GA101-10 Stuttgart, 15 de septiembre de 1907 -Signos y Símbolos ocultos- el simbolismo de los números

 

RUDOLF STEINER

Los místicos y el tiempo de copérnico.

Involución, evolución y creación a partir de la nada.

El número cuatro, el signo de la creación.

décima conferencia
Stuttgart, 15 de septiembre de 1907

Hoy, nos ocuparemos primero de lo que se llama el simbolismo de los números. Cuando se habla de signos y símbolos ocultos, es necesario mencionar los símbolos que se expresan en los números, aunque solo sea brevemente. Recuerden mis explicaciones del antesdeayer en las que hablé de las proporciones numéricas en el universo, de la velocidad con que se mueven los planetas individuales y de la armonía de las esferas que se produce como consecuencia de estas diferentes velocidades. Incluso a partir de eso, pueden ver que los números y las proporciones numéricas tienen un cierto significado para el cosmos y el mundo. Es en los números, podríamos decir, donde se expresa la armonía que emana a través del espacio. Ahora vamos a centrar nuestra atención en un simbolismo numérico más íntimo, cuyo significado, sin embargo solo podemos rozar. Si realmente nos sumergiéramos en él, tendríamos que considerar muchas otras cosas. En la antigua Escuela de Pitágoras oculta se enfatizaba la necesidad de sumergirse en la naturaleza de los números para obtener una visión del mundo, con ello ya se harán al menos una idea de lo que se quiere decir en torno a la importancia de los números.
Pensar en los números puede parecer a primera vista, seco y triste para muchos. Para aquellos que están afectados por la cultura materialista de nuestro tiempo, aparecerá como un mero juego por la arraigada creencia de que, a través de la consideración de los números, es posible obtener conocimiento de la naturaleza de las cosas. Sin embargo, había una profunda razón para que el gran Pitágoras les dijera a sus alumnos que el conocimiento sobre la naturaleza de los números conduciría a la esencia de las cosas. Pero no crean que es suficiente con reflexionar sobre los números 1, 3 o 7. La enseñanza oculta real no sabe nada de brujería ni magia, ni del significado supersticioso de ningún número. Su conocimiento se basa en cosas más profundas y, a partir del breve boceto que les daré, verán que los números pueden darle una pista de lo que se llama meditación si tiene la clave para sumergirse con la suficiente profundidad.
Nuestro punto de partida debe ser el número uno. Más adelante, al considerar los otros números, se aclarará hasta qué punto el número uno simboliza lo que diré. En todo ocultismo, el Uno siempre ha designado la unidad indivisible de Dios en el universo. Dios está indicado por el número uno. Sin embargo, no debemos creer que hayamos ganado nada si nada más nos concentramos en este número. Más adelante verán cómo debería producirse esta concentración, y será mucho más fructífera si primero consideramos los otros números.
El dos es llamado el número de la revelación en el ocultismo. Esto significa que cualquier cosa que se nos presente en el mundo, todo lo que se revela, todo lo que no está oculto de ninguna manera, se erige como una dualidad. De este modo, hallamos terreno bajo nuestros pies, mientras que con el número uno estamos palpando lo insondable. En la naturaleza por todas partes encuentran que nada se revela sin estar relacionado con el número dos. La luz sola no puede revelarse a sí misma. También debe haber sombra u oscuridad, es decir, una dualidad. Nunca podría haber un mundo lleno de luz manifiesta sin haber la correspondiente sombra. Así es con todas las cosas. Nunca sería posible para el bien manifestarse si no tuviera el mal como imagen de sombra. La dualidad del bien y el mal es una necesidad en el mundo manifiesto. Hay infinitas dualidades. Se adaptan a toda la vida, pero debemos buscarlas en los lugares correctos.
Hay una importante dualidad en la vida que los hombres bien pueden reflexionar. Ayer, consideramos las varias condiciones que un hombre tuvo que experimentar antes de convertirse en un habitante de nuestra tierra actual. Vimos que sobre Saturno y sobre el Sol tenía cierta inmortalidad, ya que dirigía su cuerpo desde el exterior, que si perdía partes de este cuerpo, él agregaba otras nuevas, de modo que no percibía ni el perecer ni la muerte. La conciencia humana en aquél tiempo no era como es hoy, sino que estaba aletargada. Los hombres han luchado por una conciencia por primera vez en nuestra tierra. Aquí es donde por primera vez un hombre se vuelve un ser que sabe algo sobre sí mismo y puede distinguirse de los objetos. Para que esto ocurriera, fue necesario no solo que dirigiera su cuerpo desde el exterior, sino que también tenía que deslizarse dentro de este cuerpo, percibirse a sí mismo en él y decirle "Yo". Sólo gracias a que el hombre se incorporó completamente en su cuerpo pudo ser capaz de alcanzar su plena conciencia. Sin embargo, ahora también comparte el destino de su cuerpo. Anteriormente, cuando todavía estaba sobre él, no estaba sometido a esta ley. Solo cuando un hombre había alcanzado este grado de conciencia entraba en relación con la muerte. En el momento en que su cuerpo se desintegra, siente la suspensión de su yo porque se identifica con su cuerpo. Sólo gradualmente, a través del desarrollo espiritual, logrará nuevamente la antigua inmortalidad. El cuerpo está aquí como escuela a través de la cual se lucha por la inmortalidad con la autoconciencia. A través de la muerte, un hombre adquiere la inmortalidad en un nivel superior. Mientras no haya experimentado la muerte, el mundo no le será revelado porque la dualidad pertenece al mundo revelado: la muerte y la vida.
Por tanto, podríamos señalar dualidades en cada paso de la vida. En la física se encuentra la electricidad positiva y negativa, en el magnetismo, las fuerzas de atracción y repulsión. Todo aparece en forma dual. El dos, la dualidad, es el número de la apariencia, de la manifestación.
Sin embargo, no hay revelación, salvo que entre bastidores domina lo Divino. De esta manera, detrás de toda dualidad se esconde una unidad. Por lo tanto, tres no son más que dos + uno, es decir, la revelación y la divinidad existente que la sustentan.
Tres es el número de la Divinidad revelándose a sí misma. Hay una sentencia en el ocultismo que dice que dos nunca pueden ser el número de la Divinidad. El uno es un número para Dios, y también el tres. Quien ve el mundo como una dualidad, lo ve solo en su revelación. Quienquiera que diga que esta dualidad es el todo, siempre está equivocado. Dejenme aclarar esto con un ejemplo. Incluso en lugares donde se debate la ciencia espiritual, a menudo se peca contra la afirmación del verdadero ocultismo de que dos es el número de la revelación, pero no el número de la plenitud o de la totaliidad. A menudo escucharán decir en el ocultismo popular por personas que no saben realmente, que todo desarrollo sigue su curso a través de la involución y la evolución, pero veremos la dirección que esto realmente toma. Primero, no obstante, examinemos una planta, una planta completamente desarrollada con raíces, hojas, tallos, flores, frutos, etc. Esta es una evolución. Pero ahora observen la pequeña semilla de la cual la planta ha surgido o puede surgir. En esta pequeña semilla, está toda la planta, en cierto sentido, ya contenida. Está oculta dentro de ella, envuelta, porque la semilla está tomada de toda la planta, que ha depositado todas sus fuerzas en la semilla. Por lo tanto, aquí podemos hacer una distinción entre dos procesos: uno en el que las fuerzas de la semilla se extienden y se despliegan en la planta, la evolución y el otro en el que la planta se repliega y, por así decirlo, repta en la semilla, involución.
El proceso en sí, que se produce cuando hay muchos órganos, es que nada de estos órganos permanece visible, estos se contraen en una pequeña parte, que se llama involución. El proceso de expansión y despliegue es una evolución. En la vida, esta dualidad se alterna por todas partes, pero siempre dentro de lo manifiesto. Esto puede verificarse no tan solo en la planta sino también en los reinos superiores de la vida. Rastreemos con el pensamiento, por ejemplo, el desarrollo de la vida espiritual europea desde Agustín a Calvino, es decir, aproximadamente a lo largo de la Edad Media. Encontrarán en Agustín una especie de interioridad mística. Nadie puede leer las Confesiones ni sus otros escritos sin experimentar la profunda interioridad de los sentimientos de este hombre. Cuando avanzamos, nos encontramos con personajes maravillosos como Scotus Erigena, un monje de Escocia llamado St. John el escocés, que más tarde vivió en la corte de Carlos el Calvo. No se llevaba bien con la Iglesia, y se dice que los hermanos de su orden lo torturaron hasta la muerte con alfileres. Por supuesto, esto no debe tomarse literalmente, aunque es cierto que fue torturado hasta la muerte. Dicho monje escribió un espléndido libro, "Sobre las divisiones en la naturaleza", que revela una gran profundidad de pensamiento a pesar de que se encuentran deficiencias en muchos aspectos desde el punto de vista antroposófico.
Prosiguiendo, encontramos a los místicos alemanes en la región del Rin, a través de los cuales se derramó una calidez interior sobre un gran número de personas. No solo lo experimentó hasta el más alto de los clérigos, sino también aquellos que trabajaban en la tierra o entre los distintos artesanos. Todos fueron recogidos por esta corriente de la época. Más a lo largo del camino encontramos a Nicolaus Cusanus (1400–64), y podemos proseguir en el tiempo hasta el final de la Edad Media. Siempre encontramos esa profundidad de sentimiento, esa interioridad, que se extiende sobre todos los estratos de la población.
Si ahora comparamos este tiempo con el siguiente, con el período que comenzó en el siglo XVI y llega hasta el nuestro, notamos una diferencia tremenda. De buen principio, encontramos a Copérnico quien, a través de una idea exhaustiva, realizó una renovación de la vida espiritual, cuyo pensamiento se ha infiltrado tanto en el pensar humano, que quien crea algo distinto hoy en día es considerado un tonto. Vemos a Galileo, quien descubrió la ley de la gravedad al observar el balanceo de una lámpara de la iglesia en Pisa. Paso a paso seguimos el paso del tiempo hasta el presente, y en todas partes encontramos lo opuesto, exactamente lo opuesto, a la Edad Media. Aquél sentir disminuye constantemente y la interioridad desaparece. El intelecto se destaca firmemente y los hombres se vuelven más inteligentes.
La ciencia espiritual explica la diferencia entre estas dos épocas y nos muestra que este cambio tenía que producirse. Hay una sentencia oculta que dice que el período desde Agustín hasta Calvino fue de involución mística. ¿Qué significa esto? Desde la época de Agustín hasta el siglo XVI hubo un despliegue exterior de la vida mística; que se proyectaba hacia fuera. Pero también hubo algo más: una vida intelectual oculta en forma germinal. Fue, por así decirlo, como un sol enterrado en la tierra espiritual que más tarde se desplegó a partir del siglo XVI. El intelecto se involucionó como hace la planta en su semilla. En el mundo no puede surgir nada que no haya estado previamente en tal involución. Desde el siglo XVI, el intelecto ha ido evolucionando, a la par que la vida mística se iba retirando. Ahora ha llegado el momento en que esta vida mística debe volver a aparecer, cuando a través del Movimiento Antroposófico se la vuelva a desplegar, a la evolución. De esta manera, la involución y la evolución se revelan alternativamente en todas partes de la vida.
Quienquiera que se detenga aquí, sin embargo, solo toma en cuenta el aspecto externo. Para contar con el todo debemos incluir un tercer aspecto que está detrás de estos dos. ¿Cuál es ese tercer aspecto? Imagínense haciendo frente a un fenómeno en el mundo exterior. Ustedes reflexionan sobre ello. Están aquí, el mundo exterior está ahí, y de sus adentros surgen sus pensamientos. Estos pensamientos no estaban allí previamente. Cuando, por ejemplo, se forman un pensamiento sobre una rosa, este pensamiento primero surge en el momento en que entran en contacto con la rosa. Ustedes estaban aquí, la rosa allí, y entonces surge el pensamiento. Cuando surge la imagen de la rosa, algo bastante nuevo ha surgido. Este es también aplicable en otras esferas de la vida. Imaginen al artista, Miguel Ángel, arreglando un grupo de modelos. En realidad, eso lo hizo en raras ocasiones. Miguel Ángel está aquí, lo que él ha creado está allá. Algo nuevo (la imagen) surge en su alma. Esta es una creación que no tiene nada que ver con la involución y la evolución. Es algo completamente nuevo que surge de la relación entre un ser que puede recibir y un ser que puede dar. Estas nuevas creaciones siempre se generan a través del intercambio de ser con ser, y tales nuevas creaciones son un comienzo.
Recuerden lo que ayer considerabamos, acerca de cómo son creativos los pensamientos, de cómo pueden ennoblecer el alma, de hecho, incluso trabajar más tarde formando el cuerpo. Sea lo que sea lo que un ser piensa, la creación del pensamiento, la creación del concepto, actúa y continúa activa después.Es una creación nueva y, al mismo tiempo, un comienzo porque da lugar a consecuencias. Si tienen buenos pensamientos hoy, son fructíficados en el futuro remoto porque sus almas siguen su propio camino en el mundo espiritual. Sus cuerpos se disuelven en los elementos y decaen. Incluso a pesar de que todo lo que surja del pensamiento se desintegre, los efectos del pensamiento permanecen.
Volvamos al ejemplo de Miguel Ángel. Sus gloriosas pinturas han afectado a millones de personas. Esas pinturas, sin embargo, algún día se convertirán en polvo y habrá generaciones futuras que nunca verán sus creaciones. Pero lo que vivóa en el alma de Miguel Ángel antes de que sus pinturas tomaran forma externa, esas creaciones nuevas que al principio solo existían en su alma, siguen existiendo y aparecerán en etapas futuras de la evolución dándole forma. ¿Saben por qué las nubes y las estrellas se nos aparecen hoy? Porque hubo seres en épocas anteriores que tubieron pensamientos de nubes y estrellas. Todo surge de las creaciones del pensamiento.
¡He ahí el número tres! En la revelación las cosas se alternan entre involución y evolución. Detrás de eso hay una creación profundamente oculta, una nueva creación nacida del pensamiento. Todo ha surgido del pensamiento, y las cosas más grandes del mundo han salido de los pensamientos de la Divinidad. Entonces, ¿De qué, surgen las cosas puesto que las ideas son nuevas creaciones? ¡Surgen de la nada! Tres cosas diferentes están relacionadas aquí: Crear de la nada, cosa que ocurre cuando tienen una idea; la manifestación de esta creación; El curso de su desarrollo en el tiempo a través de dos formas, involución y evolución. Esto es lo que se quiere decir cuando ciertos sistemas religiosos hablan del mundo creado de la nada. Si hoy la gente se burla de esto, es solo porque no entienden lo que se encuentra en estos documentos.
En el mundo manifesto, resumiendo una vez más, todo se va alternanando entre involución y evolución. En la raíz de ello está una creación oculta a partir de la nada que se une con las dos (involución y evolución) para formar una tríada. Esta es una unión de lo divino con lo revelado.
Así puede verse cómo podemos reflexionar sobre el número tres. No debemos sacar y dar vueltas a pensamientos pedantes sobre ello, sino que debemos buscar la dualidad y la tríada que se deben cumplir en todo momento. Luego consideraremos los símbolos numéricos de manera correcta, en el sentido pitagórico, y podremos sacar conclusiones que conduzcan de uno a otro. También podríamos decir que la luz y la sombra aparecen en el mundo manifiesto, y que detrás de éstas se encuentra un tercer elemento oculto.
Llegamos ahora al número cuatro. Cuatro es el signo del cosmos o de la creación. Hasta donde podemos determinar con nuestros órganos actuales, la condición planetaria actual de la Tierra es su cuarta encarnación. Todo lo que se nos manifiesta en una tierra como la nuestra presupone que esta creación es la cuarta etapa. Esto en consecuencia no es más que un caso especial para todas las creaciones que aparecen. Todas ellas están bajo el signo del cuatro.
El ocultista dice que los hombres de hoy se hallan en el reino mineral. ¿Qué significa esto? Dado que un hombre solo entiende el reino mineral, solo puede controlar este reino. Usando minerales, él puede construir una casa, un reloj y otras cosas porque están sujetos a las leyes minerales. Para otras actividades no tiene esta capacidad. No puede, por ejemplo, formar una planta a partir de su propio pensar. Para poder hacer esto, él mismo tendría que existir en el reino vegetal. Algún día en el futuro esto será posible. Hoy los hombres son creadores en el reino mineral. Otros tres reinos, los reinos elementales, han precedido este; El reino mineral es el cuarto. Dichos todos hay siete.
Los hombres están en el cuarto reino. Sólo aquí han alcanzado su conciencia real orientada hacia el mundo exterior. En la Luna todavía obraban en el tercer reino elemental, en el Sol en el segundo y en Saturno en el primero. En el futuro, en Júpiter, podrán crear plantas tal como hoy pueden construir un reloj. Todo lo visible en la creación se encuentra en el signo del cuatro. Hay muchos planetas que no se pueden ver con los ojos físicos, tales como aquellos en los reinos elementales primero, segundo y tercero. Solo puede ser visto cuando dicho planeta, dentro de la creación, entre en el reino mineral. Cuatro es, por lo tanto, el número del cosmos o de la creación. Con la entrada a la cuarta condición, un ser se vuelve completamente visible para los ojos que pueden ver cosas externas.
Cinco es el número del mal. Esto nos quedará mas claro si nuevamente consideramos a los seres humanos. En su desarrollo, los hombres se han convertido en cuatro seres y, por lo tanto, en seres del mundo creado. Aquí en la tierra, sin embargo, se agregará el quinto miembro de su ser, el yo espiritual. Si se mantuvieran como seres cuádruples, serían dirigidos constantemente por los dioses hacia el bien, por supuesto, pero nunca desarrollarían su independencia. Se han liberado a través del don de su quinto miembro germinal, pero también es por esto que han recibido la capacidad de hacer el mal. Ningún ser que no haya llegado a la "quíntuplicidad" puede hacer el mal. Dondequiera que nos encontremos con el mal, de tal manera que realmente pueda afectar negativamente a nuestro propio ser, hay una "quíntuplicidad" actuando. Tal es la situación por todas partes, incluido el mundo exterior, pero la gente no lo sabe, y nuestra visión materialista del mundo actual no tiene idea del hecho de que el mundo puede considerarse de esta manera. En realidad, existe una justificación para hablar del mal solo donde aparece la "quíntuplicidad". Cuando, un día, la medicina haga uso de esto, podrá influir de manera beneficiosa en el curso de la enfermedad. Parte del tratamiento sería estudiar la enfermedad en su desarrollo entre el primer y quinto día después de su aparición, en días separados en la quinta hora después de la medianoche y de nuevo durante la quinta semana. Por lo tanto, siempre es el número cinco el que determina cuándo el médico puede intervenir mejor. Antes de eso, no hay mucho más que pueda hacer mas que dejar que la naturaleza siga su curso, pero luego puede intervenir, ayudando o empeorando, porque lo que puede llamarse bien o mal justificadamente, fluye entonces al mundo de la realidad. En muchas áreas es posible mostrar que el número cinco tiene significado para eventos externos.
La vida de un hombre se divide en períodos de siete años, desde el nacimiento hasta el cambio de dientes; después siete años mas hasta la pubertad; hasta llegar a la edad adulta siete u ocho años mas; después otro período hacia los treinta, seguidos por períodos de siete años durante el resto de su vida. Cuando, un día, tenga en cuenta estos períodos y considere qué fue lo mejor que le pasó o qué se alejó de él, llegará a saber mucho sobre la preparación de una buena vejez para sí mismo. Por lo tanto, puede traer el bien o el mal para el resto de su vida. En los primeros períodos de la vida, se puede hacer mucho observando ciertas leyes de la educación. Después, sin embargo, llega un importante punto de inflexión. Esto también puede convertirse en una regresión si confiadamente se le suelta demasiado pronto a su suerte en la vida. El principio aceptado de hoy que envía a los jóvenes a la vida tempranamente, es perjudicial; Debe ser pasado el quinto período antes de que esto suceda. Tales principios ocultos antiguos son de gran importancia. Esta es la razón por la cual, en el pasado, bajo la dirección de quienes sabían algo de estas cosas, los años de aprendizaje y oficialía tenían que ser completados antes de que uno pudiera ser llamado un maestro.
Siete es el número de la perfección. La observación del propio hombre lo dejará claro. Hoy está bajo la influencia del número cinco por cuanto puede sentir inclinación por el bien o por el mal. Como criatura del universo vive en el número cuatro. Cuando haya desarrollado todo lo que en la actualidad posee como germen dentro de él, se convertirá en un ser de siete miembros, perfecto en su tipo. El número siete gobierna en el mundo del color, en el arco iris; En el mundo del tono se encuentra en la escala. En todas partes, en todos los ámbitos de la vida, el número siete puede observarse como una especie de número de perfección. No hay superstición ni magia en ello.
Ahora volvamos a mirar el número uno. Debido a que hemos considerado otros números, lo que ahora se diga acerca del uno aparecerá bajo una luz correcta. La esencia del número uno es su indivisibilidad. Por supuesto, puede subdividirse, por ejemplo, 1/3, 2/3, etc., pero esto solo puede lograrse mediante el pensar. En el mundo, especialmente en el mundo espiritual, cuando sacas los dos tercios, el otro tercio sigue siendo una parte de él. En el mismo sentido, se puede decir que cuando una parte de Dios se separa de Él y se manifiesta, el resto existe como algo que aún le pertenece. En el sentido pitagórico podemos decir: "Divide la unidad, pero nunca de manera que tengas en tus pensamientos subyacentes el resto relacionado con lo que se ha separado".
Tomen una delgada placa dorada de vidrio y miren a su través. El mundo aparecerá amarillo porque ese es el color que se reflejará. Pero la luz blanca también contiene los otros colores. ¿Qué pasa con ellos? Son absorbidos por el objeto. Por lo tanto, un objeto rojo aparece rojo porque refleja los rayos rojos y absorbe el resto. No es posible separar la luz roja de la blanca sin dejar los otros colores atrás. Con esto tocamos el borde de un secreto del mundo. Miran las cosas de cierta manera. Ustedes ven, por ejemplo, un paño rojo extendido sobre la mesa y visualizan al mismo tiempo que el verde está oculto en él. De esta manera, han logrado lo que en el sentido pitagórico se llama "La división del Uno para que el resto se conserve". Si realizan esto meditativamente, si una y otra vez unen las partes separadas en una unidad, habrán logrado un desarrollo significativo a través del cual pueden alcanzar alturas espirituales.
Los matemáticos tienen una expresión para esto que es válida en todas las escuelas ocultas: 1 = (2 + x) - (1 + x). Esta es una fórmula oculta que expresa cómo la Unicidad puede dividirse y las partes están dispuestas de manera tal que el Uno resulte. Ello indica que, como ocultistas, no debemos pensar en la Unicidad simplemente como Uno, sino como partes que agregamos de nuevo.
Así pues, en esta conferencia hemos examinado lo que se llama el simbolismo numérico y hemos aprendido que cuando meditamos en el mundo desde el punto de vista de los números, podemos penetrar secretos profundos del mundo.
Para completar estos comentarios, permítanme decir una vez más que en la quinta semana, en el quinto día o en la quinta hora podemos encontrar cosas importantes que se pueden pasar por alto. En la séptima semana, en el séptimo día, o en la séptima hora (o en una relación definida, digamos, 3 1/2 porque el siete también está en este número), algo puede suceder a través de la cosa en sí. En el séptimo día de una enfermedad, por ejemplo, la fiebre tendrá un carácter definido; esto también podría ocurrir en el decimocuarto día. Estas cosas siempre se basan en relaciones numéricas que apuntan a la estructura del mundo.
Aquellos que se empeñan de manera correcta en lo que, en el sentido pitagórico, podemos llamar "estudio de los números", aprenderán a entender la vida y el mundo en este simbolismo numérico. La conferencia de hoy estaba destinada a darles pensamientos más o menos esbozados de ello.

Traducida por Julio Luelmo octubre 2018

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919