GA157a Berlín, 20 de noviembre de 1915 -La formación del destino -El trasfondo subconsciente de la vida del alma y de la vida espiritual, después de una muerte prematura

 tercera conferencia


El trasfondo subconsciente de la vida del alma y de la vida espiritual, después de una muerte prematura


Berlín, 20 de noviembre de 1915


Durante estos días en los que hemos podido reunirnos, hemos estado dedicándonos a arrojar luz desde diferentes puntos de vista, sobre la relación entre la vida del hombre aquí en el plano físico y la vida que él lleva entre la muerte y el nuevo nacimiento, así como en la conexión entre las sucesivas vidas terrestres individuales, por las que pasa el hombre. Hemos visto que cuando se intenta profundizar en estas relaciones, la investigación se vuelve muy complicada; pero, en realidad, solo así llega a ser provechoso para nosotros, porque puede proporcionarnos muchas conclusiones con respecto a los detalles de los enigmas y las cuestiones de la Vida. Deseamos profundizar más en estas consideraciones; para hacerlo, hoy debemos comenzar por penetrar un poco en la estructura del hombre, que ya conocemos, pero que debemos revisar una vez más con referencia a ciertas cualidades necesarias para las siguientes consideraciones.
Bien, como habrán visto por los diversos ciclos, conferencias y libros, vivimos como seres humanos aquí en la tierra, en una época muy específica de la evolución de la tierra; y siguiendo el espíritu de nuestras consideraciones, hemos podido deducir que hay un propósito interno, un cierto significado interno, en el hecho de que nuestras almas pasen a través de todas estas diferentes épocas evolutivas de la tierra. Partiendo de las descripciones que se han dado, habrán podido ver que no solo la vida externa, sino toda la vida del hombre aquí en la tierra, es obviamente diferente según transcurren las diversas épocas. Vamos a considerar, por el momento, solo la vida del alma. La vida del alma era diferente, (teniendo solamente en consideración las épocas post-atlantes), en la antigua india, la antigua persia, la egipcio-caldea o la greco-romana, así como también es diferente en nuestro tiempo. Nuestras almas pasaron a través de todas estas épocas. En todas ellas, nuestras almas buscaron cuerpos (la mayoría de nosotros más de una vez en la misma época) que les diesen la posibilidad de recibir el mundo de la manera mas apta para las fuerzas de esa época en particular. Si recuerdan lo que se ha dicho sobre las peculiaridades de la vida del alma en las diversas épocas, tendrán una visión aún más precisa. Por ejemplo: cuando consideramos la vida de la primera época post-atlante, encontramos que el alma humana durante su vida en la tierra estaba ocupada principalmente en desarrollar la interacción de su propio esencia con el cuerpo etérico; experimentando así, digamos de manera correcta, lo que puede experimentar un alma aquí en la vida de la tierra interactuando principalmente con el cuerpo etérico. Luego, en la segunda época post atlante, el alma pasó por todo lo que puede experimentarse a través de la interacción con el cuerpo astral. En la tercera época de la civilización post-atlante, el alma vivió todo lo que puede experimentarse a través de la interacción con el alma sensible; en la cuarta época de la civilización experimentó la interacción con el alma racional o intelectual, y en nuestro tiempo pasamos por todo lo que puede experimentarse mediante la interacción con el alma consciente o espiritual., Según sea su experiencia en las diferentes épocas, mientras trabaja sobre los diversos principios de la naturaleza humana, así, el alma individualmente, hace un progreso mayor o menor en el desarrollo general del mundo. Durante estas diferentes épocas, el hombre tiene experiencias completamente diferentes; En cuanto a la relación de su alma con todo el Cosmos, cambia absolutamente. Ya debemos tener una idea de esto, de lo que se ha dicho anteriormente. Así pues, en nuestra época, vivimos en el alma consciente o espiritual, y toda la civilización de nuestra quinta época está consagrada a que el alma humana, el Yo humano completo, aprenda a formar tales conexiones con el mundo como una alma auto-consciente. En nuestra época adquirimos nuestra experiencia adaptando nuestras fuerzas al alma consciente o espiritual.
Ahora bien, es posible ver todo el asunto desde otro punto de vista. ¿Cómo se produce, (dentro del contexto cósmico general) el hecho de que vivamos en el alma consciente ? Obviamente, como hombres, no solo vivimos en el alma consciente, sino también en los otros principios de la naturaleza humana. En un sentido más estricto, en nuestra época formamos principalmente aquellas facultades que la humanidad está adquiriendo actualmente, (mediante nuestra vida del alma consciente), ya que a través de ese principio vivenciamos nuestro Yo, en la vida física entre el nacimiento y la muerte. El griego en el cuarto período post-atlante no dependía tan completamente de su cuerpo físico como nosotros. Los griegos vivían aún una vida más interiorizada en su cuerpo. Esto les hizo que trabajaran en el alma racional o intelectual y por lo tanto, llenaban de contenido su cuerpo físico, de una manera bastante diferente a la nuestra. Cada movimiento de sus manos, por ejemplo, producía un sentimiento interno mucho más fuerte en el griego que en nuestros cuerpos actuales. La ciencia externa no puede entrar en estas cosas, pero sin embargo existen. Cuando tensaban el brazo, el griego sentían hincharse cada músculo, y sentían que se formaba el ángulo. Por esa razón, el griego como escultor estaba en condiciones de crear de manera muy diferente. El escultor actual trabaja a partir de un modelo. Contempla el modelo y actúa en consecuencia. No así el griego. Él sentía internamente la forma del brazo, de la fisonomía, etc., y esto para él era una experiencia interna. Pero cuando el hombre vive en el alma consciente, se ve separado de lo que puede experimentarse en el cuerpo físico. Ha penetrado, como si dijéramos, más profundamente en su cuerpo físico, se ha unido más estrechamente con él de lo que lo estaba el griego, pero, a través de esto, se ha vuelto insensible a todo lo que el cuerpo físico ofrece. Hace uso de los órganos del cuerpo físico en un sentido mas elevado al de los griegos. El griego no podía ver ciertos tonos de color, como los vemos hoy, porque no estaba tan dentro del cuerpo físico como lo estamos hoy. Si leen de nuevo a Homero, podrán notar que menciona pocos colores. De manera parecida todo lo demás cambia. El hombre se identifica tan estrechamente con su cuerpo físico, que ya no experimenta tanto su propio cuerpo físico interno. Más bien, hay que decir que en lugar de percibirlo, se ha volcado más hacia el mundo externo. En resumen, hay un empeño por las capacidades del cuerpo físico, mientras que en Grecia había un empeño por la forma. Por lo tanto, podemos decir: fuimos elaborando el alma consciente para que con nuestro yo se estableciera una cierta relación interna con nuestro cuerpo físico, para abrirnos camino profundamente en el cuerpo físico. De esta manera, se ha llegado al tiempo del materialismo, hasta el punto en que ya no sabemos nada de los procesos y las cosas espirituales; debido a que el hombre se ha sumergido tan profundamente en su cuerpo físico.
Es obvio que dentro del cuerpo físico, se encuentra el cuerpo etérico. El griego conocía mucho más aún de su cuerpo etérico. Él percibía vagamente, aunque solo como una reminiscencia, que el cuerpo etérico siempre repercute los movimientos del cuerpo físico. Todavía sentía no solo que la mano física se mueve, sino que la mano etérica se mueve con ella, y que en ella radica la base del movimiento físico. Todo esto ahora se ha olvidado, pero, mientras el hombre vivía en la época griega, lo experimentaba todo de tal manera que se sentía mucho más intensamente en este cuerpo etérico de lo que se siente ahora, y ese conocimiento no está completamente perdido. Como seres con alma, todos hemos pasado por esto, y permanece en nuestro cuerpo etérico. Todo permanece allí como pensamientos preservados, y cuando dejamos el mundo en el que vivimos entre la muerte y el nuevo nacimiento, dejamos atrás, como si nos olvidáramos, todo lo que antes éramos perfectamente capaces de dominar en nuestro cuerpo etérico. Penetramos tan profundamente en nuestro cuerpo físico, que dejamos atrás todo lo que adquirimos en la época griega. Lo que indica, que el cuerpo etérico del hombre realmente contiene mucho más de lo que él no es consciente. En el presente, desarrolla su conciencia dentro de su cuerpo físico principalmente, y al hacerlo, encubre lo que está en su cuerpo etérico. Tan solo con que poseyera todo el conocimiento de la organización humana interna que está oculta en su cuerpo etérico, sabría infinitamente más de lo que sabe ahora. Porque este cuerpo etérico ha adquirido una cierta perfección, más grande de lo que el hombre es consciente actualmente. En especial, con respecto a esto se rechazan muchas cosas, porque no pueden llevarse a la conciencia de manera adecuada. El hombre sabe muy poco de su cuerpo etérico.
En el cuerpo etérico, entre otras cosas, también está trabajando el cuerpo astral, como saben. Naturalmente de todo lo que se ocupa el cuerpo etérico, hay que considerarlo como permeado por el cuerpo astral. Si de repente pudiéramos sacar a la superficie todo lo que contiene el cuerpo etérico, seríamos infinitamente más inteligentes de lo que somos en la época actual, en la que nada más tenemos que esforzarnos con el cuerpo físico. Porque este cuerpo etérico contiene mucho, (naturalmente, el cuerpo astral también tiene parte en eso), contiene infinitos tesoros de sabiduría. Estos reposan en las profundidades de nuestra alma, dentro del cuerpo etérico. Allí encontramos una gran cantidad de destrezas, una masa de información. Por ejemplo, en referencia a la geometría. Una vez mencioné acerca de lo mucho que todos sabemos de geometría inconscientemente. Esto es realmente un hecho. Porque cuando aprendemos Geometría no lo aprendemos de las cosas externas, se consigue haciéndonos conscientes de lo que está en el cuerpo etérico. Cuando dibujamos figuras externas, simplemente sirven como estimulo. Si dibujo un triángulo, del cual sé que los ángulos = 180º, tengo el conocimiento de esto a través del cuerpo etérico. Sólo dibujamos figuras como consecuencia de la pereza humana. En realidad, sabemos todo lo que se puede aprender de la geometría. Lo sabemos inconscientemente, descansa bajo las profundidades de la vida del alma inconsciente. No tenemos idea de lo inteligentes que somos en las profundidades subconscientes del alma. ¡Pero podríamos, saberlo! Lo peor en la evolución humana no consiste en que el hombre tenga poca sabiduría dentro de sí, sino en su incapacidad para extraer esa sabiduría de su propia alma. Todo desarrollo educativo consiste en sacar a la luz la sabiduría oculta que se encuentra en las profundidades del alma. Ahora bien, si no nos resultara tan difícil sacar a la luz estas cosas, no podríamos avanzar adecuadamente en nuestra evolución. ¡Solo hay que pensar! Si no tuviéramos que conseguir una relación con nuestro cuerpo físico como la que ahora tenemos, naceríamos realmente como niños terriblemente inteligentes, y no se tardaría mucho en sacar a la luz, a una edad relativamente temprana, lo que se encuentra dentro del cuerpo etérico. Pero entonces al hombre no le supondría ningún esfuerzo obtener sabiduría, y por lo tanto no podría tomarla como suya, sería una mera imitación de sabiduría. Una asimilación personal surge solo, cuando tenemos una relación con el cuerpo físico, según está establecida para esta quinta época cultural. Esta asimilación personal hace que el conocimiento se convierta en nuestra propia posesión. Cuando profundizamos en esto de esta manera, nuestro conocimiento es nuestro: lo tenemos para nosotros mismos. Esto se aplica en referencia al cuerpo etérico.¡Pero podríamos, saberlo! Lo peor en la evolución humana no consiste en que el hombre tenga poca sabiduría dentro de sí, sino en su incapacidad para extraer esa sabiduría de su propia alma. Todo desarrollo educativo consiste en sacar a la luz la sabiduría oculta que se encuentra en las profundidades del alma. Ahora bien, si no nos resultara tan difícil sacar a la luz estas cosas, no podríamos avanzar adecuadamente en nuestra evolución. ¡Solo hay que pensar! Si no tuviéramos que conseguir una relación con nuestro cuerpo físico como la que ahora tenemos, naceríamos realmente como niños terriblemente inteligentes, y no se tardaría mucho en sacar a la luz, a una edad relativamente temprana, lo que se encuentra dentro del cuerpo etérico. Pero entonces al hombre no le supondría ningún esfuerzo obtener sabiduría, y por lo tanto no podría tomarla como suya, sería una mera imitación de sabiduría. Una asimilación personal surge solo, cuando tenemos una relación con el cuerpo físico, según está establecida para esta quinta época cultural. Esta asimilación personal hace que el conocimiento se convierta en nuestra propia posesión. Cuando profundizamos en esto de esta manera, nuestro conocimiento es nuestro: lo tenemos para nosotros mismos. Esto se aplica en referencia al cuerpo etérico.
Con referencia al cuerpo astral, hay que aplicar algo muy diferente, y es lo siguiente: si pudiéramos extraer todo lo que yace en el cuerpo astral, todo lo que el cuerpo astral sabe, en todos sus detalles, no sería ventajoso para nuestra vida presente. Porque entonces viviríamos realmente entre nuestros semejantes como autómatas. De hecho, nuestro cuerpo astral sabe, si bien, nuestra conciencia no, la relación que, como cuerpo astral, ha de mantener con todas las personas individuales con las que se ha de relacionar en la vida. Nuestro cuerpo astral tiene tal conciencia. Por lo tanto, si pudiéramos hacer uso de todo lo que el cuerpo astral sabe, seríamos absolutamente conscientes, por ejemplo, de que con esta o aquella persona tendremos problemas; y que tal o cual persona será un tipo amable. Tal conocimiento naturalmente cambiaría la vida por completo, pero para nuestras relaciones terrenales actuales, no en el buen sentido. Incluso, podría relatarles aún más cosas respecto a lo que sabe el cuerpo astral (e inconscientemente ya usa dicho conocimiento), pero es un conocimiento que realmente se nota muy poco en las conexiones de la vida humana. Supongamos que un hombre perece por un accidente. En la vida humana común, nos parece que el accidente le haya sido impuesto al hombre, ya que, según nuestra conciencia actual, el hombre no busca tener un accidente. Pero si investigamos el cuerpo astral, no encontraremos un solo accidente que el hombre no se haya buscado, en la medida en que está en el cuerpo astral. Aquello que según la conciencia ordinaria se precisa, lo busca el cuerpo astral a partir de una libre elección interna. Es por lo tanto intencional, es en realidad querido por el cuerpo astral. Incluso que un hombre sea atropellado por un tren, es provocado por el cuerpo astral, en el contexto de toda su vida. No es algo que simplemente suceda por accidente. Debido a esta sabiduría en nuestro cuerpo astral, no solo tenemos vínculos con nuestros semejantes sino que también, en realidad, nos conectamos con toda la vida exterior, con el correr de los acontecimientos naturales y sociales en los que estamos implicados. Es bueno que todo esto se nos oculte a propósito, de lo contrario no aprenderíamos nada para nuestra evolución posterior: pero en el cuerpo astral existe un verdadero pensamiento, me refiero a una especie de conocimiento de todo, que muestra nuestro vínculo con los eventos y elementos humanos en los que estamos involucrados. El hombre presta poca atención a esto en la vida ordinaria. Cuando algo nos sucede, decimos: 'Esto acaba de ocurrir' y, como norma, eso es lo único que se observa. No consideramos realmente lo que habría sucedido si ese evento en particular no hubiera ocurrido. Voy a presentar un ejemplo sorprendente. En un momento concreto de su vida, un hombre es herido. En la vida cotidiana, uno simplemente piensa: Sí, ha sido herido, y ahí se acaba el asunto. ¿Qué hubiera pasado si no hubiera sido herido? A esto, no se le presta atención, pero a causa de una herida, toda la vida puede alterarse, todo lo que sigue puede ser diferente. No obstante, el cuerpo astral contempla toda la conexión, antes de la herida del hombre. Se puede decir que el cuerpo astral es clarividente.
Y el verdadero Yo, que permanece aún más profundamente en la subconsciencia y que mora en las profundidades internas de nuestro ser, es mucho más clarividente aún. Como ya saben, fue en el Antiguo Saturno, cuando construimos nuestro cuerpo físico, nuestro cuerpo etérico en el Sol y nuestro cuerpo astral en la antigua Luna. Nuestro Yo es el bebe entre los principios humanos, es el más joven. El Yo no se formará, tal como el cuerpo físico está formado ahora, hasta que no se hayan completado el período de Vulcano, tras haberse completado las otras evoluciones de Júpiter y Venus, mientras tanto este Yo permanece todo el tiempo en el seno del mundo espiritual. Luego, durante la época de Vulcano, un conocimiento inconcebible de las conexiones de la vida brotará del Yo. Pero este conocimiento ya está dentro de nosotros y la evolución en Júpiter y Venus consistirá en extraer la capacidad de usarlo.
Así pues, mientras consideramos estas profundidades de la vida del alma, vemos de una manera maravillosa nuestra conexión con el mundo espiritual. A los hombres en la vida humana común solo se nos da lo que estamos en condiciones de recibir, porque el Yo se refleja en el cuerpo físico; pero detrás de esto descansa un conocimiento terrenal ampliamente extendido, que está en el cuerpo etérico. Detrás de este, a su vez, descansa un conocimiento clarividente que ya está en el cuerpo astral, y un conocimiento aún más clarividente que está en el verdadero Yo. Es bueno que recordemos estas cosas, antes de continuar con lo que ahora tengo que decir. Consideremos el caso, que en el tiempo actual está hablando tan profundamente y de tantas maneras al alma, el caso de un hombre que en plena juventud es conducido a través del portal de la muerte desde el campo de batalla. Entonces de repente, los principios más profundos de la naturaleza humana (cuerpo etérico, cuerpo astral y yo) se desprenden de su conexión con el cuerpo físico, de una manera bastante diferente de lo que lo hace cuando se envejece y muere lentamente en la cama. A menudo se produce una separación más rápida del cuerpo físico; ya he hablado de la naturaleza profética del cuerpo etérico. Hemos dicho que incluso en los sueños, si pudiéramos dar algún sentido a las imágenes que vemos en nuestro cuerpo etérico, a través del sueño que surge porque el cuerpo astral las imprime sobre el cuerpo etérico, que luego recibe como un reflejo lo que está experimentando el cuerpo astral: conoceremos que en estas imágenes hay algo que indica nuestra vida futura, algo de naturaleza profética.
Ahora, para el investigador espiritual que tiene que investigar esas cosas, de tales consideraciones surge una pregunta importante. Primero ha de plantearse esta pregunta a sí mismo. Y el planteamiento de la pregunta es entonces una especie de introducción a la respuesta que debe surgir desde la observación clarividente. Por ejemplo; hay que decir: aquí en la tierra, de acuerdo con el curso normal de la vida, el hombre está destinado a llegar a la vejez y a agotar lentamente su vida. Sus cuerpos etérico, astral y ego se ajustan para tal fin. Esto es lo que ocurriría, si el curso de la vida fuera normal: pero entonces, de repente el hombre recibe un disparo, toda la conexión se ve perturbada. A través de eso, una cierta facultad del cuerpo etérico (por el momento limitaré nuestra consideración al hombre individual), esa fuerza que habría podido trabajar casi proféticamente a lo largo de toda la vida, que hubiera podido guiarlo a través de muchas otras relaciones en la vida, esa fuerza es arrancada de la vida; y se ve separado del plano físico. Solo supongamos que al hombre no le hubieran disparado. (Podemos poner esta hipótesis y no considerar el hecho de que todo esto es, por supuesto, kármico). Bueno, entonces él habría agotado gradualmente esa fuerza en su cuerpo etérico, tal vez a lo largo de muchos años. Sin embargo, esa fuerza está en la parte interior de su alma. No deja de existir, y puede percibirse cuando el hombre, que ha sido asesinado por un disparo, mira el panorama de su vida, mira hacia atrás en el cuerpo etérico. Ya he indicado que esta panorámica de la vida tiene una característica muy especial. Tiene la característica de parecer provenir del mundo exterior, en lugar de tener que ser evocada desde dentro.
En resumen, esa energía, esa fuerza, que entonces se ve interrumpida, permanece en el hombre. La observación revela el hecho de que esa fuerza está allí y transforma toda la vida postmorten. Y lo mismo pasa con la fuerza en el cuerpo astral. Esta, también, habría sido utilizada a lo largo de toda la vida. Y también permanece allí. En resumen, cuando un hombre es violentamente arrancado de la vida física, recorre a través del portal de la muerte, un camino muy diferente. Haber sido alcanzado por un disparo y haber perdido su vida de esa manera, no es lo mismo que morir lentamente en su cama. De ahí, surge una gran pregunta para el investigador espiritual: ¿Cuál es el significado real de esto? ¿Qué significado tiene para su época cuando, como en el caso citado, un hombre realmente lleva algo muy diferente al mundo espiritual de lo que habría llevado si hubiera vivido su vida? Para una época como la que vivimos, esta pregunta tiene una importancia infinita, ya que gran parte de lo que se acaba de describir está siendo llevado al mundo espiritual. ¿Qué significado tiene para el mundo espiritual esto? ¡Esta es una pregunta tremendamente significativa! Cuando se estudia un poco la relación del mundo espiritual con el mundo físico, algo que durante mucho tiempo no se creía, pero que se revela claramente a la investigación espiritual, se vuelve importante. Es lo siguiente. En realidad, todos nuestros conceptos e ideas cambian al entrar en el mundo espiritual; no solo cuando entramos por medio de la iniciación, sino también al entrar a través del portal de la muerte. Verán, aquí en la tierra, el hombre realmente evoluciona progresivamente en una dirección definida. Podríamos decir que se trata del llamado "concepto de ser". Y la gente de hoy en día tiene ya muy asumida esta idea de "concepto de ser". ¿Qué quiero decir realmente con esto? Hoy en día, casi nada se valora a menos que se conciba como realmente existente. Cuando viene alguien que habla de cosas no palpables, es considerado un soñador. Los hombres hablan de "realidades" y, en comparación con esto, el simple pensamiento no es nada. Innumerables personas infravaloran el pensamiento hoy, porque no pueden retenerlo. "La Existencia" significa la constatación forzosa de lo percibido; Uno no interviene en la existencia de una cosa, su existencia es obvia. Y todo lo que no se puede demostrar que existe de esta manera, cada vez es tenido en menor consideración por el hombre.
En la evolución del mundo espiritual ocurre todo lo contrario. Allí, lo que existe y como tal objeto físico causa alguna impresión, es algo hostil para el hombre, en el mundo espiritual, algo perturbador, algo que él sabe que pertenece a la "nada" y que está destinado a desaparecer en la nada. Y si se entra sin más preámbulos dentro de una región espiritual en la que quizás hay almas poco desarrolladas (almas que para el mundo espiritual son tan simples como parecen serlo muchas almas en el mundo terrenal), entonces se encuentra que allí prevalece la opinión opuesta. Cualquier cosa a la que estas almas muertas le atribuyan valor no debería existir, tal como se habla aquí en la tierra del ser. La existencia aquí, como tal, no tiene valor para estas almas. En la vida espiritual la realidad es, que uno se enfrenta a seres espirituales puros. Que nos afectan. Pero primero hay que poder percibirlos. Por lo tanto: Cuando se está en el mundo espiritual; detrás de uno están las almas que pertenecen a las jerarquías espirituales, los ángeles, los arcángeles, etc. Uno sabe que están ahí. Pero si un hombre quiere percibirlos, primero debe suscitarlos en lo que aquí llamamos "ser/existencia". Lo que en el mundo espiritual actúa sobre uno, debe ser llevado a la "Imaginación". Lo que es "inanimado" lo que no le aporta nada al hombre, que simplemente existe en sí mismo, no tiene valor en el mundo espiritual. Estando aquí en la tierra, el hombre está rodeado de naturaleza. Pero el mundo espiritual exige que el hombre, sin más dilación, se 'despegue' de ella, porque ya no está. Estar rodeado de la naturaleza no causa ningún problema especial. Existe, por así decirlo, por sí misma. Por eso el amor materialista se rodea de naturaleza. Pero en el mundo espiritual la naturaleza ya no está. Para el hombre, en el mundo espiritual, solo existe aquello en lo que él mismo trabaja continuadamente. Tiene que estar continuamente activo. Lo que está allá, es el otro mundo, el mundo que el hombre ha abandonado, al que continuamente mira hacia atrás, como si fuera un mundo de existencia. El mundo, que lleva lo transitorio dentro de sí, lucha continuamente contra lo no existente. Si por un momento el mundo tan querido por los materialistas desapareciera, si los hombres no supieran nada de sus cuerpos, sino que antes tuvieran que "imaginarselos", si no supieran nada de la mesa hasta que la hubieran creado en el pensamiento, en cambio pudieran ver el mundo espiritual, entonces tendrían en esta vida aquí abajo lo que tienen allí en el mundo espiritual. En el mundo espiritual solo pueden percibir a través de la propia actividad. El "otro mundo", nuestro propio mundo aquí abajo, está siempre presente. Mientras que aquí el cielo está oculto y solo el mundo que nos rodea está siempre presente, allí el mundo circundante está oculto a menos que nosotros mismos lo percibamos por nuestros propios esfuerzos. Para alguien que pueda tener un conocimiento inmediato de el, es fácil creer en el "más allá". Pero desde el punto de vista espiritual, lo que hace que este mundo nuestro sea tan, casi diría, desagradable, es estar tan impregnado de 'ser'. Es un hecho inquietante que esté impregnado de 'ser', es realmente inquietante. Muchos dicen: "¡Un mundo espiritual! ¡Quisiera creer en uno si pudiera verlo! ¡Si pudiera verlo mientras estoy en este! ". Podemos comparar ese comentario con lo que dicen las almas en el mundo espiritual:" Podríamos soportar ese mundo físico de allí abajo, de existencia continua solo si no estuviera permanentemente presente. Si no estuviera tan impregnado de ser. No podemos mirar hacia abajo a la tierra sin ver en cada parte de ella esta terrible existencia ".
Y aquí si alguien es un materialista práctico y no cree en el idealismo, únicamente, por tanto, ama la existencia. Pero para que esta convicción de la existencia meramente obvia no se extienda, surgen de vez en cuando personas idealistas, que llevan a la humanidad a creer en los ideales y en su eficacia, en el poder del idealismo en el progreso de la historia. Estos ideales de lo ético, lo bello, lo religioso, son aportados al mundo. Ciertamente los materialistas absolutos no tendrán nada que ver con ellos; a lo sumo se deshacen de ellos en pocas palabras. Pero justo aquello que en el sentido material no parece existir, se lleva al plano físico como la cosa más preciosa de la vida. Y si la evolución de la humanidad en la tierra se considera desde un punto de vista humano superior, entonces uno puede decir: Ciertamente, la naturaleza está ahí, grande e importante. Pero, ¿Qué sería la vida humana entera, si solo estuviera la naturaleza existente, tan hermosa: si el hombre no fuera capaz de tener ideales, si no pudiera ser impulsado hacia adelante, no por lo que no existe, sino por lo que debería existir, la vida ética, religiosa, artística, y educativa? Podríamos decir, que es lo que no existe, lo que nos empuja desde el mundo espiritual, como ideales de la humanidad, que no existe pero que debería existir, lo único que hace que la vida sea valiosa. Todos los que no están completamente sumergidos en el pantano del materialismo sienten esto muy fuertemente. Y por lo tanto, aquellos que en el curso de la historia son, en un sentido especial, los portadores de los ideales, aparecen como aquellos que solo dan valor a la vida de la existencia, a partir de lo que debería existir. Y ahora para el investigador espiritual aparece lo siguiente. Desde el mundo espiritual, se vuelve la mirada, de la misma manera, a la vida terrenal, pero en tal manera que, como un alma superior, se anhela que todo en la tierra no deba simplemente 'ser'; sino que entre las cosas de la tierra debería haber algo que no sea terrenal, en el sentido más estricto de la palabra. Con la existencia de la tierra debe mezclarse otra cosa, que no tiene existencia en el sentido terrenal. Esto aparece como algo infinitamente significativo, cuando el investigador espiritual lo percibe en relación con aquellas personas que estaban destinadas a una larga vida y se vieron cortadas por la fuerza. De modo que hay una parte de su vida que, desde el punto de vista espiritual, estaba realmente destinada a la existencia y que no la han vivido. Tomemos el caso de un hombre que ha vivido en el mundo solo hasta su vigésimo quinto o vigésimo sexto año, en lugar de su setenta u ochenta, para lo cual disponía de las fuerzas vitales necesarias. De repente, digamos, recibe un disparo y muere. Los principios de su naturaleza humana se separan repentinamente unos de otros. El cuerpo etérico, el cuerpo astral y el yo podrían haber desarrollado en el transcurso del tiempo la facultad de sostener el cuerpo físico. Aquello que hubiera podido tener una continuidad si no fuera por el disparo, estaba destinado a una existencia en la tierra. Pero no ha pasado a la existencia. Desde el mundo espiritual esto aparece de manera que se puede decir: 'Abajo hay algo que no existe simplemente'. Algo más se ha mezclado con la existencia de la tierra, algo que estaba destinado a la existencia, pero que se ha interrumpido. Es existencia, pero meramente en germen. Sin embargo, en cierto sentido es algo que debería existir. Por lo tanto, aquellos cuya vida termina así en una etapa temprana por causa de un acontecimiento externo, son para el mundo espiritual, cuando pasan por las puertas de la muerte, en un sentido similar pero no igual, mensajeros espirituales, como lo son los Idealistas que vienen aquí a la tierra, para mezclar lo que debería existir, con lo existente. Los que pasan prematuramente por las puertas de la muerte, ascienden para anunciar a los cielos que en la tierra no solo existe la mera existencia, sino también lo que debe existir.
Se puede hacer un descubrimiento infinitamente profundo y significativo al llegar a este capítulo de la investigación espiritual, cuando se aprende a conocer a estos idealistas impelidos hacia los cielos, que se convierten en lo que son, atravesando las puertas de la muerte según hemos descrito aquí. Y en el momento presente es muy apropiado que realmente unamos tal pensamiento con nuestras almas.
Al entrar en el dominio de la vida espiritual, es necesario que además de aquellos que, por así decirlo, cumplan su tarea en la vida espiritual, también existan aquellos que realmente han entretejido algo en la evolución de la tierra, pero han sido sacados antes de lo que debería haberse hecho de acuerdo con el plan. Por lo tanto, podemos decir que para las almas humanas en el mundo espiritual, aquellos que pasan prematuramente por las puertas de la muerte se convierten en muchos aspectos, justamente en quienes hacen posible creer en lo elevado de la vida terrenal. Haciendo posible que ellos crean que la vida terrenal realmente contiene algo espiritual que es valioso; porque estas almas adoptan una posición similar allí a los idealistas aquí en la tierra.
Siempre debemos tener en mente que no debemos imaginarnos los hombres viviendo en el mundo espiritual como lo hacían cuando estaban aquí. Las ideas triviales que sostiene la gente, tales como, por ejemplo, que quienes mueren de niños continúan viviendo como niños, son naturalmente incorrectas. Tendemos a imaginar a los muertos tal como los veíamos cuando estaban aquí, pero esa no es su verdadera forma; es más bien su expresión. Un niño puede morir, pero la entidad humana encarnada en el niño puede ser un alma altamente evolucionada, y continuar su vida después de la muerte como un alma altamente evolucionada. Muchas veces he mencionado esto. De este modo, vemos que al mundo espiritual se traslada algo que, al estar vinculado con la existencia de la tierra y, sin embargo, no servirse de ella, debería, en un sentido, no "ser" allí. Eso actúa en la evolución por la que pasa el alma humana entre la muerte y el nuevo nacimiento. Aquellos hombres que han pasado así por la muerte, atraviesan la etapa intermedia, entre la muerte y el nuevo nacimiento, que ellos allí representan a la humanidad de la tierra, en un sentido mucho más rico y completo de lo que lo pueda hacer quien haya pasado por una vida normal en la Tierra. Eso no tiene nada que ver con lo que se haya establecido para el hombre a través del Karma. Si se vive hasta la vejez, eso es karma. Si se muere joven, eso es Karma. Pero al igual que en la tierra, un hombre no puede convertirse arbitrariamente en esta o aquella individualidad que su conciencia en este lado del velo podría seleccionar, tampoco puede determinar con la conciencia terrestre, cómo debe configurarse la vida entre la muerte y el nuevo nacimiento. Si alguien es sacado de la existencia física por la fuerza y llevado al mundo espiritual, posee entonces, una visión imaginativa mucho más intensa del conjunto de la humanidad, que si se entrase al mundo espiritual de manera diferente. Solemos decir, que aquellos que pasan así por las puertas de la muerte, durante su vida entre la muerte y el nuevo nacimiento, permanecen especialmente cerca, de lo que sucede en la tierra, en lo concerniente a la humanidad. Esto se puede ver investigando las vidas de personas que han logrado algo de una importancia muy especial en un momento particular de su vida, algo que tal vez solo pudieran hacer ellas. Supongamos que un hombre logra algo de gran importancia en cierta dirección, en una época definida de su vida, por ejemplo, a los cuarenta y nueve años. (Naturalmente esto solo puede ser investigado de manera oculta). Si se hace un seguimiento retrospectivo de esto, se encuentra que en una encarnación anterior, y tal vez a los cuarenta y nueve años, este hombre murió de forma más o menos violenta. Adquiere esta fuerte tendencia hacia la evolución ideal de la tierra al haber llevado "lo que debería existir" al mundo espiritual. De este modo, incorporó a todo su ser físico la vigorosa fuerza con la que lograr algo concreto en un año concreto. En esto, podemos ver nuevamente, como señalé en la última conferencia, que los hombres que tienen que realizar muchas cosas, especialmente a través de su voluntad, y que, por lo tanto, viven más para la humanidad universal, de alguna forma han traído, desde una encarnación anterior, tal empeño de vida 'que debe existir'.
Cuando solo se concibe la vida en lo espiritual como una vida terrenal algo más refinada, es, de hecho, especialmente difícil reconciliarse teniendo la siguiente idea de lo espiritual: "Aquí en la tierra, la vida física siempre se puede identificar por sí misma; mientras que allá es la vida la que es desconocida"; y que las cosas se invierten en lo espiritual. La gente no se toma la molestia de comprender que, a menos que se haga algo por uno mismo, en la vida espiritual todo es oscuro y sombrío; que primero hay que sacar todo a la luz, para que todo lo que es visible en este lado (el físico), sea visible también desde el otro lado. Además, lo más importante que se entremezcla allí consiste en "algo que debería existir". Este es el concepto que se tiene que adquirir si se quiere percibir correctamente la conexión de la vida física con la vida espiritual.
En nuestro tiempo, realmente es un buen plan que nos familiaricemos con tales conceptos, ya que, como he dicho, las almas que sufren se preguntan muy frecuentemente hoy en día: ¿por qué tantos hombres deben ser llamados al mundo espiritual en la flor de la vida? ¿Por qué no pueden completar su vida aquí? Y por maravilloso que parezca (aunque, como he dicho, las verdades espirituales a veces pueden parecer crueles), es cierto, sin embargo, que debe llevarse al mundo espiritual, la posibilidad de mirar la tierra de manera que esta tierra pueda ser penetrada de espíritu. Si todos los hombres alcanzaran la vejez con normalidad, si no hubiera mártires, ni ningún hombre capaz de sacrificarse en la juventud, la Tierra, considerada desde arriba, se convertiría en una existencia sin valor. Lo que se entremezcla con la tierra en forma de Ideales, es al mismo tiempo lo que continuamente trae algo mejor del pasado para el futuro. Eso también depende de lo que aquí se esté sacrificando. Supongamos que un hombre a la edad de veintiséis años sacrifica toda su vida futura, que de otro modo habría empleado en su trabajo externo, y la consagra al progreso de la humanidad. Esto va más allá. En las fuerzas del progreso viven las vidas que los hombres han sacrificado, las vidas que habrían podido vivir aquí. La evolución de la tierra necesita este sacrificio de vidas. Por lo tanto, podemos ver cómo lo que, visto de otro modo, es meramente una idea abstracta en nuestra era materialista, se vuelve extremadamente concreto. En otro sentido más que el que desarrollé aquí en julio, podemos decir: "No solo estos cuerpos etéricos intervienen en la conexión completa del progreso humano, sino que el trabajo de aquellos que han pasado por la muerte también sigue vivo".
El trabajo de estas individualidades es tal que podemos preguntarnos: ¿Quiénes son esos que trabajan principalmente por el bien de la humanidad en general, y que se proponen a sí mismos tareas universales en encarnaciones posteriores? Son aquellos que en encarnaciones anteriores, de alguna manera han sufrido una muerte de sacrificio. Naturalezas devotas, aquellas que se entregan a lo espiritual aquí en la tierra, deben esto a su vida de martirio en una encarnación anterior. La tierra no podría progresar a menos que la gente se sacrificara.
Cuando pensamos en esto, podemos apartar la vista del presente, dirigiéndola hacia el futuro. Un número tan inmenso ahora (entre 20 y 30 millones de muertos entre 1914 - 1918) está siendo sacrificado y se está sacrificando a sí mismos. Es doloroso si esto se considera desde muchos puntos de vista personales, sin embargo, si lo vemos desde el punto de vista de la sabiduría del Cosmos, podemos consolarnos. Porque en proporción al sacrificio de ahora, se darán en el futuro las fuerzas del progreso. La humanidad requiere tales fuerzas de progreso. Esto no se considera con la suficiente profundidad hoy, pero lo será, cuando haya transcurrido un número suficiente, no de siglos sino de décadas, en la presente evolución materialista. La consecuencia del materialismo seguirá con increíble rapidez. El cenit del materialismo se alcanzó realmente en el siglo XIX, y el hombre se vería sobrepasado por él a menos que algo pudiera detenerlo. Esta conversión debe ser producida por la Ciencia Espiritual. Y esto solo puede hacerse por medio de vigorosas fuerzas, trabajando para que el ideal sea realmente implantado en la vida terrenal. Muchos de los que ahora han dado su vida ayudarán a evitar que la tierra sea presa del materialismo y sea dominada por él.
En el curso de conferencias sobre el Apocalipsis, pueden leer también esto indicado en líneas generales. Así podrán formarse una idea de cuán grande es el fruto de vidas sacrificadas, que requerirá la Tierra en el futuro, para redimirla lo máximo posible del hundimiento en el materialismo, y la lucha, el odio y la enemistad, que conlleva ese materialismo; y mediante ese sacrificio pueda seguir su curso posterior en el cosmos. Un tiempo como el nuestro exige, más que otras épocas que podamos creer, no solo en lo que está ocurriendo, sino en los frutos de estos acontecimientos. Y solo podemos reconocer estos frutos si tenemos en cuenta los dos lados de la existencia cósmica, que nos muestra que realmente experimentamos dos polos de vida completamente diferentes: uno aquí entre el nacimiento y la muerte y el otro entre la muerte y el nuevo nacimiento. Aquí, en cierto sentido, somos pasivos en nuestro ser más íntimo, y si deseamos elevarnos a la percepción del mundo espiritual, tenemos que trabajar tan duro que muchos lo encuentran imposible. Allí, es necesario estar activo para que se haga presente ante nuestra visión, el mundo espiritual inmediato en el que nos encontramos; por otro lado, siempre tenemos, como recordatorio, el mundo existente debajo. Aquí en este mundo terrenal, los idealistas traen "lo que debería existir", lo que da valor a la existencia. A ese mundo al que los hombres atraviesan por las puertas de la muerte, en el que entran aquellos cuya vida ha seguido su curso normal en la tierra, llegan también aquellos que mueren más o menos temprano como mártires. Y allí son el testimonio de que allá abajo en la tierra, no solo existe lo material, no solo lo que acaba siendo nada, lo transitorio y lo decadente, sino que en esta tierra también se entremezcla con lo que han retenido aquellos hombres que no completaron su vida, cuya vida les fue arrebatada por la fuerza.
Debemos tomar tales cosas no solo intelectualmente, sino unirlas profundamente con nuestros sentimientos, para que todo se vuelva comprensible. Ciertamente, nuestra época presente contiene muchos enigmas, pero algunos de ellos pueden resolverse si relacionamos el sufrimiento presente con la gran sabiduría del Cosmos. Y este es nuevamente un capítulo que, si aplicamos lo que ahora se ha dicho a nuestros propios tiempos, puede encarnarse la gran verdad:
Del coraje de los luchadores.
De la sangre de las batallas,
Del sufrimiento de los dolientes.
Del sacrificio del pueblo,
De allí madurarán los frutos del espíritu.
Si conscientemente el alma
Vuelve su pensamiento a los Reinos Espirituales


Traducida por Julio Luelmo enero 2017

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919