangelio. Puesto que el Evangelio de San Lucas está describiendo otra Personalidad para la cual el cuerpo astral y el Ego portador estaban preparados, no describe, -como hace el Evangelio de San Mateo-, 6 veces 7 generaciones, sino una secuencia de 11 veces 7 etapas a través de de la cual el Poder que mora en la Individualidad de Jesús de quien habla este Evangelio, descendió de Dios mismo. Esto se afirma explícitamente. Si cuentan las etapas enumeradas en el

Evangelio de San Lucas como aquellas a través de las cuales desciende el Poder Divino, encontrarán que hay 77. Puesto que el Evangelio de San Mateo describe el secreto de lo que se está efectuando durante el descenso del Poder Divino que actúa formativamente en los cuerpos físico y etérico, el número dominante es 7 veces 7. Y en el Evangelio de San Lucas, debe aparecer necesariamente el número 11 veces 7, porque este Evangelio describe el descenso del Poder Divino por el cual el cuerpo astral y el Ego se transforman. De esto podemos darnos cuenta de los fundamentos profundos que subyacen a estas presentaciones y cómo, en los Evangelios de San Mateo y San Lucas, en verdad se están indicando los secretos de la Iniciación, las etapas en el descenso de lo Divino-Espiritual a una individualidad humana y en la expansión hacia el Cosmos. En la próxima conferencia explicaremos por que en el Evangelio de Lucas también hay una genealogía y por que en la época en que muy pocos conocieron el misterio del Cristo Jesús, este Evangelio se refiere, no obstante, a las 77 generaciones que corren desde Dios y Adán hasta el Jesús natanico.


traducción de Julio Luelmo abril 2020

No hay comentarios:

El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919