RUDOLF STEINER
RESPONSABILIDAD DEL SER HUMANO EN LA EVOLUCIÓN DEL MUNDO
sobre la reencarnación de ciertos grupos de almas humanas en diferentes territorios:
Stuttgart, 6 de enero de 1921
Hoy en día, lo importante es introducir en la vida de una manera realmente viva aquello que quiere fluir como conocimiento e impulsos del alma a través de la ciencia espiritual. Hay que insistir una y otra vez en que, frente a las grandes tareas del presente, no basta con informarse de alguna manera teóricamente sobre las verdades que subyacen a la vida humana, a la existencia del mundo y que se pueden obtener de la ciencia espiritual antroposófica, sino que se trata de ver en la vida concreta cómo son las conexiones y comprender la vida misma a partir de los fundamentos de la ciencia espiritual. A lo largo de los siglos, la humanidad se ha acostumbrado a ver solo una parte de la realidad. Y precisamente por eso se han ido preparando poco a poco aquellos estados de ánimo que han conducido a la catastrófica vida actual. Los seres humanos se encuentran en la existencia sin comprender la vida, sin aquella comprensión de la vida que exige el actual nivel de desarrollo de la humanidad.
Como seguidores de la ciencia espiritual antroposófica, sin duda llegaremos fácilmente a la convicción de la repetición de las vidas terrenales, de que lo que le sucede a un ser humano, —sin menoscabo de su plena libertad—, o lo que emprende en su vida actual tiene su origen en una vida anterior. Pero cuando se trata de comprender la vida concreta, nos sometemos con demasiada facilidad a las ideas que han surgido en los últimos siglos y que, en realidad, no son suficientes para comprender la vida humana, que son muy adecuadas para comprender ciertos hechos de los acontecimientos naturales, pero que son insensibles a toda la complejidad de la vida humana. Y uno diría: lo que más rezagado está con respecto a lo que hoy exige la vida es, en realidad, la vida científica. Pero esta vida científica ejerce a su vez una gran influencia en el pensamiento de las masas más amplias. Cuando hablo del efecto de esta vida científica, no me refiero en absoluto a aquellos que están relacionados con la ciencia de alguna manera. Me refiero a la gran masa de la humanidad que, en las cuestiones más importantes de la vida, se somete a las directrices autoritarias de aquellos que, por las instituciones externas, parecen estar llamados a decidir sobre unas u otras cosas. Entonces, uno se rige por esos criterios. Pero en esos criterios no hay nada de una comprensión real de la vida humana. Es necesario incorporar a esta vida humana lo que puede fluir de la ciencia espiritual antroposófica. Sobre todo, debe incorporarse a aquellas ramas de la enseñanza pública que constituyen la base para la comprensión de la vida.
Cuando hoy en día alguien se acerca a la ciencia espiritual, comienza a comprender lo que subyace a las repetidas vidas terrenales. Pero cuando quiere informarse sobre lo que ocurre en el presente y, entre otras cosas, se acerca a la historia, —me refiero a la historia que forma parte de la educación de las masas—, entonces, precisamente en lo que es historia, prevalece esa forma de pensar que solo es adecuada para explicar los fenómenos y los hechos naturales. La humanidad ha llegado a eliminar cada vez más de la historia todo lo espiritual. Y si hoy alguien quiere explicarse los hechos que surgen de la vida histórica en cualquier ámbito, no puede hacerlo de otra manera que informándose sobre lo que vivieron la generación anterior, la segunda generación anterior, la tercera generación y así sucesivamente, a lo largo de los siglos. Por poner un ejemplo concreto ¿Cómo aprende hoy el alemán su historia? Se fija en las personas que han vivido en Europa Central, a las que él mismo pertenece. Se deja contar los acontecimientos que han tenido lugar con estas personas; sigue estos acontecimientos hasta sus padres, abuelos, bisabuelos, hasta las generaciones anteriores. Luego retrocede, quizás hasta la Edad Media. Siempre se tiene la conciencia de que se trata de una humanidad en continuo flujo, que se remonta a la migración de los pueblos y más allá, y se quiere explicar lo que le sucede al ser humano del presente a partir de lo que le sucedió a las generaciones anteriores. Se aprende a conocer el flujo continuo del devenir histórico, tal y como se desarrolla a lo largo de estas generaciones. En realidad, solo se tiene el concepto de herencia en relación con los seres humanos, se piensa que los hijos han heredado ciertas cosas de sus padres, ya sean sus características, ya sea que les haya quedado lo que sus padres les han legado, etc. De este modo, se remonta en el tiempo desde la generación actual hasta la anterior, y así sucesivamente.
Si ahora consideramos el asunto desde el punto de vista de las ciencias espirituales, ¿Acaso descifra ésta una realidad plena? ¿Acaso no podría ser que las almas que hoy constituyen una generación en los cuerpos humanos actuales, no necesariamente tuvieron que haber estado encarnadas en esta Europa Central en su vida terrenal anterior, sino que tal vez estuvieron encarnadas en otro lugar completamente diferente, en circunstancias totalmente distintas? Las fuerzas que dichas almas han traído consigo de sus encarnaciones anteriores las llevan a los cuerpos actuales. Estas actúan de la misma manera que lo que ha sido transmitido a través de la sangre a lo largo de las generaciones, actuando conjuntamente con estos rasgos externos heredados físicamente. Se puede caer en la ilusión de que se comprende el presente en lo que respecta a sus personas, en lo que respecta a los hechos que ocurren, contemplando solo una parte de la realidad, no la realidad completa, si no se pregunta uno: ¿Acaso no viven en las personas del presente almas en las que actúan fuerzas que no nos llevan de vuelta a través de las generaciones, sino que tal vez nos conducen a regiones completamente diferentes, donde esas almas estuvieron en una vida anterior? No se comprende lo que ocurre en la Tierra si no se toma en serio, en sentido concreto, lo que implica el reconocimiento del hecho de las vidas terrenales repetidas. No se puede ser sinceramente, por un lado, un defensor abstracto de las vidas terrenales repetidas y, por otro, considerar la historia tal y como se practica hoy en día. Aquí se hacen dos partes: por un lado, la vida exterior, en la que uno se adapta completamente a lo tradicional, y por otro lado, lo que uno realmente reconoce como esencial. Cada vez es más necesario ver en la vida real aquellas cosas que se han reconocido como verdaderas desde un punto de vista espiritual. Por eso no dudo en hablar también de ciertas investigaciones que quizá hoy en día algunas personas consideren muy paradójicas, pero que sin duda deben ser anunciadas hoy, porque hoy la humanidad exige comprender toda la realidad, y porque todo lo que no va en la dirección de comprender toda la realidad pertenece simplemente a la vida en decadencia. Es evidente que, hoy en día, la mayoría de las personas siguen rehuyendo la seriedad de las verdades de las ciencias espirituales. Las cosas les parecen demasiado audaces. Para ellos, hay una distancia demasiado grande entre lo que están acostumbrados a pensar y sentir y lo que dice la ciencia espiritual. Por eso, tal vez prueben un poco esta ciencia espiritual, pero no llegan a comprenderla en toda su seriedad, porque no tienen el valor de llevar las cosas realmente a la vida, ni siquiera a la contemplación de la vida concreta.
Antes de pasar a las siguientes discusiones, debo volver a insistir en algo que ya he señalado en varias ocasiones. Como ya he dicho muchas veces, quien quiera encontrar algo en la investigación espiritual a partir de los mundos espirituales debe tener mucho cuidado con las meras combinaciones de conceptos o ideas. Porque lo que uno se imagina suele ser lo contrario de la verdad o, al menos, algo que se aleja mucho de ella. Precisamente las verdades más profundas parecen paradójicas en un primer momento. Las cuales solo pueden encontrarse a través de la vivencia real, de la experiencia real.
Tomemos en serio la pregunta: ¿qué pasa cuando, desde la verdadera ciencia espiritual, observamos las circunstancias del presente, a los seres humanos del presente, a los seres humanos de esta civilización que nos ha llevado a una catástrofe semejante? Quiero señalar expresamente que lo que he insinuado aquí y allá sobre los temas que voy a tratar ahora es tal y como lo he insinuado. Pero, naturalmente, lo que pertenece al ámbito de una realidad de gran alcance solo se puede caracterizar citando siempre detalles concretos.
A menudo he señalado que en la actualidad viven muchas almas que en una vida anterior, durante los primeros siglos del cristianismo, se encarnaron más al sur de Europa y que ahora se encarnan más en Europa Central. Esto es totalmente cierto, pero solo se refiere a un número determinado de almas. Hoy quiero presentarles lo que se refiere a gran parte de la población actual de la Tierra. Esto nos lleva a la pregunta, y mi respuesta a esta pregunta se basa precisamente en una investigación espiritual real e intensa: ¿Dónde estaban las almas de una gran parte, prácticamente la mayoría, de la población occidental europea y también de una gran parte de la población centroeuropea hasta bien entrada Rusia en una vida terrenal anterior? Si se examina esta cuestión concienzudamente con los medios de investigación espirituales disponibles, se descubre que se trata de almas que han vivido una vida relativamente más corta entre la última muerte y este nacimiento. Se es conducido hacia el oeste. Se nos lleva allí en nuestros caminos de investigación, donde, tras el descubrimiento de América, una gran parte de la población europea colonizó este continente y exterminó a la población indígena o, al menos, la reprimió de manera extraordinaria. Se nos lleva a los siglos de la conquista de América, a aquellas almas que estaban en los cuerpos de los indios sobre los que se abatieron las conquistas. Solo se entenderá lo que tengo que decir si se juzga de manera adecuada a estos indios exterminados por los europeos. Ciertamente, en ese sentido no eran personas cultas, tal y como entendemos hoy en día la cultura, pero había algo en sus almas que yo describiría como un sentimiento religioso panteísta universal. Precisamente en estos indios, no tanto en los degenerados, sino en aquellos que constituían el elemento dominante, se encontraba un sentimiento religioso dirigido hacia una entidad espiritual, incluso monoteísta, que percibía de forma viva e intensa un espíritu unitario en los fenómenos naturales y también en los actos de los seres humanos. Hay que tener en cuenta este estado de ánimo y comprender, a través de muchos prejuicios, como si se tratara de una espesura, que en estas almas hay que ver algo más que lo que solo se ve en los indios cuando se les considera, según un método naturalista y superficial, como medio animales. Y las almas de esta población indígena exterminada y derrotada viven hoy en día en la mayoría de los habitantes de Europa occidental y central, hasta llegar a Rusia. No comprendemos cómo es la realidad si no logramos entender lo que nos parece tan paradójico.
Eran almas que en su encarnación anterior no habían tenido nada que ver con el cristianismo. Por lo tanto, para la mayor parte de la población europea, el cristianismo no es algo que ya estuviera en sus almas antes del nacimiento o la concepción actuales. Se les ha inculcado, aunque en gran parte con los sonidos del lenguaje. Es algo que se ha adquirido externamente. La forma en que el cristianismo vive realmente en las almas europeas actuales la comprenderá quien sepa que en la mayoría de estas almas no había impulsos cristianos en una vida terrenal anterior, sino impulsos que se dirigían hacia el gran espíritu universal con una especie de sentimiento religioso panteísta. Sin embargo, en esta población se han mezclado muchas almas que vinieron más del sur, que se encarnaron en las primeras centurias del cristianismo en las regiones más meridionales de Europa, que vivieron en las regiones del norte de África y que luego se reencarnaron en esta mayoría que acabo de describir. Estas dos clases de almas conforman principalmente lo que es la población de Europa occidental y central, como ya se ha dicho, hasta bien entrada Rusia. Debemos tener claro que tenemos que estudiar la forma en que se expresa un alma en el presente, cuáles son sus aspiraciones, cuál es su forma de pensar. Para saber todo esto, debemos informarnos de que gran parte de la población actual solo puede comprenderse si no aceptamos simplemente la historia como algo habitual en la corriente generacional, sino si sabemos que en esos cuerpos, que sin duda se remontan a sus padres, abuelos, bisabuelos y así sucesivamente hasta los tiempos de Carlomagno y más atrás, actúan almas que les dan toda la configuración espiritual, que han vivido en la lejana América y han sido vencidas por los europeos.
Tenemos otra verdad que puede surgir de tal investigación espiritual. Podemos mirar hacia atrás a la población que existía en Europa en la época de las migraciones, algo antes y algo después, es decir, precisamente a la población europea que aceptó el cristianismo desde el sur, lo aceptó en una forma que era diferente a la actual, ya que todavía estaba impregnada de fuerzas espirituales elementales y primitivas, ya que era un poder imponderable que actuaba en toda la vida. Todavía no estaba impregnada de una teología abstracta y racional, era algo que actuaba sobre todo en los sentimientos fundamentales del alma. Estas almas, que existían en la Europa de entonces y que recibieron el cristianismo de esta manera, ahora, después de una vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, que duró un poco más que en otros casos, precisamente porque este tipo especial de formación del alma que entró en los seres humanos esta vida entre la muerte y un nuevo nacimiento se prolonga, estas almas están hoy en su mayor parte encarnadas en Asia. En particular, muchas de estas almas, que han sido cristianizadas precisamente en el período mencionado, están hoy encarnadas en cuerpos japoneses. Quien quiera comprender esta peculiar vida en Asia, que hoy en día realmente ofrece muchos enigmas, debe tener claro que en Asia viven hoy muchas almas que en su anterior vida terrenal han asimilado de alguna manera los sentimientos cristianos, que han llevado estos sentimientos cristianos a los cuerpos orientales actuales, que desde la infancia han estado rodeados por el lenguaje de lo que ha quedado de la decadente cultura oriental antigua. Quiero decir que hay algo verdaderamente cristiano en la penetración del cristianismo a la que esas almas estuvieron sometidas anteriormente, frente a lo que llega a sus oídos, lo que resuena en su mente desde el decadente mundo religioso y cultural oriental. Incluso entre los cultos, hasta los más cultos, se puede seguir esta pista, y en realidad solo se puede comprender si se sigue así. Solo se comprende realmente lo que significa una personalidad como la de Rabindranath Tagore cuando se tiene claro que también se trata de un alma que en una vida anterior fue cristiana europea y que, a partir de ese cristianismo europeo, derrama una cierta calidez de sentimientos a través de todo lo que emana de ella. Por el contrario, del orientalismo decadente fluye todo lo que se nos presenta en Tagore en su naturaleza coqueta, en esta coquetería cultural. Es una extraña formación híbrida en la personalidad de Tagore. Por un lado, cuando se tiene un sentimiento natural y sano, siempre se presta atención a que está presente toda la coquetería oriental actual, pero, por otro lado, nos atrae la enorme calidez del alma.
Hoy en día no basta con quedarse en lo superficial y aceptar sin más lo que teóricamente se nos presenta como la visión de las vidas terrenales repetidas. La vida concreta debe considerarse hoy de esta manera, aunque en realidad esto siga resultando incómodo para las personas. Porque, en el fondo, las personas de hoy en día temen conocerse a sí mismas. Ni siquiera intentan ver en la vida real lo que se plantean de forma abstracta. En cierto modo, el ser humano se siente avergonzado de mirar así dentro de su ser. No quiere mostrarse ante el mundo tal y como es realmente. Por eso le desagrada examinar realmente las realidades en este ámbito. La confusión y los enigmas que presenta la vida actual se comprenden cuando se tienen en cuenta cosas como las que les acabo de exponer.
Pero tomemos otra población. Precisamente cuando el investigador espiritual ha realizado tales investigaciones, cuyos resultados acabo de exponerles, se ve impulsado a plantearse la siguiente pregunta: ¿qué ha ocurrido realmente con aquella población que vivió hace más tiempo, allá en Asia? En la investigación espiritual ocurre que, impulsados por la vida, por alguna pregunta enigmática que se nos plantea, abordamos lo que podemos investigar. Primero es la vida la que nos lleva a iniciar la investigación en algún punto, y luego se enciende la visión. Una pregunta nos lleva a otro campo, y entonces solo podemos decir: al final resulta tener sentido por qué nos sentimos tan impulsados por una pregunta, de un resultado a otro. En cierto modo, uno se da cuenta: si quieres investigar qué ha sido de las almas indígenas, qué ha sido de otras almas de la antigua población europea, entonces debes plantear la pregunta y ella te responderá: ¿Qué ha sido de aquellas almas que, con la educación especial de la época, se encontraban en Oriente Próximo, en Asia en general, en África, cuando surgió el cristianismo, es decir, en la época en que tuvo lugar el misterio del Gólgota? No me refiero a las almas que aceptaron las enseñanzas del misterio del Gólgota, sino a las almas que no las aceptaron, que perpetuaron la antigua cultura oriental asiática. No siempre se tiene una idea precisa de la existencia de esta antigua cultura oriental asiática —hoy en decadencia— en la época en que se desarrolló el misterio del Gólgota. Para muchas personas era una cultura espiritualizada, muy espiritualizada. Esto cerró en muchas personas la capacidad de formarse ideas muy claras sobre ciertas relaciones de los mundos espirituales. Lo que le sucede al ser humano cuando se deja impregnar por el cristianismo, naturalmente no estaba presente en aquellos de quienes hablo ahora. Sin embargo, existía una comprensión de las relaciones espirituales muy impregnada de conceptos imaginativos. Estas personas pertenecían a una cosmovisión altamente espiritual, una cosmovisión que les llevaba, en muchos aspectos, a considerar solo el mundo espiritual como verdadero y digno de aspirar, y a huir, en cierto modo, del mundo de la realidad sensual exterior. Eran personas que hacían muchas especulaciones, pero especulaciones que en parte aún se alimentaban de antiguos poderes clarividentes instintivos, especulaciones sobre el origen del mundo a partir de las diferentes etapas de desarrollo espiritual de tiempos antiguos y lejanos. Eran personas que hablaban de eones que se sucedían unos tras otros y que se volvían cada vez más burdos y materiales, hasta que finalmente se produjo lo que hoy es la estructura del mundo físico y real exterior. En resumen, eran personas que miraban con seriedad y profundidad hacia lo espiritual. Precisamente por esta estructura especial del alma, por esta disposición del alma, estas almas se preparaban para una vida más larga entre la muerte y el nuevo nacimiento, y tardaban mucho tiempo en despertar en ellas el impulso de descender a una nueva corporeidad. Y muchas de estas almas, muchísimas de ellas, están encarnadas en la población actual de américa. (del norte). Esta población americana, que en muchos aspectos tiende precisamente a la concepción de la vida práctica y material, se caracteriza en su constitución general por el hecho de que las almas vivieron anteriormente en una comprensión espiritual del mundo como la que he descrito, pero que luego se sumergieron en una corporeidad muy, muy densa y que, en el fondo, ahora tratan de vivir en un refinado manejo de este mundo material lo que antes tenían en una espiritualidad sutil. Se comprende la particularidad del espíritu americano, que se ocupa de las cosas del mundo de manera realmente práctica y científica, cuando se sabe que ello se remonta a una antigua orientación hacia el mundo espiritual, que hoy se traslada a la vida material sin que se sea consciente de ello, con el deseo de captar lo espiritual en lo material. Es la contraimagen material de lo espiritual lo que estas almas experimentaron en su anterior vida terrenal.
Verán lo provechoso que resulta intentar comprender lo que se les presenta en tal o cual hecho, en tal o cual comportamiento de las personas de la generación actual, contemplando esas cosas y desarrollando la conciencia de que «Solo ahora comprendo la realidad completa, mientras que, en el fondo, aunque se trate de una abstracción perceptible externamente, solo me enfrento a una abstracción cuando me cuentan la historia de las generaciones».
Es necesario que se den cuenta de lo poco que la gran mayoría de la humanidad actual está dispuesta a aspirar realmente al autoconocimiento, lo poco que se encuentra el valor para salir de lo que, incluso en la historia, no es más que la observación externa, física y sensorial. Precisamente en el ámbito de lo que fluye hacia nuestras jóvenes almas a través de la enseñanza, se observa claramente cómo los seres humanos de hoy en día se ven arrancados de toda la realidad plena de la vida, ya que en realidad solo se les enseña una parte de la realidad. Por supuesto, para los seres humanos de hoy es algo que les da miedo, como si se quemaran, que se les pida que se tomen en serio la vida espiritual que se manifiesta en repetidas vidas terrenales para el alma, y que realmente deben prescindir de lo meramente externo. En este sentido, hoy en día se experimentan cosas realmente increíbles en lo que nos ofrecen los líderes científicos de la humanidad actual. Por supuesto, aún no ha llegado el momento de decir abiertamente en conferencias públicas las cosas que acabo de exponer. Pero hoy en día hay que ir bastante lejos en las conferencias públicas. Por ejemplo, hace poco expuse en Zúrich más o menos lo mismo que he expuesto aquí el martes en la conferencia pública y, para que se entendiera en qué ámbito se desarrolla lo que el investigador espiritual experimenta en los ejercicios espirituales internos especiales para el desarrollo de sus métodos, dije: Esto fluye en una esfera que debe estar impregnada de la voluntad interior del ser humano, de la claridad interior, como solo ocurre cuando se siguen las derivaciones matemáticas, cuando se siguen las verdades de las matemáticas. Un científico de Zúrich escuchó esta conferencia, y no precisamente uno de los peores, sino uno de los más talentosos. Pero entre otras muchas cosas realmente bastante torpes que luego expuso en un extenso artículo de la «Neue Zürcher Zeitung» contra esta conferencia, se dice que yo habría afirmado que los métodos de investigación internos del conocimiento antroposófico deben desarrollarse en un proceso anímico tan claro como el que se reproduce en el proceso anímico claro de la formación del juicio matemático. Este erudito, que además es joven, es decir, una «promesa esperanzadora» para el futuro, dice al respecto algo que realmente nos deja atónitos cuando lo leemos en alguien que quiere ser tomado en serio: la certeza de las matemáticas se refiere en realidad solo a que se conectan entre sí las estructuras matemáticas. Si se tiene el punto, la línea y el ángulo, se pueden conectar el punto, la línea y el ángulo, y entonces se obtienen verdades, certezas. Pero el punto y la línea son en sí mismos inciertos, al igual que el átomo y la molécula son inciertos.
El hombre cree estar diciendo algo tremendamente inteligente, pero solo es característico de lo retorcido que es en realidad el pensamiento del científico actual. Porque si alguien con sentido común y sano juicio afirma que en el procedimiento de los ejercicios espirituales de la investigación antroposófica hay claridad matemática, entonces no le incumbe nada de lo que se pueda discutir ahora sobre la certeza de las relaciones entre las líneas y la incertidumbre de un punto individual. Es totalmente indiferente lo que piense un erudito filosófico privado sobre la certeza de los puntos y las líneas, etc. Dejemos que sea cierto o incierto lo que esa persona quiera imaginar. Pero uno vive en un cierto estado de ánimo cuando se aclara el teorema de Pitágoras. Lo que se experimenta allí se reproduce en el método antroposófico, independientemente de lo que se pueda discutir sobre si el triángulo del teorema de Pitágoras es cierto en sí mismo o si su cuadrado es cierto en sí mismo.
Por lo tanto, hay que tener claro que, en la mayoría de los casos, no es posible tender puentes hacia este tipo de eruditos, ya que sus «mentes» están completamente deformadas por lo que ha sido cultivado por el presente. Aunque, por otro lado, es muy necesario que el sentido de la realidad entre en toda nuestra vida. Sin este sentido de la realidad no podemos avanzar. Por lo tanto, quien se toma en serio las verdades y los conocimientos de la ciencia espiritual de orientación antroposófica no debe rehuir la tarea de trasladar a la vida concreta aquellas cosas que tal vez comprenda muy bien en abstracto, como la doctrina de las vidas terrenales repetidas. Sigue siendo totalmente cierto que los dogmas, es decir, la forma dogmática abstracta de la verdad, deben formarse lo más tarde posible. Por ejemplo, sigue siendo totalmente cierto que algo como nuestra escuela Waldorf no debe ser una escuela ideológica. Por lo tanto, no se trata tanto de que las almas jóvenes comprendan de alguna manera la idea abstracta de las vidas terrenales repetidas. Pero sin entrar en esta idea abstracta, simplemente teniendo en mente los conocimientos que he expuesto hoy, se puede iluminar la vida histórica en la enseñanza y hacerla comprensible. Entonces en las mentes de estas almas, vivirá algo muy diferente a las que tal vez, sin la teoría y la dogmática de las vidas terrenales repetidas, se les transmita una representación histórica de este tipo, simplemente por el hecho de encontrar los métodos para describir la vida del presente tal y como uno mismo la entiende, al encontrar la confluencia de una vida anímica completamente ajena con lo que ha fluido físicamente a través de la sangre en una línea recta desde la antigüedad a lo largo de las generaciones.
Hoy en día es importante no solo hablar del espíritu, sino llevar la comprensión del espíritu tan lejos que se pueda encontrar su acción en la existencia concreta y material. Nuestras ciencias han adoptado una forma abstracta en todas partes, incluso allí donde solo se dedican a tareas superficiales. Lo que se desarrolla en las tareas superficiales, aunque sea una abstracción ilustrativa, es igualmente una abstracción si se carece de la base espiritual subyacente. Y quien objete: hay que creer a aquellos que ven la vida espiritual; ¡no se puede alcanzar la ciencia de la iniciación tan fácilmente como cualquier otra cosa! , en el fondo se sitúa con tal objeción en la misma posición que el pastor y profesor Traub, quien dice que no necesito haber vivido personalmente cosas que, en el fondo, me afectan poco, como por ejemplo el nacimiento de Alejandro Magno, pero que lo que debo reconocer como algo que me concierne directamente, lo he vivido personalmente o debo poder vivirlo personalmente, , ya que no quiero simplemente aceptarlo como la experiencia de otra persona. A las personas que piensan así, les recomiendo que miren cuándo anotaron en su agenda la fecha de su nacimiento, algo que les resulta muy cercano, y que comprueben si no hay ahí un hecho que les resulta muy cercano en su vida personal y que no pueden tomar conciencia de otra manera que no sea confiando en la buena fe de los demás. Esto, en primer lugar, sobre el rechazo del llamado principio de autoridad. Pero solo hay que intentar encontrar el camino que, a través del sentido común, conduce a la comprensión de lo que ofrece la ciencia espiritual. Solo hay que tomarse las cosas en serio, de forma profunda e intensa, y entonces se verá que incluso verdades aparentemente tan paradójicas y lejanas como las que he expuesto hoy son accesibles al sentido común sano, libre y sin inhibiciones. Sin embargo, cuando uno obstruye el sentido común con esos muros que se erigen al considerar la historia únicamente como un sistema, ya sea físico, de características humanas heredadas por sangre, o ya sea en la corriente continua de acontecimientos que tienen lugar en un ámbito, mientras se bloquee la comprensión de la realidad con tales prejuicios, no se podrá acceder a esa realidad. Pero en el momento en que uno se entrega al sentido común de la manera correcta, cuando uno solo comienza a querer comprender, verá lo que vive en las almas del presente. No se comprende como algo que proviene únicamente de la sangre por herencia o de la corriente que fluye a través de las generaciones, si se quiere comprender. Sin embargo, se trata de encontrar el valor para abordar las cosas. Pero si se encuentra ese valor, entonces se llegará más allá de las meras abstracciones a la comprensión concreta de las verdades.
Traducido por J.Luelmo sep, 2025
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