GA121 4ª Christiania (Oslo), 10 de junio de 1910 -La misión de las almas nacionales


GA 0121 Rudolf Steiner 


LAS ALMAS NACIONALES Y SU MISIÓN



CONFERENCIA 4 
Christiania (Oslo), 10 de junio de 1910
Si deseamos llegar a la relación de las razas humanas entre sí, y a los fundamentos desde los cuales nacen los diversos pueblos, debemos tener en cuenta que el hombre, tal como lo conocemos, es en realidad un ser muy complicado y que solo por la cooperación activa de muchos, muchos de los Seres en el universo pudieron hacerse realidad su forma y su ser actuales. Sabemos por el estudio de los registros akáshicos y otras observaciones sobre la evolución del hombre, que anteriormente nuestra propia tierra, antes de alcanzar su condición actual, tuvo que atravesar otras tres condiciones, en el curso de las cuales las tres llamadas partes del hombre, el cuerpo físico, el cuerpo etérico o cuerpo vital y el cuerpo astral, fueron estableciéndose gradualmente y llevados a su estado actual. Solo durante la presente encarnación de la tierra, el hombre se ha vuelto capaz de acoger un "yo". Estas cuatro partes de su ser nos muestran todo lo que ha sucedido durante las tres o cuatro encarnaciones de nuestra tierra, a través de su encarnación como Saturno, Sol, Luna, y durante nuestro propio período Terrestre en cuanto que ha seguido su curso hasta ahora.
Si hacen un repaso mental de todos los Seres que han trabajado conjuntamente,
los Espíritus del amor o Serafines,
1ª jerarquía
Los Espíritus de la harmonía o Querubines
los Espíritus de la Voluntad o Tronos,
los Espíritus de la Sabiduría o Kiriotetes, Dominaciones
jerarquía
los Espíritus del Movimiento o Dinamys, Virtudes
los Espíritus de la Forma o Exusiai, Potestades,
los Espíritus de la Personalidad, Arcais, principados,
jerarquía
los Espíritus del fuego o Arcángeles,
los Espíritus del crepúsculo o Ángeles,
- habrán de admitir que solo desde un trabajo complicadísimo, ha podido surgir lo que ha hecho posible la organización actual del hombre. Hemos visto que no solo fue necesario que un número tan grande de Seres y fuerzas de la Naturaleza trabajaran juntos en el cosmos, sino que también fue necesario, para que el hombre llegara a existir, que en ciertas épocas, ciertos Seres deberían renunciar al curso normal de su evolución y quedarse rezagados, para influir sobre la organización del hombre de una manera que hubiera sido imposible en el curso normal de su evolución.
Por lo tanto, si queremos comprender al hombre, tal como aparece ante nuestros ojos hoy, debemos mirar la maravillosa urdimbre, tejida de muchas y variadas formas. Debe quedar muy claro para nosotros que solo cuando, en cierto sentido, separemos esta urdimbre y observemos la actividad de los diversos Seres, aprendamos a comprender cómo, a través de la cooperación de estos Seres, el hombre ha nacido. Entonces podemos decir que el Ser principal que es considerado por el hombre del presente, el artífice, el que le ha dado la posibilidad de decirse a sí mismo "yo", de llegar gradualmente a la conciencia del "yo", y sabemos que esta posibilidad fue dada en primer lugar por los Espíritus de la Forma, esos Seres a quienes llamamos Potestades, Exusiai. Si escuchamos la actividad de estos particulares Seres que dirigen al hombre y nos preguntamos qué le habría pasado al hombre si solo estos Seres (y de ellos, solo aquellos que están en su evolución normal) hubieran estado principalmente activos en él, descubriríamos que estos, son quienes lo dotaron de la organización del 'yo'. Si los consideramos conforme a su propia naturaleza, descubrimos que su principal interés radica en brindar al hombre su "yo". Pero ahora lo que estos seres realmente tienen como objetivo en el hombre, solo se produce en la vida del hombre actual a cierta edad; solo puede aparecer a cierta edad.
Si recuerdan lo que se ha dicho sobre la educación del niño desde el punto de vista de la ciencia espiritual, admitirán que el hombre desarrolla principalmente su cuerpo físico, en el período comprendido entre su nacimiento físico y el cambio de los dientes, que aproximadamente es en su séptimo año. Estos Espíritus de la forma no tienen un interés particular en el desarrollo de este cuerpo físico, porque esto es, en general, una repetición de lo que le sucedió al hombre en el antiguo Saturno, y que ya se ha repetido a menudo, y que después del último nacimiento físico y hasta el séptimo año, por el momento se ha repetido hasta la última vez de una manera particular. Luego viene el tiempo desde el séptimo al decimocuarto año, es decir, hasta la pubertad. Esa también es una etapa en la que los Espíritus de la Forma no tienen un interés particular; porque eso es una repetición del antiguo Período Solar, y los Espíritus de la Forma deseaban comenzar a trabajar en su actividad principal, la de otorgar el "yo", solo durante la condición de vida terrestre. Luego llegamos a la etapa, que va desde el decimoquinto a los veintiuno o veintidós años. Durante este tiempo, el cuerpo astral, que normalmente pertenece a la evolución lunar, evoluciona en el hombre como una repetición. Tampoco allí, los Espíritus de la Forma que están evolucionando normalmente tienen interés en el hombre. De modo que debemos decir: las tres etapas del hombre que preceden al nacimiento real de su "yo", que solo llega aproximadamente a los veinte años, no tienen para los espíritus de la forma ningún interés directo. Ellos solo intervienen, por su propia naturaleza, se podría decir, alrededor del vigésimo año de vida: de modo que, si se ponen a pensar en ello, ya no encontrarán tan extraño, que en lo concerniente a las intenciones reales de los espíritus de la forma, el hombre solo debe venir a la existencia en las condiciones en las que se encuentra alrededor de los veinte años. Todo lo que se ha desarrollado en el hombre antes de ese tiempo, es en realidad para esos Espíritus de la Forma una especie de estado embrionario, una especie de condición germinal, y si se me permite hablar metafóricamente, podría decir que estos Espíritus de la Forma que se han desarrollado normalmente preferirían que todo marchase con cierta regularidad, y que nadie debería hasta entonces haber interferido en su obra. Si nadie interfiriese con estos Espíritus de la Forma hasta el vigésimo año, entonces, en los primeros siete años de su vida, el hombre habría tenido la conciencia perteneciente al cuerpo físico; que, de hecho, es un estado de conciencia muy tenue como el que posee el mundo mineral. En la segunda etapa, en el periodo entre su séptimo y su decimocuarto año, tendría una conciencia durmiente. A partir de su decimocuarto hasta su vigésimo año, sería muy activo interiormente, pero viviría en una especie de conciencia de sueño. Solo después de esta conciencia como la de un ser lunar, alrededor de su año veintiuno, el hombre realmente despertaría. Solo entonces llegaría a la conciencia del 'yo'. Si él siguiera un desarrollo normal, él solo saldría de sí mismo y examinaría el mundo exterior en esa representación de él que nos es tan familiar.
Como pueden ver, en realidad, si solo tomamos en consideración la actividad de los Espíritus de la Forma, el hombre alcanza su conciencia actual demasiado pronto, puesto que saben que en el hombre de hoy, esta conciencia despierta hasta un cierto grado poco después del nacimiento físico. No despertaría en la forma en que ve el mundo físico externo de forma clara y distinguible, si otros Espíritus que en realidad son Espíritus del Movimiento no se hubieran quedado rezagados renunciando al desarrollo de ciertas capacidades que podrían haber adquirido hasta el tiempo de la evolución de la Tierra si no se hubieran detenido, de modo que ahora, durante la evolución de la Tierra, puedan ser capaces de intervenir de una manera particular en el desarrollo del hombre. Debido a que pasaron por su evolución de una manera diferente, están en posición de anticipar en el hombre lo que de otro modo solo habría adquirido en su vigésimo año aproximadamente. Estos, por lo tanto, son Seres espirituales que renunciaron a la posibilidad de continuar su evolución normalmente hasta la Tierra, seres espirituales que pudieron haber sido Espíritus del Movimiento durante la evolución de la Tierra, pero que permanecieron en la etapa de los Espíritus de la Forma y ahora están activos como espíritus de la forma en la evolución de la Tierra. De este modo, durante la evolución de la Tierra, pueden otorgarle al hombre aquello para lo que aún no está lo suficientemente maduros, teniendo todavía demasiado que recuperar de una época anterior. Pueden conferirle aquello que en la forma normal de la evolución solo habría sido conferido alrededor de los veinte años.
Así, el hombre al llegar a la existencia recibe capacidades de los espíritus anormales de la forma, que de otro modo solo recibiría alrededor de los veinte años.Todo esto tiene consecuencias muy significativas. Solo imaginen por un momento que esto no hubíese ocurrido. Si estos Espíritus con un desarrollo anormal no interfirieran, entonces el hombre solo podría ser considerado, en lo que respecta al mundo físico, en la condición que tendría en torno a su vigésimo año, es decir, tendría que nacer con esta condición como ser físico y debería pasar por condiciones germinales bastante diferentes. De hecho, a través de estos espíritus de la forma anormales, la evolución del hombre se traslada al mundo físico ya desde el nacimiento hasta el vigesimo año, es decir, aproximadamente en el primer tercio de nuestra vida terrestre. Por lo tanto, debemos decir: el primer tercio de nuestra vida terrenal no está dirigido por los Seres espirituales que gobiernan las condiciones de la tierra, sino por otros Seres espirituales anormales; y por lo tanto, debido a que estos toman parte en la evolución, no poseemos la forma que deberíamos tener si naciesemos en la condición que tenemos en nuestro vigésimo año. El hombre debe pagar por esto pasando el primer tercio de su vida, el tiempo hasta su vigésimo año, bajo la gran influencia de estos seres anormales. Durante todo el período de crecimiento, el hombre está en realidad bajo la influencia de estos seres anormales; tiene que pagar por esto cuando ha pasado el segundo tercio de su vida, que en su conjunto pertenece solo a los Espíritus de la forma normales, en el cual comienza un curso descendente, una vuelta atrás, y su organizacion etérica y astral se derrumban. De modo que la vida se divide en tres partes o porciones, un tercio ascendente, un tercio medio y un tercio descendente. El hombre realmente solo se convierte en hombre durante su vida terrenal en la parte media, y en el último tercio tiene que devolver lo que recibió durante el primero o tercio ascendente; en otras palabras, debe devolver la cuota correspondiente. Si el hombre hubiera estado a disposición exclusiva de las influencias de los espíritus de la forma normales, todo lo que sucede hasta su vigésimo año tendría una apariencia bastante diferente, una forma bastante diferente. Todo habría sucedido de manera diferente, de modo que todo lo que está relacionado con el desarrollo actual del hombre en la primera de sus tres épocas de la vida es, en conjunto, una existencia prematura, que impide mucho de lo que corresponde a épocas posteriores de la vida . A través de esto, el hombre hasta la segunda época de su vida, se ha convertido en un ser más material de lo que de otro modo hubiera debido ser. De otra manera, hasta ese período de su vida habría pasado por condiciones puramente espirituales, y habría descendido a la densificación material actual solo en ese período de su desarrollo comprendido entre el vigésimo o vigésimo primer año de su vida, cuando se encuentra atado a la tierra. La Ciencia Espiritual por lo tanto nos dice, que si su desarrollo hubiera procedido de esa manera, el hombre realmente habría descendido a la tierra solo en la condición que ahora tiene cuando alcanza su vigésimo o vigésimo primer año. Él no habría podido atravesar los estados precedentes sobre la tierra. Se habría visto obligado a pasar por ellos sobrevolando en torno a la tierra.
diagrama 2


Asi, pueden comprender todo el curso del desarrollo humano a lo largo de la niñez a la juventud. Se puede ver, si tomamos esta línea recta (B C) como el camino de la tierra, que los Espíritus de la Forma hubieran querido que el hombre descendiera solo en este punto ( veinte y veintiuno). El hombre habría alcanzado la tierra solo aquí (B), y habría ascendido nuevamente después de su cuadragésimo año (C) y habría atravesado el último tercio de su vida en un estado espiritualizado. Pero a causa de la intervención de los Seres anormales, el hombre se vio obligado a descender aquí (A) y de inmediato comenzar su vida en la tierra. Ese es el secreto de nuestra existencia.
Si todo esto que no llegó a ser, se hubiera convertido en realidad, es decir, si el hombre hubiera atravesado el primer y último tercio de su vida en la periferia de la tierra, y solo hubiese descendido a la tierra durante la parte intermedia, se habría convertido por tanto, en un ser completamente diferente, no habría estado atado a la tierra en la medida en que lo está realmente hoy. Si eso hubiese sucedido, entonces todas las personas que caminasen sobre la tierra habrían tenido la misma forma y naturaleza; todas las personas que hubíesen vagado sobre la faz de la tierra habrían tenido la misma forma. Habría un solo tipo de ser humano. Lo que nos hace ser seres capaces de manifestar los atributos específicos de las diversas razas expresadas en toda la humanidad, no es debido a lo que ocurre en el tercio medio de la vida. Por medio de todo lo que pertenece a la época precedente, de todo lo que ocurre en el primer tercio de la vida, estamos atados con todas nuestras fuerzas a la tierra más de lo que los Espíritus normales de la forma han querido que estuvieramos. Por esta razón, sin embargo, el hombre se ha vuelto más dependiente de la tierra sobre la que vive, de lo que de otra manera hubiera sido. Se ha vuelto dependiente de esa parte de la tierra en la que vive, y a causa de haber descendido antes a la tierra, -contra las intenciones de los espíritus de la forma, como si dijeramos-, se vuelve dependiente de ese lugar, porque él mismo se une a la tierra en un condición que no está diseñada para él. Si tan solo hubiera puesto un pie en la tierra en el tercio medio de su vida, habría sido indiferente que lo hiciera en el norte o en el sur, en el este o en el oeste. Pero debido a que se ha vuelto dependiente de la tierra, debido a que ha empleado su juventud (primer tercio de su vida), de la manera que hemos descrito, se convierte en un ser terrenal, se convierte en un ser que está relacionado y pertenece al país en el que nacido. De este modo se vuelve dependiente de todas las condiciones de la tierra correspondientes a ese lugar, depende de la incidencia de los rayos del sol, depende de la circunstancia de si su lugar de nacimiento está en las proximidades del ecuador en la zona tórrida, o en una región más templada, depende de si ha nacido en tierras bajas, o en una altiplanicie. La respiración es bastante diferente en la llanura de lo que es en las montañas. Por lo tanto, el hombre se vuelve totalmente dependiente de las condiciones terrenales del lugar en el que nace. Vemos pues, que el hombre ha crecido plenamente junto con su madre-tierra mediante esa relacion tan estrecha con el lugar, con esa parte de la tierra en la que ha nacido; y que está determinado por los atributos que recibe de esta manera, por medio de las fuerzas de la tierra conectadas con ese lugar concreto que actúan dentro de él. Todas estas cosas determinan su carácter racial, y de esta manera indirecta, los espíritus de la forma anormales, -esos espíritus de la forma o potestades que nos dan lo que llamamos nuestra conciencia terrenal actual, no entre los veintiuno a cuarenta y tres años. sino en un momento diferente - son los originadores de las diferencias raciales en la humanidad sobre toda la tierra, que por lo tanto dependen de la parte del mundo en la que nace un hombre.
Durante este tiempo, que en conjunto está bajo el gobierno de los espíritus anormales de la forma, el hombre también adquiere la posibilidad y la capacidad de propagar su especie. Esta capacidad también es adquirida durante el tiempo en que el hombre no está enteramente bajo la guía de los Espíritus de la forma normales. Por lo tanto, se da la posibilidad de que un hombre no solo dependa de esta manera del lugar en que ha nacido, sino que los atributos que recibe también puedan ser heredados por sus sucesores, y que las características raciales no solo se expresen en las influencias del lugar que habita, sino también en lo que se hereda a través de la raza. He aquí la explicación de por qué la raza es la que puede heredarse; y entenderemos lo que muestra la ciencia espiritual, que únicamente en el pasado fueron las características raciales producidas por el lugar en el que nacían los hombres. Tal fue el caso en la última parte de la época lemuriana y en la primera parte de la época atlante, cuando el hombre dependía directamente de su entorno terrenal. En una época posterior, la raza comenzó a asumir el carácter de estar ligada a la herencia y ya no con el lugar. De modo que en la raza vemos algo que originalmente estaba conectado con una parte especial de la tierra y que luego se propagó en la humanidad a través de la herencia, pero se volvió más y más independiente del lugar.
Por lo que acabo de decir, verán en qué período de la evolución podemos hablar razonablemente de la idea de raza. No habría tenido sentido según el verdadero significado de la palabra, hablar de raza antes de la época lemuriana, porque justo entonces el hombre descendió a la tierra. Antes de eso, él estaba en la periferia de la tierra; luego descendió a la tierra y las características raciales fueron transmitidas por herencia en la época Atlante y en nuestra época post-Atlante. Veremos cómo en nuestro tiempo son las características nacionales las que nuevamente separan el carácter de la raza y comienzan a extinguirla. Veremos todo eso más tarde.
Ahora bien, debemos tener cuidado de no considerar el mundo como si la evolución fuera solo como una rueda que da vueltas y vueltas sin principio ni fin; la idea de la rueda giratoria (extendida ampliamente en muchos puntos de vista místicos del mundo) crea una terrible confusión en la concepción de la evolución real de la humanidad. Si se piensa que todo se mueve alrededor de un centro fijo y que está dividido en tantas y tantas razas, entonces uno realmente no tiene idea de que todo está en constante evolución, y que las razas también están evolucionando. Las razas han surgido y algún día morirán y ya no estarán allí. No se repiten para siempre de la misma manera, como el Sr. Sinnett describe erróneamente en su Budismo Esotérico.
Debemos buscar el comienzo de las características raciales, de las peculiaridades raciales, en la antigua época lemuriana, y luego debemos seguir su propagación hasta nuestros propios tiempos, pero al hacerlo debemos tener muy claro, que cuando nuestra presente quinta época de la evolución haya de ser sucedida por la sexta y la séptima, no existirá tal problema de una condición física que podamos describir como raza. Pero si imaginamos esta evolución como algo que siempre está desarrollándose de manera uniforme, tenemos solo una especie de rueda de molino en nuestra mente, y nos alejaremos mucho de la comprensión de lo que realmente ocurre en el mundo.
Vemos por lo tanto, cómo la evolución de las razas comienza solo en la época lemuriana, a través de la actividad de los espíritus anormales de la forma que permiten que trabajen las fuerzas de nuestro planeta terrestre en el lugar donde un hombre debe pasar los primeros años de su vida; y eso nuevamente se transmite de cierta manera a su vida posterior, porque el hombre tiene un recuerdo, a través del cual recuerda incluso en su vida posterior el tiempo pasado de una manera realmente anormal en la tierra antes de su vigésimo primer año. El hombre sería un ser muy diferente si solo estuvieran activos los espíritus normales de la forma. A través de los Espíritus anormales de la forma, él depende del lugar en el que vive.
De la manera que acabamos de describir se produjo una desviación de las leyes de los Espíritus normales de la forma, de modo que el lugar en el que un hombre vive en la tierra durante una determinada encarnación se ha vuelto significativo para él. Entenderemos más claramente estas conexiones si consideramos lo siguiente. Podemos afirmar, en cierto modo, cómo el subsuelo, el suelo, irradia su esencia hacia arriba y permea a la organización humana, de modo que el hombre se vuelve dependiente del suelo de esa parte de la tierra. En relación con esto, podemos mencionar ciertas partes de la tierra que están conectadas con el desarrollo histórico del ser humano. Entraremos en estas condiciones más detalladamente más adelante. Ahora los caracterizaré en abstracto.
diagrama 3

Aquí tienen, por ejemplo, un punto que se encuentra en África; en este lugar irradian de la tierra, por así decirlo, todas esas fuerzas que podrían afectar al hombre particularmente durante su infancia temprana. Más tarde su influencia crece menos; por lo tanto, un hombre está menos bajo la influencia de estas fuerzas, pero sin embargo le impresionan fuertemente con lo que proviene de ellas. Ese punto en la tierra en el que vive un hombre lo afecta más fuertemente en su primera infancia. Determina toda su vida; un hombre es tan completamente dependiente de estas fuerzas, que este lugar imprime permanentemente en él la característica de su primera infancia. Eso es más o menos una característica de todos aquellos que, en lo que respecta a su carácter racial, reciben las fuerzas determinantes de la tierra en las cercanías de ese lugar. Lo que llamamos raza negra está particularmente determinado por estos atributos
Si ahora se desplazan más lejos hacia Asia, encuentran un punto en la superficie de la tierra, donde las características de la juventud quedan impresas permanentemente en el hombre, procedente de las fuerzas de la tierra, donde los atributos especiales de la juventud posterior se transmiten al hombre fuera del ser de la tierra y le dan el carácter racial. Las razas que entran en consideración aquí son las amarillas y cobrizas de nuestra época.
Si luego vamos más allá desde Oriente a Occidente, encontramos en Europa un punto que imprime permanentemente las últimas características del hombre, las que pertenecen a los años posteriores a la juventud temprana. Es el punto donde el hombre se ve afectado por las fuerzas de la tierra pero ya no en la infancia, sino más tarde cuando pasa de la juventud a la edad madura. De este modo, el hombre es atrapado por las fuerzas que, saliendo de la tierra, lo determinan; de modo que, si trazamos una linea uniendo estos varios puntos, obtenemos una línea notable. Esta línea sigue siendo válida para nuestra época. El lugar en África corresponde a aquellas fuerzas de la tierra que imprimen al hombre las características de la primera infancia. El lugar en Asia corresponde a aquellas que dan al hombre las características de la juventud, y las características más maduras están impresas en el hombre por el lugar correspondiente en Europa. Esto es simplemente una ley. Como todas las personas en sus diferentes encarnaciones pasan por las diversas razas, por lo tanto, aunque se puede argumentar que los europeos tienen la ventaja sobre las razas negra y amarilla, no deberíamos ser prejuzgados por ello. Aquí la verdad puede, de hecho, ser algunas veces velada, pero se ve que con la ayuda de la ciencia espiritual realmente encontramos verdades notables.
Continuando esta línea, llegamos mas hacia el Oeste, a América, la región donde esas fuerzas están activas y que se hallan al otro lado de la tercera mitad de la vida. Llegamos, (les ruego no malinterpreten lo que ahora voy a decir, solo se refiere al hombre en cuanto que es dependiente de las fuerzas organizativas físicas, no de las fuerzas que constituyen su esencia como ser humano, sino las fuerzas en que vive), - llegamos entonces a aquellas fuerzas que tienen mucho que ver con el declive y la muerte del hombre, con lo que pertenece al último tercio de su vida. Esta línea, establecida por la ley, realmente existe, es una realidad, una curva real, y expresa la ley según la cual nuestra tierra actúa sobre el hombre. Las fuerzas que determinan al hombre con respecto a la raza toman este curso. Los indios americanos no murieron porque les agradase a los europeos que lo hicieran, sino porque tenían que adquirir las fuerzas que los llevaban a morir. Sobre la peculiaridad de esta línea depende lo que ocurre con las razas en la superficie de nuestra tierra y de lo que es provocado por las fuerzas que no están bajo la influencia de los espíritus normales de la forma. Donde el carácter racial se toma en consideración, estas fuerzas acúan de esa manera; pero en nuestra era, el carácter racial se está superando gradualmente.
Esto fue incluso previamente desarrollado en períodos mucho mas anteriores. Si regresáramos a la antigua época lemuriana, podríamos encontrar los primeros puntos de partida del desarrollo racial en las regiones de África y Asia actuales. Luego, más tarde, veríamos un movimiento hacia el oeste, y si seguimos las fuerzas que determinan la raza en el oeste, podemos observar el declive entre los indios americanos. La humanidad tuvo que ir a Occidente para morir como raza. Para rejuvenecer a la humanidad con nuevas fuerzas de juventud, tuvo lugar la migración hacia el este, que, procedente de la Atlántida, se movió a través de Europa hasta Asia. Despues se produjo una repetición de la migración hacia el Oeste. Pero ahora la repetición no es el movimiento de las razas, es una etapa superior del desarrollo racial, por así decirlo, el desarrollo de las diversas civilizaciones. Podemos ver que, en cierta manera, la evolución de las civilizaciones asume el carácter mostrado por la continuidad de la línea de la raza. Por ejemplo, tenemos esa civilización que ya hemos caracterizado con suficiente admiración en estas conferencias, la civilización de la antigua india que apareció como la primera civilización post-Atlante; esto tenemos que describirlo como correspondiente a la primera infancia, en la cual el hombre, en lo concerniente a su apreciación de la naturaleza física, aún duerme, mientras que las manifestaciones de un mundo espiritual trabajan en su alma. La primera civilización india es, de hecho, una revelación desde arriba, una manifestación desde alturas espirituales, y solo se pudo obrar así en el hombre, porque vino a quedar bajo la influencia de la tierra india, bajo la cual ya había estado en tiempos muy lejanos. En el pasado primigenio, el carácter físico de la raza se determinó fuera de la tierra; ahora, cuando ellos volvieron a estar presentes en la misma parte de la tierra, se determinó una cualidad del alma, a saber, la de los antiguos indios. A través de la migración del Oeste hacia el Este, surgió ese rejuvenecimiento que hizo posible la configuración única de la mente que caracteriza a la civilización india original. Verán que una civilización india muy antigua, que aún no ha sido examinada y de la cual la civilización india ahora conocida por la ciencia es su sucesora, solo puede ser explicada de esta manera, es decir, que en cierto sentido la civilización atlante se repite en la civilización india primigenia. Luego, cuando consideramos las civilizaciones que siguen consecutivamente en la época post-atlante, podemos ver que representan sucesivas repeticiones de las condiciones experimentadas anteriormente en el cuerpo físico, pero que a través del rejuvenecimiento se han vuelto bastante diferentes. Así, en la civilización persa vemos lo que de alguna manera está conectado con lo que podríamos llamar una lucha del ser humano que vive principalmente en la primera fuerza de la vida humana, cuando, con las fuerzas originadas desde los espíritus normales de la forma, todavía está bajo las influencias de los espíritus anormales de la forma. Esta oposición está contenida en la civilización persa en la conciencia y en la forma de Luz y Oscuridad, de Ormuzd y Ahriman. Cuanto más avanzamos hacia Occidente, más vemos cómo se imprimen los atributos de una edad más madura de la civilización. Aunque debemos admitir que hasta nuestros días las creaciones del hombre dependen en gran medida de las fuerzas y Seres anormales del Universo, sin embargo, encontraremos comprensible cuando se dice que los hombres ya no prosiguen hacia Occidente exclusivamente con los atributos de la raza, y también podemos entender que, en cierta manera, la tendencia de la civilización es tal, que la completa frescura de su juventud, de sus elementos productivos, disminuyen cada vez más cuanto más se dirige hacia el Oeste.
Alguien que observe objetivamente puede ver por muchas cosas que la civilización en nuestra propia época también está determinada de esta manera por una ley fija. Pero las personas no están inclinadas a mirar las cosas objetivamente. Si tienen en cuenta lo que se les presenta, si consideran que en realidad toda la civilización fluye hacia adelante, entonces verán que cuanto más avanzamos hacia Occidente, tanto menos productiva se vuelve la civilización, y como tal civilización se aproxima a su fin. Cuanto más al Oeste se adentra uno, más florecen las partes meramente externas de la civilización, aquellas que no experimentan una reanimacion por medio de las fuerzas juveniles, sino que de alguna manera viven en lo que pertenece a la vejez. Por lo tanto, en Occidente aún podrán lograr mucho para la humanidad en lo referente a descubrimientos físicos, químicos y astronómicos, y nada de eso depende de la reanimacion de las fuerzas juveniles; pero lo que pide fuerza productiva, realmente requiere una configuración diferente de esas fuerzas que actúan sobre el hombre.
Supongamos que un hombre crece desde su infancia hasta cierta etapa; despues solo su parte espiritual realmente florecerá. Al principio, él es solo un ser que crece físicamente. Lo que en el niño pequeño está comprimido en un espacio limitado, primero debe expandirse físicamente. Luego, su desarrollo se ve presionado en su ser interior. Y eso también sucede con la humanidad en general. Estamos observando una ley remarcable cuando seguimos esta curva. Lo encontramos expresado incluso en los continentes. Vemos que, en primer lugar, hay una especie de comienzo original del desarrollo físico del hombre en África, que luego el terreno sobre el que se desarrolla la humanidad está muy extendido. Encontramos esto nuevamente en el continente ampliamente extendido de Asia; donde el hombre habita grandes superficies de la tierra.
Ahora echemos un vistazo a la repetición del desarrollo racial en las civilizaciones post-Atlantes. Así como un hombre en su juventud mira a su alrededor, curioso en cuanto a su entorno, así también lo hace el hombre en la civilización de la antigua india mirando al mundo. Eso está realmente conectado con las nuevas fuerzas juveniles, que expanden al hombre y organizan su crecimiento en tamaño. Despues lo espiritual debe comenzar y lo físico debe comprimirse. Así vemos, que a medida que la civilización avanza hacia Europa, es notable que el espacio sobre el que se extiende la humanidad va comprimiéndose en dimensiones más pequeñas. Observamos que Europa es el continente más pequeño y que cuanto más se dirige uno hacia el oeste, más se pugna por la compresión; extendiéndose en el mar en penínsulas y contrayendose cada vez más hacia el oeste.
Todo esto está relacionado con el curso espiritual de la evolución. Aquí están mirando de una manera única en los misterios de la evolución espiritual. Pero con la compresión hacia Occidente hay una crisis. Es una crisis a través de la cual un elemento más improductivo comienza a actuar. La productividad se extingue de cierta manera en las penínsulas de Occidente. Esta improductividad se revela en lo que ya se ha descrito, a saber, que la civilización misma, cuanto más se dirige hacia Occidente, asume un elemento rígido y senil. Esto siempre fue conocido en las Escuelas de los Misterios. Comprenderán ahora por qué dije que lo que tenía que comunicar podría ser bastante peligroso, porque la gente podría indignarse. Hay mucho más que aún no se puede decir, que ayudaría a hacer al hombre independiente con respecto a las partes más elevadas de su ser, a fin de que pueda percibir lo que surge de la tierra y determina la raza, y mas tarde determina el carácter de la civilización, y que en una época aún más posterior, cuando el hombre vuelve de nuevo al mundo espiritual, volverá nuevamente a ser irrelevante.
Por lo tanto, entenderán que con todo este proceso de la evolución de la humanidad, está conectada la evolución espiritual que siempre ha sido conocida por aquellos que estaban más profundamente iniciados en los secretos de la existencia. Lo correcto de lo que se acaba de decir no depende de si a una persona le gusta y a otra le desagrada, depende de la necesidad que existe en la evolución. Si una persona hablara en contra de esa necesidad, no conseguiría nada; hablar en contra significa poner obstáculos en el camino. Por lo tanto, es natural que, de alguna manera, los pueblos que van a paises que se encuentran más hacia el oeste, de nuevo deben revitalizarse del Este, deben recibir un impulso del este; pero el área de Europa Central debe tener presente su propia productividad, tal como existió antes de la formación de las penínsulas. Esa es la razón por la cual precisamente en Europa, (me refiero a la parte que abarcan nuestras dos naciones, Escandinavia y Alemania), el hombre se ve obligado a reflexionar sobre su propia naturaleza anímica, y por qué, por otro lado, debemos buscar precisamente en Occidente, esa parte de la humanidad que recibirá algo del Oriente. Eso está profundamente enraizado en todo el carácter de la humanidad terrenal. Ven esto repetido incluso en el desarrollo de la Teosofía. También nos lo encontramos nuevamente en la cuarta civilización post Atlante, entre los romanos y los griegos. Es un hecho que los romanos son en ciertos aspectos más avanzados que los griegos, pues les quitaban la vida espiritual a las personas que conquistaban, que vivian más hacia el este. La ley así revelada se confirma mas y más, cuanto más desplazados están los países hacia el Oeste. Estas grandes verdades solo pueden ser indicadas. Nos dan lo que está en conformidad con el carácter interno de nuestra misión en toda la superficie de la tierra. Ven pues, que debemos entender qué es lo que tenemos que hacer, para elevarnos por encima del carácter general de la humanidad. Ahí radica la gran responsabilidad que uno asume, si uno desea intervenir en el gran movimiento de la humanidad. En lo que concierne al gran movimiento de la humanidad, ninguna simpatía personal ni entusiasmo personal debe desempeñar un papel, porque eso no se toma en consideración, sino solo lo que las grandes leyes de la humanidad hacen necesario. Debemos reconocer esto de las grandes leyes mismas, y no permitirnos ser influenciados por prejuicios a favor de esto u otro. Ese es, en general, el carácter fundamental del Rosacrucismo. El Rosacrucismo significa actuar de acuerdo con la plena evolución de la humanidad. Si conocemos el terreno en el que nos encontramos, por la formación de islas y penínsulas, entonces nos daremos cuenta de qué sentimientos debemos llenarnos si queremos actuar en armonía con la evolución de la humanidad.
Hubo un tiempo, en que el hombre fue llevado a la tierra por los espíritus anormales de la forma y se unió a las diversas partes de la superficie terrestre; y así se sentaron las bases para el desarrollo de las razas. Despues, sin embargo, vemos que las razas se entremezclan cada vez más. Vemos el desarrollo de las naciones interviniendo en la evolución de las razas, es decir, las primeras surgen de las últimas. Vemos la evolución de las naciones interviniendo incluso en la evolución de los seres humanos individuales. Un gran misterio se expresa cuando se dice quién era Platón con respecto a su ser exterior, con respecto a su nacimiento en forma humana. Era un hombre que creció en el linaje de Solón, que pertenecía a la tribu jónica, a la nación griega, a toda la raza caucásica. Si entendemos que Platón era un descendiente de Solón, un jónico, un griego, un caucásico, esto expresa, si comprendemos la ley subyacente, un profundo misterio. Expresa el misterio que nos muestra cómo los Espíritus de la forma normales y anormales cooperan en la amplia base del planeta Tierra, aquellos Espíritus cuyo mayor interés es hacer del hombre un hombre terrestre. Aquí se expresa cómo, mediante esta obra cooperativa, el reino humano se particulariza, cómo despues, intervienen esos otros Seres de los que ya hemos hablado al describir las características de los diversos pueblos. Cada individuo en su propio ser participa en el trabajo cooperativo de todos estos Seres superiores, de estos Espíritus superiores.
No entendemos al hombre individual, si no lo vemos en toda su evolución; se ha convertido en lo que es, a través de la cooperación de estos Seres. A través de una Raza Caucásica que una vez fue creada en nuestro planeta Tierra, a través de la misteriosa cooperación entre unos Espíritus de la Forma que han pasado por la evolución normal, y aquellos otros que han pasado por la evolución anormal, se establecieron los cimientos que hicieron posible que pudiera surjir un Platón Y debido a que vemos la intervención de los Arcángeles anormales y normales hasta los Ángeles, vemos los medios que fueron necesarios para dar a luz a un Platón, con quien podríamos encontrarnos como ser humano, con un rostro humano y atributos muy definidos de razonamiento, sentimiento y voluntad. La nación o el pueblo, se encuentra entre la raza y el individuo.
Por lo tanto, hemos tenido que describir en general las condiciones fundamentales que conducen al desarrollo de la raza. En la próxima conferencia consideraremos el crecimiento de los pueblos fuera de las razas, la intervención de otros Espíritus de las Jerarquías, y consideraremos su intervención en el trabajo de los Espíritus de la Forma.

Traducida Por Julio Luelmo abril 2018

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919