GA026 Misterio de Miguel: Capítulo XXIX: De la naturaleza a la subnaturaleza

 




Principios antroposóficos


El camino hacia el conocimiento de la Antroposofía


Por Rudolf Steiner

Misterio de Miguel: Capítulo XXIX: De la naturaleza a la subnaturaleza

Se habla de que la época filosófica ha sido superada a mediados del siglo XIX y que ha dado paso a la época de las ciencias naturales. También se habla como si la época de las ciencias naturales continuara en la actualidad, aunque muchos subrayan al mismo tiempo el retorno a ciertas tendencias filosóficas del pensamiento.

Todo esto equivale a los caminos del conocimiento que han tomado los tiempos modernos, pero no a los caminos de la vida. Con sus representaciones, el hombre sigue viviendo en la Naturaleza -aunque introduzca un modo de pensar mecanicista en su comprensión de la Naturaleza-. Pero con la vida volitiva está viviendo en una maquinaria de procesos técnicos hasta tal punto que esto ha dado durante mucho tiempo un matiz completamente nuevo a la época de la Ciencia Natural.

Si uno quiere entender la vida humana, hay dos lados desde los cuales uno debe comenzar a considerarla. El hombre trae consigo, de sus anteriores vidas terrestres, la facultad de formarse representaciones mentales de las influencias cósmicas que actúan desde fuera del entorno de la Tierra, y de las que actúan dentro de la esfera de la propia Tierra. A través de sus Sentidos, percibe el elemento cósmico que actúa dentro del ámbito terrestre; a través de su organismo del pensar, piensa lo Cósmico que actúa sobre la Tierra desde el Universo circundante.

De este modo, a través de su cuerpo físico vive una vida de Percepción, y a través de su cuerpo etérico una vida de Pensamiento.

Lo que ocurre en el cuerpo astral y en el yo, actúa en regiones más ocultas del alma. Actúa, por ejemplo, en el destino del hombre. Sin embargo, no hay que buscarlo, para empezar, en las intrincadas complejidades del destino humano, sino en los procesos simples y elementales de la vida.

El hombre se une a fuerzas terrestres definidas, mediante el hecho de poner su propio cuerpo en contacto con las líneas de estas fuerzas. Aprende a estar erguido y a caminar; aprende, con sus brazos y manos, a ponerse en equilibrio con las fuerzas terrestres.

Ahora bien, no se trata de fuerzas que actúen desde fuera, desde el Cosmos; son meramente terrestres.

En realidad, nada de lo que el hombre experimenta en su vida interior es una abstracción. Sólo que no percibe de dónde viene la experiencia; y por eso, de sus ideas sobre las realidades hace abstracciones. El hombre habla de las Leyes de la Mecánica; cree haberlas deducido por abstracción del complejo de los fenómenos naturales. Sin embargo, no es así, sino que todo lo que el hombre interpreta en su alma como una ley puramente mecánica, lo aprende de la experiencia interna directa de su propia orientación en y hacia el mundo terrestre al estar erguido, al caminar, etc.

Sin embargo, esto identifica lo mecánico como algo puramente terrenal. Pues todo lo que existe en forma terrenal como Leyes de la Naturaleza -en color, sonido, etc.- es un regalo de fuera del Cosmos. Sólo dentro de la esfera de la Tierra todo este reino de la Naturaleza adquiere -injertado en él- el elemento mecánico, al igual que el hombre se encuentra con este elemento en su propia vida y experiencia sólo dentro de la esfera de la Tierra. La mayor parte de todo lo que actúa a través de la ciencia técnica en la civilización de hoy no es Naturaleza, sino Sub-Naturaleza. Es un mundo que se está emancipando de la Naturaleza, en sentido descendente.

Obsérvese cómo los orientales, cuando persiguen al Espíritu, tratan de desprenderse de los estados de equilibrio que se deben únicamente a la Tierra. Adoptan para la meditación una postura que les lleva únicamente al equilibrio cósmico. Entonces la Tierra ya no ejerce ninguna influencia sobre la disposición de todo su organismo. (Esto no se dice aquí con la pretensión de imitar, sino sólo para clarificar lo que se ha dicho. Aquellos que conocen mis escritos, saben cómo difieren la vida espiritual de Oriente y Occidente a este respecto. )

Para la evolución de su Alma Consciente, el hombre necesitaba esta relación con lo meramente terrenal. Pero en tiempos más recientes surgió la tendencia, en todas partes, también en sus propias acciones, a dar efecto práctico a este elemento con el que, como Hombre, debe necesariamente familiarizarse. Y al penetrar en este reino meramente terrenal, se encuentra con el mundo de Ahriman. Debe aprender a ponerse a sí mismo y a su propio ser humano en correcta relación con este elemento ahrimánico.

Hasta ahora, en el curso que ha tomado la Era Técnica, el hombre no ha podido encontrar la manera de reajustar correctamente su relación humana con esta nueva civilización de Ahrimán. El hombre debe encontrar la fuerza, la facultad interior de conocimiento y discernimiento, para que su ser humano no sea arrollado por Ahrimán en la civilización de la Técnica. En este sentido, la subnaturaleza debe ser comprendida en su carácter de subnaturaleza. Sólo se comprenderá así si el hombre se eleva por lo menos tan alto en el conocimiento espiritual de esa super-Naturaleza que se halla fuera de la esfera terrenal, tanto como él ha descendido en la ciencia técnica por debajo de ella en la Sub-Naturaleza.

La época necesita un poder de Conocimiento que se eleve por encima de la Naturaleza, porque tiene que lidiar interiormente con un elemento que está peligrosamente actuando dentro de su vida, y que es lo que se ha hundido por debajo de la Naturaleza. Por supuesto, lo que se quiere decir aquí no es ningún tipo de retorno a los estados anteriores de la civilización, sino que el hombre debe encontrar su camino para llevar las nuevas condiciones de la civilización a una relación correcta consigo mismo y con el Cosmos.

Todavía son pocos los que sienten las importantes tareas espirituales que el hombre tiene ante sí. Tomemos por ejemplo la electricidad, aclamada en su descubrimiento como el alma misma del mundo natural. La electricidad debe ser reconocida en su propio poder peculiar para conducir desde la Naturaleza a la Sub-Naturaleza. Sólo que el hombre no debe descender con ella.

En la época en que todavía no existía un reino de la técnica independiente de lo que puede llamarse, con razón, naturaleza, el hombre encontraba el espíritu en su contemplación de la naturaleza. La técnica, al desprenderse de la Naturaleza, clavó los ojos del hombre en el mundo mecanicista y material como el mundo científico del que en lo sucesivo debía derivar su conocimiento.

Ahora, en este mundo, ya no queda nada de la vida divino-espiritual relacionada con los primeros orígenes de la evolución humana. Lo puramente ahrimánico domina esta esfera.

Pero en una Ciencia del Espíritu se crea la otra esfera, de la que está ausente por completo el elemento ahrimánico. Precisamente al tomar en su mente esa forma de inteligencia espiritual a la que los Poderes Ahrimánicos no tienen acceso, el Hombre gana la fuerza para encontrarse con Ahrimán en el mundo, para encontrarse con él aquí.

Pensamientos guía

183.-En la Era de la Ciencia Natural, que comienza a mediados del siglo XIX, se produce en la civilización humana un descenso gradual de las ocupaciones y actividades de los hombres, no sólo hacia las regiones más bajas de la Naturaleza, sino por debajo de ella. La civilización técnica se convierte en Sub-Naturaleza.

184.-Esto hace necesario que el hombre, en la experiencia interior viva, llegue a un Conocimiento del Espíritu con el cual se eleva tan arriba, en la Super-Naturaleza, tanto como desciende en la Naturaleza con sus ocupaciones técnicas sub-naturales. De este modo, crea en su interior la capacidad de no "hundirse".

185.-La anterior visión del mundo natural contenía todavía el Espíritu con el que la evolución humana está ligada en sus primeras fuentes. Poco a poco, este Espíritu se ha desvanecido de la imagen que el hombre tiene de la Naturaleza; el elemento puramente ahrimánico se ha apoderado de la imagen, y desde allí se ha vertido en la civilización técnica de hoy en día.

Traducido por J.Luelmo junio2021

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