GA218 Londres 12 de noviembre de 1922 -Experiencias del ser anímico-espiritual del ser humano durante el sueño. La vida del sueño.

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Nexos espirituales en la formación del organismo humano

RUDOLF STEINER
Londres, 12 de noviembre de 1922.
Mis queridos amigos,
Recordarán que en la última ocasión en que pude hablarles aquí, les di una descripción de las experiencias del alma durante el sueño. Hoy me gustaría llevar el tema un poco más allá. Desde luego, hay que dejar claro que aquel cuyo conocimiento de la vida humana se limita a la existencia diurna, conoce solo la mitad de la vida del hombre; porque las cosas de la mayor importancia tienen lugar durante el sueño. Aquí no me es necesario explicar primero los métodos mediante los cuales se llega a conocer estas cosas; Supongo desde buen principio, que reciben lo que digo como proveniente de la clarividencia exacta que recordarán describí en mis conferencias aquí en Londres, hace unos meses. [Conocimiento e Iniciación y Conocimiento de Cristo a través de la Antroposofía. Dos conferencias, Londres, 14 y 15 de abril de 1922.]
Cuando el hombre pasa de la conciencia del día a la conciencia del sueño, que es para el hombre del tiempo presente la inconsciencia, no está en su cuerpo físico ni en su cuerpo etérico. Durante el sueño, él es un ser puramente espiritual. En mi última visita, les di una descripción, desde un aspecto, de la experiencia que el hombre experimenta como alma y espíritu entre los tiempos de quedarse dormido y despertarse. Hoy quiero describir esta experiencia desde otro lado.
Recordarán, cómo en el sueño, el hombre sale al éter cósmico, y sintiéndose a sí mismo en medio de un vasto y vago desconocido, al principio se ve superado por la ansiedad y la aprensión; ademas también recordarán cómo en este momento algo despierta en el alma lo que uno puede llamar, (tomando prestada la expresión de la vida consciente), un anhelo por lo Divino. Y pasamos a hablar de cómo en la segunda etapa del sueño el hombre experimenta un reflejo de los movimientos de los planetas, y cómo, para alguien que ya tiene una relación con el Misterio del Gólgota, Cristo aparece, para ser su Guía a través de las experiencias, por lo demás caóticas, que vienen a su encuentro mientras prosigue su camino a través de una especie de reproducción o copia de la vida de las estrellas y los planetas. Por ahora viene la experiencia de las estrellas fijas. El hombre sigue adelante, desde las esferas planetarias, queremos decir, por supuesto, la copia de las esferas planetarias, y entra en una experiencia de las constelaciones de las estrellas fijas. De modo que, entre quedarse dormido y despertar, el hombre en realidad cubre toda la existencia cósmica más allá de la Tierra. Les dije, además, que son las fuerzas de la Luna (la contraparte espiritual de lo que se nos revela en los diversos fenómenos lunares) lo que hace que el hombre regrese por la mañana, o cada vez que se despierte, lo trae de vuelta a su estado físico y en su cuerpo etérico.
Y ahora me gustaría, como dije, describir estas experiencias desde otro ángulo. A menos que hayamos permitido involucrarnos y aprisionarnos completamente en las ideas materialistas de los tiempos modernos, la vida consciente que desarrollamos durante el día tiene para nosotros una base moral y también religiosa. Tenemos nuestro conocimiento de la naturaleza; pero no podemos evitar sentir que hay en nosotros algo más que conocimiento y ciencia, que también tenemos deberes morales, responsabilidades morales, y sentimos además que todo nuestro ser está basado en un mundo espiritual. Esta última convicción puede describirse como una conciencia religiosa. Sin embargo, solo porque se está en el cuerpo físico, se es capaz de tener esta conciencia religiosa en la vida de vigilia. Porque deben entender que en su cuerpo físico el hombre no está solo, sino que con él están espíritus de rango cósmico superior; en su cuerpo físico, el hombre vive junto con espíritus superiores. Y el hombre vive, en su cuerpo etérico, con los propósitos morales de estos espíritus superiores. Por lo tanto, la conciencia religiosa del hombre depende de su vida en el cuerpo físico y su conciencia moral sobre su vida en el cuerpo etérico. Y esto nos lleva a distinguir dos partes en el éter cósmico, del cual, como saben, deriva nuestro propio cuerpo etérico. Una parte es calor, luz, éter químico, éter de vida. Pero detrás de todo esto, detrás de la calidez, la luz, los procesos químicos y la vida, hay un elemento moral: la esencia moral del éter cósmico.
Ahora bien, esta esencia moral del éter cósmico está presente solo en las cercanías de las estrellas y los planetas. Si estás viviendo en la Tierra, entonces no solo estás dentro del éter cósmico, sino también dentro de su esencia moral, aunque durante el día no lo sabes. Y cuando deambulas por el cosmos, cuando estás en el entorno de una estrella, estás en la esencia moral del éter cósmico. Pero entre las estrellas, el elemento moral es expulsado del éter por la acción de la luz del sol. Tengan en cuenta que digo la luz del sol, no el Sol, que es un cuerpo cósmico dentro del cual está contenida la misma fuente y origen del éter moral; pero cuando el Sol brilla, entonces por medio de su luz aleja la esencia moral del éter. Y así sucede cuando miramos a través de nuestros ojos al mundo, vemos flores, vemos manantiales y arroyos, vemos toda la cara de la Naturaleza, pero sin ningún elemento moral discernible dentro de ella; la luz del sol ha eliminado el elemento moral. Y cuando nos dormimos y dejamos nuestros cuerpos físico y etérico, entonces llevamos con nosotros lo que hemos adquirido de esta manera durante las horas de vigilia en la Tierra al contemplar la Naturaleza; pero por extraño que parezca, dejamos atrás nuestro sentimiento religioso y nuestro sentimiento moral, los dejamos atrás con el cuerpo físico y con el cuerpo del etérico, y nuestra alma y espíritu viven como un ser moral en el momento del sueño .
Esto tiene una consecuencia importante para nosotros. Estamos viviendo durante este tiempo en un mundo que ha sido irradiado por la luz del sol. Esto significa que el orden moral del mundo ha salido del éter. En consecuencia, el Ser Ahrimanico tiene acceso al éter en el que nos encontramos tan pronto como nos dormimos. Y este Ser Ahrimánico le habla al hombre mientras está dormido. Y lo que dice es muy travieso, porque con razón es llamado el padre de la mentira; hace que el bien parezca mal y el mal bien para el ser humano dormido.
Hace poco se hacía referencia en los periódicos a las preguntas que están investigando los científicos, sobre por qué los delincuentes duermen bien, mientras que las personas con buena conciencia a menudo duermen mal. El asunto se explica cuando considerns lo que les he estado diciendo. En el caso de un hombre muy concienzudo y devoto, que tiene un excelente sentimiento moral, su sensibilidad moral entra tan profundamente en su alma que la lleva consigo al dormir; con el resultado de que duerme mal, creyendo como lo hace que ha sido culpable de muchas fechorías. Un hombre malo, por el contrario, cuya sensibilidad moral está muy poco desarrollada, no llevará consigo tales remordimientos de conciencia, y esto significará, por supuesto, que al mismo tiempo tendrá, espiritualmente hablando, un oído abierto para los susurros de Ahriman que hace que el mal parezca bueno. ¡De ahí el sueño tranquilo y satisfecho del criminal! La gente dice que no es justo que los delincuentes duerman bien, mientras que las buenas personas a menudo tienen un sueño pobre y perturbado. El hecho debe ser explicado de la manera que he demostrado.
La tentación del mal a la que el hombre está expuesto durante el sueño es, en verdad, extremadamente grande, y puede suceder fácilmente que por la mañana traiga consigo del sueño nocturno, las terribles fuerzas demoníacas de la tentación. Solo cuando haya bajado de nuevo a su cuerpo físico y etérico, un hombre que no sea muy bueno y recto comenzará a sentir pinchazos de conciencia, no antes. Por lo tanto, hay una gran posibilidad de que el hombre sea víctima de Ahriman durante el tiempo del sueño.
El peligro de ninguna manera ha sido nunca tan grande como lo es hoy. En el transcurso de los siglos ha estado produciendose tan gradualmente, que los hombres están tan gravemente expuestos durante el sueño a las seducciones de los poderes demoníacos, que hacen que el mal parezca bien. En los primeros tiempos de la evolución de la humanidad, las cosas eran diferentes. El hombre no poseía entonces, como les he explicado a menudo, nada tan fuerte como la conciencia del ego que tiene ahora. Durante el día, cuando estaba despierto, su conciencia del ego era más débil; y eso significaba también que durante el sueño no navegaba tan fácilmente hacia el mal como lo hace hoy. Estaba protegido. El hecho es que estamos viviendo hoy en un momento que nos está llevando a una cierta crisis en la evolución. Les corresponde a los hombres armarse contra los poderes del mal que se les acercan cuando se duermen. En tiempos antiguos, los hombres estaban protegidos por el hecho de que cuando se iban a dormir, entraban más en el alma del grupo. Durante el sueño, el hombre vivía en el alma grupal. Hoy todavía vivimos hasta cierto punto en el alma grupal durante nuestras horas de vigilia; sentimos que pertenecemos a una nación en particular, a menudo incluso a un clan en particular; o tal vez nos inclinemos por aires aristocráticos, y nos guste sentirnos como miembros de cierta familia. Pero el sueño nos saca de la sensación de alma grupal. Es casi imposible para el hombre de hoy ser un aristócrata en el sueño. Sí, dormir es un gran educador, más de lo que piensan; por un lado, educa al hombre, es verdad, en el mal, como hemos visto; pero, por otro lado, lo educa en democracia. El hombre del tiempo antiguo pasaba al alma grupal cuando se dormía; y cuando despertaba y regresaba a su cuerpo físico y etérico, traía consigo un fuerte sentimiento de pertenencia a su grupo.
Ahí tienen un lado de la vida del hombre, lo que él es durante el sueño. El hombre, por supuesto, lleva consigo todo el tiempo, la parte de su naturaleza que está expuesta en el sueño en la actualidad a las tentaciones de las fuerzas demoníacas, la lleva continuamente consigo. Solo cuando está despierto, tiene que dejarla fundirse en la conciencia moral y religiosa. El lado religioso del hombre le es dado, como vimos, por los poderes que viven con él en su cuerpo físico, y el lado moral por los poderes que viven con él en su cuerpo de etérico.
El hombre de antiguos tiempos pasados, que durante el sueño vivía fuertemente, como hemos visto, en la conciencia grupal, (fue con el Misterio del Gólgota que todo esto cambió para la posterior evolución de la humanidad): ese hombre, al despertarse, cuando volvía a sumergirse, en su cuerpo físico y etérico, comenzaba a vivir más en sí mismo, pero aquí descubrimos otra diferencia entre él y nosotros. Porque cuando se estaba despertando y bajando nuevamente a su cuerpo físico y etérico, antes de estar completamente despierto, tenía una clara conciencia de la vida que había vivido antes de descender a la Tierra. Y tenía la misma clara conciencia nuevamente antes de quedarse dormido. Por lo tanto, mientras por un lado desarrollaba una fuerte conciencia de grupo, al mismo tiempo también tenía un fuerte sentimiento de pertenecer a la vida que está más allá de la Tierra. Sabía muy bien que había descendido del mundo espiritual, había pasado por el mundo de las estrellas y había elegido para sí mismo un cuerpo físico aquí en la Tierra. Con el paso del tiempo, esta conciencia se oscureció. En compensación, los hombres se volvieron "inteligentes", tal como entendemos la palabra hoy. Desarrollaron poderes de juicio y discriminación. Este tipo de facultad ha evolucionado solo en el transcurso del tiempo. Es nuestro cuerpo físico el que nos da el poder de juicio, y esta es la razón por la que podemos ejercitar mejor el poder durante las horas de la mañana. Entramos más profundamente hoy en día en nuestros cuerpos físicos y etéricos, que los hombres de los tiempos antiguos. En consecuencia, mientras ellos tenían una conciencia de su vida antes del nacimiento, nosotros más bien tenemos una conciencia de la existencia terrenal. Nos asentamos firmemente en nuestro cuerpo físico y etérico. Ellos no lo hacían. Se podría decir que "llevan" su cuerpo físico y etérico, lo llevan consigo, sintiéndolo como algo externo a ellos, más bien como sentimos la ropa que usamos. Hemos perdido completamente este sentimiento. Nosotros ya no decimos como ellos decían, cuando estaban cruzando una puerta: llevo mi ser físico a través de la puerta. Eso era para ellos una forma completamente natural de hablar. Nosotros nunca diríamos eso; decimos: paso por la puerta. Situamos nuestro yo, nuestro ego, directamente en el cuerpo físico; por lo tanto, es perfectamente natural que nos expresemos de esta manera. Y como consecuencia de este desarrollo, también hemos perdido la conciencia de nuestra conexión con el mundo espiritual y con el mundo de las estrellas. El hombre de un tiempo anterior sabía que estaba conectado con el mundo de las estrellas. Sabía muy bien que estaba conectado con el mundo de las estrellas y también con el mundo espiritual que está detrás del mundo de las estrellas: sabía que había descendido de estos mundos a la existencia terrenal.
El hombre moderno dirá: Para vivir, necesito carne, verduras, huevos, etc. Es decir, necesita, productos del mundo físico, y a ellos debe ceñirse desde el nacimiento hasta la muerte. Por favor, no se imaginen por un momento, queridos amigos, que quiero hablar con desden o desprecio de la comida que comemos. Es buena en sí mismo y pertenece a la vida; Eso no admite dudas. Solo quiero señalar que los hombres de antaño sabían que para tener fuerza para vivir, el hombre necesita más que las fuerzas de la Tierra que residen en carne de res repollo y huevo, también necesita a Júpiter y Venus y Saturno, ellos sabían a ciencia cierta que así como el hombre, cuando está aquí en la Tierra, necesita comer huevos, también necesita haber recibido, antes de descender a la Tierra, la fuerza de Júpiter y de Venus; de lo contrario, no podría ser un hombre terrenal en absoluto. El hombre moderno se siente unido a la Tierra y está muy preocupado por lo que debe comer para mantener su cuerpo sano. El hombre de otro tiempo sentía la necesidad de tener una relación correcta con las estrellas. Se decía a sí mismo: si sufro, aquí en la Tierra, por alguna incapacidad o falta de habilidad, debe ser que no me absolví bien al descender al mundo de las estrellas; Debo hacerlo bien la próxima vez que haga el viaje de la muerte a un nuevo nacimiento.
De hecho, fue así cómo en aquellos tiempos el hombre desarrolló lo que podría llamarse una dieta espiritual. En los templos de los Misterios había líderes y guías que no eran diferentes a nuestros modernos doctores en medicina. El médico moderno ofrece consejo sobre el cuerpo del hombre. Eso es bastante comprensible, y no se pretende ningún reproche. Pero los guias de los templos de los Misterios, que también eran médicos, por ejemplo, si un hombre sufría de alguna debilidad física, daba instrucciones sobre cómo podría mejorar su relación con Venus, o puede que con Saturno. Era, por lo tanto, un consejo para el alma lo que daban estos guias en los Misterios. Supongamos que un médico de este tipo descubriera que la persona que había acudido a él para sanar estaba demasiado arraígada en su cuerpo físico. En lugar de sentir su cuerpo simplemente como una prenda para su alma, estaba firmemente sujeto a el, como si un hombre de hoy en día persistiése en dormir con su ropa. El médico le diría a esa persona: Cuando la Luna esté llena, intente salir a caminar bajo su luz, cuando se alza por la tarde; y mientras camina, repita un cierto mantram.
¿Por qué el médico de los Misterios antiguos daba este consejo? Porque sabía que cuando una persona sale a caminar a la luz de la Luna, repitiendo al mismo tiempo ciertos mantrams, eso contrarrestaba la fuerza de Saturno, y de ese modo Saturno tenía menos poder sobre él. Así pues, como ven, este médico de antaño sabía que el apego al cuerpo físico, el unirse tanto a él, se debía al hecho de que la persona en cuestión se había aferrado demasiado a Saturno cuando estaba pasando por el mundo de las estrellas, en su camino desde el mundo espiritual a la vida terrenal. Esta atracción excesiva a la vida de Saturno le había dado la enfermedad que estaba sufriendo. Pero ahora los dos cuerpos celestes, Luna y Saturno, tienden a contrarrestarse mutuamente. Para poder, por lo tanto, curar una aflicción debida a las fuerzas de Saturno, el médico recurriría a las fuerzas de la Luna. Él, en efecto, prescribiría una dieta espiritual.
Hoy dia, tenemos una dieta física y eso es correcto y adecuado para nosotros. En los tiempos antiguos, el hombre sentía la necesidad de una dieta de un tipo más espiritual, y ahora debemos aprender a agregar a nuestra dieta física también una dieta espiritual. Esa es la misión de la edad presente; tenemos nuestra dieta física, y también debemos recuperar la sensación de la importancia de una dieta espiritual. Si podemos hacer esto, ello nos permitirá alcanzar las tareas que hay que cumplir en el momento presente de la evolución de la tierra.
Esto es lo que quería presentarles en la primera parte de mi conferencia.

Es una satisfacción para mí, queridos amigos, poder darles dos conferencias más después de hoy, así que no necesito apresurarme, como de otro modo me vería obligado a hacer, sino que puedo profundizar más en eso que guardo en mi corazón decirles con motivo de esta visita.
La visión de la vida preterrenal, de la vida que el hombre vivió en el mundo espiritual antes de unirse con los cuerpos físico y etérico aquí en la Tierra, era posible para los hombres de la antigüedad, ya que poseían una clarividencia elemental. Para alcanzar tal visión hoy, necesitamos la ayuda de la ciencia antroposófica. Cuando con esta ayuda hemos aprendido a mirar con la conciencia de la Inspiración sobre el tiempo que pasamos antes de descender a la Tierra, contemplamos cómo vivimos durante un largo tiempo en un mundo completamente espiritual, un mundo donde no hay reino mineral, ni reino vegetal, ni reino animal, un mundo donde ni siquiera estan las estrellas que vemos brillando muy lejos en los cielos circundantes, un mundo donde tenemos a nuestro alrededor seres espirituales, seres de las jerarquías superiores. A lo largo de este período de tiempo entre la muerte y un nuevo nacimiento, vivimos entre seres espirituales. Y luego comenzamos a viajar a través de los cielos estrellados en nuestro camino de regreso a la Tierra, pasando a través de varias esferas estrelladas. Y ese es el tiempo en que preparamos nuestra futura vida terrenal. Porque según nos relacionemos con las esferas estrelladas por las que pasamos, así será nuestra vida en la Tierra. Déjenme darles un ejemplo de cómo se lleva a cabo esta preparación.
Saliendo del mundo que es puramente espiritual, pasamos primero a través de la esfera de las estrellas fijas. De esta no hablaré ahora; lo haré en la próxima conferencia. Luego pasamos a través de las esferas de Saturno, Júpiter y Marte, a través de la esfera del Sol, y a través de las esferas de Mercurio, Venus y la Luna, y así, siguiendo etapas graduales descendemos a la Tierra. Se darán cuenta por la descripción que nos acercamos a las esferas de las estrellas desde el otro lado. Cuando se sitúan en la Tierra y miran a Júpiter, están viendo a Júpiter desde un lado. Y cuando un ser - en este caso, un ser humano - desciende del mundo espiritual y pasa, en su camino a la Tierra, a través de las esferas de las estrellas, entonces en el momento en que nosotros, mirando desde la Tierra, vemos a Saturno, este ser, cuando se acerca a Saturno, lo verá desde el otro lado. Será lo mismo con todas las estrellas. Viniendo del mundo espiritual, se acerca a las estrellas desde atrás, por así decirlo, y ve el reverso de lo que los hombres ven en la Tierra con la vista física. Por supuesto, no imaginarán que el ser humano que hace su viaje a la Tierra "ve" de la manera en la que lo hacemos nosotros. Aún no tiene ojos, solo tendrá ojos cuando tenga un cuerpo físico. Lo que él ve es espiritual. Él ve a Saturno, Júpiter, Marte, Sol, en su aspecto espiritual; Venus también, luego Mercurio y la Luna. Y de acuerdo con la medida de la simpatía o antipatía con la que pasa a través de una u otra esfera, así serán las fuerzas que reciba en el curso de su descenso de cada esfera, a su vez, fuerzas de Saturno, fuerzas de Júpiter etc.etc.
Imaginemos un caso particular. Como consecuencia de la forma en que vivió su vida anterior en la Tierra, un alma humana puede tener la sensación, cuando llegue el momento de descender a una nueva vida: será bueno si esta vez llego a la Tierra como mujer; si esta vez me encarno en un cuerpo femenino.
Es una cuestión importante para el alma humana que desciende, decidir si lo hará como hombre o como mujer. Todo su destino en la tierra depende de la decisión; porque de ninguna manera es una cuestión indiferente si en una encarnación determinada pasamos por nuestra vida como hombre o como mujer. Pero no es suficiente con que el alma simplemente llegue a la conclusión: seré un hombre o seré una mujer. Debe hacerse la adecuada preparación. Si el alma desea ser una mujer, se acercará a la Tierra en el momento de la Luna Llena. Cuando nosotros, mirando desde la Tierra, veamos la Luna llena, el alma que se acerca desde el mundo espiritual la verá oscura. Ahora lo que el alma ve es, por supuesto, el aspecto espiritual de la Luna. Al verla oscura, el alma la ve "poblada", por así decirlo, con ciertos seres. Y estos seres son quienes prepararán el alma, para que, cuando llegue a la Tierra, sea atraída hacia un cuerpo femenino. Por otro lado, cuando nosotros, mirando desde la Tierra, vemos la Luna Nueva, lo que significa que no podemos verla en absoluto, en ese caso el alma que desciende y ve la Luna desde el otro lado, la verá iluminada, verá la luz que irradia desde ella hacia el espacio cósmico, es decir, por supuesto lo espiritual en la luz. En este caso, el alma puede convertirse en un hombre. Ya sea que reciba las fuerzas que la llevan a una encarnación masculina o femenina depende de la manera en que el alma viaje a través de las esferas de las estrellas.
Y luego, además de atravesar la esfera de la Luna, el alma también debe ir, por ejemplo, a través de las esferas de Mercurio y Venus. Si bien la forma de su viaje a través de la esfera de la Luna determina si el alma se va a convertir en hombre o mujer, al pasar por la esfera de Venus, el alma está más o menos simpatizada con una familia en particular. Porque el alma podría, por supuesto, ser hombre o mujer en esta o aquella o cualquier otra familia. Esta atracción hacia una familia se determina de la siguiente manera.
Un alma humana puede estar descendiendo, por ejemplo, en un momento en que Venus está justo al otro lado de la Tierra, y así el alma puede ignorar la esfera de Venus. Tal alma entonces no tendrá una gran conexión con su familia. O, por otra parte, el alma puede ir más allá de Venus, y puede hacerlo de varias maneras. Luego elegirá tomar el camino a través de la esfera de Venus que la guie hacia alguna familia en particular. Porque el alma tiene esta posibilidad; puede prepararse para pertenecer a una familia en particular eligiendo, por así decirlo, el "rayo" que va desde Venus a esta familia. Bajando desde el otro lado, el lado oscuro, de Venus, el alma se acerca entonces a la Tierra y encuentra su camino hacia esa familia,
El mismo tipo de cosas puede suceder con respecto a la esfera de Mercurio. La esfera de Mercurio lleva al alma a encontrar su camino en una nación o pueblo en particular. Cuando la región habitada por este pueblo reciba rayos de Mercurio, entonces el alma, que viene del otro lado y se acerca al lado oscuro de Mercurio, será ayudada a encontrar su camino hacia este pueblo.
Así son preparadas las almas humanas para la vida en la Tierra. Mediante la influencia de la Luna, y cuando hablamos de estos cuerpos celestes, siempre tenemos en mente lo que es espiritual en ellos, mediante la influencia de la Luna, se lleva a cabo la preparación para que el alma se convierta en hombre o mujer; a través de la influencia de Venus, para que el alma pertenezca a alguna familia; a través de la influencia de Mercurio, para pertenecer a alguna nación o pueblo.
La vida entera del hombre en la Tierra depende, como pueden ver, de la relación que establece con las esferas en el curso de su descenso del mundo espiritual. El conocimiento de esto se ha perdido. Debemos recuperarlo. Estamos acostumbrados a pensar en nosotros mismos como compuestos de hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, carbono, azufre, etc. Pero también debemos llegar a sentir, de manera sencilla y natural, que estamos compuestos y creados fuera del mundo de las estrellas. Porque no somos solo seres humanos hechos de proteínas y algunas otras sustancias. Todas las fuerzas del universo se han combinado para formarnos. Estas fuerzas del universo trabajan sobre nosotros mientras estamos descendiendo. Cuando venimos a la Tierra, los tenemos dentro de nosotros, y algo de un recuerdo de esto nos queda dormido. Sin embargo, la memoria siempre es, como ustedes saben muy bien, más débil que la experiencia real. Cuando alguien que es querido para ustedes haya muerto, piensen cómo el recuerdo de ese suceso se vuelve menos vívido y poderoso a medida que pasa el tiempo. Y es lo mismo con la memoria que todavía tenemos en el sueño, de cómo era con nosotros cuando tuvimos experiencias vivientes y presentes del mundo espiritual y del mundo de las estrellas. El recuerdo se vuelve oscuro; y es por eso que el hombre está ahora expuesto a las tentaciones que les describí antes en la conferencia de hoy. Por lo tanto, una imagen difusa y débil en el sueño -una memoria cósmica débil- es todo lo que queda de la experiencia que tuvimos con el mundo espiritual y con las estrellas durante el tiempo transcurrido entre la muerte y nuestro último nacimiento.
Esto, queridos amigos, es lo que quería decirles hoy a modo de presentación. Continuaremos con esto la próxima vez que nos encontremos.

Traducido por J.Luelmo nov,2017

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919