GA060 Berlín 16 de febrero de 1911 -Hermes Trimegisto

RUDOLF STEINER

Hermes

Berlín 16 de febrero de 1911
Mientras es de vital importancia en la Ciencia Espiritual estudiar toda la vida espiritual de la humanidad a medida que avanza de una época a otra, alzándose lentamente a la superficie desde profundidades ocultas, quizá sea aún más importante estudiar la cultura y la civilización del antiguo Egipto. Lo comprendemos con mayor fuerza cuando intentamos penetrar profundamente en esta antigua vida espiritual Egipcia.

Hermes Trimegisto
Los ecos que nos suenan a través de los siglos parecen al principio estar tan llenos de misterio como la Esfinge misma, que se erige allí como un monumento conmemorativo de la civilización del antiguo Egipto. El misterio se profundiza aún más cuando descubrimos que hasta la investigación externa se ha visto recientemente obligada a remontarse a épocas cada vez más remotas para explicar la cultura de los tiempos egipcios posteriores, de los que todavía se dispone de cierta evidencia física. Según las investigaciones externas, la cultura primitiva de Egipto debe estar fechada al menos siete mil años antes de nuestra era, tal vez incluso antes. Esta puede ser una de las razones del gran interés manifestado hoy por la cultura egipcia, la otra razón es que el hombre de hoy siente, le guste o no, que existe una conexión misteriosa entre esta civilización antigua y sus propios objetivos y propósitos. No deja de ser significativo que Kepler, en los albores del desarrollo de la ciencia natural moderna, haya hablado de los logros de la ciencia hasta ese momento y de sus propias aportaciones al conocimiento, con palabras como estas: "Cuando me he esforzado por desentrañar algunos de los misterios del curso de los planetas alrededor del Sol, he tratado de mirar con atención en los secretos del espacio cósmico. Y a menudo me ha parecido como si realmente hubiese penetrado en los misteriosos santuarios de los egipcios y llevado sus vasos sagrados a nuestra época moderna. He sentido entonces que el significado de mi mensaje al mundo sólo se entenderá en el futuro". Tan fuertemente una de las mentes más grandes de los tiempos modernos se sintió relacionado con la cultura egipcia antigua que sólo pudo expresar la clave de su conocimiento, hablando de ella como una renovación de la sabiduría dada a los discípulos en los santuarios secretos y lugares de aprendizaje en el antiguo Egipto, aunque revestido, naturalmente, con diferentes palabras. Por lo tanto, debe ser de gran interés para nosotros comprender cómo aquellos antiguos egipcios mismos concebían toda su cultura, toda su naturaleza como seres humanos.
Un cierto incidente muy significativo ha sido preservado por la tradición griega. Indica no sólo como se sentían los egipcios sino la forma en que la cultura egipcia era considerada por el mundo civilizado en general en tiempos antiguos. Un sabio egipcio dijo una vez a Solón: "Ustedes, los griegos, siguen siendo niños. Todo lo que saben es el resultado de su propia contemplación y visión; Ustedes no tienen tradiciones antiguas, ni la sabiduría que dan los años, y como niños permanecerán". La sabiduría acumulada con la edad - el significado de esta expresión sólo se descubre cuando la luz de la Ciencia Espiritual se extiende sobre el modelo y la naturaleza del pensamiento del sentimiento egipcios .
En las épocas sucesivas, se han ido desplegando diferentes formas de conciencia en la humanidad. Nuestra conciencia de hoy, la forma en que captamos el mundo exterior por medio de nuestros sentidos y la combinación de intelecto y razón, en resumen, nuestro modo científico de pensamiento, no siempre ha existido; La conciencia siempre ha estado sujeta a las leyes de la evolución. No sólo el mundo exterior de las formas está sujeto a estas leyes, sino también las cualidades del alma y la conciencia del hombre. Esto es una muestra del hecho de que sólo podemos entender los antiguos centros de cultura si comenzamos admitiendo lo que la Ciencia Espiritual nos dice, esto es, que en tiempos antiguos, en el lugar de nuestra actual conciencia intelectual, los hombres poseían una conciencia clarividente diferente a nuestra conciencia de vigilia y aun diferente de la completa ausencia de conciencia durante el sueño. Los rastros de esta conciencia del hombre prehistórico ahora sólo se conservan atavisticamente como una herencia menguante, en el imaginario mundo de los sueños. Pero mientras que nuestros sueños son caóticos y sin sentido en la vida ordinaria, la conciencia en imágenes de los antiguos era "clarividente", aunque, de hecho, de una naturaleza vaga y de ensueño. Las imágenes no se referían al mundo físico, sino al mundo espiritual que está detrás. En realidad, toda conciencia clarividente, tanto la del hombre prehistórico, como la clarividencia adquirida por la verdadera disciplina en esta época, trabajan en imágenes y no en los conceptos e ideas de la conciencia física exterior. Las imágenes deben estar relacionadas con las realidades espirituales que se encuentran tras las realidades sensoriales del mundo físico.
Las imágenes maravillosas que han llegado hasta nosotros en las mitologías, no son meros conceptos fantásticos de la Naturaleza, como lo imagina hoy la conciencia materialista. Por el contrario, estas imágenes indican una visión real del mundo espiritual. Si estudiamos las viejas mitologías y las leyendas -no con la conciencia materialista de hoy, sino con un verdadero sentimiento por los logros espirituales del hombre- las extrañas historias relatadas en las mitologías revelarán una conexión maravillosa con leyes cósmicas superiores a nuestras leyes de la física , Química y biología. Una constatación de la realidad espiritual que impregna las viejas mitologías y sistemas religiosos.

Ahora bien, debe entenderse claramente que los diversos pueblos construyeron este mundo de imágenes de diferentes maneras, de acuerdo con su propia naturaleza, temperamento y raza. Estos mundos en imágenes representaban, para los diversos pueblos, las fuerzas superiores que subyacen a las fuerzas puramente externas de la Naturaleza. También debemos darnos cuenta de que en el curso de la evolución han habido muchas etapas de transición entre la vieja conciencia clarividente y la conciencia objetiva del hombre moderno. La antigua clarividencia se oscureció y desapareció gradualmente. Los poderes clarividentes disminuyeron poco a poco en los diferentes pueblos y las imágenes que surgían ante las almas de aquellos que todavía eran capaces de contemplar el mundo espiritual, contenían cada vez menos fuerza espiritual. Los mundos superiores cerraron gradualmente sus puertas hasta que sólo fueron perceptibles los niveles más bajos de la actividad espiritual para una clarividencia reducida. Por consiguiente, en lo que respecta a la humanidad en general, la vieja clarividencia se extinguió por completo. El despertar de la conciencia fue limitado al mundo físico circundante y a las ideas y conceptos de los fenómenos físicos. Así nació nuestra ciencia moderna. Los viejos poderes clarividentes gradualmente se desvanecieron a medida que avanzaba el desarrollo de la conciencia actual, aunque, por supuesto, el proceso variaba según los diferentes pueblos.
Todo lo que sabemos desde tiempos antiguos, incluso lo que los documentos externos nos han dicho en la reciente investigación egipcia (si entendemos bien) demuestra la verdad de lo que afirma la Ciencia Espiritual, es decir, que la misión del pueblo egipcio antiguo era mirar hacia atrás a tiempos aun mas antiguos en que sus principales individualidades podían, con sus maravillosos poderes de clarividencia, contemplar los mundos espirituales. En el pueblo de Egipto se conservó un poder clarividente algo más débil hasta tiempos relativamente tardíos. Los egipcios posteriores -hasta los últimos milenios antes de la era cristiana- sabían por experiencia real de otro modo de visión además de la ordinaria en la vida cotidiana, una visión que permitía al hombre ver en el mundo espiritual. Pero sólo conocían las imágenes más bajas de la esfera de cuya visión los hacia conscientes, y volvían la vista hacia lo tiempos dorados de la civilización Egipcia en la que sus Sabios-Sacerdotes podían contemplar en las profundidades del mundo espiritual.
Los misterios de los mundos espirituales fueron preservados, muy especialmente por los antiguos egipcios, con gran piedad y reverencia a lo largo de miles de años. Aquellos que vivieron en la época egipcia posterior podían decir: "Incluso ahora podemos percibir el mundo espiritual mas bajo; La visión del mundo espiritual es posible y dudar de el  sería tan insensato como dudar de que nuestros ojos pueden contemplar el mundo externo ". Estos egipcios posteriores tenían, es cierto, sólo una percepción tenue de los mundos espirituales, pero sentían que había habido una época en que sus predecesores habían contemplado más profundamente todo lo que está detrás del mundo físico. Y esta vieja enseñanza de la Sabiduría -de la que el Sabio Egipcio habló a Solón- se conservó en maravillosas escrituras en los Templos y en las columnas, dando testimonio de profundos y abarcantes poderes clarividentes en la antigüedad. El Ser a quien los egipcios veían como la encarnación de la gloria primordial de esa vieja sabiduría clarividente, fue llamado con el nombre de HERMES. Y cuando en tiempos posteriores un hombre salió con un mensaje que iba a renovar la antigua sabiduría, también él (según la costumbre de los sabios egipcios) se llamaba a sí mismo "Hermes", y sus discípulos, creyendo que había revivido la sabiduría primitiva de El viejo Hermes, llamaron a este primer ser, "el tres veces el más grande", "Hermes Trismegistos". (Eran, por supuesto, sólo los griegos quienes lo llamaban Hermes, entre los egipcios se le conocía como Thoth). Sólo podemos comprender este Ser primitivo si nos damos cuenta de lo que los egipcios, bajo la influencia de las enseñanzas posteriores de Hermes o Thoth, consideraban los verdaderos Misterios del Cosmos.
Tales creencias que nos han dejado en herencia desde los tiempos egipcios por su evidencia externa parecen muy extrañas. Varios dioses, de los cuales los más importantes son Osiris e Isis, están representados en formas no totalmente humanas; A menudo encontramos cuerpos humanos y cabezas de animales, o una amalgama de formas humanas y animales. Las maravillosas leyendas de este mundo de los dioses han llegado hasta nosotros y hay algo muy notable en el culto animal egipcio, la adoración del gato y así sucesivamente. Algunos animales eran incluso reconocidos como animales sagrados; Se les profesaba una profunda veneración porque se les consideraba como la encarnación de seres superiores. Incluso se dice que se profirieron llantos y lamentos a la muerte de los gatos. Y aun más, se nos dice que si un egipcio veía un animal muerto, no se atrevía a acercarse por temor a ser acusado de haberlo matado, en cuyo caso habría sido severamente castigado. También se dice que en la época en que Egipto estaba sometido a Roma, cualquier romano que hubiera matado a un gato estaba en peligro de muerte, porque su acto despertaba una tremenda furia entre los egipcios. Este culto animal es un enigma en la esfera del pensamiento y el sentimiento egipcios. ¡Y mas aun!, qué impresión tan extraña se produce en el hombre moderno por las pirámides, de pie sobre sus bases de cuatro esquinas, con sus lados triangulares! Extrañas son en efecto las Esfinges y todo lo que está siendo continuamente excavado y traído a nuestro conocimiento desde las profundidades de la civilización egipcia. Y ahora nos preguntaremos: ¿De qué naturaleza era la vida de los sentimientos y las ideas entre los antiguos egipcios? ¿Qué les había enseñado Hermes? ¿Cómo adquirieron todas estas extrañas concepciones?
Debemos darnos cuenta de que todas estas Leyendas, especialmente las más significativas, contenían una sabiduría más profunda y su propósito era transmitir en forma pictórica, el conocimiento de leyes definidas de la vida espiritual, leyes superiores a las de la naturaleza externa. La leyenda egipcia de Dios y Diosa, Osiris e Isis, es un caso concreto. Según la leyenda, Osiris era un Ser que vivía en tiempos primitivos en regiones más tarde habitadas por seres humanos. Osiris está representado en la leyenda como el benefactor de la humanidad bajo cuya sabia dirección Hermes o Thoth dieron a los egipcios su cultura antigua. Osiris tenía un enemigo, cuyo nombre en griego era Typhon. Typhon persiguió a Osiris, lo mató, desmembró el cuerpo, lo escondió en un ataúd y lo arrojó al mar. Isis, la hermana y esposa de Osiris, buscaba incesantemente a quien le había sido arrancado de ella por Typhon o Seth, y cuando finalmente encontró los fragmentos de su cuerpo desmembrado, los enterró en diferentes lugares de la tierra donde después serian erigidos los Templos, después de la muerte de Osiris, Isis dio a luz a Horus. Un rayo espiritual descendió sobre Isis desde Osiris, que mientras tanto había pasado a otro mundo. La misión de Horus fue conquistar Typhon y, en cierto sentido, restablecer el dominio de una vida que, procedente del mismo Osiris, otra vez fluyera en la humanidad.

Tales leyendas no deben analizarse meramente en el sentido de alegoría o símbolo. Deben ser utilizadas como un medio por el cual seamos guiados por el mundo completo del sentir y de la percepción de los antiguos Egipcios; Porque sólo así nuestra comprensión de   figuras como Osiris e Isis pueda llegar a ser realmente viva. No es correcto afirmar crudamente que Osiris es el Sol, Isis la Luna, etcétera. Una interpretación astronómica de este tipo lleva a los hombres a creer que la leyenda sólo contiene imágenes simbólicas de ciertas ocurrencias en los Cielos. Este no es el caso. Más bien debemos volver a los sentimientos que viven en los antiguos egipcios y así hacernos una idea de la naturaleza de su mirada alzándose hacia los poderes suprasensibles e invisibles que subyacen al mundo de los sentidos, y tipificados en las figuras de Osiris e Isis.
Tratemos de concebir lo que los nombres de Osiris e Isis transmitieron al antiguo hombre egipcio. Se decía a sí mismo: "Detrás del hombre hay una esencia espiritual superior, que no procede de su existencia material. Esta esencia espiritual se ha "condensado" en la existencia material y humana. La verdadera evolución del hombre ha procedido de una existencia más espiritual. Cuando miro a mi propia alma me doy cuenta de que tengo un anhelo por lo espiritual, un anhelo hacia las fuentes espirituales del ser de las que yo mismo he descendido. Las fuerzas de las que salí viven todavía dentro de mí. Mis máximos poderes están íntimamente relacionados con esos poderes primordiales de Osiris dentro de mí, dando testimonio de que alguna vez fui un ser suprasensible que moraba en otros mundos, en mundos del Espíritu. Y aunque este ser del Espíritu tiene sólo una vida tenue e instintiva, aunque tuvo que revestirse con un cuerpo físico y sus órganos para poder percibir el mundo físico, sin embargo, en los días pasados, este ser vivió una existencia puramente espiritual ".
Según la concepción egipcia antigua, la evolución humana debe ser considerada como una dualidad, que consiste en las fuerzas de Osiris y las fuerzas de Isis. "Osiris-Isis" - esta era la dualidad. Consideremos nuestro propio ser, tal como es ahora. La idea de un triángulo, por ejemplo, debe haber sido precedida por un pensamiento activo. Después de haber estado activos en el alma, podemos ser pasivos en cuanto al resultado de nuestro pensar y de nuestra actividad conceptual. En última instancia percibimos en nuestra alma la forma que ha sido construida por nuestro pensar activo. Ahora bien, el acto de pensar tiene la misma relación con el pensamiento final, que el acto conceptual con el concepto final, el principio activo con el producto del principio activo que tenemos ante nosotros, como Osiris con Isis. En resumen, la actividad per se es un Principio-Padre, un Principio masculino. El Principio de Osiris es masculino, activo - llenando el alma de pensamientos y sentimientos. El viejo egipcio se decía a sí mismo: "El hombre que está aquí hoy tiene en su interior sustancias que viven en su sangre o que forman sus huesos, pero estas sustancias no estuvieron siempre dentro de su sangre o huesos, estaban extendidas sobre el espacio cósmico. Este cuerpo físico es una combinación de sustancias que ahora han pasado a la forma humana, mientras que una vez llenaron el Cosmos. Lo mismo sucede con los poderes del pensamiento. El principio activo del pensamiento se ha convertido en el poder de la ideación en el hombre. Así como las sustancias en la sangre ahora viven en la forma humana, pero antes se extendían por el espacio cósmico, de modo que el poder de Osiris que ahora vive en nosotros como principio activo del pensamiento se extendía por el universo espiritual como el poder de Osiris que impregna y teje en el Cosmos, vertiendo en los seres humanos, como en el caso de las sustancias que componen la sangre y los huesos en la naturaleza corporal del hombre. En los pensamientos y las ideas fluyen, desde fuera del Cosmos, los poderes de Isis viviendo y tejiendo. "- Así es como debemos contemplar la actitud del alma en los antiguos egipcios hacia Osiris e Isis. Esta vieja conciencia no podría encontrar ninguna expresión para tales ideas en el mundo que rodea la existencia física en la Tierra; Pues todo aquí era conocido por ser del mundo del espacio y no podía ofrecer ninguna imagen exterior del mundo suprasensible. Y así, en busca de alguna forma de lenguaje, algún tipo de escritura con la que vestir conceptos tales como "el Poder de Osiris está activo dentro de mí" - los hombres alcanzaron la escritura colocada por los cuerpos celestes en el espacio cósmico. Dijeron: "El poder suprasensible de Osiris puede ser concebido como el poder activo de la luz procedente del Sol, viviendo y  moviéndose a través del espacio. Isis  puede verse en la luz del sol reflejada por la Luna oscura - tal como oscura está el alma cuando el principio activo del pensamiento no entra. La Luna espera la luz del Sol para reflejarla, así como el alma espera al Poder de Osiris para reflejarlo como Poder de Isis. "Pero cuando el viejo egipcio decía:" El Sol y la Luna me muestran cómo puedo representar mejor las actividades de mi alma "- él sabía al mismo tiempo: no se trata de una simple conexión casual entre el Sol irradiando su luz y la Luna reflejándola, sino que, esta luz radiante y reflejada tiene alguna conexión interna con las fuerzas suprasensibles que siento dentro de mi alma.
Aunque no describiríamos un reloj como algo que impulsa sus manecillas con la ayuda de pequeños demonios, sino como un artefacto mecánico, nos damos cuenta, sin embargo, de que el pensamiento del inventor, el pensamiento procedente del alma de un ser humano está detrás de la construcción del reloj. Algo espiritual, por lo tanto, es responsable de su mecanismo. Así como las manecillas de un reloj están interrelacionadas y dependientes una de la otra, también el Sol y la Luna aparecían a los egipcios como las expresiones de un poderoso reloj cósmico. Cuando contemplamos este poderoso reloj en el espacio, parece a primera vista estar sujeto a leyes mecánicas, pero en última instancia está sujeto a aquellas leyes que un hombre sentía en su alma cuando hablaba de los poderes de Osiris e Isis . El viejo egipcio no se limitaba a decir: "El Sol y la Luna son imágenes de la relación entre Osiris e Isis". También sentía: Todo lo que vive en mi ser estuvo sujeto a la misteriosa relación entre la luz y el Sol y la Luna.
De nuevo, una relación similar a la que existe entre Osiris e Isis y el Sol y la Luna se ve que existe entre las estrellas y los planetas y los otros Dioses. Los egipcios vieron en las posiciones de los cuerpos celestes, imágenes de su propia vida suprasensible o de las experiencias tradicionales de los antiguos videntes, pero en estas manifestaciones del poderoso reloj cósmico vieron un retrato de las fuerzas dentro de sus propias almas. Así, el gran reloj cósmico, con los movimientos de sus estrellas y la relación de sus estrellas en movimiento con las estrellas fijas, fue una revelación de las fuerzas espirituales, suprasensibles subyacentes, fuerzas que habían determinado las posiciones de todas las estrellas y habían creado una escritura cósmica, una manifestación de actividades suprasensibles.
Tales eran los sentimientos con respecto a este mundo superior, sentimientos que habían sido transmitidos a los egipcios por sus tradiciones de la antigua clarividencia. Ellos sabían de la existencia de este mundo espiritual porque ellos mismos aún poseían los últimos resquicios de la antigua clarividencia. Pero ahora decían: "Hemos descendido de este mundo espiritual y ahora estamos situados en un mundo de materia que se manifiesta en fenómenos físicos, procesos físicos. Venimos del mundo de Osiris e Isis; Las cualidades más elevadas dentro de nosotros, las cualidades que nos hacen esforzarnos hacia la perfección más elevada, surgieron de Osiris e Isis. Estas cualidades viven invisiblemente dentro de nosotros como energía y poder. La parte física del ser del hombre se deriva de las circunstancias externas, se toma del mundo exterior. Esta parte física del hombre no es sino la vestidura de Osiris-Isis.
Esta concepción de la sabiduría primitiva era el sentimiento dominante en el alma del viejo egipcio; Llenaba toda su vida de alma. Un hombre puede imbuir su alma de ideas abstractas y aun así permanecer intacto en su vida moral y ética; Su sentido del destino o su felicidad no se ven afectados en absoluto. Los conceptos abstractos y matemáticos de la Ciencia Natural pueden estar tan profundamente absorbidos que un hombre puede debatir sobre la electricidad y otras fuerzas de una naturaleza similar sin sentir ninguna necesidad de preocuparse al mismo tiempo con el problema del destino. Ahora bien, el sentimiento de afinidad con Osiris e Isis, la visión del mundo espiritual existente en el antiguo Egipto, no podía ser concebida por separado de los pensamientos de destino, felicidad e impulsos morales. Porque el egipcio antiguo se decía a sí mismo: "Yo llevo un yo superior dentro de mí, pero desde que he entrado en un cuerpo físico, este Yo superior se retira al fondo y al principio no es totalmente manifiesto. Osiris e Isis son la fuente primordial de mi ser; Pero Osiris e Isis pertenecen a los mundos arquetípicos, a las eras doradas y santas de hace mucho tiempo. La naturaleza de Osiris-Isis está ahora sometida a las fuerzas que han condensado sustancias físicas externas en el cuerpo del hombre. Osiris e Isis están encadenados dentro del cuerpo corruptible, y este cuerpo está sujeto incluso a la decadencia como las fuerzas externas de la Naturaleza. 

Osiris
La leyenda de Osiris e Isis debe interpretarse por tanto, en términos de la vida interior. Osiris, el poder superior en el hombre, extendido sobre el espacio cósmico, es vencido por fuerzas que están sujetas a la destrucción en el reino de la naturaleza humana. El poder de Osiris que vive en el hombre está encadenado por Typhon - encadenado dentro de una forma que es el "ataúd" de la naturaleza espiritual del hombre. En este ataúd la naturaleza de Osiris en el hombre desaparece y es invisible para el mundo exterior. La misteriosa naturaleza de Isis permanece, para que en las edades futuras, después de haber sido impregnada por el poder del intelecto, pueda llegar de nuevo a los manantiales del ser del hombre. En consecuencia, en el hombre vive una cualidad oculta que se esfuerza por traer a Osiris a la vida otra vez. El poder de Isis vive en el alma humana con el fin de llevar gradualmente al hombre de nuevo de vuelta a Osiris. Mientras el hombre permanezca como un ser físico, no puede, por supuesto, ser separado del mundo de la materia, pero es el poder de Isis el que le permite, mientras permanezca como un ser físico en el mundo físico externo, mantener en su ser interior los esfuerzos por un Yo superior. Y de acuerdo con todo verdadero pensador, este Yo superior está allí, profundamente oculto en todos los poderes del hombre. Este ser -que no es el hombre físico exterior, sino el hombre que tiene el impulso incesante para elevarse a la luz del espíritu, que siempre está impulsado por las fuerzas ocultas de Isis- aparece como el hijo terrenal de Aquel que no surgió en el mundo terrenal. Él es el hijo terrenal de Osiris que permaneció en los mundos espirituales. Este ser invisible - el ser que se esfuerza por alcanzar el Yo Superior, era conocido por el nombre de Horus, el hijo póstumo de Osiris.
Así, los antiguos egipcios miraban con cierta tristeza al origen de Osiris del hombre, pero al mismo tiempo miraban a lo mas hondo de su interior, diciendo: "El alma ha conservado algo del poder de Isis y este poder da a luz a Horus que tiene el impulso de esforzarse hacia las alturas espirituales. En estas alturas el hombre encuentra a Osiris. "El hombre puede alcanzar a Osiris de una doble manera. El egipcio decía: "Salí de Osiris y a Osiris volveré. Osiris, mi origen espiritual está dentro de mí: Horus me llevará de regreso a Osiris su Padre; Pero Osiris sólo puede ser alcanzado en el mundo espiritual. El no podría entrar en la naturaleza física del hombre. En la naturaleza física del hombre es, donde fue vencido por las fuerzas de Tifón que están sujetas a la decadencia porque son fuerzas de la Naturaleza externa.
Osiris por lo tanto, sólo puede ser alcanzado por dos caminos. Uno es el camino que conduce a través del Portal de la Muerte; El otro es el camino a través del Portal que conduce no a la muerte física sino a la Iniciación. Por lo tanto, el egipcio se decía: Cuando el hombre pasa a través del Portal de la Muerte y ha pasado por las etapas de preparación, llega a Osiris. Cuando se ha liberado de las envolturas de su cuerpo terrenal en el mundo espiritual, la conciencia de su afinidad con Osiris se despierta en él. El hombre muerto siente que en el mundo espiritual puede ser llamado "Osiris". Y así, después de la muerte, todo el mundo era un "Osiris".
El otro camino hacia Osiris - el otro camino hacia el mundo espiritual - es a través de la Iniciación. Para el egipcio este camino era un medio por el cual el hombre podía aprender a conocer lo Invisible, lo Suprasensible en la naturaleza humana - Isis, o más bien el poder de Isis-. En el conocimiento extraído de la vida cotidiana, el hombre no penetra en las profundidades de su alma, no llega al poder de Isis. Sin embargo, hay un medio por el cual puede penetrar a través de este poder de Isis, por el cual alcanza el verdadero Yo y se da cuenta de que está envuelto en materia física. Si seguimos este camino llegamos al hogar espiritual del Yo. Ésta era, pues, la enseñanza del antiguo Egipto: el hombre debe descender a su propio ser mas íntimo; Allí primero entiende su naturaleza física - la manifestación de su Yo. Debe forzar su camino a través de esta naturaleza física. Contempla el mundo exterior, la creación de poderes espirituales, suprasensibles, en los tres reinos de la Naturaleza: en las piedras con sus formas basadas en leyes matemáticas, en las plantas con sus formas llenas de vida que son la morada de Poderes Divinos, y en los animales. Pero cuando contempla al hombre, debe penetrar a través de la forma externa a los poderes de Isis del alma.
Parte de la Iniciación en los Misterios de Isis, por lo tanto, consistían en mostrar al hombre cómo estaba revestido de materia. Los procesos representados cuando un hombre se sumergía así en su propia naturaleza, eran prácticamente los mismos que ocurren en la muerte pero eran representados de una manera diferente. El aspirante tenía que pasar en la vida real a través del Portal de la Muerte, para aprender la transición de la visión física a la supra física, del mundo físico al espiritual - en resumen, la transición experimentada en la muerte real. Él tenía que seguir este camino de descenso hacia su propio ser interior, para aprender lo que sólo se puede experimentar allí. Y en esta región aprendía, en primer lugar, cómo la sangre, instrumento físico del Yo, se forma desde la Naturaleza. El sistema nervioso es el instrumento físico para las actividades del alma del Sentir, de la voluntad y del Pensar y el instrumento del Yo es la sangre. Si un hombre desciende a esos instrumentos -así pensaban los antiguos egipcios-, debe descender a sus envolturas físico-etéricas, a las cualidades etéreas del alma. Debe aprender a ser independiente de las fuerzas de su sangre de las que depende y, después de haberse liberado de estas fuerzas, debe entrar en los maravillosos procesos de su sangre. Debe aprender a conocer su naturaleza superior en su aspecto físico. Esto sólo puede hacerlo cuando puede contemplarse a sí mismo como si contemplase un objeto exterior. Ahora bien, el hombre sólo puede conocer un objeto como objeto si él mismo está fuera de él; Osea, si desea percibirse a sí mismo, debe permanecer fuera de su propio ser. Es por eso que la Iniciación desarrolla fuerzas que permiten a los poderes del alma tener experiencias reales sin hacer uso de instrumentos físicos. Los instrumentos físicos están allí objetivamente ante el hombre, tal y como después de la muerte su ser espiritual mira hacia su cuerpo físico.
Y así el discípulo en los Misterios de Isis primero era enseñado en los secretos de su propia sangre. Pasaba por una experiencia que puede describirse como una aproximación al Umbral de la Muerte. Esta era la primera etapa de Iniciación en los Misterios de Isis. El discípulo tenía que contemplar su propia sangre, contemplarse como objeto, hundirse en la envoltura que es el instrumento de su naturaleza Isis. En los santuarios de la Iniciación, era llevado a dos Portales, donde se representaban en forma de imagen los procesos que ocurrían en su ser interior. Dos puertas estaban delante de él, una abierta y la otra cerrada. Estas enseñanzas, resonándonos a través de los siglos, armonizan maravillosamente con lo que el hombre cree en la actualidad, aunque ahora le da una interpretación materialista a todo. Los viejos videntes de Egipto decían: "Cuando el hombre está en el inframundo, llega a dos puertas; A través de esas dos puertas entra en su sangre y en su ser interior ". El anatomista moderno hablaría de las dos entradas situadas junto a las válvulas del corazón. Si el discípulo quería penetrar en su cuerpo tenía que pasar por la puerta "abierta", porque la puerta "cerrada" está ahí para evitar que el torrente sanguíneo tome un camino equivocado. Estos fenómenos anatómicos son imágenes materiales de lo que los antiguos sabios experimentaron en forma clarividente. Las formas, por supuesto, no eran tan exactas como las estructuras a las que se enfrenta el anatomista moderno, pero representaban lo que percibía la conciencia clarividente cuando contemplaba el ser interior del hombre desde afuera.
La siguiente etapa de la Iniciación de los Misterios de Isis puede describirse de la siguiente manera: El discípulo era conducido a través de las pruebas de Fuego, Aire y Agua, es decir, aprendía a conocer la índole de las envolturas que envolvían su naturaleza Isis. Aprendía a conocer el Fuego que recorre por su cuerpo, usando la sangre como su instrumento; aprendía a saber cómo entra el aire en el cuerpo en forma de oxígeno; Aprendía a conocer su naturaleza acuosa. Fuego, Aire y Agua - la calidez de la respiración, la fluidez de la sangre. Y su conocimiento de las envolturas, de Fuego, Aire y Agua lo purificaban hasta que finalmente alcanzaba su naturaleza Isis. Esto también puede ser expresado diciendo: "Sólo cuando el discípulo llegaba a esta etapa, sentía que realmente había" llegado a sí mismo ", dándose cuenta de su existencia espiritual, ya no limitado a las facultades humanas pertenecientes al mundo exterior sino capaz de mirar el mundo espiritual. En el mundo exterior sólo podemos ver el Sol físico durante el día; Por la noche nos lo oculta la materia. En el mundo espiritual, sin embargo, no es así; En el mundo espiritual el hombre contempla los Poderes espirituales en el mismo momento en que los ojos físicos no están funcionando. En la Iniciación de los Misterios de Isis se decía: "Cuando un hombre es purificado, contempla a los seres espirituales cara a cara; Puede ver el Sol a medianoche. Es decir, cuando la oscuridad prevalece, la vida espiritual y los poderes espirituales primordiales detrás del Sol son visibles para aquellos iniciados en los Misterios de Isis.
Tal era el camino del alma hacia los poderes de Isis, el camino que podía ser atravesado por aquellos que, mientras vivían, buscaban energizar sus fuerzas más profundas del alma. Todavía había Misterios más altos - los verdaderos Misterios de Osiris. En estos Misterios el hombre aprendía cómo a través del poder de Isis podía encontrarse uno con el poder espiritual súprasensible de donde él mismo había salido. - Conocía a Osiris y Osiris surgía dentro de su alma.
Ahora bien, cuando el egipcio antiguo deseaba representar la relación entre Isis y Osiris, utilizaba una escritura extraída de los movimientos del Sol y de la Luna en los Cielos; Utilizaba las relaciones de los otros cuerpos estrellados para expresar las actividades de las otras potestades espirituales. Su escritura era extraída del zodiaco en su condición de reposo relativo, y de los planetas que se movían a través de las constelaciones. En todos los misterios así revelados, el egipcio antiguo veía una escritura espiritual. Él sabía: Nada de lo que está en la Tierra puede ayudarme a expresar lo que el hombre experimenta si él sale a buscar a Osiris con el poder de Isis dentro de él. Las constelaciones estrelladas deben ser su escritura. escritura.
Hermes / Thoth

Hermes o Thoth, el poderoso sabio de la antigüedad, fue reverenciado por los egipcios como quien había tenido la más profunda comprensión de esta relación del hombre con el Cosmos. Fue Hermes quien expresó con la mayor sublimidad la relación de las estrellas con estas Potestades espirituales y con los acontecimientos en el Cosmos. El lenguaje de Hermes era el lenguaje de las estrellas mismas. La relación de Osiris con Isis, por ejemplo, podría explicarse exotéricamente al pueblo en forma de leyendas. Aquellos que se preparaban para la Iniciación fueron enseñados con gran detalle sobre el procedimiento de la luz  del Sol, su reflejo por la Luna, y los maravillosos procesos realizados por la luz cuando pasa de la Luna Nueva a través de diferentes fases a la Luna Llena. Las formas primitivas de escritura se derivan de procesos que tienen lugar en los Cielos. El hombre poco sabe hoy que las consonantes son imágenes de las constelaciones zodiacales, de un elemento cósmico que está en reposo; Las relaciones de las vocales con las consonantes son imágenes de las conexiones entre los Planetas en movimiento y el Zodiaco. Las formas anteriores de las letras del alfabeto eran en este sentido derivadas de los Cielos.
Los antiguos egipcios sentían que el gran Hermes había sido enseñado por los Poderes de los Cielos y que expresaba, en su propio ser, la más profunda vida del alma del hombre. Todo lo que se expresaba en los hechos del hombre, incluso en las actividades diarias donde se necesitaban las ciencias matemáticas, la geometría (que Pitágoras aprendió más tarde de los egipcios), la topografía de la tierra y similares, todo esto se remontaba a la sabiduría de Hermes Que había visto los procesos y fenómenos de la Tierra como reflejos de las actividades celestiales expresados en la escritura estelar. Esta escritura fue aplicada por Hermes en las matemáticas y la geometría y él enseñó a los egipcios a encontrar, en las estrellas, la contrapartida de los sucesos terrenales.
Ahora sabemos que toda la vida de Egipto estuvo profundamente ligada a las inundaciones del Nilo, con los lodos que el Nilo depositaba procedentes de las tierras montañosas del Sur. Y podemos darnos cuenta de lo necesario que fue para los egipcios saber de antemano cuándo ocurrirían estas inundaciones. Calculaban el tiempo según la escritura estelar en los Cielos y cuando Sirius, la estrella de Canis Major, era visible en el Signo de Cáncer, sabían que el Sol pronto entraría en este Signo y que sus rayos encantarían progresivamente todo lo que la inundación del Nilo otorgaba a la tierra. Ellos decían: "Sirio es el Vigilante; Es él quien nos dice lo que está por venir. "Y alzaban la mirada en gratitud a la estrella de Canis Major, a Sirio, porque era él quien les permitía cultivar su tierra correctamente y proporcionarles lo necesario para su vida cotidiana. Miraban hacia atrás a las épocas mas remotas de la antigüedad cuando a la humanidad lo primero que se le enseñó fue que el movimiento de las estrellas es la expresión del poderoso reloj cósmico.
Así los egipcios tomaban consejo de la escritura estelar. Hermes o Thoth era el gran Espíritu que, según las tradiciones más antiguas, había dado la escritura original de la Sabiduría Cósmica y con la inspiración que fluía hacia él desde las estrellas, había construido el alfabeto, había enseñado a los hombres los principios de la agricultura , de la Geometría, la topografía - en resumen todo lo que necesitaban para su vida física. La vida física, sin embargo, no es sino el cuerpo de una vida espiritual, una vida espiritual cósmica de la cual Hermes recibió su inspiración. Así, toda la cultura y la civilización llegaron a estar ligadas al nombre de Hermes, y de hecho los egipcios se sintieron conectados con él en un sentido aún más íntimo.
Supongamos, por ejemplo, que un egipcio que vivía en el año 1322 antes de nuestra era, miraba hacia los Cielos. Contemplaría una cierta constelación. Los antiguos egipcios tenían un método conveniente de calcular las condiciones del tiempo, conveniente, es decir, a efectos de cálculo; Doce meses de treinta días cada uno, con cinco días adicionales - haciendo trescientos sesenta y cinco días en el año. Habían contado así durante siglos, porque el método era realmente una conveniencia matemática. Ahora, como sabemos por la Astronomía, esto deja un cuarto de un día sin contar; Es decir, el año egipcio finalizaba un cuarto de día antes. Si lo cuentan, verán que cada año sucesivo comenzaba un poco antes que el anterior. Así que mes a mes el año retrocedía hasta que, después de un lapso de cuatro veces trescientos sesenta y cinco días volvía al principio. Así sucedió siempre tras un período de mil cuatrocientos sesenta años en que las relaciones celestiales fueron reajustadas con el cálculo terrenal. En el curso de mil, cuatrocientos sesenta años el año retrocedió a través de un ciclo completo. Si calculan hacia atrás esto tres veces desde el año 1322 antes de nuestra era, tendrán la época a la que los egipcios atribuyeron su sagrada sabiduría primitiva. Decían: "En aquellos tiempos antiguos, los hombres poseían la más alta clarividencia. Cada uno de los grandes Años Solar denotaba una etapa en la disminución del poder clarividente. Ahora estamos viviendo en la cuarta etapa. Nuestra cultura ha alcanzado un punto en el que sólo tenemos tradiciones de las enseñanzas de la antigüedad. Pero miramos hacia atrás a través de tres grandes Años Cósmicos a una edad en la que el más grande de nuestros Sabios enseñó a sus discípulos y sucesores lo que hoy poseemos -aunque en forma muy cambiante- en la escritura, las matemáticas, la geometría, la ciencia de la topografía y Astronomía ". Al mismo tiempo, los antiguos egipcios decían:" Nuestros cálculos humanos -que se adhieren a los cómodos números de doce veces treinta mas cinco días suplementarios- dan testimonio de cómo el mundo divino-espiritual debe corregir nuestros asuntos, porque nuestro intelecto nos ha distanciado de Osiris e Isis. No podemos calcular el año con precisión. Pero miramos hacia un mundo oculto donde las Potestades que guían a las estrellas nos corrigen ".
Así, incluso en su cronología, los antiguos egipcios miraban, por decirlo así, más allá de la dudosa capacidad de su intelecto, a los seres y potestades espirituales que vivían en mundos ocultos, quienes, de acuerdo con leyes más profundas, supervisaban, observaban y protegían todo lo que el hombre tenía que experimentar en la tierra. Y en Hermes, o Thoth, reverenciaban al Ser cuya inspiración fluía desde estas atentas Potestades del Cielo. Hermes no sólo era un gran Maestro, sino un Ser a quien los antiguos egipcios miraban con sentimientos de profunda gratitud y reverencia, diciendo: "Todo lo que poseo proviene de Ti. Estuviste allí en días de la antigüedad y ¡oh! Tus bendiciones fluyen al mundo para la curación de los hombres a través de los que han sido tus mensajeros ". Así, tanto la fuente original del Poder -Osiris- como Hermes o Thoth -el Guardián de ese Poder- no sólo eran conocidos por la sabiduría de los antiguos egipcios, sino que sus almas estaban llenas de un profundo sentimiento moral, un sentimiento de reverencia y gratitud. Todas las evidencias externas demuestran que la sabiduría de los egipcios (especialmente en épocas muy antiguas, y más tarde, ya en un grado cada vez más bajo) estaba impregnada de un sentimiento religioso. Todo conocimiento humano estaba ligado a sentimientos de santo admiración, toda sabiduría con piedad, toda ciencia con religión.
En la época egipcia posterior esto ya no aparece en su forma más pura. Puesto que, así como en las épocas sucesivas es la misión de los diversos pueblos expresar lo Espiritual en diferentes formas, así también las diversas civilizaciones empiezan a caer en decadencia cuando ya han alcanzado su zenit. La mayor parte de lo que se ha conservado de la cultura egipcia antigua, pertenece al período de su decadencia y uno sólo puede suponer lo que hay detrás de las maravillosas pirámides, por ejemplo, y los extraños cultos a ciertos animales. Los egipcios sabían: La época en la que la sabiduría misma estaba funcionando estuvo precedida de otra, cuando todos los seres -no sólo el hombre- descendieron de las alturas divino-espirituales. Si queremos entender la íntima naturaleza del hombre, no debemos fijarnos en su apariencia externa, sino penetrar en su ser interior. Lo que vemos externamente son etapas en las que la creación primordial ha quedado retenida; Tales etapas se ven en los tres reinos de la Naturaleza. La primera etapa es el mundo de los minerales y las piedras - las formas que se expresan en las pirámides. La segunda etapa es el mundo de las plantas y las fuerzas interiores de este mundo que se expresan en la flor de loto. La tercera etapa está representada por las formas animales, extendidas, por decirlo así, a lo largo del camino hacia el hombre.Las fuerzas divinas que no han alcanzado la etapa humana se han vertido y cristalizado en las diferentes formas animales. Tales eran los sentimientos del antiguo egipcio cuando contemplaba las fuerzas retardadas de los dioses. Él volvía su mirada a las edades primitivas cuando toda la creación surgió de los Poderes Divinos. Sentía que los Poderes Divinos habían permanecido en una etapa anterior de desarrollo en los seres de los tres reinos inferiores de la Naturaleza y finalmente habían subido a la forma humana en su propio ser. Debemos estar siempre muy atentos a los sentimientos, a la conciencia de los antiguos egipcios, porque entonces nos daremos cuenta de que su sabiduría tuvo un efecto moral en sus almas. Su concepción del mundo divino y de las fuerzas Suprasensibles dio lugar a una relación con los animales, que sólo asumió una forma grotesca cuando la cultura egipcia entró en su período de decadencia. Las imperfecciones de la cultura egipcia posterior no estaban allí al principio cuando estaban llenas de revelaciones espirituales. No debemos - como suele hacerse hoy - atribuir condiciones primitivas y sencillas a las primeras etapas de las civilizaciones. Por el contrario, las condiciones primitivas pertenecen a los períodos de decadencia que se establecen después de que los tesoros espirituales originales se han perdido. Las condiciones bárbaras no deben ser consideradas como los estados originales de la civilización; Son en realidad el resultado de la decadencia de las civilizaciones que han caído de su cumbre espiritual.
Tal declaración puede causar irritación a la ciencia que describe todas las civilizaciones como originadas de viejas condiciones primitivas, como las tribus salvajes que sobreviven hoy. Los estados primitivos de la cultura todavía en existencia deben ser considerados como etapas de la decadencia; Al principio de la vida humana en la Tierra, las primeras civilizaciones fueron inspiradas directamente desde el mundo espiritual por los Seres Espirituales que se colocan detrás de la historia externa. Esto es lo que nos dice la Ciencia Espiritual.
Una vez más se puede preguntar: ¿Puede la ciencia de hoy, al representar como lo hace, las altas cimas de la cultura moderna, entrar en colisión con esta declaración de la Ciencia Espiritual? Me gustaría citar aquí un trabajo reciente de Alfred Jeremias, La Influencia de Babilonia sobre la comprensión del Antiguo Testamento, que muestra que la investigación exterior también ha encontrado su camino de vuelta a una cultura antigua impregnada de concepciones sublimes y de largo alcance y que las llamadas civilizaciones bárbaras deben considerarse como el resultado de la decadencia. Este punto se deja muy claramente en el libro:

"Los registros más antiguos, así como toda la vida cultural de las civilizaciones Mesopotamicas, postulan la existencia de concepciones científicas y al mismo tiempo religiosas no sólo en la sabiduría secreta de los Templos, sino según la cual la organización estatal era regulada, la administración de justicia, el derecho a la propiedad. Cuanto más atrás retrocedamos a los tiempos antiguos, más encontramos el dominio de estas concepciones; Sólo cuando la antigua cultura Mesopotamica entra en su período de decadencia, se hacen sentir otras fuerzas.
La ciencia externa está aquí comenzando a abrir caminos que pueden unirse con lo que la Ciencia Espiritual tiene que introducir en la civilización moderna. Si avanza por estos caminos, gradualmente abandonará la imagen muerta de las condiciones primitivas en el punto de partida de las civilizaciones humanas y pondrá en su lugar a las Grandes Individualidades. Y aparecerán ante nosotros en toda sublimidad porque era su tarea transmitir a los hombres que todavía poseían el poder de la clarividencia, las mayores bendiciones en cada rama de la cultura. Y así mirando hacia atrás a las poderosas figuras de- Zaratustra, Hermes - que parecen tan sublimes porque fueron las primeras en dar los grandes impulsos espirituales a la humanidad en aquellas remotas edades de las cuales el Sabio habló a Solón. Hermes está allí como un gran guía de la humanidad. Al contemplar estas grandes Individualidades, sentimos un fortalecimiento de nuestros propios poderes. Nos damos cuenta de que el Espíritu no sólo vive en el Cosmos, sino que fluye en los hechos cósmicos, en la evolución del hombre mismo. Nuestra propia vida es fortalecida, tenemos mayor confianza en nuestras propias acciones, nuestras esperanzas y propósitos se ven fortalecidos por la contemplación de estas grandes Individualidades. Nosotros, que hemos nacido en tiempos posteriores, miramos hacia ellos, buscando ver realizada nuestra propia existencia en sus portentosos poderes del alma, comprendiendo nuestras propias acciones a la luz del Espíritu eterno que vierte en la humanidad a través de Ellos."


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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919