GA117 Munich, 7 de diciembre de 1909 El dios interior y el dios de la revelación exterior

RUDOLF STEINER

Conferencia 2
Munich, 7 de diciembre de 1909


De todo el espíritu de nuestra labor antroposófica, habrán visto que su objetivo a lo largo de los años no es trabajar, por así decirlo, sobre cosas que causen directamente sensación, sino la de perseguir con calma aquellos hechos relacionados con los acontecimientos espirituales, cuya comprensión puede ser importante para nuestra vida. No es precisamente hablando sobre como ha transcurrido la jornada, por así decirlo, la manera mas adecuada de aprovechar el día, (espiritualmente), mientras que lo que hace que resulte provechosa es que adquiramos el conocimiento de las grandes conexiones de la vida. Nuestra propia vida individual está fundamentalmente relacionada con los grandes eventos de la existencia, y solo podemos juzgarla correctamente, cuando sopesamos los fenómenos más grandes de la vida. De ahí surge que, dentro de nuestro ciclo de siete años en la Sección Alemana de la Sociedad Teosófica, durante esos cuatro años nos hemos ocupado de la base de nuestros puntos de vista, de nuestro conocimiento, y en los últimos tres años hemos tratado de profundizar estos puntos de vista básicos con referencia a cuestiones que abarcan el mundo. Y ustedes habrán visto por las explicaciones dadas en varios ciclos de conferencias, que las consideraciones relativas a los Evangelios pertenecían a este último. No solo porque el material y el contenido de los Evangelios deben acercarse a nosotros, sino porque a través de su estudio, se pueden aprender muchas cosas que tocan la naturaleza humana. Por lo tanto, hoy se pueden decir algunas cosas sobre los Evangelios con todo tipo de aplicaciones a la vida personal.
La ciencia externa cada vez considera menos estos evangelios, como un documento histórico útil para el conocimiento de la mas grande individualidad, la de Cristo Jesús como artífice del mayor impulso, que haya entrado nunca en la evolución de la humanidad. La actitud hacia los Evangelios en los primeros siglos cristianos, y durante mucho tiempo hasta la Edad Media, fue bastante diferente de la actitud en estos últimos tiempos. Hoy, los Evangelios se sienten en primer lugar, como cuatro documentos recíprocamente contradictorios, que hoy resulta de lo más natural decir: ¿Cómo pueden ser históricos cuatro documentos, que se contradicen tanto entre sí, tal como lo hacen los cuatro Evangelios, cada uno de los cuales pretende darnos un recuento de lo que sucedió en Palestina al comienzo de nuestra era?
Ahora bien, si los seres humanos no quieren hoy pasar por alto las cosas más importantes, hay una cosa que podría afectar al pensar humano. Por ejemplo, se podría decir: que realmente hoy no hace falta mucho para darse cuenta de que si se leen los cuatro Evangelios consecutivamente, en efecto se contradicen para la forma en que lo entendemos hoy. ¡Se podría replicar que eso lo ve hasta un niño! Pero hay que agregar algo: ahora los Evangelios están al alcance de todos. Pero hubo un tiempo antes de la invención de la imprenta, antes de la difusión moderna de los libros, en el cual los Evangelios no estaban en absoluto al alcance de todos, en realidad los leían muy pocos, y esos pocos eran justamente las personas que estaban en la cima de la vida espiritual. En los primeros siglos, básicamente, solo aquellos que se encontraban en la cima de la vida espiritual tenían acceso a los Evangelios. El contenido era impartido a los demás para que pudieran comprenderlo. Cabría preguntarse: ¿Estos pocos, que estaban en la cima de la vida espiritual, eran realmente tan terriblemente tontos, personas tan estúpidamente poderosas, que no podían ver lo que cualquier niño vería hoy?, que los evangelios se contradicen entre sí. Todas esas personas, que se esforzaban por comprender el gigantesco Evento de Cristo de los cuatro Evangelios. ¿Eran realmente tan tontos? Esta es una pregunta para uno mismo.
Si seguimos el hilo de esa pregunta, pronto notaremos algo más: es decir, que en aquellos tiempos, toda la emocionalidad del hombre hacia los Evangelios, se volcaba de modo muy diferente a como se interpretan hoy. Hoy es el intelecto crítico, el que ha aprendido, toda su forma de pensar, todo su entrenamiento de la mano de la realidad sensorial externa, sin un solo atisbo de emocionalidad, de ahí surgen los ataques a los Evangelios, y por eso no es realmente difícil encontrar esas contradicciones intelectuales; porque son infantilmente fáciles de encontrar.

¿Cómo es que, aquellos que estaban en la cima de la vida espiritual y que siglos atrás habían tomado en sus manos los Evangelios, acordaron pasar por alto lo que hoy llamamos contradicciones? Verán ustedes, debido a los cuatro evangelios, aquellos hombres de la antigüedad tenían una reverencia infinita, impensable hoy, por el gran evento de Cristo y sentían extraordinariamente que, puesto que tenían cuatro evangelios, tenían mucho más para venerar y valorar este evento. ¿Cómo es eso posible? Eso era porque aquellos antiguos jueces de los Evangelios procedían mentalmente de un modo muy diferente a como se procede hoy. La visión crítica actual no procede más inteligentemente que alguien que, tal vez, fotografía un ramillete desde un lado y que por lo tanto, obtiene una cierta fotografía del ramillete. Recorriendo el mundo con dicha fotografía. La gente viendo el aspecto de la fotografía dice: ahora tengo una idea exacta del ramillete. Pero después viene alguien que fotografía el ramo desde otro lado. La imagen es bastante diferente. Y cuando muestra la imagen del mismo ramillete a la gente, le responden: Esa no puede ser una fotografía del mismo ramillete. Las imágenes se contradicen entre sí. Y si el ramillete se fotografía desde cuatro lados, las cuatro imágenes serán dispares, en cambio son cuatro vistas de la misma cosa. Así se sentían los antiguos jueces respecto de los cuatro Evangelios. Decían: los cuatro Evangelios son representaciones de un mismo evento, desde cuatro puntos de vista diferentes, y justamente por eso, nos dan una imagen completa, porque no son iguales, y cuando estamos en condiciones de formarnos una representación completa desde los cuatro lados, entonces tenemos una idea completa de los eventos de Palestina. Por eso aquellas personas decían: Debemos alzar la mirada con toda humildad, cuando vemos los eventos de Palestina presentados desde cuatro lados. Porque este evento es tan grande, que no se le puede entender, si solo se describe desde un lado. Debemos estar agradecidos por tener cuatro Evangelios, que describen este gran evento desde cuatro vertientes. Solo debemos entender cómo se han unido estos cuatro puntos de vista diferentes, y después, cuando nos hayamos convencido de esto, podemos formar una idea de lo que la persona individual puede obtener de los cuatro Evangelios.
Lo que conocemos como el Evento de Cristo es un acontecimiento poderoso en la evolución espiritual de la humanidad. ¿Cómo podemos insertar lo que sucedió entonces en Palestina en la evolución humana en su conjunto? Podemos considerarlo de tal manera que digamos: Todo lo que la humanidad había experimentado espiritualmente con anterioridad, todo lo que espiritualmente había fluido sobre la humanidad, todo ello confluyó en el evento de Palestina, para luego continuar más adelante en uno corriente común.
Ahí tenemos por ejemplo, por mencionar solo una cosa, la antigua enseñanza hebrea según está establecida en el Antiguo Testamento, si la entendemos correctamente. Una contribución que fluyó cuando el evento de Palestina tuvo lugar. Hubo entonces otra corriente que procedía de Zarathustra. Esta confluyó en lo que a partir de entonces se transmitió por el mundo como corriente principal del cristianismo. Existe además lo que podemos llamar la corriente espiritual oriental, que encontró su expresión más significativa en el Buda Gautama, Que también fluyó en una gran corriente principal, y aún en otras, para luego confluir todas estas corrientes individuales dentro del cristianismo, donde aún siguen.
Por el hecho de reavivar nuevamente las enseñanzas que dio Buda, 600 años antes de nuestra era, éstas no muestran lo que es el budismo hoy. Estas enseñanzas han fluido dentro del cristianismo. Por el hecho de tomar los antiguos documentos persas, estos no muestran lo que realmente es el zoroastrismo, ni mostrarán la naturaleza del zoroastrismo hoy; porque aquél que impartía las enseñanzas contenidas en los antiguos documentos persas, ha continuado evolucionando, y ha permitido que su contribución fluya en la vida espiritual de la humanidad, y debemos buscar el zoroastrismo también dentro del cristianismo, así como el budismo y la antigua corriente hebrea.
Para poder tener una idea de los hechos reales, ahora nos preguntamos: ¿Cómo fluyeron hacia el cristianismo estas tres corrientes, el budismo, el zoroastrismo y la antigua corriente hebrea?
Si quisiéramos entender cómo fluyó el zoroastrismo, entonces deberíamos recordar algo que ha sido mencionado aquí a menudo: que esa individualidad a la que llamamos Zarathustra, fue el gran maestro de la segunda época post-atlante, y primero enseñó en el pueblo llamado antigua Persia, y después se encarnó una y otra vez. Después de ascender más y más a través de cada encarnación, apareció unos 600 años antes de nuestra era, como contemporáneo del gran Buda. Apareció en las escuelas secretas de la antigua esfera de cultura caldeo-babilónica. El Zarathustra que se encarnó allí, fue el maestro de Pitágoras, quien se trasladó a Caldea, para perfeccionarse de manera correcta. Así pues este Zarathustra, que en aquél tiempo 600 años antes de que nuestra era apareciera bajo el nombre de Zarathas o Nazarathos, nació de nuevo al comienzo de nuestra era, renació para aparecer en un cuerpo que surgió de la pareja parental conocida por José y María, mencionado y descrito en el Evangelio de Mateo. Designamos a este hijo de José y María, de los llamados padres de Belén, como uno de los dos hijos de Jesús que nacieron al comienzo de nuestra era. Zarathustra encarnado en él. Con esto hemos implantado en esa antigua Palestina la individualidad que fue la portadora del zoroastrismo, la significativa corriente espiritual.
Esta corriente espiritual tuvo que volver a reavivarse, para poder derramarse en el cristianismo en una nueva forma, pero no solo esta, sino también otras corrientes espirituales. Para ello tuvieron que unirse y combinarse muchas cosas diferentes. Por ejemplo, también tuvo que suceder que Zarathustra naciese en un cuerpo cuyo organismo físico, hiciese posible que Zarathustra en esa encarnación de principios de nuestra era, desarrollara las facultades que poseía, gracias a haber ascendido tanto encarnación tras encarnación. Porque debemos dejar constancia de que: si una individualidad tan elevada descendiera y encontrara un cuerpo inadecuado (lo que podría suceder por no poder encontrar un cuerpo adecuado), entonces no sería capaz de expresar las facultades que poseía en alma y espíritu, porque carece de los instrumentos, para expresar en la tierra los poderes correspondientes. Tendrá que tener un cerebro definidamente formado, que pueda expresar los poderes que posee Zarathustra. Eso significa que habrá debe nacer en un cuerpo que, como resultado de lo que haya heredado de los antepasados, tenga esas cualidades que lo conviertan en un instrumento adecuado para las facultades que provienen de una encarnación anterior. Y así, en el caso de ese niño Jesús descrito en el Evangelio de Mateo, se tuvo que tener cuidado, no solo de que estuviera dotado internamente, puesto que debía reencarnarse una organización psíquico-espiritual tan alta, a fin de que pudiera ejercer ese poderoso efecto que debía ser ejercido, sino que ademas, esta alma pudiera nacer en una organización física perfecta, que era heredada. Zarathustra tuvo que encontrar disponible el cerebro físico adecuado.
Transmitir un organismo físico perfectamente adaptado, fue pues, la contribución que el antiguo pueblo hebreo debió hacer al cristianismo. Tuvo que crearse un cuerpo físico adecuado con los instrumentos físicos perfectos más inimaginables. Tuvo que ser creado a través de la herencia puramente física para aquél que debía encarnarse en el. Para ello, tuvieron que prepararse a lo largo de varias generaciones, para que pudieran transmitirse las cualidades correctas en aquél cuerpo que nacería al comienzo de nuestra era.
Queremos formarnos una idea de cómo esta vida fluyó en la gran corriente principal de nuestra vida espiritual actual. Es decir, así como hemos visto la misión de Zarathustra dentro del cristianismo, así también queremos buscar la misión del antiguo pueblo hebreo para con la cultura general de nuestra tierra.
Hay que decir que cuanto más avanza la ciencia espiritual, más correcta se ve la Biblia, si la comparamos con lo que conocemos hoy como historia externa. Lo que nos brinda esta última parece realmente infantil en comparación con lo que está en la Biblia, tan solo hay que leerla correctamente para comprenderla. Esto es realmente lo más correcto, a los ojos de la verdadera investigación espiritual. Es correcto, entre otras cosas, que en cierto sentido, lo que conocemos posteriormente como judaísmo, surgió de un progenitor, del padre Abraham o Abram. Algo absolutamente correcto se descubre detrás de eso, si retrocedemos a lo largo de las generaciones, llegamos a un progenitor, al cual se le imparten poderes muy especiales desde el propio mundo espiritual. ¿Cuales fueron estos? Si queremos entender qué facultades especiales le fueron impartidas, entonces debemos recordar un poco las diversas cosas que ya hemos dicho aquí.
Hemos dicho que si retrocedemos a épocas anteriores, nos encontramos con seres humanos que tenían otros poderes anímicos, que podemos definir como una especie de clarividencia enturbiada en comparación con el presente. Ellos no podían ver el mundo de una manera intelectualmente auto consciente, como los seres humanos modernos, pero aún así, poseían la facultad de ver el espíritu que envuelve el mundo exterior, los fenómenos espirituales, los hechos y los seres; aunque esta clarividencia, debido a que se producía en una conciencia leve, era más bien como un sueño vivo, sin embargo, tenía una conexión viva con la realidad. Esta antigua clarividencia tuvo que debilitarse cada vez más, para que el hombre pudiera auto-educarse en la percepción y cultura intelectual actual.
Toda la evolución de la humanidad no es mas que un tipo de educación, donde las diversas facultades se van adquiriendo gradualmente. Con nuestra forma actual de ver, (cuando lo hacemos con la conciencia ordinaria), no nos apercibirnos, por ejemplo, de que la flor a su alrededor lleva enrollado el cuerpo astral, mientras que el antiguo observador veía la flor con el cuerpo astral rodeándola, a causa de la desaparición de la antigua clarividencia, tuvo que ser entrenada en el hombre, esta percepción intelectual moderna, que contempla los objetos con contornos definidos. Pero en la evolución predomina una ley espiritual muy específica. Todo lo que es inculcado a la humanidad, debe proceder de una individualidad. Las facultades que han de ser comunes a un gran número de personas deben antes, por así decirlo, haber comenzado en una. Aquellas facultades que se relacionan especialmente con la combinación de la pérdida de la clarividencia, que juzgan el mundo según la medida, el número y el peso, que tienden especialmente a no ver el mundo espiritual, sino a combinar fenómenos sensibles, fueron implantadas desde el mundo espiritual por primera vez en aquella individualidad que designamos como Abraham o Abram. Él fue el primer elegido para desarrollar especialmente aquellos poderes que están vinculados en máximo grado al instrumento del cerebro físico. Por algo Abraham es llamado el descubridor de la aritmética, es decir, la facultad que juzga y combina el mundo según la medida y el número. Fue, por así decirlo, el primero de aquellos, en cuya alma se extinguió el poder de la antigua clarividencia soñadora y cuyos cerebros se prepararon de tal manera que la habilidad que usa el cerebro fuese más efectiva.
Así pues, Abraham fue el hombre, cuyo cerebro físico se desarrolló en gran manera, que aplicó sobre todo a la percepción externa en el plano físico, mientras que hasta entonces todos los seres humanos habían utilizado menos el cerebro físico, porque en el mundo exterior veían clarividentemente el mundo espiritual, sin tener que usar siempre el cerebro físico. Esa fue la importante y poderosa misión que se le encomendó especialmente a Abraham.
Ahora bien esta facultad, que se implantó como una semilla desde el mundo espiritual en Abraham, tuvo, como cualquier otra semilla, que desarrollarse más y más. Por consiguiente es fácil de imaginar, que todo lo que aparece en el mundo deba desarrollarse. Del mismo modo, este poder de considerar el mundo a través del cerebro físico tuvo que desarrollarse gradualmente a partir de la semilla. La evolución de esta facultad prosiguió a través de los tiempos, puesto que lo que se implantó en Abraham hubo que transmitirlo a las generaciones siguientes. Pero de un modo algo diferente de como se hacía antes cuando las personas mayores le transmitían una misión a las personas jóvenes. Porque las otras misiones aún no estaban vinculadas a un cuerpo físico, en especial las grandes misiones no estaban atadas al cerebro físico. Tomemos a Zarathustra. Lo que daba a sus discípulos era una visión clarividente superior a la que las otras personas tenían. Esta no estaba vinculada a un instrumento físico; esta era transmitida de maestro a alumno, el alumno a su vez se convertía en maestro, quién de nuevo se lo explicaba a sus alumnos, y así sucesivamente. Ahora, en cambio, ya no se trataba de enseñar un método de percepción clarividente, sino de algo vinculado al instrumento del cerebro físico. Algo de esta naturaleza solo puede implantarse en tiempos posteriores por medio de la herencia física. Por lo tanto, la misión que se le encomendó a Abraham dependía de que se heredara físicamente de una generación a otra. Eso significa que la perfecta disposición del cerebro físico, debía ser heredada por los descendientes de Abraham, generación tras generación. Ya que su misión consistía en que el cerebro físico se volviera cada vez más perfecto, eso tuvo que transmitirse de generación en generación.
La misión de Abraham pues, era algo que tenía que ver con la procreación, a fin de que en el curso de la evolución física fuese cada vez más perfecto. Pero esta contribución que el antiguo pueblo hebreo tenían que realizar, llevaba implícito algo más. Esto lo entenderemos si consideramos lo siguiente. Si consideramos a los pueblos de otras civilizaciones, con su antigua clarividencia crepuscular, debemos decir: ¿Cómo recibían lo que para ellos era más importante? ¿Lo que veneraban más que nada en el mundo? Lo recibían de tal manera que brillaba en su ser interior como Inspiración, brillaba en plenitud interior. No era necesario investigar tanto como hoy. Hoy el hombre adquiere su ciencia investigando externamente, experimentando, combinando hechos externos, así es como extrae sus leyes. Lo que los antiguos buscaban saber, no lo experimentaban de esta manera, porque les llegaba como inspiración. Lo recibían en el ser interior. El alma tenía que dar a luz internamente. Tenían que desviar la mirada del mundo exterior si querían dejar que las verdades más elevadas le fueran inspiradas. Esto ahora se había vuelto diferente en las personas que recibieron su misión del padre Abraham. Él hizo que los hombres llegaran a tener exactamente aquello que se puede obtener mediante la observación externa y mediante la combinación. Si entonces un miembro de las otras civilizaciones, que se habían erigido basándose sobre la antigua clarividencia, hubiese alzado la mirada hacia lo alto, habría dicho: estoy agradecido con el Dios que se me revela en mi interior. Cuando aparto la mirada del exterior y sin mirar hacia afuera, dejo que brillen las inspiraciones de la Divinidad, Dios se me hace presente en el espíritu. Sin embargo, los pueblos descendientes de Abraham tuvieron que decir: Renunciaré a las inspiraciones que simplemente me vienen de adentro. Me prepararé para volver mi mirada hacia el mundo que me rodea. Observaré lo que se me revela en el aire y en el agua, en la montaña y en la llanura, en el mundo estrellado, allá dirigiré mi mirada, y después podré razonar sobre cómo están dispuestas unas cosas con otras. Combinaré las cosas de fuera entre sí y veré cómo puedo hacerme una idea general. Y cuando comprenda lo que veo en el mundo exterior con un pensamiento que lo abarque todo, incorporándolo en un solo pensamiento, todo lo que el mundo exterior me dice, entonces lo llamaré Jahvé o Jehová. Lo más elevado lo recibiré a través de una revelación del exterior, a través de una revelación que habla por medio del mundo exterior. Esa fue la misión del pueblo de Abraham: la de dar a la humanidad como revelación, lo que tomaba del exterior, en contraste con lo que los otros pueblos tenían que dar. Por lo tanto, este instrumento de la vida espiritual tenía que ser heredado para que en sus formaciones internas se correspondiera con las revelaciones del exterior, tal como antes los poderes del alma internos debían corresponderse con las revelaciones del interior.
Ahora preguntémonos: ¿Qué pasaba, cuando los antiguos clarividentes recibían desde su interior las revelaciones? Ellos retiraban la mirada de afuera, porque lo que se les revelaba en el mundo externo no les decía nada sobre el mundo espiritual. Incluso apartaban la mirada del sol y las estrellas, ya que únicamente escuchaban su propio interior, y de ese modo le eran reveladas las grandes inspiraciones sobre los secretos del mundo. De ahí, que aparecieron las percepciones sobre la estructura del mundo. Y lo que estos miembros de las civilizaciones antiguas sabían sobre las estrellas y sus movimientos, sobre las leyes del mundo estrellado, sobre los mundos espirituales, no lo habían adquirido mediante la observación externa. Sabían algo de Marte, Saturno, etc., porque la naturaleza de estas estrellas se revelaba en su ser interior. En consecuencia, fueron las leyes de todo el cosmos, que estaban inscritas, por así decirlo, en las estrellas, las que al mismo tiempo estaban inscritas en las almas de estas personas. Les eran reveladas a través de la inspiración. Así como las leyes del mundo que rigen las multitudes de estrellas se revelaban en el alma, así las leyes externas que rigen el mundo tendrían que ser reveladas al pueblo de abraham a través de una combinación externa. Para hacer esto, la herencia tenía que ser guiada de tal manera que le diera al cerebro las propiedades a través de las cuales podía ver la combinación correcta.
En las semillas que se implantaron en Abraham, fue transmitida esa maravillosa conformidad con las leyes, para que pudieran desarrollarse a lo largo de generaciones, de modo que su desarrollo fuera equiparable con las grandes leyes mundiales. Tenían que heredar un cerebro cuyos poderes internos y su configuración, debían desarrollarse conforme a las leyes numéricas de las estrellas, allá afuera en el cosmos. Por lo tanto, Jahve le dijo a Abraham: Verás el surgir de tus descendientes por generaciones, que en su orden estarán dispuestas como el número de las estrellas en los cielos. Así como las estrellas en el cielo están dispuestas en armoniosas relaciones numéricas, las generaciones también estarán dispuestas en armoniosas relaciones numéricas. Eso significa que estas generaciones deberían regirse por sus propias leyes, las mismas leyes que las estrellas en los cielos. Allí tenemos doce constelaciones. Un reflejo de eso tuvo que aparecer en las doce tribus, dado que descienden de Abraham, para que las facultades correspondientes, que fueron implantadas como simiente en Abraham, pudieran ser transmitidas de generación en generación. Y así, en toda la estructura orgánica de este pueblo que se desarrolla de edad en edad, se creó un reflejo del número y la medida en los cielos. Una traducción de la Biblia reprodujo esto diciendo: Tus descendientes serán tan numerosos como las estrellas en el cielo ... Cuando en verdad, el pasaje debe decir: Tus descendientes se dispondrán regularmente en relaciones de sangre, para que su disposición sea un reflejo de las leyes de las estrellas en los cielos. ¡Oh, la Biblia es profunda! Pero lo que hoy se ofrece como Biblia está coloreado por la visión moderna del mundo. Allí se dice, "Tus descendientes serán tan numerosos como las estrellas en el cielo", mientras que en verdad debería decir: Todo será tan regular en tu descendencia que, por ejemplo, te sucederán doce tribus, que corresponden a las doce constelaciones del cielo.
Y así, tuvieron que parecer las características individuales que en todo momento expresaban la misión del pueblo de abraham: "Lo que constituye mi misión, lo recibo como un regalo del exterior, (no como algo que brilla en lo más intimo)". "Lo que he de traer al mundo, me es dado desde afuera". En la Biblia, se expresa maravillosamente que la misión de Abraham es algo que se le da desde afuera, en contraste con las antigas revelaciones que se daban desde adentro. ¿Cuál tenía que ser la misión de Abraham? La misión de Abraham tenía que ser la de proporcionar a Cristo Jesús, la sangre y lo que fluye a través de ella. Esa fue la misión de Abraham. Toda la espiritualidad de cierta corriente tuvo que ser puesta allí. Eso tenía que actuar como si viniera de afuera, un regalo de afuera. Abraham tuvo que darle al mundo el regalo del antiguo pueblo hebreo. Esa fue su misión. Si la propia naturaleza de su misión consiste en eso, entonces el propio pueblo, que es la misión de Abraham, el propio pueblo debe ser un regalo del exterior, debe ser dado por él como un regalo. Abraham tuvo un hijo, Isaac, al cual debía dar como ofrenda, tal como se relata en la Biblia. Y cuando se disponía a sacrificarlo, Jahve le devolvió este hijo nuevamente. ¿Qué le dando está? A partir de Isaac se originó todo el pueblo. Si Isaac hubiera sido sacrificado, no habría existido el pueblo hebreo. Así pues, ese fue el regalo, todo el pueblo hebreo. En el sacrificio de Isaac se expresa maravillosamente este carácter de don. El pueblo mismo es la misión de Abraham; y con Isaac, recibe a todo el pueblo hebreo de Jahve como un regalo.
Así de profundas son las descripciones de la Biblia, y todas ellas corresponden en detalle al carácter interno en la evolución progresiva de la humanidad. Este antiguo pueblo hebreo tuvo que renunciar poco a poco a la antigua clarividencia, que estaba contenida en las otras civilizaciones. Esta antigua clarividencia estaba ligada a las facultades surgidas del mundo espiritual. A estas facultades clarividentes, de conformidad con su naturaleza, se las designaba mediante expresiones derivadas de las constelaciones de estrellas. La última facultad que tuvieron que abandonar, para que el antiguo pueblo hebreo fuera conferido a Abraham, fue la relacionada con el signo de la constelación del Carnero (aries). Es por eso que se sacrifica un carnero en lugar de Isaac. Esa es la expresión externa que se utiliza para simbolizar el sacrificio del último poder clarividente para que el antiguo pueblo hebreo pudiera ser conferido a Abraham. Este pueblo, por tanto, fue elegido para desarrollar solo aquellos poderes que dependen de la observación del mundo exterior. Pero los vestigios atávicos de tiempos precedentes aparecen en todos, por tal motivo una y otra vez el antiguo pueblo hebreo se vio obligado a excluir lo que no estaba puramente en la sangre. Para no transmitir estas facultades externas, que aún recordaban a la antigua clarividencia, siempre tenía que eliminar lo que venía de otros pueblos como una herencia.
Ahora estamos tocando un capítulo que es difícil de describir hoy porque contiene una verdad lo más distante posible del pensamiento actual; pero es una verdad, después de todo, y uno puede afirmar que aquellos que han trabajado en nuestras ramas durante mucho tiempo también pueden tolerar verdades que son algo esquivas del pensamiento habitual de hoy.
Debemos tener claro que en la antigüedad, ciertas clases de seres humanos siguieron manteniendo las antiguas facultades en épocas posteriores, especialmente en lo que se refiere al conocimiento, habían poseído una vez en el alma los antiguos poderes clarividentes. El hombre estaba más unido con los seres espirituales; manifestaban su presencia en él. Eso se veía reflejado en ciertas personas, que representaban algo así como ciertas facultades en declive de una humanidad más antigua, manteniendo aquella relación con el mundo espiritual exterior, en una forma inferior. Mientras que las personas realmente clarividentes estaban más vinculadas con todo el universo a través de la intuición espiritual y la inspiración, los seres humanos que estaban en decadencia, eran tipos humanos inferiores, que en su decadencia desarrollaron su antigua conexión con el mundo circundante. No eran independientes; la naturaleza del yo o Ego, no se había afirmado en ellos, y tampoco, las antiguas facultades clarividentes estaban al nivel apropiado. Tales seres humanos aparecían constantemente, y en ellos se evidenciaba la conexión entre ciertos órganos humanos físicos, y los antiguos llamados órganos clarividentes. Y ahora viene esa verdad que debe sonar tan extraña. Lo que suele llamarse la antigua clarividencia, aquella iluminación en lo más profundo, de los secretos del mundo, debía abrirse paso por un camino u otro hacia el alma. Lo que brillaba en el hombre debía fluir; eso significa que tenemos que concebir que en las personas tenían lugar unas corriente de "influjos". El antiguo ser humano no percibía este fluir de corrientes, pero cuando tenían lugar y brillaban en él, las percibía como sus antiguas inspiraciones. De manera que desde su entorno fluían hacia el hombre ciertas corrientes. Estas, una vez en él se transformaban. Estas corrientes de influjos, en la antigüedad eran corrientes puramente espirituales, eran, por ejemplo, para un clarividente perceptibles como corrientes etérico-astrales puras. Pero más tarde, estas corrientes espirituales puras se secaron, por así decirlo, condensándose en corrientes etérico-físicas. ¿Y entonces qué surgió? Así fue cómo surgió el cabello. El cabello es el resultado de aquellas antiguas corrientes. El cabello de hoy en un cuerpo humano era anteriormente una corriente espiritual en el hombre, que desde afuera se introducía en su ser interior. Nuestro cabello es una corriente etérico-astral seca. Y esas cosas solo se conservan, se podría decir, donde las antiguas verdades se han mantenido, puramente externas, por escrito, a través de la tradición. Por eso, en hebreo, la palabra CABELLO ( שיער ) y la palabra LUZ ( אור ) se designan con aproximadamente los mismos signos, porque se tenía conciencia de la relación entre la luz astral que fluye y el cabello; tal y como en los antiguos escritos hebreos, original y puramente en las propias palabras, están contenidas generalmente las verdades más grandes.
Por lo tanto puede decirse de la humanidad, que evoluciona progresivamente. Sin embargo, en aquellos seres humanos que mantenían las antiguas facultades en forma decadente, estas corrientes se transformaron, se secaron, por así decirlo, sin que aparecieran otras nuevas. Estaban ligados de una forma antigua, a lo nuevo, y al mismo tiempo no, porque estas corrientes se habían secado. Estas personas eran muy peludas, mientras que las que siguieron desarrollándose lo eran menos, porque aparecieron nuevos poderes que reemplazaron a los que se habían condensado como cabellos.
Únicamente con el paso del tiempo, la ciencia volverá a asumir estas significativas verdades que están contenidas en la Biblia. La Biblia es mucho más erudita que nuestra ciencia moderna, que aún está estancada en la etapa infantil resguardando su A.B.C. Lean sino, la historia de Esaú y Jacob. Jacob representa la superación de una etapa, pues ha desarrollado las facultades de la edad posterior, Esaú, por el contrario se ha quedado rezagado en una etapa anterior. Él es, por así decirlo, el simplón, comparado con Jacob. Cuando ambos hermanos se presentan ante su padre Isaac, -la madre había cubierto a Jacob con cabello falso-, de modo que Isaac confunde al hijo menor con Esaú. Con todo ello se nos quiere mostrar que los antiguos hebreos todavía arrastraban consigo como herencia de otras civilizaciones, algo de lo que tenían que desprenderse. Esaú es expulsado. Jacob reproduce lo que debería seguir existiendo como la combinación externa.
Y así como se expulsó a Esaú y con él quedó expulsado también lo que se había retenido en forma residual, de igual manera, los viejos poderes clarividentes, que se expresaban como un residuo atávico en lo que representa José, cuando es expulsado por sus hermanos, hacia Egipto. José Tenía sueños y podía interpretar el mundo a través de ellos; esa es la facultad que ya no tenía cabida en la misión del pueblo de abraham. Por eso es expulsado y debe marchar a Egipto.
Vemos pues, cómo en el antiguo pueblo hebreo, se desarrolla una corriente que se basa en la relación de sangre a lo largo de las generaciones, y a partir de la cual, paulatinamente se expulsan los vestigios que quedan. El antiguo pueblo hebreo tiene la tendencia peculiar propia, de modelar lo que se hereda a través de las generaciones, en un instrumento cada vez más perfecto, de modo que tras el paso de generaciones enteras, ese cuerpo pudiera evolucionar a partir de él, a fin de proporcionar el instrumento para el que se habrá de encarnar nuevamente. Si los antiguos hebreos no podían recibir revelaciones desde adentro, debían recibirlas desde afuera. Incluso lo que los otros pueblos recibían por inspiración directa, los antiguos hebreos tuvieron que recibirlo por medio de una revelación externa. Eso significa que los judíos tuvieron que ir a otra nación, dirigida por José, que tenía las viejas inspiraciones. Y mientras que José había sido iniciado en los misterios egipcios, ellos lograban por medios externos, lo que necesitaban saber sobre las características de los mundos espirituales. Incluso recibieron del exterior las leyes morales, no como algo que brillaba desde su interioridad. Esa fue la misión del antiguo pueblo hebreo. Luego, después de haber asimilado lo que tenían que absorber del exterior, se retiraron con una revelación adquirida externamente: regresaron nuevamente a su Palestina.
Y así, después de que este antiguo pueblo hebreo hubo pasado por todo esto, mostrando de generación en generación, cómo se desarrollaba gradualmente, hasta que finalmente el cuerpo en el que había de encarnarse Jesús pudiera nacer en este pueblo, y así la antigua corriente hebrea fluyese en el cristianismo.
¿Recuerdan lo que discutimos sobre el desarrollo de las capacidades en el ser humano individual? La vida del individuo se divide en períodos de siete años. El primer período se extiende desde el nacimiento hasta el cambio de dientes, a la edad de siete años, durante el cual el cuerpo físico simplemente desarrolla sus formas. Después tenemos el segundo período de siete años que va hasta pubertad, en el que el cuerpo etérico interviene en el crecimiento de esas formas, en el agrandamiento de las formas. Hasta la edad de siete años, las formas se hacen definidas, luego una vez definidas simplemente se agrandan, dejando que predominen esas tendencias en ellas. De los 14 a los 21 años, es especialmente predominante el cuerpo astral. Así que a partir del vigésimo primer año nace el verdadero "yo" del hombre y se vuelve independiente. Así, la vida del individuo sigue su curso en ciertos períodos, hasta el nacimiento del "Yo" humano o Ego. De modo similar, debían desarrollarse gradualmente las simientes o capacidades en esos pueblos que, como pueblos, tenían que proporcionar un cuerpo para un Ego o un "yo" más perfecto. En este caso, lo que aparece en el hombre en el transcurso de los años, se desarrolla aquí de tal manera que aparece en el transcurso de las generaciones. La siguiente generación debe desarrollar otras tendencias que la generación anterior. Todo no puede desarrollarse de una vez simplemente en una generación. Explicar por qué esto es así desde bases ocultas llevaría demasiado lejos, pero puede uno recordar un fenómeno bastante ordinario. Baste recordar que con la herencia, ciertas cualidades no se heredan de inmediato, sino que se saltan una generación y es el nieto quien se parece al abuelo en las cualidades heredadas. Así es en cuanto a la herencia de cualidades en las sucesivas generaciones del pueblo hebreo. Siempre hubo que saltarse una generación. Por eso, lo que en la persona individual corresponde a un período de edad, en las generaciones sucesivas corresponde a dos. Por lo tanto, podemos decir: este pueblo, a semejanza de un gran individuo, debe desarrollarse de generación en generación tanto, que lo que ocurre en el caso del individuo desde el nacimiento hasta el cambio de dientes, aquí se requieren 2 x 7 = 14 generaciones. Luego viene un segundo período, que a su vez comprende 2 x 7 generaciones. Que se corresponde con el período entre el cambio de dientes y la pubertad. Después, un tercer período, que también comprende 2 x 7 generaciones, y que se corresponde con la edad entre 14 y 21 años, en la que es especialmente predominante el cuerpo astral. A partir de entonces pudo nacer el "yo" o ego. El "Yo" o Ego pudo nacer en el pueblo hebreo después de 3 (2 x 7) = 3 x 14 generaciones. Quien quiera describirnos el cuerpo que se le dio como instrumento a Zarathustra, tuvo que mostrar cómo, aquella semilla que se le dio a Abraham, se desarrollaba a través de 3 (2 x 7) generaciones, de modo que después de 3 x 14 generaciones, el " Yo "podría nacer, del mismo modo que en el individuo, el" Yo "podría nacer en su triple corporalidad después de 3 x 7 años. El escritor del Evangelio de Mateo hace esto. Describe 3 X 14 generaciones, las generaciones de Abraham a David, las de David a la cautividad de Babilonia, y las de la cautividad de Babilonia hasta el nacimiento de Jesús.
Así, desde las profundidades del conocimiento, desde el Evangelio de Mateo, hemos señalado la misión del antiguo pueblo hebreo, cómo se iban desarrollando gradualmente las fuerzas que hicieron posible que el Ego o "Yo" más perfecto que había logrado ser Zarathustra, pudiese nacer en un cuerpo de este pueblo.
Y si ahora nos fijamos en cuál fue el destino que corrió este antiguo pueblo hebreo, encontraremos que cuando todo el pueblo sufrió el cautiverio, es comparable en el individuo, a cuando después de los catorce años, tiene lugar la preparación para la vida individual, cuando surge lo que se puede lograr en la vida, y lo que el hombre absorbe entre los 14 y los 21 años; las esperanzas de la juventud; el cautiverio fue el momento en que, por así decirlo, entró en consideración el cuerpo astral del antiguo pueblo hebreo, fue cuando le fue implantado aquello que durante las últimas catorce generaciones, lo impulsa. Por lo eso, los antiguos hebreos son conducidos al cautiverio de Babilonia, allá donde, 600 años antes de nuestra era, Zarathas o Nazarathos estaba en su encarnación, el cuál en aquél tiempo, era maestro de las escuelas secretas de los babilonios. Los líderes más prominentes de los antiguos hebreos entraron en contacto con el gran maestro de la antigüedad, con Zarathas. Allí se convirtió en su maestro, se unió a ellos, allí tomaron el gran impulso que hizo que en las últimas catorce generaciones este pueblo estaba preparado para el nacimiento de Jesús.
Luego, como saben los eventos continuaron. Y entonces vemos algo notable. Vemos una ley observada en la esfera espiritual por el escritor del Evangelio de Mateo, que será reconocida cada vez más como una ley significativa para toda la vida. Según esta ley, lo que haya sucedido antes se repetirá en una etapa superior. La ciencia moderna ya lo tiene en una forma algo distorsionada cuando declara, que lo que se ha experimentado a lo largo de largas épocas en una etapa inferior, se repetirá en breve en cada ser individual. El escritor del Evangelio de Mateo nos muestra esto de una manera magnífica. Lo muestra diciendo: El Ego de Zarathustra tuvo que encarnarse en un cuerpo que se había desarrollado gradualmente dentro del pueblo de abraham. Abraham era procedente de Ur en Caldea, -lugar de donde dio comienzo la civilización babilónica-, y emprendió su camino a través de Asia Menor hacia Palestina. Por medio de los sueños de José, sus descendientes fueron conducidos más al sur hacia Egipto, y después de haber recibido el Impulso egipcio, regresaron a Canaán. Ese es el destino de todo el pueblo. Primero, todo el pueblo es conducido a través de Canaán, hacia Egipto, y luego nuevamente a Canaán. Lo que sucedió así como el destino de un pueblo, ahora tenía que repetirse en breve. Allí, donde nace el Ego para el cuál se había preparado el vehículo, desde allí, desde Caldea, este Ego después de haberse desarrollado todo lo que estaba estableció en Abraham, nuevamente toma su punto de partida. En Caldea, Zaratustra fue el maestro secreto en su última encarnación, su espíritu estaba unido a Caldea. ¿Qué camino tomará el alma de Zarathustra, cuando tenga que encarnarse en Belén? Zarathustra había permanecido unido con aquellos que habían sido iniciados en las escuelas secretas caldeas, con los Magos. Ellos recordaban bien haber escuchado de su maestro que reaparecería, que esta alma que desde el principio fue designada como Zarathustra, -la estrella dorada-, tomaría su camino en un cierto momento hacia Belén. Y cuando llegó el momento, siguieron el camino que tomó esta alma, repitiendo el camino del antiguo pueblo hebreo. Así como Abraham siguió el camino hacia Canaán, de igual manera la estrella tomó ese mismo camino hacia Canaán -la estrella no es otra cosa que el alma de Zaratustra- y los tres Reyes Magos siguieron a la estrella Zarathustra, y él los condujo a ese lugar donde nació en ese cuerpo destinado para él del pueblo de abraham. Así como Zarathustra, el Ego de Zarathustra, fue guiado a lo largo de ese camino, repitiendo en espíritu, el mismo recorrido que había hecho Abraham hasta Palestina. Así también los antiguos hebreos tuvieron que buscar el camino a Egipto. Habían sido conducidos por medio de los sueños del anciano Joseph. Y ahora, aquél Ego que nació en el Jesus de Bethlehem, fue guiado, también a través de los sueños de un Joseph, (esposo de Maria) y llevado a Egipto, el mismo camino que el pueblo de abraham había seguido a través de los sueños del anciano Joseph (el de los doce hijos Jacob). Este Ego de Zarathustra, repite en espíritu, sufre todo el destino de los antiguos hebreos en el cuerpo de Jesús. Él va a Egipto, y luego nuevamente a Palestina. Aquí tenemos la repetición en espíritu que sufre el alma del Ego de Zarathustra. Y esa es una imagen del destino del antiguo pueblo hebreo.
En el Evangelio de Mateo, basado en el conocimiento de la ley, hemos descrito fielmente que lo que aparece en una etapa superior es una repetición de algo que ha estado presente previamente pero a un nivel inferior. Oh, cuán profundamente describen estos evangelios el evento que tuvo lugar al comienzo de nuestra era, es tan poderoso, que cuatro escritores han dicho: Cada uno de nosotros solo puede describir desde su punto de vista este gran evento. Cada uno de estos cuatro ha descrito el singular evento conforme a su propio poder limitado. Así como cuando retratamos un ser desde cuatro lados, solo retenemos una imagen, pero combinándose la imágenes mutuamente contradictorias conocemos el ser total, así también el escritor del Evangelio de Mateo describió lo que sabía sobre la ley del 3 (2 x 7 ), sobre la preparación del cuerpo para el gran Ego de Jesús a través de la misión del antiguo pueblo hebreo, de acuerdo con estos secretos, de los cuales era consciente solo a través de su iniciación. El escritor del Evangelio de Lucas ha descrito de acuerdo con la iniciación de la que era consciente, mediante el cual presentaba, de otra manera, cómo la corriente de Buda fluyó hacia el cristianismo, para poder fluir más allá. Y los otros escritores del evangelio han descrito a partir de las presuposiciones de otras iniciaciones. El evento que describen es tan grande, que debemos estar agradecidos por encontrarlo descrito desde cuatro lados, desde los aspectos de cuatro iniciaciones.

Hoy solo hemos podido indicar la afluencia de la corriente de Zarathustra, y la contribución de los antiguos hebreos. La próxima vez expondremos algo más, que se ha transmitido como una contribución para fluir más en el cristianismo en una etapa recién surgida. Hoy solo se han mencionado algunos detalles del espíritu del origen del cristianismo, para mostrar cómo crece nuestro conocimiento del mundo, nuestro conocimiento del hombre, si seguimos el evento más grande de la humanidad. Se debe despertar una idea de cuán profundo se debe tomar este evento y cuán profundos son los evangelios, cuando realmente entendemos cómo leerlos.

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919