Los siete sellos y su revelación
RUDOLF STEINER
Nuremberg 21 de junio de 1908
Cuarta conferencia
En
la última conferencia mostramos cómo el Apocalipsis de Juan señala
proféticamente el ciclo de la evolución humana que se extiende
desde el gran cataclismo en nuestra tierra, que las leyendas de
varios pueblos describen como un diluvio, y la geología del período
glacial por un lado, y ese otro evento que designamos la guerra de
todos contra todos. En la época comprendida entre estos dos
acontecimientos se encuentra todo lo que se refiere proféticamente
en el Apocalipsis, ese libro que nos revela los seres de las épocas
pasadas para mostrar lo que debe encender nuestra voluntad y nuestros
impulsos para el futuro. También hemos visto cómo nosotros mismos,
en el movimiento espiritual al que pertenecemos, debemos considerar
las palabras de la llamada quinta carta como una llamada a la acción,
al trabajo. Hemos visto que debemos seguir a ese Ser con los siete
Espíritus de Dios y las siete estrellas. Luego vimos cómo, a través
de este movimiento espiritual, se prepara la próxima época,
representada por la comunidad de Filadelfia, la época en la que,
entre todos los que han entendido la palabra de la convocatoria, debe
existir ese amor fraternal sobre toda la tierra que se describe en el
Evangelio de Juan. Después vendrá otra época, la séptima, que el
escritor del Apocalipsis describe diciendo que por un lado está
colocado todo lo malo en la comunidad que representa la séptima
época, que es tibia, ni caliente ni fría, que no hizo por alentar
la vida espiritual y por lo tanto debe desaparecer, y por otro lado
los que han entendido la palabra de la invitación, aquellos que
formarán su seguidor que dice: "Yo soy el Amén", es
decir: Yo soy el que une en sí mismo la meta del ser humano, que
contiene el principio de Cristo en sí mismo.
Guardemos ahora
para una ocasión posterior todo lo que se pueda añadir en la
explicación de las diversas cartas y en la justificación de los
diversos nombres de las ciudades. Hoy pasaremos en nuestros estudios
a lo que se presenta al alumno cuando avance a la siguiente etapa de
la iniciación. Nos hemos enfrentado a las siete épocas del actual
ciclo de la humanidad, y hemos dicho que todo este ciclo con sus
siete épocas es en sí mismo un pequeño ciclo contenido en un
período más largo que también contiene siete épocas. Nuestra
época, que abarca siete etapas, fue precedida por la época atlante,
durante la cual se prepararon las razas cuyos ecos aún existen.
Cuando la séptima etapa de nuestra época actual llegue a su fin, le
seguirá otra época que consistirá de nuevo en siete etapas. La
época actual se prepara indirectamente para la siguiente, de manera
que podemos decir que nuestra época de civilización pasará
gradualmente a una de amor fraternal, cuando una parte
comparativamente pequeña de la humanidad haya comprendido la vida
espiritual y haya preparado el espíritu y la actitud de amor
fraternal. Esa civilización volverá a dividir una porción más
pequeña de seres humanos que sobrevivirán al evento que tendrá un
efecto tan destructivo en nuestra época, a saber, la Guerra de Todos
contra Todos. En este elemento destructivo universal habrá en todas
partes individuos que se eleven por encima del resto de la humanidad
en guerra, individuos que hayan comprendido la vida espiritual y que
formarán la base de un mundo nuevo y diferente en la sexta época.
Algo
similar también ocurrió durante la transición de la cuarta época
a la nuestra. Cuando alguien que puede revisar con visión espiritual
el curso del tiempo ha pasado a través de las épocas que hemos
considerado, la greco-romana, la egipcio-babilónica, la antigua
persa y la antigua india y más allá del tiempo del gran diluvio,
llega a la época atlante. No necesitamos considerarlo en detalle,
pero al menos debemos entender cómo de esta civilización atlante se
pasó a la nuestra. Allí tampoco la mayor parte de la población
atlante estaba lo suficientemente madura como para desarrollarse más
a fondo, siendo incapaz de llegar a nuestra época. Una parte
pequeña, que vivía en una región cercana a nuestra actual Irlanda,
se desarrolló hasta alcanzar el punto más alto de la civilización
de la Atlántida y luego viajó hacia el Este. Debemos entender
claramente que ésta era sólo la corriente principal. Siempre hubo
pueblos que emigraron del Oeste al Este, y todos los pueblos
posteriores de Europa, del norte y centro de Europa, procedían de la
corriente que entonces iba del Oeste al Este. Ahora bien, aquella
parte más avanzada de la población atlante estaba bajo la guía de
un gran líder de la humanidad y finalmente se estableció como una
tribu muy pequeña de individuos escogidos en Asia Central. Desde
este punto los colonos emigraron a las diversas regiones de la
civilización mencionada, a la antigua India, a Persia, Egipto,
Grecia, etc.
Podrían ahora inclinarse a decir: ¿No es un
pensamiento extremadamente amargo que cuerpos enteros de pueblos
permanezcan inmaduros y no desarrollen sus capacidades; que sólo un
pequeño grupo sea capaz de proporcionar el germen de la próxima
civilización? Este pensamiento ya no les inquietará si distinguen
entre el desarrollo de la raza y el desarrollo del alma individual,
porque ningún alma está condenada a permanecer en una raza en
particular. La raza puede quedarse atrás; la comunidad de personas
puede permanecer atrasada, pero las almas progresan más allá de las
varias razas. Si queremos tener una verdadera concepción de esto,
debemos decir que todas las almas que ahora viven en cuerpos en los
países civilizados estuvieron anteriormente encarnadas en cuerpos
atlantes. Algunas se desarrollaron allí de la manera necesaria y no
permanecieron en los cuerpos atlantes. A medida que se desarrollaban
más, podían convertirse en las almas de los cuerpos que también
habían progresado más. Sólo las almas que como almas habían
permanecido atrás tenían que tomar cuerpos que como cuerpos habían
permanecido en una etapa más baja. Si todas las almas hubiesen
progresado, las razas atrasadas habrían disminuido mucho en
población, o los cuerpos estarían ocupados por almas recién
llegadas en una etapa baja de desarrollo. Porque siempre hay almas
que pueden habitar cuerpos atrasados. Ninguna alma está atada a un
cuerpo atrasado si no se ata a él.
La
relación entre el desarrollo del alma y el desarrollo de la raza se
conserva para nosotros en un maravilloso mito. Imaginemos una raza
tras otra, una civilización tras otra. El alma que cumple su misión
terrestre de manera correcta se encarna en una raza determinada; se
esfuerza por ascender en esta raza, y adquiere las capacidades de
esta raza para encarnarse la próxima vez en una más alta. Sólo las
almas que se hunden en la raza y no trabajan fuera de la materialidad
física, son retenidas en la raza por su propio peso, como se podría
decir. Aparecen por segunda vez en la misma raza y eventualmente por
tercera vez en cuerpos de razas similares. Tales almas retienen los
cuerpos de la raza. Esto ha sido maravillosamente descrito en una
leyenda. Sabemos, en efecto, que el hombre progresa más en el
cumplimiento de la misión de la tierra siguiendo a los grandes
Líderes de la humanidad que señalan las metas a alcanzar; si las
rechaza, si no las sigue, debe quedarse atrás con su raza, porque
entonces no puede ir más allá de ella. Pensemos en una personalidad
que tenga la suerte de encontrarse con un gran Líder de la
humanidad, supongamos que tal personalidad se enfrente al propio
Cristo Jesús, por ejemplo; él ve cómo todos sus actos son una
prueba para llevar a la humanidad hacia adelante, pero no quiere
tener nada que ver con este progreso, rechaza al Líder de la
humanidad. Tal personalidad, tal alma estaría condenada a permanecer
en la raza. Si seguimos este pensamiento hasta su conclusión, tal
alma tendría que aparecer una y otra vez en la misma raza, y tenemos
la leyenda de Ahasuero que tuvo que aparecer en la misma raza una y
otra vez porque rechazó a Cristo Jesús. Grandes verdades sobre la
evolución de la humanidad se nos presentan en una leyenda como
ésta.
Debemos distinguir entre el desarrollo del alma y el
desarrollo de la raza. Ninguna alma está obligada a permanecer
inmerecidamente en un cuerpo viejo, ninguna alma permanecerá
inmerecidamente en un cuerpo de nuestra época. Aquellos que escuchen
la voz que los llama al progreso sobrevivirán al gran período de
destrucción - la Guerra de Todos contra Todos - y aparecerán en
nuevos cuerpos que serán muy diferentes a los de hoy en día. Porque
es muy miope si se piensa que los cuerpos atlantes de los hombres son
como los cuerpos actuales. En el curso de miles de años la fisonomía
externa cambia y después de la gran Guerra de Todos contra Todos el
hombre tendrá una forma muy diferente. Hoy en día está formado de
tal manera que en cierto sentido puede ocultar el bien y el mal en su
naturaleza. La fisonomía humana ya deja entrever mucho, es cierto, y
quien lo entienda podrá leer mucho de los rasgos. Pero todavía hoy
es posible que un sinvergüenza sonría muy amablemente con el hombre
más inocente y/o sea tomado por un hombre honesto; lo contrario
también es posible; los buenos impulsos del alma pueden permanecer
sin ser reconocidos. Es posible que todo lo que existe en el alma
como inteligencia y estupidez, como belleza y fealdad, se esconda
detrás de la fisonomía general que posee tal o cual rasgo. Esto ya
no será así en la época posterior a la gran Guerra de Todos contra
Todos. En la frente y en toda la fisonomía se reflejará si la
persona es buena o mala. Mostrará en su rostro lo que está
contenido en su alma más íntima. Lo que un hombre ha desarrollado
dentro de sí mismo, si ha ejercido impulsos buenos o malos, se
escribirá en su frente. Después de la gran Guerra de Todos contra
Todos habrá dos clases de seres humanos. Aquellos que anteriormente
habían intentado seguir la llamada a la vida espiritual, que
cultivaron la espiritualización y el ennoblecimiento de su vida
espiritual interior, mostrarán esta vida interior en sus rostros y
la expresarán en sus gestos y en los movimientos de sus manos. Y los
que se han apartado de la vida espiritual, representados por la
comunidad de Laodicea, que eran tibios, ni cálidos ni fríos,
pasarán a la siguiente época como aquellos que retrasan la
evolución humana, que conservan las fuerzas atrasadas de la
evolución que han quedado atrás. Mostrarán las malas pasiones,
impulsos e instintos hostiles a lo espiritual en un rostro feo, poco
inteligente y de aspecto malvado. En sus gestos y movimientos de
manos, en todo lo que hagan, presentarán una imagen externa de la
fealdad de su alma. Así como la humanidad se ha separado en razas y
comunidades, en el futuro se dividirá en dos grandes corrientes, el
bien y el mal. Y lo que está en sus almas se manifestará
exteriormente, ya no podrán ocultarlo.
Si
miramos hacia atrás y vemos cómo se ha desarrollado la humanidad
hasta ahora en la tierra, encontraremos que este desarrollo del
futuro que acabamos de describir está bastante en armonía con ella.
Miremos hacia atrás al origen de nuestra tierra después de que
Saturno, el Sol y la Luna y un largo intervalo hayan pasado. La
tierra emergió entonces de nuevo de la oscuridad cósmica. En aquel
entonces, en la primera parte del desarrollo de la tierra, no había
otras criaturas en la tierra aparte del hombre. Él es el
primogénito. Era completamente espiritual, ya que la encarnación
consiste en una densificación. Imaginemos una masa de agua
suspendida en el espacio que, a través de un cierto proceso, se
cristaliza parcialmente en el hielo, primero una pequeña parte y
luego el mismo proceso repetido continuamente. Y ahora imaginemos que
los pequeños trozos de hielo que se han cristalizado se desprenden
de la masa de agua, de modo que ahora están separados de toda la
masa. Ahora bien, debido a que cada pequeño trozo de hielo sólo
puede crecer mientras esté en toda la masa de agua, cuando se ha
separado de ésta se mantiene en la misma etapa. Imaginemos una
porción de la masa de agua separada en forma de trozos muy pequeños
de hielo; imaginemos que la congelación del agua continúa y en la
siguiente etapa más agua asume la forma de pequeños trozos de
hielo; éstos vuelven a desprenderse, y así sucesivamente, hasta que
finalmente una parte muy grande se cristaliza de la masa de agua y
toma la forma de hielo. Este último ha sacado el máximo provecho de
la sustancia madre del agua; ha sido capaz de esperar el mayor tiempo
antes de separarse.
Lo mismo ocurre en la evolución. Los
animales más inferiores no pudieron esperar, dejaron su
sustancia-madre espiritual demasiado pronto y por lo tanto se han
quedado atrás en una etapa más temprana de la evolución. Así, las
categorías gradualmente ascendentes de los seres inferiores
representan etapas atrasadas en la evolución. El hombre esperó
hasta el último; fue el último en dejar su sustancia-madre
espiritual y descender como sustancia densa en forma carnal. Los
animales descendieron antes y por lo tanto permanecieron en esa
etapa. Veremos la razón de esto más tarde. En la actualidad estamos
interesados en el hecho de que descendieron y han permanecido en
etapas anteriores de la evolución. ¿Qué es, por lo tanto, una
forma animal? Es la que, si hubiera permanecido unida al espíritu
del que procedía, se habría desarrollado hasta la humanidad actual.
Pero las formas animales han permanecido estancadas; han dejado el
germen espiritual; se han separado y ahora están degenerando.
Representan una rama del gran árbol de la humanidad. En la
antigüedad el hombre tenía las diversas naturalezas animales dentro
de sí, por así decirlo, pero luego las separó una tras otra como
ramas laterales. Todos los animales en sus diferentes formas no
representan nada más que las pasiones humanas que se condensaron
demasiado pronto. Lo que el hombre aún posee espiritualmente en su
cuerpo astral, las diversas formas animales lo representan
físicamente. Lo mantuvo en el cuerpo astral hasta el último período
de la existencia terrestre, y así pudo progresar más.
El hombre todavía tiene algo dentro de sí que debe separarse de la evolución universal como una rama descendente, como lo han hecho las otras formas animales. Lo que el hombre tiene en su interior como tendencia al bien y al mal, a la astucia y a la estupidez, a la belleza y a la fealdad, representa la posibilidad de un progreso ascendente o de quedarse rezagado. Así como la forma animal se ha desarrollado a partir de la humanidad en progreso, también la raza del mal con los rostros horribles se desarrollará a partir de ella a medida que progresa hacia la espiritualidad y alcanza la meta posterior de la humanidad. En el futuro no sólo habrá las formas animales que son las imágenes encarnadas de las pasiones humanas, sino que también habrá una raza en la que vivirá lo que el hombre ahora esconde en su interior como una porción del mal, que hoy en día todavía puede ocultar pero que más tarde se manifestará. Aclaremos lo principal que aparecerá por una ilustración que quizás les parezca extraña.
Debemos entender que esta separación de las formas animales fue realmente necesaria para el hombre. Cada forma animal que se separó en tiempos pasados de la corriente general significa que el hombre había progresado un paso más. Imaginen que todas las cualidades distribuidas en el reino animal estaban en el hombre. Se ha purificado de ellas. A través de esto fue capaz de desarrollarse más alto. Si tomamos un líquido fangoso y dejamos que la materia gruesa que contiene se asiente en el fondo, la parte más fina permanece en la parte superior. De la misma manera, las partes más gruesas que el hombre no habría podido utilizar para su actual estado de desarrollo se han depositado en las formas animales. A través de la expulsión de estas formas animales - sus hermanos mayores - el hombre ha alcanzado su actual desarrollo. La humanidad se ha erigido arrojando las formas inferiores para purificarse y se elevará aún más al separar otro reino de la naturaleza, el reino de la raza malvada. Así la humanidad se eleva hacia arriba. El hombre debe todas las cualidades que ahora posee a la circunstancia de que ha rechazado una forma animal particular. Aquel que con visión espiritual mira a los diversos animales sabe exactamente lo que les debemos. Miramos la forma de león y decimos: "Si el león no existiera en el mundo exterior, el hombre no habría tenido esta o aquella cualidad; porque al haberla rechazado ha adquirido esta o la otra cualidad". Este es el caso también con todas las otras formas del reino animal. Ahora bien, toda nuestra quinta época de evolución humana (incluyendo las diversas etapas de la civilización desde la antigua India hasta la nuestra), existe realmente para desarrollar la inteligencia y la razón y todo lo que les pertenece. Nada de esto existía en la época atlante. La memoria estaba presente y también otras cualidades, pero desarrollar la inteligencia y lo que le pertenece - el giro de la atención al mundo exterior - es la tarea de la quinta época. Si dirigimos nuestra visión espiritual al mundo circundante y preguntamos: "¿A qué debemos el hecho de habernos hecho inteligentes; qué forma animal hemos sacado de nosotros mismos para hacernos inteligentes?" Por curioso y grotesco que parezca, es sin embargo cierto, que si no estuvieran alrededor los animales que pertenecen a la naturaleza del caballo, el hombre nunca habría podido adquirir inteligencia! En tiempos pasados los hombres eran conscientes de esto. Todas las relaciones íntimas que existen entre ciertas razas de hombres y el caballo tienen su origen en un sentimiento que puede compararse con el misterioso sentimiento de amor entre los dos sexos, de un cierto sentimiento de lo que se debe a este animal. De ahí que cuando surgió la nueva civilización en la época de la antigua India, algunos desempeñaron un misterioso papel en el ceremonial religioso, en el culto a los dioses. Y todas las costumbres relacionadas con el caballo se remontan a este hecho. Si observamos las costumbres de los pueblos antiguos que aún eran clarividentes como, por ejemplo, los antiguos alemanes, y nos damos cuenta de cómo colocaban los cráneos de los caballos delante de sus casas, esto nos lleva de nuevo al hecho de que estas poblaciones eran conscientes de que el hombre ha crecido más allá de la condición poco inteligente al separar esta forma. Había una profunda conciencia de que la adquisición de la inteligencia está conectada con ella. Sólo necesitan recordar la Odisea y el caballo de madera de Troya. Tales leyendas contienen una profunda sabiduría, mucho más profunda de lo que nuestra ciencia contiene. No sin razón es un tipo como el caballo empleado en la leyenda. El hombre ha crecido de una forma que una vez contenía lo que ahora está encarnado en el caballo; y en la forma del centauro, el arte todavía representaba al hombre como conectado con este animal para recordarle la etapa de desarrollo de la que había crecido, de la que se había liberado para convertirse en el ser humano actual.
Por
tanto, lo que tuvo lugar en tiempos pasados para llevar a la
humanidad actual, en el futuro se repetirá en una etapa más
elevada. Sin embargo, no significa que en el futuro esto tenga que
seguir su curso en el mundo físico. Aquellos que se hacen
clarividentes en la frontera entre el plano astral y el devachánico
pueden ver cómo el hombre purifica y desarrolla continuamente
aquello que debe a la separación de la naturaleza del caballo. Él
logrará la espiritualización de la inteligencia. Después de la
gran Guerra de Todos contra Todos, elevará a la sabiduría, a la
espiritualidad, lo que hoy en día es sólo razón, sólo
inteligencia. Esto será experimentado por aquellos que entonces
habrán alcanzado la meta. Se manifestarán los frutos de lo que pudo
desarrollarse en la humanidad como consecuencia de la separación de
la naturaleza del caballo.
Ahora imaginemos a alguien que mira
clarividentemente al futuro de la humanidad. ¿Qué verá, qué le
mostrará?
Todo lo que el hombre ha preparado a lo largo de
las siete épocas de civilización (pues su alma se encarnó en las
civilizaciones pasadas y volverá a encarnarse en las futuras) estará
allí en una época posterior, y sobrevivirá a la gran Guerra de
Todos contra Todos en la época más espiritual. En cada época tomó
lo que se podía tomar. ¡Piensen en cómo vivió su alma en la
antigua civilización india! Entonces recibieron las maravillosas
enseñanzas de los Santos Rishis; aunque las han olvidado, las
recordarán de nuevo más tarde. Después progresaron más de una
encarnación a otra. Han podido aprender lo que las civilizaciones
persa, egipcia y grecorromana hicieron posible. Todo esto está en su
alma hoy en día, pero aún no se manifiesta exteriormente en su
rostro. Vivirán más allá de la época de Filadelfia y en la época
que será prometida por el "Amén". Y se desarrollarán
cada vez más una comunidad de personas que manifestará en sus
rostros lo que se ha preparado en las diversas etapas de nuestra
época. Lo que ya está actuando en su alma, lo que recibió en la
época india, aparecerá en su fisonomía en la primera etapa de la
época, después de la gran Guerra de Todos contra Todos. Y lo que un
hombre adquirió en la antigua época persa cambiará su rostro en la
segunda etapa. Y así sucesivamente, etapa tras etapa. La enseñanza
espiritual que vosotros, los que ahora estáis sentados aquí,
recibís y os unís con vuestras almas, dará sus frutos visibles en
la época posterior a la gran guerra. Ahora estáis uniendo con
vuestra alma lo que los siete Espíritus de Dios y las siete
estrellas dan. La lleváis a casa. Nadie lo leerá en vuestras caras
hoy, ni siquiera después de siglos; pero eso llegará después de la
gran guerra.
En la sexta época vendrá una quinta etapa y entonces llevarán la imagen de ella en su rostro; en su frente se escribirá lo que ahora han elaborado, lo que ahora son sus pensamientos y sentimientos. Así que paso a paso, después de la gran guerra, saldrá y se revelará todo lo que ahora está oculto en el alma. Imaginemos el comienzo de la gran guerra; el alma que haya escuchado el llamamiento que de etapa en etapa el principio cristiano ha pronunciado, vivirá después de todo lo que se indica en las "cartas". Lo que estas etapas pueden dar se ha dado a lo largo de siete etapas. Imaginemos cómo espera el alma, cómo aguarda. Está sellada siete veces. Cada etapa de cultura pone un sello sobre ella. Dentro de ustedes está sellado lo que los indios escribieron en el alma; dentro de ustedes también está sellado lo que los persas, los egipcios, los griegos y los romanos han escrito en el alma, y lo que nuestra propia era de civilización inscribe en ella. Los sellos se desatarán, es decir, las cosas escritas allí se revelarán exteriormente después de la gran Guerra de Todos contra Todos. Y el principio, el poder, que hace que el verdadero fruto de nuestra civilización se manifieste en el rostro, se encuentra en Cristo Jesús. Siete sellos de un libro deben ser abiertos. ¿Qué es este libro? ¿Dónde está? Explicaremos lo que es un libro según la Biblia. La palabra "libro" aparece en la Biblia sólo en raras ocasiones. Esto no debe ser pasado por alto. Si ustedes buscan en el Antiguo Testamento encontrarán la palabra en el Génesis (Gen. v. I): "Este es el libro de las generaciones del hombre; Cuando Dios creó al hombre, a semejanza de Dios lo hizo; y lo creó varón-mujer, y lo bendijo, y le puso por nombre Adán". Puede ustedes entonces abrirlo por donde quieran, sólo encontrarán la palabra "libro" de nuevo en el primer Evangelio (Mateo. i. 1). "Este es el libro de la generación de Cristo Jesús, el hijo de David, el hijo de Abraham. Abraham engendró a Isaac, e Isaac engendró a Jacob", etc. Una vez más se enumeran las generaciones. Se enumera lo que fluye a través de una larga serie. Y de nuevo la expresión "libro" aparece aquí en el Apocalipsis de Juan. Aparece donde se dice que sólo el Cordero es digno de abrir el libro con los siete sellos. La expresión "libro" tiene siempre el mismo significado, nunca se usa de otra manera. Sólo necesitamos entender los registros literalmente. No se pretende un libro en nuestro sentido actual. El libro diario de registro de bienes raíces tenía el antiguo significado de la palabra "libro". La palabra "libro" se utiliza cuando se introduce algo consecutivamente, cuando una cosa depende de otra, cuando se registra una posesión para que pueda ser transmitida de generación en generación. En tal registro se trata de algo en el que se funda lo que se transmite por herencia. En el Antiguo Testamento la palabra "libro" significa un documento en el que se registran las generaciones transmitidas por la sangre. No se usa en otro sentido que el de que las generaciones están registradas. Se utiliza después en el primer Evangelio de la misma manera para el registro del linaje. Por lo tanto, lo que sigue consecutivamente en el tiempo se escribe en un "libro". Por un libro no se pretende otra cosa que el registro de lo que sigue en el tiempo, es decir, aproximadamente en el sentido de una crónica, una historia. El libro de la vida que está ahora establecido en la humanidad, en el que de etapa en etapa está escrito en el "yo" del hombre lo que cada etapa provee, este libro que está escrito en el alma del hombre y que será desellado después de la gran Guerra de Todos contra Todos, también se entiende este libro aquí en el Apocalipsis. En este libro estarán las entradas correspondientes a las distintas épocas de la civilización. Así como a través de las generaciones se hicieron las entradas en las tablas genealógicas de los libros antiguos, así es aquí, sólo que en este caso lo que casi espiritualmente se adquiere está escrito. Y a medida que adquiere por medio de la intelectualidad lo que es posible adquirir en nuestra época, el progreso gradual de este desarrollo será representado imaginativamente por el símbolo que corresponde a esta cualidad. Al haber pasado por la época india en un estado de ánimo en el que se apartó del mundo físico y dirigió su mirada hacia el espiritual, el hombre, en la primera época después de la Guerra de Todos contra Todos, obtendrá la victoria sobre las cosas de los sentidos. Será el vencedor al adquirir lo que estaba escrito en su alma en la primera etapa. Además, lo que apareció en la segunda etapa, la conquista de la materia por los antiguos persas, aparecerá en la segunda etapa después de la Guerra de Todos contra Todos; la espada significa aquí el instrumento para la superación del mundo exterior. Lo que el hombre adquirió en la época egipcio-babilónica, cuando aprendió a medir todo correctamente, se ve en la tercera etapa después de la gran guerra, como lo que representan las balanzas. Y la cuarta etapa nos muestra lo más importante, lo que el hombre adquirió en la cuarta etapa de nuestra época a través de Cristo Jesús y su aparición en la tierra; la vida espiritual, la inmortalidad del "yo". Todo lo que no es apto para la inmortalidad, lo que tiene que morir, cae; esto debe aparecer para la cuarta etapa.
Así pues, todo lo que ha sido preparado a lo largo de las etapas de esta época actual sale consecutivamente en la siguiente, y está indicado por el símbolo que corresponde a la inteligencia. Si leemos sobre la apertura de los cuatro primeros sellos en el sexto capítulo del Apocalipsis de Juan, veremos que lo revelado expresa etapa tras etapa en un poderoso simbolismo, lo que en el futuro será revelado. "Y vi, y he aquí un caballo blanco" - esto indica que la inteligencia espiritualizada sale. "Y el que estaba sentado sobre él tenía un arco, y le fue dada una corona; y salió a conquistar, y venció. Y cuando abrió el segundo sello, oí al segundo animal decir: "Venid y ved". Y salió otro caballo que era rojo. Y al que estaba sentado sobre él se le dio el poder de quitar la paz de la tierra, y que se mataran unos a otros." (Que se destruya lo que no es digno de participar en el ascenso de la humanidad.) "Y a él le fue dada una gran espada. Y cuando abrió el tercer sello, oí a la tercera bestia decir: "Ven y mira". Y miré, y he aquí un caballo negro, y el que estaba sentado sobre él tenía un par de balanzas en la mano. Y oí una voz en medio de las cuatro bestias que decía: "Una medida de trigo por un penique, y tres medidas de cebada por un penique". "Medida" y "centavo" para indicar lo que la humanidad aprendió en la tercera etapa; los frutos se llevan y se desatan. Y en la cuarta etapa, Cristo Jesús vino a conquistar la muerte, y se ve la manifestación de este logro. "Y cuando abrió el cuarto sello, oí la voz de la cuarta bestia que decía: 'Venid y veréis'. Miré y vi un caballo pálido, y el nombre del que estaba sentado sobre él era Muerte, y el infierno le seguía." "He aquí un caballo pálido" - todo esto se cae, cae en la raza del mal; pero el que escuchó el llamamiento, que venció a la muerte, participa en la vida espiritual. Aquellos que han entendido el "Yo Soy" y su llamada son aquellos que han superado la muerte. Han espiritualizado la inteligencia. Y ahora en lo que se han convertido ya no puede ser simbolizado por el caballo. Debe aparecer un nuevo símbolo para aquellos que han entendido seguir el llamado de aquel que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas. Ahora aparecen bajo el símbolo de aquellos que están vestidos con ropas blancas, que se han puesto las ropas de la vida inmortal, eterna y espiritual.
Se
nos dice además que todo lo que aparece que va hacia arriba al bien
y lo que va hacia abajo al mal. Esto está claramente expresado. "Y
cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los
muertos por la palabra de Dios y por el testimonio que tenían; y
clamaron a gran voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y
verdadero, juzgas y no vengas nuestra sangre sobre los que habitan en
la tierra? Y les fueron dadas vestiduras blancas a cada uno de ellos;
y se les dijo entonces que descansaran un poco más, hasta que
vinieran a ellos sus consiervos y sus hermanos, que serían muertos
como ellos" - serán muertos en cuanto a la forma externa y
vivirán de nuevo en lo espiritual. ¿Cómo se expresa esto?
Démonos
cuenta de lo que, según la Antroposofía, es el mundo de los
sentidos externos. ¿Cómo hemos descrito las siete estrellas?
Volvimos a Saturno y mostramos cómo se originó el cuerpo humano
físico, cómo se construyó a partir del calor. Luego vimos cómo
apareció el Sol; hicimos un dibujo mental de él. El sol es para
nosotros no sólo un sol físico; es el portador de vida que en el
futuro de la humanidad aparecerá como la forma más elevada de vida
espiritual, La luna es para nosotros el elemento que retarda la
rápida marcha de la vida y frena al hombre al ritmo necesario. Así
vemos los poderes espirituales en el sol y la luna. Y el conocimiento
que adquirimos a través de la Antroposofía también aparece
correctamente simbolizado en una era futura; a nuestra visión
espiritual. el sol y la luna aparecen como las fuerzas que han
construido al hombre. Simbólicamente el sol físico externo y la
luna externa desaparecen, se vuelven como un ser humano, pero en una
forma elemental! "Y miré cuando abrió el sexto sello, y he
aquí que hubo un gran terremoto; y el sol se volvió negro como un
saco de pelo, y la luna se volvió como sangre". Todo esto es la
realización simbólica de lo que buscamos en la vida espiritual. Así
vemos que lo que se está preparando en esta época se profetiza en
imágenes significativas para la próxima época. Ahora llevamos
invisiblemente dentro de nosotros la transformación que tomamos en
mano con el sol y la luna cuando lo físico se convierte en los
elementos espirituales. Cuando la visión espiritual se dirige hacia
el futuro, lo físico desaparece y el símbolo de la
espiritualización de la humanidad aparece ante nosotros.
Hoy
hemos señalado con rasgos un tanto atrevidos lo que los siete sellos
y su revelación en el Apocalipsis deberían decirnos. Debemos
profundizar más en el tema, y entonces mucho de lo que nos parece
improbable hoy en día se hará muy claro. Sin embargo, ya hemos
visto cómo las poderosas imágenes descritas por el vidente sobre el
desarrollo presente y futuro de la humanidad están dispuestas en un
orden necesario; cómo esto continúa en el futuro y por lo tanto nos
da impulsos más fuertes para vivir en el futuro y hacer nuestra
parte en la espiritualización de la vida humana.
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