GA216 Dornach 29 de septiembre de 1922 La importancia del culto para el futuro de la tierra

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RUDOLF STEINER

Impulsos básicos de la historial mundial de la humanidad

Conferencia nº 6 de una serie de ocho conferencias, celebradas del 16 de septiembre al 1 de octubre 1922, en Dornach.


GA216 SEXTA CONFERENCIA

La importancia del culto para el futuro de la tierra.


Dornach 29 de septiembre de 1922

Hace poco les hablé del misterio de la momia y del misterio del culto, puesto que tanto en la momia como en el culto -como hemos visto- hay misterios enteros: en la momia los misterios del fin de la antigüedad antes del Misterio del Gólgota, y en el culto los misterios que en realidad sólo se revelarán en su plena significación en el futuro, precisamente los misterios del tiempo venidero. Hoy y mañana me gustaría añadir algunas cosas a lo que ya he comentado.  En primer lugar, me gustaría presentar una imagen a sus almas de forma más narrativa.
Si ustedes hubieran podido asistir a muchas escenas de misterios en una determinada época del desarrollo egipcio, en la que la momificación de cadáveres estaba especialmente en auge, habrían experimentado lo siguiente. El sacerdote de los misterios de la enseñanza trataba primero de explicar a sus alumnos, que todos los secretos del mundo, en realidad se esconden en la cabeza humana. Pero que estaban escondidos de una manera muy especial. Habría dicho:  Observen la tierra; al ser la morada de los seres humanos, es en realidad un espejo, un reflejo de todo el cosmos.


De hecho, encontrarán ustedes todo lo que se halla en el cosmos, incluso en la propia tierra. Sólo tienen que fijarse en lo siguiente. Ya saben que cuando miramos al mundo estrellado, la luna es la primera de nuestras vecinas terrestres entre las formaciones celestes. Si lo imaginamos como la tierra, aquí la luna dando vueltas alrededor de la tierra (ver dibujo), podemos imaginar la trayectoria en la que la luna se mueve alrededor de la tierra, y podemos entonces describir lo que hay entre la tierra y la trayectoria de la luna con esta zona roja.
 El que sabe interpretar los fenómenos que se le presentan cuando excava en la tierra, debe en efecto decirse a sí mismo: lo que hay en el entorno se refleja, aunque únicamente condensado, en una capa exterior de la propia tierra.
Si pasamos ahora al siguiente planeta, que gira alrededor del sol con la tierra, podemos imaginar esquemáticamente -por supuesto es impreciso aquí- este planeta, Venus, en su órbita y podemos designar de nuevo de esta manera lo que está encerrado en el espacio de una manera aérea, etérea, más sutil (amarillo), y tendríamos que, si tuviéramos que dibujar la siguiente capa de la tierra, dibujar de nuevo esta capa como un reflejo de lo que está ahí fuera (amarillo).  Y así obtendríamos toda la tierra como una imagen especular del universo, excepto que siempre encontraríamos lo que está fuera en dilución etérea, en volatilidad etérea, comprimido, condensado, cuando excavamos en la tierra. Y si entonces llegamos a la circunferencia más externa del universo, esta circunferencia más externa del universo estaría completamente condensada en el centro de la tierra en un único punto.
De eso que ahora les he esbozado también hablaba el iniciado egipcio a sus discípulos en la época a la que ahora me refiero. Pero él les decía: Si desean ustedes comprender a su vez cómo el universo, el cosmos, y su imagen en el espejo, la tierra, se afectan mutuamente, miren entonces la cabeza humana, la cabeza del hombre. - En efecto, la cabeza humana se forma en el vientre de la madre por la interacción de todo el universo y la tierra. Pero -continuaba diciendo este iniciado a sus discípulos- mediante la contemplación de la cabeza humana no se puede entender lo que hay en realidad, pues la cabeza humana no revela sus secretos en sí misma. - Esta cabeza humana contiene infinitos secretos, pero no revela sus secretos a ninguna contemplación, por más que se haga. Porque esta cabeza humana está, en efecto, activa desde el primer momento de la gestación humana en el cuerpo de la madre hasta la muerte en la tierra; pero no tiene realmente en sí misma todo lo que hace como efectos. Ese es el secreto de la cabeza humana, que hace infinitamente mucho, pero todo lo que hace no ocurre en la cabeza misma, sino que se produce en el conjunto del resto del organismo.
Al igual que les hablo a ustedes ahora, este iniciado también habría hablado a sus alumnos, sólo que en la forma de expresión de la época. Les habría hecho comprender: Cuando se mira un color a través del ojo humano, cuando se produce un cambio en el cerebro humano al mirar este color, entonces lo que se produce allí en el ojo humano, este cambio en el cerebro, es un acto del mundo exterior. Lo que ocurre en el propio cerebro son hechos del mundo exterior. Pero el propio cerebro también hace algo. Cuando el cerebro recibe la impresión del color desde el exterior y, por tanto, experimenta un proceso nervioso como efecto interior, el cerebro hace algo en su cuerpo astral y en su yo. Pero esto no se manifiesta en el cerebro. Su efecto está en el resto del organismo. Y mientras el efecto del mundo exterior está en un cambio en el cerebro, éste a su vez actúa, por ejemplo, sobre el corazón o sobre algún otro órgano del cuerpo humano. Lo que hace la cabeza humana sólo se puede contemplar -así habría hablado este iniciado a sus discípulos- cuando se conoce exactamente todo lo que ocurre en el cuerpo físico humano.
Los egipcios lo sabían, pero como ya no disponían de los medios de antaño, tenían que recurrir a otros medios que, por ejemplo, los iniciados proto-persas o proto-indios. Los iniciados indios primigenios hacían que sus discípulos hicieran ejercicios de yoga; les hacían respirar de una manera determinada. Al hacer del proceso de respiración un proceso sensorial, los discípulos llegaban a conocer el cuerpo físico humano. ¿Cómo ocurría esto?
Bien, sabemos cómo es el organismo humano en este sentido.  Cuando inhalamos, la respiración pasa por los pulmones al cuerpo y por el canal espinal al cerebro. En el cerebro se conecta con los otros procesos que están produciéndose allí, empuja hacia atrás, y era este empuje hacia atrás lo que el estudiante de yoga observaba. Así que para él era así: recibía el impulso de la respiración, que primero iba a los pulmones, luego a través del canal espinal al cerebro y allí se extendía. A continuación, volvía a empujar, atravesaba los distintos órganos hasta llegar al tórax y así sucesivamente. Por tanto, este retroceso era lo que el estudiante de yoga observaba preferentemente. ¿Qué podía decirse a sí mismo? Al observar el empuje de la respiración hacia el organismo a través de su arte especial de respirar, observaba en la acción descendente de la respiración lo que el cerebro hacía en su pecho, en sus órganos abdominales, etc. En el retroceso a través del canal espinal y en la propagación de este retroceso por todo el cuerpo, el estudiante de yoga observaba lo que se efectuaba en su organismo mediante el órgano de la cabeza. 
Ese era el arte de la respiración, cuando todavía existía de tal manera que el proceso de la respiración se convertía realmente en un proceso sensorial, en el que sobre los caminos de la respiración el hombre respondía a la pregunta: ¿Qué hace mi cabeza en mi organismo? - Ahora bien, ya os he aclarado las últimas veces que este tipo de clarividencia se perdió en cierta época de la era egipcia, por lo que los egipcios tuvieron que recurrir a otros medios. Y así, los iniciados de esta época egipcia mostraban la momia a sus alumnos, les enseñaban también a momificar el organismo humano, y les enseñaban a través de esta visualización lo que antes se aprendía de forma interna siguiendo el proceso de la respiración.
Pero también les he mencionado que aunque estos discípulos egipcios de los iniciados ya no podían seguir interiormente los procesos espirituales -pues eran éstos los que importaban- que se revelan como hechos del cerebro en el organismo humano, los antiguos iniciados egipcios, cuando hablaban a sus discípulos, eran ayudados por las entidades espirituales que estaban conectadas con la luna, con la esfera lunar. Y estos seres espirituales, que de otro modo habrían vagado sin hogar por la tierra, encontraron su refugio, su casa, su morada en las momias. Eran los que todavía se podían observar, cuyo lenguaje se entendía incluso en esta época de desarrollo egipcio, y de los que se aprendió la primera ciencia natural, enseñando lo que el estudiante de yoga todavía percibía de forma interna a través del proceso de respiración cultivada, de tal manera que se decía: ¡Mira la cabeza humana! En realidad, está en perpetua decadencia. - La cabeza humana está en realidad en una muerte perpetua, y cada noche el organismo humano tiene que hacer un esfuerzo para trabajar contra esta muerte de la cabeza humana. Pero lo que hace durante este morir entre el nacimiento y la muerte es revivir los otros órganos del cuerpo, de modo que éstos, enviando sus fuerzas -no su materia, por supuesto, sino sus fuerzas- a través del intervalo entre la muerte y un nuevo nacimiento hacia el futuro, se convierten en cabeza en la siguiente organización terrenal. Pero -decía el iniciado a sus discípulos- debéis comprender lo que hay en las formas de los órganos. - Por eso se ponía tanto cuidado en la conservación de la momia, para que los espíritus lunares que se acaban de mencionar pudieran decir a partir de las formas de los órganos de la momia cuáles son los secretos de estos órganos, cómo están conectados con la cabeza humana, cómo llevan en su interior los poderes germinales para convertirse ellos mismos en cabezas en la siguiente vida terrenal. El iniciado egipcio daba esta lección a sus alumnos sobre la momia.
Así, en una determinada época, lo que se había enseñado de forma interna en el apogeo de la filosofía y la religión yoga tuvo que enseñarse de forma externa. Esta fue la tremenda transición que tuvo lugar de la cultura india y persa primitiva a la cultura egipcia, que lo que antes se había enseñado de forma interna ahora se enseñaba de forma externa. Y así, el iniciado egipcio concluía esta enseñanza con un, yo diría, grandioso remate, diciendo: "Y ahora poneos completamente en lo que tenéis ante vosotros en la escultura de la momia. En la escultura de la momia tenéis ante vosotros, muy indistintamente, lo que en la vida del hombre en la tierra está en continua decadencia: el interior de la cabeza humana. Pero tenéis ante vosotros con gran claridad lo que está en forma en el resto del organismo.  No los procesos de la vida, no los procesos del sentimiento, no se puede estudiar todo eso en la momia, pero sí se puede estudiar lo que es la forma plástica del corazón, del hígado, del riñón, del estómago, de todo lo que el cuerpo humano lleva en su interior. Y ahora imaginen: si, durante la vida, han retirado el aliento de su cabeza y lo irradian al organismo, entonces en este aliento reside el poder plastificante para convertirse en una momia.
El aliento que va de la cabeza al cuerpo quiere formarse como una momia (ver dibujo). Y sólo al contrarrestar el cuerpo y provocar de nuevo la exhalación, esta momia se transforma de nuevo.  Lo que se ve formar desde la cabeza humana contra el resto del organismo humano a medida que avanza la respiración, esta figura que se forma rápidamente como una momia, pero que inmediatamente se disuelve de nuevo al exhalar el aliento (blanco), permanece sólo en un resplandor casi constante, especialmente durante la vigilia, del cuerpo etérico (rojo). Si se observa el cuerpo etérico, se tiene la sensación: desde la cabeza quiere continuamente formarse en una momia y volver a disolverse en una especie de parecido con el organismo físico humano (azul). Esta es la escultura móvil interior, esta tendencia del cuerpo etérico humano a asumir la forma de momia y a volver de nuevo, de modo que vuelve a ser similar al organismo físico humano.
Esta peculiaridad del ser humano fue enseñada por primera vez, como dije, como el punto grandioso de todas las enseñanzas individuales multiformes que el iniciado egipcio daba a sus discípulos con la ayuda de seres suprasensibles y elementales, que pueden ser denominados espíritus lunares.
¿Qué es lo que este iniciado señalaba a sus discípulos? Les señalaba a sus discípulos lo que la gente de tiempos pasados experimentaba en su interior: el pasado. Ésa era, en efecto, la peculiaridad de esta cultura egipcia, que hoy se nos presenta de forma tan enigmática cuando visualizamos las esfinges, las pirámides y las momias. Se presenta ante nosotros de forma enigmática. Pero se revela a la mirada científico-espiritual cuando sabemos que las esfinges remiten a las formas que eran bien visibles a la mirada del hombre en aquella época durante el período atlante, y cuando consideramos que en las enseñanzas que el iniciado egipcio podía dar a sus alumnos sobre la momia, había un eco de lo que, por ejemplo, el iniciado indio primitivo podía enseñar fácilmente a sus alumnos de yoga, porque en aquellos viejos tiempos terrestres, incluso con un ligero impulso, se podía hacer que todo ser humano percibiera lo que me gustaría llamar..: el momento de la aparición del eterismo y la reforma en un organismo físico humano.
Es extraordinariamente interesante ahondar en la forma en que se revelaban estos misterios en los centros de enseñanza egipcios, que estaban íntimamente relacionados con la muerte humana, porque ésta conserva las formas mismas cuando se trabaja de la manera en que se hacía en Egipto, estas formas que escapan a la observación en vida y que, sin embargo, debe ser reconocido si se quiere realmente penetrar en el ser humano. .
Ahora bien, ya les dije que en lo que a menudo se ha conservado como culto desde el Misterio del Gólgota, hay algunas semejanzas con el culto egipcio en la momia. Les contaba cómo en la época en la que se necesitaba, ya desde el siglo IV, V después de Cristo, silenciosamente en los comienzos, pero luego cada vez más clara y distintamente, se empezaron a momificar antiguas formas de culto. Porque si observamos la forma en que se observan los rituales en ciertas fraternidades ocultistas y de otro tipo, en realidad no vemos nada nuevo en estos rituales, sino antiguas formas rituales conservadas en todas partes. Incluso vemos cómo las personalidades que tienen que preservar tales rituales y ceremonias y dirigir lo que se hace con ellos, dan la mayor importancia al hecho de que tales ceremonias hacen referencia a tiempos antiguos, que son, por así decirlo, costumbres conservadas de tiempos antiguos. Y también vemos en todas partes cómo estas ceremonias, la eficacia de estas formas rituales, ya no se entienden. Porque, ¿Qué significa realmente entender esas ceremonias?  ¿Qué significa entender las acciones que se llevan a cabo en el rito? Si queremos responder a esta pregunta, tenemos que tener en cuenta cómo se realizaban las acciones relacionadas con los rituales en la antigüedad. Los rituales se entendían en la antigüedad, por ejemplo, en los periodos Proto-persa y Proto-indio.
Hoy en día, la gente percibe una diferencia cuando toca, digamos, una rosa de cartón piedra y una rosa real con la mano. Al fin y al cabo, él también percibe esta diferencia cuando se acerca a esta rosa con su nariz.  Y describe esta diferencia describiendo la rosa hecha de papel maché como algo muerto y la rosa que recogió del rosal como algo vivo. Alguien que mirara el mundo de forma correcta en aquellos tiempos antiguos, que se remontan al 4º, 5º milenio antes de Cristo, habría descrito lo que alguien hace, por ejemplo, cuando corta madera con una máquina y cosas similares, como un proceso muerto, porque no veía la materia física, aunque la mirara espiritualmente, sino algo así como una imagen de sombra muerta. Pero en una acción que se realizaba en un rito, en una ceremonia, veía cómo, en lo que ocurría, los seres espirituales se trasladaban inmediatamente desde el mundo elemental circundante y atravesaban todas las formas, que tenía lugar en la acción ritual.  Espiritualidad que veía en estas acciones.
Hoy en día se puede preguntar en todos los lugares donde se realiza cualquier acción por medio de rituales, en las logias o también en las iglesias, si la gente sigue viendo entidades espirituales en dichas acciones rituales, que fluyen y pulsan a través de estas acciones. No es el caso. No hay más vida espiritual en estos actos de hoy que la que había en la momia egipcia, la vida del que había sido momificado. Estos rituales se conservan ahora. En cierto sentido, al igual que en la momia egipcia el cuerpo humano estaba momificado según su forma, las acciones humanas, los procedimientos humanos, se conservaron tradicionalmente y, en la medida en que se realizan ahora, también están en cierto sentido momificados; sin embargo, se ha conservado en ellos algo que puede resucitar de nuevo y que también resucitará de nuevo una vez que se haya encontrado el modo de llevar la fuerza que emana del Misterio del Gólgota a toda la actividad humana. 
Esta aportación del poder del Misterio del Gólgota es algo que la gente de hoy entiende muy poco. En el transcurso del tiempo todavía había algunas personas que tenían un concepto de ello, aunque este concepto ya no era tan claro como en los tiempos antiguos, pero todavía había algunas personas que tenían un concepto de cómo lo que puede vivir en el ser humano como un impulso espiritual puede ser guiado en todas las acciones humanas, cómo el ser humano puede ser un mediador entre el espíritu y lo que sucede exteriormente a través de sí mismo. Por supuesto, hay que tener el impulso interior adecuado para ello. Basta con referirse a un espíritu como el de Paracelso. Todavía hay uno tan solitario allí que por lo menos todavía tenía un indicio de que lo espiritual debe vivir entre los hombres de tal manera que realmente fluye de los hombres y entra en las acciones. Hay una gran diferencia entre lo que la gente acepta hoy y lo que Paracelso, por ejemplo, deseaba premonitoriamente. Hoy en día la gente separa lo que hace en ciertas áreas de la vida. Practican la medicina, por ejemplo, pero según una visión materialista. Ahora bien, como médico, también se puede ser un hombre o mujer religioso en el sentido actual. Pero uno los separa. Uno realiza la medicina exteriormente según los principios materialistas y luego busca lo que necesita para su alma en una religión aparte. De este modo, la religión adquiere un carácter extraordinariamente egoísta, ya que el hombre, en realidad, sólo se acerca a la religión cuando quiere saber cómo le irá después de la muerte, o cómo después de la muerte o cómo sus actos están relacionados con lo que un dios hará de ellos.
Paracelso seguía siendo diferente en toda su actitud. Como médico, Paracelso quería ser una persona religiosamente piadosa. El acto médico individual, el acto terapéutico debe ser un acto religioso. Para él, lo que hacía con los enfermos era, hasta cierto punto, una combinación de un acto humano físico externo con un acto religioso. Básicamente, la curación seguía siendo un acto de culto para él. Y su ideal era convertirlo en un acto de culto.
Sus contemporáneos ya lo entendían bastante poco, y en el presente se entiende aún menos. A uno siempre le duele el corazón cuando llega a Salzburgo y oye cómo la tradición vive de la idea de que Paracelso era un borracho, que una vez volvió a casa tarde por la noche, borracho, se cayó sobre una roca y se rompió el cráneo, que pereció de esta manera. Si se contara bien la historia, se señalaría naturalmente lo que habían hecho sus enemigos; pues no fue la embriaguez de Paracelso la responsable de este aplastamiento de su cráneo, sino los que lo hicieron, los mismos que después también sacaron a relucir la historia de su embriaguez.
Pues bien, hoy las costumbres son más suaves en este sentido, no muy diferentes, pero sí más suaves. De lo que se trata es de que llegará el momento en que se imponga una comprensión más profunda de todo el culto, de todos los actos de culto.  Y entonces los profesores adecuados podrán explicar a los alumnos adecuados algo parecido a lo que el iniciado egipcio era capaz de explicar a sus alumnos en las momias. Al igual que el iniciado egipcio pudo aclarar a sus alumnos que veían en la momia algo que en la antigüedad se experimentaba interiormente a través del proceso de la respiración que se había transformado en un proceso sensorial, así también, -siempre que el culto puede entenderse de la manera correcta- el iniciado podrá aclarar a sus alumnos que el acto del culto es algo que, en comparación con las obras externas realizadas por el hombre con la ayuda de herramientas. Las herramientas también desempeñan un papel en las acciones de culto, tiene un significado mucho mayor en el contexto del cosmos, con el universo.
El iniciado podrá un día aclarar lo siguiente a sus discípulos por medio de las acciones ceremoniales que se han corregido en lugar de las que tienen lugar en la actualidad. Podrá decirles: Cuando realizáis un acto de culto, es una invocación a los poderes espirituales del Universo, una invocación a esos poderes que han de unirse a la Tierra precisamente a través de lo que el hombre hace. - Una acción de este tipo, realizada según un determinado rito, es esencialmente diferente de una acción meramente técnica. Una acción meramente técnica es hacer algo. Con una máquina se hace algo. Lo que se hace e utilizado en la vida. Hoy en día, digamos, se hace ropa con una máquina de coser, se usa la ropa, y luego perece. Pero esto también significa que lo que hace la máquina es hacer algo. No es así con el culto. Ya les mostré la última vez cómo, si el acto ritual se entiende de forma correcta, el hombre tiene la posibilidad de comunicarse con otros seres espirituales, con seres que están tan cerca de la tierra como los espíritus que hablaban a los egipcios desde las momias estaban cerca de la luna.  A través de la máquina, a través de la técnica exterior, uno se comunica con las fuerzas naturales físicas de la tierra; a través de los actos de culto uno se comunica con los poderes elementales espirituales de la tierra. Nos comunicamos con los poderes de la tierra que apuntan al futuro. 
Y así el iniciado podrá decir a sus discípulos: Al involucrarse en una acción de culto, al seguir lo que allí sucede, se está siguiendo algo de lo que el fantasioso materialista dice: ¡Esto no es nada real! - o incluso, si es cínico, dice: "¡Es un juego! - Puede ser, pero todo lo que se realiza según el rito correcto contiene espiritualidad. Los seres espirituales elementales que son invocados al presente cuando se realiza una acción ritual necesitan esta acción ritual, pues de ella obtienen su alimento, sus fuerzas de crecimiento.
Llegará un momento en el que la tierra dejará de existir. Todo lo que está alrededor de nuestros sentidos físicos, todo lo que está presente en los reinos de los minerales, las plantas, los animales, en el aire y las nubes, incluso el resplandor de las estrellas... todo esto pasará y, como he descrito en Un Esbozo de la Ciencia Oculta, la tierra se preparará para pasar a la encarnación de Júpiter. Este futuro planeta Júpiter será una encarnación posterior de la Tierra, así como nuestra propia vida terrestre futura será una reencarnación de nuestra existencia actual, salvo que los períodos de tiempo implicados son inconmensurablemente más largos. De la sustancia presente hoy en los minerales, las plantas, los animales, el viento y las nubes, no quedará ni una sola partícula en ese futuro lejano. Los procesos establecidos por las máquinas y los dispositivos técnicos habrán cumplido su cometido, y también ellos se habrán convertido en cosas del pasado. Pero dentro de lo que fue la tierra, dentro de lo que fue la civilización externa y técnica, se habrá preparado algo diferente.
Piensen en la tierra y, dentro de ella, en los diferentes procesos de la naturaleza y de la vida vegetal. Las máquinas están ahí, con todo lo que provocan en la tierra; los animales y los cuerpos físicos de los hombres se mueven sobre la tierra.

 Todo esto desaparecerá. Pero en esta tierra, en el tiempo futuro, se promulgarán ritos sagrados a partir de una verdadera comprensión del mundo espiritual. A través de estos ritos y promesas sagradas, los Seres espirituales elementales serán invocados a descender. Como he dicho, llegará un momento en que la sustancia material en los minerales, las plantas, los animales, las nubes, las fuerzas que actúan en el viento y el clima y también, por supuesto, todos los accesorios utilizados en los ritos y ceremonias, pasarán, se disiparán en el universo. Pero los Seres espirituales que han sido invocados en la esfera de los ritos y los actos sagrados, permanecerán cuando la tierra se acerque a su fin. Permanecerán, en un estado de desarrollo más perfecto, dentro de la tierra, al igual que en otoño la semilla de la planta del próximo año se oculta dentro de la planta actual; al igual que las hojas secas y marchitas se desprenden de la planta, así la sustancia en los reinos mineral, vegetal y animal se desintegrará en el universo, pero los Seres elementales perfeccionados estarán allí, viviendo en la existencia de Júpiter como una semilla del futuro.
En la evolución de nuestra época esta concepción tiene un comienzo glorioso. Se puede imaginar de la siguiente manera. Los seres humanos satisfacían su hambre y su sed con lo que había en las mesas. Pero llegó el Ser que habitaba en el cuerpo de Jesús de Nazaret, que reunió a sus discípulos más cercanos a su alrededor y dijo: "Aquí está el pan, aquí está el vino. No os fijéis ahora en lo que vuestros ojos exteriores ven en el pan y el vino, en lo que vuestra lengua puede saborear y vuestro cuerpo físico digerir. Todo lo que es terrenal lleva dentro las semillas de la decadencia. Pero si tienes dentro de ti el verdadero impulso, puedes impregnar la sustancia terrenal con el Espíritu de la tierra. Porque entonces ya no es pan, ni es vino, sino algo que puede vivir en lo más íntimo del hombre mismo, algo que vive y tiene su ser en su cuerpo y que puede espiritualizar y que se trasladará al futuro cuando todo lo terrenal haya pasado." Cristo entró en el cuerpo de Jesús de Nazaret y en todo su ser, Jesús de Nazaret se espiritualizó. Podía señalar el pan y el vino, diciendo: "Esta no es la verdadera forma del pan y del vino. Su verdadera forma es la que habita en el ser humano: éste es Mi Cuerpo, ésta es Mi Sangre". Y las palabras reciben todo su significado de aquellas otras palabras de Cristo: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán".
He dicho muchas veces: El reino de las plantas, de los animales, de los minerales, todo lo que vive en el viento y la tormenta, en las nubes -incluso el resplandor de las estrellas- será dispersado y esparcido; no quedará ni una partícula. Pero lo que el hombre prepara espiritualmente - esto permanecerá.

En épocas anteriores de la evolución de la humanidad se sabía que las palabras contienen Espíritu. El punto de vista moderno es que cuando hablamos, el movimiento es llevado al aire a través de los órganos del habla y estos movimientos entonces golpean el tambor del oído [(Trommelfell, tambor del oído, llamado así porque el punto de vista moderno es que los movimientos del aire, "tambor" o golpean la membrana.)], los nervios comienzan a moverse, y allí termina el proceso. En épocas anteriores se sabía que las palabras encierran los movimientos de los Espíritus elementales, que las fuerzas de las palabras pronunciadas en el ritual sagrado, por ejemplo, afluyen a la acción externa y que el Espíritu que vive en el hombre se une a esta promulgación externa. Así, los Espíritus elementales que se desarrollan hacia el futuro entran, en presencia real, en la esfera del rito sagrado. Los hombres que comprenden estas cosas pueden darse cuenta de lo que significaba la "palabra" en los tiempos antiguos. Hoy en día significa poco más que "ruido y humo", y Goethe estaba justificado cuando utilizaba la expresión Schall und Rauch. Pero en los tiempos de antaño la "palabra" significaba el Espíritu residente, no las propiedades abstractas y conceptuales, sino la realidad espiritual inherente a la palabra. En la palabra hay mucho de espiritual. Cristo indica que la vida con la que el hombre impregna la palabra está contenida en lo que ocurre en los actos sagrados de rito y culto, es decir, un proceso por el que los Espíritus elementales son llevados hacia la realización de su existencia, y dijo:

"El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán".

Y ahora piensen en el comienzo del Evangelio de San Juan: "En el principio era el Logos, el Verbo..." El Logos es el Cristo. ¿Qué son, pues, el Pan y el Vino en el servicio de la Santa Cena? El Pan y el Vino son el Cuerpo y la Sangre del Logos. Y como hemos oído, el Logos renuncia a lo que es pasajero, se apodera de lo que está en devenir, prepara lo que está por venir.

Así, podemos señalar el Misterio del Gólgota como un clímax glorioso, al igual que la enseñanza de antaño culminó con la revelación del cuerpo etérico asumiendo la forma de una momia y cambiando inmediatamente a una forma parecida a la del cuerpo físico humano. Pero he insistido una y otra vez en que el hombre tendrá que restablecer su conexión con el mundo espiritual para que la tierra alcance su meta. Así como los predecesores de los egipcios, al percibir el aliento y su expansión en el organismo, experimentaron interiormente una incipiente transformación en momia y su inmediata retransformación, así, en el futuro, los hombres deberán percibir en el proceso de exhalación, en el paso del aire exhalado al espacio cósmico, la comunicación al espacio cósmico de lo que toma forma dentro del organismo humano, la espiritualización del entorno a través del propio ser humano. Los antiguos egipcios decían: La momia representa una forma que el ser humano se esfuerza en asumir interior y espiritualmente con cada inspiración. Los iniciados del futuro dirán: Cada exhalación es una manifestación del esfuerzo del hombre por convertirse en un cosmos, en un mundo entero. La contemplación de cómo el aire inspirado desciende desde la cabeza hasta el organismo, permite comprender al ser humano. La contemplación de cómo el aire inhalado es exhalado de nuevo por el hombre en el mundo - esto puede traer la comprensión del cosmos. La comprensión del cosmos nacerá cuando el Conocimiento Imaginativo sea capaz de abarcar el mundo; con el Conocimiento Imaginativo también podemos reconocer lo que el propio ser humano envía al mundo exterior con su exhalación. Es lo que prepara para el futuro.

Así, lo que el hombre hace en el curso de la historia y lo que sucede en el cosmos están entrelazados, mezclados. Sin comprender esto no se puede comprender el mundo, pues la historia debe ser estudiada en su aspecto cósmico y los acontecimientos históricos deben revelarnos el funcionamiento del cosmos.
Traducido por J.Luelmo jun.2022

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