GA346 15ª conf. sucesos históricos y sucesos naturales

Rudolf Steiner

Los sucesos naturales e históricos. El mar de cristal. El amor y la luz. El vertido de las copas de la ira. Respuestas a preguntas de los asistentes.

Dornach, 19 de septiembre de 1924

Décimo quinta conferencia

Queridos amigos, ahora miraremos cómo en nuestro tiempo hay ya visibles poderosas revoluciones de futuro en semilla, aunque de alguna forma ello apunte hacia experiencias terrestres pasadas. Podemos imaginar cómo lo que el Libro del Apocalipsis tiene que decir sobre los males y demás ya juega una parte específica en nuestro tiempo y cómo esto puede alcanzar al alma consciente. (Ap. 8,13; 9,12; 11,14) 

Debemos tener claro que las cosas que describí en las interpretaciones que dí ayer ejercen una importante influencia sobre la formación completa de la evolución humana. Debemos tomar en consideración que estas cosas, que continúan en lo que podría llamarse el campo espiritual, no se tienen en cuenta suficientemente, o quizás nada en absoluto, por parte de nuestros contemporáneos; aunque estas cosas, incluso si hoy en día se contemplan como sucesos puramente espirituales, tienen un efecto incalculablemente poderoso que se extiende más allá de la conciencia humana. Ayer, por ejemplo, mencioné la forma en que ciertas personalidades dirigentes de la Europa Oriental actual llevan dentro pensamientos que realmente representan poderes que deberían estar actuando en las formaciones de las nubes. En otras palabras, lo que está sucediendo en las cabezas de los líderes rusos llegará a representar un día –cuando las semillas hayan germinado y comiencen a brotar- algo que se manifestará como sucesos en las nubes. Así las agitaciones revolucionarias de hoy en día en Rusia se manifestarán un día como poderosas, ensordecedoras revoluciones que tendrán lugar sobre las cabezas de los seres humanos.

Hemos llegado ahora a algo que asimismo pertenece a los secretos de la visión apocalíptica y que pueden clarificar otro pasaje del Libro del Apocalipsis. Estamos acercándonos a una interpretación real de las poderosas visiones del Libro del Apocalipsis y nos estamos aproximando a algo que tendríamos que tener bastante claro en nuestra experiencia humana actual. Cuando consideramos el corto espacio de tiempo en el que estamos acostumbrados a observar la vida hoy sin embarcarnos en ninguna hipótesis ambiciosa, y

generalmente estúpida, sobre el comienzo o el final de la tierra, cuando inspeccionamos este espacio de tiempo sin apelar a ninguna visión espiritual que nos ayude, podemos decir: A partir de ahí, la naturaleza sigue su curso. Vemos sucesos naturales más pequeños teniendo lugar a lo largo de las estaciones, y vemos sucesos naturales más grandes, tales como terremotos, inundaciones, erupciones volcánicas, etc. Al lado de éstos –y a causa de la brevedad del intervalo de tiempo que somos capaces de inspeccionar, no nos sentimos presionados a establecer ninguna conexión entre los dos- al lado de estos tenemos el curso de la historia, sucesos como la Guerra de los Treinta Años, Luis XIV, etc. Tales procesos podrían seguirse unos a otros o podrían tener lugar simultáneamente, pero nadie siente la urgencia de establecer una conexión entre las dos secuencias, los sucesos de la naturaleza y los sucesos paralelos de la historia.

Si consideramos un período más largo de tiempo, sin embargo, veremos inmediatamente cuán errónea es esta idea de que los sucesos son simplemente paralelos. Cuando os remontáis desde vuestra actual encarnación a una anterior –aunque esto sigue siendo teórico hoy en día hasta que pueda ser comprendido adecuadamente en las Imaginaciones dadas por un investigador espiritual- cuando hacéis de las repetidas vidas terrestres una realidad y las experimentáis realmente, entonces, cuando miráis una pradera o un bosque tenéis inmediatamente la impresión de cuán diferentes son de lo que fueron en vuestra encarnación anterior. Notáis esto incluso si estáis en una región bastante diferente, pues todo en la tierra está en constante cambio, y donde quiera que estéis, el mundo vegetal, el mundo animal habrán asumido ahora un carácter bastante diferente. Inicialmente sentís esto en el momento en que sentís algo de una encarnación anterior y entonces miráis con la mente abierta el mundo natural que os rodea, y os sentís bastante desconcertados, incluso perplejos, por esto. Obtenéis una especie de sentimiento interior: Lo que veo a mi alrededor ahora no ha surgido de lo que estaba allí en el momento de la encarnación anterior, pues la esencia de lo que está aquí ha venido de otro lugar muy distinto.

Esto es así: la visión científica ordinaria considera que el mundo procede de una forma lineal, en línea recta. (Ver dibujo abajo y pizarrón 5) Aquí está el año 1924.

La gente imagina que lo que está creciendo en la pradera hoy ha venido al ser a partir de las semillas de lo que creció allí anteriormente. Se remontan a 1260, a 895, etc., e imaginan una línea recta de semillas creciendo a partir de semillas a su vez crecidas a partir de semillas. Pero esto no fue así. He señalado a menudo que el cuerpo que lleváis hoy no es el que llevabais hace siete u ocho años, excepto por unas pocas partes. Algunas partes se endurecen según prosigue la vida –como describí en el otro curso1- pero cuando erais un niño de tres años vuestro cuerpo ciertamente no contenía nada de lo que hoy contiene. Toda su materia física ha sido cambiada. De la misma forma, nada queda de todas las flores que estuvieron una vez en el prado. Debéis imaginarlo como sigue: Lo que es hoy el prado ha bajado de los mundos espirituales; lo que solía ser el prado ha bajado también de los mundos espirituales, etc.; y lo que era el prado hace siglos ha desaparecido completamente. Está la herencia de las semillas físicas, pero ahí también reside el hecho de que las semillas espirituales de los reinos superiores ocupan el lugar de lo que había allí constantemente.

Debéis comprender el hecho de que el prado de hoy no es el que era, digamos, en el siglo XIII, pues entonces había allí otra pradera, que mientras tanto ha muerto. Cuando hayáis comprendido esto seréis capaces de imaginar la misión de la nieve, obtendréis una idea de cómo la nieve es la portadora de lo que continuamente está muriendo. La nieve se renueva cada año, y lo mismo sucede con el hielo. Y así como la naturaleza muere constantemente en esta forma completamente elemental que subyace en la dinámica de la formación de nieve y hielo, del mismo modo es renovada continuamente desde lo alto.

Esto es lo que sucede en nuestro tiempo. Pero esto, también, es una condición que no es completamente permanente. Hablaremos sobre ello en un momento, pero primero aún quiero decir lo siguiente: Una vez que descubrís esto al mirar la pradera –es irrelevante si estuvisteis encarnados en la misma zona anteriormente- y notáis cómo ésta surge a través de la nieve y el hielo a través de las regiones supra-terrenales, sabréis que, entre el momento de vuestra última encarnación y hoy, vosotros mismos habéis jugado un papel en la formación de esta pradera, y sabréis que vosotros mismos habéis tomado parte en la creación de lo que os rodea en vuestra encarnación actual, incluyendo el entorno natural. Primero os daréis cuenta de esto, y después notaréis también que esto, también, es una condición de transición. Cuando descubren algo sobre lo que sucede en la naturaleza, los científicos siempre asumen que es algo que durará. Pero esto es una tontería. En realidad nada permanece. En realidad todo cambia, incluso las leyes de la naturaleza. Por eso los científicos de nuestro tiempo han llegado a considerar como permanentes sólo las leyes más abstractas. “Hay una causa para cada efecto”. “La materia es constante”. Generalizaciones como estas, que en realidad no significan nada, son entonces contempladas como leyes eternas de la naturaleza.

Las condiciones de hoy en día nos muestran cómo cambia la tierra –el florecimiento del verano que disuelve la humedad en calor, el marchitamiento del invierno que endurece la humedad en hielo y nieve- es a su vez algo que no siempre ha existido y que no siempre existirá. Vendrán a la existencia cosas que aún no existen. Hoy tenemos la condición alternante, y quiero que establezcáis esto con mucha firmeza y que lo comprendáis también firmemente, y así tenemos esta condición alternante: (Pizarra 5 arriba)

1.- Verano: disuelve la humedad a través del calor.

2.- Invierno: endurece la humedad en hielo y nieve por medio del frío.

Oscilando entre estas dos tenemos el otoño y la primavera. Gradualmente esto se equilibrará. No habrá un verano tan pronunciado en que la humedad se disuelva completamente, ni habrá un invierno tan pronunciado en que la humedad se endurezca en hielo y nieve; surgirá una condición intermedia en que la humedad tendrá una consistencia diferente, una consistencia bastante más gelatinosa que en verano, pero no se convertirá completamente en otra cosa; seguirá siendo la misma. El hielo y la nieve no serán como hoy, parecerán una masa reflectante que es transparente, una masa reflectante transparente que permanecerá en verano y en invierno. Este es el mar de cristal, cuyo advenimiento es descrito por el escritor del Apocalipsis (Ap. 15,2).

Es un fenómeno natural que comprendemos a través de la observación de los sucesos de la naturaleza, y lo hemos situado en un contexto temporal. Así que ahora que sabemos que lo que nos rodea surge realmente de nosotros, ahora que nos sabemos sus co-creadores, ya que actuamos en la creación de la pradera en aquello que nuestro karma nos sitúa en esta encarnación actual, ahora que sabemos esto, debemos aprender a ampliarlo hasta incluir las grandes transformaciones de la tierra como un todo. Es muy cierto. Los seres humanos, a través de lo que experimentan por medio del intelecto en la era del alma consciente, contribuirán más y más por medio de su dinámica interna a la creación del mar de cristal. Así los seres humanos participan en los grandes sucesos del futuro. Esto no es un mero paralelismo, pues es una colaboración entre lo que tiene lugar en el ser humano y lo que tiene lugar fuera en la naturaleza.

Estaréis ahora en posición de comprender algo más, y esto es lo que sigue, sobre lo que debemos ser claros. Cuando entramos en aquella condición divina que está en estado de equilibrio, un estado de equilibrio repetitivo entre lo luciférico y lo ahrimánico, y cuando comprendemos esto en su más profunda esencia, nos damos cuenta entonces –si miramos correctamente- que dondequiera que no esté la influencia de Lucifer y dondequiera que no esté la influencia de Ahriman, allí es donde existe aquello que viene de la progresiva espiritualidad divina, que está vinculado con la evolución de la humanidad. Si, en los reinos en los que lo luciférico afluye constantemente y en los que lo ahrimánico afluye constantemente, miramos hacia lo divino que mantiene el equilibrio, encontramos allí amor puro como la fuerza fundamental de todo lo que afluye continuamente, formando a los seres humanos externamente, y dotándoles de alma y espíritu internamente. Esta fuerza fundamental es el puro amor. En su sustancia y en su ser, y en la medida en que es el cosmos del ser humano, el universo consiste en amor puro, no es otra cosa que amor puro. En la parte de lo divino que está asociado con el ser humano no encontramos otra cosa excepto amor puro. Este amor es algo interno; las almas pueden experimentarlo internamente. Este amor puro nunca alcanzaría una apariencia externa si no se construyera primero un cuerpo a partir del elemento etérico de la luz. Cuando observamos el mundo de una forma genuinamente esotérica no podemos evitar decirnos: el suelo del mundo es el ser del amor interno apareciendo externamente como luz.

Esto no es algo que crean simplemente aquellos que pueden discernir tales cosas, es un conocimiento obtenido objetivamente: el universo, en la medida en que el ser humano está enraizado en él, es el ser del amor interno manifestándose externamente a través de la luz. Es ser porque está relacionado con todos los seres de las jerarquías superiores, que son portados por este amor y que experimentan internamente este amor que, sin embargo, si queremos emplear una idea abstracta, aparece como luz. La apariencia externa de los seres es amor, y la apariencia externa del amor es luz. Esto se ha enfatizado una y otra vez en todos los Misterios; no es mera creencia, es el conocimiento obtenido verdaderamente por todo ocultista genuino.

El hecho es, sin embargo, que esta es una corriente en el universo, una corriente que es, no obstante, nuestra preocupación particular como seres humanos, pero no obstante es una corriente. Podemos imaginar bien la época del materialismo desde los siglos XV, XVI y XVII, y también la culminación del materialismo durante los años 1840; podemos imaginar las ramificaciones ulteriores del materialismo después de aquel momento, con todo lo que ha ocurrido en el pensamiento y la acción humana, con todas aquellas fuerzas terriblemente destructivas que han estado desatadas furiosamente en la humanidad desde mediados del siglo XIX, incluso aunque aún muchos apenas las notan. Por encima de todo esto teje el amor divino desplegándose en la luz.

Queridos amigos, tomad algo de agua completamente pura, un poco de agua cristalina, y entonces tomad una esponja sucia, una esponja que tenga suciedad. Poned la esponja en el agua cristalina, sumergidla en el agua y entonces exprimidla para que el agua salga de nuevo: ahora el agua está sucia, embarrada. Habéis dejado que la esponja sucia absorba el agua cristalina, la habéis exprimido y el agua se ha ensuciado. ¿Cómo puede evitar el agua cristalina que afluya la suciedad cuando la esponja es exprimida? ¿Cómo puede el amor divino, que surge de la luz pura, evitar ser absorbido en la edad del materialismo, igual que el agua cristalina es absorbida en la esponja llena de suciedad? ¿Cómo puede evitar entonces convertirse en algo distinto cuando aparezca la próxima vez? Esta es la imagen: El agua cristalina, absorbida por la esponja, se convierte en agua embarrada, no potable. El amor divino apareciendo en la luz, absorbido en la era del desarrollo del alma consciente por todos aquellos componentes del mal que rugen en la humanidad, ya sea latente o manifiestamente durante esta época del desarrollo del alma consciente, se convierte en cólera divina.

El secreto de la próxima época es que el amor divino aparecerá en la forma de la ira divina a causa de lo que sucede dentro de la humanidad. Aparecerá en la forma de la cólera divina, que actuará en protección de todas las construcciones materiales que hayan surgido como resultado de la era de la consciencia materialista, y al provocar que aquellas construcciones perezcan, dará protección contra posteriores efectos dañinos. Al hablar de lo que se le aparece, el escritor del Apocalipsis nos habla del vertido de las copas de la ira en la próxima época. (Ap. 16,1). Esto es lo que se decía en los Misterios en una frase que era terriblemente estremecedora para el neófito: en la esfera de ilusión de los seres humanos el amor divino aparecerá en la forma de cólera divina.

Hay un dicho con miles de años de antigüedad que vive a través de los Misterios, vive proféticamente en las visiones de Juan en la forma en que el Libro del Apocalipsis describe, primero cómo el amor divino es mancillado y después lo que tendrá que suceder como la consecuencia necesaria de que lo primero haya sucedido. Esa consecuencia será el vertido de la cólera divina en la época en que –más lejana en aquella época que en la nuestra- lo que los seres humanos hacen influirá en lo que sucede en la naturaleza. Pues el paralelismo que da a los seres humanos la ilusión de que la naturaleza por un lado y el espíritu y el alma humanos por el otro van de la mano, este paralelismo sólo existe en las épocas medias de la evolución, dando así lugar a esa ilusión. Incluso en las etapas anteriores y posteriores de un período más pequeño de la evolución, por ejemplo el que va de la catástrofe atlante a la guerra de todos contra todos, lo que sucede en los seres humanos siempre ejerce mucha influencia en los sucesos naturales. Así no es cháchara ociosa decir que cuando, en las etapas finales del período Atlante, una gran proporción de la humanidad estaba ocupada en la magia negra, las consecuencias de las fechorías de los seres humanos con la magia negra condujeron a los desastres naturales de la catástrofe atlante.

Del mismo modo, muchas cosas que están sucediendo en este momento encontrarán su cumplimiento en fenómenos naturales. Uno de estos sucesos será que la revolución rusa –que tenía también muchas causas ocultas- se vertirá sobre las cabezas de los seres humanos en tormentas de relámpagos y truenos que durarán veranos enteros. Otras cosas que se están acumulando como un elemento cósmico que mancilla el amor divino, aparecerán también en los fenómenos naturales, que no seremos capaces de interpretar de otra forma que como la transformación del amor divino en cólera divina a través de las ilusiones que atesoran los seres humanos.

Lo que acabo de decir es la forma en que el dicho está formulado. Aunque lo que la cólera divina vierte sobre los seres humanos es en realidad aún una revelación de amor divino. Pues si en este momento el amor divino tuviera aparentemente piedad por la debilidad de los seres humanos, esto en realidad no sería verdadera piedad. Equivaldría a cerrar los ojos a todas las consecuencias tan enormemente merecidas de los pensamientos y actos humanos, y sería el acto más falto de amor de todos, ya que entonces la humanidad perecería realmente. Sólo el derramamiento de la cólera divina, que no es otra cosa que la metamorfosis del amor divino, puede provocar la eliminación de todas las cosas dañinas que la humanidad ha creado, que de otro modo serían indescriptiblemente dañinas para el avance de su evolución. El dicho reflejado en las escrituras es tan antiguo que en Europa se menciona aún muy a menudo en su forma oriental: En el reino de maya el amor divino aparece como cólera divina.

Unido a esto hemos visto otro ejemplo que muestra cuán profundamente se deriva el Libro del Apocalipsis de los componentes esenciales que actúan en el cosmos. Cuanto más penetramos en ello, más encontramos en el comos todo lo que muestra en el más verdadero sentido, cuánto podemos confiar en el cosmos, si puedo utilizar una expresión cotidiana. Básicamente puede ser considerado como dando al sacerdote el conocimiento de lo que sucede en el curso de la vida humana en el mundo. Originalmente se daba a los sacerdotes como el contenido esotérico del Cristianismo, junto con las demás cosas, que eran exotéricas.

Discusión de las preguntas entregadas el 18 de septiembre de 1924:

Rudolf Steiner: En lo concerniente al Breviario, no se lo di a nadie personalmente, sino sólo al curso mismo. Debemos distinguir entre las reuniones que aún teníamos en el Goetheanum y las posteriores. Una de estas tuvo lugar en el otoño de 1921 en la Gran Sala del Goetheanum y asistió un gran número de personas de las que se podría haber pensado que estaban interesadas en el movimiento para la renovación Cristiana. Entonces, en septiembre de 1922, tuvimos las reuniones más íntimas, a las que dijisteis que vendríais después de haberos preparado profundamente y que entonces condujeron a la inauguración real del movimiento, cuando se celebró el primer Acto de Consagración. Estas son dos etapas. No hubo nadie en la segunda reunión que abandonara posteriormente; en aquella reunión todos los participantes recibieron las vestiduras y fueron declarados sacerdotes ordenados. No hubo ninguno que abandonara esta reunión, que fue en el más estricto sentido el punto inaugural de vuestra labor como sacerdotes. Sin embargo, ¿hubo personas presentes en la primera reunión que no sólo no se convirtieron en sacerdotes sino que, como decís, ahora son realmente hostiles, genuinamente hostiles?

Friedrich Rittelmeyer: Por ejemplo Bruno Meyer, el capellán para la juventud.

(Werner Klein habló sobre la distribución del Breviario diciendo que no había un control adecuado sobre dónde habían acabado las copias)

Rudolf Steiner: ¿No hay forma de averiguar quién estuvo aquí en el otoño de 1921?

Un participante: Sí, la hay.

Rudolf Steiner: ¿Seguro que a nadie más se le dio el Breviario?

Friedrich Doldinger: Pero los otros hicieron circular copias.

(Los participantes preguntaron si se les podría dar una meditación preliminar)

Rudolf Steiner: Una meditación preliminar sería el último recurso. Antes de decir más sobre esto quiero tratar la otra pregunta que planteasteis, que creo que es importante en relación con esta. La pregunta es [leyendo de la nota de Johannes Werner Klein] si es bueno continuar situando el mayor énfasis en la labor de difusión, o si sería preferible, con el fin de estar mejor preparados para las tareas futuras, concentrarse en un trabajo más intensivo para la profundización de la personalidad de uno mismo. La relación entre las dos preguntas no es obvia, pero está ahí.

En todos los sucesos de la etapa actual de vuestro trabajo como sacerdotes deberíais buscar formas de no restringir la actividad de difusión, como la llamáis. Vuestra necesidad de profundización interior es completamente comprensible, y las preocupaciones que algunos de vosotros habéis tenido en el círculo de sacerdotes desde el otoño de 1922 en relación con ‘un deterioro de la salud del cuerpo y del alma’ son también comprensibles. Todo esto es comprensible. Pero por favor no olvidéis, queridos amigos, que las cosas que pueden hacerse con toda seriedad a partir del mundo espiritual deberían hacerse también hasta un determinado punto en relación con el trabajo de difusión. Hasta que hallamos llegado a este punto no tenemos derecho a retirarnos dentro de nosotros mismos.

Hemos sufrido terribles golpes con varias personas en nuestro movimiento, como sabéis; he tenido que aguantar muchas de estas cosas en los últimos años. Cuando se fundó el movimiento para los estudiantes universitarios dije a los fundadores que lo establecieran a su modo: si hacéis una cosa así, debéis saber que sólo se le permite a uno hacer una cosa así si tiene bastantes fuerzas para perseverar sin importar si uno tiene éxito o no; es necesario perseverar en seguir el sendero recto hasta un punto específico. Pero esto no ocurrió. De ahí los serios retrasos que estamos sufriendo como resultado del movimiento para los estudiantes, pues pocas cosas nos han causado tanto daño como ese movimiento que se ha derrumbado sobre sí mismo, o más bien sobre las almas de sus miembros. Se ha agotado completamente. Ha ocupado su lugar una especie de introspección de las almas jóvenes, y esta es la situación ahora. El movimiento para los estudiantes como tal, se ha dividido completamente.

Por supuesto esto no es algo que se pueda comparar con nuestro movimiento, pero este aspecto es válido aquí también: si inauguramos un movimiento que obtiene su impulso original directamente del mundo espiritual, debemos olvidarnos completamente del éxito o del fracaso, debemos ignorar completamente lo que suceda con nuestros esfuerzos y no decidir a partir de nosotros mismos un cambio de rumbo.

Probablemente muchísimas cosas van a volverse muy difíciles. En cuanto al deterioro de la salud física, por supuesto es cuestión de buscar medios y maneras de ayudar a reponer nuestras fuerzas físicas. Aquellos de vosotros, sin embargo, que habláis de un deterioro de la salud de vuestra alma deberíais primero preguntaros a vosotros mismos muy seriamente: ¿hasta qué grado puede ayudarme aquello que afluye del origen viviente de este movimiento religioso, lleno del Impulso de Cristo? ¿Hasta qué grado puede esto ayudar a mis fuerzas anímicas a conservar su fuerza en todo momento?

Queridos amigos, las fuerzas anímicas deben ser mantenidas por medio de lo que fluye a través del culto y la enseñanza. En cuanto concierne a las fuerzas físicas uno debe buscar maneras físicas de mantenerlas. Pero en cuanto a las fuerzas anímicas, hay que decir que averiguar si uno es capaz de obtener de este movimiento aquello que pueda mantener las propias fuerzas anímicas, sin importar cuánto se hayan deteriorado las propias fuerzas físicas, es casi como una prueba con la que se enfrenta este movimiento sacerdotal. No debemos perder nuestro coraje, nuestra intensidad interior en lo que respecta a nuestro trabajo concreto, nuestra clara persecución de los objetivos sacerdotales, y, relacionado con esto, nuestro firme pisar sobre el terreno humano y divino, que mantiene al alma firmemente en el universo. Si lo hiciéramos, esto demostraría que la parte de nosotros que debería ser la más fuerte no es lo suficientemente fuerte. De hecho, plantearlo así es en sí mismo incorrecto, pues es lo bastante fuerte. El deterioro de las fuerzas anímicas es por tanto algo que está relacionado con alguna clase de ilusión, principalmente causas de depresión que provienen de otras partes bastante diferentes que atenúan los brillantes rayos que emanan de este movimiento religioso y que evitan cualquier tipo de deterioro de las fuerzas anímicas. Mirad a vuestro alrededor y encontraréis por doquier estas fuerzas anímicas, incluso si pensabais que se habían deteriorado. Se deterioran por alguna clase de influencia que actúa desde el exterior, algo a lo que uno concede demasiado crédito en relación con estas fuerzas anímicas, y contra lo que uno en su defensa no apela suficientemente a las fuentes del espíritu. Pero esto puede cambiar si uno se hace plenamente consciente de la elevada misión de esta profesión sacerdotal.

Al decir esto también quiero sugerir que incluso se requiere ser capaz de pensar sobre hacer algo para devolver al Breviario, que está en peligro, su efectividad original. Estas dos cosas, queridos amigos, deben ser consideradas juntas si, y esto podría suceder mañana mismo, resulta que podéis obtener claridad sobre cómo liberar el tema de las fuerzas anímicas de cualquier ilusión –y me refiero a las fuerzas anímicas, pues las fuerzas físicas pueden ser tratadas por nuestras instituciones clínicoterapéuticas- de tal modo que el movimiento pueda mantener el impulso que tenía al principio. Una vez que esto se haya establecido, incluso si resultase imposible recuperar todas las copias del Breviario, podremos dirigir nuestra atención a hacer algo para curar lo que se ha dañado. Sobre esto hablaremos más mañana.

1 Rudolf Steiner, La Filosofía de la Libertad (GA 4), Editorial Rudolf Steiner.


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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919