GA176 Berlín 14 de agosto de 1917-el karma del materialismo - El ritmo en la respiración y la cognición

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RUDOLF STEINER

 El ritmo en la respiración y la cognición



Berlín 14 de agosto de 1917

La última vez me referí al hecho de que, si la evolución hubiera seguido el curso previsto, el hombre terrestre no se habría desviado del lugar que le correspondía en el orden cósmico. Esto es bien conocido y se expresa imaginativamente en diversas religiones en símbolos tales como el del pecado original y similares. Visto a la luz de la ciencia espiritual, este aspecto de la evolución de la humanidad está directamente relacionado con el hecho de que la naturaleza esencial del hombre, -es decir, la naturaleza esencial del hombre terrestre,- se manifiesta a través de la respiración. En la última ocasión indiqué que el ritmo de la respiración, y con él el conocimiento, la cognición, estaba predestinado a ser la experiencia más significativa del hombre durante su existencia terrenal. Resumí brevemente lo que había dicho en ocasiones anteriores, a saber, que el ritmo de la respiración está en maravillosa armonía con el cosmos. Hice mención de cómo, en una vida humana normal, el número de días es igual al número de respiraciones realizadas en un día. Y señalé otras relaciones numéricas que dan evidencia de la concordancia armoniosa que existe entre nuestro proceso respiratorio microcósmico y los grandes procesos cósmicos dentro de los cuales estamos situados.

Puede demostrarse, no sólo a través de los descubrimientos de la ciencia espiritual, sino también mediante la observación externa, que el ritmo de la respiración, más que ninguna otra cosa, muestra que el hombre es un microcosmos, un pequeño mundo. La respiración del hombre copia los procesos del Gran Mundo, el macrocosmos. Sin embargo, en lo que respecta al hombre, se presta muy poca atención a las pequeñas diferencias, a las características individuales. El hecho es que no hay dos personas cuya respiración sea exactamente igual, porque cada individuo suena, por así decirlo, un acorde diferente dentro del cosmos. Sin embargo, en la actual existencia terrenal del hombre, todo lo relacionado con el ritmo de la respiración permanece inconsciente. Sólo en condiciones anormales o a través de alguna enfermedad el proceso de la respiración se hace consciente. Nuestra conciencia normal funciona a un nivel superior al proceso de la respiración y, por consiguiente, no está tan estrechamente ligada al cosmos. Si la cognición se basara en el ritmo de la respiración en lugar de en los procesos cerebrales, toda nuestra relación con el mundo y nuestro conocimiento de él serían diferentes. Debido a que nuestra cognición depende del cerebro, nos hemos visto forzados a salir de lo que debería haber sido nuestra relación normal con el macrocosmos.

Este secreto del aliento está indicado en los registros religiosos, como el Antiguo Testamento, cuando dice que el Ser Espiritual Divino, preocupado por la guía de la humanidad, insufló en el hombre el aliento de vida y éste se convirtió en un alma viviente. En el sentido de la antigua clarividencia atávica, se trata de una interpretación absolutamente fiel de los hechos. En cuanto a su intelecto, el hombre tiene una relación diferente con el cosmos antes y después del Misterio del Gólgota. Esto se debe a que el cerebro, y no el aliento, se convirtió en el fundamento corporal del conocimiento. - Para profundizar nuestra comprensión, hemos considerado el Misterio del Gólgota desde muchos aspectos; hoy lo abordaremos desde otro más.
Es cierto que antes de que el hombre estuviera expuesto a la influencia de Lucifer, su conocimiento, de hecho toda su relación con el mundo, debía ser diferente. El conocimiento debía basarse en el ritmo de la respiración. Pero antes del Misterio del Gólgota, debido a la influencia de Lucifer, el proceso de cognición se desarrolló hacia arriba en el organismo del hombre y se relacionó con la cabeza y los órganos de los sentidos en vez de con el pecho y la respiración. Esto es verlo puramente desde el punto de vista del cuerpo, pero en esta conexión el cuerpo mismo tiene un significado más profundo. La diferencia en el hombre antes y después del Misterio del Gólgota no puede ser percibida o reconocida por la ciencia natural. Antes del Misterio del Gólgota, como explica la Antroposofía, el hombre tenía una relación natural con los seres espirituales del cosmos, con los seres de las Jerarquías superiores. Pero, ¿cuál era esa relación? Entre los seres de las Jerarquías distinguimos, para empezar, inmediatamente al límite del reino humano, los Ángeles, los Arcángeles y así sucesivamente. Por lo tanto, los seres más cercanos a los que miramos cuando nos dirigimos al mundo espiritual son los Ángeles. Como seres humanos tenemos una relación con los Ángeles y ellos, a su vez, sienten su relación con el hombre. A los Ángeles no les es indiferente el tipo de relación que tienen con el hombre. Cuando dirigimos nuestra atención a esta relación podemos empezar a comprender la diferencia en los seres humanos antes y después del Misterio del Gólgota.

El hecho notable es que antes del Misterio del Gólgota existía una relación íntima entre la actividad y el ser de los Ángeles y el intelecto humano. Se podría decir que antes del Misterio del Gólgota los Ángeles habitaban principalmente en el intelecto del hombre. El hombre no sabía nada de esto, pero como consecuencia tenía, aunque en fuerza decreciente, clarividencia atávica, imaginativa. Cuando dije que antes del Misterio del Gólgota los Ángeles habitaban en el intelecto del hombre, esto es aplicable a su vida entre el nacimiento y la muerte. En la vida del hombre entre la muerte y el nuevo nacimiento era diferente. Entonces los Ángeles, y especialmente los Ángeles pertenecientes a los seres humanos individuales, vivían en la memoria que el hombre tenía de sus impresiones sensoriales. Vivían en imágenes de lo que había rodeado al hombre en el mundo de los sentidos en la tierra. En consecuencia, en su vida entre la muerte y el nuevo nacimiento -antes del Misterio del Gólgota- el hombre tenía un conocimiento vívido de lo que había sucedido en la tierra. En cierto sentido podría decirse que los ángeles llevaban hasta el hombre el conocimiento de lo que ocurría en la tierra.

Esto da una idea de la relación del hombre con los ángeles antes del Misterio del Gólgota. Después, esta relación cambió gradualmente. Así pues, ¿Qué relación tiene ahora el hombre con los seres de la Jerarquía de los Ángeles? Ahora sucede que, aunque no seamos conscientes de ello, los Ángeles habitan en nuestras percepciones sensoriales entre el nacimiento y la muerte. Cuando abrimos los ojos y miramos a nuestro alrededor todo lo que nos rodea afectando a nuestros sentidos no somos conscientes de que nuestro Ángel habita en los rayos del sol que penetran en nuestros ojos haciendo visibles los objetos. Los seres de los Ángeles viven en las ondas de sonido, en los rayos de luz y color y en otras percepciones sensoriales. La razón por la que el hombre no sabe que está rodeado por los Ángeles es porque transforma sus percepciones en imágenes mentales y en ellas no entran los Ángeles. En nuestras conferencias se ha insistido a menudo en que el mundo espiritual debe visualizarse a nuestro alrededor y no en una lejana tierra de las nubes. El mundo espiritual está literalmente en todas partes a nuestro alrededor y es posible explicar muy concretamente en qué sentido nos rodea, como en este caso con respecto a los ángeles. Sin embargo, la conciencia de los ángeles no entra en nuestro intelecto entre el nacimiento y la muerte. Por el contrario entre la muerte y el nuevo nacimiento el hombre es actualmente muy consciente de su relación con los Ángeles, porque entonces los Ángeles habitan en su intelecto.
Lo que acabo de explicar tiene consecuencias importantes para la vida humana. Volvamos por un momento al hombre tal como era antes del Misterio del Gólgota. Entonces los Ángeles, en particular su propio Ángel, moraban en su intelecto; esto hacía que sus sentidos en particular fueran accesibles a los poderes luciféricos. En la antigüedad la conciencia del hombre en general era accesible a las influencias luciféricas. Esto ha cambiado desde el Misterio del Gólgota. Como acabo de explicar, los seres de la Jerarquía de los Ángeles que tejen y se mueven, -transportados en rayos de luz y color y en ondas sonoras,- no penetran en nuestro intelecto. En consecuencia, nuestro intelecto está expuesto a los ataques de los poderes ahrimánicos durante nuestra vida entre el nacimiento y la muerte. Mientras que antes del Misterio del Gólgota el hombre estaba expuesto esencialmente a los ataques de Lucifer; desde el Misterio del Gólgota el intelecto está particularmente expuesto a la influencia de los poderes ahrimánicos. Su principal objetivo es sofocar la conciencia del hombre de su conexión con el mundo espiritual. Todas las tendencias al materialismo que el hombre desarrolla en su vida de pensamiento provienen de esta relación directa entre su intelecto y los ataques de Ahrimán. Y si las tendencias materialistas, que se describen ampliamente en estas conferencias, se imponen en nuestra época, no debemos olvidar que se originan en la confusión que Ahrimán se esfuerza por promover en el intelecto humano.

¿Cuál es el verdadero significado de estas cosas? Como ya se ha dicho, el proceso de la respiración es subconsciente, pero aquello a lo que acabo de referirme, es decir, la conexión del hombre con los Ángeles, tampoco es consciente. Sin embargo, eso está por encima de nuestra conciencia. Lo que ocurre en nuestra respiración está por debajo de nuestra conciencia; lo que ocurre en nuestro interior a través de la interacción con el mundo espiritual más cercano a nosotros está por encima de nuestra conciencia. Dentro de este proceso por encima de nuestra conciencia está trabajando activamente la fuerza que entró en el mundo a través del Misterio del Gólgota, mientras que antes era la fuerza de Jehová la que trabajaba en el hombre. Si profundizamos en el espíritu, -digo expresamente en el espíritu,- de un escrito como el Libro de Job, y nos damos cuenta de lo gráficamente que describe la influencia de la fuerza de Jehová en la evolución humana, nos da una idea de cómo actuaba la fuerza que dio vida al hombre por medio del aliento. Como allí se describe, actuaba en las fuerzas de la herencia hasta la tercera y cuarta generaciones.

Para descubrir la fuerza correspondiente que actúa después del Misterio del Gólgota, debemos dirigirnos al Cristo. Del mismo modo que la fuerza de Jehová está relacionada con el proceso de respiración del hombre, la fuerza de Cristo, en realidad todo el Misterio del Gólgota, está relacionada con ese proceso que acabo de describir como situado por encima de la conciencia del hombre. Se podría decir que la respiración del hombre ha sido privada de conciencia a través de la influencia luciférica. En compensación se le da al hombre la posibilidad de alcanzar esa conciencia superior de la que he hablado; esto significará para el hombre unirse con los Ángeles a través de los sentidos y el intelecto. Para compensar, por así decirlo, lo que le fue quitado, es decir, la cognición a través del ritmo de la respiración, se le dará al hombre, a través del impulso que fluye del Misterio del Gólgota, la cognición a través de una conciencia superior. Hubo personas de naturaleza profundamente religiosa en Oriente que antes del misterio del Gólgota se esforzaban por introducir la conciencia en su respiración. Imitar hoy este procedimiento es perjudicial. El objetivo de los ejercicios respiratorios, relatados en los escritos orientales, era irradiar de conciencia el proceso de la respiración. Pero en lo que respecta a ciertos conocimientos superiores, la conciencia terrenal del hombre está condenada a ser impotente. Estas prácticas antiguas están siendo imitadas hoy en día porque no se comprende que a través de Lucifer el hombre ha sido privado de la posibilidad de irradiar su respiración con conocimiento.
En cambio, desde el Misterio del Gólgota, él ser humano debe alcanzar una conexión con el mundo espiritual a través del desarrollo de una conciencia superior. Si fuéramos capaces de conocer, es decir, alcanzar el conocimiento a través de nuestra respiración, entonces con cada inhalación seríamos conscientes, no de inhalar aire, sino de tomar la fuerza de Jahvé; y con cada exhalación sabríamos que exhalamos a Jahvé. Del mismo modo, el hombre debe ser consciente ahora de que los seres de la Jerarquía de los Ángeles se acercan y se alejan de él rítmicamente; de que el mundo espiritual fluye hacia él y luego se aleja. Pero el hombre sólo alcanzará esta conciencia superior si el impulso del Misterio del Gólgota influye cada vez más en él.

Las cuestiones fundamentales a veces sólo pueden describirse mediante el uso de palabras extrañas. Para describir la verdad no se debe rehuir el uso de términos apropiados. A través de la influencia de Lucifer el proceso de la respiración se embotó como acabo de describir. Es cierto que se trata de una representación pictórica, pero si se comprende correctamente, se percibe la realidad objetiva de dicha representación. La intención original de Yahvé era que el hombre fuera consciente de Él en cada aliento que entraba en el cuerpo y consciente de Su retirada con cada exhalación. Pero Lucifer se convirtió en el adversario de Yahvé y la conciencia, inherente a la fuerza de Yahvé, fue excluida de la conciencia del hombre. Y ahora viene el punto en que uno debe forzosamente usar palabras extrañas y severas para dar una descripción verdadera: Jahvé tuvo que olvidar a los seres humanos, en lo que se refiere a su vida en la tierra, porque no pudo entrar en su conciencia. Sucedió realmente que el Ser de quien procedía la fuerza de Yahvé y otros seres espirituales del mundo espiritual olvidaron al hombre, como nosotros podemos olvidar algo. Olvidaron al hombre, lo perdieron de su conciencia. La conciencia se reavivó a través del Misterio del Gólgota. Si desde los tiempos primordiales, hasta el Misterio del Gólgota, se pronunciaban aquellas trágicas palabras:. Y los Dioses olvidaron a la humanidad; entonces desde el Misterio del Gólgota debemos decir:. Y es una vez más la voluntad de los Dioses, recordar a la humanidad. Por el bien de los seres humanos los Dioses penetrarán gradualmente con sus fuerzas justo aquello de lo que el hombre de otro modo no captaría nada del espíritu:. la sabiduría conectada con el cerebro humano, la vida de las ideas conectada con el sistema nervioso humano. El Cielo desea contemplar la Tierra, contemplar desde arriba lo que está abajo. La ventana necesaria se abrió cuando el Ser de Cristo, a través del bautismo en el Jordán, entró en la personalidad de Jesús. Las palabras: "Este es mi Hijo amado, hoy lo he engendrado" denota el hecho de que lo que está arriba volverá a contemplar lo que está abajo, que las fuerzas de arriba pueden ahora entrar y salir de lo que está abajo, pero no a través de la respiración del hombre, sino a través de sus pensamientos e ideas. El tiempo, desde el Misterio del Gólgota, ha sido esencialmente un tiempo de preparación. Ahora nos encontramos en el punto de inflexión en el que debe venir algo más de lo que había antes en la obra del Misterio del Gólgota. Es muy importante que seamos conscientes de ello.

Todo lo que ha tenido lugar hasta ahora ha sido una preparación. Hasta ahora, sólo individuos excepcionales han sido capaces, gracias al conocimiento espiritual, de acercarse al Misterio del Gólgota. Ha llegado el momento en que una mayor parte de la humanidad, a través de la ciencia espiritual, debe llegar a comprender el Misterio del Gólgota. ¿Por qué es esto tan esencial?
Con la comprensión del Misterio del Gólgota se revelan muchos secretos. La gente suele preguntar: ¿Cómo puedo encontrar una relación con Cristo? Ciertamente es una pregunta justificada. Pero cualquiera que tenga perspicacia sabrá que es una pregunta que no puede responderse así como así. Permítanme hacer una comparación:. Nosotros vemos los objetos por medio de nuestros ojos, pero los ojos no los vemos. Para que los ojos puedan ver, deben ser incapaces de verse a sí mismos. Ven imágenes especulares, pero no a sí mismos. Aquello con lo que se ve no puede verse a sí mismo. Desde el Misterio del Gólgota, el hombre debe ver el mundo espiritual a través del impulso que viene de Cristo, del mismo modo que ve los colores externos a través de sus ojos. No vemos los ojos a través de los cuales se ven los colores, etc., ni vemos el impulso de Cristo a través del cual vemos el mundo espiritual. Por eso el Misterio del Gólgota está velado en el misterio y la historia del acontecimiento también está velada. Desde el Misterio del Gólgota el acontecimiento histórico asociado a él no puede ser descubierto por medios históricos. Buscar a Cristo históricamente a semejanza de cualquier otro acontecimiento de la historia sería como tratar de inducir al ojo a verse a sí mismo. Es inherente al Misterio del Gólgota que Cristo Jesús no pueda ser encontrado como Platón, Sócrates o cualquier otra personalidad histórica, a través de documentos históricos. Está en su propia naturaleza que los relatos sobre él no son históricos, fueron dados por seres humanos que estaban inspirados. Siempre se puede demostrar que los relatos del Misterio del Gólgota no son registros históricos en el sentido habitual. Alo largo de la evolución humana nos enfermaríamos espiritualmente en el momento en que fuera posible incluir el Misterio del Gólgota entre otros acontecimientos históricos. Tampoco en ese caso seríamos capaces de verlo correctamente; si lo viéramos históricamente sería como si un ojo herido se viera a sí mismo. Un ojo sano ve los objetos, pero no a sí mismo. Si se incrusta una astilla en el ojo, verá un espacio oscuro delante de él y empezará a percibirse a sí mismo; pero eso es percepción anormal. Del mismo modo, se produciría una percepción anormal del Misterio del Gólgota si no tuviera un aspecto que externamente es imperceptible y que, por lo tanto, permite al hombre percibir espiritualmente. Este es un secreto relacionado con el Misterio del Gólgota. Lo notable es que esta extraña situación no existía para el hombre antes del Misterio del Gólgota. En la antigüedad, antes de que Cristo descendiera a la tierra, el hombre sabía, a través de su clarividencia atávica, que Cristo estaba allí arriba, en el mundo espiritual, y que vendría. De ahí que haya notables pruebas proféticas que demuestran que hubo seres humanos que tuvieron conciencia, por experiencia personal directa, del Cristo que había de venir. Es una paradoja que el hombre pudiera saber de Cristo mientras no hubiera venido a la tierra. A partir del momento en que vino, el hombre ya no pudo saber de Él de la misma manera. Así como se experimenta el ojo cuando se percibe, así el acontecimiento Cristo tuvo que ser experimentado en el tiempo posterior al Misterio del Gólgota, y no conocido históricamente.

Es interesante ver cómo estas cosas, que ahora estoy explicando a la luz de la ciencia espiritual, son tratadas en los Evangelios. Pero eso debemos dejarlo para otra ocasión.
Así pues, fue inevitable que desde el principio, en el desarrollo del cristianismo, se hiciera hincapié en la fe más que en el conocimiento. Los cristianos no debían esperar conocimiento sobre el Misterio del Gólgota, sino experimentarlo interiormente a través de la fe. Sin embargo, el Misterio del Gólgota está destinado a iluminar nuestro mundo de conceptos, pues las ideas nacidas de la fe también son conceptos, también son nuestras imágenes mentales. Además, ése es el ámbito en el que el impulso del Misterio del Gólgota se encuentra con todos los ataques de Ahrimán. Nuestro intelecto es el escenario donde el impulso de Cristo lucha contra el impulso de Ahrimán. La evolución del hombre, su evolución puramente externa en la tierra, seguirá su curso y Ahrimán no estará tan encadenado como ahora. Transcurrirán los "Mil Años" y el hombre necesitará una fuerza diferente, deberá tener algo por encima de la mera fe con lo que establecer el impulso crístico en su conciencia terrenal. ¿Cuál es esta fuerza diferente?

Esta fuerza diferente es el conocimiento espiritual mediante el cual el hombre debe hacer suyo espiritualmente lo que llamamos el impulso de Cristo. Le permitirá encontrar dentro de sí mismo la fuerza poderosa con la cual proteger el impulso crístico en su conciencia contra los ataques de Ahrimán. El impulso crístico está establecido en el mundo y Ahrimán no puede abolirlo. Eso está más allá de su fuerza. Ahrimán no puede alterar el hecho de que Cristo vino al mundo a través del cuerpo de Jesús de Nazaret. Pero lo que sí puede hacer es transformar de tal manera el concepto, la imagen mental de Cristo en el intelecto humano, que el hombre experimente una simulación, en lugar del impulso de Cristo. Esto significa que crea una imagen falsa de Cristo. El hombre está expuesto al peligro de que, aunque hable de Cristo, su imagen intelectual de Cristo esté inspirada por Ahriman. Aquellos que son capaces de revisar los desarrollos culturales modernos en sus verdaderas formas rara vez encuentran una imagen exacta de Cristo en la mente de los hombres; la mayoría de las veces están distorsionados por Ahriman. De ninguna manera es siempre el Cristo real a quien los adeptos del cristianismo llaman Cristo. Ahrimán nubla y confunde el intelecto humano de muchas maneras con el fin de lograr su objetivo, sobre todo en aquellos lugares donde los hombres son propensos a buscar consejo religioso. Allí uno puede encontrar puntos de vista peculiares. Supongamos que se pregunta a un teólogo católico su verdadera opinión sobre la Virgen María. Ciertamente, la mayoría sólo daría la respuesta que se le ha ordenado dar, pero dejemos eso a un lado. Hay algunos que han desarrollado el conocimiento teológico más allá del nivel de la mera instrucción. En tales casos se encuentra invariablemente una extraña similitud entre la imagen cósmica de la Iglesia celestial y la mujer terrenal María. Esta visión surge porque para el teólogo católico la Virgen María es idéntica a la mujer simbólica del Apocalipsis que tiene la luna bajo sus pies, el sol en su pecho y las siete estrellas sobre su cabeza. Así, para visualizar el significado del concepto espiritual se transpone a una realidad terrenal. Ciertos pasajes de los escritos católicos demuestran que los teólogos católicos siguen considerando a la Virgen María como idéntica a la mujer del sol con la luna a sus pies y las estrellas sobre su cabeza. Aquí lo espiritual, lo cósmico-espiritual es visto completamente en términos de lo terrenal; y de hecho el aspecto cósmico está desapareciendo cada vez más a través de la influencia Ahrimánica. En ninguna parte desaparece más completamente que en la concepción que el hombre tiene de Cristo. Hay muy poca inclinación hoy en día a reconocer a Cristo como el Gran Espíritu Cósmico que descendió de las alturas cósmicas para morar en el cuerpo humano de Jesús de Nazaret. Muchas personas tienen aversión a admitirlo; creen que es verdaderamente cristiano introducir lo menos posible el aspecto cósmico en el concepto de Cristo. Esta actitud habría sido del todo imposible para un teólogo del siglo XIV. Este hecho no puede ser demostrado por la historia porque la propia historia externa está distorsionada.
Todo el interés de Ahriman reside en desviar al hombre de lo espiritual, hacia lo material. Lo material es también espiritual, pero su espíritu está oculto dentro de la tierra. Ahriman necesita mucha astucia y el uso de muchos trucos para impedir que el hombre vea en la personalidad del Cristo cualquier aspecto cósmico. Sin embargo, se encuentran descripciones de Cristo que son sorprendentemente ahrimánicas; están desprovistas de todo lo suprasensible y están deliberadamente hechas para parecer puramente humanas. Esto es muy frecuente, sobre todo en la literatura socialdemócrata; por no hablar de los pintores que han hecho todo lo posible por eliminar de su figura de Cristo toda alusión a una cualidad cósmica. Hace algunos años hubo aquí en Berlín una exposición de cuadros de Cristo, toda una serie de cuadros ahrimánicos uno tras otro. Y luego están todos los autoproclamados predicadores que oficial o extraoficialmente hablan de manera sectaria sobre el Cristo sin ser conscientes de que Ahriman los tiene cogidos por el cuello y los induce a presentar su versión del impulso crístico y no una en la que el verdadero impulso del Cristo sea efectivo.

El verdadero y por lo tanto efectivo impulso de Cristo no puede ser presentado en nuestro tiempo por otro medio que no sea la ciencia espiritual. Pues la ciencia espiritual se ocupa de la percepción espiritual que se alcanza fuera del cuerpo y, por lo tanto, donde existe la posibilidad de contemplar de nuevo al Cristo en su verdadera forma. Mientras uno está dentro del cuerpo, el ojo puede ciertamente contemplar los colores, pero no puede contemplarse a sí mismo. Cuando uno se sale del cuerpo en la percepción espiritual, contempla el impulso de Cristo a través del propio impulso de Cristo; igual que cuando uno se mira a sí mismo desde fuera, ve el ojo. Lo que el hombre puede encontrar en la ciencia espiritual no puede encontrarlo en ningún relato histórico que sea una descripción de Cristo en su forma espiritual. Del mismo modo que la ciencia espiritual puede describir una facultad de la vista que se encuentra en un nivel superior al del ojo, también puede describir el impulso crístico a través del cual el mundo espiritual se hace visible. Por lo tanto, es posible alcanzar la comprensión del impulso crístico, pero la comprensión no impide los ataques de Ahriman. Hay que enfrentarse a ellos con valentía. La razón por la que la gente no quiere conocer el concepto de Cristo alcanzado a través de la ciencia espiritual es el temor subconsciente de que tan pronto como se comprenda el impulso crístico se despertará la oposición de Ahrimán. ¿Cómo puede reconocerse esta oposición ahrimánica en la actualidad?

En el futuro adoptará otras formas. Hoy se expresa en el hecho de que tenemos una ciencia natural y relatos de la historia que son ahrimánicos y, en consecuencia, presentan el desarrollo cultural y los acontecimientos históricos a su manera. La naturaleza misma de los conceptos desarrollados sobre esta base excluye el impulso crístico. En estos conceptos debe actuar inevitablemente Ahrimán porque actúa en el hombre. Con conceptos como estos es posible desarrollar una filosofía de la vida que incluya un concepto general de Dios, pero nunca pueden conducir a una comprensión de Cristo. Se puede hablar de Cristo, pero no se le comprende. Este es el caso incluso en un filósofo como Lotze. Y Harnack, que no tiene ideas propias sobre el tema, menciona el nombre de Cristo sólo porque aparece en documentos religiosos en la Biblia y demás. Otros teólogos no hablan del Cristo real por razones similares. Así pues, el Cristo de Harnack no tiene más atributos que los aplicables a una divinidad universal; o puede irse al otro extremo y describir simplemente al Jesús hombre.
Para comprender a Cristo a través de la ciencia espiritual es necesario captar el concepto científico-espiritual de Cristo con la plena conciencia de que todo conocimiento externo, -ya sea en forma de ciencia natural o de historia,- lejos de conducir a una comprensión del impulso crístico en realidad se opone a él. Esta oposición está presente en los anticristianos de hoy que, en contraste con la mera creencia, intentan aplicar conceptos científico-naturales o históricos al acontecimiento de Cristo. Es esencial comprender que tiene que haber una oposición interior porque aquí están en conflicto dos mundos. Debemos entrar valientemente en el conflicto entre Cristo y Ahriman. Una visión integral de la vida aceptará que el conflicto existe y se expresa, por ejemplo, en la lucha entre Cristo y Ahrimán.

A menudo he dicho que Lucifer actúa en asociación con Ahriman. Ellos trabajan conjuntamente. Ambos tienen gran interés en engañar al hombre respecto a la necesidad de este conflicto interior. Por lo tanto, hacen todo lo posible para eliminar el reino que se les opone. Con este fin conjuran en la mente del hombre ideas tales como: "En sintonía, en armonía con el infinito". ¿Por qué surgen tales imágenes mentales en el hombre? Porque interiormente es demasiado cobarde para enfrentarse al conflicto y prefiere que Lucifer-Ahriman invente para él la "armonía con el infinito". Sin embargo, es una actitud que equivale a ir por la vida con los ojos vendados, buscando sólo el apaciguamiento. El hombre moderno se encoge ante la batalla múltiple para alcanzar la comprensión espiritual; esta actitud está destinada a convocar fuerzas opuestas tal como aparecen cuando se deja de lado algo correcto que debería fomentarse. Es debido a que el hombre, durante los últimos siglos, se ha esforzado por evitar la batalla interior entre poderes que necesariamente deben oponerse entre sí, que esta batalla asume hoy una forma tan terrible en el mundo exterior. Esta consecuencia es tan inevitable como la expulsión del Paraíso fue consecuencia de la tentación luciférica. Vemos al hombre de hoy, en todas las esferas de la vida, contentarse con crearse una mera apariencia de paz interior. Es una paz interior que sólo tiene sentido entre el nacimiento y la muerte. Al hacerlo, impide que una de las partes del conflicto interior se exprese; por supuesto, aquello a lo que impide expresarse es siempre el impulso crístico. Por lo tanto, el conflicto natural tiene que encontrar otra salida. Ahora, cuando encuentren en diversas publicaciones descripciones de las llamadas contradicciones que supuestamente existen en mis escritos, podrán verlas con una visión más profunda y reconocer en ellas el impulso ahrimánico.

En lugar de vencer las fuerzas que necesariamente debe vencer, enfrentándose a ellas, el hombre trata de evitar el conflicto. Esto tiene todo tipo de efectos adversos. Si uno trata de evitar el conflicto, éste hará su aparición en una forma diferente. Nada agradable es preparado por aquellos que se esfuerzan por eliminar el conflicto. Trabajando con la ciencia espiritual uno se encuentra continuamente con personas que, desde sus necesidades más profundas, preguntan: ¿Por qué existe el mal, por qué hay dolor en el mundo? Estas preguntas se hacen a menudo para intentar comprender cómo es posible que un Dios bueno permita que exista el mal. En un intento de responder a estas preguntas se puede llamar la atención sobre el hecho de que nadie negará que todo el bien del mundo, todo lo que es excelente y lleno de sabiduría es una manifestación de la Divinidad. Por tanto, si se considera que la bondad de Dios debe ser reivindicada, entonces ya partimos de la premisa de que la sabiduría debe atribuirse a un Dios bueno. Pero, ¿por qué un Dios bueno y sabio permite que exista el mal? A esto se puede responder lo siguiente:. Comiencen por visualizar un dolor diminuto, digamos que se cortan y sienten un dolor leve. Todo dolor surge cuando algo se expone a cualquier tipo de destrucción. Lo que ocurre es que no siempre es tan evidente cómo se produce el dolor. Imaginemos ahora que no se trata de un corte con un cuchillo, sino que un punto especialmente sensible del cuerpo se expone a rayos solares muy calientes. Puede que esto no se traduzca inmediatamente en ampollas reales, pero el comienzo está ahí. Por lo tanto, se ha producido un cambio en el tejido que se siente como un ligero dolor. Si ahora el calor del sol actuara con más fuerza sobre un punto aún más sensible, se produciría una lesión mayor. Y ahora imaginemos que dos lugares particularmente sensibles de nuestra cabeza estuvieron, hace eones, expuestos a los rayos del sol. El hombre de entonces no tenía la facultad de ver, pero los dos lugares de su cabeza se volvían dolorosos cada vez que salía el sol. En estos lugares, el tejido se lesionaba y, como consecuencia, aparecía el dolor. Este proceso se prolongó durante mucho tiempo y la curación dio lugar a la formación de los ojos; surgieron como resultado de una lesión. Así como es cierto que los ojos nos transmiten la belleza del mundo de los colores, también lo es que sólo pudieron nacer por una lesión causada por el calor del sol en lugares especialmente sensibles a la luz.
Nada en el camino de la alegría, la felicidad, la bienaventuranza se ha producido excepto a través del dolor. Rechazar el dolor y la oposición es rechazar la belleza, la grandeza y la bondad. Aquí se entra en un ámbito en el que ya no se puede pensar como a uno le plazca; aquí se está sujeto a lo que en los Misterios se llamaba "férrea necesidad." Tan cierto como que existe una gran armonía en el mundo, tan cierto como que la armonía actual tuvo que surgir necesariamente a través del dolor, es igualmente cierto que el impulso Crístico no puede alcanzarse a través de sentimientos indoloros y sensuales de bienestar como los que transmite la idea de estar "en sintonía con el infinito". El impulso Crístico sólo puede alcanzarse afrontando con valentía el conflicto que se desarrolla en nuestro intelecto, -o en nuestra conciencia en general,- entre el impulso Crístico y el impulso ahrimánico. Es un conflicto del que no podemos distanciarnos alegremente diciendo "sin armonía permanecemos insatisfechos; para alcanzar el impulso Crístico debemos elevarnos por encima del conflicto en nuestro entendimiento". Esto puede verse muy concretamente en los casos más diversos. Por ejemplo, alguien puede esforzarse por comprender el mundo a través de la ciencia natural; como consecuencia, no consigue encontrar el impulso de Cristo. Más tarde puede aprender a comprender el mundo a través de la ciencia espiritual y, como consecuencia, ahora sí encuentra el impulso Crístico. En tal caso es esencial reconocer que uno se enfrenta a una contradicción, pero en la misma contradicción también hay acuerdo. Contrariamente a lo que muchos creen, no se trata de adherirse únicamente a una u otra ciencia, ni una puede sustituir a la otra. Más bien podrían compararse con el oído derecho y el izquierdo; ambos son necesarios para oír correctamente por la misma razón de que la audición en un oído no coincide con la del otro. Lo que importa no es si dos cosas pueden coincidir, sino en qué sentido hay armonía entre ellas.


Traducido por J.Luelmo ene.2023

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919