GA111 Hilversum, 4 de marzo de 1908 - La Iniciación Cristiana

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RUDOLF STEINER

INTRODUCCIÓN A LOS FUNDAMENTOS DE LA TEOSOFÍA

LA INICICACIÓN CRISTIANA

Hilversum, 4 de marzo de 1908

conferencia 15

La teosofía es una interiorización en todos los ámbitos de la vida. Es un impulso para reflexionar sobre asuntos y cuestiones religiosas, que reviste especial importancia para nuestro tiempo, porque la ciencia y las viejas tradiciones religiosas están pasando a primer plano. Éstas han dado lugar al desaliento, la indiferencia y la tragedia de la humanidad contemporánea. La teosofía es ahora una reconciliación de la ciencia y la religión, no parte de una nueva forma de religión, sino que abarca todo lo que somos capaces de saber sobre los mundos suprasensibles, de saber por el conocimiento y por la vida en este mundo. La teosofía debe convertirse gradualmente en una forma de conocer la verdadera vida en todos los ámbitos. Los fundamentos verdaderos y genuinos del cristianismo también pueden encontrarse a través de las explicaciones teosóficas. El cristianismo esotérico ya no existe hoy en día. Entonces, ¿qué es el cristianismo esotérico?

Muchos consideran que el Evangelio de Juan es menos valioso que los demás evangelios. El significado interior de este documento se percibe cuando se vive a través de él. Debemos considerarlo como una indicación, como una oferta cristiana de medios que conducen a la participación en el mundo espiritual. Este mundo espiritual existe ahora a nuestro alrededor y en nosotros. Las fuerzas espirituales pueden despertarse en todos nosotros. En todos los tiempos ha habido personas iluminadas, y la luz ha emanado de ellas. Estos eran los iniciados. Y debieron sus mejores poderes a la influencia del Evangelio de Juan. Hay varios caminos y etapas que conducen a la iniciación. Pero toda iniciación conduce al punto más alto: a la verdad. Los caminos que se recorrían antes del cristianismo eran los de la fuerza y la sabiduría humanas. La iniciación cristiana es la que se basa casi exclusivamente en los elementos del alma: mente, sentimiento y sensación. Pero las condiciones básicas de la iniciación cristiana son: el conocimiento espiritual, el estudio y la fuerza de voluntad.

El hombre conocía su cuerpo físico y debía aprender a reconocer que sólo era una parte de su esencia humana. Se enseña al alumno a reconocer la diferencia entre su cuerpo físico y su cuerpo etérico o vital, entre éste y su cuerpo astral.

Además, se le enseña que la conciencia del alma o manas es opuesta a la conciencia física. Su mirada se dirige hacia el arquetipo divino del hombre o Atma - y hacia el espíritu viviente - o Budhi.

Hay una cosa que distingue a los humanos de los minerales, las plantas y los animales y que no puede llamarse por su nombre; es el «yo soy», es la divinidad que llevamos dentro. Expresamos este «yo soy» únicamente mediante el sonido y la voz. En épocas anteriores, por ejemplo entre los israelitas, aún existía el sentimiento del yo comunitario del pueblo, pero esto se perdió más tarde. La humanidad también debe aprender a sentir que «Yo y el Padre somos uno».

Luego se enseñaron al discípulo las siete etapas de la iniciación, que son las siguientes: Humildad y compasión por las criaturas vivientes inferiores, pues a ellas debe su existencia. Cristo mostró esta humildad a sus apóstoles cuando les lavó los pies.

A través del dolor y el sufrimiento, el discípulo aprende a fortalecer su ser interior y a dejar de sentir sufrimiento. Esta era la etapa de la flagelación. Después, el discípulo debía aprender a soportar la burla, el escarnio y el desprecio de lo más sagrado y a no encontrar apoyo más que en sí mismo. Era la etapa de la coronación de espinas. El cuerpo físico tenía que convertirse en un instrumento del que él pudiera prescindir sin dificultad. Esta fue la crucifixión. A través de la muerte mística aprendió todas las profundidades del dolor y la miseria humana y a través de esto la luz espiritual se abrió ante él y alcanzó la iluminación y el despertar. El yo es ahora idéntico a la conciencia espiritual. A través del entierro aprendió que su cuerpo era una parte del planeta tierra y que su cuerpo tenía que reunirse con la tierra. Luego vino la victoria de la vida sobre la muerte, la realización de lo eterno, y esto fue la resurrección o experiencia de Cristo y en el cuerpo espiritual la glorificación o ascensión.

La iniciación cristiana es, pues, una cuestión de sentimiento, y ahora ha llegado el momento de hablar de ciertas cosas secretas y de mostrar a la gente el camino que conduce a los fundamentos espirituales del mundo.

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