El
despertar del alma humana y la formación del destino
28
de abril de 1923, 2 conferencias pronunciadas en Praga.
primera
conferencia
Cuando
el ser humano crece por primera vez, a través del estado germinal
hacia la vida física terrenal, procedente de esa otra existencia
llamada pre-terrenal, vemos entonces, cómo en su existencia física
la naturaleza espiritual, que al principio estaba oculta, comienza a
afirmarse desde el cuerpo físico; vemos cómo el niño, duerme por
así decirlo, en el mundo físico-terrenal. Vemos que la vida del
niño en su relación con el mundo circundante es todavía una
especie de sueño; que sólo va despertándose gradualmente. Sin
embargo, encontramos tres cosas en las etapas de este despertar, que
en el niño se manifiestan en puntos especialmente notables. De
hecho, algo de esta triplicidad puede observase en esa alegría
íntima, en esa amorosa dedicación plenamente humana, con la que
siempre se observa a un niño. Pero el significado completo de esta
triplicidad, realmente solo se hace claro para nosotros, cuando a
través de la ciencia espiritual, podemos observar la vida espiritual
en la existencia físico-corporal. Estas tres cosas son: aprender a
caminar, aprender a hablar, aprender a pensar. Ustedes saben que el
ser humano atraviesa esta triple faceta en una etapa que es como la
primavera de su vida. Tal es este relevante orden sucesivo. Pronto
veremos por qué deben sucederse en esta orden. De hecho, puede ser
diferente, pero la sucesión según la naturaleza es justo esta.
Aprender
a caminar es algo que, de una manera totalmente unilateral, indica
una serie de cosas que el niño logra al mismo tiempo. El niño entra
en el mundo de tal manera que se encuentra en un estado de equilibrio
totalmente diferente, con el que más tarde ha de moverse en el
mundo. Esto conlleva al mismo tiempo, el uso correcto de los brazos y
la correcta posición del organismo humano, en una postura adecuada
para el hombre en su relación con el mundo, en la adecuada capacidad
de movimiento en relación con el mundo para el ser humano, en la
capacidad de movimiento adecuado al ser humano en la existencia
terrenal. Esto es lo que el niño debe aprender primero. De la
movilidad que el ser humano adquiere con su organismo procede lo que
lo sitúa en posición de equilibrio con respecto a lo sólido, lo
fluido, o lo gaseoso. En todo esto se halla la base para algo mas.
Mientras el ser humano va realizando todas estas actividades: de
aprender a caminar, mantener el equilibrio, aprender a usar los
brazos, las manos y los dedos, tales movimientos, que tienen lugar en
todo su sistema, están avanzando hacia el sistema, que es la base de
la actividad humana del habla. Esto tensa los músculos, hace que la
sangre fluya, ejerce una influencia sobre el cuerpo etérico, actúa
sobre esos órganos físicos, etéricos, astrales de la respiración,
y continúa ejerciendo una cierta actividad plástica en el cerebro.
Se podría decir que se extiende más allá hacia los órganos que,
desde el ser humano interior, producen el habla mediante la imitación
del entorno. El lenguaje es la transmutación del movimiento y del
equilibrio. Cualquiera capaz de llevar la realidad a la intuición,
al contemplar la realidad del alma espiritual ve cómo, la destreza,
(no lo que consigue, sino el esfuerzo que el niño emplea para
obtener la destreza practicada por las manos para agarrar), hace
progresar el melodioso Elemento del lenguaje. Lo que es el ritmo en
el lenguaje se manifiesta en la manera en que los pies se apoyan, en
el movimiento de caminar. Es de gran importancia observar si el niño,
al aprender a caminar, pisa de talón, la planta del pie o el
empeine. A partir del habla, se desarrolla lo que sale del ser humano
como pensar infantil. Caminar, hablar, pensar, todo esto evoluciona a
partir de ese oscuro y soñador estado de conciencia. Cuando el ser
humano nace, y aún no es capaz de hacer estas cosas, la fuerza ya se
encuentra dentro del niño como las últimas secuelas de su presencia
en la existencia pre-terrenal. La ciencia espiritual puede mostrarnos
cómo existe esto en la vida pre-terrenal. Los primeros sonidos del
lenguaje no son manifestaciones del pensar, sino que proceden de la
comodidad o la incomodidad corporal.
¿Qué
apariencia tienen el caminar, el habla y el pensar en la vida
pre-terrenal? El pensar, a medida que fluye del niño, (quien observe
la manifestación de este pensar mientras lo rastrea hacia atrás,
encuentra que desaparece en una oscuridad indefinida). Este emerge de
nuevo en el último período antes del nacimiento terrenal. Allí se
ve al ser humano anímico-espiritual en relación espiritual con una
multitud de Seres a los que describo, en mi Ciencia Oculta, como
Ángeles. Esta es una relación que puede describirse diciendo que
los pensamientos no se conciben ni se expresan de manera abstracta,
sino que de aquí y de allá fluye una corriente viva de pensamientos
desde un Ser a otro: existe un intercambio vivo con los Ángeles. A
partir de lo que fluye en el alma humana en forma de fuerza, se
desarrolla algo que se adormece, por así decirlo, durante la vida
germinal pero luego se manifiesta como fuerza conceptual del pensar.
Esto es lo tenemos para entrar correctamente en relación con los
seres humanos. Piensen solamente, lo que seríamos si no fuéramos
seres pensantes, ¡lo que seríamos como seres humanos en conjunto!
Todo lo que somos como seres humanos en conjunto, es el resultado de
que somos seres pensantes. Aquí en esta tierra nos entendemos
mutuamente, en la interrelación de hombre con hombre por medio del
pensar que expresamos en el habla. La manera en que nos entendemos
aquí por medio del pensar, la hemos adquirido a partir de las
relaciones pre-terrenales con los Ángeles. El intercambio que
practicábamos allí con los Ángeles, también se puede practicar
con otros seres humanos que están allí en la existencia
pre-terrenal. Esto toma la forma de conversar directamente en forma
de pensamientos. Sin embargo, es más elevada la relación con la
jerarquía de los Ángeles, ya que esto no solo proporciona
satisfacción para el alma, sino una fuerza que reaparece en el
pensar que el niño adquiere en la tercera etapa de su vida terrenal.
Consideremos
ahora la segunda etapa, la del lenguaje. Este no está tan
completamente relacionado con el sistema neurosensorial como lo está
el pensar. El habla está relacionada con el sistema torácico, el
sistema rítmico del hombre, con lo que se expresa en la respiración,
en la circulación sanguínea. Cuando hacemos un seguimiento
retrospectivo de lo que sale del niño mediante el lenguaje, imitando
el mundo exterior, nos vemos remontados a la vida pre-terrenal, y
encontramos que estas fuerzas se adquieren a partir de la relación
que se le permite experimentar durante la existencia pre-terrenal con
la segunda jerarquía, la de los Arcángeles, aquellos Seres que
gobiernan sobre los pueblos, Seres con esta responsabilidad por la
misma razón que tienen la relación con los seres humanos que
acabamos de describir. Estas fuerzas adquiridas por el ser humano en
relación con los Arcángeles se sumergen en la noche y vuelven a
manifestarse en las fuerzas de la vida terrenal del habla, por medio
de las cuales tenemos un entendimiento mutuo con otros seres humanos.
Sin el lenguaje, ¿qué seríamos como seres humanos entre nosotros
si no pudiéramos verter las vibraciones etéreas del pensamiento en
la vibración más tosca del aire, para que se manifiesten como
habla? Es gracias a esta fuerza que recibimos de la Jerarquía de los
Arcángeles, que nuestro sistema rítmico se convierta en el portador
de una manifestación más densa. Y si podemos seguir este proceso
cuando retrocedemos a la existencia pre-terrenal; podemos decir no
solo de manera abstracta que el hombre vive allí entre Seres
espirituales, sino que podemos afirmar de una manera totalmente
específica, qué clase de Seres nos ha otorgado esto o aquello para
la vida en la tierra. Agradecemos a estos Seres espirituales, es
decir, adoptamos una posición correcta respecto a estos Seres,
cuando decimos: Mi facultad de pensar, se la debo a los Ángeles; Mi
facultad del lenguaje, se lo debo a los Arcángeles.
Volvamos
ahora a lo primero que el niño aprende: a andar, a mantener el
equilibrio. Con esta acción, están relacionadas más cosas de las
que se suelen pensar. Con esto está relacionado el hecho de que el
ego realiza un proceso físico específico que hace que el hombre
pase de un ser que se arrastra a un ser andante. Es el ego el que
hace erguirse al ser humano; a la par que es el cuerpo astral, el que
actúa dentro del sentido del habla en el ser erguido; el cuerpo
etérico es el que impregna todo esto con la fuerza del pensar. Pero
todos ellos trabajan en el cuerpo físico. Cuando nos fijamos en el
animal, cuya espina dorsal se mantiene paralela a la superficie de la
tierra, su acción, su andar, su comportamiento, todo lo que procede
del cuerpo astral, todas estas cosas son totalmente diferentes en el
hombre, que es un ser de acción por la voluntad, merced a su
naturaleza vertical, erguida. Todo lo que se realiza en el hombre, ya
tenga lugar en el ego, el cuerpo astral o el cuerpo etérico, todo
esto es una especie de proceso de combustión en el cuerpo físico.
Este es un punto donde nuestra ciencia física, si estuviera
interesada por cumplir su verdadera función, podría descubrir su
convergencia con la Antroposofía. Hay que decir que los procesos de
combustión en el hombre son totalmente diferentes de los del animal.
Cuando la llama de la voluntad se produce horizontalmente en el ser
orgánico, destruye lo que sale de la conciencia; impidiendo así, a
lo que se deriva de la moral de la conciencia, modular esa llama o lo
que es lo mismo modular la voluntad. El hecho de que, en el caso del
ser humano, estos procesos sean transmitidos por la conciencia se
debe al hecho de que la llama de la voluntad en el hombre es
perpendicular a la tierra. Gracias a este impacto en la moral, de la
naturaleza de la conciencia, el niño se sitúa en la postura externa
del equilibrio. Junto con el aprender a caminar, se introduce en el
hombre la naturaleza moral humana, en realidad, la impregnación
religiosa de la naturaleza del hombre. Estas son fuerzas
verdaderamente elevadas que están en marcha cuando el niño pasa del
movimiento de gatear, al verdadero caminar. Estas fuerzas, si las
seguimos a través de la oscura conciencia infantil, nos llevan a una
vinculación aún más elevada del hombre con los Seres a quienes
llamamos Fuerzas Primordiales, los Archai. Todo lo que el ser humano
ha pasado en la vida pre-terrenal se reactiva aquí. Si deseamos unir
una tercera frase a la fórmula parecida a una oración, mi
agradecimiento a los Ángeles por el pensar, mi agradecimiento a los
Arcángeles por mi lenguaje, debemos decir: Por haberme ubicado
dentro de la existencia terrenal de acuerdo con las fuerzas físicas
y morales, mi agradecimiento a los Archai, que me han dotado con este
poder por Seres aún más elevados.
Y
ahora podemos responder la pregunta por nosotros mismos: ¿cómo es
que el ser humano, que poseía una conciencia brillante antes del
nacimiento, trae consigo al nacer, una conciencia tan apagada? De
hecho, dentro de esta conciencia se hallan sumergidos lo que podemos
resumir bajo los conceptos de capacidad de caminar, capacidad de
hablar, capacidad de pensar, que hemos recibido de las Jerarquías
superiores para ser transformados por nosotros mismos. Vemos así que
lo que nos hace seres humanos, los hechos por los cuales somos seres
humanos entre seres humanos, pone de manifiesto nuestra conexión con
los mundos divino-espirituales más elevados. En estos mundos
divino-espirituales entramos una y otra vez en cierto modo, durante
nuestra existencia terrenal. La verdad es que debemos decirnos: para
la naturaleza real del hombre, el estado de sueño, a partir del cual
entran en juego los sueños, es al menos tan significativo como el
estado de vigilia. Cuando el hombre pasa del estado de vigilia al
estado de sueño, estas tres capacidades adquiridas como se ha
descrito, comienzan a silenciarse: el pensar, el hablar y el actuar
se silencian. Pero entonces vemos, que a medida que el pensar se
silencia cuando nos dormimos, el ser humano, en el mismo grado en que
el pensar desaparece de su conciencia, se acerca a los Ángeles y a
medida que su capacidad de hablar cesa, se acerca a los seres
arcangélicos.A medida en que el ser humano va entrando en una
completa quietud, mediante la quietud de su actividad pasa y se
acerca a los Seres Primordiales, los Archai.
Lo
importante, sin embargo, es que durante el estado de sueño, debemos
entrar de una manera digna para acercarnos a estas tres jerarquías:
que nos acerquemos a los Ángeles, Arcángeles, Archai de manera
digna durante el estado de sueño. He ahí el punto en el que se
tendría que hablar de una manera especial a los seres humanos de la
actualidad; Porque la forma en que entramos en proximidad con los
Ángeles depende en gran medida de la forma de pensar de cada uno
cuando está despierto. La manera en que el hombre usa dignamente sus
fuerzas del habla determina si se acerca dignamente a los Arcángeles;
La forma en que el hombre usa correctamente su capacidad de
movimiento y su sentido moral determina si se acerca dignamente a los
Archai.
Vivimos
en una época en que el ser humano ya no está dispuesto a tener en
su pensar nada que vaya más allá del mundo físico, cuando desea
ser estimulado por el mundo externo. Un pensar puro y auto sostenido,
tal como lo recomendé hace más de treinta años en mi Filosofía de
la Libertad, como base de la intuición moral, ese pensar,
desafortunadamente, se busca poco en la actualidad y es poco
cultivado en los niños. Pero a través de ese pensar, que (Goethe y
Schiller todavía habrían llamado pensar idealista), a través de
ese pensar, uno se libera del mero mundo despierto en la existencia
terrenal y retiene algo para el estado de sueño. Poseemos tanto
poder para acercarnos a los Ángeles durante el sueño, como
idealismo haya en nuestro pensar. Y así de indefensos quedamos en
nuestro acercamiento a los Ángeles cuando el materialismo actúa en
nuestro pensamiento. En ese mismo sentido, hay que observar que esas
personas son víctimas de los espíritus elementales ahrimánicos,
(hacia los cuales después se ven obligados a dirigir su pensar), en
cambio, quienes a través del idealismo desarrollado durante el
estado de vigilia, encuentran las fuerzas para acercarse a los Seres
angélicos ¡Es tan hermoso ver cuando el niño ha aprendido a pensar
tan directamente, de una manera en que los seres humanos ya no pueden
formar ninguna concepto! El pensar del niño justo después de haber
aprendido a pensar está lleno de espiritualidad. Es maravilloso ver
cómo, (antes que sean mordidos por el materialismo), los niños que
duermen se mueven de inmediato como si fueran alas hacia su Ser
Angélico, cuán unidos se ven durante el sueño con los Seres
Angélicos. Por lo tanto, podemos decir que durante el sueño
buscamos, pero solo a través del idealismo, a través de la
espiritualización del reino de los pensamientos, aquellos mundos a
partir de los cuales hemos evolucionado para aprender a pensar aquí
como seres humanos rodeados de seres humanos.
Y
si consideramos el lenguaje, la disposición hacia el idealismo tiene
el mismo significado para vincularse durante el sueño con los
Arcángeles, como el idealismo en el pensar tiene para la vinculación
con los Ángeles. La persona que puede, al dirigir sus palabras a
otra persona, transmitir buena voluntad en ellas, mostrar un buen
estado de ánimo hacia el alma de la otra persona, que no pasa de
largo sino que penetra en ella mostrando el interés que uno puede
tener por un ser humano, ese estado de ánimo que puede llamarse un
estado de ánimo idealista de buena voluntad, es lo que, cuando el
cuerpo astral y el ego se han pasado al sueño, le dan al lenguaje el
sonido melodioso. Esto que también comparten en el lenguaje, le da
al cuerpo astral y al ego, la capacidad de acercarse a los Seres
Arcangélicos, mientras que la actitud mental antisocial y egoísta,
dispersa estas fuerzas en el reino de los seres elementales
Ahrimánicos. Por lo que, el ser humano, cuando se duerme, y no ha
usado el lenguaje de la manera correcta, idealista, realmente se
deshumaniza a sí mismo.
La
misma situación se produce cuando nuestras acciones, nuestra
conducta son de tal índole que nos hace humanamente amigables, pero
también siendo plenamente conscientes de que el ser humano no es
solo esa entidad que vive en la carne, sino que en su naturaleza
interior hay un ser espiritual, porque de esta conciencia surge el
respeto por la otra persona igualmente como ser espiritual. Es a
partir de la acción basada en esta actitud, cuando conseguimos
durante el estado de sueño, el poder que nos acerca de manera
correcta a los Archai, mientras que, si no estamos en condiciones de
realizar acciones humanamente amables, si solo somos conscientes de
nuestra propia naturaleza como cuerpos, las fuerzas correspondientes
se dispersan en el reino de los seres elementales ahrimánicos: nos
alienamos de la verdadera naturaleza del hombre.
Por
tanto, el ser humano trae tres tipos de dones desde la existencia
pre-terrenal, pero es de esta manera como los conecta nuevamente de
una manera triple con su forma primigenia entre el dormir y el
despertar, mientras permanece inconsciente, pero regresando una y
otra vez de nuevo a las proximidades de estos seres. Así es,
entonces, justo como nosotros aquí en la tierra tenemos que formar
nuestra asociación con otros seres humanos a partir de tres fuentes:
la fuente del pensar, del hablar, del actuar. Así pues durante el
sueño estamos en una triple relación con el mundo espiritual: con
los Ángeles, con los Arcángeles, con los Archai.
La
naturaleza de nuestro vínculo en asociación con estos Seres es de
una importancia determinante cuando pasamos por el portal de la
muerte. Porque a través de la visión espiritual es posible saber
que uno puede acercarse cada vez más a los Ángeles, a los
Arcángeles, a los Archai. Pero que es algo que puede volverse
extremadamente perjudicial para los futuros seres humanos, si se
rinden totalmente a los Seres Ahrimánicos elementales, pensando,
hablando, o actuando de forma materialista cada vez más
habitualmente. Sin embargo, gracias al mundo espiritual, las almas
humanas del momento presente, al menos en lo que respecta a la
mayoría de las personas, tienen tal herencia de buena voluntad en el
pensar, el hablar y actuar, que el materialismo actual no puede
degradarlo todo. Las personas muy materialistas no poseen mucho,
partiendo de la vida contemporánea en la tierra, que pueda hacer
posible un acercamiento a las jerarquías, pero desde la vida del
pasado fluye algo que las lleva allí. Sin embargo, la humanidad
puede encontrar fácilmente una recompensa diferente si no se
adquiere un concepto espiritual de la vida. La idealización del
pensar, hablar y actuar le brinda al hombre la posibilidad de crear
de cierta manera, nuevas conexiones con las tres clases de Seres
divino-espirituales: los Ángeles, los Arcángeles, los Archai, y
esto lo necesita el hombre en el tiempo entre la muerte y un nuevo
nacimiento De lo contrario, en un futuro muy lejano, si no ha tenido
una conexión en el tiempo presente con los Ángeles, deberá nacer
como un ser mutilado en su pensar; si no ha entrado en conexión con
los Arcángeles, nacerá como hombre sin el don de la palabra; si no
ha tenido una conexión con los Archai, nacerá como un ser
paralitico de extremidades y en sus impulsos morales. Está pues,
dentro de lo posible que la humanidad en la tierra, a través del
materialismo en la civilización y la cultura, arrastren a toda la
humanidad terrenal a la ruina, o bien, mediante la espiritualización
llevar a la humanidad hacia una altura más elevada, tal como se
describe en mi Ciencia Oculta, como los seres terrenales en la
Existencia de Júpiter.
La
verdad es que la Antroposofía no es una teoría: cada palabra, cada
pensamiento pasa a formar parte de nuestra naturaleza humana
espiritual. No podemos hacer otra cosa que poseer el pensamiento: si
ustedes no establecen la relación correcta con los Seres Superiores
serán verdaderamente personas inválidas. Esto nos proporciona el
correcto sentido de responsabilidad en una relación moral con el
mundo espiritual, y es a partir de ahí cuando surge en el hombre, un
correcto sentido de responsabilidad en relación con el mundo físico.
Sólo entonces surge. Si ustedes se fijan en lo que le ocurre al ser
humano, cómo entra en contacto con los Ángeles a través del
idealismo en su pensar, cómo entra en contacto con los Arcángeles a
través de sus palabras, a través de la actitud idealista expresada
en su habla, cómo se acerca a los Archai a través del idealismo
encarnado en sus acciones: cómo se esfuerza, mientras duerme, por
acercarse a las tres Jerarquías, encontrarán inteligible lo que nos
revela la investigación antroposófica: que la constitución del
destino humano se entreteje de esta manera. Todo esto lo llevamos a
través del portal de la muerte, y más tarde se vuelve consciente.
Después de la muerte debemos formar nuestros pensamientos en
asociación con los Ángeles; A través de la disposición mental que
poseemos, es como debemos adquirir nuestros conceptos después de la
muerte. La manera en que nos situamos entre la humanidad a través
del lenguaje, nos da la capacidad, el poder, para asociarnos con los
Arcángeles. A través de la forma que usamos nuestros miembros,
debemos obtener la posibilidad de poseer la auto-conciencia después
de la muerte mediante la asociación con los Archai. De este modo,
entramos vivamente dentro y, por lo tanto, es cuando ese entretejido
se desarrolla hacia un poder consciente más claro entre la muerte y
un nuevo nacimiento.
Ahora,
cuando observamos al niño durante los primeros años de vida,
contemplamos la existencia pre-terrenal en esos indicios. No solo
vemos en la anterior vida pre-terrenal, sino también en su anterior
vida en la tierra, y por lo tanto, solamente se obtiene una visión
de toda la vida en la tierra. Se observa al niño, cómo aprende a
caminar, a usar sus brazos; Se observa si pisa con la planta del pie
o el talón. Uno no solo se da cuenta de cómo va dirigiendo su
apariencia física, sino de cómo incluso las acciones anteriores son
llevadas a cabo con delicadeza, con ternura, con un corazón
compasivo, cómo esto le confiere al niño un paso firme en esta
vida, o bien cómo un paso inseguro y vacilante es el resultado de
una acción brutal y despiadada en la vida anterior. Cada paso que da
el niño, el esfuerzo por esta o aquella forma de la pisada, nos
revela cómo esta forma es el resultado de la vida anterior en la
tierra. Aprendemos a reconocer en su físico, la imagen de lo que
vive en el niño como un impulso moral de la anterior vida en la
tierra. Lo más impresionante que se puede observar es el aprendizaje
a caminar. La libertad humana se ve tan poco afectada por el hecho de
que el hombre nace con su destino, como el hecho de que tenga el
cabello claro u oscuro.
La
medida primordial del destino se expresa en el aprender a caminar.
Con el aprendizaje a hablar, realmente se señala a algo más. Este
también está relacionado con la existencia pre-terrenal, pero es
difícil de describir. Dado que es difícil de caracterizar, lo
expresaré en un lenguaje popular. Cuando el ser humano atraviesa el
portal de la muerte, de alguna manera, ha formado moralmente su
naturaleza. Durante el estado de sueño, siempre ha estado
entretejiendo su propio ser, y él mismo comienza entonces a ver lo
que ha entretejido. Lo que es una persona, se manifiesta en su
aprendizaje a caminar. Cuando ha pasado por el portal de la muerte, y
entra de manera correcta en asociación con los Ángeles, Arcángeles,
Archai, pero a esto hay que añadir algo más que la persona recibe
del segundo grupo de jerarquías. Estos fluyen hacia esta persona,
como un karma adicional, más impersonal, que lo sitúa en su próxima
vida dentro de un lenguaje específico, lo integra dentro de un
determinado grupo nacional. El destino individual está conectado con
lo que la persona es en relación con el Archai. La capacidad de
hablar la recibimos de los Arcángeles. Pero el lenguaje que
aprendemos, este se recibe de seres mucho más elevados: Los Exusiai,
Dynamis, Kyriotetes.
Cuando
consideramos el pensar, la formación de conceptos, esto está en
relación, como les he mostrado, con los Ángeles; estos seres pueden
otorgar al hombre el don del pensar. Sin embargo esta capacidad, la
adquirieron por primera vez, en el período terrestre de la
evolución; no la poseían durante el período lunar. Mediante este
proceso se produce un desarrollo en los propios ángeles; Entrando
así en relación con los serafines, querubines, tronos. Así,
consiguieron la capacidad de asociarse directamente con los Tronos,
Querubines, Serafines, y estos otorgan una capacidad que debe ser
compartida no solo dentro de un solo grupo humano, sino que debe ser
compartida por toda la humanidad. Pensar es realmente algo que
pertenece a toda la humanidad. Por esta razón la lógica es idéntica
sobre toda la tierra. El andar, con el cual se expresa el destino
personal, lo recibimos de los Archai, desde sus propias fuerzas. La
capacidad del habla la recibe el ser humano de los Arcángeles, pero
estos están dirigidos en esto por el segundo grupo de las
jerarquías. De los Ángeles, el ser humano recibe el don del pensar,
pero estos otorgan esto al hombre bajo la influencia de las más
altas jerarquías.
Así
se entretejen las cosas en el orden cósmico, y el hombre solo se
concibe cuando se lo ve claramente en esta relación de estar
entretejido con el orden cósmico. De esta manera, no solo se
entiende la persona individual, sino también la esencia de una raíz
lingüista viva o muerta, o una capacidad de pensar deficiente o
perfecta. El hombre se halla en una cierta relación dual en la
tierra. Él ve las entidades y las ve en una cierta dependencia bajo
las leyes naturales. En relación con esto, el hombre adquiere
conciencia de su propia relación con la Deidad. Aquí en esta tierra
no hay relación entre el orden cósmico físico y moral. Pero,
cuando miramos hacia atrás a la vida antes del nacimiento y después
de la muerte, entramos en un mundo donde estos dos reinos se fusionan
en uno. Además, un ser humano no puede determinar correctamente qué
es él mismo a menos que esté en posición de verse verdaderamente
como un ser espiritual. El hombre no adquiere una visión del mundo
unitaria a menos que pueda ver más allá del nacimiento y la muerte,
si no observa los mundos superiores. Para comprender su ser completo,
el hombre necesita una conciencia impregnada por el conocimiento de
su conexión con el mundo espiritual.
Traducido por Julio Luelmo abril 2019