GA 0121 Rudolf Steiner
LAS ALMAS NACIONALES Y SU MISIÓN
CONFERENCIA
1
Christiania
(Oslo), 7 de junio de 1910.
Me
complace enormemente poder hablar por tercera vez a nuestros amigos
aquí en Noruega, y me gustaría responder brevemente, en respuesta a
nuestro querido amigo el Sr. Eriksen, que las palabras de cordial
saludo que él acaba de decir es respondido por mí de una manera
igualmente profunda y sincera.
Espero
que este curso de conferencias, que estoy a punto de comenzar, pueda
añadir algo al conocimiento de lo que podríamos llamar la imagen
completa de nuestra visión del mundo. Me gustaría llamar su
atención sobre el hecho de que este curso particular de conferencias
debe contener necesariamente algo que está todavía bastante alejado
del pensamiento humano moderno, pero que sin embargo pertenece a las
verdades más profundas de la ciencia espiritual. Por lo tanto,
solicito a aquellos de nuestros estimados amigos que se han ocupado
menos de las cuestiones de mayor alcance de la Antroposofía, que
tomen en consideración que no progresaremos en nuestro trabajo, si
no damos de vez en cuando un gran salto, un vigoroso paso hacia
adelante en regiones del conocimiento espiritual que están realmente
algo alejadas del pensamiento, sentimiento y percepción humanos
modernos.
Desde
este punto de vista, a veces será necesario cumplir con nuestras
explicaciones con cierta dosis de buena voluntad; porque si
presentara todo lo que podría aducirse a modo de evidencia y prueba
de lo que se dirá aquí en los próximos días, requeriría mucho
más tiempo. No avanzaríamos en nuestro conocimiento de este tema en
particular, si no tuviéramos que apelar a su buena voluntad y
simpática comprensión espiritual. Pues de hecho, el tema que
tocamos aquí, es algo que hasta nuestros días ha sido más o menos
evitada por ocultistas, místicos y teósofos, por la razón de que
es necesario una mayor ausencia de prejuicios para aceptar las cosas
que deben decirse, sin que pueda sentirse de vez en cuando un cierto
grado de oposición.
Quizás
entiendan mejor lo que queremos decir si se acuerdan, de que a cierta
etapa del desarrollo místico u oculto se la llama "hombre sin
hogar". Esta es una denominación técnica, y si queremos
caracterizar sin más preámbulos, -ya que no estamos hablando ahora
sobre el camino del conocimiento-: lo que debe entenderse con el
término "hombre sin hogar", podemos decir brevemente que
un hombre es llamado "vagabundo" cuando, en su conocimiento
y comprensión de las grandes leyes de la humanidad, no puede verse
influenciado por todo lo que generalmente surge en una persona al
vivir en su país natal. Un "vagabundo", podríamos decir,
es alguien que puede identificarse con la gran misión de la
humanidad como un todo, sin que los diversos sentimientos
particulares que pertenecen a esta u otra patria desempeñen ningún
papel. Esto les mostrará que es necesario un cierto grado de madurez
en el desarrollo místico u oculto, para tener un punto de vista
desprejuiciado con respecto a algo que de otro modo consideramos
correctamente como algo grande, que, en contraposición con la vida
humana individual, describimos como la Misión de los varios
espíritus nacionales, como aquello que aporta, a partir de los
fundamentos de un pueblo, a partir del espíritu de los diversos
pueblos, las separadas contribuciones concretas a la misión
colectiva de la humanidad.
Por
lo tanto, describiremos lo que podemos llamar la grandeza de aquello
de lo cual el 'hombre sin hogar' debe, en cierto sentido, liberarse.
Los hombres sin hogar de todos los tiempos, desde las edades
primitivas hasta nuestros días, siempre han sabido, que si tuvieran
que caracterizar en toda su plenitud lo que se describe como el
carácter de la falta de hogar, se encontrarían con muy, muy poca
comprensión. En primer lugar, se presentaría un cierto prejuicio
contra estos hombres sin hogar, que se expresaría con el reproche:
"Has perdido toda conexión con la nación de la que has
surgido; no entiendes lo que generalmente es más querido para un
hombre '. Sin embargo, no es este realmente el caso.
La
falta de hogar (de pátria ?) es en realidad, o al menos puede ser,
una forma de desvío o rodeo, de modo que, después de que se haya
logrado ese acopio de personas sin hogar, (apátridas ?) se pueda
encontrar el camino de regreso a la nación para estar en armonía
con lo que es permanente en la evolución de la humanidad. Aunque es
necesario comenzar llamando la atención sobre esto, por otro lado,
no es sin razón, que justamente en el momento actual, lo que
llamamos la Misión de las varias almas nacionales de la humanidad,
debería por una vez ser tratado de manera lo suficientemente
imparcial. Del mismo modo que hasta el tiempo presente, era correcto
que, hasta cierto punto, se mantuviera silencio con respecto a su
misión, hay buenas razones por las que ahora deberíamos comenzar a
hablar de esta misión. Es especialmente importante, porque el
destino de la humanidad en el futuro cercano reunirá a los hombres
mucho más de lo que lo ha hecho hasta ahora, para cumplir una misión
común para la humanidad. Pero los individuos pertenecientes a los
diversos pueblos solo podrán aportar sus contribuciones libres y
concretas a esta misión conjunta, si tienen, antes que nada, una
comprensión de la nación a la que pertenecen, una comprensión de
lo que podríamos llamar ' El autoconocimiento de la nación. "En
la antigua Grecia, en los Misterios Apolónicos, la frase"
Conócete a ti mismo "desempeñaba un gran papel; en un futuro
no muy lejano, esta frase se dirigirá a las almas nacionales;
'Conoceos como almas nacionales'. Este dicho tendrá una cierta
importancia para el trabajo futuro de la humanidad.
Ahora
en nuestra época, será particularmente difícil reconocer a los
seres, que no existen, -por así decirlo-, para el conocimiento y la
percepción sensible externa. Tal vez no sea tan difícil para
nuestro tiempo presente, reconocer que un hombre tal como se sitúa
ante nosotros en el mundo, posee ciertos miembros, ciertas porciones
de su ser, que son suprasensibles, invisibles. La mente materialista
moderna del hombre quizás pueda admitir más fácilmente la opinión
de que los seres que, aun cuando, en lo que se refiere a su lado
externo pueden verse físicamente, como seres humanos, también
pueden tener una parte invisible suprasensible. Pero debe parecer muy
poco razonable para nuestra época, que se nos hable acerca de seres,
que para la visión ordinaria, no están allí en absoluto. Porque,
despues de todo ¿Qué es, a lo que todavía nos referimos aquí y
allá como el alma o el espíritu de una nación? A lo sumo, es algo
que consideramos como un atributo, un atributo común perteneciente a
tantos cientos de personas, o millones de personas, que se aglomeran
en un determinado país. Que además de estos millones de personas
que están concentradas en esta tierra, allí vive algo real que
coincidiría con el concepto del espíritu nacional, -y que subyace
en esta concepción-, es difícil de aclarar al hombre de nuestros
díasl. Si alguien preguntara, digamos, por tomar algo neutral, ¿Qué
entiende el hombre moderno por el espíritu nacional suizo?
Describiría con expresiones abstractas algunos atributos que poseen
las personas que habitan la parte suiza de los Alpes y el Jura, y le
quedaría muy claro que esto no se corresponde con nada que pueda
reconocerse con los ojos ni otros órganos de percepción. Lo primero
que se debe hacer, es formar abierta y honestamente el pensamiento,
de que hay seres que no se manifiestan directamente a los sentidos,
ni se muestran en absoluto ante las capacidades materiales ordinarias
de percepción; que hay, por así decirlo, entre los seres
perceptibles a los sentidos, otros seres invisibles actuando sobre
los seres visibles, igual que el ser humano trabaja con las manos o
los dedos, y que por lo tanto podemos hablar de un espíritu nacional
suizo como lo hacemos del espíritu de un hombre, y que podemos
distinguir con la misma claridad el espíritu de un hombre partiendo
de lo que vemos ante nosotros en sus diez dedos, como podemos
distinguir el espíritu nacional suizo, partiendo de los millones de
personas que viven en las montañas de Suiza. Es algo bastante
diferente, de hecho, es un ser, tal como lo es el hombre; solo que el
hombre se distingue de un espíritu nacional por el hecho de que nos
muestra algo exterior sensiblemente perceptible. Un ser humano se
muestra a los órganos externos de percepción; un espíritu popular
no se presenta a sí mismo en una forma externa que pueda ser
percibida o sentida por los sentidos externos, pero sin embargo es un
ser absolutamente real.
Hoy
nos esforzaremos por formar una especie de concepto de un ser real
como este. ¿Cómo procedemos en la ciencia espiritual si deseamos
formar una idea de un ser real? Un ejemplo característico de cómo
hacemos esto se obtiene mirando en primer lugar en el ser del hombre.
Si deseamos describir al hombre antroposóficamente, distinguimos en
él el cuerpo físico, el cuerpo etérico o cuerpo vital, el cuerpo
astral o sensible y lo que vemos como el miembro más elevado del ser
humano, el "yo". Por lo tanto, sabemos que en lo que
llamamos cuerpo físico, cuerpo etérico, cuerpo astral y "yo",
tenemos ante nosotros, por así decirlo, el hombre del presente. Pero
también saben que esperamos una evolución de la humanidad en el
futuro, y que el "yo" obra sobre los tres miembros
inferiores del ser humano, para espiritualizarlos, transformándolos
a partir de la forma mas baja presente a la forma mas alta futura. El
'yo' remodelará y transformará el astral, de modo que se convertirá
en algo diferente de lo que es hoy en día. El cuerpo astral
representará lo que conocen con el nombre de yo Espiritual o Manas.
De la misma manera, se logrará un trabajo aún más elevado del "yo"
sobre el cuerpo etérico o de vida, transformándolo y remodelándolo
en lo que llamamos el espíritu de vida o Budhi; y finalmente, la
obra más elevada del hombre que podemos imaginar en este momento, es
que el hombre espiritualizará a ese miembro de su ser que ofrece la
mayor resistencia, el cuerpo físico; él lo transformará y lo
cambiará a lo espiritual. Ese será el miembro más elevado del ser
humano, cuando el "yo" haya reformulado lo que en este
momento es el cuerpo físico; lo que hoy parece más grosero y más
material, cuando sea transformado por el "yo", se
convertirá en el Hombre-Espíritu o Atma. Por lo tanto, vemos tres
miembros de la naturaleza humana que se han desarrollado en el
pasado, uno en el que ahora vivimos y otros tres, de los cuales, en
el futuro, el 'yo' creará algo nuevo.
También
sabemos que entre el trabajo hecho en el pasado y el que se hará en
el futuro para formar los tres miembros superiores, subyace algo más.
Sabemos que debemos pensar en el "yo" propio como
organizado internamente. Obrándo sobre una especie de ser
intermedio. Por lo tanto, decimos que entre el cuerpo astral, tal
como el hombre lo tiene desde el pasado, y el Espíritu mismo o
Manas, que se desarrollará en el hombre a partir de este cuerpo
astral en el futuro lejano, están los tres miembros preparatorios:
el El alma sensible, el miembro más bajo en el que el "yo"
ha trabajado, el alma intelectual o alma racional y el alma
espiritual; así que, hoy podemos decir: se puede encontrar muy poco
en el hombre hoy en día, de lo que estamos desarrollando como Yo
Espiritual o de Manas a lo sumo un solo comienzo.
Por
otro lado, el hombre se ha preparado para este trabajo futuro,
habiendo aprendido de cierta manera, a dominar hasta cierto punto,
sus tres miembros inferiores. Se ha auto-preparado al aprender a
dominar el cuerpo sensible o astral, impresionando en él con su "yo"
y formando dentro de él el alma sensible.
Del
mismo modo que el alma sensible se encuentra en cierta relación con
el cuerpo sensible, también lo está el alma intelectual o racional
con el cuerpo etérico o vital, de modo que el alma intelectual o
racional es un débil prototipo de lo que será el espíritu de vida
o Budhi: un prototipo débil es cierto, pero sin embargo un
prototipo; y eso que se encuentra en el alma espiritual está de
alguna manera elaborado en el cuerpo físico por el 'yo'; por lo
tanto, ese es un débil prototipo de lo que algún día será el
Hombre Espíritu o Atma. También podemos decir que hoy podemos
reconocer en el hombre, -sin tomar en consideración la porción
insignificante de su cuerpo astral, que él ya ha desarrollado como
el incipiente yo espiritual o Manas-, cuatro miembros diferentes.
Podemos distinguir:
1.
el cuerpo físico,
2.
el cuerpo etérico,
3.
el cuerpo Astral,
4.
el 'yo', que obra dentro de ellos,
y,
además, como preludio de los miembros superiores,
el
Alma Sensible,
el
Alma Intelectual,
el
Alma Espiritual
Aquí
tenemos al hombre como el ser tal como se nos presenta hoy en día;
aquí está comprendido el hombre, por así decirlo, en el tiempo
presente de su evolución. Podemos ver al 'yo' trabajando en los
miembros superiores, después de que, el alma sensible, el alma
racional y el alma espiritual, le hayan servido como preparación.
Vemos pues, el "yo" trabajando con las fuerzas de las almas
sensible, racional y espiritual, sobre el cuerpo astral, sobre el
incipiente yo espiritual. En el tiempo presente, vemos al hombre en
esta etapa de su trabajo.
Aquellos
de ustedes, -y eso será la mayoría de ustedes-, que hayan estudiado
lo que llamamos las investigaciones en los Registros Akáshicos, la
evolución del hombre en el pasado primigenio y la perspectiva hacia
un futuro lejano, ya sabrán como ha evolucionado ese hombre, al que
yo simplemente he descrito de manera esquemática; que si miramos
atrás hacia un remoto pasado; ese hombre ha requerido largas épocas
de evolución para formar los primeros fundamentos de su cuerpo
físico, luego los de su cuerpo etérico, y finalmente, los de su
cuerpo astral, para posteriormente desarrollar más a estos tres
miembros. Para todo ello, el hombre ha requerido largos períodos de
tiempo. También sabrán que el hombre no pasó por la evolución
anterior de su ser,- por ejemplo, la evolución de su cuerpo astral-,
en la misma condición planetaria, en la que ahora está la tierra,
sino que desarrolló su cuerpo astral en una existencia anterior de
la tierra, en la existencia llamada de la Antigua Luna. Justo igual
que percibimos nuestra vida presente como el resultado de vidas
terrestres anteriores, de encarnaciones anteriores, así mismo lo
vemos también, sobre las encarnaciones anteriores de nuestra tierra.
Lo que llamamos el alma sensible y el alma racional, se formaron por
primera vez en nuestra presente existencia terrestre. El cuerpo
astral fue implantado durante la existencia de la Antigua Luna, y en
una existencia aún anterior de nuestra tierra, en la antigua
condición solar, fue implantado el cuerpo etérico, y finalmente
retrocediendo aún otro paso mas durante la condición de Saturno, se
implantó el cuerpo físico. De modo que miramos atrás hacia tres
encarnaciones de nuestra tierra, y en cada una de ellas vemos uno de
los miembros que el hombre lleva dentro incorporados hoy, primero
implantados como un germen y luego perfeccionados aún más.
Todavía
hay algo más que hacer notar al hablar de las condiciones de
Saturno, Sol y Luna. Así como nosotros los seres humanos en la
tierra estamos pasando por la condición que llamamos la condición
humana autoconsciente, a su vez, durante las anteriores condiciones
de nuestra evolución terrestre, durante las antiguas condiciones de
la Luna, del Sol y de Saturno, pasaron otros seres por el escenario
que nosotros estamos pasando ahora sobre la tierra. No tiene mucha
importancia que utilicemos la terminología de Oriente o la que es
más habitual en Occidente para describir a estos seres. Aquellos
seres que, durante el estado lunar de nuestra tierra, estaban en la
etapa por la que el hombre está pasando, y que son los seres
superiores, inmediatamente por encima de nosotros mismos, son los
llamados en la terminología del esoterismo cristiano, Angeloi o
Ángeles. Estos están una etapa por encima del hombre, porque
completaron su etapa humana en una época anterior, de modo que, por
lo tanto, estos seres durante el antiguo estado lunar eran, lo que
nosotros somos ahora. Pero no eran humanos en el sentido en que se
movían por la Luna como nosotros lo hacemos ahora en la Tierra. Eran
seres en su etapa humana, si, pero no habitaban en cuerpos de carne y
hueso como lo hace el hombre ahora. Era solo que su etapa de
evolución correspondía a la etapa humana por la cual el hombre está
pasando hoy. De la misma manera encontramos seres de un orden aún
más elevado, que pasaron por su evolución humana en el antiguo Sol.
Ellos son los Arcángeles. Estos son seres que están dos etapas por
encima del hombre, que atravesaban por su etapa humana dos épocas
antes. Si retrocedemos más atras, volviendo a la primera encarnación
de nuestra existencia terrenal, es decir a la etapa del Antiguo
Saturno, descubrimos que esos seres pasaban por su etapa humana, son
aquellos que designamos como Espíritus de la Personalidad, Archai o
Principados. Entonces, si comenzamos con estos seres, que eran
hombres en el pasado primigenio, durante el antiguo estado Saturnal,
y si seguimos las encarnaciones de la tierra hasta nuestro propio
período, tenemos las etapas de evolución de varios seres, hasta
llegar a nosotros mismos. Por lo tanto, podemos decir: Los
Principados, los Archai, eran hombres en el antiguo Saturno; Los
Arcángeles, o Arch-Angeloi, eran hombres en el antiguo Sol; Los
ángeles o Angeloi eran hombres en la antigua Luna; los hombres son
hombres en nuestra tierra
Ahora
bien, como sabemos que continuaremos nuestra evolución en el futuro,
y que desarrollaremos aún más nuestros miembros inferiores, que hoy
son nuestro cuerpo astral, nuestro cuerpo etérico o vital y nuestro
cuerpo físico, sin duda debemos preguntar: ¿No es precisamente
natural que los seres que anteriormente pasaron por le etapa humana,
ahora deberían estar ya en la etapa en la que están transformando
su cuerpo astral en Yo Espiritual o Manas? Así como nosotros durante
la próxima encarnación de la tierra, durante el estado de Júpiter,
terminaremos la transformación de nuestro cuerpo astral en el Yo
Espiritual o Manas, también lo han hecho los Ángeles, esos seres
que eran hombres en el período lunar, terminaron la transformación
de sus cuerpos astrales en Yo Espiritual o Manas, o lo terminarán
durante nuestra etapa terrestre, un proceso que tendremos que
atravesar solo durante la próxima encarnación de la tierra. Si
volvemos la mirada aún más atrás, hacia los seres que eran hombres
durante la existencia del antiguo Sol, podemos decir, que ya han
pasado, durante el estado lunar, lo que nosotros tendremos que hacer
solo en la próxima encarnación de la tierra. Están haciendo el
trabajo que el hombre hará con su 'Yo', [cuando] transforme su
cuerpo etérico o vital en Espíritu de vida o Budhi. Por lo tanto,
en estos Archangeloi, en los Arcángeles no hallamos ante seres que
están dos etapas por encima de nosotros, están en la etapa que
algún día alcanzaremos cuando, desde nuestro "Yo",
transformaremos el cuerpo vital en Espíritu de Vida o Budhi. Cuando
miramos hacia arriba a estos seres los contemplamos de tal manera que
decimos: vemos en ellos seres que están dos etapas por encima de
nosotros, seres, en quienes vemos de antemano, por así decirlo, lo
que nosotros mismos experimentaremos en el futuro, los admiramos como
seres que ahora están trabajando sobre su cuerpo etérico o vital y
lo están transformando en un espíritu de vida o Budhi. De la misma
manera, miramos a seres aún más elevados, a los Espíritus de la
Personalidad. Los cuales están en una etapa aún más elevada que
los Arcángeles, en una etapa que el hombre alcanzará en un futuro
aún más lejano, cuando podrá transformar su cuerpo físico en Atma
o Hombre-Espíritu.
Tan
cierto como que el hombre se encuentra en la etapa actual de su
existencia, igual de cierto es que esos seres correspondientes están
en las etapas de su existencia que acabamos de describir; es tan
cierto que están por encima de nosotros, como cierta es su realidad.
Ahora bien, esta realidad suya no está muy alejada de nuestra
existencia terrenal, sino que más bien trabaja en ella y desempeña
un papel en nuestra existencia humana. Ahora debemos preguntarnos
¿Cómo actúan estos seres que están por encima del hombre en
nuestra existencia humana? Si deseamos comprender cómo actúan sobre
nosotros, debemos tener en cuenta que tales seres, cuando actúan,
presentan un aspecto espiritual diferente, por así decirlo, del que
presentan esos seres a quienes hoy llamamos hombres. De hecho, hay
una diferencia considerable entre esos seres que están por encima
del hombre y estos seres que ahora están solo en la etapa humana.
Por extraño que pueda sonar lo que vamos a decir, se aclarará en
las siguientes conferencias. La verdadera investigación espiritual
muestra que el hombre, tal como es hoy, se encuentra hasta cierto
punto en una etapa intermedia de su existencia. Su "yo" no
siempre actuará sobre sus miembros inferiores de la manera en que lo
está haciendo ahora, todo el ser humano está en este momento
conectado internamente, y forma un todo ininterrumpido, por así
decirlo. En la evolución futura de la humanidad, esto puede volverse
diferente y se volverá esencialmente diferente. Cuando el hombre
haya avanzado tanto como para poder trabajar con plena conciencia en
su cuerpo astral, y por medio de su 'yo' transforme ese cuerpo astral
en yo espiritual o Manas, estará en una condición similar pero con
plenitud de conciencia, a la condición inconsciente o subconsciente
presente en el hombre durante el sueño.
Solo
imagínense la condición de sueño del hombre. En el sueño, el
hombre emerge, por lo que se refiere a su cuerpo astral y su 'yo', de
sus cuerpos físico y etérico, deja a estos últimos acostados en la
cama y flota como si dijeramos fuera de ellos. Ahora imaginen a un
hombre en esta condición en quien se despierta la conciencia: 'Soy
un' yo '' - que se despierta en este cuerpo espiritual, igual que
está despierta en el estado cotidiano de conciencia. Qué imagen tan
notable se presentaría entonces ante el hombre. En un lugar se
sentiría, ' Yo estoy aquí', y tal vez allá abajo, alejados de este
lugar, 'Allí están mis cuerpos físico y etérico, están en ese
lugar y me pertenecen, pero yo con mi otros miembros estoy flotando
fuera y encima de ellos. "Si en el presente un hombre se vuelve
consciente en su cuerpo astral, fuera de sus cuerpos físico y
etérico, entonces es cierto que, por muy evolucionado que esté en
la tierra, no puede hacer nada más que moverse libremente aquí y
allá en su cuerpo astral y estar activo aquí y allá en el mundo
independientemente de su cuerpo físico, pero no puede hacerlo aún
con sus cuerpos físico y etérico. En un futuro lejano, sin embargo,
se podrá desde el exterior guiarlos, por ejemplo, desde un lugar en
el norte de Europa a otro lugar y ordenarles seguir adelante, y luego
poder desde el exterior dirigir sus movimientos. Eso todavía no es
posible hoy. El hombre, sin embargo, podrá hacer esto cuando se haya
desarrollado más allá de la etapa de la evolución de la Tierra
hasta la de Júpiter, la siguiente etapa de evolución de nuestro
planeta Tierra y la siguiente etapa de evolución del hombre.
Entonces sentiremos que podemos, por así decirlo, dirigirnos desde
afuera. Eso es lo esencial, y eso lleva a una división de lo que
hemos llamado hoy el ser humano. La conciencia materialista
ciertamente no puede hacer mucho de esto. No puede seguir los pasos a
lo que en cierto sentido ya está trabajando en el mundo externo de
manera similar a como será en el futuro con el ser humano.
Tales
fenómenos ya están aquí. El hombre podría percibirlos si prestara
atención. Podría ver que hay ciertos seres, por ejemplo, que se han
desarrollado de esta manera demasiado pronto. Así como el hombre, si
espera el momento apropiado, alcanzará el estado de Júpiter en el
tiempo correcto, de modo que pueda dirigir sus cuerpos físico y
etérico, por lo que hay seres que se han desarrollado al respecto
prematuramente, sin esperar el momento adecuado. Esos seres
prematuramente desarrollados los tenemos en las aves, y especialmente
en aquellas que migran cada año. Es la llamada alma grupal la que
está conectada con el cuerpo etérico de cada pájaro. Así como el
alma grupal dirige las migraciones regulares de las aves sobre la
tierra, así también el hombre después de que haya desarrollado el
Yo Espiritual o Manas comandará lo que llamamos los cuerpos físico
y etérico; él los dirigirá y los pondrá en movimiento. Hará esto
en un sentido aún más elevado desde fuera, cuando haya evolucionado
lo suficiente, y además esté trabajando en la transformación de su
cuerpo etérico o vital.
Hay
seres que ya pueden hacer esto hoy. Estos seres son los Arcángeles o
Archangeloi. Son seres que ya pueden hacer lo que el hombre podrá
hacer algún día, seres que pueden llevar a cabo lo que llamamos
'dirigir los cuerpos etérico y físico de uno desde el exterior';
pero además de esto, también pueden trabajar sobre su propio cuerpo
etérico.
Traten
de formarse una idea de seres, trabajando alrededor de nuestra
tierra, y cuyos "yoes", están contenidos en la atmósfera
espiritual de nuestra tierra, y que desde estos "yoes" ya
han transformado su cuerpo astral, de modo que poseen un Yo
Espiritual o Manas completamente desarrollado, pero que ahora
trabajan con este Yo Espiritual o Manas completamente desarrollado,
sobre nuestra tierra y trabajan en el hombre, transformando nuestro
cuerpo etérico o vital; seres en la etapa en que están
transformando el cuerpo etérico o vital en Budhi o espíritu de
vida. Si piensan en dichos seres, pertenecientes a la Jerarquía
espiritual, que llamamos Arcángeles, entonces tendrán una idea de
lo que son llamados Espíritus Nacionales, los espíritus nacionales
que dirigen la tierra. Los espíritus nacionales pertenecen al rango
de los Arcángeles o Archangeloi. Veremos cómo ellos, por su parte,
dirigen el cuerpo etérico o vital, y cómo trabajan con el hombre y
lo atraen hacia su propia actividad. Si contemplamos a los diversos
pueblos de la tierra y prestamos especial atención a algunos de
ellos, entonces, en las características y cualidades peculiares de
estos pueblos, vemos un reflejo de lo que podemos considerar como la
misión de estos pueblos.
Cuando
reconocemos la misión de estos seres, que son los inspiradores de
los diversos pueblos, entonces podemos decir lo que es realmente una
nación: es un grupo de personas que concurren juntas, guiadas por
uno de los Arcángeles. Los miembros individuales de una nación
reciben lo que ellos como miembros de esa nación deben hacer y lo
que deben lograr, por inspiración de dicha fuente. Por lo tanto, si
podemos imaginar que estos Espíritus nacionales son individualmente
diferentes, como lo son los seres humanos en nuestra tierra,
encontraremos comprensible que los diferentes grupos de personas sean
las misiones individuales de estos Arcángeles. Si podemos hacernos
una imagen mental clara de cómo en la historia del mundo los pueblos
trabajan unos al lado de otros, y cómo una nación sucede a otra,
podemos, en todo caso, en una forma abstracta (y esta forma se
volverá cada vez más concreta en las siguientes conferencias)
formarnos una idea de cómo todo esto se inspira en estos Seres
espirituales.
También
se observará que, además de esta actividad de los pueblos uno tras
otro, tiene lugar algo más en la evolución humana. En el período
de tiempo que consideramos como el comienzo después de la Gran
Catástrofe Atlante - que alteró tan completamente la faz de la
tierra que sumergió el continente que se encontraba entre las
actuales África, América y Europa - se pueden distinguir los
períodos influenciados por grandes pueblos de los que surgieron las
civilizaciones post-atlantes: la antigua india, la persa, la
caldeo-egipcia, la greco-latina y nuestra civilización actual, que
más tarde pasará a la sexta época de la civilización. También
notamos que varios inspiradores de los pueblos han estado trabajando
en esas civilizaciones, actuando sucesivamente. Sabemos que la
civilización caldeo-egipcia continuó mucho después de haber
comenzado ya la civilización griega , y esta a su vez continuó
cuando la romana ya había comenzado. Por lo tanto, podemos observar
a los pueblos unos al lado del otros y no tanto sucediendose unos a
otros.
Pero
en todo lo que evoluciona en y con los pueblos, hay algo más que
también evoluciona. La evolución humana progresa. Si consideramos
que una civilización es más elevada que otra no tiene ninguna
consecuencia. Por ejemplo, una persona puede decir: "Me gusta
más la cultura india", esa puede ser su opinión personal. Pero
alguien que no se deja influir por la opinión personal dirá:
"Nuestra valoración de las cosas es una cuestión de
indiferencia; el curso de los acontecimientos necesarios lleva a la
humanidad hacia adelante, aunque esto podría considerarse más tarde
como un declive. La necesidad conduce a la humanidad hacia adelante.
Cuando comparamos los diversos períodos, cinco mil años antes de
Cristo, tres mil años antes de Cristo y mil años después de
Cristo, encontramos algo más que va más allá de los espíritus
nacionales, algo en lo que los diversos espíritus nacionales toman
parte. Pueden observar esto en nuestro tiempo presente. ¿Cómo es
que en esta sala pueden sentarse juntas tantas personas, procedentes
de muchos países diferentes y se entienden o intentan entenderse
entre sí en lo que respecta a la cosa más importante que los ha
reunido aquí? Las diferentes personas provienen de los dominios de
muchos espíritus Nacionales diferentes, y sin embargo, hay algo en
lo que se entienden entre sí. De manera similar, los diversos
pueblos se han entendido en varias épocas, porque en cada época hay
algo que va más allá del Alma Nacional, que puede unir a las
diversas almas nacionales, algo que es entendido en todas partes en
mayor o menor grado. Es lo que se llama 'Zeitgeist' o 'Time Spirit' o
'Espíritu de la Época', aunque esta palabra no es muy adecuada. El
Espíritu del Tiempo en la época griega no era el mismo Espíritu
que en nuestra propia época. Aquellos que captan el Espíritu en
nuestro tiempo, son guiados a la Ciencia Espiritual. Esto es lo que
se extiende sobre las diversas almas nacionales a lo largo del
Espíritu de la Época. En el momento en que Cristo Jesús apareció
en la tierra, su precursor, Juan el Bautista, indicó el Espíritu
que podemos describir como Zeitgeist en las palabras: "Cambia tu
actitud hacia la vida, porque el reino de los cielos se ha acercado".
Así
pues, para cada época podemos encontrar el 'Espíritu de la Época',
y eso es algo que se entrelaza en la actividad de los Espíritus
Nacionales, en lo que hemos descrito como la actividad de los
Archangeloi. Para el hombre materialista de hoy, el Espíritu de la
Época es algo bastante abstracto, sin ninguna realidad; sería aún
más difícil para él ver un ser real en el Espíritu de la Época.
Sin embargo, trás la palabra Zeitgeist, o 'Espíritu de la Época',
se esconde un ser real, y de hecho, está nada menos que tres etapas
por encima de la etapa de la humanidad. Los Seres que se ocultan trás
esta palabra, son aquellos que pasaron por su etapa humana en el
antiguo Saturno, en la primera época de la evolución de la tierra,
y que en la actualidad están trabajando en la transformación de la
Tierra desde su atmósfera espiritual, y al hacerlo de esa manera
está atravesando la última etapa de la transformación de su propio
cuerpo físico en Hombre espíritu o Atma. Estamos aquí tratando con
Seres excelsos, la contemplación de cuyos atributos bien podrían
causar vértigo al hombre. Son los Seres que pueden describirse como
los inspiradores reales, o deberíamos decir aquí, si deseamos usar
las expresiones técnicas del ocultismo, los 'intuidores' del
Espíritu o Espíritus de la Época. Trabajan de tal manera que se
relevan mutuamente y tienden la mano, por así decirlo, el uno al
otro. De época en época pasan su tarea al siguiente. El Espíritu
de la Época que trabajaba durante el periodo griego, entregó su
misión al que vino después de él. Como hemos visto, hay un número
de dichos Espíritus de la Época, de dichos Espíritus de la
Personalidad que trabajan como Espíritus de la Época. Estos
Espíritus de la Personalidad, los Intuidores del espíritu de la
época, tienen un rango más alto que los Espíritus Nacionales. En
cada época, uno de ellos está especialmente trabajando y fija la
regla general de esa época, dando instrucciones a los espíritus
nacionales, por lo que el espíritu colectivo de la época está
especializado e individualizado por los espíritus nacionales. Luego
es relevado en la siguiente época por otro Espíritu de la Época o
Espíritu de la Personalidad o Archai.
Cuando
han pasado un cierto número de épocas, entonces un Espíritu de la
época ha pasado a una evolución posterior. Debemos pensarlo de esta
manera: cuando aqui nosotros, en nuestra época, morimos y hemos
pasado por nuestra evolución, nuestra personalidad pasa el resultado
de esta vida terrenal a la siguiente. Este es el caso también de los
Espíritus de la época . En cada época tenemos uno de esos
Espíritus de la época ; luego, al final de la época , le pasa su
tarea a su sucesor, quien nuevamente la pasa al siguiente, y así
sucesivamente. Mientras tanto, los precedentes están pasando por su
propia evolución, y luego el que ha estado ausente por más tiempo,
toma su turno nuevamente; de modo que, en una época posterior,
mientras los otros están procediendo con su propia evolución, el
mismo vuelve como Espíritu de la época y por medio de la intuición,
dona a la humanidad avanzada, lo que mientras tanto él mismo ha
adquirido para su misión superior. Miramos hacia arriba a estos
Espíritus de la Personalidad, a estos Seres que pueden ser llamados
por el nombre,- por lo demas sin sentido-, de Espíritu de la época
, y podemos decir: 'Nosotros los seres humanos pasamos de
encarnación a encarnación, pero sabemos muy bien que mientras
estamos pasando de una época a otra, que cuando miramos hacia el
futuro, vemos diferentes Espíritus de la época que regulan los
acontecimientos de nuestra tierra ".
Pero
nuestro presente Espíritu de la Época también regresará,
nuevamente nos encontraremos con él. A causa de esta cualidad de los
Espíritus de la Personalidad, que va describiendo ciclos, por así
decirlo, y volviendo nuevamente a su punto de partida, y el hecho de
trabajar en ciclos, también se les llama Espíritus de Períodos
Cíclicos. Vamos a dar más razones para justificar esta expresión.
Estos elevados Seres espirituales que dan sus órdenes a los
Espíritus Nacionales, también son llamados Espíritus de Períodos
Cíclicos. Nos referimos a los períodos cíclicos que el hombre
tiene que atravesar, cuando época tras época regresa de alguna
manera a condiciones previas y las repite en una forma superior.
Quizás pueda sorprenderles esta repetición de las características
de formas anteriores. Si examinan cuidadosamente las etapas de la
evolución del hombre en la tierra de acuerdo con la ciencia
espiritual, encontrarán estas repeticiones de acontecimientos en
muchas formas diferentes. Puesto que hay una repetición en el hecho
de que existen por así decirlo, siete épocas consecutivas después
de la Catástrofe Atlante; a las que llamamos etapas post-atlantes de
la civilización. La etapa o época de la civilización Greco-Latina,
forma el punto de inflexión en nuestro ciclo y, por lo tanto, no se
repite. Después de esta viene la repetición de la época
Egipcio-Caldea, que está teniendo lugar en nuestro propio tiempo.
Después de esta, seguirá otra época, que será una repetición de
la época persa, aunque en una forma algo diferente; y luego vendrá
la séptima época, que será una repetición de la civilización
india primigenia, la época de los Santos Rishis; de modo que en esa
edad, ciertas cosas sobre las que se sentaron las bases en la antigua
India volverán a aparecer en una forma diferente. La guía de estos
sucesos recae sobre los Espíritus de la Época.
Ahora
bien, para que se distribuya entre los diferentes pueblos de la
tierra, aquello que progresa de época en época, para que se
desarrollen muchas formas diferentes en este u otro territorio,
creciendo de este o aquel conjunto de personas que hablan el mismo
idioma, aparte de este o aquel lenguaje de forma, para que la
arquitectura, el arte y la ciencia puedan surgir y asumir sus
metamorfosis y recibir todo lo que el Espíritu de la Época pueda
verter en la humanidad, para esto se requiere el espíritu Nacional,
que, en la jerarquía de los seres superiores, pertenecen a los
Arcángeles.
Ahora
bien, se requiere aun otro mediador entre las misiones superiores de
los Espíritus Nacionales y aquellos seres que aquí en la tierra
deben ser inspirados por ellos. No será difícil para ustedes
percibir, al principio en una forma abstracta, que el mediador entre
los dos diferentes tipos de Espíritus, es la Jerarquía de los
Ángeles. Son el vínculo de conexión entre los espíritus
nacionales y los seres humanos individuales. Para que el hombre pueda
recibir en sí mismo lo que el espíritu nacional debe verter en toda
la población, para que el hombre individual pueda ser un instrumento
en la misión de su nación, es indispensable esta inter-mediación
entre el ser humano individual y el Arcángel de su nación.
Por
lo tanto, hemos dirigido nuestra mirada hacia los seres que se
convirtieron en hombres, tres etapas antes de que el hombre de la
tierra alcanzara esa etapa humana, y hemos visto cómo se sitúan
conscientemente en la humanidad e influencian nuestra evolución en
la tierra. En la próxima conferencia tendremos que mostrar hasta que
punto, el trabajo de los Arcángeles, trabajando desde arriba, desde
su 'yo' que ya ha transformado en yo espiritual o Manas y ahora está
trabajando en el cuerpo etérico o vital del hombre, se expresa en
las producciones, los atributos y el carácter de un pueblo. El
hombre está en medio del trabajo de los seres superiores, envuelto
directamente, porque como miembro de un pueblo está situado en él.
Es cierto que el hombre en primer lugar es un individuo humano, la
expresión de un ego, pero también pertenece a una cierta población,
es decir, algo sobre lo cual, como individuo humano, al principio no
tiene control. ¿Cómo puede un hombre, porque pertenece a una cierta
población, ayudar a hablar el idioma de esa población? Eso no es
una adquisición individual, ni tampoco pertenece a lo que llamamos
progreso individual, es la corriente en la que ha sido acogido. El
progreso humano individual es algo muy diferente. Mientras vemos que
las almas nacionales viven y trabajan, debemos recordar en qué
consiste el progreso humano y qué necesita un hombre para abrirse
paso en él. Veremos qué pertenece no solo a su evolución, por así
decirlo, sino a la evolución de otros seres completamente
diferentes.
Por
tanto, vemos cómo el hombre está enmarcado en el rango de las
Jerarquías, cómo en su evolución, de edad en edad, de época en
época, los Seres que ya conocemos desde otro aspecto trabajan con
él, y hemos visto cómo se tiene cuidado, que estos Seres puedan
expresarse individualmente de las maneras más diversas, hemos visto
que lo que tienen que aportar puede entrar en el hombre.
Los
'Zeitgeister', espíritus del tiempo o espíritus de las épocas
establecen los grandes esquemas para las diversas épocas. La
ampliación del Espíritu de la época sobre toda la tierra es
posible a través de las diversas individualidades nacionales.
Mientras que los Espíritus de la Época dotan a los Espíritus
Nacionales, se tiene cuidado de que estos puedan fluir en los seres
humanos individuales; para que estos seres humanos puedan cumplir su
misión. El hecho de que personas individuales se conviertan en
instrumentos en esta misión de los espíritus nacionales es
provocado por Seres que están entre los hombres y los espíritus
nacionales, es decir, por los Ángeles o Angeloi.
Estas
conferencias nos darán la oportunidad de estudiar en esta
maravillosa red, el obrar de varias individualidades nacionales del
pasado y del presente. En la próxima conferencia comenzaremos a
arrojar luz sobre la forma en que esta red, que solo hemos señalado
de manera esbozada hoy en día, en realidad está hilada, esa red
espiritual que es nuestra vida cotidiana en el mundo.
Traducida por Julio Luelmo abril 2018