GA159 Zurich 31 de enero de 1915 Las cuatro virtudes platónicas en relación con los miembros humanos

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 RUDOLF STEINER


Conferencia nº 1 de una serie de quince conferencias, celebradas en 1915, en varias ciudades.

Las cuatro virtudes Platónicas en relación con los miembros humanos

Zurich 31 de enero de 1915


Nuestra ciencia espiritual tiene la tarea de eliminar de nuestra conciencia, del conjunto de nuestra vida anímica, ese abismo que surge para la conciencia humana externa entre el mundo físico en el que el ser humano pasa el intervalo entre el nacimiento y la muerte, y el mundo espiritual en el que el ser humano pasa el otro tiempo del conjunto de su vida, el tiempo entre la muerte y un nuevo nacimiento.

Tal frase es de lo más familiar, de lo más natural, para alguien que vive en la ciencia espiritual con todas las fibras de su alma. Este es justo el momento en el que me dirijo a ustedes, un momento que es, probablemente se puede decir, especialmente santificado. Hemos perdido a varios de nuestros queridos amigos y miembros por los graves acontecimientos de la guerra desde el plano físico en muy poco tiempo y ahora estamos a punto de acompañar a dos amigos en su último camino en la tierra. Aquí en Zurich, a las once tendrá lugar la cremación de la querida miembro Sra. Colazza que ha dejado el plano físico esta semana, y acabamos de recibir el mensaje de que nuestro querido amigo Fritz Mitscher ha dejado el plano físico cerca de Davos a las cinco de la tarde. En ambos miembros, las queridas almas se alejan del plano físico. Sin embargo, la ciencia espiritual nos muestra el camino para entender que no perdemos tales almas en un sentido mucho más elevado de lo que podríamos entender esto, sino cómo permanecemos vinculados a ellas.

Desde que trabajamos en nuestro movimiento, un gran número de almas que pertenecen al movimiento han atravesado la puerta de la muerte. Sobre todo, puedo decir, basándome en las fuentes de las que generalmente fluye el conocimiento científico-espiritual, que estas almas -según sus posibilidades- se han convertido en nuestros leales colaboradores en el mundo espiritual. Bajo la plena responsabilidad con la que se dice algo que debe estar firmemente respaldado en el terreno de la ciencia espiritual me permito decir, que hemos ganado en ellas partidarios para nuestro movimiento espiritual. Muchos han pasado la puerta de la muerte, trabajando dentro de nuestro movimiento espiritual, mirando hacia abajo a aquello con lo que estaban encariñados amorosamente. En el tiempo que transcurre entre el nacimiento y la muerte, se han encariñado con el camino del esfuerzo que cultivamos en nuestro círculo. Aquí en nuestra sociedad ellos mismos han dejado algo que está en el camino entre la muerte y un nuevo nacimiento.

Al igual que la naturaleza es un mundo que nos rodea hacia el cual volvemos la mirada, de la misma manera, podemos volver la mirada hacia nuestra vida física a partir de ese momento que se puede comparar con el nacimiento del ser humano. Inmediatamente después de la muerte, el ser humano pasa por una especie de estado que es comparable con la vida embrionaria, con la vida en el cuerpo de la madre, sólo que esta vida dura sólo unos días después de la muerte. Es mucho más corta que la vida embrionaria en proporción a la vida física. Luego sigue lo que se puede comparar con la entrada en el mundo físico, como el primer aliento, que sería equivalente a despertarse en el mundo espiritual. El alma percibe, por así decirlo, que la voluntad del alma que ha pasado la puerta de la muerte es asumida por los seres de las jerarquías superiores.

Aquí en la tierra, el ser humano, cuando entra en el mundo físico desde el cuerpo de la madre física, está preparado primero para tomar el aire exterior y luego sus sentidos se despiertan poco a poco. Después de la muerte, llega un momento en que el alma siente: ahora mi voluntad, que estaba encauzada durante la vida física por las fronteras del cuerpo físico fluye de mí hacia el universo. Además, esta alma siente cómo esta voluntad es realmente asumida por la actividad de los seres de la siguiente jerarquía superior, los seres de la jerarquía de los ángeles. Esto es como hacer el primer jadeo en el mundo espiritual y crecer gradualmente en el entorno espiritual, pues esto nos muestra la experiencia espiritual.

Quisiera hablar del destino de los que han dejado el plano físico y se han alejado de nosotros en el transcurso de los años. Quisiera mirar a aquellos que estimaron nuestro movimiento espiritual y lo miraron como algo sobre el cual saben que aquello en lo que viven se transmite a las almas humanas también dentro de los cuerpos físicos. Poder vincularse con la memoria de la vida terrena de esta manera es algo que aquí en el mundo físico ya pertenece al mundo espiritual. Esto supone para los seres humanos afectados que han atravesado la puerta de la muerte una cosa infinitamente valiosa, infinitamente importante. Cuando fluyen completamente en la corriente - que les llega desde el mundo físico que toma su manantial de lo que han presenciado en nuestro movimiento - como un afluente en un río, cuando los pensamientos de aquellos que los amaron o estuvieron conectados con ellos por lazos naturales, entonces la comunidad es mucho más íntima de lo que podría ser en nuestro tiempo materialista. Porque se basa en las conexiones espirituales.

De nuevo, podemos decir, que alguien que ha pasado prematuramente por la puerta de la muerte al mundo espiritual se nos aparece, como si lo hubiera hecho por amor íntimo a nuestro movimiento espiritual para poder ayudar con fuerzas más fuertes del mundo espiritual. Para un gran número de los que se han ido de entre nosotros, viven en sus almas sentimientos maravillosamente claros de la necesidad de nuestro movimiento espiritual. Y para alguien que es capaz de mirar en el mundo espiritual todas las almas muertas son los heraldos espirituales de nuestro movimiento que ahora miran al movimiento con el que estaban vinculados. Llevan las consignas espirituales ante nosotros, mientras nos estan diciendo continuamente: estábamos convencidos de la necesidad de este movimiento, mientras estábamos combinados con vosotros. Ahora, sin embargo, después de haber entrado en el mundo espiritual, sabemos que podemos y debemos ayudar en el momento en que este movimiento es necesario.

Esto es algo que sentirán cada vez más los seres humanos que permanecen aquí en el plano físico. Han perdido a queridos parientes y amigos en el plano físico y sólo estas palabras pueden ser el más profundo consuelo para ellos al tener aquí todo lo que une todavía una conexión más profunda entre las almas, aunque ya no seamos capaces de interconectar con esas almas con ojos físicos y palabras físicas.

El movimiento espiritual en el que vamos a participar tiene que aportar mucho. Hoy me gustaría seleccionar un capítulo particular de los varios que debe aportarnos. En una época como la nuestra, en la que la civilización exterior está completamente basada -a pesar de los últimos ecos de las antiguas religiones- en la conciencia materialista, solamente esta época puede también construir los impulsos de la vida moral, de manera que se tenga en cuenta la vida entre el nacimiento y la muerte. Entre los diversos asuntos, que vendrán por nuestro movimiento espiritual, será una nueva construcción de la vida moral completa, la vida de la virtud completa de la humanidad. Porque la gente aprenderá a mirar la vida moral, la vida de la virtud desde un conocimiento que va más allá del nacimiento y la muerte. Cuenta con el hecho de que el alma humana pasa por repetidas vidas terrestres, y que el alma humana, así como la lleva en la vida entre el nacimiento físico y la muerte, ha pasado por muchas vidas y tiene que esperar las vidas futuras, que tiene que experimentar. Si hemos ampliado nuestro conocimiento de una vida a las sucesivas vidas terrestres, resultará una visión más completa y más correcta de la vida, también una visión más correcta y más completa de la virtud y la vida moral.

Si hablamos de las virtudes humanas, podemos distinguir en primer lugar cuatro virtudes de las que se puede hablar, por así decirlo, en el estilo habitual de hablar entre la gente. Una virtud, como indicaremos más adelante, es aquella que vive en las profundidades del alma humana de la que hay que hablar, sin embargo, como veremos, lo menos posible por razones santas. Todas las demás virtudes, que existen en la vida y constituyen la vida moral, se pueden entender como casos especiales de las cuatro virtudes en las que queremos fijarnos, esas cuatro virtudes de las que en particular la antigüedad ha hablado mucho.

Platón, el gran filósofo de la antigua Grecia, distinguía estas cuatro virtudes porque todavía podía sacar su sabiduría de los ecos de los antiguos misterios. Entre los ecos de los antiguos misterios, Platón pudo llevar a cabo la clasificación de la virtud mejor que los filósofos posteriores o incluso los de nuestro tiempo, donde el conocimiento de la "misteriosofía" está tan alejado y se ha convertido en algo caótico.

La primera virtud, que debemos considerar cuando hablamos de una vida moral en este sentido, ya que surge de un conocimiento integral de la naturaleza humana, es la virtud de la sabiduría (prudencia). Sin embargo, hay que entender esta sabiduría en un sentido un poco más profundo y que concierne más a la ética, a la filosofía moral de lo que se hace normalmente. No podemos decir que la sabiduría sea algo que pueda acercarse simplemente al ser humano. La sabiduría no es algo que el ser humano pueda aprender en el sentido habitual. Ni siquiera es fácil caracterizar lo que la sabiduría debe significar para nosotros con solo unas palabras:

  • Si vivimos nuestra vida de tal manera que permitimos que eso tenga un efecto en nosotros que se traslada a esta vida,
  • Si, -inducidos por los diferentes procesos de la vida- aprendemos a partir de un proceso, cómo podríamos haber tratado esto o aquello más correctamente, cómo deberíamos haber hecho más hábil o más fuerte una u otra de nuestras fuerzas,
  • Si prestamos atención a todo aquello que nos viene al encuentro en la vida y prestamos atención al hecho de que si algo similar nos sale al encuentro por segunda vez, no dejamos que nos toque la segunda vez como la primera, sino que nos sentimos enseñados.
  • Y si conservamos el ánimo a través de la vida de poder aprender de la vida, y de considerar todo lo que la naturaleza y la vida nos traen, para enseñarnos algo, sin embargo, no sólo para aprender que nos enseña algo, sino para que nos volvamos mejores cada vez más, más valiosos internamente, Entonces aumentamos en sabiduría, entonces nuestra vida anímica llegará a ser tal que nuestra experiencia no ha sido en vano.

Nuestra vida pasará en vano si hemos malgastado décadas y posteriormente juzgamos todo lo que hemos vivido, lo mismo que la juzgábamos cuando éramos más jóvenes. Si pasamos la vida así, nos apartamos de la sabiduría al máximo. El karma puede haber provocado que nos hayamos enfadado de jóvenes, que hayamos juzgado mal esto o aquello con los seres humanos. Si mantenemos esta actitud, habremos aplicado mal nuestra vida. Sin embargo, si hemos juzgado en nuestra juventud de forma despectiva, la damos por bien empleada si a una edad más avanzada no juzgamos de forma despectiva, sino de forma comprensiva, perdonando, si intentamos comprender. Si hemos nacido de tal manera que ciertas cosas nos han llevado a la rabia brusca y luego ya como personas mayores no siempre llegamos a la rabia brusca como cuando éramos jóvenes, si hemos abandonado nuestra rabia brusca gracias a lo que la vida nos ha enseñado y nos hemos vuelto más suaves, entonces hemos aplicado la vida para los fines de la sabiduría. Si en nuestra juventud fuimos materialistas y sin embargo dejamos que lo que el tiempo quiso decirnos nos afectase como revelaciones del mundo espiritual, entonces habremos aplicado la vida para los fines de la sabiduría. Si cerramos nuestra mente a las revelaciones del mundo espiritual, no habremos aplicado nuestra vida con fines sabios.

Podemos llamar a eso la aplicación de la vida a los fines de la sabiduría enriqueciéndose así, obteniendo un conocimiento más amplio. Además, lo que la ciencia espiritual quiere darnos es adecuado para abrirnos a la vida haciéndonos más sabios en la vida. La sabiduría es algo que se opone notablemente al egoísmo humano. La sabiduría es algo que siempre tiene en cuenta el curso de los acontecimientos del mundo. Por eso el curso de los acontecimientos de importancia mundial nos puede servir para aprender, porque así abandonamos la estrechez de juicio, que nuestro ego es capaz de hacer. Un ser humano sabio no puede juzgar de forma egoísta, porque si uno aprende del mundo, aprende a comprender el mundo, aprende a dejar que el mundo corrija el propio juicio, de modo que la sabiduría nos arranca por así decirlo del estrecho y limitado conocimiento y lo armoniza. Podría enunciar muchas cosas que nos podrían dar una descripción de la sabiduría poco a poco. No debemos esforzarnos por definir tales conceptos, sino que tenemos que abrir nuestra mente, para que nosotros -también sobre la sabiduría- podamos ser más y más sabios.

Ahora bien, aquí en el mundo físico todo lo que el ser humano tiene que vivir en su vida consciente tiene que hacerlo usando las herramientas de la naturaleza física y etérica externa. Como seres humanos entre el nacimiento y la muerte, únicamente cuando dormimos nuestra alma esta -en tanto que comprende el ego y el cuerpo astral- más allá de nuestros cuerpos físico y etérico. Si estamos en el estado consciente, utilizamos las herramientas de nuestros cuerpos físico y etérico. En la medida en que la sabiduría nos llena, en la medida en que nos esforzamos por vivir en nuestro actuar y pensar, en nuestro sentir con fines de sabiduría, utilizamos esos órganos de nuestros cuerpos físico y etérico, que son los más completos dentro de nuestra vida en la tierra. Vivimos en esos órganos, que son los que más tiempo han tardado en terminarse, que ya fueron preparados durante las evoluciones de Saturno, del Sol y de la Luna y que han llegado como herencia en nuestra vida y a una determinada conclusión.

Me gustaría darles otro concepto desde otra vertiente, de lo que se puede entender como órganos casi perfectos. Tomemos por un lado nuestro cerebro. El cerebro no es todavía el órgano perfecto, pero podemos llamarlo, por lo menos, perfecto comparado con otros órganos, porque ha necesitado para su desarrollo más tiempo que estos otros órganos. Comparemos el cerebro con nuestro cuerpo medio en el que tenemos las manos. Si decidimos hacer algo con las manos, tenemos el pensamiento: Estiro la mano, cojo el jarrón y retiro la mano. ¿Qué he hecho ahí? He estirado no sólo la mano física, sino también la etérica y la astral y un miembro de mi ego, pero la mano física se ha ido con ellas.

Cuando sólo estoy pensando, sólo buscando pensamientos, entonces la conciencia clarividente puede ver, como si salieran de la cabeza unos brazos espirituales, pero el cerebro físico permanece en la corteza. Exactamente igual que mis manos etéricas y astrales pertenecen a mis manos físicas, también hay algo etérico y astral que pertenece al cerebro. El cerebro no puede extenderse; sin embargo, las manos si pueden. En tiempos venideros, las manos también estarán fijas, y sólo podremos mover sus partes astrales. Las manos están en vías de convertirse en lo que el cerebro es ya hoy. En tiempos pasados, durante las antiguas evoluciones del Sol y de la Luna, lo que hoy se extiende desde el cerebro y que es sólo de carácter espiritual, estaba todavía acompañado por el órgano físico. La cubierta craneal sólo lo cubre, de modo que el cerebro físico está inmovilizado en ella durante el desarrollo terrestre. El cerebro es un órgano que ha pasado por más estadios de desarrollo.

Las manos están en camino de convertirse en algo similar al cerebro, porque todo el ser humano está en camino de convertirse en un cerebro. Hay órganos, que son más completos, que se han cerrado más al desarrollo, y los que son menos perfectos. Los órganos perfectos son utilizados por lo que realizamos en la sabiduría. Nuestro cerebro habitual en realidad, no es mas que un instrumento para la forma mas baja de la sabiduría, para la astucia terrenal. Sin embargo, cuanto más sabiduría adquirimos, menos dependemos de nuestro gran cerebro, -la anatomía exterior no lo sabe- y mas se repliegan las actividades a nuestro cerebelo, a lo que nuestro cráneo encierra como un pequeño cerebro que parece un árbol. Nosotros, los seres humanos, cuando nos hemos vuelto sabios, cuando somos sabiduría, estamos entonces realmente sentados bajo un "árbol" que es nuestro cerebelo y que en particular comienza entonces a desplegar su actividad.

Imagina a un ser humano especialmente sabio que extiende los órganos de su sabiduría como las ramas de un árbol de forma poderosa. Tienen su origen en el cerebelo, éste está asentado en la cubierta craneal, pero los órganos espirituales se extienden, y el ser humano está bajo el árbol, el árbol buddhi, en realidad, en la realidad espiritual.

Sin embargo, ahí también vemos que lo que hacemos en la sabiduría es lo más espiritual de nosotros, o pertenece al menos a lo más espiritual, porque los órganos ya descansan. Si hacemos algo con la mano, aún debemos utilizar una parte de las fuerzas para el movimiento de la mano. Si juzgamos algo con sabiduría, decidimos algo con sabiduría, los órganos permanecen tranquilos. Allí no se utiliza ninguna fuerza para el órgano físico, allí somos más espirituales, y aquellos órganos que aplicamos al plano físico para vivir en sabiduría son aquellos a los que tenemos que aplicar la menor fuerza que ya son, por así decirlo, los perfectos.

Por lo tanto, la sabiduría es algo que, en la vida moral del ser humano, le permite experimentarse a sí mismo de forma espiritual. Lo que el ser humano logra en la sabiduría lo hace capaz de cosechar los frutos posiblemente más grandes de sus encarnaciones anteriores. Debido a que en la sabiduría vivimos en el reino espiritual sin forzar los órganos físicos, somos más capaces por la vida de la sabiduría de hacer que las adquisiciones de las encarnaciones anteriores sean fructíferas para esta vida, de obtener esta sabiduría de las encarnaciones anteriores.

Para una persona que no quiere ser sabia tenemos un buen término alemán. Lo llamamos Philister =filisteo. Un filisteo es una persona que lucha por no volverse sabio, que quiere permanecer toda su vida como es, que no quiere llegar a otro juicio. Un ser humano, sin embargo, que quiere llegar a ser sabio, está ansioso por obtener de las encarnaciones anteriores lo que ha realizado como trabajo y almacenado en encarnaciones anteriores. Cuanto más sabios nos volvemos, más traemos de las encarnaciones anteriores a la actual, y si no queremos volvernos sabios, de modo que permitimos dejar la sabiduría de las encarnaciones anteriores sin explotar, entonces viene alguien que la sierra: Ahriman.

Nadie salvo Ahriman prefiere que no nos hagamos más sabios. Tenemos la fuerza. Hemos alcanzado mucho en las encarnaciones anteriores, incluso más de lo que creemos, incluso más en los tiempos en que hemos pasado por los antiguos estados clarividentes. Todo el mundo podría llegar a ser mucho más sabio de lo que llega a ser. Nadie puede usar como excusa que no pudo traer mucho con él. Llegar a ser sabio significa sacar a relucir las adquisiciones de las encarnaciones anteriores, para que nos llenen completamente en esta encarnación.

Otra virtud es aquella que podemos designar con una palabra difícil de formar, en realidad, la virtud equivalente al coraje (fortaleza). Es de tal disposición que no se queda pasivo ante la vida, sino que se inclina a aplicar las fuerzas. Puede decirse que la virtud del coraje proviene del corazón. De alguien que tiene esta virtud en la vida cotidiana se puede decir: que tiene el corazón en el lugar correcto. - Y esta es una buena expresión para ello si somos capaces de apartarnos, no cobardemente, de los asuntos que la vida nos exige, sino si somos capaces de hacernos cargo nosotros mismos, sabiendo intervenir donde es necesario. Si tendemos a poner nuestra actividad en movimiento de tal manera, brevemente si somos valientes - el término "valiente" también es bueno para esta virtud, - entonces tenemos esta virtud de la vida valiente. También se podría decir, esta virtud, que está conectada con una vida de mente sana, que genera la fortaleza en el momento adecuado, cuya ausencia provoca la cobardía en la vida. Por supuesto, solo por medio de ciertos órganos se puede practicar esta virtud en el curso de la vida física. Los órganos a los que pertenecen el corazón físico y el etérico no son tan perfectos como los que sirven a la sabiduría. Estos órganos están todavía en el camino de cambiar, y cambiar en el futuro.

Hay una gran diferencia entre el cerebro y el corazón en cuanto a su desarrollo cósmico. Supongamos que un ser humano atraviesa la puerta de la muerte y transcurre su vida entre la muerte y un nuevo nacimiento. Su cerebro es generalmente un producto de los dioses. El cerebro es atravesado por fuerzas que desaparecen por completo cuando pasa por la puerta de la muerte. En la siguiente vida el cerebro se construye de nuevo por completo, así como sus fuerzas internas, no sólo las materiales. Así también, son construidas de nuevo las fuerzas. Este no es el caso del corazón. Con el corazón el asunto es que no es el corazón físico el que continúa, sino las fuerzas que están activas en el corazón físico. Estas fuerzas vuelven al astral y al ego y permanecen entre la muerte y un nuevo nacimiento. Las mismas fuerzas que palpitan en nuestro corazón palpitan también la siguiente vez en nuestra nueva encarnación. Lo que actúa en el cerebro ha desaparecido; no vuelve a salir en la siguiente encarnación. Sin embargo, las fuerzas que pulsan en el corazón también están ahí en la siguiente encarnación de nuevo. Si miramos dentro de una cabeza, podemos decir que en ella actúan las fuerzas invisibles que construyen el cerebro. Sin embargo, cuando el ser humano ha atravesado la puerta de la muerte, estas fuerzas son entregadas al universo. Si por el contrario oímos el latido del corazón de un ser humano, oímos fuerzas espirituales, que existen no sólo en esta encarnación, sino que también vivirán en la próxima encarnación, pasando la muerte y el nuevo nacimiento.

 Tales cosas eran maravillosamente percibidas por el sentir popular. De ahí que le dé tanto valor al sentimiento de los latidos del corazón, no tanto porque se aprecien los latidos físicos del corazón, sino porque nos fijamos en algo que es mucho más eterno cuando consideramos los latidos del corazón de un ser humano. Si tenemos la virtud del valor, sólo podemos utilizar una parte de ciertas fuerzas para este valor. Debemos utilizar la otra parte para los órganos que sirven de herramientas para el valor. Todavía debemos utilizar una parte de las fuerzas para estos órganos. Si no tenemos el valor, no desarrollamos la virtud de la fortaleza, perdemos nuestro autocontrol, nos retiramos cobardemente de la vida, nos abandonamos a la gravedad de nuestro ser, y entonces no podemos vigorizar esas fuerzas, que deben ayudar a realizar la virtud de la fortaleza, el valor.

Mientras nos quedamos cobardemente en la vida, también permanecen inactivas las fuerzas que deberían destellar en nuestro corazón. Son una siembra para Lucifer. Él se apodera de ellas, y en la siguiente vida ya no las tendremos. La cobardía en la vida significa entregar a Lucifer una cantidad de fuerzas que nos faltarán cuando queramos construir nuestro corazón en nuestra próxima encarnación que son, en realidad, los órganos, las herramientas del valor. Vendremos al mundo con órganos defectuosos, no cualificados.

La tercera virtud cuenta con los órganos más incompletos, que solo tomarán forma en el futuro, órganos que ahora solo contienen el germen, es la que se puede llamar calma o templanza. Se la puede llamar también, en cierto matiz, la vida moderada. Entonces tenemos tres virtudes: sabiduría (prudencia), valor (fortaleza), templanza. Se puede llamar a la templanza también moderación .

Se puede ser impulsivo no obstante, de la manera más diversa. Se puede ser impulsivo en el comer o beber demasiado. Este es el tipo más bajo de impulsividad. Allí el astral se hunde completamente en el deseo corporal, y disfrutamos completamente de la vida en nuestro cuerpo. Sin embargo, si controlamos nuestro deseo, si casi ordenamos al cuerpo lo que tiene que hacer o no, entonces somos templados, también se puede decir moderados. Entonces mantenemos mediante tal moderación esas fuerzas en el orden correcto que debe ayudar a que no entreguemos los órganos concernientes a Lucifer en la siguiente encarnación. Ya que entregamos las fuerzas a Lucifer, cuando nos dedicamos a una vida apasionada. Que empeoran cuando las pasiones nos transportan a un estado de embriaguez, cuando nos sentimos bien con el adormecimiento.

Donde perdemos nuestra templanza, siempre entregamos fuerzas a Lucifer. Él toma estas fuerzas, pero con ellas, también nos quita las fuerzas que necesitamos para los órganos respiratorios y digestivos. Volvemos entonces con los órganos respiratorios y digestivos deficientes si no practicamos la virtud de la moderación. Aquellos que gustan de ser cautivados por su vida de pasiones, que se dedican a su vida pasional, son los candidatos para los decadentes del futuro, para aquellas personas del futuro que sufrirán todas las carencias posibles de sus cuerpos físicos.

Se puede decir que esta virtud de la moderación depende de los órganos más incompletos de los seres humanos, de los órganos que están en la fase inicial de su evolución, que deben transformarse todavía de forma bastante sustancial. Si nos fijamos en nuestros órganos digestivos y en lo que está relacionado con ellos, tenemos que aplicar el ego, el cuerpo astral, el cuerpo etérico y el cuerpo físico para poner en marcha los órganos. Si pasamos a los órganos que son las herramientas del valor, entonces el asunto es muy diferente. Allí nos quedamos fuera con nuestro ego más o menos, en el sentido de que nos movemos libremente, y sólo nuestro astral y nuestro etérico entran en el físico. Si llegamos a las virtudes que encierra la sabiduría, allí mantenemos el ego y el cuerpo astral libres en el exterior. Ya que, mientras nos hacemos más sabios, organizamos el cuerpo astral, nos apoderamos del cuerpo astral. Esta es la parte esencial que nosotros - volviéndonos más sabios - transformamos el astral al yo espiritual, y sólo el etérico se une con el físico. En el cerebro, lo etérico sólo se combina con lo físico. Además, mientras que - con respecto al cuerpo restante - estamos conectados en el estado de vigilia muy fuertemente al menos con el astral, con el órgano físico; mantenemos la condición para el cerebro en la que estamos más en el sueño. Por lo tanto, necesitamos más el sueño físico para el cerebro. Estando despiertos, estamos con nuestro ego y nuestro cuerpo astral más allá del cerebro, y entonces ellos deben hacer los mayores esfuerzos en sí mismos, sin tener ningún apoyo en el órgano externo.

Así pues, existe una conexión entre el ser humano y las virtudes. Podemos llamar sabiduría a una virtud que está ligada al ser humano como ser espiritual, donde es libre con su ego y cuerpo astral y sólo tiene en sus órganos físicos y etéricos una especie de apoyo. Podemos llamar al coraje como una virtud, en la que el ser humano es libre sólo con su ego y tiene en los cuerpos astral, etérico y físico sus apoyos. Finalmente, podemos hablar de templanza donde nos liberamos con el germen de nuestro ego, donde estamos atados con nuestro ego a los cuerpos astral, etérico y físico y trabajamos para salir de esta restricción con la ayuda de nuestro ego.

Sin embargo, la siguiente virtud es la más espiritual. Esta virtud más espiritual está como con todo el ser humano en una determinada relación. El ser humano tiene capacidades que perdemos tempranamente, que tenemos sólo en los primeros años de la infancia. Ya lo he mencionado varias veces. Cuando entramos en el plano físico no tenemos la misma posición, que necesitamos para nuestra dignidad humana: nos arrastramos a gatas. He llamado tu atención cuidadosamente sobre el hecho de que sólo por medio de nuestra propia fuerza nos ponemos en la posición correcta y nos levantamos. También nos desarrollamos por las fuerzas, que intervienen en el lenguaje. Brevemente, en los primeros años de nuestra vida desarrollamos fuerzas, que nos orientan básicamente -tengan cuidado con la expresión- a la posición que tenemos como seres humanos reales en el mundo. No venimos al mundo, de tal manera que seamos colocados " apropiadamente" en el mundo. Nos arrastramos. Sin embargo, nos colocamos correctamente en él, si giramos la cabeza hacia las estrellas. Esto se debe a las fuerzas internas.

Estas fuerzas se pierden en la edad adulta. No vuelven a aparecer. No hay ninguna fuerza que intervenga de manera tan enérgica en la vida humana como el aprender a caminar y la posición erguida. Cada vez nos cansamos más en cuanto a nuestra posición erguida. Tan pronto como empezamos en la mañana a vivir con nuestro cerebro, al finalizar el día nos sentimos cansados, y tenemos la necesidad de dormir. Aquello que en nuestra infancia nos levanta cuando estamos cansados, permanece bastante cansado durante toda la vida y se convierte en flaqueza. En nuestra vida posterior, ya no ejercemos tal cosa como la que nos levanta en la infancia.

Además, ¿cómo somos dirigidos en la vida cuando aprendemos a hablar? Aunque aprendamos a hablar, las fuerzas directoras nos ayudan. Sin embargo, las mismas fuerzas que aplicamos en la primera infancia no se pierden para nosotros durante nuestra vida posterior. Permanecen en nosotros, sólo que están conectadas con una virtud, con la virtud que tiene que ver con lo correcto o acertado, con la virtud de la justicia que todo lo abarca, la cuarta virtud. La misma fuerza que usamos de niño para levantamos a la posición erguida vive en nosotros si tenemos la virtud de la justicia, la cuarta de las virtudes de Platón.

Quien realmente practica la virtud de la justicia, pone cada cosa, cada ser en el lugar correcto, sale de si mismo y entra en los demás. Eso es vivir en la justicia integral. Vivir en la sabiduría significa cosechar los mejores frutos de las fuerzas que hemos almacenado en encarnaciones anteriores. Y si tuviéramos que señalar lo que era nuestro en encarnaciones anteriores, donde los poderes divinos aún nos impregnaban, debemos señalar aún más en lo que respecta a la justicia: venimos del cosmos. Practicamos la justicia si desplegamos las fuerzas por las que estamos conectados con todo el universo, pero en una relación espiritual. La justicia es la medida de cómo el ser humano está conectado con lo divino. La injusticia es, prácticamente, como el ateo, como alguien que ha perdido su origen divino. Cuando alumniamos a Dios, al Dios del que procedemos, cuando hacemos mal a cualquier persona.

Por tanto, tenemos dos virtudes, la justicia y la sabiduría, que nos remiten a lo que fuimos en otros tiempos, en otras encarnaciones, en los tiempos en que nosotros mismos estábamos todavía en el seno de Dios. Además, tenemos otras dos virtudes, la vida valiente y la vida templanza, que nos remiten a encarnaciones posteriores. Cuantas más fuerzas les dediquemos, menos le quedaremos a Lucifer. Hemos visto cómo la fortaleza y la templanza entran en los órganos y cómo de este modo los órganos se preparan para la siguiente encarnación. Además, la vida moral se extiende sobre la vida futura si estamos llenos de espiritualidad. Dos virtudes brillan sobre las encarnaciones anteriores: la sabiduría y la justicia. Sin embargo, la fortaleza y la templanza brillan sobre las encarnaciones futuras.

Llegará un tiempo en que el ser humano se dé cuenta de que cuando ignora la justicia y la sabiduría se está arrojando a las fauces de Ahriman. Arrojará a Lucifer lo que poseía en encarnaciones anteriores, lo que pertenecía al mundo divino, por lo que realiza en impulsividad o cobardía de vida. Nos faltan las fuerzas que Lucifer nos ha retirado para la construcción de nuestro cuerpo en la próxima vida.

No podemos practicar la sabiduría y la justicia sin volvernos altruistas, como ya se ha sugerido. Sólo puede ser injusto aquel ser humano que es egoísta. Sólo es egoísta quien quiere seguir siendo insensato. La sabiduría y la justicia nos llevan más allá de nuestros egos y nos hacen miembros de la humanidad entera. La fortaleza o el coraje y la templanza nos hacen miembros de todo el organismo de la humanidad en cierto modo. Sólo porque experimentamos el coraje y la templanza, solo cuando en nuestra vida hacemos acopio de ellos hacemos posible que vivamos con una organización más fuerte en la futura humanidad. Por consiguiente lo que de otro modo arrojaríamos a Lucifer no nos será retirado.El egoísmo se convierte en altruismo cuando se expande en el sentido correcto sobre todo el horizonte de la vida y el hombre se sitúa a la luz de la cuarta virtud. Esto es lo que la sabiduría espiritual traerá al futuro humano, lo que se extenderá a la ética y la vida moral. Eso entonces también fluirá hacia la pedagogía. Si entendeis la sabiduría y la justicia, como lo he sugerido, querréis aprender toda la vida a través de ella. Veréis que sólo tenéis que aprender adecuadamente cuando dejáis la juventud atrás. Sin embargo, la gente ahora cree que, después de haber  dejado la juventud a sus espaldas, no necesita aprender nada más. Los mayores y más nobles frutos del arte, los grandes poetas de la humanidad se pierden así. Se fundirían en nosotros lo mejor si estudiáramos sus obras como personas mayores. Al leer Ifigenia, de Goethe, o Tell, de Schiller, la gente suele decir  "esto ya lo hemos leído en la escuela". - Sin embargo, esto no es correcto; porque no hay que olvidar que estas obras tienen los mejores efectos cuando se leen como personas mayores, porque entonces están al servicio de la justicia y la sabiduría.

Por otra parte, la educación de los niños también dará frutos particulares cuando veáis la virtud de la valentía y la virtud de la templanza bajo la luz adecuada. Tenéis que considerar estas virtudes allí donde tengáis que educar a los niños individualmente, por el hecho de que les indiquéis repetidamente que aprovechen la vida con valentía, que no se retraigan ni se aparten de nada, y que entiendan la vida con templanza y moderación para liberarse gradualmente de sus pasiones. Así se puede conseguir mucho para la educación de los niños. En el curso posterior de nuestras consideraciones científico-espirituales hemos de explicar más y más estas cuestiones.

Así, vemos cómo lo que en la vida moral de la humanidad, sólo tiene leyes para el plano físico externo, para la vida entre el nacimiento y la muerte, por el contrario, debido a las consideraciones científico-espirituales se extiende en un horizonte infinitamente amplio. Lo mismo ocurre con las demás materias de la ciencia espiritual. En lo que respecta a las ciencias naturales, la humanidad también tuvo que experimentar que su horizonte se extendía Giordano Bruno 1 señala a los seres humanos el hecho de que no sólo existe la tierra, sino que también hay muchos otros mundos fuera en el espacio. La ciencia espiritual señala a las personas que no sólo existe una vida en la tierra, sino que existen muchas vidas en otras tierras. Los seres humanos anteriores a Giordano Bruno creían que había una frontera en el cielo. Giordano Bruno llamó la atención sobre el hecho de que no hay ninguna frontera, que el azul del cielo no muestra ninguna frontera. La ciencia espiritual muestra que no hay ni nacimiento ni muerte, sino que los ponemos en la vida debido a nuestros límites de concebir.

Así se salva el abismo entre lo físico y lo espiritual. Así son los asuntos que se encuentran en el terreno científico-espiritual para los que se fundamentan en un verdadero monismo. Los llamados monistas de hoy se lo ponen fácil con su monismo. Toman una parte del mundo y la convierten en una unidad, mientras que desechan la otra mitad del mundo. El verdadero monismo se origina en el hecho de que uno permite que ambas mitades fluyan entre sí en el sentido general. Esto sucede gracias a la ciencia espiritual. No sólo que esto se origine en la conciencia, sino que también debe originarse para toda nuestra vida. Cada vez más debemos llegar a saber realmente, cuando miramos el mundo: alrededor de nosotros, en todo lo que vive y funciona, hay algo suprasensible, no sólo en lo que ve nuestro ojo, sino también en lo que puede percibir la mente que está ligada al cerebro. En todas partes hay fuerzas espirituales, detrás de cada fenómeno, detrás del fenómeno del arco iris, detrás del movimiento de la mano, etc.

Si leéis la serie de conferencias [ Cristo y el mundo espiritual: La búsqueda del Santo Grial, 6 conferencias (Leipzig, 1913-1914), volumen 149 de las Obras Completas de Steiner (Rudolf Steiner Press, 2008) que impartí a finales del año pasado en Leipzig, encontraréis cómo el impulso crístico actuaba a causa del Misterio del Gólgota, cómo Cristo vive en los asuntos humanos más importantes, no sólo en lo que los seres humanos han conocido. Allí discutían, por ejemplo, sobre los dogmas. Sin embargo, mientras discutían, el Impulso Crístico seguía viviendo y provocaba lo que debía suceder.

Tomemos la figura de la Doncella de Orleans [Juana de Arco (1412-1431)]. En el desarrollo de Europa aparece la simple pastora. Aparece de forma extraña, de modo que en su alma no sólo viven las fuerzas que tiene habitualmente un ser humano, sino que en esta personalidad el Impulso Crístico actúa y la vigoriza y la soporta con su poderoso impulso. Ella se convirtió como en una representación del Impulso Crístico para su tiempo. Sólo pudo hacerlo, mientras el Impulso Crístico se apoderó de ella.

Sabéis que celebramos la Navidad en la época en que la fuerza solar es la más leve, en la más profunda oscuridad del invierno, porque podemos estar persuadidos de que la luz interior, la luz espiritual tiene su mayor intensidad.

Las antiguas leyendas cuentan que desde la Navidad hasta el 6 de enero la gente experimentaba algo muy particular porque allí la vida en la tierra y las fuerzas internas de la tierra son las más concentradas. De hecho, aquellos que están especialmente inclinados experimentan las fuerzas espirituales allí en las fuerzas de la tierra. Innumerables leyendas nos lo cuentan. El mejor momento para ello son los trece días hasta el 6 de enero.

La Doncella de Orleans pasó estos trece días en una condición particular, en un estado en el que su alma aún no era receptiva al mundo exterior. Por muy peculiar que sea, el tiempo en que la Doncella de Orleans estuvo en el cuerpo de su madre transcurrió en la época navideña de 1411. Nació, después de haber pasado los últimos trece días en el cuerpo de su madre, el 6 de enero. Antes de que ella hiciera el primer jadeo, antes de que ella viera la luz física con el ojo físico, ella experimentó lo terrenal durante trece días en el sueño, que el ser humano experimenta, antes de que él entre en el mundo físico.

Señalo aquí un hecho tremendamente significativo que muestra cómo el mundo es gobernado desde lo espiritual, cómo lo que ocurre externamente en el mundo físico es dirigido por el mundo espiritual, cómo el mundo espiritual fluye bajo lo físico.

Por lo tanto, en la actualidad tenemos que despejar el abismo entre lo físico y lo espiritual cada vez más conscientemente mediante la ciencia espiritual. Lo hacemos por la vida, en un ámbito si nos damos cuenta de que justo dentro de nuestro movimiento existen las fuerzas de aquellos que conectaron sus almas y cuerpos durante sus vidas terrenales con nuestro movimiento y atravesaron la puerta de la muerte. Si miramos a la otra orilla de la corriente, donde están activos, y nos sentimos combinados con ellos y dirigimos nuestros pensamientos hacia ellos, entonces lo hacemos desde la plena conciencia que hemos obtenido mediante la ciencia espiritual. Sabemos que estamos relacionados muy vivamente con aquellos que atravesaron la puerta de la muerte, y los reconocemos como las mejores fuerzas entre nosotros. Si podemos hacer o pensar esto, veremos la vida como un campo de siembra. Entre lo que nosotros mismos sembramos vemos las plantas que brotan en él sin nuestra ayuda. Entonces podemos saber: aquellos a los que se les concede estar en el mundo del espíritu, aquellos con los que nos sentimos vinculados, con los que nos hacemos uno, colocan estas plantas.

Una hermandad humana también con los que ya no llevan cuerpos físicos será el signo típico de este movimiento y de los que se sienten miembros de este movimiento y pertenecen a él en el futuro. Otras sociedades, sólo construidas en lo terrenal, eliminarán algunas barreras entre los seres humanos. Las barreras entre los vivos y los muertos serán despejadas por el movimiento cada vez más, que unirá a los seres humanos que quieran estar unidos en el signo de la ciencia espiritual. Todos queremos tener esto en nuestras almas y sólo tomar lo típico como un sentimiento restante que nos conecta con este movimiento que se ha vuelto querido para nosotros.

Durante la guerra, Rudolf Steiner pronunció las siguientes palabras conmemorativas antes de cada conferencia que daba en la Sociedad Antroposófica en los países afectados por la guerra:


Los primeros pensamientos que cultivamos ahora con nuestro encuentro en nuestras ramas deben dirigirse a los espíritus que protegen a los que están en los campos donde ahora tienen que servir con sangre y alma a los grandes deberes del tiempo. Queremos dirigir nuestras peticiones a los espíritus protectores de estas almas, para que lo que convoquemos en amor implorante se irradie y se una con el poder de los espíritus que custodian estas almas en los ámbitos de los acontecimientos.


Espíritus de sus almas, guardianes activos,

Que vuestras alas traigan

El amor implorante de nuestras almas

A los seres humanos confiados a vuestro cuidado,

Para que, unidos a vuestro poder,

nuestras súplicas se proyecten para ayudar

a las almas que buscan amorosamente.

Además, para los que ya han atravesado la puerta de la muerte

Espíritus de sus almas, guardianes activos,

Que vuestras alas traigan

El amor implorante de nuestras almas

A los seres humanos de las esferas, confiados a vuestro cuidado,

Para que, unidos a vuestro poder,

nuestras súplicas se proyecten para ayudar

A las almas que buscan amorosamente.


El Espíritu que hemos buscado durante todos los años de nuestro esfuerzo, irradie el poder, que ha llevado a través del Misterio del Gólgota a vosotros, para que tengáis fuerza para cumplir lo que los grandes deberes de la humanidad os exigen. El Espíritu que ha pasado por el Misterio del Gólgota; ¡que el Espíritu de Cristo esté con vosotros!

traducido por J.Luelmo marzo 2021

1Giordano Bruno (1548-1600). Según sus enseñanzas, nuestro sistema solar es sólo uno de los innumerables mundos que forman parte de un universo infinito Dell' infinito universo e mondi (Londres, 1584)

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919