GA176 Berlín 7 de agosto de 1917-el karma del materialismo - falsas analogías

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RUDOLF STEINER

Falsas analogías



Berlín 7 de agosto de 1917

Quisiera añadir material complementario a nuestras recientes consideraciones. El objetivo primordial ha sido mostrar lo que, en vista del carácter fundamental y la dirección de la vida cultural actual, se necesita con tanta urgencia. Nuestros estudios también se han propuesto mostrar que del conocimiento espiritual deben fluir hacia el pensar, sentir y querer del hombre los impulsos que se necesitan en la actualidad. Que se necesitan impulsos espirituales debe ser obvio para muchos, incluso a partir de una observación superficial de los acontecimientos actuales.

Permítanme comenzar ilustrando el hecho de que a cada paso encontramos pruebas de la necesidad de una visión espiritual. Podrían escogerse muchos ejemplos relacionados con nuestros estudios recientes, pero tomaré un artículo que apareció hace unos días en un periódico de Berlín bajo el título: "Fisiología de la política". Debemos prestar atención a síntomas de este tipo, pues indican la naturaleza del pensar, sentir y querer del hombre contemporáneo. Una publicación de este tipo puede ser esclarecedora, siempre que no se entre en una polémica unilateral sobre un artículo de este tipo, sino que se considere más bien como una característica de la perspectiva actual.

El autor del artículo, Max Verworn, como he mencionado antes, es considerado una de las mayores autoridades en su rama de la ciencia. Este célebre profesor de fisiología se propone demostrar que la política debe dejarse influir por su manera de pensar. Esto es comprensible, de hecho es casi una cuestión de rutina, ya que todo el mundo considera naturalmente que su propio pensamiento es el mejor y por lo tanto recomienda su aplicación a los asuntos importantes de la época. Sin embargo, el artículo deja una impresión peculiar. En primer lugar, pone de manifiesto la falacia de que el materialismo, incluso en su forma más burda, ha sido erradicado de las ciencias naturales. Muchos de los que están firmemente en las garras del materialismo creen, sin embargo, que es así. Pueden haber absorbido una o dos ideas consideradas filosóficas y así imaginan que el materialismo ha sido trascendido. Este artículo, escrito por una destacada autoridad en ciencias naturales, demuestra lo poco que se supera el materialismo. Una frase como la siguiente lo pone de manifiesto: "El concepto general del reino animal incluye como ejemplo especial el concepto del hombre, del mismo modo que el reino animal es a su vez un ejemplo especial dentro del concepto aún más amplio del mundo orgánico." Esto significa que si queremos comprender al hombre debemos recurrir al reino animal; para comprender al animal debemos recurrir al concepto general de organismo. Además, esta distinguida autoridad considera de suma importancia que las relaciones mutuas en la vida política se estudien como se estudian -es decir, como estudia el profesor Verworn- las relaciones mutuas en el reino animal. Considera haber hecho un descubrimiento notable, pues dice: "Nadie puede negar este hecho (que el hombre es un ejemplo especial del reino animal) a menos que sea un completo ignorante de la evolución biológica. El hombre sólo se diferencia del resto del reino animal por ciertos rasgos distintivos y por sus logros culturales. No obstante, es y sigue siendo un organismo animal cuyo comportamiento total está sujeto a las leyes generales que rigen las especies animales."
La ciencia oficial tiene la misma convicción a pesar de lo que se diga, con mayor o menor énfasis, en sentido contrario. Es obvio que esta forma de pensar prevalece en todos los aspectos de la ciencia moderna aunque teóricamente algunas afirmaciones científicas vayan más allá de este punto de vista. En consecuencia lleva a Verworn a decir: "Sin duda nuestra cultura ha evolucionado como un caso especial de evolución orgánica". Esto significa que se supone que el desarrollo orgánico es la fuente de todos los logros culturales del hombre. Así pues, debemos estudiar cómo comen y digieren los animales, cómo se desarrollan gradualmente, cómo interactúan las células individuales de su organismo. Luego debemos trasladar estas ideas a la vida familiar, a las empresas más grandes y más pequeñas y a otros organismos dentro del cuerpo mayor del Estado. Entonces, según Verworn, tendremos una base adecuada sobre la que construir una ciencia de la política. Dice: "Llegaremos a ideas sólidas en este campo sólo cuando intentemos pensar en el Estado político (como él lo llama) como un gran organismo". Según él, el organismo humano no es diferente del organismo animal. Cuando se investiga, se descubre que las células individuales y los sistemas de células del organismo están relacionados y son interdependientes, al igual que los diversos órganos corporativos del Estado.

Verworn ve el desarrollo como una característica básica del organismo animal, pero su visión del desarrollo es peculiar. Dice: "El desarrollo es un factor común a todas las entidades vivas". Pero, ¿qué entiende él por desarrollo? Según él, el desarrollo tiene lugar cuando una entidad orgánica se adapta a las condiciones en las que se encuentra. Así pues, el desarrollo es el resultado de algo orgánico, es decir, de algo vivo que se adapta a su entorno. Pero en el primer obstáculo tropieza, pues dice: "Un organismo inferior como la ameba está sin duda adaptado desde el principio, pues de lo contrario no sería capaz de vivir y se destruiría". ¡Ahí está el truco! Si el organismo inferior está adaptado desde el principio a su entorno, y se supone que el desarrollo consiste en la adaptación, entonces ¿por qué sigue evolucionando la ameba cuando ya está adaptada?

De este ejemplo se desprende que la ciencia moderna hace caso omiso del principio básico de la investigación científica cuando se trata de la aplicación exacta de conceptos e ideas. Si una frase como la que hace Verworn respecto al desarrollo se tomara en serio, todo el concepto actual de evolución se vendría abajo. Pero a continuación hace otra afirmación basada en la primera: "Una comparación de los diferentes estadios de organización, en diversos organismos, muestra que la perfección creciente se debe a medios fisiológicos cada vez más elaborados y mejorados para mantener la vida dentro de los cambios más variados del medio ambiente." En otras palabras, como la ameba, el organismo más inferior, ya está adaptada al medio y, por tanto, no tiene necesidad de evolucionar más, Verworn concibe la idea de que la razón por la que, sin embargo, sí evoluciona es para adaptarse cada vez mejor. Lo que no se explica es de dónde procede este impulso hacia una mejor adaptación. El impulso no puede ser inherente a la ameba, pues el propio Verworn afirma que si no estuviera ya adaptada perecería.
Este es el tipo de pruebas que se presentan continuamente. El público en general, aunque niega tener fe ciega en la autoridad, está condicionado a aceptar pacientemente tales saltos mortales en las ideas. Estas cosas se ven simplemente como signos de una ciencia grande y fiable. Cuando tales ideas se aplican en fisiología no hacen gran daño en casos individuales porque lo que se investiga en fisiología puede verificarse bajo el microscopio. Los hechos pueden ser falsamente interpretados, los descubrimientos más extraordinarios pueden ser interpretados, pero los errores serán corregidos cuando los hechos sean puestos bajo el microscopio. De hecho, es posible ser un gran fisiólogo y, sin embargo, un zoquete a la hora de elaborar ideas. Sin embargo, el daño se hace inmenso cuando alguien tiene la pretensión de sugerir que los conceptos pertenecientes al ámbito de la fisiología pueden trasladarse a la vida social y política. En este ámbito, las ideas falsas y malinterpretadas pasan desapercibidas, pues ya no se refieren a algo físico que pueda verificarse bajo el microscopio. Aquí los propios conceptos son el factor rector y si son insensatos su aplicación resulta en insensatez. Estas cosas hay que reconocerlas, conducen a grandes tragedias en la vida.
A la vista de la actual competencia intelectual, resulta asombrosa la ignorancia y la absoluta falta de conocimientos que prevalecen entre los investigadores científicos prominentes: irreflexión, por un lado, y superficialidad, por otro, como demuestran afirmaciones como las realizadas por la famosa autoridad que acabamos de mencionar. Uno se pregunta con desesperación si un hombre de su posición puede realmente ignorar que lo que sugiere ya se ha intentado no hace mucho tiempo. Y entonces se basaba en conceptos igualmente oscuros. En tres volúmenes de Schäffle, el antiguo primer ministro austriaco, titulados "Estructura y vida del cuerpo social" se intenta describir el Estado como un organismo celular. El experimento ya se había hecho y había acabado en fracaso. Schäffle también escribió un libro con el título: "La falta de perspectiva de la socialdemocracia"; al que Hermann Bahr, entonces un joven, escribió una réplica con el título: "La falta de perspicacia de Herr Schäffle".
Este tipo de ignorancia da lugar a repetidos intentos de volver a intentar lo que ya se ha intentado y ha fracasado. Antes de actuar sobre una noción general de este tipo, uno esperaría que alguien como Verworn se familiarizara con una obra como la de Schäffle sobre el cuerpo social. Es interesante preguntarse: ¿Cómo llega Verworn a considerar estas ideas? La respuesta podría ser que sólo unas décadas antes Virchow hablaba de la estructura del organismo humano y del organismo animal en general. Sobre el organismo animal dijo que contiene varios sistemas de células que están relacionadas entre sí e interactúan. Pero lo importante es la forma en que Virchow llegó a esta idea de sistemas de células que interactúan: Acuñó una palabra, llamando al organismo animal "Estado celular". En otras palabras, toma la idea del Estado y la compara con el organismo animal. Verworn da la vuelta a la idea, extrae el concepto de Estado y procede a aplicarle toda la evolución del organismo animal. - Uno se acuerda de la historia del ingenioso Münchausen que se tira de los pelos.

Es sólo un ejemplo de la superficialidad que uno encuentra a cada paso. Aquí hay alguien que concibe la noción de cómo funciona un Estado y transfiere esta noción a los organismos. Llega otro y traslada su noción de cómo funciona un organismo al Estado. Todo el tema permanece oscuro para el público en general, que simplemente acepta lo que se le presenta y no tiene ni idea de que se introducen conceptos que pertenecen a un ámbito muy distinto. Es el tipo de situación que prevalece en todas partes. La gente, tratando de afianzarse en la vida, recurre a la ciencia popular en busca de orientación, pero no encuentra la seguridad que anhela. Todo lo que ofrece la ciencia más respetada son teorías construidas sobre cimientos poco sólidos. Se barajan las nociones más arbitrarias; se emiten afirmaciones sin tomarse la molestia de verificar primero si son correctas. Si se examinaran primero, uno se daría cuenta del sinsentido que a menudo presentan. Tomemos esta afirmación de Verworn "Todos los sistemas celulares dependen de otros, lo que no significa que un tipo de célula ejerza un poder de supresión sobre otro tipo. Al contrario, los sistemas celulares promueven mutuamente la cualidad específica del otro en interés del conjunto social y, por consiguiente, en interés de cada célula individual". - Verworn se refiere aquí al organismo humano. Se supone que los grupos de células dependen unos de otros, pero de tal forma que se benefician mutuamente. Esta organización sirve de modelo para la organización de los distintos departamentos de un Estado. La idea es que, para funcionar, las células cerebrales, es decir, un tipo de células, necesitan la cooperación de las células sanguíneas, mientras que las células cerebrales se ponen al mismo tiempo al servicio de las células sanguíneas. Uno se pregunta cuál sería el resultado si se introdujeran estas nociones en la organización de un Estado. La idea en su conjunto es tan absurda que sólo tenemos que fijarnos en un aspecto para darnos cuenta de la locura de toda la idea.
Verworn visualiza los departamentos individuales del Estado interactuando del mismo modo que, según él, los sistemas individuales de células interactúan en un organismo animal. Según él, esto revela el verdadero concepto de libertad. Y continúa: "Un estudio detenido de la dirección que ha tomado la evolución en el caso del Estado celular en el organismo animal, nos proporciona directrices para la dirección que debemos tomar con el fin de establecer un sistema correspondiente dentro del organismo social del Estado político. Nos revela, entre otras cosas, la verdadera idea de la libertad individual, vista aquí en su marco natural, libre de todas las externalidades no esenciales con las que a menudo se la asocia." - Así pues, según Verworn, habida cuenta de que las células sanguíneas gozan de libertad en su interacción con las células cerebrales, ¡la libertad humana puede descubrirse estudiando su relación! - En cuanto al sistema nervioso, Verworn lo ve como correspondiente en el organismo a la maquinaria administrativa del Estado. La comparación no sólo es ridícula, sino que ni siquiera es coherente, ya que pasa por alto que los nervios conducen a los órganos de los sentidos, así que ¿dónde tenemos los ojos y los oídos del Estado?

Cuando uno trabaja con el conocimiento espiritual es conducido a conceptos elevados, sublimes. Se aplican a la forma en que las cosas se relacionan espiritualmente; por lo tanto, se aplican también a las conexiones espirituales en el organismo animal-humano del hombre. Pero cuando los conceptos se derivan unilateralmente del organismo humano como tal, especialmente como se hace en este caso, sencillamente no se llega a ninguna parte. Pero en otra afirmación Verworn lleva el absurdo aún más lejos cuando dice: "El nivel de mayor perfección del desarrollo orgánico en el Estado-célula animal sólo se alcanza en un estadio ulterior mediante la centralización. En esta etapa la función de células individuales y grupos de células es regulada y guiada, de acuerdo con las necesidades momentáneas, desde un centro que es capaz de evaluar la necesidad sobre la base de la información recibida." Verworn sugiere con estas ideas infantiles que el cerebro recibe información de otros grupos de células y envía mensajes en consecuencia al estómago, y así sucesivamente.

¿Y cómo, según Verworn, surge la civilización, la cultura? Dice: "La cultura es la suma total de todas las formas y medios creados por el propio hombre que le permiten ser plenamente consciente de su entorno y adaptarse a cualquier suceso que ocurra en su vida. La cultura no es otra cosa que la totalidad de todos los valores que el hombre ha creado para la conservación y el progreso de su vida". - Para definir la cultura de este modo, ¡hay que haber perdido toda capacidad de observación y también la razón! ¡Se supone que la cultura es la suma total de los valores creados por el hombre para la preservación y el avance de la vida! En efecto, el intelecto debe haber dejado de funcionar, ya que sin duda la cultura creada por el hombre en la actualidad consiste principalmente en instrumentos diseñados para destruir. Si observamos en qué se ha convertido la cultura en este ámbito, difícilmente puede describirse como preservadora y promotora de la vida humana. Si se hubiera descrito como creada para la opresión y la destrucción, eso habría sido correcto, al menos en lo que respecta a una parte de la cultura. Pero afirmaciones como las de Verworn se encuentran por todas partes en la ciencia moderna. Tomemos el siguiente ejemplo: "La producción de valores culturales es una función fisiológica no sólo en los individuos, sino que es en gran medida una función específica del Estado político. Esto se debe a que hay muchos valores culturales que no pueden ser creados por individuos individuales, ya que son valores que sirven a toda la comunidad y necesitan la cooperación de muchos. El Estado político como tal es, por tanto, un organismo que produce valores culturales al igual que el individuo. Además, como es obvio que existe una estrecha relación entre política y fisiología, ya es hora de que se obtengan resultados prácticos de este hecho. Hay que contar con la realidad de que un Estado político tiene una base fisiológica, por lo que hay que obtener información del organismo vivo sobre todas las cuestiones de organización." -Verworn habría dicho sin duda que la información debería derivarse de su conocimiento del organismo humano.
Estas cosas son síntomas y deben salir a la luz. Engañan al alma infeliz del hombre que en la actualidad anhela saber qué lugar ocupa en el gran organismo del universo. Son tonterías de este tipo las que hacen tan extraordinariamente difícil llegar a algún entendimiento, particularmente con personas que dominan la ciencia. Sería ilusorio imaginar que alguien como Verworn pudiera empezar a comprender incluso los aspectos más elementales de la ciencia espiritual. Si bien eso es impensable, existe al menos la posibilidad de que la ciencia espiritual, a través de su propio poder, sostenga a más y más personas, de modo que finalmente tal locura científica con sus colosales pretensiones sea superada. Es inútil tratar de refutarla y tratar de hacerse entender es inútil. Todo lo que se puede hacer es que un número suficiente de personas tome conciencia del peligro que amenaza a la humanidad si se permite que lo que hoy se llama a sí misma ciencia marque el camino y se insinúe en reinos donde los conceptos se convierten en realidades. Este peligro es grave y hay que ser consciente de él; es tanto más importante cuanto que este tipo de superficialidad, por muy extendida que esté ya, irá sin duda en aumento. Estas cosas están a la vista de todos y sería de desear que un número suficiente de personas las analizara desde un punto de vista más profundo, como acabamos de hacer en cierta medida.
Estas cosas dependen en gran medida de que se evalúen correctamente, pero lo que suele ocurrir es algo parecido a lo siguiente: Aparece en la prensa un discurso de Virchow; ¿cómo es recibido? Como Virchow es famoso y se le considera una persona muy importante, se da por sentado -aunque, por supuesto, se supone que nadie sufre de fe ciega en la autoridad- que lo que dice un hombre tan famoso puede aceptarse sin cuestionarlo, debe ser la verdad del Evangelio. Sin embargo, aunque por una vez fuera la verdad, uno debería reflexionar y evaluar por sí mismo lo que se ha dicho. Tomemos otro ejemplo: en una reunión de científicos en Múnich, Haeckel y Virchow discutieron sobre la libertad que imperaba en la difusión de las teorías científicas. Virchow sugirió que no se sacaran conclusiones indiscriminadas de la teoría de la evolución. Gran parte de lo que dijo en contra de Haeckel estaba justificado. En particular, se oponía a que el darwinismo se introdujera sin reservas en las escuelas, donde sólo serviría para cerrar las mentes a otros puntos de vista. En su discurso Virchow dijo entre otras cosas lo siguiente: "Me honra conocer mi propia ignorancia. Es importante para mí conocer el alcance exacto de mi ignorancia de la química, de lo contrario trabajaría para siempre bajo la incertidumbre." Por supuesto, es encomiable que Virchow admita no saber nada de química. Sin embargo, la desafortunada consecuencia es que sus seguidores se niegan a preocuparse por la química, diciendo simplemente que no saben nada de ella. Por otro lado, consideran tontos o visionarios a los que confiesan tener conocimientos científico-espirituales. Si estas personas dejaran que lo que Virchow dice sobre la química se aplicara también a la ciencia espiritual, entonces dirían: Es importante que yo sepa exactamente hasta qué punto no sé nada de la ciencia espiritual. Pero esto no se dice; no se muestra la misma actitud honesta. Como ves, es esencial reconocer las consecuencias incluso cuando lo que se dice es correcto.

No obstante, hubo mucha grandeza en el siglo XIX, pero es necesario tener una comprensión adecuada de esta grandeza. Muchas cosas que hoy forman parte del destino general de la humanidad sólo pueden comprenderse en relación con lo que ocurrió en el siglo XIX. Las almas sin timón, las almas sin un asidero firme en la vida que sienten que no pertenecen, son numerosas en nuestro tiempo. En su mayoría son almas que, por necesidad instintiva, anhelan algo distinto de lo que pueden ofrecer los valores tradicionales, almas que han estado buscando sin encontrar nada que pudiera darles un sentimiento de seguridad, de pertenencia. Entonces, ¿qué es lo que falta, qué es lo que el hombre necesita? - No diré darle seguridad de una vez por todas, eso no es más posible de lo que es posible que una sola comida sustente toda la vida. Tal vez sea mejor preguntar: ¿Qué necesita el hombre para encontrar un camino seguro en la vida? Lo que necesita ante todo es una conciencia de pertenencia al mundo. La debilidad y el descontento interior provienen del sentimiento de aislamiento del alma. La gran pregunta de la vida es: ¿Dónde y cómo encajo en el mundo? Esto es decirlo en abstracto; pero esta pregunta abstracta expresa mucho de inmenso significado en relación con el aspecto más profundo del destino humano.

Cuando el hombre de hoy recurre a las ciencias naturales para encontrar una respuesta satisfactoria a la pregunta: En el mejor de los casos, la cosmovisión científico-natural le dirá cuál es el lugar de su cuerpo físico en el conjunto de la evolución mundial. Hoy se sabe, al menos hasta cierto punto, cuál es el lugar del cuerpo físico del hombre en el proceso evolutivo. Pero la cosmovisión científico-natural no tiene absolutamente nada que decir acerca de cómo encaja el alma del hombre, por no hablar del espíritu, en la evolución mundial. Comparemos por un momento el proceso evolutivo, tal como lo describe la ciencia espiritual, con el descrito por la ciencia natural. La teoría de la evolución de las ciencias naturales nos lleva al reino animal -cómo se llega a él es una cuestión aparte-, mientras que la ciencia espiritual nos conduce a través de las diferentes fases de la evolución de la Tierra: a través de la evolución de la Antigua Luna, la evolución del Antiguo Sol y la evolución del Antiguo Saturno. Nos muestra que lo que vive en nosotros como alma y espíritu ya estaba germinalmente presente en la antigua evolución de Saturno. Nada estaba físicamente presente entonces, excepto las condiciones de calor. Se nos muestra cómo estamos relacionados con el calor primordial, impregnado a través y a través de los seres individuales de las Jerarquías que todavía están a nuestro alrededor. Estamos situados dentro de un cosmos lleno de alma y espíritu. Esa es la gran diferencia.
La ciencia espiritual muestra que nuestra alma y nuestro espíritu son parte integrante de un todo universal que puede describir detalladamente. De manera que sólo la ciencia espiritual puede dar al alma humana aquello sin lo cual se siente aniquilada. La insatisfacción y la inseguridad que siente el hombre moderno reflejan el pensamiento moderno. Este pensamiento ignora el alma y declara que en el todo cósmico sólo existe el cuerpo humano. Otro aspecto es que el alma siente que no tiene nada con lo que relacionarse, y eso le impide encontrar la fuerza interior. Para alcanzar la fuerza interior del alma es necesario haber alcanzado conceptos e ideas que describen el todo cósmico como conteniendo al hombre como un ser de alma y espíritu; al igual que la ciencia natural describe al hombre físico como parte de la evolución física del universo.

La valentía que hoy se muestra tan admirable respecto a las cuestiones externas debe extenderse a la vida interior. A este respecto, el hombre moderno dista mucho de ser valiente. Se aleja de todos los aspectos de la realidad espiritual, con la consecuencia de que muchos seres humanos experimentan insatisfacción e inseguridad interior. Es cierto que queda mucho por hacer antes de que las ideas distorsionadas den paso a las sanas. Hoy en día, por ejemplo, sigue habiendo una preocupación por las teorías atómicas, a pesar de que la forma rudimentaria anterior ha dado paso a los iones y electrones. La opinión moderna es que todo está formado por átomos. Muchos opinan que todo puede remontarse a estructuras atómicas diminutas. Se cree que la materia está formada por las partículas más pequeñas, es decir, los átomos. Y muchos científicos, de hecho la mayoría, dotan a la materia de fuerza, de modo que se supone que las partículas de la materia se atraen y se repelen entre sí. Llegados a este punto, las investigaciones llegan a su fin. El siglo XIX se considerará un periodo significativo en la evolución de la humanidad: la época en que el universo se explicó como una estructura de materia y fuerza, una visión que ha tenido expresión clásica en innumerables obras.

Este ejemplo muestra hasta qué punto hay que reajustar las ideas antes de poder evaluar lo que se necesita ahora. Aferrémonos al hecho de que hay quienes especulan principalmente sobre la materia; imaginan que el mundo está formado por átomos. ¿Cómo se compara este punto de vista con lo que dice la ciencia espiritual? Ciertamente, los fenómenos físicos naturales nos remiten a los átomos, pero ¿qué son estos átomos? Revelan lo que son en el momento en que se ha alcanzado la primera etapa de la percepción espiritual. En la etapa de la percepción imaginativa, los átomos revelan lo que realmente son. He hablado de esto en varias conexiones hace muchos años en conferencias públicas. Los que especulan sobre la materia llegan a la conclusión de que el espacio está vacío y los átomos giran en este espacio vacío. Se supone que los átomos son las entidades más sólidas que existen. Sencillamente no es así, toda la cuestión se basa en la ilusión. Para la cognición imaginativa los átomos se revelan como burbujas y la realidad está donde se supone que está el espacio vacío. Los átomos son burbujas infladas. En otras palabras, en contraste con lo que los rodea no son nada. Sabes que donde se ven burbujas en el agua con gas no hay agua. Los átomos son burbujas en ese sentido; donde están, el espacio está vacío, no hay nada. Y, sin embargo, es posible empujar contra él; el impacto se produce precisamente porque, al empujar contra la oquedad, se produce un efecto. ¿Cómo puede la nada producir un efecto? Tomemos el caso del espacio, prácticamente vacío de aire, dentro de una bomba de aire; ahí se ve cómo el aire fluye hacia la nada. Una interpretación errónea podría imaginar que el espacio vacío en el bulbo de la bomba de aire contiene una sustancia que fuerza el aire. Esa es exactamente la ilusión que prevalece con respecto al átomo. Lo cierto es lo contrario: los átomos están vacíos, pero no vacíos. Al fin y al cabo, hay algo dentro de esas burbujas. ¿Y qué es? - Esto es también algo de lo que ya hemos hablado - lo que existe dentro de las burbujas del átomo es sustancia ahrimánica. Ahriman está allí. Todo el sistema de átomos consiste en substancialidad ahrimánica. Como veis esto es una metamorfosis considerable de las ideas que tienen los que teorizan sobre la materia. Donde ellos ven en el espacio algo material, nosotros vemos la presencia de Ahrimán.
La fuerza es otro concepto que ocupa en particular a aquellos que especulan sobre la fuerza en su intento de construir una imagen del mundo. También en este caso, la primera etapa de la cognición espiritual muestra que allí donde se supone que actúa la fuerza, en realidad no hay nada. Pero donde se piensa que la fuerza no está, allí hay algo que actúa. Es exactamente como si dos personas caminaran una al lado de la otra y fueran observadas por una tercera persona. Éste mira hacia ellas y, cuando se separan un poco, mira entre ellas y describe, no a una u otra persona, sino el espacio que hay entre ellas. No le preocupan las dos personas, sino el vacío que hay entre ellas. Esa es la forma en que los que teorizan sobre la fuerza miran lo que hay entre la realidad. Donde se dice que opera una fuerza de atracción en realidad no hay nada, pero a la izquierda y a la derecha está la realidad.

Tendría que entrar en muchas cosas si explicara en detalle lo que he expuesto simplemente como hechos. Ya es hora de que se discutan estas cosas, porque se necesitan ideas claras que correspondan a los hechos. De otro modo no es posible refutar tonterías tan brillantes como, por ejemplo, la teoría de la relatividad que ha hecho de Einstein una figura de renombre. La teoría de la relatividad parece tan evidente:. por ejemplo, cuando se dispara un cañón a distancia, el sonido se oye después de un cierto intervalo; si uno se acerca al cañón, el sonido se oye antes. Ahora bien, según la teoría de la relatividad, si uno se moviera con la velocidad del sonido, no lo oiría porque iría con él. Si uno fuera incluso más rápido que el sonido, entonces oiría algo que se dispara más tarde, antes de oír lo que se disparó antes. Hoy en día se acepta esta idea, pero no tiene nada que ver con la realidad. Ir tan rápido como el sonido significaría ser sonido y no oír nada. Estas ideas bastante distorsionadas existen hoy como teoría de la relatividad y gozan del mayor respeto.

Como ya se ha dicho, los físicos trazan líneas para representar corrientes de fuerza, pero donde se supone que está la fuerza no hay de hecho nada, mientras que alrededor hay algo. Está Lucifer, el elemento luciférico está ahí. Si queremos representar lo que corresponde a la realidad, debemos situar el elemento luciférico allí donde los teóricos sitúan la fuerza. En el siglo XIX alguien escribió un libro con el título "Fuerza y Materia" en el que se presenta el mundo como compuesto de fuerza y materia. En el siglo XX debemos sustituir ese título por "Lucifer y Ahriman", pues Lucifer y Ahriman son idénticos a lo que se describe como fuerza y materia. Lo que puede ser descrito como fuerza y materia es realmente descrito por Lucifer y Ahriman. Ustedes dirán: ¡Esto es espantoso! No es espantoso porque, como he subrayado a menudo, Lucifer y Ahriman sólo son espantosos cuando no están equilibrados entre sí. En equilibrio mutuo sirven a la sabia guía de los mundos. Cuando Lucifer se coloca en un lado de la balanza y Ahrimán en el lado opuesto, debe lograrse el equilibrio entre ellos. Es un equilibrio por el que debemos luchar constantemente.

En nuestro propio ser este equilibrio se produce de una manera extraordinaria. Recordarán ustedes que les hablé de la extraordinaria manera en que nos relacionamos con todo el universo a través de nuestra respiración. Realizamos un cierto número de respiraciones por minuto. Si contamos el número de respiraciones inhaladas en un día, llegamos a un número que corresponde a los días de la vida de una persona, si ésta vive hasta los setenta años. Es realmente asombroso:. Vivimos el mismo número de días que el número de respiraciones realizadas en un día. Y eso es sólo un detalle de la poderosa concordancia de armonías dentro del universo. Una de nuestras respiraciones tiene la misma relación con los días de nuestra vida que un día de nuestra vida tiene con toda nuestra vida terrenal y toda la vida terrenal tiene con un gran Año Solar, el llamado Año Platónico, así como un día de vida está relacionado con toda la vida y una respiración con un día. Así, nuestra respiración está en una maravillosa relación interior con todo el cosmos. Si en nuestra cognición pudiéramos alcanzar un tempo que se correspondiera con el de nuestra respiración, entonces entraríamos en armonía con todo el universo de un modo acorde con el hombre. Los orientales lo intentan mediante ejercicios respiratorios que no son adecuados para el hombre occidental. Debe buscar esta armonía por un camino más espiritual.
Todos los ejercicios descritos en el libro Como se alcanza El Conocimiento de los Mundos Superiores son la correlación espiritual, adaptada a Occidente, de aquello que anhela Oriente: llevar el ritmo del proceso de la respiración al proceso de la cognición. Si nuestro pensar tuviera el mismo tempo que nuestra respiración, muchos secretos del universo nos serían revelados. El universo nos revela sus secretos, pero desgraciadamente no a nuestra cognición -si se puede utilizar la palabra desgraciadamente en este contexto- sino a nuestros débiles sentimientos, que están sujetos a muchas ilusiones. Por otra parte, nuestra cognición, nuestro pensar mediante el cual formamos imágenes mentales, es demasiado "corto" si lo comparamos con el ritmo de la respiración. La oscilación del péndulo en nuestro pensamiento es demasiado corta. En nuestra vida ordinaria externa normal, no somos capaces de entrar, por medio del pensar, en el gran ritmo del cosmos. Nuestro pensar es demasiado pequeño. Por el contrario, hay algo en nosotros que es demasiado grande: es nuestra voluntad. En la voluntad, el péndulo oscila demasiado; su amplitud es demasiado fuerte.

Así, vivimos entre el pensar y la voluntad. En el pensar la oscilación del péndulo es demasiado corta, en la voluntad es demasiado amplia. Esa es la razón por la que nuestro pensar forma imágenes mentales que siempre deben ser modificadas por otras. La única manera de llegar gradualmente a una visión es adoptando diversos puntos de vista. En cuanto a la voluntad, debido a que oscila demasiado lejos, la cantidad que somos capaces de captar es siempre demasiado pequeña. Por tanto, la voluntad debe fluir junto con otra voluntad para alcanzar su meta predestinada. La voluntad sólo puede alcanzar algo en conexión con otra voluntad; es decir, la voluntad de una encarnación junto con la voluntad de una encarnación anterior y así sucesivamente.

Estoy esbozando estas cosas a grandes rasgos; todas requieren elaboración. Pero mi objetivo es indicar la clase de conceptos que la ciencia espiritual debe aportar al hombre; conceptos que le permitirán reconocer cuál es su lugar, ahora y en el futuro, dentro del universo. Nuestro pensar ordinario es demasiado estrecho. No oscila lo suficientemente lejos en comparación con la oscilación más amplia de nuestra respiración. Sin embargo, el pensar en sí mismo no es la meta, sólo el camino. Todos los seres humanos piensan, pero no son conscientes de todo lo que pasa por su alma. Un pensamiento no ha alcanzado su meta por el mero hecho de ser formulado, debe unirse a nuestro ser. Los pensamientos que se hacen conscientes pasan a la memoria; pero mucho de lo que asimilamos no llega a la conciencia. Piensen en todas las experiencias que han pasado por sus almas, en algunas han pensado, en otras no. Algunas las recuerdan, otras no, pero todas están dentro de ustedes; dentro de su cuerpo etérico. Después de la muerte se separan de nosotros y pasan al mundo en general. Allí se convierten en lo que contemplamos en el tiempo que transcurre entre la muerte y un nuevo nacimiento. Nos permiten percibir la realidad que nos rodea. Nuestros pensamientos se unen a lo que constituye nuestro mundo exterior. Al igual que aquí, en el mundo físico, necesitamos luz para percibir, allí necesitamos lo que se separa de nosotros. A menudo he descrito este proceso de nuestros pensamientos separándose de nosotros después de la muerte para convertirse en nuestro mundo externo.

El contenido de nuestra voluntad se convierte en nuestro mundo interior, no lo que simplemente hemos deseado, sino la voluntad que se ha convertido en hecho. Lo que hemos querido aquí, lo que hemos impreso en el mundo exterior, las acciones que hemos realizado se convierten en nuestro mundo interior en el tiempo que media entre la muerte y un nuevo nacimiento, mientras que nuestros pensamientos, nuestra vida interior, se convierten en lo que ilumina nuestro mundo exterior. Lo exterior se convierte en lo interior; lo interior se convierte en lo exterior. Es importante tenerlo bien presente.

Para utilizar un dicho popular: mucha agua tendrá que correr bajo el puente antes de que la ciencia oficial se despierte al hecho de que la fuerza y la materia deberían denominarse Lucifer y Ahriman, o llegue a darse cuenta de que tendemos a la unilateralidad en dos direcciones: nuestro pensar, relacionado con la respiración, tiene tendencia a lo luciférico; mientras que nuestra voluntad, relacionada con el metabolismo, tiene tendencia a lo ahrimánico. Oscilamos entre Lucifer y Ahriman. En el medio está el proceso respiratorio, la esfera del equilibrio, donde participamos de la gran armonía del universo. Esa es la verdadera ciencia, la que se experimenta, no la ciencia abstracta.
Y ahora volvamos de la ciencia espiritual y comparémoslo con el versículo del Antiguo Testamento donde dice. "Y sopló en la nariz del hombre aliento de vida y el hombre se convirtió en alma viviente". No se dice que el poder de la voluntad o del pensar fue otorgado al hombre; es el aliento lo que se enfatiza. Pueden ustedes percibir que esta revelación primordial proviene de un conocimiento muy diferente al de la ciencia espiritual moderna. Pero también percibirán la maravillosa concordancia, el maravilloso acuerdo que existe entre los descubrimientos de la ciencia espiritual actual y el contenido de éste y otros grandes documentos históricos que tratan de la evolución de la humanidad. No hace falta decir que las revelaciones del Antiguo Testamento no fueron obtenidas de la misma manera que los descubrimientos de la ciencia espiritual moderna, pero por esa misma razón la concordancia entre ellos es aún más significativa. En la próxima conferencia veremos que esta concordancia se aplica también a otros documentos históricos como el Nuevo Testamento, especialmente al Misterio del Gólgota.

Mi objetivo hoy era llamar su atención sobre lo que es necesario en la actualidad y también señalar lo difícil que es llegar a un entendimiento, especialmente en el ámbito de la ciencia, con personas que se aferran a ideas anticuadas que consideran infalibles. Como dije una vez: la infalibilidad del Papa puede ser cuestionada, pero la autoridad de muchas personas es considerada infalible por aquellos que se hacen la ilusión de que están por encima de tomar las cosas con autoridad.
Traducido por J.Luelmo ene 2023


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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919