GA111 Hannover, 29 de septiembre de 1907 - ¿Porqué los seres humanos deben reencarnarse una y otra vez?

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RUDOLF STEINER

INTRODUCCIÓN A LOS FUNDAMENTOS DE LA TEOSOFÍA

¿PORQUÉ LOS SERES HUMANOS DEBEN REENCARNARSE UNA Y OTRA VEZ?

Hannover, 29 de septiembre de 1907

conferencia 9

Entre otras cosas, el cuerpo y sus órganos, por ejemplo el corazón, deben ser cada vez más perfectos. Hoy el hombre todavía puede influir poco en su alma. Una vez que sea capaz de mover su órgano cardíaco a voluntad a través de las corrientes etéricas, se convertirá en el conquistador independiente del organismo. Así la humanidad cambia de forma. Cada vez que el hombre regresa, su hogar se perfecciona.

Los indios trabajaban sobre el cuerpo etérico, los persas sobre el cuerpo sensorial, (astral), los egipcios sobre el alma sensible, los romanos y los griegos sobre el alma racional. La humanidad actual ha alcanzado el alma consciente. Observamos un paso de las individualidades a través de las culturas. Los indios desarrollaron la memoria, pero era una memoria más espiritual que la de los atlantes. Los persas desarrollaron una relación íntima con la naturaleza. Los egipcios tendían a lo místico. Los griegos y los romanos desarrollaron el intelecto y la astucia. Ahora el hombre debe experimentar realmente el mundo exterior, al que pertenece, a través de la experiencia, de lo contrario seguirá siendo un sueño. Nos encontramos en una etapa en la que el hombre intenta dominar las fuerzas de la naturaleza.

Existe un karma que une a pueblos enteros. Ejemplo: A lo largo de la Edad Media, los pueblos de Europa se vieron a menudo amenazados por los hunos cuando apenas habían comenzado a elevarse gracias al cristianismo. Estos mongoles poseían cuerpos astrales que se volvieron decadentes, pero esto es un proceso espiritual. Eran remanentes de los antiguos atlantes bajo su líder Atila o Etzel. Si los pueblos no hubieran tenido miedo, los hunos no habrían podido hacerles daño. Así, la influencia corrosiva se extendió a los cuerpos astrales frescos de los pueblos. Esto dio lugar a la lepra o miseria. La leyenda al respecto se encuentra en «El pobre Enrique» de Hartmann von der Aue. El cuadro «La batalla de los hunos» representa el acontecimiento en el plano astral.

Acumulamos buen karma cuando unimos nuestras vidas en un todo armonioso. Siempre experimentamos algo, la vida nos lo trae, tenemos que añadir los frutos.

Para tener certeza sobre los hechos del karma, no debemos especular ni filosofar, debemos dejar que los hechos hablen por sí mismos sobre cómo se desarrolla algo. El ocultista investiga los hechos reales. Es difícil remontar vidas pasadas. El ocultista no hace hipótesis, pues de lo contrario pronto se ganaría una reputación de poco fiable. El pensamiento basado en la videncia es mejor para el ocultista que el pensamiento subjetivo. Es importante experimentar el pensamiento del mundo.

Desde un punto de vista kármico, las experiencias son de dos tipos: aquellas de las que no somos responsables y las que nos hemos ganado. No todo son efectos kármicos. Los hechos nos llegan, las desgracias; las que no son culpa nuestra encuentran su compensación más tarde. Un pensamiento que se convierte en hábito en nuestra vida se expresa en el cuerpo etérico en la siguiente vida; la tendencia a alegrarse se convierte en una tendencia del cuerpo etérico. Las sensaciones y las ideas dependen de las experiencias de la vida anterior; no podemos evitar cómo aparecen en nosotros ahora. Observemos el cuerpo astral propiamente dicho. Sentimientos, pasiones, sensaciones e ideas son características del cuerpo astral. La lujuria tormentosa muestra un cuerpo astral no desarrollado, los altos conceptos morales muestran un cuerpo astral purificado. Según lo entrenemos con esmerados conceptos morales, elevadas concepciones o complaciendo todos los deseos, el cuerpo astral en la próxima vida, -y consecuentemente aún más el cuerpo etérico-, se moldea en inclinaciones y temperamentos. Un libertino se entregó a la lujuria sensual en la vida anterior; esto se convierte en un temperamento en el cuerpo etérico en la vida presente. El que trabaja intelectualmente adquiere así talentos y capacidades para el futuro.

El ocultista debe adquirir la capacidad de volver al mismo hecho sin esfuerzo y amarlo; esto tendrá una gran influencia sobre su cuerpo etérico, es decir, adquirirá una excelente memoria en la próxima vida. Siempre hay repeticiones en las enseñanzas de Buda, cuyo propósito es hacer que el cuerpo etérico, que depende del cuerpo astral, sea capaz de ampliar la memoria. Las cualidades del cuerpo astral se convierten en las del cuerpo etérico y se expresan en el cuerpo físico en la próxima vida. Mediante la paciencia y la perseverancia ya podemos ampliar algo nuestra memoria en esta vida.

Los trastornos proceden del exterior y del interior del ser humano. Las disposiciones provienen de los hábitos sensuales y se manifiestan en enfermedades en la próxima vida. No sólo debemos aumentar las disposiciones sanas, sino también adquirir las buenas. Una persona con buena salud crea buenos hábitos. Así se desarrollan las capacidades y los temperamentos. Aquel que es bilioso, que no desecha esta falta, adquiere la disposición a las enfermedades tifoideas, febriles. Aquellos que siempre están criticando, que no pueden hacer nada bien, que no pueden amar correctamente, envejecerán pronto, se arrugarán fácilmente y serán feos. Los que saben desarrollar la simpatía y el amor se mantendrán jóvenes durante mucho tiempo. Los que centran su atención en un afán adquisitivo enfermizamente exacerbado y quieren poseer mucho son propensos a contraer enfermedades infecciosas.

Las experiencias vienen al hombre; lo que él hace y lo que le ocurre constantemente en el plano físico, todo esto forma su destino futuro. Sus actos, buenos o malos, forman de nuevo el cuerpo futuro. Así tenemos un ciclo de hechos y sus consecuencias.

Traducido por J.Luelmo jun,2025


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