GA100 Kassel, 29 de junio de 1907 - Etapas posteriores del entrenamiento Rosacruz

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Evolución humana y conocimiento de Cristo
RUDOLF STEINER

Etapas posteriores del entrenamiento Rosacruz

Kassel, 29 de junio de 1907


14 conferencia, 

Ayer les expliqué lo que se conoce como la iniciación rosacruz hasta el tercer grado, el «conocimiento de las escrituras ocultas». Así, hemos conocido lo que en el sentido rosacruz se denomina «el estudio», luego «la obtención del conocimiento imaginativo» y, a continuación, lo que se denomina «la inmersión en la escritura oculta», en aquella escritura que se toma de las propias leyes de la naturaleza. Ahora nos corresponde avanzar hacia el cuarto grado de la iniciación rosacruz, hacia lo que se denomina la «preparación de la piedra filosofal». 

LA PIEDRA FILOSOFAL

Les ruego que se abstengan de todo lo que puedan leer en cualquier libro sobre la «preparación de la piedra filosofal» y que tengan claro que solo en nuestra época actual se puede informar sobre lo que los rosacruces realmente entienden por «preparación de la piedra filosofal».

Bajo este nombre existían ciertas normas para ascender a los mundos superiores desde que el conocido fundador de la Rosacruz creó esta corriente en 1459. Deben tener claro que esta corriente siempre se ha tratado con extrema cautela y se ha mantenido en secreto. Fue hacia finales del siglo XVIII y principios del XIX cuando, de forma indebida, a través de una especie de traición, ciertos secretos de la Rosacruz se hicieron públicos. 

En aquel entonces se publicaron diversos artículos al respecto; de ellos se desprendía que los interesados habían oído algo, pero no lo habían entendido. Sin embargo, al menos habían oído las palabras correctas, las habían captado, por así decirlo, también sobre «la piedra filosofal». En aquella época, incluso apareció en el entonces «Reichs-Anzeiger» una serie de comunicados sobre una sociedad que se había propuesto como objetivo «la preparación de la piedra filosofal»; y entre estos comunicados hay uno que solo podía entender quien sabía de qué se trataba. Dice así: «Sí, la piedra filosofal existe; en realidad, la mayoría de las personas la conocen; la mayoría incluso la ha tenido ya en sus manos, no es tan difícil de encontrar, ¡pero la mayoría no lo sabe!».

Ahora bien, a este concepto de la «piedra filosofal» se le atribuía el significado de que poco a poco nos enseña a conocer la parte inmortal del ser humano, que no está sujeta a la muerte, y que nos eleva a los mundos superiores. Cuando el ser humano toma conciencia de que esta parte inmortal no puede sucumbir a la muerte, entonces adquiere la vida eterna mediante la posesión de la «piedra filosofal»; de este modo, vence a la muerte. Esto se interpretaba como que nunca se moriría. Sin embargo, lo que se quiere decir es que es el modo en que el ser humano llega a conocer el mundo en el que vive después de la muerte. Además, se consideraba que la «piedra filosofal» era un elixir de vida. Todo ello hacía que la «piedra filosofal» fuera extraordinariamente codiciada. Quien sabe de qué se trata, tenía que encontrar estas palabras extrañamente acertadas, porque incluso son ciertas; solo que quien no conoce el secreto no puede sacar mucho provecho de ellas.

Ahora les mostraré brevemente lo que esto significa. Para comprenderlo, deben seguirme en la observación de un hecho científico muy sencillo: deben tener claro cuál es la relación que existe entre el ser humano y el mundo vegetal. El hecho es que todo lo que respira de la misma manera que lo hacen los seres humanos nunca podría existir si no hubiera plantas. Para ello, deben familiarizarse con el proceso que tiene lugar entre ustedes y las plantas.

 Ustedes inhalan el aire; necesitan el oxígeno que contiene. Si no hubiera oxígeno, nunca podrían vivir. Cuando inhalan el aire y procesan el oxígeno en su organismo, exhalan dióxido de carbono, un compuesto de carbono y oxígeno. Por lo tanto, deben decirse a sí mismos: el ser humano inhala oxígeno continuamente y, de ese modo, mantiene su cuerpo, y exhala dióxido de carbono: es decir, crea continuamente un veneno que lo mataría. De este modo, llenan continuamente su entorno con un veneno. ¿Qué hace la planta? En cierto sentido, hace exactamente lo contrario. Absorbe el dióxido de carbono, retiene el carbono y expulsa el oxígeno que no le sirve. De este modo, ustedes le proporcionan a la planta lo que esta necesita y la planta les devuelve oxígeno a cambio. Este proceso de respiración de dióxido de carbono y liberación de oxígeno supera con creces la absorción de oxígeno por parte de la planta. ¿Qué hace la planta con el carbono que retiene? Con él, la planta construye, en cierta medida, su propio cuerpo. Es decir, ustedes le dan a la planta la oportunidad de construir su cuerpo a partir del carbono, de la manera que le corresponde. Cuando, tras milenios, extraen la planta de la tierra en forma de carbón, encuentran en ella la misma sustancia, es decir el carbono. 

La planta nos da oxígeno y nosotros lo absorbemos. Nosotros le damos dióxido de carbono, ella retiene el carbono, forma su propio cuerpo con él y nos devuelve el oxígeno. Es un proceso de intercambio maravilloso el que tiene lugar. Así es hoy en día. Pero el ser humano está en proceso de evolución y, en el futuro, el cuerpo humano tendrá un órgano que transformará el dióxido de carbono en oxígeno y retendrá el carbono.

Hoy me refiero, —de manera diferente a como lo hice ayer en la formación de los Rosacruces—, a un estado futuro del ser humano. En el futuro, el ser humano tendrá un cuerpo libre de deseos de orden superior, el mismo que se halla en las plantas en un nivel inferior: podrá construir un cuerpo que, en un nivel superior, será similar al de las plantas. En el órgano que hoy es su corazón, tendrá entonces un aparato que hará lo que hoy hace la planta. Hoy en día, las plantas y los seres humanos están unidos; uno no podría vivir sin el otro. Si no existieran las plantas, todos los seres que respiran oxígeno se extinguirían en poco tiempo, porque son las plantas las que nos proporcionan el oxígeno; no podemos imaginarnos la vida sin las plantas. Y lo que hoy hace la planta fuera de nosotros, lo hará en el futuro ese órgano en el que se convertirá el corazón dentro de nosotros, cuando sea un músculo voluntario. Extendemos nuestra conciencia sobre las plantas, crecemos junto con el mundo vegetal, de modo que lo que hoy hace la planta fuera de nosotros, más tarde sucederá dentro de nosotros mismos; entonces también conservaremos en nosotros el carbono que hoy emitimos y construiremos nuestro propio cuerpo a partir de él. Nos convertiremos en plantas en un nivel superior de conciencia.

 Desde tiempos inmemoriales, el ocultismo ha revestido todo esto de una maravillosa leyenda, pues a lo largo de milenios las verdades se han conservado en imágenes y leyendas. Es la Leyenda Dorada. Y lo que les he contado hoy es lo que se enseñaba al discípulo secreto en imágenes. Decía más o menos así:

Cuando Seth, el hijo que Dios dio a Adán y Eva en lugar del asesinado Abel, entró una vez en el paraíso, encontró entrelazados los dos árboles, el árbol del conocimiento y el árbol de la vida; sus ramas se entrelazaban. Y de este árbol, Seth tomó tres semillas por orden del ángel que lo guiaba. Las guardó y, cuando Adán murió, le puso las tres semillas en la boca. Y de la tumba de Adán brotó un árbol; este árbol mostraba, para quien sabía mirar, una inscripción en letras de fuego; eran las palabras: «Ehjeh asher ehjeh: Yo soy el que era, el que es y el que será». Entonces Seth tomó madera de este árbol que creció de la tumba de Adán, y con esta madera se formaron muchas cosas: entre otras, la vara que fue el bastón mágico de Moisés. Y se siguió propagando; con ella se formó la puerta del templo de Salomón y, más tarde, después de haber experimentado otros destinos, la cruz en la que fue crucificado el Salvador.

 Así, la leyenda relaciona la madera de la cruz del Gólgota con el árbol que creció a partir de las semillas del árbol del paraíso en la tumba de Adán.

En esta leyenda se esconde el mismo misterio que les he insinuado hoy. Con ello se quería decir: en tiempos inmemoriales, la raza humana aún no había caído en la carne llena de deseos, sino que era casta y pura, como la planta que extiende su cáliz hacia el sol. Después, los seres humanos cayeron en el pecado original: su carne se llenó de deseos. Pero todo lo que el ser humano tenía en su estado de inocencia lo recuperará cuando, por medio del camino del conocimiento, haya creado un cuerpo libre de deseos, el cuerpo que tenía antes de entrar en el conocimiento; recuerden de dónde proviene el yo. El hecho de que ya no tenga ese cuerpo está relacionado con que el ser humano se ha convertido en un ser que respira con los pulmones, que ha podido formar su sangre roja. Así, la forma actual del ser humano está relacionada con la respiración y la circulación sanguínea, y con el hecho de que haya podido convertirse en un portador del conocimiento tal y como lo conocemos hoy en día.

Ahora imagínense en el cuerpo actual. Ahí pueden hacerse una idea de cómo entra el oxígeno, cómo excita la sangre roja, cómo la sangre roja recorre todo el cuerpo como un árbol ramificado, cómo la sangre azul vuelve entonces, llena de ácido carbónico.

Hay dos árboles dentro de ustedes: el árbol de la sangre roja y el árbol de la sangre azul. Sin estos dos, el ser humano no podría existir como portador del yo. Para ello es necesario absorber la sangre roja; así es como se produce nuestro conocimiento actual. Pero esto estaba ligado a la muerte, ya que ustedes transforman la sangre roja en sangre azul, llena de ácido carbónico. Por eso, el maestro secreto del Antiguo Testamento decía: Mírate, tienes en ti el árbol de sangre roja; si no hubieras recibido este árbol, nunca te habrías convertido en un ser humano consciente. Has disfrutado del árbol del conocimiento, pero al mismo tiempo se te ha quitado la posibilidad de darte vida a ti mismo.

Lo que antes era un árbol de la vida se ha convertido en un árbol mortal; por lo tanto, el árbol de sangre azul que hay en nosotros es el árbol de la muerte. Esa es la situación actual. Sin embargo, para el iniciado, se presenta ante el alma una situación futura en la que el ser humano tiene la naturaleza vegetal en sí mismo, en la que, a través del aparato cardíaco, convertirá la sangre azul en sangre roja. Entonces habrá transformado el árbol de la muerte en un árbol de la vida. El ser humano se habrá convertido entonces en un ser inmortal; lo que era en un nivel inferior, lo volverá a ser en uno superior. El aparato que hoy se encuentra en la planta, lo tendrá entonces en sí mismo. De modo que en el paraíso se alcanza un estado final de la humanidad. Y la misión de Seth se interpretó de tal manera que él ve lo que hay al final de los tiempos: el equilibrio de los dos principios en el propio ser humano. Así, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento se entrelazan en el paraíso; en el ser humano solo pueden encontrarse si el ser humano recurre a la planta. Pero, ¿cómo adquiere el ser humano la capacidad de que los dos árboles se entrelacen en él? Desarrollando en sí mismo los tres miembros superiores de la naturaleza humana.

 Hemos conocido al ser humano, compuesto por el cuerpo físico, el cuerpo etérico, el cuerpo astral y el yo; y hemos visto que, cuando el yo trabaja en el cuerpo astral, alcanza el primer miembro superior del ser; cuando trabaja en el cuerpo etérico, alcanza el segundo, y cuando trabaja en el cuerpo físico, alcanza el tercero. De modo que el ser humano futuro será el ser de siete miembros, que aún habrá de alcanzar el yo espiritual, el espíritu vital y el hombre-espíritu. Cuando el ser humano haya transformado así su naturaleza inferior, tendrá en sí mismo el árbol del conocimiento y el árbol de la vida. Así pues, en la predisposición de su yo, se le otorgó al ser humano, en el punto de partida de su evolución, la premisa para sus tres miembros superiores del ser.

Seth toma tres semillas y el primer ser humano, Adán, hace que estas tres semillas crezcan hasta convertirse en un árbol. En este árbol se encuentra lo que atraviesa todas sus encarnaciones. Su yo se encontraba en un nivel muy bajo en la primera encarnación y, de encarnación en encarnación, alcanza niveles cada vez más altos. Lo que crece allí es el símbolo de lo eterno en el ser humano, que alcanzará su máxima perfección al final de la condición terrenal. Pero el ser humano solo puede lograrlo si se une con todo lo más elevado que se le ha presentado en el camino espiritual. Todo lo que ha guiado a la humanidad por el camino, la vara de Moisés, el templo de Salomón y, finalmente, la cruz del Gólgota, todo ello ayuda al ser humano a expresar plenamente la Trinidad superior. Y la cruz del Gólgota fue lo que indicó el camino hacia la máxima perfección humana. Al principio se le había puesto en la boca a Adán como germen del que había crecido aquel árbol, y no se podría expresar de forma más bella que como se ha hecho aquí, y había surgido de la madera que Seth había obtenido de esta manera. Así han representado el camino del ser humano a través de los tiempos, el camino del ser humano a través del tiempo. Lo que el ser humano debe lograr en el futuro: la transformación de su esencia, la capacidad de producir carbono en sí mismo por sus propios medios, es lo que la planta puede hacer hoy en día. Y el ser humano podrá dominar esta alquimia de la planta en el futuro.

 La preparación alquímica de lo que acabo de describir se logra dando al alumno rosacruz ciertas instrucciones sobre cómo regular su proceso respiratorio. Esto es algo que solo se puede entender según el siguiente principio: la gota constante horada la piedra. Pero el alumno rosacruz trabaja en ello. Así como la gota, que es pequeña, minúscula, solo después de mucho tiempo provoca la cavidad en la piedra, el progreso de los cuerpos humanos se logra mediante este proceso de regulación de la respiración. Las instrucciones que debe seguir el discípulo rosacruz son tales que le llevan a prepararse ya hoy para que su yo adquiera la capacidad de construir sus próximos cuerpos de otra manera. Sin embargo, esto implica que lo que más tarde tendrá en el entorno físico, ya lo tiene ahora en el mundo espiritual. El consejo de los Rosacruces consiste en preparar lentamente un estado futuro y adquirir la capacidad de ver ya ahora este estado en los mundos superiores. Así pues, el discípulo rosacruz hace dos cosas: en primer lugar, trabaja para el futuro de la humanidad y, en segundo lugar, adquiere la capacidad de ver en el mundo espiritual; ve lo que más tarde descenderá a la realidad física.

Ahora también se comprenden las instrucciones que el extraño hombre mandó imprimir, pero que no entendió. La «piedra filosofal» es el carbón negro común; pero hay que aprender el proceso que enseña a procesar el carbono mediante la fuerza interior: así es el progreso de la humanidad. En el carbón actual tiene un modelo de lo que algún día será la sustancia más importante para el ser humano, aunque tenga un aspecto muy diferente. Recordemos el brillante diamante: ¡también es solo carbono! A esto se le llama «la preparación de la piedra filosofal» en la cosmovisión rosacruz. Detrás de ello se esconde un proceso de transformación humana y una invitación a trabajar en los estados futuros de la humanidad. Todos los que trabajan así, trabajan por adelantado para los cuerpos humanos del futuro, para los cuerpos que las almas necesitarán más adelante.

Hay una palabra que expresa muy bien este trabajo sobre el futuro, y que comprenderemos cuando clarifiquemos la diferencia entre el desarrollo del alma y el desarrollo de la raza. Todos ustedes fueron atlantes en el pasado, y esos cuerpos atlantes tenían un aspecto muy diferente, como ya les he descrito. La misma alma que estuvo en algún lugar en un cuerpo atlante está hoy en su cuerpo. Pero no todos los cuerpos, como los suyos hoy en día, han sido preparados por unos pocos colonos, aquellos que en su día se desplazaron de oeste a este. Los que se quedaron atrás, los que, como se dice, se unieron a la raza, se degeneraron, mientras que los más avanzados fundaron nuevas culturas. Los últimos rezagados en el camino hacia el este, los mongoles, aún conservan algo de la cultura de los atlantes. Del mismo modo, los cuerpos de aquellas personas que no seguirán desarrollándose progresivamente crecerán más allá del próximo cambio de era y formarán los chinos del futuro.  Es decir, habrá de nuevo pueblos en decadencia. También viven en los cuerpos chinos almas que, debido a que han tenido una atracción demasiado grande hacia la raza, tendrán que encarnarse una vez más en tales razas. Las almas que hoy están en ustedes se encarnarán más tarde en cuerpos que provienen de aquellos que hoy trabajan de la manera indicada y que crean los cuerpos del futuro, tal como lo hicieron antes los primeros colonos de la Atlántida. Y aquellos que se aferran tanto a lo cotidiano, que no quieren conectarse con lo que se avecina en el futuro, se fusionarán con la raza. Hay personas que quieren quedarse con lo tradicional, que no quieren saber nada de lo que significa avanzar, que no quieren escuchar a aquellos que llevan a la raza hacia nuevas formas de la humanidad.

El mito ha conservado esta tendencia de manera maravillosa. No podría representarla mejor que señalando a uno de los más grandes, que pronunció las palabras: «El que no abandona a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, no puede ser mi discípulo», y, por el contrario, representa lo triste en un hombre que dice: ¡No quiero saber nada de un líder así! — y lo rechaza. ¿Cómo se podría expresar esto más claramente que con la imagen de aquel que rechaza al líder y no es capaz de ascender? Esa es la leyenda de Asuero, el judío errante, que se sentó y rechazó al mayor líder, Jesucristo, no quiso saber nada del desarrollo y, por lo tanto, debe permanecer con su raza, debe volver una y otra vez a su raza. Son mitos que se han dado a la humanidad como recuerdo eterno para que sepa de qué se trata.

Así pues, esta cuarta etapa de la formación rosacruz debe entenderse como algo tremendamente profundo, y así se integra en el desarrollo de la humanidad la «preparación de la piedra filosofal».

LA CORRESPONDENCIA ENTRE MICROCOSMOS Y MACROCOSMOS

El quinto es la «correspondencia entre el microcosmos y el macrocosmos». El complejo cuerpo humano, tal y como es hoy en día, se ha desarrollado de una manera determinada. Les he guiado a través de los estados de Saturno, el Sol, la Luna y la Tierra. De todo lo que hoy hay en sus cuerpos, en Saturno solo existían los primeros indicios de sus órganos sensoriales, incrustados en la masa de Saturno como los cristales hoy en día en la masa montañosa; sus ojos eran como cristales de cuarzo en las montañas. En el Sol, sus órganos superiores, todas las glándulas, cubrían su superficie. En la Luna, los órganos que hoy componen su sistema nervioso se extendían por la superficie de la Luna. La Luna tenía un sistema nervioso, y los distintos animales humanos que había allí participaron por primera vez en el sistema nervioso de la Luna. En la Tierra, el ser humano obtuvo su sistema óseo, ya que en la Luna aún no existía un reino mineral.

Así se puede ver lo artísticamente que está compuesto el ser humano. Lo que hoy es el ojo en nosotros, se extendía como ojo por todo Saturno; lo que estaba en el gran universo se incorporó a nosotros. La doctrina secreta puede decirle ahora cómo cada órgano individual está relacionado con el gran universo exterior: el hígado, el bazo, el corazón, etc., con lo que les corresponde en el mundo exterior y lo que tenía que suceder en el mundo exterior para que pudieran formarse. En la doctrina del conocimiento rosacruz existen medios a través de los cuales nos sumergimos en nosotros mismos bajo la referencia de nuestros órganos sensoriales, nos sumergimos interiormente en los ojos, los oídos, y así obtenemos una visión clarividente de la formación de estos órganos.

 Les he guiado hasta el período de la evolución de la Atlántida en el que el cuerpo etérico aún estaba tan alejado que no podía conectarse con el punto que se encuentra aquí, en la cabeza, sobre la raíz de la nariz. Hemos visto cómo el cuerpo etérico se introdujo entonces en el cuerpo físico, cómo el cuerpo físico adquirió su forma actual. Existe ahora un método de meditación con una fórmula muy concreta, que solo se transmite de persona a persona. Si mediante ella se sumergen en el lugar donde la cabeza se conecta con ese punto de la cabeza etérica del que hablamos, entonces comprenderán ese momento de la Tierra, cómo era la Tierra en aquel entonces, cuando esa parte de la cabeza etérica se introdujo en la cabeza física. De este modo, pueden profundizar en cada miembro de su microcosmos y, así, conocer las fuerzas del macrocosmos, lo que los arquitectos del mundo han construido en ustedes. Siguiendo las instrucciones del ocultismo, pueden conocer el macrocosmos; para todas las cosas del mundo, fuera, en el macrocosmos, hay un órgano en el microcosmos. El ser humano es el ser más complejo. Del mismo modo que en un telegrama se deduce quién es el remitente a partir del mensaje enviado, en el cuerpo humano se puede llegar a conocer a su creador mediante la contemplación del órgano.

VIVIR EN EL MACROCOSMOS

Con ello hemos llegado ya al sexto nivel, lo que se denomina «la inmersión en el macrocosmos». Quien ha conocido así en su interior la relación entre el microcosmos y el macrocosmos, ha ampliado su conocimiento a todo el universo. Esto es lo que se esconde tras el antiguo dicho: ¡Conócete a ti mismo! — Se ha causado mucho daño con la afirmación de los teósofos de que «todo Dios está ya en ti, lo más elevado ya está presente en ti. Solo tienes que mirar dentro de ti para reconocer el mundo entero».

Esta introspección es la cosa más absurda que puede haber; solo sirve para conocer el yo inferior que ya se tiene. Nadie aprende más de lo que ya sabe. El verdadero autoconocimiento solo se alcanza de la complicada manera descrita, y es al mismo tiempo conocimiento del mundo. La verdadera teosofía no está en condiciones de facilitarle las cosas al ser humano de esa manera; debe decirle: en una reflexión tranquila y seria, debes llegar a conocer incluso al ser más complejo que existe. No puedes llegar a conocer a Dios de otra manera que no sea conociéndolo poco a poco en el mundo. Para ello se necesita paciencia y perseverancia. En un avance tranquilo y lento se reconoce el mundo. La teosofía no puede darles ninguna fórmula milagrosa para alcanzar el conocimiento completo, sino que solo puede indicarles el camino por el que llegarán al autoconocimiento y, con ello, también al conocimiento del mundo. Entonces el ser humano también alcanzará el conocimiento de Dios.

Este conocimiento, que llega al ser humano en el sexto nivel, no es un conocimiento intelectual árido; es un conocimiento que nos une íntimamente con el mundo. Quien lo ha alcanzado tiene una relación íntima con todas las cosas del mundo, tal y como el hombre actual solo conoce en la misteriosa relación de amor entre hombre y mujer, que se basa en un conocimiento secreto de la esencia del otro ser humano. Una relación así, mediante la cual no solo se comprende, sino que se siente uno conectado con todos los seres, tal y como hoy se siente conectado el amante con la amada, es lo que se experimenta al contemplar el macrocosmos. Entonces se tiene una relación íntima, una especie de relación amorosa con la planta, con cada piedra, con todos los seres del mundo. Su amor por todos los seres se especializa; ellos le dicen algo que solo le dirían si aún no hubiera descendido al conocimiento.  El animal come lo que le conviene y deja lo que no le conviene; tiene una relación simpática con lo uno y una relación antipática con lo otro. Para alcanzar el conocimiento actual, el ser humano tuvo que perder la relación directa con las cosas; pero la recuperará en un nivel superior. ¿Cómo sabe hoy el ocultista que la planta con la flor tiene un efecto diferente en el ser humano que la raíz? ¿Cómo sabe que la raíz común tiene un efecto diferente al de una zanahoria? Porque las cosas le hablan de nuevo, como es el caso de los animales. Esta relación íntima existe en los niveles inferiores, excluyendo la conciencia intelectual; en los niveles más altos, el ser humano volverá a ser consciente de ella.

LA DIVINIDAD

Cuando se llega a este punto, el séptimo nivel es algo que surge por sí solo. De todo lo anterior ya se habrá deducido que se trata de un conocimiento de las impresiones y los sentimientos del alma. No hay nada aquí que no conmueva al ser humano de la manera más viva; por eso no se debe distinguir entre un conocimiento ideal, intelectual y espiritual. Conmocionarle, decirle todo tipo de cosas bonitas, no es lo que busca el ocultista. El ocultista le cuenta los hechos del mundo espiritual; consideraría vergonzoso querer conmover directamente sus sentimientos. Pero sabe que los hechos, cuando se cuentan, hablan por sí mismos; son ellos los que deben generar los sentimientos. Por eso, para los rosacruces, la persona del maestro nunca es lo importante. La enseñanza no tiene nada que ver con la persona. El maestro solo está ahí como una oportunidad para que los hechos hablen a las personas. Y hablará con mayor acierto cuanto más se convierta en un medio de expresión de la visión de los mundos superiores. Quien todavía cree, opina y tiene puntos de vista propios, no es apto para ser maestro ocultista. Porque si no fuera la objetividad, sino el sentimiento lo que decidiera, entonces tal vez diría: ¡dos por dos son cinco!

Así verán cómo el rosacruz, a través de las diferentes cosas que tiene que desarrollar en sí mismo, se eleva gradualmente hacia el conocimiento de los mundos superiores. Para ello es necesaria una guía, pero cada uno la encuentra en el momento adecuado si la busca con seriedad.

No deben decir que con una guía personal se completan estos siete niveles uno tras otro, sino que el maestro selecciona lo que es más adecuado para cada uno. También he querido mencionarles los niveles previos. De ellos solo quiero destacar dos cosas para mostrarles que hay que desarrollar otras cosas antes de pasar a los ejercicios más estrictos. Hay algo que hay que practicar desde el principio: la concentración, la concentración de la vida del pensamiento. ¡Piense por un momento en cómo los pensamientos revolotean en su mente desde la mañana hasta la noche! Los pensamientos le llegan de aquí y allá y le arrastran consigo. Ahora, como discípulo de la Rosa Cruz, debe reservar un tiempo en el que sea dueño de sus pensamientos, en el que elija un objeto lo más insustancial posible y reflexione sobre él. Esto le reportará un efecto tremendamente beneficioso. El tiempo no importa; lo que se necesita es energía, paciencia y perseverancia.

Lo otro es lo que se llama «positividad», que consiste en buscar en la vida lo que mejor se caracteriza en una leyenda persa sobre Cristo Jesús: cuando Cristo Jesús caminaba una vez con sus discípulos, encontraron al borde del camino un perro muerto que ya estaba en avanzado estado de descomposición. Los discípulos, que aún no habían alcanzado el nivel de Cristo Jesús, se apartaron de aquella horrible visión, pero Cristo Jesús se detuvo, contempló pensativo al animal y dijo: «¡Qué dientes tan bonitos tiene este animal!».

Por muy feo que sea algo en este mundo, siempre hay algo bello en lo feo, una pizca de verdad en cada falsedad, algo bueno en cada maldad. ¡No hay por qué volverse acrítico! A menudo se interpreta como que ya no se puede encontrar nada malo, etc.; pero lo que se quiere decir es que en todo lo feo siempre hay una pizca de belleza y en todo lo malo hay algo bueno. Eso eleva las fuerzas superiores del alma. Todo eso forma parte de la preparación.

 En primer lugar, quería darles una idea del espíritu en el que se desarrolla la formación cristiano-gnóstica. En la formación rosacruz encontrarán el cristianismo más profundo y auténtico, podrán ser cristianos en el sentido más verdadero de la palabra, a pesar de toda la vida moderna. Se podía ser cristiano al estilo antiguo, mientras hubiera más posibilidades de retirarse del mundo y mientras no se hubieran instalado en nosotros las formas de pensamiento que hoy nos dificultan tanto serlo. Sin embargo, estas ideas, formadas a partir del pensamiento científico, dificultan que el ser humano asimile el cristianismo en su forma original. Son precisamente los espíritus más nobles los que dicen: «Ya no puedo conciliar nada con el cristianismo actual». Es cierto que el mundo espiritual vive a nuestro alrededor, pero también vive en nosotros lo que la época materialista produce en forma de pensamientos. Estamos constantemente rodeados de los pensamientos de la vida material tan marcados por ello. De modo que quien sea concienzudo debe decirse a sí mismo: nuestra época necesita un medio que pueda demostrar su eficacia en medio de todas estas ideas que nos invaden, para mantenernos firmes frente a todo lo que nos llega del mundo. 

La ciencia espiritual nos lo proporciona. Si rechazamos este medio, si no queremos apropiarnos de él, somos egoístas. La ciencia espiritual se considera la ejecutora testamentaria de lo que ya pretendía la teosofía medieval. Pero puede ser comprendida por todos, incluso por aquellos que conocen todas las objeciones justificadas de la ciencia natural. Hoy en día, cada uno puede encontrar en la teosofía orientada hacia la Rosacruz aquello que le lleva al conocimiento del mundo y también a la paz del alma, a la seguridad en la vida. La teosofía de la Rosacruz no es un conocimiento que sea meramente teórico y sobre el que se pueda discutir con meros argumentos, sino un conocimiento que debe fluir en toda nuestra cultura.  El teósofo formado en el sentido rosacruz conoce todas las objeciones que se pueden plantear; conoce todos los contraargumentos. Si se discutiera con argumentos en contra, ocurriría lo mismo que le sucedió a Eduard von Hartmann con su «Filosofía del inconsciente». Eduard von Hartmann publicó su «Filosofía del inconsciente». En ella había dicho cosas sobre el darwinismo y otros temas que se distinguían como un punto de vista superior frente al punto de vista materialista de la investigación científica. Todos los eruditos se levantaron contra él y apareció una avalancha de críticas contra esta «Filosofía de lo inconsciente». ¡Eduard von Hartmann fue llamado el mayor diletante! Entre estos numerosos folletos apareció también uno de autor anónimo, en el que se refutaba brillantemente la «filosofía del inconsciente» con todo lo que se podía argumentar si se dominaba el conocimiento de nuestra época. Este folleto fue muy aplaudido en todas partes. Y Oscar Schmidt, el famoso zoólogo, dijo, por ejemplo: «Es una pena que no sepamos quién ha escrito esta refutación, porque se trata de una persona que está a la vanguardia de las ciencias naturales de su época». Y Ernst Haeckel dijo: «¡Que se dé a conocer y lo contaremos entre los nuestros!». De hecho, este folleto causó un gran revuelo. Y se publicó una segunda edición con el nombre del autor, Eduard von Hartmann. Los naturalistas comenzaron a guardar silencio y el asunto no se dio a conocer mucho. Pero al menos existió. 

Como pueden ver, quien domina un punto de vista superior puede aducir por sí mismo los argumentos en contra; solo tiene que rebajarse a otro punto de vista. Y nosotros también, si hubiéramos tenido tiempo, podríamos haber aducido algunos de esos argumentos en contra. Pero, debido a la brevedad del tiempo, era importante que se nos comunicara lo que la investigación espiritual ya puede anunciar hoy sobre los hechos del mundo superior. Lo importante es que las cosas puedan tener un efecto beneficioso sobre el ser humano y que la ciencia espiritual sea capaz de mostrar cómo puede integrarse cada vez más en todas las ramas de la vida humana y fecundarlas. Y si tiene un efecto fecundante y sanador, entonces habrá aportado la mejor prueba de su legitimidad. Esta debe ser también la prueba que busca la ciencia espiritual. Por eso, el teósofo permanece bastante imperturbable cuando la gente sigue diciendo hoy en día: ¡Todo eso es solo fantasía! Todo lo que hoy es una bendición para la humanidad fue considerado en su momento como una fantasía. 

Un ejemplo de ello lo encontramos en los últimos años cuarenta del siglo XIX: entonces aún no existían nuestros sellos postales habituales. El sello postal fue inventado a finales de los años cuarenta por un tal Hill, en realidad un aficionado. La persona encargada de defenderlo en el Parlamento pronunció un curioso discurso. En primer lugar, dijo, no es posible que el tráfico aumente de la forma que calcula esta persona y, si fuera así, ¡habría que ampliar el edificio! 

Lo que hoy parece totalmente natural, es decir, ampliar el edificio cuando aumenta el tráfico, se ha descartado. Otro ejemplo: cuando se iba a construir el primer ferrocarril, se consultó al Colegio Médico de Baviera. Los señores dijeron que no se debía construir ningún ferrocarril, ya que tendría consecuencias terribles para el sistema nervioso de las personas que viajaran en él. Pero si se construía un ferrocarril, ¡había que levantar altos muros de madera a su alrededor para que los demás no sufrieran conmociones cerebrales!

Cuando apareció por primera vez, todo se consideraba algo fantástico. Pero la ciencia espiritual, si quiere convertirse en un hecho de la vida, debe penetrar directamente en lo que nos rodea a diario. Solo cuando se convierta en una fuerza que impulse toda nuestra vida, que penetre en nuestras actividades y acciones cotidianas, habrá demostrado su validez como realidad. La teosofía rosacruz parte de este punto de vista, y desde este punto de vista les pido que comprendan todo lo que se ha dicho en estas conferencias. En el futuro podrá convertirse en algo que influya en las fuerzas creativas del ser humano y le dé nuevos impulsos en los campos de la medicina y la educación, el arte y el conocimiento superior, lo que fluirá de forma inspiradora y vivificante en todas las ramas de la vida.

Desde este punto de vista se imparten estas conferencias, y desde este punto de vista les pido que las acepten.

Traducido por J.Luelmo dic, 2025

GA100 Kassel, 28 de junio de 1907 - El Entrenamiento Rosacruz

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Evolución humana y conocimiento de Cristo
RUDOLF STEINER

El Entrenamiento Rosacruz

Kassel, 28 de junio de 1907


13 conferencia, 

Hoy y mañana mi tarea consistirá en mostrarles el camino hacia los mundos superiores que resulta especialmente adecuado para el presente, el cual se cultiva desde los siglos XIV y XV en el marco de la llamada formación secreta y que es el más adecuado para el ser humano actual. Comprenderemos mejor de qué se trata si echamos primero un vistazo al desarrollo futuro del ser humano.

Hemos hablado del desarrollo del ser humano a través de los estados de Saturno, el Sol, la Luna y la Tierra. Ahora bien, para quien solo piensa en términos del presente, es difícil imaginar cómo se puede saber algo sobre el futuro. Pero deben tener claro que ciertas grandes leyes actúan en el futuro igual que actúan en el presente. 

Quien conoce estas leyes puede echar un vistazo al futuro. En el campo de la realidad material, nadie duda ya de que se pueden hacer predicciones proféticas, por ejemplo, calcular eclipses solares y lunares y otras constelaciones estelares en un futuro lejano. En el campo de la realidad material, nadie lo pone en duda. Todo el mundo sabe que, si se le dice que se mezclan tales y cuales sustancias en el matraz, el científico puede decir lo que sucederá cuando se mezclen. Se trata de una profecía que se refiere a hechos sensoriales externos; se puede ejercer la profecía porque se conocen las leyes según las cuales actúan las sustancias. Del mismo modo, en la ciencia espiritual se aprenden las leyes según las cuales se desarrolla la vida humana y, por lo tanto, se puede saber de antemano algo de lo que sucederá en el futuro.

Por supuesto, surge una objeción que se han planteado los filósofos de todos los tiempos: sí, si se pudiera prever lo que sucederá en el futuro, entonces no se podría hablar de libertad humana. Pero ahí es donde la gente confunde ver el futuro con estar predestinado. Por eso, en todas las filosofías se encuentran las afirmaciones más extrañas al respecto, porque ningún filósofo ha sido capaz de hacer esta distinción. ¡En realidad, solo Jakob Böhme! Para aclararlo, me gustaría recurrir a un ejemplo.

Me gustaría comparar el tiempo con el espacio. Imagínense que están aquí y que fuera, en la calle, hay dos personas. Ven a lo lejos lo que hacen. ¿Son acaso ustedes, quienes determinan lo que ellos hacen? No, ustedes lo ven, pero los otros dos actúan con total libertad. Su mirada no determina en absoluto lo que ellos hacen. Ahora imaginen que el clarividente ve lo que sucederá en el futuro. Pero él solo lo ve; eso no determina los acontecimientos. Si estos acontecimientos estuvieran determinados por el futuro, es decir, si ya estuvieran determinados en el presente, no se trataría de una visión. Solo se comprende claramente esta diferencia cuando se reflexiona detenidamente sobre la diferencia entre predestinación y previsión.

Hoy me gustaría describirles, no tanto cómo será la Tierra cuando llegue la era de Júpiter y Venus, sino decirles otra cosa, algo que les permita hacerse una idea del desarrollo del ser humano en el futuro; quiero mostrarles algo que proviene de los misterios cristianos más antiguos, de la misma escuela cristiana del auténtico Dionisio, como una enseñanza que siempre se ha impartido en las escuelas esotéricas cristianas. Se partía de la siguiente comparación: yo les hablo aquí. Ustedes oyen mis palabras, oyen mis pensamientos, que primero están en mi alma y que podría ocultarles si no los tradujera en palabras. Los traduzco en sonidos; si no hubiera aire entre ustedes y yo, no podrían oír las palabras. Cuando pronuncio cualquier palabra aquí, en ese momento se mueve el aire de la habitación; cada vez que hablo, pongo todo el espacio aéreo en un cierto estado de vibración; todo el aire vibra al ritmo de mis palabras. Vayamos un poco más allá. Imaginen que pudieran convertir el aire en líquido y luego en sólido. Hoy en día ya es posible solidificar el aire; saben que el agua puede existir en forma de vapor, que puede enfriarse y convertirse en líquido, y que puede solidificarse en forma de hielo. Ahora imaginen que pronuncio la palabra «Dios» a través del espacio aéreo. Si en el momento en que las ondas sonoras llegaran aquí pudieran solidificar el aire, entonces caería una forma, por ejemplo, la forma de una concha. Con la palabra «mundo» caería otra onda. Podrían captar mis palabras y a cada palabra le correspondería una forma de aire cristalizada.

Este ejemplo existía de hecho en las escuelas cristianas. Primero es algo una palabra pronunciada, luego se solidifica, adquiere una forma sólida; antes, antes de solidificarse, era un pensamiento oculto en el interior. Ahora el cristiano se imaginaba: así como se crea algo aquí en el espacio, así es la creación en el universo. La creación partió del pensamiento de las cosas; luego, la divinidad pronunció el pensamiento en el espacio. Lo que ven afuera en las plantas, los minerales, son palabras de Dios que se han solidificado. Podrían imaginar que todo se disuelve en vibraciones sonoras de la palabra divina del mundo. El cristiano se decía, todo lo que veo, lo veo como una palabra de Dios solidificada. Y entonces supo distinguir, en cierta relación, al «Padre en lo oculto», que aún no se ha expresado, la «Palabra» o el «Hijo», que resuena a través del espacio, y luego la palabra solidificada, la «Revelación». Así se hace comprensible, en un sentido más profundo, el comienzo del Evangelio de Juan: «En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Este estaba en el principio con Dios. Todo fue hecho por medio de él, y sin él nada de lo que ha sido hecho existiría». Todo lo que ha sido hecho, ha sido hecho por medio del Verbo. Debemos tomar las cosas lo más literalmente posible, entonces reconoceremos fácilmente lo creativo de la Palabra o Logos. En el sentido cristiano, lo que ocupa el segundo lugar es la Palabra, o el Logos. «Logos» no debe traducirse de otra manera que como «Palabra», pues se entiende que todo lo que existe en la creación exterior se basa en la Palabra creadora no pronunciada, que resonó como Palabra y que en ella se encuentra el origen de todo lo que existe. Si retrocediéramos lo suficiente en el tiempo, oiríamos todos los objetos que conocemos como animales, plantas, minerales, seres humanos, resonar como «palabra» a través del espacio cósmico, tal y como ustedes oyen hoy mis palabras, porque en aquel entonces el aire aún no se había enfriado lo suficiente como para que pudieran caer en forma de figuras.

 Si lo tienen presente, pueden decirse a sí mismos: la palabra fue en otro tiempo creadora. El ser humano es hoy un principiante en lo que antes hacían sus antepasados, los dioses que estaban por encima de él. En otro tiempo, los dioses pronunciaron el mundo en el espacio, y entonces esta creación se transformó en lo creado, lo que tenemos a nuestro alrededor. Lo que hoy podemos producir en lo vegetal, lo animal y lo humano en lo sexual es solo una forma transformada de la antigua palabra creadora divina. El ser humano también lleva en sí una naturaleza superior y otra inferior. Lo más acabado es lo que el sexo lleva en sí mismo; y el ser humano tiene el comienzo de una nueva reproducción en la laringe. Cuando emite la palabra, es el comienzo de lo que más tarde alcanzará. Lo que una vez realizaron los dioses, hoy lo tiene el ser humano en sus inicios. — En lugar de la antigua reproducción, surgirá otra. Y así como el ser humano hoy produce palabras con  su laringe,  más adelante su laringe será un órgano de producción; producirá creaciones cada vez más elevadas y densas. Lo que hoy es solo aire, en el futuro será esencia. Cuando la Tierra se haya transformado en Júpiter, la palabra será creadora en el reino mineral; en el estado de Venus, la laringe producirá plantas; y así continuará hasta que sea capaz de producir a sus semejantes. Solo surgió en la forma en que es hoy cuando pudo enviar el aire al exterior a través de los pulmones en forma de sonido. Lo que hoy solo podemos decirnos, lo podremos producir en futuros estados de desarrollo de la Tierra de tal manera que permanezca. Y, por último, la laringe será el órgano a través del cual el ser humano producirá a sus semejantes en pureza, sin sexualidad. Transformará su laringe en un órgano reproductor.

Ahí vemos cómo será el ser humano del futuro, a qué está predestinada su laringe. Un fenómeno enigmático puede indicarnos cómo se relaciona realmente la vida de la laringe con ciertos estados de desarrollo: en el hombre, la madurez sexual provoca un cambio en la voz, el joven «muta». La laringe está en su comienzo, la sexualidad en su fin. Así de delicadamente están relacionadas las cosas en la naturaleza. Lo que tenemos en la vida sexual es algo que muere; lo que tenemos en la laringe, en la palabra, será en el futuro un órgano de producción de nosotros mismos.

Podríamos citar muchos ejemplos de cómo el ser humano desarrollará gradualmente aquellos órganos que hoy solo están presentes en estado embrionario, que ha adquirido para su sistema respiratorio en la Tierra, pero que pertenecen al sistema cardíaco.

Ahora veremos cómo, gracias a la formación introducida en Europa desde el siglo XIV, se pueden anticipar realmente los estados futuros de la humanidad y cómo se puede acelerar el desarrollo interior más rápidamente que si simplemente nos dejáramos llevar por el curso del mundo. La formación que se conoce como la formación rosacruz es la más adecuada para el ser humano actual. El rosacrucismo es algo que, en realidad, tiene mala fama entre aquellos que solo han oído hablar de él una vez. Y si fuera cierto lo que escriben los libros al respecto y lo que saben los eruditos, entonces el rosacrucismo no sería más que ese engaño por el que se le considera. Pero la verdad es que aquellos que juzgan así al rosacrucismo solo conocen el engaño. Pero hoy queremos considerar el verdadero rosacrucismo, que surgió de la individualidad que se oculta bajo el nombre de Christian Rosenkrentz y que en 1459 dio impulso al movimiento rosacruz.

Quiero señalar expresamente que lo que digo es solo un ejemplo, al igual que lo que les dije ayer en la formación cristiana. Por lo tanto, voy a enumerar ahora los siete puntos principales de la formación rosacruz, que no todo el mundo recorre en el mismo orden, pero vamos a enumerar primero estos niveles, que son aplicables a todos en el sentido de la Rosacruz.

  • El primero es lo que se denomina «estudio». 
  • El segundo es «la adquisición del conocimiento imaginativo». 
  • El tercero es «la adquisición de la escritura oculta o secreta». 
  • El cuarto es «la preparación de la piedra filosofal». 
  • El quinto es lo que se denomina «correspondencia entre el mundo pequeño —el microcosmos— y el mundo grande —el macrocosmos—». 
  • El sexto es «vivir en el macrocosmos», 
  • El séptimo es lo que se denomina «divinidad».

El camino de la Rosa Cruz es el que conduce de manera más segura y profunda al conocimiento del cristianismo; solo que el camino cristiano es más adecuado para aquellos que pueden perseverar en la fe y son capaces de despertar en su interior los sentimientos que les describí ayer. El camino de la Rosa Cruz, sin embargo, es para aquellas personas que pueden conectar las verdades cristianas con las verdades del mundo exterior. Solo entonces se podrá defender el cristianismo contra cualquier ataque externo. El cristianismo es una cosmovisión tal que nunca se puede ser lo suficientemente sabio para comprenderlo por completo. No hay un grado lo suficientemente alto como para comprender por completo cómo el cristianismo está ahí para los más sabios de los sabios. No obstante, el camino de los Rosacruces es el más adecuado para el hombre actual.

EL ESTUDIO

Estudiamos en el sentido Rosacruz, cuando tenemos pensamientos que ya no tienen nada que ver con nuestro mundo sensorial. En realidad, el mundo occidental solo conoce en geometría lo que se denomina «pensamiento libre»; por eso, las escuelas cristianas gnósticas también utilizaban el nombre «mathesis» para referirse a lo que tenía que ver con las verdades superiores, con Dios y con los mundos superiores, porque hay que comprenderlo independientemente de toda sensorialidad, al igual que hay que comprender las matemáticas independientemente de toda sensorialidad. Un círculo dibujado con tiza es muy imperfecto; el único círculo real solo se puede imaginar, y todo lo que se puede aprender sobre el círculo solo se puede tener mentalmente. Precisamente en matemáticas se aprende a pensar con independencia sensorial, en el círculo que se construye mentalmente, en el triángulo que se construye mentalmente, cuyos ángulos suman ciento ochenta grados. Es bastante incómodo aprender a pensar sin las cosas sensoriales externas, y para la mayoría de las personas no hay otro campo de estudio para ello que la teosofía. Ya les dije en la primera clase: lógicamente, sus conocimientos son absolutamente comprensibles. Pero si alguien quiere descubrir las verdades por sí mismo, necesita la clarividencia. La lógica es suficiente para comprenderlas.

Solo nuestra época materialista ha podido «inventar» las máquinas calculadoras, con las que se aprende a pensar sin sensorialidad. El niño debe aprender precisamente a captar las cosas sin sensorialidad. Para el arte de la educación será enormemente valioso cómo influye en la educación el conocimiento espiritual. La ciencia espiritual es también una buena formación en el pensamiento sin sensorialidad. Porque todo lo que he contado sobre Saturno, el Sol, los miembros del ser humano, no se puede ver; hay que comprenderlo con un pensamiento libre de sensorialidad, y nadie debe creer que puede formarse bien sin comprender primero las cosas teóricamente. Lo bueno es precisamente que estas cosas no existen para la sensorialidad; así es como se adquiere un pensamiento que trasciende la sensorialidad. Por eso, a algunos les basta con aceptar primero simplemente lo que la teosofía dice sobre las cosas que no se pueden comprender con los sentidos. En el fondo, esos eran siempre los pensamientos que se transmitían a las personas en las escuelas rosacruces, y se les inculcaba debidamente.

Si se quiere seguir adelante, se encuentra un buen medio para entrenarse en el pensamiento puro en mis libros «Verdad y ciencia», GA03, y «Filosofía de la libertad», GA04. Estos libros son simplemente un ejercicio del pensamiento, libre de sensorialidad. En otros libros, por lo general, no se puede cambiar mucho si se traslada un pensamiento a otro lugar. En estos libros, los pensamientos no se pueden trasladar a otro lugar. Estos libros se han creado de tal manera que mi personalidad solo ha dado la oportunidad de que estas construcciones de pensamientos entraran en la sensorialidad. Simplemente había que entregarse para que estos pensamientos se generaran por sí mismos, se extendieran por sí mismos. Quien quiera profundizar y dedique medio año a ello, —no es fácil, pero este esfuerzo es lo mejor que se puede conseguir—, y quien pueda leerlo hasta el final, habrá sacado de sí mismo una fuerza que estaba oculta en su interior.

EL CONOCIMIENTO IMAGINATIVO

Lo segundo es la imaginación, el conocimiento pictórico, que está totalmente bajo la influencia de la hermosa frase de Goethe: «Todo lo efímero es solo una parábola». En realidad, solo aquellos que han adquirido seguridad en su pensamiento deberían involucrarse en ello. Quienes no la tienen podrían caer fácilmente en la fantasía. Por lo tanto, el requisito previo es haber adquirido primero una mente clara; nada impide más desviarse del camino que un pensamiento claro. Y nada induce más a ello que un pensamiento confuso, que la ilógica.

 En el sentido más amplio, el imaginar podría describirse como mirar todo lo que nos rodea como se mira a una persona. Se observa el rostro de una persona: se ven arrugas que se forman y desaparecen; no solo se describen, sino que se las califica de sonrisa o tristeza. La sonrisa de la persona le revela un estado de ánimo alegre en su interior. No solo se deduce el interior a partir del exterior, sino que para ustedes es un signo directo del interior. O puede que vean rodar una lágrima: ustedes no son meros físicos que juzgan una lágrima solo según la ley de la gravedad, sino que saben que la lágrima es una expresión de la tristeza interior del alma. Y así, todo lo exterior es para ustedes una expresión del estado interior del alma. Y el discípulo rosacruz llega a la conclusión de que todo lo que ve en el exterior es para él una expresión, digamos, del espíritu de la tierra: una determinada planta, el colchico, se convierte para él en realidad en la expresión de la existencia terrenal en duelo, otras plantas en la expresión de la existencia terrenal alegre. Del mismo modo que la expresión sonriente es para él la expresión del estado de ánimo alegre del alma, las flores se convierten para él en la expresión del estado de ánimo alegre o triste de la Tierra. Y Goethe no se refería solo a una imagen exterior cuando habla del espíritu de la Tierra en «Fausto»:

En las mareas de la vida, en la tormenta de las acciones,
Me agito arriba y abajo,
¡tejiendo de un lado a otro!
Nacimiento y tumba,
Un mar eterno,
Un tejido cambiante,
Una vida ardiente:
Así creo en el veloz telar del tiempo
Y tejo el vestido viviente de la divinidad.

El espíritu de la tierra se convierte poco a poco en algo que vive en la tierra, y él establece una relación espiritual y anímica con toda la naturaleza que le rodea. Me gustaría aclararles especialmente un estado de ánimo dentro de esta naturaleza.

El discípulo rosacruz camina por los campos y ve cómo las pequeñas gotas de rocío cuelgan sobre todas las plantas. Entonces recuerda el antiguo Nebelheim, donde el aire estaba lleno de niebla y donde los seres humanos tenían una relación muy diferente con la naturaleza. Cuando el discípulo rosacruz camina por los campos y ve las gotas de rocío, se dice a sí mismo: eso es lo que se disolvía en el aire atmosférico de la antigua Nebelheim. Y entonces surge en él un profundo recuerdo de la época atlante.

La imaginación estaba especialmente desarrollada entre los alumnos de las escuelas medievales de los Rosacruces, así como entre los discípulos del Santo Grial. Pretendo plasmar en un diálogo algo que era una enseñanza, porque no sé cómo expresarlo de otra manera.

El maestro le decía al alumno: «Observa cómo brota la planta del suelo, cómo abre hacia arriba el cáliz con los órganos de fecundación y cómo los rayos del sol descienden, hacen florecer la flor y madurar el fruto». El alumno de la Orden Rosacruz y también el discípulo del Santo Grial debían evocar esta imagen, esta idea, en su alma. Ahora bien, incluso en la ciencia materialista hay algo profundamente significativo: se compara la planta con el ser humano. Pero entonces habría que comparar la raíz con la cabeza y la flor con lo que en el ser humano son los órganos de fecundación y lo que él oculta pudorosamente; la raíz es la cabeza de la planta. El ser humano es la planta invertida, el animal es solo la planta medio invertida. Por eso los rosacruces decían: mira la planta, la raíz en la tierra, los órganos reproductores castamente extendidos hacia el rayo del sol. Mira al animal: la columna vertebral horizontal, y luego al ser humano: completamente transformado. ¡La planta, el animal y el ser humano en su desarrollo simbolizados por la cruz! La cruz es planta, animal y ser humano. — Y ahora comprenderemos las palabras de Platón: «El alma del mundo está vinculada a la cruz del mundo». — El alma del mundo, que lo impregna todo, está vinculada a la planta, al animal y al ser humano.

Entonces se le inculcaba al discípulo rosacruz lo siguiente: observa la planta. Ella en su especie es inferior a ti, aún no tiene conciencia ni pensamiento; pero su materia es pura y casta; extiende su cáliz hacia el sol, sin deseo ni lujuria, extiende su órgano reproductor hacia el rayo del sol, la sagrada lanza del amor. Pero ahora la materia está impregnada de lo que es la lujuria. Y tú imagina el ideal futuro, que la materia se purifique de nuevo, que procree en pura castidad. Y le señalaban la laringe, donde el ser humano habrá recuperado en pureza la castidad del cáliz de la planta. Imagina el cáliz de la planta, que aún no tiene deseo. Se desarrolla a través del deseo, pero volverá a ser puro y volverá a procrear en castidad, al dejarse fecundar por el rayo solar transformado en espiritual, por la lanza sagrada del amor. — Y un presagio de esta lanza sagrada del amor es la lanza con la que fue traspasado el corazón de Cristo Jesús en la cruz.

Ayer vimos cómo esta sangre que brotó de la herida del Redentor expulsó el egoísmo de la Tierra. Así, esta lanza es un presagio de la lanza superior, que es el rayo solar transformado en espiritual. Y el Santo Grial apunta al cáliz de la humanidad, que se desarrolla a partir de la laringe, que será precisamente el órgano reproductor purificado del futuro, como lo es hoy en día la planta.

Este es el significado más profundo del Santo Grial, y así se le explicaba al alumno rosacruz y al discípulo del Santo Grial en el nivel imaginativo. Comparen lo que ahora ven en estas imágenes: el cáliz vegetal, el sexo sumergido en el deseo, el Santo Grial, el cáliz libre de deseos... Comparen esto con el concepto árido y sobrio que les ofrece la ciencia actual, y entonces comprenderán la diferencia entre la imaginación y el mero pensamiento racional, ¡que abarca todos los procesos del mundo! Esto es importante porque los meros conceptos intelectuales, tal y como los tiene el ser humano hoy en día, no son creativos; para aquellos que unen estos conceptos para formar una imagen, estas imágenes son realmente creativas. Esto se sentía en la antigüedad, y debe tenerse en cuenta incluso en la educación del niño. Me gustaría discutir una cuestión de actualidad al respecto.

Hoy en día es fácil decir: ¡Vaya tonterías que nos enseñaban nuestros antepasados con el cuento de la cigüeña! Hoy en día tenemos que decirles la verdad a los niños. Si nuestros descendientes nos tratan como nosotros tratamos a nuestros antepasados, también se reirán de nosotros y dirán: «¡Nuestros antepasados pensaban que el ser humano se gestaba mediante la interacción material!». Y recordarán aquella época en la que los seres humanos explicaban este proceso a los niños de forma espiritual. Los ancianos, en la época en que surgió el cuento de la cigüeña, creían en él porque sabían muy bien que, cuando nace un ser humano, el alma desciende del mundo espiritual; siempre lo relacionaban con algo alado. Y esto todavía se puede encontrar en las canciones infantiles, por ejemplo, en la cancioncilla:

Flieg, Käfer, flieg!
Dein Vater ist im Krieg!
Deine Mutter ist im Pommerland.
Pommerland ist abgebrannt!
Flieg, Käfer, flieg!

Este «flieg-vuela» se entiende como una imagen del alma humana, porque se tenía una idea del espacio astral, de los cuerpos que vuelan allí y que desde allí entran en el mundo físico. ¿Y qué es «Pommerland»? «Pommer», o lo que es lo mismo: «Pummerle», no es más que el nombre de un niño pequeño; y Pommerland, Pummerleland, es el país de los niños, de donde la madre va a buscar al niño pequeño. Solo hay que explicarlo desde el punto de vista espiritual. Si recuerdan que, en realidad, esta imagen de la cigüeña que trae a los niños es una imagen de un proceso espiritual, el de la reencarnación, entenderán lo infinitamente importante que es que el ser humano primero capte algo a través de la imagen, porque su estado mental es muy diferente cuando se le enseña primero al niño la imagen del proceso espiritual, de modo que pueda escuchar el proceso físico con sagrado respeto.

Ahora, sabiendo esto, podrán creer en la cigüeña por si mismos: ¡esta cigüeña es para ellos la imagen del alma que desciende! Su enseñanza estimulará la imaginación del niño, y cuando comprendan la verdad, de dicha imagen emanará un aura misteriosa que se transmitirá al niño. Así ocurre con todas las imaginaciones. Se puede enseñar todo a los niños.

Si se le plantea la pregunta: «¿Qué hay de la vida después de la muerte?», muéstrenle al niño una crisálida de mariposa: al igual que la mariposa sale de la crisálida, el alma sale del cuerpo, solo que no se puede ver. Pero solo lo enseñará con convicción al niño quien lo crea él mismo y para quien la salida de la mariposa de la crisálida en un nivel inferior es lo mismo que lo que ocurre con el alma en un nivel superior. Cuando la ciencia espiritual sumerja a los seres humanos en la comprensión del mundo espiritual, de modo que las imágenes cobren vida en sus corazones, entonces los seres humanos podrán educar de una manera completamente diferente y no impartirán a los niños verdades intelectuales áridas que endurecen el corazón. Solo hay que evitar caer en lo grotesco y lo cómico, y tener claro qué cosas importantes de la vida hay detrás.

LA ESCRITURA OCULTA

La tercera cosa que el ser humano debe adquirir para allanar su camino es «aprender la escritura oculta». Esto consiste en no aprender una escritura como en la vida cotidiana. Es cierto que en muchos casos nuestros caracteres se remontan a imágenes ocultas, pero no son en absoluto lo que es la escritura oculta. Se trata de adentrarse en las grandes fuerzas reales del mundo que actúan en el exterior. Y todo lo que registramos allí debe ser tal que un proceso de desarrollo se transmita a los demás. Tomemos una planta: lleva semillas; en la semilla tenemos el punto de partida para una nueva planta. Pero si pudiéramos examinar realmente el proceso, veríamos que nada de la planta antigua pasa a la nueva. En realidad, toda la planta antigua se desintegra materialmente; la nueva planta se construye completamente de nuevo, solo pasa a la nueva planta una especie de proceso de movimiento. Aquí tienen lacre y allí un sello; presionan el sello sobre el lacre y, sin embargo, nada del sello ha pasado al lacre; solo se transfiere la forma. Así ocurre en todo proceso de desarrollo. La materia antigua, al morir, solo da la oportunidad de que la nueva forma resurja en el sentido de la antigua. Esto se representa con dos espirales entrelazadas que nunca se unen. Tal transición tuvo lugar después de la cultura atlante; esta desaparece como etapa cultural y surge una nueva en la India, de modo que también habría que representar esto con dos espirales. Como ya les he dicho fue en el año 800 cuando el sol salía aproximadamente en la constelación de Aries,♈ antes en Tauro,♉ antes aún en Géminis ♓ y más atrás aún en Cáncer ♋. La cultura grecolatina, que contenía la nuestra en su origen, coincide con la época en la que el sol salía en Aries; la cultura anterior, la caldea-asiria-babilónica-egipcia, coincidió con la época en la que el sol se encontraba en la constelación de Tauro; antes de eso, tenemos la cultura persa, que coincide con la época en la que el sol salía en Géminis, y la antigua cultura india se desarrolló cuando el sol estaba en Cáncer: y ahí es también donde se escribió por primera vez el signo de Cáncer, las dos espirales entrelazadas.

 Así podría explicarles cada signo del zodíaco a partir de su verdadero significado. Los caracteres se crean a partir de la naturaleza y son una expresión de las fuerzas y leyes que rigen en ella. Cuando se conocen los caracteres ocultos, se empieza a salir de uno mismo y se penetra en los secretos subterráneos de la naturaleza.

Así se vislumbran un poco los tres primeros escalones del camino rosacruz: el «estudio», el «conocimiento imaginativo» y el tercero: la «apropiación de la escritura oculta».

Mañana hablaremos de los demás escalones y comenzaremos con la «preparación de la piedra filosofal».

Traducido por J.Luelmo dic, 2025