La ley del destino
Munich 30 de Mayo de 1907.
Lo
que el hombre experimenta hoy en el mundo físico, se debe en gran
medida, a que tales experiencias están determinadas por una
encarnación anterior. Para comenzar, hay que resaltar que la vida no
está determinada solo por las encarnaciones anteriores, sino
también, aunque en menor grado, por la vida actual. La ley según la
cual el pasado, el presente y el futuro del hombre están conectados,
se denomina en la literatura científico-espiritual, Ley del Karma.
Es la verdadera ley del destino humano; una vida individual es solo
una aplicación específica de la gran ley del Cosmos, puesto que la
ley del Karma es una ley universal, cósmica, con una aplicación
específica en la vida de un ser humano. Siempre que visualizamos una
conexión entre las condiciones anteriores y los efectos posteriores,
estamos pensando en esta ley. Por lo tanto, quiero explicar en
detalle la aplicación individual de esta ley cósmica en la vida del
ser humano.
Supongamos
que tenemos dos recipientes de agua frente a nosotros y en uno de
ellos colocamos una bola de hierro al rojo vivo. El agua silbará y
se calentará. Si sacamos la bola y la metemos en el otro recipiente,
el agua en este caso no silbará ni se calentará, porque la bola ya
no está al rojo vivo; se ha enfriado debido a que antes la pusimos
en el primer recipiente de agua. El efecto del comportamiento de la
bola de hierro en el primer recipiente, determina su comportamiento
en el segundo. Por consiguiente, la causa y el efecto están siempre
conectados en la vida física. El comportamiento posterior depende de
lo que haya sucedido anteriormente.
Otro
ejemplo nos lo dan ciertos animales, cuyos órganos de visión se han
atrofiado como consecuencia de habitar en agujeros oscuros y cuevas.
En tales animales, las sustancias que antes servían para la
formación y el desarrollo de los ojos, se utilizan en otras partes
del cuerpo, puesto que, cuándo los ojos dejan de ser útiles,
también dejan de ser necesarias estas sustancias. Los ojos se
atrofian y permanecen atrofiados para todas las generaciones
siguientes. Mediante sus hábitos de vida anteriores, estos animales
determinaron el comportamiento real de sus órganos; el destino de
las generaciones posteriores queda determinado por lo que había
sucedido en el pasado; Estos animales prepararon su destino para el
futuro. Y lo mismo pasa con la vida humana.
El
hombre determina su futuro mediante su pasado y debido a que su ser
más íntimo no se limita a una encarnación sino que pasa por
muchas, las causas con las que se enfrenta en una vida, deben
buscarse en una vida anterior.
Vamos
a considerar ahora, la cadena de acontecimientos que pueden
desprenderse si pensamos en las consecuencias de las acciones,
pensamientos y sentimientos humanos. En la vida cotidiana suele
decirse: ¡Los pensamientos están libres de obligaciones! lo que
significa que podemos pensar lo que queramos y en el mundo externo
nada se verá afectado. Este es un punto crucial de desacuerdo entre
el pensador materialista y un hombre que realmente haya captado los
impulsos espirituales.
El
materialista coincide en que si se lanza una piedra a alguien, puede
causarle un daño, pero no cree que albergar un pensamiento de odio
contra el prójimo, pueda causarle daño. Sin embargo, quienes tienen
un conocimiento real del mundo, saben cuán fuertes son, los efectos
provenientes de un pensamiento lleno de odio, mucho mas que los que
pueda causarle una piedra. Todo lo que una persona piensa y siente
tiene efecto en el mundo exterior y el clarividente puede distinguir
con gran precisión, el efecto de un pensamiento amoroso dirigido
hacia una persona, del efecto tan diferente que produce un
pensamiento lleno de odio. Cuando se envía un pensamiento amoroso
hacia alguien, el clarividente percibe una figura de luz con la forma
del cáliz de una flor, que juguetea con sus cuerpos etérico y
astral, contribuyendo así a su vitalidad y felicidad. Mientras que,
un pensamiento de odio se abre paso en los cuerpos etérico y astral
como una flecha hiriente.
En
este terreno se deben hacer diversas observaciones. En el mundo
astral, existe una tremenda diferencia entre expresar un pensamiento
verdadero y uno falso. Porque un pensamiento, es algo relacionado con
una cosa y si coincide con esa cosa, entonces es verdadero. Todo
cuanto sucede causa un efecto en los mundos superiores. Si alguien
narra un suceso tal como ha ocurrido, se irradia una forma astral
saliendo de él, que va a unirse con la forma que emana del propio
suceso, y ambas se fortalecen. Estas formas fortalecidas, ayudan a
hacer que nuestro mundo espiritual sea más rico y lleno de
contenido, (lo cual es necesario para que la humanidad pueda
progresar). Pero si el suceso se narra de manera falsa, de una manera
que no coincide con los hechos, entonces el pensamiento-forma del
narrador se enfrenta al pensamiento-forma procedente del evento; y
ambos pensamientos-forma colisionan, causando su mutua destrucción.
Estas "explosiones" destructivas causadas por las mentiras,
actúan en el cuerpo como un tumor que destruye el organismo. Así es
cómo, las mentiras matan las formas astrales que han surgido y deben
surgir, obstruyendo o paralizando una parte de la evolución. Todos
los que dicen la verdad en realidad promueven la evolución de la
humanidad y todos los que mienten, la obstaculizan. Por lo tanto,
existe una ley oculta según la cual: una mentira es un asesinato,
desde el punto de vista Espiritual. No solo mata una forma astral,
sino que también es un suicidio. Todo aquél que miente se pone
obstáculos a lo largo de su propio camino. Tales efectos deben
observarse en todas partes en el mundo espiritual. El clarividente
ve, que todo lo que un hombre piensa, siente y experimenta tiene su
efecto en el mundo astral. La disposición, el temperamento, las
cualidades del carácter de un hombre, los pensamientos que perduran
(y que no son meramente transitorios): todo esto fluye continuamente
no solo hasta el mundo astral sino también al mundo del Devacán. Un
hombre con una disposición alegre es una fuente, un centro, de
ciertos procesos en el Devacán; Un hombre que es hipócrita tiene el
efecto de multiplicar las esencias y sustancias asociadas con la
hipocresía en el carácter humano. Así, la Ciencia Espiritual nos
muestra, que no vivimos como seres aislados sino que nuestros
pensamientos producen continuamente formas, que proyectan sombras en
el mundo del Devacán y lo impregnan con todo tipo de sustancias y
esencias. Las cuatro regiones del Devacán: "Continental",
"Oceánica", "Atmosférica" y la región de las
"Inspiraciones" originales están influenciadas todo el
tiempo por los pensamientos, sentimientos y sensaciones de los seres
humanos.
Las
regiones del Devacán, superior en las que aparece la Crónica del
Akasha, están influenciadas por los actos. Los sucesos del mundo
externo inciden en esa región del Devacán superior, el "mundo
de la razón". Así se entiende cómo, en su descenso hacia una
nueva encarnación, el ser humano va reconstituyendo su cuerpo astral
incluyendo con ello todos los pensamientos, sentimientos y
experiencias, que formaban parte integral del mundo astral, debido a
las numerosas huellas que se fueron depositando allí. Si sus
pensamientos estaban llenos de verdad, esas huellas se fusionan para
formar un buen cuerpo astral para él. Lo que él fue depositando en
el mundo del Devacán inferior, tales como su temperamento, etc., van
confluyendo para formar el nuevo cuerpo etérico, y desde las
regiones del Devacán superior, donde se encuentra la Crónica del
Akasha, sus acciones pasadas juegan un papel para determinar la
posición, y la ubicación del cuerpo físico. Allí están las
fuerzas que llevan a un ser humano a una localización concreta. Si
un hombre le ha hecho daño a alguien, este es un hecho externo que
llega a las regiones del Devacán superior; cuando llega el momento
de entrar en un nuevo cuerpo físico, actúa como una fuerza que el
hombre ha dejado en su camino que lo impulsa, bajo la guía de Seres
superiores, a vincularlo y situarlo en el lugar donde ahora podrá
experimentar la efectos de sus acciones pasadas en el mundo físico.
Las
experiencias del mundo exterior que no nos afectan internamente,
actúan enérgicamente sobre nuestro cuerpo astral en la siguiente
encarnación, perfilándolo con los sentimientos y características
de pensamiento correspondientes. Si un hombre ha pasado su vida de
manera provechosa, si ha sido muy observador y ha adquirido un amplio
conocimiento, su cuerpo astral en la próxima encarnación nacerá
dotado de esas cualidades especiales. De ese modo, la experiencia y
el conocimiento adquiridos, se expresan en el cuerpo astral, en la
siguiente encarnación. Las experiencias internas, todo lo que el
alma del hombre siente en términos de felicidad, tristeza, etc., se
imbuyen en el cuerpo etérico en la siguiente encarnación y lo
impregna de tendencias e inclinaciones permanentes. El cuerpo etérico
de un hombre que experimenta mucha felicidad tendrá un temperamento
dispuesto a la alegría. Un hombre con tendencia a realizar muchas
buenas acciones, como resultado de los sentimientos evocados, tendrá
un talento en la próxima vida inclinado hacia las buenas obras;
también tendrá una conciencia muy desarrollada y será una persona
de altos principios morales.
Aquello
de lo que el cuerpo etérico es portador en la vida actual (el
carácter permanente, los talentos, etc.) aparecerá en el cuerpo
físico en la siguiente vida. Por ejemplo, una persona que ha
desarrollado malas inclinaciones y pasiones en una vida, nacerá en
la siguiente con un cuerpo físico enfermizo. En cambio, una persona
que goza de buena salud, que muestra un gran poder de resistencia
ante la adversidad, es porque en la vida anterior desplegó buenas
cualidades. Una persona que es continuamente propensa a la
enfermedad, ha cobijado malos impulsos en sí misma. Por lo tanto,
tenemos la facultad de crear para nosotros la salud o la enfermedad,
según la inclinación a la que sea propensa la constitución natural
del cuerpo físico. Todo lo que se requiere, es eliminar las malas
tendencias para que luego preparemos un cuerpo físico sano y
vigoroso para la siguiente vida.
Se
puede observar, con todo detalle, cómo actuaran en la siguiente
vida, las tendencias que estaban presentes en el cuerpo físico, en
una vida precedente. Una persona con predisposición a amar todo lo
que le rodea, que ama a todas las criaturas, que derrama amor, tendrá
en la siguiente encarnación un cuerpo físico, que permanecerá
joven y fresco hasta el final de su vida. El amor por todos los
seres, el cultivo de la simpatía, da lugar a un cuerpo físico que
conserva su vigor juvenil. Una persona que está llena de antipatía
contra otros seres humanos, que critica y se queja de todo, tratando
de mantenerse alejada de todo esto, produce, como resultado de estas
tendencias, un cuerpo físico que envejece y se arruga
prematuramente. Así son las tendencias y pasiones de una vida
llevadas a la vida física y corporal de las encarnaciones
siguientes.
Los
mismos detalles pueden observarse, cuando encontramos una persona con
pasión por poseer cosas, un impulso que hace que acumule posesiones
y se convierta en una tendencia arraigada en él, esto, en la vida
siguiente, da como consecuencia una tendencia a padecer enfermedades
infecciosas en el cuerpo físico. La confirmación absoluta de esto,
se tiene cuando en la vida precedente ha desarrollado un sentimiento
muy fuerte por poseer, que conduce a una pronunciada tendencia a
padecer enfermedades infecciosas, cualidades que en una vida
posterior heredará el cuerpo etérico. Por contra, el esfuerzo
desinteresado, libre de cualquier ánimo de lucro y el deseo de
trabajar solo por el bienestar de toda la humanidad, dará lugar, en
la próxima vida, a una tendencia en el cuerpo etérico, que
desarrollará en el cuerpo físico un fuerte poder de resistencia a
las enfermedades infecciosas.
De
manera que, el conocimiento de la relación entre el mundo físico y
el astral nos permite tener una comprensión clara del mundo en su
proceso interno de desarrollo; Las cosas a menudo están conectadas
de una manera muy diferente de lo que la gente prefiere imaginar.
Muchas personas deploran el dolor y el sufrimiento, pero desde un
punto de vista más elevado, esto está injustificado, ya que cuando
éstos se superan, cuando la persona está lista para una nueva
encarnación, ese sufrimiento y ese dolor se convierten en fuente de
sabiduría, prudencia y amplitud de miras. Incluso en un escrito
reciente procedente del mundo materialista moderno, se afirmaba que
en la cara de cada pensador, se ve reflejado algo semejante a "dolor
cristalizado". Lo que este autor de mentalidad materialista dice
aquí, ya era conocido desde hace mucho tiempo por el ocultista,
porque la sabiduría más grande del mundo, se adquiere mediante la
resistencia silenciosa del dolor y el sufrimiento; esto en la próxima
encarnación creará sabiduría.
Nadie
que huya ante la presencia del dolor, que no esté dispuesto a
soportar el dolor, podrá crear en sí mismo las bases de la
sabiduría; de hecho, si miramos en profundidad, no podemos realmente
lamentarnos de las enfermedades, ya que, desde un punto de vista más
elevado, desde el punto de vista de la Eternidad, tienen un aspecto
muy diferente. Las enfermedades soportadas calmadamente, a menudo
aparecen en la siguiente vida, como una gran belleza física; La gran
belleza física en un ser humano se adquiere a costa de enfermedades
en la vida anterior. Tal es la relación entre la belleza y el
deterioro del cuerpo mediante la enfermedad, particularmente también
mediante circunstancias externas.
Las
siguientes palabras del escritor francés, Fabre d'Olivet, pueden
aplicarse a esta relación tan notable: "Cuando observamos la
vida del ser humano, a menudo se parece a la formación de la perla
en el interior de la ostra: la perla solo puede nacer gracias a una
anomalía”. Y así es en realidad en la vida humana: la belleza es
el resultado, de la relación kármica con las enfermedades. Cuando
dije, sin embargo, que un hombre que desarrolla pasiones reprobables
crea en sí mismo la predisposición a la enfermedad, hay que ser
plenamente conscientes de que en este caso se trataría de
desarrollar la tendencia inherente hacia la enfermedad. La cosa
difiere, si una persona cae enferma por trabajar en una atmósfera
venenosa; esto también puede ser una causa de enfermedad pero no
está relacionada con la constitución inherente del cuerpo físico.
Toda
acción en el plano físico, todo lo que constituye un hecho,
expresándose de tal manera que tiene un efecto definido en el mundo
físico, desde un paso y un movimiento de la mano hasta los procesos
más complicados, por ejemplo, el proceso de construcción de una
casa, en la siguiente encarnación, le llega al ser humano desde el
exterior como un efecto físico real. Como ven, vivimos nuestra vida
desde adentro hacia afuera. Lo que en el cuerpo astral se siente como
alegría, dolor, felicidad, tristeza, aparecerán nuevamente en el
cuerpo etérico de la siguiente encarnación; los impulsos y pasiones
duraderos que están enraizados en el cuerpo etérico aparecerán en
el cuerpo físico como tendencias de su constitución en la siguiente
encarnación; los hechos que requieren la mediación del cuerpo
físico, aparecerán como destino externo en la siguiente
encarnación. Lo que hace el cuerpo astral se convierte en el destino
del cuerpo etérico; lo que hace el cuerpo etérico se convierte en
el destino del cuerpo físico; y lo que hace el cuerpo físico
regresa de afuera en la siguiente encarnación como una realidad
física.
He
ahí el punto real donde el destino externo interviene en la vida
humana. Esta función del destino puede posponerse por mucho tiempo,
pero tarde o temprano inevitablemente debe acercarse al ser humano.
Si se sigue la vida de un hombre a través de las diferentes
encarnaciones, siempre se puede ver que su vida en la siguiente
encarnación, es preparada por los Seres que trabajan en su
encarnación física de tal manera, que es llevado a un lugar
concreto para que el destino venga a su encuentro.
De
nuevo expongo un ejemplo sacado de la vida. En un tribunal de Vehmic
en la Edad Media, varios jueces condenaron a muerte a un hombre y
ejecutaron la sentencia ellos mismos. Se investigaron las
encarnaciones anteriores de los jueces y del hombre muerto y se
descubrió que todos habían sido contemporáneos; el prisionero que
había sido condenado a muerte era el jefe de una tribu que había
ordenado la muerte de aquellos que ahora eran los jueces de Vehmic.
Los hechos de la vida física anterior habían creado la relación
entre las personas, y en la Crónica de Akasha quedaron inscritas las
fuerzas. Cuando un hombre vuelve a la encarnación, estas fuerzas
hacen que nazca en el mismo tiempo y lugar que aquellos a quienes
está vinculado, y de esta manera desarrollan su destino. La Crónica
de Akasha es una verdadera fuente de poder en la que está inscrito
todo lo que se debe expiar entre un ser humano y otro. Algunas
personas pueden presentir estos procesos, pero muy, muy pocos son
realmente conscientes de ellos.
Supongamos
que un hombre tiene una profesión en la que aparentemente es feliz y
está contento; por alguna u otra razón, se ve obligado a dejarlo y,
al no encontrar otra ocupación en el mismo lugar, se ve obligado a
irse lejos, a otro país, donde tiene que emprender un rumbo
profesional completamente nuevo. Allí encuentra a una persona con la
que de alguna manera tiene que relacionarse. ¿Qué ha pasado en tal
caso? La razón es, que ya había vivido antes (en otra vida) con esa
persona que ha conocido ahora y con la cual, por alguna u otra razón,
contrajo una deuda. Esto está inscrito en la Crónica del Akasha y
las fuerzas lo han llevado a este lugar para que pueda encontrarse
con el hombre y saldar su deuda.
Entre
el nacimiento y la muerte, el ser humano está perpetuamente dentro
de una red de estas fuerzas del alma tejidas a su alrededor por todos
lados; Son los poderes rectores de su vida. Llevan todo el tiempo
dentro de ustedes los efectos de sus vidas anteriores; y todo el
tiempo están experimentando el resultado de encarnaciones
anteriores.
Por
lo tanto, se habrán dado cuenta de que sus vidas son guiadas por
fuerzas de los cuales ni ustedes mismos son conscientes. El cuerpo
etérico ha sido acondicionado por las formas que ustedes mismos
crearon previamente en el plano astral; en su destino trabajan los
seres y fuerzas inscritos por ustedes mismos, en la Crónica del
Akasha, en las regiones más altas del Devacán. Estas fuerzas o
seres no son desconocidos para el ocultista; Ellos ocupan su propio
lugar entre los rangos de seres similares. Deben darse cuenta de que
en el cuerpo astral y en el cuerpo etérico, así como en el cuerpo
físico, sienten los efectos de otros seres; todo lo que hacen
involuntariamente, todo aquello a lo que se ven impulsados, se debe
al trabajo de estos seres; no surge de la nada. Los diversos miembros
de que se compone la naturaleza del hombre, están todo el tiempo
impregnados y ocupados por otros seres, y muchos de los ejercicios
dados por un maestro iniciado, tienen el propósito de expulsar a
estos seres para que un hombre pueda ser cada vez más libre.
Los
seres que impregnan el cuerpo astral y lo aprisionan son conocidos
como "Demonios". Su cuerpo astral siempre está
interpenetrado por ellos y por los seres que ustedes mismos generan,
ya sea mediante pensamientos verdaderos o falsos, estos seres son de
tal naturaleza, que gradualmente se convierten en demonios. Hay
demonios buenos, generados por pensamientos buenos; pero los
pensamientos malos, sobre todo los que no son veraces, generan formas
demoníacas de la clase más terrible y espantosa, y éstas se
entrelazan con el cuerpo astral, si es que puedo expresarlo así. El
cuerpo etérico también está permeado por seres de los cuales el
hombre debe liberarse; estos seres se llaman "Espectros",
"fantasmas". Y finalmente, impregnando el cuerpo físico
hay seres conocidos como "Fantasmas". Además de estas tres
clases, existen otros seres, los "Espíritus", que impulsan
el Ego de aquí para allá. - El Ego mismo es en sí también un
Espíritu. En realidad, el ser humano genera tales criaturas que
luego determinan su destino interno y externo cuando desciende a la
encarnación. Estos seres actúan en su vida de tal manera, que
pueden sentir los "demonios" creados por su cuerpo astral,
los "fantasmas" o "espectros" creados por su
cuerpo etérico y los "fantasmas" creados por su cuerpo
físico. Todos estos seres están relacionados con ustedes y se les
acercan cuando llega el momento de la reencarnación.
Recordarán
que en los documentos religiosos se expresan estas verdades. Cuando
la Biblia relata algo sobre la expulsión de los demonios, no se
trata de una abstracción, sino que debe tomarse literalmente. Cristo
Jesús sanó a los que estaban poseídos por los demonios; Él
expulsó a los demonios del cuerpo astral. Este es un proceso real y
el pasaje debe tomarse literalmente. El sabio Sócrates también
habla de su "Daimon", que actuaba en su cuerpo astral. Este
era un buen demonio; tales seres no son siempre malos.
Sin
embargo, hay seres demoníacos terribles y ruines. Todos los demonios
que nacen de la mentira actúan de tal manera que hacen retroceder al
hombre en su desarrollo; y debido a las mentiras de figuras eminentes
de la historia mundial, se están creando todo el tiempo, demonios
que se convierten en seres muy poderosos, por eso oímos hablar de
"Espíritus obstaculizadores", "Espíritus de la
obstrucción". En este sentido, Fausto le dice a Mefistófeles.
: "¡Tú eres el padre de todos los obstáculos!"
El
ser humano individual, como miembro de la humanidad en su conjunto,
tiene un efecto sobre el mundo entero en función de si dice verdades
o mentiras; porque los seres que se crean mediante la verdad o la
mentira producen efectos muy diferentes. Imaginen un país que
estuviera compuesto enteramente de mentirosos, el plano astral
estaría poblado únicamente por los demonios correspondientes y
estos demonios podrían reflejarse en una predisposición física
hacia las epidemias. Existen, por lo tanto, una cierta especie de
bacilos que son portadores de enfermedades infecciosas; estos seres
provienen de las mentiras contadas por los seres humanos; no son nada
más que demonios encarnados físicamente generados por las mentiras.
Hemos
visto, pues, que las mentiras y falsedades de épocas anteriores,
aparecen en el karma mundial como una multitud de seres definidos. En
un pasaje del Fausto se indica, cuánta verdad profunda está
contenida en los mitos y las leyendas. Allí podrán encontrar una
relación entre las alimañas y las mentiras en el papel que
desempeñaron ratas y ratones en relación con Mephistopheles, el
Espíritu de la falsedad. Las leyendas a menudo han conservado
maravillosas indicaciones de la relación entre el mundo espiritual y
el mundo físico.
Para
entender la Ley del Karma, tendremos que hablar de muchas otras
cosas. El Movimiento de la Ciencia Espiritual en sí mismo es el
resultado de un conocimiento íntimo de la Ley del Karma.
Acaban
ustedes de escuchar que las fuerzas que se hallan en el cuerpo
etérico, actuaran después sobre el cuerpo físico en la siguiente
encarnación. Por consiguiente, nuestra actitud mental, nuestra
inclinación a pensar de una manera particular, incide sobre el
cuerpo físico. Por tanto, una actitud mental espiritual o
materialista, será de suma importancia para la siguiente
encarnación. Una persona con algún conocimiento de los mundos
superiores (solo se necesita creer en su existencia) tendrá en su
siguiente vida un cuerpo físico bien centrado, cuyo sistema nervioso
será sosegado, en definitiva, un cuerpo que incluso tendrá los
nervios templados. Por contra, un hombre que no cree en nada, excepto
en lo que perciben sus sentidos, traslada este tipo de pensar a su
cuerpo físico y en la siguiente encarnación tendrá un cuerpo
propenso a padecer enfermedades nerviosas, un cuerpo frágil e
inquieto que carece de un centro de voluntad inquebrantable. El
materialista se dispersa en el puro detalle; el espíritu unifica,
porque el espíritu es unidad!
En
el caso de un individuo, a través del destino esa tendencia o
disposición saldrá a la luz, en su siguiente encarnación, pero
continuará a través de las generaciones, de modo que los hijos y
nietos de padres materialistas tendrán que pagar por ello, pues
poseerán sistemas nerviosos mal constituidos y padecerán trastornos
nerviosos. Una "época" de nervios como la que estamos
viviendo, no es mas, que el resultado de la actitud materialista de
la "época" precedente. Y como contrapartida, los Grandes
Maestros de la humanidad han visto la necesidad de infundir maneras
de pensar espirituales.
El
materialismo también se ha abierto camino en la religión. Hay
personas que "creen" en los mundos espirituales pero no
tienen la voluntad de adquirir un conocimiento real de ellos. ¿Se
puede decir que tales personas no son materialistas? El materialismo
en la religión es, el causante de que las personas quieran tener el
misterio de los Seis Días de la Creación, (tal como la Biblia
describe la evolución de los mundos), mostrada ante sus propios
ojos; es el materialismo el que habla de Cristo Jesús como una
"personalidad histórica" e ignora el Misterio de Gólgota.
El materialismo en las ciencias naturales es principalmente una
consecuencia del materialismo en la religión, y no existiría si la
vida religiosa no estuviera saturada de materialismo. Los hombres que
han sido demasiado perezosos para profundizar en su vida religiosa,
son quienes han introducido el materialismo en la ciencia. Y por eso,
los trastornos nerviosos causados por este materialismo se han
extendido tanto a nivel individual, así como nacional.
Si
la corriente de espiritualidad no es lo suficientemente poderosa como
para influir en las personas perezosas y cómodas, la consecuencia
kármica del trastorno nervioso ganará cada vez más control sobre
la humanidad, y al igual que en la Edad Media hubo epidemias de
lepra. En el futuro, el pensar materialista dará lugar a graves
enfermedades nerviosas; Habrá epidemias de locura que abarcará a
pueblos enteros.
Por
lo tanto, al considerar esta área de la ley del karma, la ciencia
espiritual no debería ser algo sobre lo que discutir, sino una cura
para la humanidad. Cuanto más espiritual sea la humanidad, más se
erradicará todo lo relacionado con enfermedades del sistema nervioso
y del alma.
Traducido por Julio Luelmo mayo 2019
Traducido por Julio Luelmo mayo 2019