GA191 Dornach, 4 de octubre de 1919 - La intuición, la inspiración y la imaginación en los tres períodos del desarrollo juvenil.

 


 RUDOLF STEINER

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El Movimiento por la triple estructuración del organismo social

Conferencia 2
Dornach, 4 de octubre de 1919

En la mitad de estas tres conferencias hay una serie de verdades antroposóficas en particular que me gustaría desarrollar para ustedes. Entonces comprobaremos el gran impacto que tienen estas verdades particulares en la vida cotidiana de una persona, y de eso hablaremos mañana. Hoy sólo quiero llamar su atención sobre un aspecto más profundo del ser humano.

Muy a menudo las personas no se preguntan cuáles son las fuerzas del ser humano necesarias para adquirir el conocimiento de los mundos suprasensibles. Intentan responder a esta pregunta diciendo simplemente que existe la posibilidad de adquirir el conocimiento suprasensible por medio de ciertas fuerzas en el ser humano. Pero no suelen preguntarse cuáles son las conexiones reales entre estas fuerzas y el ser del hombre. Por eso se da tan poca importancia a que el conocimiento de los mundos suprasensibles sea realmente provechoso en la vida ordinaria. Se puede decir que, justo en nuestra época, el conocimiento suprasensible es cada vez más esencial para el hombre. En cuyo caso es vital comprender cuál es su conexión con la vida cotidiana ordinaria.

Como ustedes saben, la primera de las capacidades que lleva al ser humano a los reinos suprasensibles, es la capacidad de la Imaginación, la segunda capacidad es la fuerza de la Inspiración y la tercera capacidad la fuerza de la Intuición. La cuestión que se plantea ahora es la de saber si estas capacidades deben preocuparnos en absoluto, salvo en lo que se refiere al conocimiento de los mundos suprasensibles, o si estas capacidades tienen algún papel que desempeñar en el resto de la vida del hombre. Verán que es esto último. Como dice mi pequeño libro La educación del niño a la luz de la Antroposofía, podemos ver que la vida humana transcurre en tres etapas: desde el nacimiento hasta el cambio de dientes, desde el cambio de dientes hasta la pubertad, y desde la pubertad hasta aproximadamente los veintiún años. Si no se considera al hombre de forma puramente superficial, se verá que la naturaleza del desarrollo del hombre es totalmente diferente en las tres etapas de siete años. El empuje de nuestros dientes permanentes, como he mencionado a menudo, está relacionado con el desarrollo de fuerzas que no se limitan, digamos, a nuestras mandíbulas o a sus órganos vecinos, sino que llenan todo nuestro cuerpo físico. Entre el nacimiento y el séptimo año hay un trabajo en curso dentro de nuestro cuerpo físico, y este trabajo llega a su fin con el empuje de nuestros dientes permanentes.
Es obvio que las fuerzas que llevan a cabo este trabajo de desarrollo del cuerpo físico son suprasensibles, en efecto. El cuerpo perceptible es sólo el material sobre el que actúan. Estas fuerzas suprasensibles, activas en todo el organismo humano durante los primeros siete años de su vida, quedan, por así decirlo, suspendidas cuando se ha cumplido su propósito y han aparecido los dientes permanentes. A los siete años estas fuerzas se adormecen. Están ocultas en el ser del hombre; están latentes en su interior. Y pueden ser extraídas de su ser cuando realiza el tipo de ejercicios como los que describo en el Conocimiento de los Mundos Superiores, que conducen a la Intuición. Porque las fuerzas que se aplican en la adquisición del conocimiento intuitivo, son aquellas mismas con las cuales se crece en la etapa de la vida cuyo crecimiento culmina en el cambio de dientes. Estas fuerzas latentes que están activas dentro del cuerpo humano hasta el séptimo año son las fuerzas que ustedes emplean en el conocimiento suprasensible para alcanzar la Intuición.

Ahora bien, las fuerzas que están activas desde el séptimo hasta el decimocuarto año y que se quedan adormecidas en la pubertad en las profundidades del cuerpo, son extraídas y forman el poder de la Inspiración. Y las fuerzas que en tiempos pasados solían ser la fuente de los ideales juveniles entre el decimocuarto y el vigésimo primer año, -sería una afirmación excesiva decir que esto todavía sucede hoy,- las fuerzas que crean órganos en el cuerpo físico para estos ideales de la juventud, son las mismas fuerzas que pueden hacer salir de su estado de letargo y utilizar para la adquisición de la Imaginación.

De esto se desprende que las fuerzas de la Imaginación, la Inspiración y la Intuición no son cualquier fuerza obtenida de no sabemos dónde, sino que son aquellas mismas fuerzas con las que crecemos desde nuestro nacimiento hasta los veintiún años. Así que las fuerzas que viven en la Imaginación, la Inspiración y la Intuición son fuerzas muy saludables. Son las fuerzas que el ser humano utiliza para su crecimiento sano y que se adormecen dentro de su cuerpo cuando se completan las correspondientes fases de crecimiento.
Les acabo de mostrar la relación entre las fuerzas del conocimiento suprasensible y la existencia cotidiana del ser humano. Sin embargo, algo similar puede decirse de las fuerzas de la naturaleza normal del ser humano, la naturaleza del ser humano tal como aparece en la vida ordinaria. Sólo que allí no es tan evidente. Una fuerza muy importante en la vida ordinaria, -y hemos hablado de ella muchas veces,- es la facultad de la memoria. La capacidad de recordar se activa en nosotros cuando, como suele decirse, recordamos algo que hemos vivido. Pero, como todos ustedes saben, La capacidad de recordar tiene algo peculiar. Lo tenemos y, sin embargo, no lo tenemos. Muchas personas se esfuerzan en algún momento de su vida por intentar recordar algo que no pueden recordar. Esta voluntad de recordar pero no poder recordar del todo, surge debido a que la fuerza en nuestras almas con la cual recordamos es aquella misma que transforma los alimentos que comemos, en el tipo de sustancias de las cuales nuestro cuerpo puede hacer uso. Si comemos un trozo de pan y este pan se transforma dentro de nuestro cuerpo en el tipo de sustancia que sirve para la vida, esto es aparentemente un proceso físico. Este proceso físico, sin embargo, está gobernado por fuerzas suprasensibles. Estas fuerzas suprasensibles son las mismas que luego se utilizan para recordar. Así que se utilizan los mismos tipos de fuerzas, por un lado, para la memoria y, por otro, para la asimilación de los alimentos en el cuerpo humano. Y, en realidad, siempre hay que oscilar un poco entre el alma y el cuerpo si se quiere perdurar en la memoria. Si su cuerpo está llevando a cabo el proceso de digestión demasiado bien, es posible que no sea capaz de sacar suficientes fuerzas de él para recordar ciertas cosas. Cada vez que uno quiere recordar algo, hay una lucha interna en el inconsciente entre el proceso del alma y el proceso del cuerpo. Observar la memoria es la mejor manera de comprender lo absurdo que es en el fondo, desde un punto de vista superior, que algunas personas sean idealistas y otras materialistas. La asimilación de los alimentos en el cuerpo humano es sin duda un proceso material. Las fuerzas que lo controlan son las mismas que actúan en un proceso de las ideas, es decir, la fuerza de la memoria. Sólo se ve bien el mundo cuando se ve que no es materialista ni idealista, sino que es capaz de seguir el aspecto ideal de lo que se presenta de forma material y de seguir el aspecto material de lo que se presenta como idea. La cualidad espiritual de una concepción del mundo no consiste en poder decir "Allí está el materialismo de base, que es para la "escoria" de la humanidad, y aquí está el idealismo, que es para las elites" -y el orador suele incluirse a sí mismo entre éstas-, sino que la cualidad esencial de una concepción del mundo realmente espiritual reside en su capacidad de tomar lo que ha captado en el espíritu y bajarlo a la existencia material para que ésta pueda ser comprendida y no despreciada. Esa es la falacia de muchas confesiones religiosas, que desprecian la existencia material en lugar de comprenderla y buscar el espíritu en ella.
El quid de la cuestión es realmente entrar en estas cosas, y no, como sigue siendo en gran medida el caso, tratar con frases vacías en lo que respecta al misticismo. Después de haberles mostrado, por así decirlo, cómo se puede entrar realmente en estas cosas, quisiera ahora aportar algo de gran importancia. Cuando la gente habla de la existencia material y de la existencia suprasensible, suele hablar de ellas como si la existencia material estuviera extendida en el mundo y como si la existencia suprasensible, no perceptible, estuviera en algún lugar detrás o por encima de ésta. Si se imaginan que simplemente tienen la existencia física-perceptible por un lado y la existencia suprasensible por el otro, nunca entenderán al hombre. No hay manera de comprender realmente al hombre si se miran las cosas desde el punto de vista del mundo perceptible frente al mundo suprasensible. En realidad es así: El mundo de los sentidos y el mundo en el que trabajamos y vivimos socialmente se extienden a nuestro alrededor. Representemos en forma de diagrama por medio de esta línea este mundo que se extiende a nuestro alrededor (ver línea horizontal del dibujo). Sólo tendremos una imagen completa de lo que hay realmente en el mundo si imaginamos que hay fuerzas por encima de esta línea, fuerzas suprasensibles (lado rojo). No percibimos estas fuerzas suprasensibles por medio de nuestros sentidos ordinarios ni por medio de nuestro intelecto ligado a nuestros sentidos ordinarios. Sólo percibimos lo que está en el ámbito de esta línea.
Pero también hay fuerzas por debajo de esta línea. Si realmente queremos incluir todo el reino imperceptible o espiritual, debemos hablar de fuerzas subsensibles y suprasensibles. Así que debemos imaginar que también hay fuerzas subsensibles aquí (lado naranja).

Así pues, tenemos el mundo de los sentidos, las fuerzas suprasensibles y las fuerzas subsensibles. ¿A dónde pertenece el hombre mismo, como persona común y corriente? La parte de él que ustedes ven erguida frente a ustedes pertenece enteramente a esta línea. Pero las fuerzas suprasensibles de un lado y las fuerzas subsensibles del otro lado influyen en la parte del hombre que pertenece a la línea. El hombre es el resultado de las fuerzas suprasensibles y subsensibles. Ahora bien, ¿qué fuerzas del hombre son suprasensibles y cuáles son subsensibles? Todas las fuerzas relacionadas con el entendimiento son suprasensibles, es decir, todo aquello de lo que nos servimos para entender. Y estas son las mismas fuerzas que también forman nuestra cabeza. Así que podemos decir que las fuerzas suprasensibles son las fuerzas del entendimiento.

Ahora bien, las fuerzas subsensibles también actúan en el hombre. ¿Qué clase de fuerzas son éstas? Son las fuerzas de la voluntad. Todas las fuerzas de la voluntad, todo lo que en el hombre es de la naturaleza de la voluntad, es subsensible.

Una pregunta obvia es ¿de dónde vienen estas fuerzas subsensibles, estas fuerzas de la voluntad? Son las mismas fuerzas que las fuerzas de los planetas, es decir, desde nuestro punto de vista, las fuerzas de la tierra. Sí, efectivamente, las fuerzas de la tierra están trabajando perpetuamente en el hombre. Y son nuestras fuerzas de la voluntad las que están conectadas con estas fuerzas de los planetas, estas fuerzas de la tierra. Las fuerzas de la comprensión vienen a nosotros desde la periferia del mundo, y se vierten en nosotros como desde fuera, desde el exterior del planeta. Las fuerzas de la voluntad entran en nosotros desde el propio planeta. Así es como las fuerzas de nuestro propio planeta tierra viven dentro de nosotros. En el momento en que nacemos, las fuerzas del planeta tierra están activas en nosotros.

Ahora se plantea la cuestión de cómo se distribuye esta actividad. Hay una diferencia considerable a este respecto en la primera, segunda y tercera etapa de la vida, es decir, hasta el séptimo año, el decimocuarto y el vigésimo primero. La voluntad que trabaja en nosotros hasta el séptimo año, lo hace totalmente desde el interior del planeta. Es muy interesante ver espiritualmente que en todo lo que funciona en el niño hasta los siete años, es la fuerza de las profundidades de la tierra la que está activa. Si desean ver una manifestación real de las fuerzas del interior de la tierra, entonces estudien todo lo que ocurre en el niño hasta la edad de siete años, pues son las fuerzas del interior de la tierra. Profundizar en la tierra para encontrar las fuerzas del interior de la tierra sería absolutamente erróneo. Sólo encontrarías sustancias terrestres. Las fuerzas que están activas en la tierra se manifiestan en el trabajo que llevan a cabo en el ser humano hasta su séptimo año. Y del séptimo al decimocuarto año, son las fuerzas del aire circundante las que actúan en el ser humano, fuerzas que siguen perteneciendo a la tierra, a la atmósfera terrestre. Éstas actúan predominantemente en todo lo que se desarrolla en el ser humano entre los siete y los catorce años. Luego viene la etapa más importante de todas, de los catorce a los veintiuno. En esta etapa, lo subsensible pasa a lo suprasensible. Aquí se crea una especie de equilibrio entre lo subsensible y lo suprasensible. Ahora las fuerzas de todo el sistema solar de la tierra trabajan en la organización del ser humano.
Así pues, en el primer período de la vida tenemos el interior de la tierra; en el segundo período de la vida, el aire circundante, es decir, aquello en lo que está inmersa la propia tierra. Las fuerzas que descienden desde los espacios cósmicos, en la medida en que estos espacios cósmicos están llenos de nuestro propio sistema planetario actual, hasta el vigésimo primer año. Hasta los veintiún años el hombre no se desprende, por así decirlo, de las influencias provocadas en él desde el exterior por los planetas y el sistema planetario correspondiente.

Obsérvese que en todo lo que he referido como influencia sobre el hombre, se incluyen, naturalmente, las influencias corporales. Son procesos corporales que las fuerzas del interior del planeta provocan hasta el séptimo año. Son procesos corporales que se forman por el aire circulante en conexión con la respiración y así sucesivamente entre el séptimo y el decimocuarto año. No hay duda de que se trata de procesos corporales, de hecho se producen transformaciones reales de los órganos corporales; todo está relacionado con el crecimiento y el aumento del ser humano. Así, el ser humano crece más allá de todo este trabajo que realiza la tierra sobre él; todo esto cesa a los veintiún años.

Sin embargo, ¿qué ocurre entonces? ¿Qué sucede después de los veintiún años? Hasta los veintiún años nos nutrimos de lo que viene de la tierra y de su sistema planetario de la manera que hemos descrito. Construimos nuestra constitución con la ayuda de la tierra. Luego, después de los veintiún años, tenemos que recurrir a nosotros mismos. Poco a poco tenemos que liberar lo que hemos puesto en nuestro organismo desde fuera de las fuerzas del planeta y del sistema planetario.

Las actividades que se desarrollan en las fuerzas de la sangre siempre solían asegurar que esto sucediera en el pasado. Como probablemente sabrán, el hombre no aprendió por sí mismo a liberar las fuerzas planetarias, después de los veintiún años. Y, sin embargo, lo ha estado haciendo. Lo hizo como un proceso inconsciente. La capacidad estaba en su sangre. Estaba incorporada en él para hacerlo. El cambio importante en nuestro tiempo actual, -y el presente se extiende por un largo período de varios siglos, por supuesto, -es que la sangre humana está perdiendo la capacidad de liberar lo que hemos puesto en el organismo de esta manera, antes de los veintiún años.

Los importantes cambios que tienen lugar en la humanidad en la actualidad se basan en la disminución de las fuerzas en la sangre. Estas cosas no pueden ser atestiguadas por la anatomía ni la fisiología externas; para ello tendrían que investigar los cuerpos de los siglos X o IX para descubrir que la sangre era diferente entonces. Y ni siquiera habrían tenido las pruebas químicas para hacerlo. Pero a través de la ciencia espiritual podemos saber con certeza que la sangre del hombre se ha debilitado. Y el gran punto de inflexión cuando la sangre humana comenzó a debilitarse fue a mediados del siglo XV.

¿Cuáles son las consecuencias? Las consecuencias son que lo que ya no podemos realizar inconscientemente por medio de nuestra sangre, tenemos que realizarlo conscientemente. Tenemos que educarnos para hacer conscientemente lo que en el pasado simplemente se hacía inconscientemente por medio de la sangre humana. Porque la fuerza de nuestra sangre está en proceso de desaparecer. ¿Qué pasaría si llegara un momento en el que los seres humanos perdieran por completo el control de su juventud, y no pudieran recurrir a sus fuerzas juveniles, si no hubiera medios para recurrir a hacer conscientemente lo que antes hacía inconscientemente la sangre?

No hay que tomar estas cosas de forma puramente teórica, por supuesto. Como teorías, pueden ser interesantes, pero tomarlas como teorías no es suficiente. Hoy en día hay que ponerlas en práctica, porque están relacionadas con la cuestión práctica de la evolución de la humanidad. Hay que ponerlas en práctica hasta el punto de hacernos conscientes de que todo el sistema educativo del hombre tiene que cambiar. Tenemos que ayudar al ser humano a desarrollar una capacidad fuerte y consciente de reexperimentar más tarde en la vida, como con la fuerza de la memoria elemental, lo que ha recibido en su juventud.
En todas partes se sigue trabajando en contra de esta exigencia. Por ejemplo, se enorgullecen de los medios visuales utilizados en la enseñanza primaria, y conceden gran importancia a bajar al nivel mental del niño en la medida de lo posible, y a no enseñarle nada que vaya más allá de su capacidad mental. De hecho, instalan máquinas de calcular para poder enseñar a los niños a hacer todo tipo de sumas contando bolas. Nada debe ir más allá de la capacidad mental del niño. Estas lecciones de ayuda visual se vuelven terriblemente triviales y trilladas. Si evitan dar al niño algo que vaya más allá de su propia capacidad mental, no conducirán a nada más que a conceptos banales. Las personas que hacen esto pasan por alto una importante pero sutil observación de la vida humana.
Supongamos que a un niño se le enseña de tal manera que asimila una cosa determinada, no porque esté absolutamente en su propio nivel mental, sino porque el calor del entusiasmo de su maestro se le transmite, y el niño asimila la cosa porque el maestro, en su entusiasmo, le habla de ella. El niño lo asimila sólo porque vive en el calor que emana del maestro. Si el niño absorbe algo que va más allá de su comprensión, sólo por la cualidad contagiosa del entusiasmo de su maestro, aún no entenderá lo que ha tomado, como se dice en la vida superficial. Sin embargo, lo que ha asimilado vive en su alma. A los treinta años, el adulto recordará lo que el niño aprendió, quizás, a los diez años. Lo vuelve a experimentar. Ahora se ha vuelto maduro, y puede comprender lo que es capaz de liberar desde las profundidades de su alma; puede comprender lo que se le enseñó puramente por la fuerza del entusiasmo, y que ahora es capaz de liberar desde su mente madura. Estos son los momentos más valiosos de la vida, cuando su vida mental no tiene que limitarse a lo que viene a su encuentro desde el exterior, sino que vuelve a experimentar lo que tomó en sus días de juventud con una comprensión inadecuada, y que ahora puede liberar y absorber con su mente más madura. Cuanto más se cuide de que el niño no reciba sólo el tipo de lecciones en las que asimila con naturalidad lo que entiende, -pues eso desaparecerá con el paso de los años, y ni la alegría ni el entusiasmo surgirán de ello más tarde-, más se estará haciendo por el desarrollo posterior de la persona; pues las lecciones asimiladas puramente por el calor del maestro son vivificantes cuando se vuelven a experimentar.

Hoy en día, esto es especialmente importante en la enseñanza. En épocas anteriores no era tan importante, porque en aquellos tiempos la liberación se llevaba a cabo mediante la sangre, mientras que ahora hay que llevarla a la conciencia. Ciertamente, hay una gran diferencia si se entiende el tipo de cosas que se están poniendo en práctica por la ciencia espiritual. Porque si se comprenden de forma correcta, se encontrará una oportunidad en algún momento de la vida de hacer un uso práctico de ellas para el bien de la humanidad. En este caso, si se comprende correctamente, se encontrará una oportunidad de aprovechar el hecho de que nuestra sangre se está debilitando, dando aún más importancia a la capacidad de entusiasmo del maestro.

Pero la gente es muy poco consciente hoy en día de lo que está en juego. Porque la educación estandarizada sigue desempeñando un gran papel, es decir, el tipo de educación que funciona con todo un conjunto de reglas estándar. Se aprende la educación, se aprende cómo enseñar a un niño, cómo organizar la lección. Comparando esto con nuestra conciencia actual, sería como aprender que el hombre está formado por carbohidratos, proteínas y demás, -estos son nuestros constituyentes y sufren tales y tales cambios dentro de nuestro cuerpo, y que no pudiéramos comer antes de haber comprendido esto; porque no comemos en un sentido fisiológico hasta que lo comprendemos. Una vez les dije, y puede que ustedes mismos lo hayan experimentado, que ya pueden encontrarse con una cosa así: Visitan a alguien que tiene una balanza al lado de su plato, y pone cuidadosamente un trozo de carne en la balanza para saber cuánto pesa, porque sólo puede comer un trozo de carne de un peso bastante específico. La fisiología ya determina su apetito. Pero todavía no todo el mundo lo hace así, ¡menos mal! Es importante comprender que la fisiología no forma parte del proceso de alimentación, sino que abarca otros aspectos, y que una persona puede comer sin haber estudiado la fisiología, la fisiología del proceso de alimentación. Pero no damos por sentado que también debemos enseñar, es decir, enseñar de forma viva, sin haber absorbido la educación estandarizada. Esta educación estandarizada es exactamente lo mismo para un buen profesor que la estética del color para un artista. Puede haber estudiado muy bien la estética del color, pero no por ello será capaz de pintar. La capacidad de pintar procede de un ámbito totalmente distinto al del estudio de la estética del color. La capacidad de enseñar procede de un ámbito totalmente distinto al del estudio de la educación. Lo importante, hoy en día, no es dar a los aspirantes a profesores un seminario de algún tipo de educación estandarizada que prescriba dogmas, sino darles el tipo de cosa que les haga convertirse en profesores y educadores de la misma manera que la gente se convierte en artistas o botánicos. Se trata de que el educador tenga que nacer en una persona y no que la educación tenga que ser aprendida.
Lo que hay que entender precisamente por este cambio en la configuración del hombre es que la educación tiene que ser un verdadero arte. En la época de la transición, la gente no sabía qué hacer con la educación. Por eso inventaron tantos sistemas educativos abstractos. Lo esencial hoy, sin embargo, es dar a la gente un conocimiento real del hombre, especialmente si son maestros. Verán, si se posee este conocimiento real del hombre y se trabaja a partir de él con los niños, ocurrirá una cosa notable: Supongamos que usted es un maestro y tiene a sus alumnos frente a usted. Si usted es un estudiante de educación estandarizada, del tipo que sigue las reglas, entonces sabrá exactamente cómo tiene que enseñar, porque habrá aprendido las reglas. Enseñarán según esas reglas, hoy, igual que enseñaron según esas reglas ayer y enseñarán según ellas mañana y pasado mañana. Pero si son el tipo de profesor artista no están tan bien. Porque ahora no pueden ustedes enseñar ayer, hoy, mañana y pasado mañana según las mismas reglas, sino que tienen que aprender del niño de nuevo cada vez, cómo hay que enseñarle; debe ser la propia naturaleza del individuo cada vez la que determine lo que ustedes hacen. Y lo ideal es que el maestro pueda enseñar como el niño le dice que enseñe, y que siga olvidando la educación real y no tenga ni idea de las reglas. Porque en el momento en que el niño se ponga de nuevo delante de él, volverá a estar electrizado por el niño que crece y sabrá lo que tiene que hacer con él.
Hay que prestar atención a la forma en que hay que decir las cosas, a la forma en que hay que hablar de las cosas hoy. No se puede hablar de estas cosas hoy de manera que se puedan poner en tantos y tantos principios satisfactorios, sino que sólo se puede hablar de ellas señalando algo vivo, algo que no se puede reducir a principios abstractos sino que está vivo y produce cada vez más vida. Ese es el quid de la cuestión. Por eso la ciencia espiritual es necesaria en la vida actual, porque la ciencia espiritual no es sólo para la cabeza, sino que es para todo el hombre y libera los impulsos de la voluntad. De hecho, debe entrar en muchos ámbitos de la vida, de modo que los impulsos de la voluntad sean llevados finalmente a todas las esferas de la actividad humana.

He demostrado esto en un ámbito particular de la vida, a saber, la educación, y he mostrado cómo se puede hacer que la educación de los niños menores de veintiún años dé frutos para la vida posterior. Sin embargo, las personas no reciben una educación sólo hasta los veintiún años, ya que la educación continúa durante toda la vida. Pero esto sólo ocurre de forma saludable si las personas aprenden unas de otras.

Esto también lo hacía la sangre en épocas anteriores de la historia. Cuando las personas se reunían en la vida social, solían aprender cosas unas de otras de forma inconsciente, algunas personas aprendían más y otras menos, según la forma en que funcionaba su sangre. Pero nuestra sangre se ha debilitado y ha perdido su poder. También esta actividad tiene que ser sustituida por una mayor conciencia. La gente debe lograr el arte de adquirir relativamente más para sí misma de otras personas en comparación con lo que produce de sí misma. En épocas anteriores bastaba con la vida. La sangre lo hacía todo. Ahora es esencial que la gente desarrolle realmente un sentido para el ser de la otra persona. Esto se producirá de forma natural si las personas dirigen sus pensamientos en la dirección de la ciencia espiritual. Se estimulan diferentes tipos de pensamientos con la ciencia espiritual que sin ella.

Ustedes no dudarán de este hecho, ya que la forma en que la ciencia espiritual es recibida por las personas que no quieren saber nada de sus pensamientos muestra que los pensamientos científicos espirituales son diferentes de los pensamientos sin ciencia espiritual. Es necesario desarrollar una forma de pensar totalmente nueva. El tipo de pensamiento que desarrollamos cuando nos acostumbramos a trabajar con pensamientos suprasensibles es el tipo de pensamiento que tiene efecto en nuestro organismo. Y cuando hoy les decía que la memoria es la misma fuerza que transforma los alimentos en sustancias que el hombre necesita para su organismo, ya no se asombrarán de que otras fuerzas puedan transformarse en el ser humano, como por ejemplo que la fuerza con la que comprendemos las cosas suprasensibles sea la misma que nos ayuda a conocer al ser humano mejor de lo que lo conoceríamos si no tuviéramos un sano anhelo de conocimiento suprasensible.
Las personas estudian lo que está en mi Ciencia Oculta, y para hacerlo tienen que desarrollar ciertos conceptos que la mayoría de la gente todavía llamaría "locura total". Hace unos días, recibí otra carta de alguien que estudiaba la Ciencia Oculta, y decía que casi todos los capítulos eran puras tonterías. Se puede entender que la gente diga que son puras tonterías. Es evidente que hoy en día lo dicen a menudo. Sin embargo, estas personas que no se esfuerzan por aceptar el tipo de conceptos que conducen a Saturno, Sol, Luna, Júpiter, Venus y Vulcano, y no se ponen a desarrollar ideas sobre un mundo que no se limita a los sentidos, tampoco adquirirán ningún conocimiento del hombre. No ven al ser humano en la otra persona, sino que notan a lo sumo que una persona tiene la nariz más puntiaguda que la otra, y que una tiene los ojos azules mientras que la otra los tiene marrones. Pero no notan nada del ser interior del hombre que se manifiesta como su alma y organiza su cuerpo. La misma fuerza que nos permite interesarnos, y no digo ahora que nos permita tener poderes ocultos suprasensibles, pero la misma fuerza que nos permite interesarnos por el conocimiento suprasensible también nos da el tipo de conocimiento del hombre que necesitamos hoy.

Se pueden establecer los programas sociales más grandiosos y desarrollar las ideas sociales más finas, pero si las personas rehúyen adquirir cualquier conocimiento del hombre y no ven ninguna humanidad real en los demás, nunca podrán producir condiciones sociales. No pueden producir condiciones sociales a menos que establezcan la posibilidad de que la gente pueda ser social. Pero las personas no pueden ser sociales si no ven la cualidad humana en los demás, sino que viven totalmente dentro de sí mismas. Los seres humanos sólo pueden llegar a ser sociales si se encuentran realmente en la vida, y algo pasa entre ellos. Esta es la raíz del problema social. La mayoría de la gente dice de la cuestión social hoy en día, que si ciertas cosas se arreglaran de tal o cual manera la gente podría llevar una existencia social. Pero no es así. Si las cosas se arreglan así, las personas sociales serán buenas personas en un sentido social, y las personas antisociales serán antisociales con cualquier tipo de arreglo.

Lo esencial es hacer el tipo de arreglos que permitan a los seres humanos desarrollar impulsos realmente sociales. Y uno de estos impulsos sociales es el conocimiento. Pero mientras se siga educando a las personas, por ejemplo, con la intención de que se conviertan en oficinistas u oficiales del ejército o en algún otro tipo de funcionario, no se les educará para que reconozcan la calidad humana de los demás. Porque el tipo de educación que es bueno para convertirse en un empleado o en un oficial sólo ayuda a ver a los empleados y a los oficiales en otras personas. El tipo de educación que convierte a las personas en seres humanos también les permite reconocer a las personas como seres humanos. Pero es imposible reconocer a las personas como seres humanos si no se desarrolla el sentido del conocimiento suprasensible. Y el ámbito en el que el conocimiento suprasensible es más indispensable es en el arte de la educación. Por lo tanto, el modo de pensar científico natural y materialista ha hecho más daño en el campo de la educación que en cualquier otro. Y aquí se pueden experimentar las cosas más sorprendentes.
Hoy en día, en todos los departamentos se encuentran personas bienintencionadas que quieren reformar todo, incluso revolucionarlo. Pero si se habla con estas personas sobre estas cosas, ocurre algo muy extraño. Admiten con toda honestidad que están convencidos de reformar las cosas. Sin embargo, uno de ellos, que resulta ser un sastre, te preguntará cómo se va a ver afectada su existencia como sastre cuando las cosas cambien. Y otra persona, que es, digamos, un empleado ferroviario, te preguntará cómo va a sufrir su vida como empleado ferroviario cuando las cosas cambien. Estos son sólo ejemplos para ilustrar que la gente está perfectamente de acuerdo en que todo debe cambiarse mientras nada cambie y todo siga exactamente igual. La inmensa mayoría de la gente hoy en día está convencida de que todo debe seguir exactamente igual cuando se cambia. No hay que confundir el hecho de que el tipo de mejora social que la gente anhela hoy en día es de dimensiones extremadamente abstractas. La gente anhela muchas cosas, pero nada debe cambiar en lo que respecta a su comodidad.

Y esto es especialmente cierto cuando se trata de que la gente dé un paso interior hacia una situación totalmente nueva. Sin embargo, lo esencial es que las personas se abran a la posibilidad de hacer la transición para pensar de una manera totalmente nueva en el cambio del ser humano en su interior.

De estas consideraciones surgen todo tipo de preguntas, que son absolutamente pertinentes para la vida. Lo que debemos comprender es que hemos construido un fundamento más profundo para estas cuestiones, al decir que aunque ciertas fuerzas parecen ser de naturaleza anímica-espiritual, también se expresan en nuestra naturaleza corporal. Porque hoy en día falta terriblemente la capacidad de bajar a un nivel material lo que pensamos en un nivel espiritual. Hasta que no seamos capaces de bajar a un nivel material lo que pensamos que es espiritual, no podremos captar el nervio real de la cuestión social.

Por lo tanto, se trata prácticamente de apuntar hacia un modo de pensar que realmente desarrolle un conocimiento del hombre que sea al mismo tiempo un impulso social. Una forma de pensar basada en cualquier otra cosa no es adecuada. Una mentalidad basada en la vida del Estado o en la vida de la economía crea oficinistas y funcionarios. Pero el tipo de mentalidad que necesitamos crea seres humanos. Sólo puede ser el tipo de vida de pensamiento que rompe con la esfera de la economía y la vida del Estado. Por eso tenía que producirse nuestro "triple organismo social". Teníamos que mostrar de forma radical que había que poner fin a cualquier tipo de dependencia de la vida de pensamiento con respecto a la economía o a la vida del Estado, y que la vida de pensamiento debía establecerse sobre su propia base. Entonces la vida del pensamiento podrá dar a la economía y a la vida del Estado lo que la economía y el Estado no pueden dar a la vida del pensamiento.

¡Eso es lo importante, eso es lo vital! Los seres humanos enteros sólo volverán a surgir cuando trabajemos a partir de una vida de pensamiento independiente.
Traducido por J.Luelmo nov.2022









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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919