GA121 5ª Christiania (Oslo), 11 de junio de 1910 -La misión de las almas nacionales


GA 0121 Rudolf Steiner 


LAS ALMAS NACIONALES Y SU MISIÓN

CONFERENCIA 5

Christiania (Oslo), 11 de junio de 1910


Como puede apreciarse desde la última conferencia, para penetrar imparcialmente en los hechos que nos ocupan, indudablemente será necesario que uno se eleve por encima de todos los sentimientos que pueden fácilmente sobrevenirle a una persona de lo que ahora debemos describir de manera bastante objetiva. Siempre y cuando se tenga la mas mínima tendencia a tomar una descripción objetiva de tal o cual raza, o de este o aquel pueblo, como cosa personal, siempre será difícil obtener una comprensión sin prejuicios de los hechos contenidos en este curso de conferencias. Esto también está relacionado con el hecho de que estos asuntos no pueden ser mencionados por ninguna otro motivo que no sea el de la Ciencia Espiritual; porque cualquier cosa que podamos escuchar sobre el carácter de este o aquel pueblo, nuestros sentimientos y demás pueden verse afectados porque pertenecemos a una cierta raza o pueblo, sin embargo, como antropósofos tenemos suficiente contrapeso para situarnos en la escala opuesta, es decir, la enseñanza del Karma y la Reencarnación, cuando son entendidas correctamente. Nos da la perspectiva de que, con el núcleo más profundo de nuestro, nos reencarnaremos en etapas sucesivas en muchas razas y pueblos diferentes. Por lo tanto, podemos estar seguros, cuando contemplemos este núcleo de nuestro ser, de que participaremos con él, no solo en el brillante o quizás también en el lado oscuro de todas las razas y pueblos, sino que podemos estar seguros de que en lo mas intimo de nosotros, recibiremos una aportación tras otra de las bendiciones de todas las razas y pueblos al encarnar primero en un lugar y luego en otro.
Nuestra conciencia, nuestro horizonte, se amplía más, abarca más, mediante estas ideas de karma y reencarnación. Por lo tanto, solo a través de ellas aprendemos a soportar lo que en este momento debe presentarse ante nuestros ojos mentales como los secretos de Raza y Nacionalidad. De modo que de lo que se está hablando en esta serie de conferencias, si se entiende correctamente, no comportará insatisfacción por el hecho de encarnarse en este pueblo o en otra raza. Pero sin embargo, un estudio tan objetivo del carácter de los pueblos, naciones y razas como este, producirá descontento y desarmonía en las personas, a menos que se reciba con los supuestos anteriores. El Antropósofo aprenderá, a través de la enseñanza del karma y la reencarnación, cómo cada nación, incluso la más pequeña, debe contribuir con su aportación a la plena evolución de la humanidad.
Eso es exactamente lo que será tan importante, que en la segunda parte de este curso de conferencias se mostrará cómo las diversas influencias de las misiones de los pueblos fluyen en la humanidad entera, y cómo incluso los pueblos segregados que se separaron y ahora están dispersos aquí y allá entre los pueblos más grandes, tienen su significado en la gran armonía de la evolución humana. Eso, sin embargo, solo puede venir gradualmente ante nuestros ojos mentales.
Ahora bien, para adquirir una comprensión completa dels carácter de las diversas almas nacionales, tendremos que hacer uso de ejemplos que son en ciertos aspectos más claros para nosotros que los caracteres nacionales de nuestros tiempos, en los que nosotros mismos vivimos con nuestra propia civilización; y, por otro lado, tal vez tengamos que ocuparnos del carácter de las naciones, que en lo que respecta al tiempo están muy lejos de nosotros, a fin de comprender cómo podemos comprender los caracteres y las misiones de las naciones.
Lo que hemos aprendido en el curso de las últimas conferencias, es decir, que en una raza un Espíritu de la forma normal y uno rezagado deben, por así decirlo, trabajar juntos, y que en un pueblo, un Arcángel que está pasando por su evolución normal y el otro Arcángel -espíritu que atraviesa por un estado evolutivo anormal- deben actuar en conjunto, eso ha hecho comprensible para nosotros, cómo los Seres, a quienes hemos aprendido a conocer como las jerarquías espirituales, trabajan en la evolución.
Ahora preguntémonos: ¿Cómo obran los Seres espirituales aún más elevados en todo el conjunto ?
Podría ser bueno, si hoy estableciésemos un fundamento adquiriendo un entendimiento de las Jerarquías, a las cuales, como sabemos, el hombre pertenece como el miembro más bajo.
Si recuerdan lo que ya se ha explicado, entonces sabrán que entendemos estas Jerarquías, que decimos que en el nivel inferior se encuentra:


El hombre
(Por debajo de él están los tres reinos de la Naturaleza, los reinos animal, vegetal y mineral.)


Por encima de él están:
los Espíritus del crepúsculo o Ángeles,
los Espíritus del fuego o Arcángeles,
los Espíritus de la Personalidad, Arcais, principados,
Eso es lo que podemos describir como la primera Jerarquía
*****
La segunda jerarquía es la siguiente:
los Espíritus de la Forma o Exusiai, Potestades,
los Espíritus del Movimiento o Dinamys, Virtudes
los Espíritus de la Sabiduría o Kiriotetes, Dominaciones
*****
Finalmente como la tercera Jerarquía por encima del hombre.
los Espíritus de la Voluntad o Tronos,
Los Espíritus de la harmonía o Querubines
los Espíritus del amor o Serafines,
*****
Ahora preguntemos: Puesto que todos los Seres espirituales se manifiestan de una u otra forma, de modo que aparecen en algún lugar en el reino de maya o ilusión, mejor dicho, en el reino del mundo de los sentidos, ¿Dónde podemos buscarlos en el escenario más bajo de la manifestación, el escenario de la ilusión? El hombre con su visión ordinaria de la Naturaleza y del Espíritu, solo conoce el dominio del maya o ilusión, la manifestación más externa de estos Seres espirituales. Les mostraré por medio de un ejemplo, que el hombre solo conoce la manifestación más externa de estos Seres.
Una persona marcha a pie, por ejemplo, sobre la tierra rocosa del norte. Al captar su atención, lo primero que dirá al respecto es: "Aquí hay una sustancia esparcida por doquier", y describirá esta densa y rocosa sustancia pedregosa sobre la que camina, tal como la ve por primera vez, y la llamará en su lenguaje ordinario ". sustancia dura y pedregosa. "Pero aquel que penetra en la naturaleza de las cosas, ve algo completamente diferente en esta sustancia pétrea. ¿Qué es realmente eso sobre lo que nos encontramos y que nos muestra esa dureza? Lo que el hombre cree que está allí, no lo está en absoluto, es un engaño. La superficie más externa de nuestra tierra es simplemente un engaño. La verdad es que las fuerzas desde abajo trabajan hacia arriba, de nuevo no son más que fuerzas que salen de ciertos Seres; por lo tanto, podemos decir que en esa porción de terreno vemos ante nosotros lo que en primer lugar se presenta como fuerzas que salen de la tierra e irradian al espacio en todas direcciones. Ciertamente, un hombre no podría andar sobre la tierra si solo estas fuerzas estuvieran allí. Estas fuerzas solo lo arrojarían fulminantemente al espacio. El hecho de que sea capaz de permanecer en terreno firme se debe a la circunstancia de que otras fuerzas fluyen desde todos los lados desde el espacio universal. La esfera de las fuerzas internas se encuentra incesantemente con la de las fuerzas externas; y donde se juntan se forma, se podría decir, como un límite, que es la superficie de la tierra. De modo que la superficie que uno ve es un engaño, que es solo el resultado de las fuerzas de entrada y salida, actuando de tal manera que se detienen unas a otras justo en la superficie en cuestión. Eso que fluye de esta manera es esencialmente lo mismo que lo que debemos llamar las actividades de los Tronos, los Espíritus de la Voluntad. Estos Espíritus irradian sus fuerzas desde la tierra, en todas direcciones; y lo que viene del espacio universal es esencialmente lo que podemos llamar el influjo radiante de las fuerzas de ciertos Espíritus del Movimiento, trabajando hacia adentro desde el exterior. Así, estas dos clases de fuerzas se encuentran aquí, y esta cooperación de los Tronos con los Espíritus del Movimiento, mediante la actividad de los Tronos siendo contenidas por los Espíritus del Movimiento, - produce los diversos contornos de la superficie de la tierra. así pues, lo que ven afuera como la superficie de la tierra, no es más que irrealidad, no es más que ilusión. Lo que realmente hay allí es un equilibrio de fuerzas, como si fuera un acuerdo entre los Espíritus de la Voluntad y los Espíritus del Movimiento, que está dispuesto de modo que modela la tierra de la manera más variada.
Sin embargo, esto no sería suficiente para permitir a nuestra tierra formarse como el planeta que es ahora. La actividad opuesta de los Espíritus de la Voluntad y los Espíritus del Movimiento no sería suficiente para ello; producirían algo bastante diferente. Si, por ejemplo, solo los Espíritus de la Voluntad trabajasen desde el interior de la tierra y tuvieran como oponentes solo los Espíritus del Movimiento, entonces la Tierra estaría internamente en un continuo estado de flujo. Ninguna parte del planeta podría estar en reposo. Es cierto, que no sería tan fluída como el mar actual; ni sería un elemento que formase y arrojase olas tan fácilmente como el agua, sino que se formaría y arrojaría olas en una sustancia más densa.
Si desean formarse una idea de cómo los Espíritus de la Voluntad y los Espíritus del Movimiento originalmente trabajaban juntos, me gustaría darles un ejemplo y le suplico que me acompañen con el mapa. En primer lugar, me gustaría llamar su atención sobre los Alpes, que hoy son una cadena de montañas sólidas, de modo que el suelo rocoso sólido de los Alpes separa la península italiana en el sur de las otras partes de Europa. Ahora bien, ¿Cómo nació realmente esta cadena alpina? Hubo un tiempo, que yace en el pasado primitivo, en que los Alpes aún no estaban allí, pero hacia el norte y el oeste había elevaciones más antiguas, que en ese momento ya se habían vuelto sólidas. Las ondas viscosas fueron despues desplazadas desde el sur, por lo que podemos imaginar algo como lo siguiente:
diagrama 4





Aquí tendríamos la meseta de Bohemia. Ahora imagínense una poderosa ola lanzada desde el sur, que separó y extendió a derecha e izquierda hacia la meseta bohemia. Esta poderosa ola en las épocas primigenias formó los Alpes sólidos. Se puede llegar a esta conclusión incluso desde una perspectiva ordinaria. Cualquiera que alguna vez haya estado en la cima de una de las montañas de los Alpes y haya estudiado la configuración única de la cadena alpina, habrá visto, aunque no lo supiera, -lo que la ciencia espiritual ha establecido desde hace mucho tiempo y lo que incluso en el presente los geólogos han establecido-, la remarcable formación ondulatoria, que se produjo en el momento en que la masa primigenia de la Tierra todavía estaba en un estado fluído espeso.
Mediante la cooperación de los Espíritus de la Voluntad y de los Espíritus del Movimiento, la tierra mantendría aún en esa forma, si no hubiera entrado otra actividad, una excepcionalmente duradera y que se expresa en la superficie de nuestra tierra por el hecho de que a las Fuerzas de la Voluntad, actuando en conjunto con los Espíritus del Movimiento, se le agregó lo que llamamos la actividad de los Espíritus de la Forma. Por lo tanto, pueden imaginarse que estos Espíritus de la Forma, como bailando sobre las olas, aquietaron las masas en movimiento y les modelaron las formas; de modo que tenemos que describir el funcionamiento cooperativo de tres fuerzas diferentes. Estas tres fuerzas proceden de tres tipos de Seres. Viendo a los Espíritus de la Forma en acción, su influencia penetra tanto hacia arriba como hacia abajo, tanto en la esfera de los Espíritus de la Voluntad como en la esfera de los Espíritus del Movimiento. Sobre ellos están los Espíritus del Movimiento, debajo de ellos están los Espíritus de la Voluntad. Lo que en nuestra tierra aparece externamente principalmente como un elemento fluídico, aunque, no como nuestra agua actual, sino el antiguo elemento fluído, que fue puesto en reposo por los Espíritus de la Forma, debemos considerar eso como la manifestación más externa de los espíritus de la voluntad o tronos Pero otro elemento siempre se mezcla con esta actividad. Los Espíritus de la Voluntad o Tronos son asistidos, por así decirlo, por los Querubines y Serafines. Los Querubines ayudan en el elemento aire, en todo lo que impregna la aparente sustancia terrestre como sustancia gaseosa. El aire es como una ilusión, detrás del cual están los poderosos Seres que llamamos Querubines. Los serafines trabajan en lo que conocemos como calor, están detrás de todo tipo de calor.
Contemplamos pues, lo que se produce en nuestro planeta mediante radiaciones desde dentro, desde el centro. Por lo tanto, podemos decir: nuestro planeta está constituido de tal manera que los Espíritus de la Voluntad o Tronos, los Querubines y los Serafines trabajan desde su centro. Debemos entender nuestro planeta de esta manera: donde coinciden sus límites de aire y calor, -porque la atmósfera es parte de nuestro planeta tanto como lo es el agua o la tierra seca-, allí se forma una superficie; sobre esta superficie, los Espíritus de la Forma literalmente bailan sobre las olas, infundiéndoles reposo y dandoles la forma. Por esta razón se les dio su nombre, porque infunden el reposo en el elemento fluido denso. Detrás de ellos están los Espíritus del Movimiento. En su elemento nuevamente se entremezcla lo que llamamos los Espíritus de la Sabiduría. De modo que cuando miramos hacia el centro de nuestro planeta, podemos decir: Hay Seres sublimes, Tronos, Querubines y Serafines. Cuando miramos hacia afuera, miramos ante todo a través de la esfera de los Espíritus de la Forma, que impregnan el aire y el calor con su elemento, hasta los Espíritus del Movimiento y los Espíritus de la Sabiduría. Cuando miramos hacia la periferia de nuestra tierra, cuando miramos hacia el elevado cielo, todo lo que hay en forma de fuerzas de la naturaleza y como fenómenos, se debe atribuir esencialmente a la segunda Jerarquía. Todo lo que vemos cuando miramos hacia las profundidades de la tierra, lo atribuimos a los Seres de la tercera o más alta Jerarquía. Es la peculiar operación combinada entre la segunda y tercera Jerarquías lo que produce la configuración de nuestro entorno.
Hemos dicho que los tres elementos de la Naturaleza, el agua, el aire y el fuego están conectados con los Espíritus de la Voluntad, los Querubines y los Serafines ¿En cuál de los elementos de la Naturaleza se manifiestan los Espíritus de la Forma? Ellos son los Seres más cercanos y danzan sobre la superficie sobre la cual vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Vienen del espacio universal, pero solo despliegan su fuerza en lo que fluye fuera de la tierra. Para nuestra observación, se concentran en lo que llamamos los rayos del sol. La luz, por lo tanto, es el elemento en el que, en primer lugar, los espíritus de la forma viven entrelazados. Sin embargo, dado que las actividades de la luz, con todo lo que conlleva, se despliegan en el límite donde los Espíritus del Movimiento y los Espíritus de Voluntad cooperan, es ahí donde se producen las formas sólidas. De entrada, el hombre no tiene órganos con los que poder mirar lo que subyace al otro lado de estas fuerzas de luz, que también llamamos los Espíritus de la forma, no hay órganos con los que mirar lo que está entrelazado con la luz. Todo lo que regula la construcción y la descomposición en nuestra tierra, todo lo que está activo en forma de fuerzas químicas, está aquí aún entrelazado con la luz, y ese es principalmente el dominio en el cual los Espíritus del Movimiento están trabajando. Cuando el hombre aprende a percibir algo de lo que de otro modo considera simplemente como maya, en la acción de las combinaciones y disoluciones químicas, entonces escucha estos Espíritus del movimiento, percibe la Música de las Esferas, de la cual los Pitágoricos y otras escuelas ocultistas hablan. Es eso también, lo que Goethe describe cuando habla del sol, no como el dador de la luz, sino cuando dice de él:
The sun, with many a sister-sphere,
Still sings the rival psalm of wonder,
And still his fore-ordained career
Accomplishes, with tread of thunder.’
Esta música de las esferas continúa allí, solo que es inaudible para la conciencia ordinaria. La música de las esferas es real, se aproxima a todos los hombres como un efecto astral, proveniente del exterior. El hombre, sin embargo, no la oye. Si para él la música de las esferas se alternase como lo hace la luz, que en ciertos momentos cuando se establece la oscuridad y ya no se ve, entonces habría ciertos momentos en que podría escucharla. Sin embargo, suena tanto de día como de noche, y por lo tanto solo puede oírla cuando practica cierto entrenamiento y desarrollo ocultos. Mientras la luz fluye hacia nosotros durante el día como luz, y durante la noche se teje aún más como luz que ha sido recibida y absorbida, la música de las esferas suena tanto de día como de noche. Para el hombre esto es como con el molinero, que solo escucha su molino cuando no está funcionando.
Luego todavía quedan los Espíritus de la Sabiduría, que envían sus actividades desde el exterior y trabajan en la luz entrelazada y en la música de las esferas en su tejer a través del universo. Esa es la vida del éter universal que fluye hacia la tierra. La vida se derrama sobre la tierra desde el espacio universal y es atrapada por sus diversos seres. Esto procede de los Espíritus de la Sabiduría.
Así contemplamos la inmensidad del universo y, en primer lugar, miramos al sol, en el que estas fuerzas se concentran para nosotros, y vemos cómo derramando la vida, tejiendo sonido, luz formadora, la trinidad de la segunda jerarquía incide desde el espacio. La más alta de las jerarquías, los serafines, los querubines y los tronos, fluyen hacia nosotros desde abajo. La primera jerarquía se entrelaza en todo lo que trabaja sobre la tierra y está principalmente activa dentro de los seres. A esta jerarquía pertenecen, en primer lugar, los Archai, que actúan como espíritus de la época. Estos Espíritus de la época tejen en lo que ha sido preparado por las jerarquías superiores, y producen lo que llamamos nuestra historia humana, la evolución de la civilización en la tierra. Ademas también encontramos a nuestro alrededor los Arcángeles, los Espíritus de los Pueblos y las Tribus; y finalmente los Ángeles, los intermediarios entre los seres humanos individuales y los Arcángeles.
Podemos por lo tanto, decir: En las fuerzas de la Naturaleza repartidas sobre nuestro planeta, en la tierra, el agua, el aire y el fuego, los Seres de la tercera jerarquía o incluso superiores, se derraman y fluyen al encuentro de la actividad de los Espíritus de la Forma, que vienen desde el exterior. Desde el exterior, los Seres de la segunda jerarquía fluyen, y alrededor de la tierra, están los Seres de la primera jerarquía que por el momento tienen las fuerzas más débiles, por así decirlo. Imaginen solo por un momento, qué fuerzas tan poderosas poseen los sublimes Seres que llamamos Espíritus de la Voluntad, los cuales realmente esculpen el suelo sobre el cual caminamos. Despues tenemos esas fuerzas que fluyen desde afuera. Digamos los más cercanos a nosotros, los Espíritus de la Forma, que moldean y dan forma a las razas; y luego tenemos lo que llamamos Ángeles, Arcángeles y Archai que actúan íntimamente en el alma humana. En la tercera jerarquía, tenemos esas fuerzas de la Naturaleza que consideramos las más fuertes, las fuerzas subterráneas de la Naturaleza, las fuerzas de nuestra tierra sólida. En la segunda tenemos esas fuerzas que viven y tejen a nuestro alrededor en el éter, y en la primera jerarquía tenemos lo que vive y teje de una manera íntima dentro de nosotros mismos.
Si tomamos estas tres jerarquías en su actividad cooperativa y observamos cómo laboran en nuestro planeta Tierra, cómo lo forman fuera del útero colectivo del universo, tendremos una idea de lo que ha sido necesario hacer, para llevar a esta Tierra a la existencia. La Tierra tuvo que pasar por varias encarnaciones antes de que pudiera convertirse en tierra, a través de los estados de Saturno, Sol y luna. Si siguen lo que está escrito en mis libros, The Akashic Records and Occult Science, verán que incluso durante las primeras encarnaciones de nuestra tierra, estos diversos Seres espirituales trabajaban juntos, solo que esta actividad cooperativa se llevaba a cabo de una manera que era diferente de su forma actual de trabajar. Cada vez que aparecía una nueva encarnación, como los estados de Saturno, Sol, Luna y Tierra, había un tipo diferente de actividad cooperativa de esos Seres jerárquicos, debido al hecho de que cada una de las condiciones que atravesaba nuestra tierra representaba una tarea especial que estos Seres jerárquicos se propnían a sí mismos. Podemos afirmar que cada una de las condiciones a través de las cuales ha pasado nuestra tierra, y las que todavía tiene que atravesar, significan y han significado una misión particular en la evolución cósmica.
Ahora es excepcionalmente difícil definir, -ya que todas las concepciones cambian de una condición planetaria a otra-, cuál fue la misión de los períodos del antiguo Saturno, del antiguo Sol y de la antigua Luna. No es fácil, porque entonces uno tendría que describir la misión de nuestra tierra de una manera muy abstracta. Podemos concebirlo más fácilmente si recordamos la naturaleza de las diversas fuerzas que se manifiestan en el espacio. Si se toma en consideración la naturaleza interna del ser humano, su alma, allí tienen, la voluntad, el sentir, el pensar; y si se toma en consideración la envoltura humana, la parte externa de la naturaleza humana, tenemos el cuerpo físico, el cuerpo etérico y el cuerpo astral. De modo que si miran a un hombre del presente y, para empezar, dejan su "yo" fuera de consideración, pueden concebirlo como un intrincado tejido compuesto por los cuerpos físico, etérico y astral como cubierta exterior, dentro de la cual va entretejida la voluntad, el sentir y el pensar.
Ahora bien, estas fuerzas en el hombre, tanto en el hombre externo como en el interno, siempre están relacionadas con alguna misión anterior u otra, que estaba relacionada con una encarnación anterior de la tierra.
Tenemos, por ejemplo, la misión de Saturno. Si desean formarse una idea aproximada de ella, pueden pensar que está relacionada con lo que es por un lado el cuerpo físico humano y por el otro con la voluntad humana. Esto es así para que pensemos que si no hubiera habido una encarnación como estado de Saturno de nuestra tierra, la voluntad del hombre por un lado y su cuerpo físico por el otro no podrían haber alcanzado su forma presente. Lo que el hombre posee como voluntad y como cuerpo físico se lo debe al antiguo Saturno. El conocimiento de que él le debe su cuerpo físico a Saturno proviene de los Registros Akáshicos. Pero cada condición anterior produce secuelas en las formaciones en las condiciones siguientes. Por lo tanto, lo que hoy se muestra como voluntad, se remonta a los efectos posteriores del elemento de Saturno. El resultado de los cuales se muestra en la parte interna del hombre como su voluntad.
Obtendrán una idea de la misión de la condición del Sol si observan el cuerpo etérico humano y a eso le conectan el sentir. Ya se ha dicho en otras ocasiones que el cuerpo etérico se remonta al antiguo Sol. Los efectos posteriores, sin embargo, son tales que el hombre pudiese desplegar más tarde las fuerzas internas del sentir. Finalmente, si miramos la condición de la Luna, vemos que el cuerpo astral del hombre y el pensar humano están relacionados con ella. Entonces decimos: Para que estas fuerzas del hombre interno y externo, cuerpo físico, cuerpo etérico y cuerpo astral, voluntad, sentir y pensar, pudiesen desarrollarse de tal manera que el hombre ahora los posee como vida externa e interna, fueron necesarias las tres misiones cósmicas sucesivas. Y esos Seres a quienes hemos descrito como pertenecientes a las jerarquías, estaban obligados a trabajar juntos cada vez con la actividad recíproca requerida y cumplir así la tarea de las tres encarnaciones sucesivas de nuestra tierra para que el hombre pudiera dotarse de lo que se manifiesta en toda su constitución en nuestro tiempo.
Por lo tanto, la misión del estado del antiguo Saturno debía cumplirse, o el hombre no podría haber recibido los fundamentos del cuerpo físico y de la voluntad. La misión del Sol tenía que cumplirse, de lo contrario no podría haber recibido el cuerpo etérico y el sentir; y finalmente la misión de la Luna tuvo que cumplirse, de lo contrario no podría haber obtenido el cuerpo astral y lo que llamamos el poder del pensar. De modo que las tres encarnaciones anteriores de nuestra tierra estaban especialmente dedicadas a lo que podemos llamar uno de los elementos predominantes de nuestro ser personal, nuestro "yo". Tenemos ante nosotros el hecho de que el cuerpo físico externo que emanó de los Seres del antiguo Saturno, de los Espíritus de la Voluntad, no representa nada más que Voluntad vista externamente. En nosotros actúa como vida interior que nos viene de adentro. Estas palabras son cuidadosamente elegidas; no son fantasias, sino que se corresponden absolutamente con los hechos. Pueden aprender mucho de ellos.
La tierra pasó por el período del Sol, para, establecer los fundamentos del cuerpo etérico mediante la influencia de los Espíritus de la Sabiduría, por un lado, y por el otro para sentar los fundamentos, -a través de la operación continua del elemento de la Sabiduría-, de lo que refleja la sabiduría interna, a saber, el Sentir.
Aquello que fue la misión de la Luna está relacionado de manera similar con el cuerpo astral y con el Pensar.
Ahora surge la pregunta: ¿Qué misión particular han elegido los espíritus de la forma, los cuales trabajan principalmente en la tierra y le dan forma? Podemos decir: Los Espíritus que trabajaban principalmente en Saturno, los Espíritus de la Voluntad o Tronos, tenían la misión de entretejer ese elemento que más tarde, durante la evolución de la tierra, se manifiesta como voluntad. Fue la gran misión de Saturno dar voluntad, implantar las fuerzas de la voluntad. Cuando contemplamos algo así, nos llena de reverencia y respeto por los poderes cósmicos gobernantes. Adquirimos un verdadero aprecio por ellos, cuando vemos que para la producción del maravilloso tejido de la voluntad interna y de la voluntad externa que tenemos en el cuerpo físico, fue necesaria una misión planetaria especial. El mundo entero de las jerarquías tuvo que hacer que un planeta emergiera y desapareciera de nuevo, para provocar la condición que se teje en nosotros como el elemento externo e interno de la Voluntad.
De la misma manera, el antiguo Sol tuvo que existir, para que el cuerpo etérico y el elemento del Sentir, el elemento de la Sabiduría interna, pudieran originarse. Por tanto, la misión de la Luna fue necesaria para eso que se refleja en nuestro elemento del pensamiento, en nuestra astralidad, como el elemento interno del Pensamiento.
Entonces, ¿Qué misión tienen los espíritus de la forma? ¿Cuál es la verdadera misión de la Tierra? Si se conecta la misión de Saturno con la impresión del elemento de Voluntad, la misión del Sol principalmente con la impresión del elemento de Sentimiento, y la misión de la Luna principalmente con la impronta del elemento del Pensamiento, - y por tanto, con eso que está en el cuerpo astral humano-, uno tiene que conectarse pues, con el planeta Tierra, con la misión de lograr el equilibrio perfecto de estos tres elementos, cada uno de los cuales tuvo la hegemonía en una encarnación anterior de nuestra tierra: que deben cooperar en perfecto equilibrio, esa es la misión de nuestra tierra. Es su misión detener el conflicto entre estos elementos poniéndolos en apropiado equilibrio.
El hombre está entrelazado con esta misión de la tierra, para que pueda lograr este equilibrio entre pensamiento, sentimiento y voluntad, ante todo en su propio ser interior. Al comienzo del período terrestre, el hombre era, en este aspecto, un tejido inarmónico de pensamiento, sentimiento y voluntad. Todos aquellos que posean un poco de autoconocimiento pueden sentir que el equilibrio interno del hombre actual todavía no está completo, sino que aún se encuentra en un estado de desarmonía y desorden. El hombre está llamado ante todo a lograr un equilibrio entre el pensamiento, el sentimiento y la voluntad dentro de sí mismo, mediante el cual pueda desde dentro irradiar y trasladar a la tierra lo que significa este equilibrio entre pensamiento, sentimiento y voluntad.
En la simbología oculta, esta misión de la tierra siempre se ha expresado de una manera bastante especial por medio de una figura geométrica. Si revisan todas las figuras geométricas, no encontrarán ninguna que corresponda mas exactamente a este equilibrio de las tres actividades, como el triángulo equilátero. Simplemente si lo dibujan, encontrarán los tres lados iguales, los tres ángulos iguales, cada ángulo es equidistante de los demás y todos están equidistantes del centro. El centro del triángulo equilátero es un símbolo absoluto de un equilibrio de fuerzas, de modo que cuando el ocultista mira un triángulo equilátero, puede ver en él un símbolo de la cooperación absolutamente equilibrada de esos elementos que, en las tres anteriores encarnaciones de nuestra tierra, cada uno tuvo ventaja por un tiempo. Las acciones del "yo" en el hombre no significan otra cosa que la creación de un centro activo en su naturaleza, por lo que este estado de equilibrio se puede preparar desde adentro. De modo que ese hombre es, de hecho, llamado a algo grande sobre la tierra, es decir, a provocar desde dentro, ante todo a través de todo su ser, un equilibrio entre lo que anteriormente, por un tiempo, fue dominante de diversas maneras y en diversos momentos.
Esa es, ante todo, una definición muy abstracta de nuestra misión terrestre, pero consiste en lo que acabo de decir. El secreto de esta misión se expresa en el hecho de que a través de esta cooperación, a través de este equilibrio de las tres fuerzas, el ser interior realmente produce algo nuevo. Un cuarto elemento se agrega realmente a los tres anteriores, y este cuarto elemento es el del Amor. El amor solo puede desarrollarse en el mundo cuando se produce un equilibrio absoluto entre las tres fuerzas que en épocas anteriores fueron a su vez el poder imperante. Tendremos más para decir sobre esto en los próximos días. Por el momento solo tómenlo como una descripción abstracta.
Así pues, nuestro planeta es el planeta del Amor, y por lo tanto este equilibrio que, por así decirlo, se establece por la cooperación de estas tres fuerzas, produce como un efecto la "actividad del Amor", y esto debe ser entretejido en toda la evolución a través de todas las siguientes encarnaciones de la tierra por esta misión propia de la actividad terrenal. De esta manera, la Trinidad se convierte en un Cuaternario, y éste último comienza con su cuarto elemento en el nivel más bajo, comienza por así decirlo con la forma más baja de amor que se purifica y purifica hasta el estado en el cual, al final del toda la evolución de la tierra, el amor aparecerá como un elemento que se encuentra en el mismo nivel que los demás. Cumplir la misión de equilibrio que pertenece a nuestro planeta Tierra es, por lo tanto, en realidad "convertir a la Trinidad en un Cuaternario". Es por esta razón que el Misterio de la Tierra generalmente se expresa de forma oculta en las palabras: "Hacer La Trinidad en un Cuaternario. "El cuarto elemento es naturalmente todavía muy imperfecto; pero cuando la Tierra haya cumplido su misión, aparecerá tan brillante y resplandeciente como el Triángulo Sagrado, que en su estado de equilibrio perfecto brilla ante nosotros como el símbolo más elevado que poseemos para nuestro ideal de la tierra, en la medida en que recordamos el pasado de la tierra
Esta cooperación de los elementos de pensamiento, sentimiento y voluntad dentro del hombre funciona ante todo de tal manera, que el ser interno real se convierte en la sustancia del amor. Eso es lo que podemos llamar el elemento realmente productivo, elemento interiormente productivo en la existencia terrenal. Por lo tanto, también debemos llamar a los Espíritus de la Forma (porque tienen esta misma misión, de poner en equilibrio las tres condiciones anteriores), colectivamente los Espíritus del Amor.
Si consideramos la existencia de la tierra de esta manera, entonces, en primer lugar, hemos descrito los rasgos característicos de la voluntad, el sentimiento y el pensamiento, y el trabajo del Amor fuera de nuestro planeta Tierra; y hemos podido describir como tarea especial de los Espíritus de la Forma, la impronta del Amor, como resultado del equilibrio entre esos elementos. En eso consiste toda la misión de la tierra. Para producir esta fuerza de Amor que debe impregnar la tierra, fueron necesarias la interacción mutua y la cooperación, de todo lo que hemos descrito como la obra de las jerarquías más bajas.
Ya hemos comenzado a describir en nuestros estudios precedentes lo que podríamos llamar el tejido, la red de amor; y esta red de amor debe estar tan entrelazada, que los hilos principales están entrelazados en ella por los Espíritus normales de la Forma, esa es su misión fundamental. Despues los espíritus anormales de la forma, que en realidad son espíritus del movimiento, tejiendo lo que da orígen a las razas. Despues los Espíritus normales y anormales de la Época tejiendo en ella la evolución histórica, y luego los Arcángeles, tanto los de evolución normal como anormal, tejiendo sobre los diversos pueblos y lenguas; y finalmente aquellos Seres que ponen al hombre en su lugar correcto en la tierra, los Ángeles, también cooperan en el tejido. De esta manera se hila esta poderosa tela de Amor.
El tejido del Amor que se teje como la verdadera misión de la tierra, es visible en la tierra solamente como un reflejo, un maya. El dominio más cercano sobre el mundo físico en el que se puede ver este tejido es el mundo astral. Pero podemos ver el trabajo de las jerarquías cada vez más claramente en las verdades subyacentes a nuestra maya externa, cuando nos elevamos desde el mundo astral a los mundos del Devachan inferior y superior. Entonces vemos cómo se teje esta urdimbre. Si nos elevamos al mundo astral, ciertamente al principio no percibiremos ese hilado principalmente desde adentro, a saber, los Espíritus de la Voluntad, los Querubines y los Serafines. Si deseamos encontrar estos Espíritus en acción, debemos elevar nuestra visión a mundos aún más elevados. Pero encontramos incluso en el mundo astral, lo que llamamos los espíritus anormales de la forma, que, si hubieran alcanzado su evolución normal, estarían tejiendo desde afuera. Hemos visto que los Espíritus de la segunda jerarquía deben tejer desde afuera, pero aquí vemos que están tejiendo desde adentro. Por lo tanto, podemos decir que en este tejido, en el que los Espíritus del Movimiento, los Espíritus de la Forma y los Espíritus de la Sabiduría tejen desde fuera, y los Espíritus de la Voluntad, los Serafines y los Querubines desde dentro, todavía hay otros Espíritus tejiendo desde dentro, los cuales realmente debería estar tejiendo desde afuera. Sin embargo, tejen bajo la superficie de forma similar a como el gusano de seda teje su capullo. Lo que se ve ante todo en el mundo astral es algo interno. Estos notables Espíritus del Movimiento, que no están en su lugar correcto y son Espíritus rezagados, son los primeros Seres espirituales que se hacen visibles, incluso antes que los ángeles normales entre aquellos que se agitan y tejen en la atmósfera espiritual de la tierra. Estos seres que son los primeros en volverse visibles en el plano astral, son los Espíritus que en cierto sentido desvían la visión clarividente, aunque son en el sentido más profundo de la palabra necesarios para la procreación de las razas. Estos Espíritus, cada uno de los cuales tiene muchos debajo de él, porque cada uno produce muchos seres espiritualmente subordinados, están rodeados en el mundo espiritual de una serie de seres espirituales que siempre son inferiores a las jerarquías en cuestión.
Los espíritus superiores también tienen sus seres inferiores; los Espíritus de la Voluntad tienen las Ondinas, los Querubines las Sílfides, los Serafines las Salamandras.
Los espíritus anormales de la forma que son realmente espíritus del movimiento y que aparecen en el plano astral como horribles, también tienen espíritus subordinados. Ellos son los Espíritus que viven o se mueven en lo que está conectado con la producción de las razas humanas, que por lo tanto está conectado en el hombre con ese elemento que hemos descrito como terrestre, conectado con la procreación y demás cosas afines. Estos Seres, de hecho, este dominio completo es una de las partes más exageradas y más peligrosas del mundo astral, y desafortunadamente, son los más fáciles de descubrir para aquellos que alcanzan la visión por métodos incorrectos. Las huestes de esos Espíritus que están relacionados con la propagación de la raza, que sirven para ese propósito, son los más fáciles de ver. Muchos hombres que de manera prematura e incorrecta ingresaron en el dominio oculto, tuvieron que pagar caro por haberse encontrado con dichas huestes de seres espirituales sin la debida armonización a través de otros seres espirituales.
Así hemos podido arrojar luz sobre lo que hila y teje en la Realidad, para producir esta red, de la cual se despliega el mundo del alma real del hombre. En cuanto a cómo estos fundamentos, en los que hemos mirado un poco hoy, aparecen en el desarrollo de razas y pueblos, etc., hablaremos más mañana.

Traducida por Julio Luelmo abril 2018

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919