RUDOLF STEINER
INTRODUCCIÓN A LOS FUNDAMENTOS DE LA TEOSOFÍA
LA VIDA DEL SER HUMANO A LA LUZ DE LA CIENCIA OCULTA
¡Honorables invitados!
La teosofía en nuestro tiempo debería ser una profundización de toda nuestra vida cultural hacia el lado espiritual, de modo que a través del movimiento cultural teosófico la humanidad sea nuevamente apuntada al hecho de que lo espiritual, la vida supersensible subyace a toda nuestra vida física, sensual.
Todas las cosmovisiones teosóficas se basan en dos verdades fundamentales. La primera verdad básica es que nuestro mundo, -que es perceptible para nuestros sentidos y nuestro intelecto-, se basa en un mundo supersensible, espiritual. Y la otra verdad básica es que es posible para las personas penetrar en este mundo supersensible y espiritual.
Aquellos que se mantienen en el terreno de esta visión teosófica del mundo muy pronto encuentran resistencia por parte de algunos de nuestros contemporáneos y de aquellos que afirman que nuestra ciencia está más allá del prejuicio de que detrás de nuestro mundo físico no hay un mundo suprafísico, suprasensible.
Otros vienen y dicen: «Ciertamente, uno puede admitir que puede haber un mundo suprasensible, un mundo suprafísico en alguna parte, pero los poderes de cognición del hombre, sus facultades perceptivas, ciertamente no son suficientes para tal mundo». La visión científico-secreta o teosófica del mundo pretende hacer que la gente sea consciente de que, aunque esos poderes de cognición y habilidades que hacen posible que percibamos el mundo ordinario que nos rodea no se encuentran en el mundo suprasensible, hay poderes latentes en cada alma que, cuando se despiertan, conducen a la gente a mundos suprasensibles. Y si queremos aclarar toda la relación del hombre con el mundo suprasensible en el sentido de la cosmovisión teosófica, podemos hacerlo mejor mediante una comparación, que muestra que no es fantasía o superstición por lo que el teósofo habla de mundos espirituales de otro mundo, distantes, sino que estos mundos espirituales están ahí, al igual que está ahí nuestro mundo.
Supongamos que podemos llevar a una persona ciega a esta habitación. A su alrededor hay oscuridad y penumbra, mientras que a nuestro alrededor los objetos se muestran con luz, color y brillo. Todo lo que a ustedes les rodea no está ahí para el ciego de nacimiento. En el momento en que tenemos la suerte de operar a este ciego de nacimiento, de darle la vista, en ese momento la luz, el color y el brillo emergen de la oscuridad y la penumbra. El mundo entero se llena ahora de nuevas cualidades y hechos. ¿Por qué? Porque se le abre un órgano de cognición.
Del mismo modo que a esta persona se le abre un órgano físico y entra en su alma una gran experiencia, que inunda un mundo nuevo, también es posible que se despierten poderes espirituales de cognición, capacidades espirituales, que yacen dormidas en cada persona, y que mundos desconocidos con hechos espirituales, con seres espirituales inunden el alma humana. No podemos operar a cada persona que nace ciega, pero estas capacidades latentes pueden despertarse en cada alma humana, permitiéndole entrar en los mundos [espirituales] que le rodean.
Todo lo que la corriente espiritual-científica, científico-secreta y teosófica tiene que decir a la gente hoy en día proviene de tales conocimientos superiores.
La mayoría de los contemporáneos de hoy, que creen pisar sobre terreno firme acptando el punto de vista científico-material, pensarán que tal visión del mundo nos hará ajenos al mundo, que nos alejará del mundo, que alejará a la gente de la vida práctica inmediata.
Hoy trataremos un tema tan adecuado para mostrar cómo la ciencia secreta o Teosofía, a través de su conocimiento de la ciencia secreta, es precisamente adecuada para intervenir directamente en la vida práctica; cómo, al revelarnos las fuerzas y los hechos del mundo espiritual, se convierte en un medio útil para que las personas trabajen segura y apropiadamente en la vida.
Seguiremos una vida humana, el curso de una vida humana desde el nacimiento hasta la muerte, desde este punto de vista teosófico o científico-oculto, y veremos qué puntos de vista prácticos puede darnos esta escuela teosófica de pensamiento para tal visión de la vida, que va directamente a lo cotidiano, a lo que nos rodea.
No queremos hablar de lo que la Teosofía puede a su vez aportar a la humanidad en términos de conocimiento, de lo que va más allá del nacimiento y de la muerte, ni de la vida terrenal repetida, ni del hecho de que la Teosofía habla de causas espirituales. Sólo queremos contemplar la vida humana individual entre el nacimiento y la muerte, con toda la alegría y el dolor, con todas las expectativas y esperanzas, con todos los poderes que necesitamos para llevar esta vida de la manera que merezca la pena.
Ahí vemos al ser humano entrando en la vida. Pero todos ustedes saben que cuando un ser humano entra en la vida, ya tiene detrás de sí una etapa importante, esencial de la vida, que es la etapa de la vida que tiene que atravesar como embrión humano en el vientre de la madre. Allí está encerrado en un caparazón materno protector, allí vive en este caparazón, ¿y en qué consiste el nacimiento sino en que el ser humano se despoja de este caparazón materno protector, por así decirlo, y sale para que sus sentidos y su organismo queden libres para enfrentarse al mundo y a los elementos?
Luego, sin embargo, si queremos considerar los efectos de este mundo exterior sobre los órganos humanos, debemos darnos cuenta de que la enseñanza científico-oculta no toma este ser sólo como aquello que ven los sentidos exteriores del hombre, que los ojos perciben, que las manos pueden asir, que para la observación teosófica esto es sólo una parte de todo el ser humano. Si la ciencia física toma esta parte del ser humano por la totalidad del ser humano, entonces no es consciente de la vida que hay detrás de ella en lo suprafísico.
En la ciencia oculta se habla también de otras vestiduras, de una segunda vestidura; e inmediatamente se formarán ustedes una idea de lo que debe entenderse por esta segunda vestidura, cuando nos demos cuenta de que la ciencia espiritual, al igual que la ciencia física, se apoya en los hechos de que, en el mundo de la vida sobrenatural, las mismas sustancias están unidas por las mismas fuerzas que ahí fuera, en nuestro entorno del mundo aparentemente sin vida.
Hay una gran diferencia entre cómo se presentan estas fuerzas en un mineral y cómo se presentan en la vida humana o en la vida de lo vivo en general. Esta vida de lo vivo presenta las mismas fuerzas que están fuera en el mundo sin vida en el reino mineral, están tan intrincadamente combinadas, tan complicadas que esta combinación se desintegraría inmediatamente en sí misma si no hubiera un luchador contra esta desintegración de la vida en cada momento de la vida. Y este luchador es la segunda vestidura del ser humano. Lo llamamos cuerpo etérico o cuerpo de vida. Y decimos: Todo ser vivo tiene tal cuerpo etérico, que impide que las sustancias y fuerzas físicas sigan sus propias leyes entre el nacimiento y la muerte. Fíjense en un cristal o en otro mineral. Tiene una forma con la que se nos presenta. Su poder químico lo mantiene como es.
Nunca más un ser vivo permanecería tal cual es, salvo cuando están actuando estas fuerzas. Esto se hace evidente en el momento de la muerte. Entonces, ¿por qué el ser vivo se convierte después en cadáver con su cuerpo físico? ¿Por qué muere? Porque en el momento de la muerte el cuerpo físico se ha separado del cuerpo etérico o cuerpo vital. Entonces el cuerpo físico sigue sus propias sustancias y fuerzas, sus propias leyes, por consiguiente se desintegra.
Pero está bastante claro para la ciencia espiritual lo que la ciencia física objeta al éter. Sin embargo, esto no nos concierne hoy. Sólo queremos esbozar cómo tenemos que ver el cuerpo según las enseñanzas científicas ocultas.
Así que tenemos este segundo vestido, que está sobre nosotros en cada momento como un luchador contra la desintegración de la vida física. Luego hay un tercer vestido. Este tercer vestido tienen que traerlo ustedes ante sus almas. Si piensan en una persona que está delante de ustedes y [se] preguntan: ¿No hay algo en esta persona que está mucho más cerca de sí mismo que una gran parte de sus cuerpos físico y etérico? Tiene algo dentro de la piel de su cuerpo físico que está más cerca de él que los cuerpos físico y etérico. Es algo todavía más cercano, sobre todo si es un hombre ingenuo, si es un hombre original, que no se ha convencido primero por estudios científicos de cómo es el hombre interior, -su sangre, sus nervios, sus músculos, todo aquello de lo que se compone el hombre-, es decir, sus impulsos, instintos, deseos y pasiones. Este es el cuerpo sensorial o imaginativo que fluye hacia arriba y hacia abajo. Este cuerpo sensorial o imaginativo, portador de estos deseos y pasiones, es la tercera vestidura del ser humano, el cuerpo astral, como se le llama por ciertas razones en Teosofía.
El hombre ya no tiene este cuerpo en común con las plantas. Sólo tiene este cuerpo en común con los animales. Los animales, al igual que el hombre, tienen un cuerpo astral.
Pues aquello por lo que el hombre, -corona de la creación terrenal-, se eleva por encima del animal es la cuarta vestidura]. Es la suma de poderes que le ordenan designarse a sí mismo como un «yo». Con estas facultades para llamarse «yo» se dice más de lo que muchos creen.
A este «yo», -o como también se dice «yo soy»-, se le llamaba en las religiones del Antiguo Testamento, por ejemplo, el «nombre impronunciable de Dios». ¿Por qué? Porque se decía que todo, todo lo demás que está en nuestro entorno, cuando habla o quiere hablar a nuestra alma, nos hablará de tal manera que habla a nuestra alma a través de los órganos del cuerpo físico, etérico y astral.
Pero lo que inunda el mundo de seres divinos no necesita un órgano para cobrar vida en el alma. Se nos anuncia indirectamente en el alma. Y cuando el alma se dice a sí misma «yo soy», reconoce su propia existencia, habla en ese momento, se dice con razón que es una gota o chispa de la divinidad en el alma.
Algunos podrían objetar esto: Entonces vosotros, teósofos, convertís al hombre en un dios al afirmar que las sustancias divinas están contenidas en su yo. Los que hacen tales objeciones también podrían decir: Si tomamos una gota del mar y afirmamos que esta gota es de la misma sustancia y esencia que el agua del mar, entonces afirmamos que la gota es el mar. El ser más íntimo del hombre es de naturaleza divina. Es una gota, una chispa del mar, de la Divinidad, y por tanto el hombre es también partícipe de la Divinidad que fluye por el mundo. Así como la gota es una parte del mar, así el hombre es una parte de la Divinidad.
Estas son, pues, las cuatro vestiduras. El cuerpo físico, el cuerpo etérico, el cuerpo astral y el cuerpo en el que residen los poderes a través de los cuales el hombre puede expresar su «yo soy».
Si una persona tiene una pequeña visión general de los hechos de la vida, uno podría darse cuenta de varios hechos de la vida en relación con estas diferentes vestimentas del ser. Pronto se vería la diferencia entre el dormir y el despertar. Uno vería que en el dormir sólo los cuerpos físico y etérico yacen en la cama. El cuerpo astral y el yo salen de los cuerpos físico y etérico, y como el cuerpo astral es el portador de la alegría, el dolor, el placer y el sufrimiento, de todas las ideas y sensaciones, las experiencias del alma descienden a la inconsciencia cuando el cuerpo astral sale. ¿Por qué ocurre esto? ¿Dónde está entonces ese cuerpo astral, dónde está ese «yo» en la noche?
Sería ilógico que alguien dijera que el hombre muere cada noche y vuelve a nacer por la mañana. Ésto sólo puede hacerse comprensible cuando se entiende que el Yo y el cuerpo astral se sumergen en el cuerpo físico y etérico por la mañana, que el Yo y el cuerpo astral utilizan las manos, los ojos, los oídos, todo el cuerpo físico con cerebro, utilizan el cuerpo físico como herramienta para poder hacer todo.
El yo es la entidad espiritual del ser humano, que se sumerge en la vida física por la mañana y que se va a otros mundos, a mundos espirituales, por la noche, cuando el ser humano se duerme.
"¿Por qué el hombre no sabe nada de estos mundos espirituales? En su estado de desarrollo actual, él no sabe nada de estos mundos únicamente a causa de que este cuerpo astral abandona el cuerpo físico al dormirse por la noche [y] no existe ningún órgano espiritual de percepción en el ser humano común de hoy. Pero cuando estos órganos espirituales de percepción se desarrollan, -estas son las facultades latentes del alma-, el alma percibe en los alrededores de la noche. Y eso que hemos descrito como el mundo espiritual que está alrededor del ser humano es al mismo tiempo el mundo en el que el alma está cuando el ser humano duerme.
Se trata de una experiencia que toda persona experimenta cada día a partir de la alternancia entre dormir y despertar. En la muerte, sin embargo, hay una experiencia completamente diferente. Por que entonces el cuerpo físico se separa de los cuerpos etérico y astral y del yo, que permanecen juntos durante un tiempo al momento siguiente. Y debido a que el cuerpo físico ahora se separa de los cuerpos etérico y astral, debido a que el luchador que estaba allí desde el nacimiento hasta la muerte ya no está, el cuerpo físico sigue sus propias fuerzas y leyes y se desintegra.
Tuvimos que experimentar esto para comprender el curso de la vida humana, porque para la ciencia espiritual, en el momento del nacimiento, el nacimiento físico, en el momento en que el embrión humano sale del vientre de la madre, sólo nace el ser humano físico. Lo que primero se expone a los elementos externos del ser humano es inicialmente sólo el cuerpo humano físico, pues desde el punto de vista teosófico hablamos no sólo de un nacimiento, sino de varios nacimientos, y este lenguaje de varios nacimientos nos hace plenamente comprensible el curso de la vida del ser humano.
En primer lugar, se habla de un segundo nacimiento del ser humano, que tiene lugar alrededor del séptimo año, o más bien cuando el ser humano pasa por el cambio de dientes. A mucha gente le parece muy extraño hablar de un segundo nacimiento.
Así como el embrión está en el vientre de la madre hasta el nacimiento físico, también el cuerpo etérico o vital del ser humano, o sea, el segundo vestido del cuerpo, está envuelto por una envoltura etérica, por la madre etérica, hasta el cambio de dientes, y sólo cuando los dientes cambian, esta envoltura etérica del ser humano se va desprendiendo gradualmente.
Esto al principio puede parecer una teoría gris, pero no lo es. Sólo quien sabe que la vida física nace con el nacimiento físico y que el cuerpo etérico sólo está presente en el cambio de dientes, que sólo entonces este cuerpo etérico se enfrenta libremente al mundo, puede desarrollar principios en la educación del niño. Seguidamente veremos lo que se desprende de esto: Mientras el embrión humano está en el vientre materno, no entra en contacto con la luz exterior ni con influencias externas. Esto sería imposible, ya que de lo contrario el embrión se destruiría. Hay que esperar con la influencia de la luz hasta los ojos, hasta que nazca el ser humano. Toda persona de mentalidad materialista se da cuenta de esto. Pero no sabe nada del hecho de que es igual de malo para el ser humano espiritual permitir que fluyan en el cuerpo etérico influencias que sólo deberían fluir después del cambio de dientes, cuando el cuerpo etérico está expuesto por todos lados. Esto no significa otra cosa que: Debemos organizar nuestros principios educativos en consecuencia.
Sin embargo, hasta el séptimo año de vida, debido a que sólo el cuerpo físico está expuesto a las condiciones externas, el ser humano en crecimiento debe prestar especial atención a esta formación del cuerpo, porque todas las formas en las que el cuerpo físico debe moldearse se forman hasta el año del cambio de dientes. Y lo que no se ha formado en el cuerpo para entonces, en términos de formas gruesas y finas, se pierde para toda la vida humana. El ser humano se agranda, crece, pero hasta entonces las formas que se agrandan se habían estado desarrollando de un modo más sutil. Por lo tanto, especialmente en esta época en la que no hay que influir en el cuerpo etérico, hay que hacer todo lo posible para que las formas sean lo mejor posible.
Sólo podemos citar aspectos individuales que mostrarán cómo se hace esto. Hay una palabra que aparece ante el alma como una palabra mágica en el desarrollo, por esta vez hasta el séptimo año, es decir, hasta el cambio de dientes, y esta palabra es: «Imitación». No hay nada más importante para el desarrollo del cuerpo físico que la imitación. Todo, todo lo que tiene un efecto sobre el ser humano sólo funciona por imitación. Lo que el niño ve en su entorno afecta al ser humano a través de los sentidos. Y no sólo las cosas físicas, sino todo lo que ocurre en el mundo físico, incluidas las cosas morales que el niño ve a su alrededor, también tienen un efecto inicial sobre las formas hasta el cambio de dientes.
Imaginen a un niño que sólo haya visto cosas malas y malvadas durante siete años. Esto tiene un efecto en su cuerpo físico. Esto causa tales formas en el cerebro que estas formas serán particularmente adecuadas para convertirse en un instrumento especial para la inmoralidad, y ya no es posible mejorar en la educación lo que uno ha fallado en enseñar al niño por ignorancia.
«Imitación» es la palabra mágica, trabajar desde fuera para que el niño pueda ver. Se trata de entender la palabra «imitación» de la manera más perfecta.
Les pondré un ejemplo a partir del cual verán que todo lo que mostramos al niño, todo lo que le enseñamos como principios, es imitado por el niño.
Tomemos el caso de un niño muy bueno, -un niño realmente muy bueno-, que avergüenza a sus padres cogiendo dinero de la caja por un día. Los padres empiezan a preguntarse: ¿Cómo es posible que un niño al que hemos educado así se lleve dinero de la caja? Los padres piensan que el niño ha robado. No, dicen desde un punto de vista teosófico. Lo ha hecho precisamente porque es un buen chico. Pero, ¿tú qué has hecho? Día tras día lo hacías, todos los días cogías dinero de la caja, el niño lo veía todos los días. Él debe hacer todo lo que hacen sus padres, y eso es correcto. Por eso ahora cogía dinero. El niño no era un ladrón, no quería usar el dinero para él en absoluto, se lo daba a otro niño. Demostró ser particularmente moral, especialmente en este delito. Hay que tener como principio hacer con los niños sólo lo que pueden hacer. Lo que no pueden hacer no debe ocurrir en su entorno.
Esto también es muy importante para la formación plástica de los órganos, y sólo la ciencia espiritual puede proporcionar los principios correctos.
Saben que un músculo se vuelve más plástico si se utiliza correctamente. A esta edad, todo tiene que moldearse. Los colores que hay en el ambiente, -rojo, azul, verde, etc.-, tienen todos un cierto significado profundo para el desarrollo de los órganos internos, en lo que se refiere a los órganos físicos; y aquí también se cometen muchos errores.
Porque como saben, hay mucha gente que habla de lo que se llaman niños nerviosos, niños que tienen un carácter muy inquieto. Creen que hay que introducir en el ambiente colores verdes, azules y oscuros para calmarlos. Otros tienen niños muy tranquilos, creen que hay que vestirlos con ropa de colores claros, rojos, blancos. Lo contrario es cierto, porque no se trata de que los colores tengan un efecto sobre estos niños. Lo que importa es cómo afectan esos colores al interior de los niños. Por ejemplo, si ven una mancha roja sobre un fondo negro, pronto se darán cuenta de que el verde perdura. Esto significa que mientras ustedes miran el rojo, el organismo interior percibe el verde. Y así, si el niño está excitado y usted introduce el rojo en su entorno, el rojo no tendrá el mismo efecto en el niño que usted cree. Y esto es exactamente lo que el niño necesita hasta el cambio de dientes, es decir, hasta los siete años. Por lo tanto, hay que vestir a un niño inquieto con ropa roja, mientras que, a la inversa, si el niño es muy tranquilo, demasiado tranquilo, letárgico, hay que utilizar colores verdes, azules, oscuros.
Deben escucharme con atención. Es muy fácil hacer la siguiente objeción, que se hace una y otra vez. La gente me dice: «Mire, si pongo una pantalla roja en la lámpara por la noche, me molesta». La respuesta que tengo que dar entonces a tal señora o caballero es: Sí, pero usted no es un niño antes de que le cambien los dientes. Por supuesto, no hay que olvidarlo, y hay que tener en cuenta que existen otras condiciones para el desarrollo ulterior.
En cuanto el alma ha abandonado la envoltura etérica, se trata de encontrar la ocupación adecuada para el niño, y hay muchas cosas en la vida en las que un enfoque materialista es completamente erróneo.
Uno podría, -aunque los que se mantienen en el terreno de la ciencia espiritual no deberían hacerlo-, ponerse sentimental al ver los muchos errores y sus efectos que se cometen en estas áreas. Uno podría citar muchas cosas de la juventud y la vida de una persona que se ha convertido en un gran materialista, que niega todo lo demás porque cree que todo es el resultado de la combinación de moléculas y átomos. Esto se debe a que esta persona no ha recibido en su infancia los juguetes adecuados para visualizar la vida. Si, por ejemplo, a un niño se le da un juguete de este tipo, en el que puede visualizar una imagen completamente nueva combinando piedras, entonces se crean nuevas formas como resultado. Todos los juguetes que evocan la imaginación son verdaderos juguetes. Estos juguetes crean el impulso para que el niño se desarrolle. Por ejemplo, regale a un niño sano una muñeca hecha con un pañuelo viejo al que haya hecho dos trenzas en forma de piernas, dos trenzas en forma de manos y un par de ojos con tinta. Probablemente, a la larga, el niño sano disfrutará más con una muñeca así que con una muñeca de verdad, con pelo de verdad y las mejillas bellamente pintadas, porque una muñeca tan bonita, -que, sin embargo, siempre es muy fea-, no es capaz de poner en actividad las facultades creativas plásticas, mientras que si se le da una muñeca hecha con un pañuelo, el niño verá que no es una figura humana. Aquí debe intervenir la imaginación, la fantasía. Aquí es donde fructifican las formas plásticas interiores, que deben fructificar, que quedan sin utilizar si al niño se le dan juguetes que no le permiten utilizar su fantasía, su imaginación. Si simplemente se sabe que el niño tiene que moldearse de forma plástica, igual que con el cambio de dientes, entonces se encontrarán en la Teosofía muchos puntos de referencia para toda la educación, todos los cuales tienen un fundamento bueno y profundo. Aquí sólo podemos mencionar puntos individuales, por ejemplo en la nutrición de los niños, cómo se debe «educar» al niño.
Antes se pensaba que los niños pequeños debían ser alimentados con muchos huevos. Ahora bien, el mejor principio para esta edad es no exceder en absoluto el requerimiento proteico necesario, porque un exceso de proteínas hace que el niño pierda sus instintos alimenticios y la capacidad de moldear sus formas. Un niño al que no le das mucha proteína solo demandará lo que sea saludable para él, y eso es lo que el niño necesita para desarrollarse plásticamente. Lo que hay en la proteína es algo que, a través de su poder, hace que la forma plástica se supere a sí misma, y de esta manera no se desarrollan instintos seguros. Al sobrealimentar al niño con proteínas, se mata el poder.
Así que este es el cuidado del cuerpo físico, el cuerpo que nació primero. Ahora, con el cambio de dientes, la envoltura etérica se retira y el cuerpo físico y el cuerpo etérico están ahora allí. Ha llegado el momento de trabajar con todas las fuerzas del exterior para desarrollar el cuerpo etérico. Por lo tanto, primero debemos ser conscientes de cuáles son las fuerzas de las que es portador el cuerpo vital. Hoy queremos dar prioridad a lo espiritual. Este cuerpo es también el portador, sobre todo, de la memoria, y luego es el portador del poder de la imaginación. Todo lo que el hombre no comprende a través de su intelecto seco, sino lo que puede comprender a través de la imagen. Si uno sabe esto, conoce esto, entonces se dará cuenta de que en el momento en que nace el cuerpo etérico, debe tener lugar una educación que tenga especialmente en cuenta esto. Este es, pues, el segundo nacimiento.
[El tercer vestido todavía está rodeado por una cubierta exterior, por una protección]. Esta protección, la envoltura astral, también se retira más tarde, se repliega, se despoja, pero sólo alrededor del decimoquinto año, en la época de la madurez sexual.
El tercer nacimiento tiene lugar en el decimoquinto año, y todo lo que ejerce presión sobre el cuerpo astral desde el exterior antes de este nacimiento y emite sus efectos sin darse cuenta de que todavía está envuelto, actúa de la misma manera que la luz actuaría sobre el embrión mientras este embrión está todavía en el vientre materno. Ahora, para la segunda época del desarrollo humano, que tiene lugar entre el cambio de dientes, es decir, el séptimo año, y la madurez sexual alrededor del decimoquinto año, hay de nuevo un cierto camino que debemos seguir. Aquí también hay una palabra mágica que es tan importante como la imitación durante los primeros siete años, y la palabra para esta segunda época de la vida es «autoridad».
No hay nada que pueda reemplazar la influencia tremendamente beneficiosa de la autoridad correcta en esta edad de la vida en la vida posterior. Así como todo lo que nos rodea nos despierta a la imitación hasta la edad de siete años, así también entre las edades de siete y quince años, ningún juicio intelectual tiene ningún efecto sobre el ser humano. Ningún principio moral puede influir en esta persona. Todo eso es asunto del cuerpo astral, y eso aún no ha nacido. Pero cuando miramos la encarnación, el esfuerzo ideal, y confrontamos al niño con una verdadera autoridad, entonces se despiertan en el alma las fuerzas correctas, que de otra manera no podrían alcanzarse más tarde. ¡Si tan solo la gente supiera lo importante y significativo que es el tipo correcto de autoridad! Esta autoridad es algo muy importante para el ser humano en su vida entre el nacimiento y la muerte. Y en este tiempo entre el cambio de dientes y la madurez sexual, toda la enseñanza y la educación deben construirse sobre ella. No basta con que solo le digamos cosas buenas al niño; Debemos influir en ella a través de la autoridad. Debemos enseñar al niño todo lo que hay que saber a través de las imágenes, porque sólo cuando el niño haya absorbido la imagen de los diversos "porqués" de la naturaleza dentro de sí mismo, será capaz de recibir todo lo que ha visto en formas concretas hasta ahora en conceptos abstractos de la mente cuando nazca el cuerpo astral.
Es necesario que el niño sepa cómo se relaciona todo con el alma. Hay que enseñarle esto con imágenes. Si se le muestra al niño la crisálida de la mariposa y se le muestra cómo se desarrolla la crisálida hasta que la mariposa sale volando, y se le dice que el alma inmortal abandona el cuerpo, igual que la mariposa sale volando de la crisálida, cómo entra en el otro mundo. Ahora, en esta época, uno podría objetar esto: ¡Pero los niños no creen eso! - ¿Sabes por qué no lo creen? Porque los maestros, porque los propios educadores no lo creen. Ahora la persona de mentalidad materialista dice: ¡Ahora estás pidiendo no sólo que los niños lo crean, sino también que los profesores lo crean!La Teosofía pretende hacernos ver nuevamente cómo el alma permanece después de haber abandonado el cuerpo físico, tal como sucede con la crisálida y la mariposa. Sí, podremos volver a creer en ella, y ése es el logro más hermoso de la Teosofía, que veamos en estas cosas no sólo una tarea para la mente, sino que volvamos a tener verdades que también pueden comprenderse a través del sentimiento. Si la gente entiende esto, entonces la fe también se transmite al niño, y cuanto más entienda el niño sobre ello, y cuanto más se le enseñe, mejor será que el niño aprenda luego a entenderlo a través de la imaginación. Es muy distinto que un niño haya experimentado los secretos de la naturaleza a través del sentimiento y llegue así a un concepto abstracto, a que tenga que comprender de antemano el concepto seco para que el sentimiento no entre en juego. Y este sentimiento es el que mejor funciona en el desarrollo del cuerpo etérico, y por eso hay que hacer especial hincapié en él en la educación.
En nuestro tiempo, en muchas zonas de Europa, hay opiniones que dicen que no se debe convertir al niño en una máquina de memoria. Se dice que el niño debe aprender a pensar. Le enseñan que 1x1=1 muy pronto, y el niño debe aprender muchas otras cosas pronto. Pero no hay nada peor que tener que ejercer los poderes puros de la razón demasiado pronto. Primero, debe haber un fondo de conocimiento disponible, luego uno puede juzgar en función de lo que sabe. Hoy en día, a los niños se les enseña la historia sin entenderla, porque los niños aún no pueden juzgar la causa y el efecto. El niño primero debe tener una cantidad suficiente de pensamientos, y cuando el niño ve muchas cosas en su alma, puede comparar. Si solo saben un poco y comienzan a opinar, no tienen con qué comparar, y [entonces] el hombre es un atolondrado. No se puede hacer nada peor para el desarrollo en esta sección de la vida, en la que nuestra memoria debería enriquecerse realmente, que no prestar mucha atención a la capacidad del niño para comparar, lo que le permite juzgar mejor. Esto todavía no se entiende hoy en día, [y eso ya ha llevado a cosas malas]. Los jóvenes de hoy dan su opinión sobre todo, y tenemos que experimentar que en los periódicos aparecen artículos escritos por jóvenes cuyo cuerpo astral acaba de nacer.
Si se supiera cómo funcionan las leyes, entonces debería saberse que el cuerpo astral solo nace realmente en el momento de la madurez sexual, alrededor de este tiempo, y antes de este tiempo el niño aún no tiene la capacidad de juzgar. El tiempo que transcurre desde el cambio de dientes hasta la madurez sexual debe tener las palabras mágicas: 'autoridad', 'imagen' y 'memoria'. Podríamos mencionar aquí muchas cosas, pero una cosa es particularmente importante: tan pronto como nace el cuerpo astral, entran en consideración el desarrollo de las facultades de la mente y la disposición estética del ser humano. Así como durante los primeros siete años se desarrolló el cuerpo físico, desde el séptimo hasta el decimoquinto año se desarrolló el cuerpo etérico, así ahora entra en consideración el cuerpo astral. Si queremos evaluar esto correctamente, necesitamos tener claras muchas cosas, porque durante este tiempo se colocan ante el alma una gran cantidad de imágenes. Durante este tiempo, el ser humano debe tener buenos modelos a seguir e ideales por los que luchar. La palabra mágica para esta época del desarrollo humano es "emulación". Uno debe dar a estas personas imágenes de grandes hombres y mujeres y dejarles claro lo que estas personas han hecho en el desarrollo del mundo. Y lo que se ha descuidado durante este tiempo para educar los sentidos para lo bello y artístico no se puede recuperar para después. Con la madurez sexual, lo que se ha heredado de las generaciones anteriores, de la familia, etc., sale con la persona, por así decirlo.
Después, cuando una persona ha alcanzado la madurez sexual, cuando se ha despojado de su caparazón astral, salen a la luz las cualidades que ha traído consigo de vidas anteriores. Sus sombras ya se habían proyectado sobre el niño, pero si nos fijamos en lo esencial, lo que emerge es lo que va más allá de la muerte y el nacimiento: la individualidad.
En la pubertad, la cubierta astral es empujada hacia atrás y el cuerpo astral se libera. Y ahora llegan momentos para la persona en los que otras cosas son importantes. Ahora bien, se considera la educación, el poder de juicio, el buen juicio de la persona. Pero hay algo más que es aún más importante. Aquello que la persona ha traído consigo de su vida anterior pasa a primer plano de una manera especial, que quiere moldear en esta vida entre el nacimiento y la muerte. Durante este tiempo, el ser humano aún no es capaz de observar el mundo exterior de manera objetiva. Pero lo que entra en el mundo es de una naturaleza bella e ideal. [Esta naturaleza también quiere salir, y aquí se trata de cómo esta naturaleza, en la medida en que se manifiesta como idealismo, enfrentará la vida como esperanza.] Esta esperanza e idealismo se revelan en su verdadera forma entre los 14, 15 y 21 o 22 años. Durante este tiempo, todo lo que quiere salir se revela, aunque contradiga la realidad. Todos estos son recuerdos de vidas anteriores, con los nuevos poderes frescos del cuerpo astral. ¡Ay de la gente cuyos ideales de esperanza se nublan durante este tiempo, cuyas expectativas se oscurecen, a quienes se les dice que una gran parte de estas cosas aparecerán más tarde como meras esperanzas de primavera, que no son más que ideales y esperanzas inalcanzables! No se trata de eso. No importa si los ideales pueden ser alcanzados, sino más bien una cuestión de las fuerzas que yacen dentro de ellos. Estas son las fuerzas vitales favorables que, si están bien entrenadas, hacen que nuestro cuerpo astral esté seguro y protegido para la vida. Cuando tenemos estos ideales, nos hacemos una tercera prenda fuerte, y no hay nada peor que no cuidar este tiempo, que el idealismo puede desarrollarse, cuando uno se encuentra con este idealismo con un filisteísmo que quiere tratar de romper el idealismo.
Porque es sólo alrededor del vigésimo año que el yo real en el hombre, que ha estado en su caparazón hasta ahora, nace plenamente. Y con ello, el ser humano entra en el mundo en libre comunicación, y se ha convertido en un ser que se pone en absoluta libre comunicación con el mundo exterior.
Sólo entonces sale todo lo que había en él. Ahora tiene que educarse a sí mismo moliendo. Esto lleva mucho tiempo. Continúa así hasta el trigésimo quinto año. Este es un año importante en la vida de una persona. Este trigésimo quinto año es considerado un punto de inflexión por aquellos que se encuentran en el terreno de la ciencia espiritual teosófica.
Si nos fijamos en el promedio de vida, vemos que el trigésimo quinto año marca el fin de todo lo que estaba predispuesto en el ser humano. Hasta este punto, ha adquirido todo lo que podía practicar. Hacia el final del trigésimo quinto año, cuando el tiempo de aprendizaje y vagabundeo ha terminado, comienza a ejercitar sus poderes y habilidades. Pero entonces los poderes comienzan a declinar de nuevo. A partir de los treinta y cinco años, el cuerpo astral, que hasta entonces había estado en libre contacto con el mundo exterior y en el que estaba grabado todo lo establecido, comienza ahora a endurecerse y a retroceder. Esto dura hasta la edad de cuarenta años. Esta es una época importante en el desarrollo del hombre, porque esta degeneración es un lado del asunto, y el otro lado es mucho más importante.
En el momento en que la envoltura, el cuerpo astral, comienza a retroceder, en el momento en que las fuerzas del cuerpo astral se consumen, ese es el momento en que se enfatiza el núcleo en el hombre, el núcleo eterno. Si una persona es educada correctamente, este núcleo puede desarrollarse aún más para los tiempos posteriores a la muerte. Mientras lo temporal desaparece hacia abajo, esto eterno en el hombre crece. Esto es muy evidente en el año cuarenta, cuando, después del cuerpo astral, también comienza a desintegrarse el cuerpo etérico. Así como sucedió primero con el cuerpo astral, así sucede ahora con el cuerpo etérico, que ahora ha comenzado a retroceder. Esto lo podemos ver claramente en muchas personas que, en esta época, recuerdan mucho de lo que vivieron cuando eran niños. Especialmente del séptimo al decimocuarto año, mientras que han olvidado por completo muchas cosas que han experimentado recientemente. Estos viejos recuerdos regresan cuando el cuerpo etérico se retira.
La última época es cuando el cuerpo físico declina. Esto es, en general, cuando los órganos físicos, todo el sistema óseo, se deterioran. No necesitamos describir este deterioro físico, pero lo señalamos para que puedan ver lo que realmente se puede decir sobre esta época de la vida.
Ahora bien, todo esto ya no se sabe generalmente, pero hubo tiempos, hace mucho, mucho tiempo, en que la gente sabía todo esto, que sabía, por ejemplo, que el trigésimo quinto año es una edad madura, y que sólo después de este tiempo, cuando uno ha acabado completamente consigo mismo, -y eso es alrededor del trigésimo quinto año-, sólo entonces se está dispuesto a dar a los demás para gastar lo que se tiene como abundancia. Sólo después de los treinta y cinco años se tiene abundancia. Hasta entonces, el hombre tiene que ocuparse del desarrollo de sí mismo. Así que hasta los treinta años el hombre tiene que ocuparse de sí mismo. Si ya no tiene nada que hacer consigo mismo, -sólo después de los treinta y cinco años, porque entonces los cuerpos retroceden-, entonces las fuerzas que antes fluían hacia su cuerpo físico, fluyen ahora hacia su cuerpo espiritual para tener un efecto en su entorno. En los días en que la gente era consciente de estas cosas, este trigésimo quinto año se consideraba muy importante. Se pensaba que el hombre no era capaz de juzgar hasta que había alcanzado la edad de treinta y cinco años, cuando había adquirido todas sus facultades. El hombre, se decía, sólo entonces se vuelve capaz de juzgar. Otras personas tienen entonces que escuchar su juicio cuando ya no tiene nada que hacer consigo mismo; y entonces esto era válido mientras el ser humano tuviera su cuerpo astral. Cuando el cuerpo etérico comienza a desvanecerse, entonces su juicio no sólo es decisivo que uno lo escuche, sino que es decisivo que uno lo acepte como algo que se aplica no sólo a él, sino a la comunidad en la que se encuentra.
En los tiempos antiguos, cuando esto se comprendía, cuando se sabía que el que entraba en esta edad ya no necesitaba añadir nada a su cuerpo etérico, puesto que ya estaba retrocediendo, a esta edad el hombre podía dar su juicio al consejo de la comunidad. En los tiempos en que esto se sabía, en que la vida se conocía de esta manera, la vida se organizaba en consecuencia, y algo maravilloso se decía en aquellos tiempos en que estas cosas se sentían. Se decía: Sólo entonces, cuando el hombre ha llegado a esa edad en la que su cuerpo físico decae gradualmente de modo que ya no reclama nada y su tiempo se desvanece, se le puede escuchar, entonces su juicio es sublime. Pueden aceptar su juicio. Ha habido cosas así, y muchos han sido conscientes de ellas.
Les recordaré un solo dato. Basta con leer el comienzo de la 'Comedia' de Dante. Luego lee cómo describe lo que vivió, donde escribe que lo más poderoso que experimentó fue en la mitad de su vida, es decir, cuando tenía treinta y cinco años. Allí experimentó esta iniciación, que podría llamarse la "iniciación en los misterios de la existencia". Y hay un entrenamiento secreto, una iniciación en los secretos de la existencia en escuelas especiales, en escuelas de misterios, bajo tales condiciones que nunca se declara a una persona lo suficientemente madura para hablar sobre los hechos de la ciencia secreta, una persona que todavía tiene algo que ver consigo misma, que no está ya en la línea descendente.
Si toman ustedes todo esto en conjunto desde el punto de vista científico-espiritual, verán que, por una parte, tienen un camino por el que se desarrollan los diversos cuerpos, el cuerpo físico, el cuerpo etérico y el cuerpo astral, y un camino por el que estos cuerpos retroceden, un camino ascendente y otro descendente. Pero es en esta última donde crece lo eterno en el hombre, en la que disminuye la fuente, y entonces el hombre tiene que pasar por la puerta de la muerte. Entonces emergen los poderes que se han ido desarrollando misteriosamente en las envolturas. Y cuanto más se esfuerza una persona por desarrollarse en su vida, y cuanto más aplica los puntos de vista teosóficos en el mundo práctico, mejor ha comprendido el verdadero espíritu de ellos.
Hemos visto ahora que hemos obtenido principios prácticos directamente a partir de estos puntos de vista teosóficos, y sin embargo hay mucha gente que dice: "Hay gente tan extraña en el mundo que se llama a sí misma teósofa, que afirma cosas tan extrañas acerca de un mundo que [adicionalmente] todavía debería existir, [del que no podemos saber nada]. Una persona razonable considera que todo esto es fantasía. - Se puede decir todo esto, pero suponemos que tales personas se levantarán hasta decir: "Bueno, si te encuentras con un teósofo así y hablas con él, sí que tienen un juicio razonable sobre otras cosas. Así que escuchémosles, aunque nos digan algo que todavía no podemos comprender directamente; tal vez haya algo bueno en lo que dicen estas personas extrañas, pero pueden probarlo.
Pueden hacer que la vida misma sea la prueba. Se puede demostrar a través de la vida lo que es correcto. Hablar y discutir sólo está muy bien en parte, pero no es lo correcto. Discutiendo, en realidad se puede probar lo que se quiera. Es como con los remedios. El curandero piensa que su remedio es el mejor. Pero puede venir otro y decir que lo que él tiene es definitivamente mejor, que su remedio es el mejor que hay. Luego puede venir otro y decir que todo eso no sirve para nada, y él lo demuestra. Discutiendo así no se llega a ninguna parte. Sólo se puede progresar utilizando el remedio. Si este remedio ayuda, entonces se demuestra que es bueno. Si no ayuda, entonces no está probado.
Si la Teosofía ha de influir en nuestras vidas, entonces la vida debe ser la prueba de tales cosas. Que el hombre se atreva a poner la vida bajo los hechos de los que habla la Teosofía. Entonces verá que el hombre se elevará más alto, sano en cuerpo y alma, que el hombre se desarrollará mejor. Verá que la vida es la prueba de la exactitud de lo que la Teosofía tiene que dar, y podrá poner toda su vida bajo el signo de los puntos de vista, de los hechos, y verá que toda la vida se desarrollará más bellamente. Verán que no es necesario que disminuyan nuestra eficacia y nuestras esperanzas. Si no logramos demostrarles la corrección de nuestros puntos de vista, entonces no han sido correctos para ustedes. Pero sabemos que lo que decimos es correcto. Sentimos y sabemos que lo temporal está muriendo, que lo eterno está creciendo. Caminamos hacia los momentos en que debemos atravesar la puerta de la muerte.
Así pues, la Teosofía, la ciencia espiritual, nos da los medios para intervenir sanamente en la vida inmediata y práctica, y la vida en la que estas influencias hayan tenido efecto proporcionará la mejor prueba de la verdad de esto. La gente de hoy necesita esta influencia de la Teosofía en su vida cotidiana. Y la vida se volverá entonces sana y fresca y llena de esperanza y trabajo cuando el hombre conozca todo lo que se le presenta en el mundo exterior a través de las fuertes fuerzas del espíritu, en las que todo se basa. Entonces todo debe ser un reflejo de los hechos espirituales. Entonces, en toda la verdad del desarrollo, el espíritu se encuentra con el espíritu, y cuando el espíritu enciende al espíritu en la evolución, entonces este desarrollo avanza de manera real, hacia arriba, hacia la salvación de toda vida, hacia la salvación de toda existencia.
Traducido por J.Luelmo jul,2025
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