GA159 Dusseldorf 17 de junio de 1915 El misterio de la muerte (experiencias post-mortem)

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 RUDOLF STEINER



Conferencia nº 14 de una série de quince conferencias, celebradas en 1915, en varias ciudades.

Experiencias post mortem del ser humano

Dusseldorf 17 de junio de 1915


En relación con algunas consideraciones científico-espirituales, a menudo he dicho que dentro de nuestro movimiento científico-espiritual y sus esfuerzos, se trata sobre todo de tomar esos conceptos e ideas no sólo como la teoría que uno puede aprender por medio de la ciencia espiritual, sino que los resultados científico-espirituales tienen que penetrar en los movimientos más íntimos, los impulsos más íntimos de nuestra vida anímica. En efecto, tenemos que partir de los resultados del conocimiento científico-espiritual, y podemos obtener tal conocimiento solo si lo estudiamos, si nos ocupamos de ello. 

Pero la ciencia espiritual no debe ser tomada como una ciencia más, de modo que uno sepa sólo después que ha oído esto o aquello, que esto o aquello es cierto en relación con uno u otro asunto del mundo. La ciencia espiritual tiene que trabajar en nuestras almas para que las almas se vuelvan diferentes en este o aquel campo de sentimiento que se vuelven diferentes tomando lo que puede fluir de la ciencia espiritual. 

Los conceptos, las ideas y las imágenes mentales que tomamos por medio de la ciencia espiritual tienen que despertar nuestras almas en el núcleo, tienen que unirse con nuestros sentimientos, para que aprendamos a través de la ciencia espiritual a mirar el mundo no sólo de manera diferente, sino también a sentir de manera diferente que sin ella. 

El científico espiritual, en realidad, tiene que familiarizarse con ciertas circunstancias de manera muy diferente a como es posible sin la ciencia espiritual. Si es capaz de hacer esto, él básicamente sólo ha llegado a lo que tiene que fluir hacia nosotros desde la ciencia espiritual.

Hoy vivimos en una época difícil, en la que una de las cuestiones más importantes para nosotros de la ciencia espiritual, la cuestión de la muerte, aparece en tantos casos ante nuestros ojos, ante nuestras almas, ante nuestros corazones, más cerca tanto de unos como de otros. El científico espiritual también debería ser capaz de probar la ciencia espiritual emocionalmente en este tiempo tan difícil. Debería ser capaz de tener una actitud diferente a la de los demás ante los acontecimientos del tiempo, aunque estos acontecimientos le toquen tan de cerca. En efecto, hay unos que necesitan consuelo y otros que necesitan ánimo; pero ambos deberían encontrarlo también en la ciencia espiritual. Solo si esto puede ser así, habremos comprendido correctamente las pretensiones de la ciencia espiritual.

Por lo tanto, tenemos que experimentar una cierta conmoción en nuestras almas mediante las ideas de la ciencia espiritual ya que sobre determinados asuntos aprendemos a sentir de manera muy diferente a lo que podemos sentir sobre cualquier otra cosa del mundo sin la ciencia espiritual. Si resumís todo lo que ya se ha dicho sobre el misterio de la muerte dentro de nuestra ciencia espiritual, tambien podréis comprender lo que quiero explicar hoy no sólo repitiendo, sino añadiendo algo a las consideraciones anteriores. Debemos aprender a pensar en la muerte no sólo de forma diferente, sino que debemos aprender a sentirla de forma diferente. Ya que, en efecto, el misterio de la muerte está relacionado con los misterios más profundos del mundo. 

Debemos tener muy claro que cuando atravesamos la puerta de la muerte nos despojamos de todo aquello por lo que obtenemos percepción y conocimiento en el mundo físico, por lo que experimentamos algo del mundo exterior. Obtenemos impresiones sobre el mundo en el plano físico por medio de nuestros sentidos. Nos despojamos de estos sentidos cuando entramos en el mundo espiritual. Entonces ya no tenemos los sentidos. Esto ya debe ser una prueba para nosotros de que debemos intentar, cuando pensamos en el mundo suprasensible, pensar de forma diferente a como hemos aprendido a pensar por medio de nuestros sentidos.

De hecho, tenemos alguna especie de indicio, incluso se proyecta algo análogo, algo parecido a las experiencias del mundo espiritual en la vida cotidiana que pasamos entre el nacimiento y la muerte. Me refiero a las experiencias oníricas que se proyectan en la vida cotidiana. La experiencia onírica no se nos presenta a través de nuestros sentidos; nuestros sentidos no tienen realmente nada que ver con la experiencia onírica. Sin embargo, está presente en las imágenes que a veces recuerdan la vida sensorial. En estas imágenes oníricas tenemos, aunque sea un reflejo débil, sólo un reflejo de ese tipo, ya que la existencia espiritual se nos presenta como un mundo Imaginativo entre la muerte y un nuevo nacimiento. Sin embargo, después de la muerte tenemos una percepción imaginativa; la experiencia aparece en imágenes. 

Sólo si veis, por ejemplo, un color rojo en el mundo sensorial y debéis tener el pensamiento: ¿qué hay detrás de este color rojo? - Entonces os diréis: hay algo que llena el espacio, algo material está detrás. - El color rojo también se os presenta en el mundo espiritual, pero no hay nada material detrás de él, nada que ejerza una impresión material en el sentido habitual. Detrás del rojo hay un ser psicoespiritual; detrás del rojo está lo mismo que tú sientes como tu mundo en tu alma. Uno quisiera decir: partiendo de la impresión sensorial del color descendemos externamente en lo físico hasta el mundo material, partiendo de las imaginaciones ascendemos a las regiones espirituales del mundo espiritual.

Es preciso que seamos conscientes de que allá, en el mundo espiritual, las imaginaciones no guardan la misma relación con los seres espirituales -cuya expresión, por ejemplo, son los colores- que la que tiene un color con un ser sensorial. La rosa es roja; ésta es una cualidad de la rosa. Pero si un espíritu se nos aproxima debemos ser conscientes, tal como acabo de decir: el espíritu resplandece de rojo, ese rojo no significa una cualidad del espíritu como en el caso del rojo de la rosa. Ese color rojo es más bien una revelación del interior del ser espiritual; es más bien un carácter que el ser espiritual pone en el mundo espiritual. 

Primero tienes que contemplarlo a través de la Imaginación. La actividad que desarrolláis allí sólo se puede comparar en el mundo físico con su imagen ahrimánica, es decir, con la lectura. Miramos el color rojo de la rosa y sabemos que es una cualidad de la rosa. En el mundo espiritual no sólo miramos el color rojo, sino que lo interpretamos, pero no fantaseando -debo advertirlo siempre de nuevo-. Sin embargo, nuestra alma en sí misma ya encuentra que se da algo como un sonido, una letra, como algo que debe ser descifrado, que debe ser leído, para que se reconozca el significado.

El ser espiritual representa algo cuando se manifiesta como do sostenido o sol sostenido o como colores rojo, azul o verde. Con ello, el ser espiritual indica algo; se empieza a hablar con él, se empieza a leer su escritura. La cultura externa se basa en que tales asuntos que tienen su sabiduría profunda en el mundo espiritual se traspasan entonces también al mundo externo. Hablamos con razón de una lectura oculta, porque quien alcanza la conciencia clarividente, quien entra en el mundo espiritual, quien es capaz de ver por encima de las Imaginaciones y lee en ellas, mira a través de ellas en el fondo de las almas que viven en el mundo espiritual, no sólo a través de los colores, sino también a través de otras impresiones, tales impresiones que recuerdan a las impresiones sensoriales, y aquellas que se añaden en los mundos espirituales.

Tal actividad, que es una actividad puramente psicoespiritual, está subordinada, por así decirlo, al gobierno de los seres espirituales que progresan adecuadamente. Aquí, en el mundo físico, Ahrimán crea un reflejo exacto de lo que he caracterizado ahora. La lectura externa de los caracteres en el mundo físico es el reflejo ahrimánico de esta lectura oculta. Ya que la lectura que se realiza en el mundo físico por medio de signos desarrollados artificialmente es una actividad ahrimánica. No sin una buena razón, la invención del arte de la imprenta fue sentida como un arte ahrimánico, como un "arte negro", como alguien lo llamó. No se puede creer que se pueda escapar de las garras de Lucifer y Ahriman mediante alguna actuación cualquiera. Lucifer y Ahriman deben estar en la cultura externa. Únicamente se trata de encontrar el equilibrio, el camino recto cuando la vida gira perpetuamente hacia el lado luciférico o el ahrimánico. Si alguien no quisiera ser tocado en absoluto por Ahriman, nunca tendría que haber aprendido a leer. Es por eso que no se trata de que huyamos de Ahrimán y de Lucifer, sino de que nos situemos en la relación correcta con ellos, de que nos posicionemos correctamente ante ellos, aunque ellos están como fuerzas a nuestro alrededor. Si sabemos que seguimos lo que hemos descrito tantas veces como el Impulso Crístico que vive en nosotros, y si obtenemos las sensaciones espirituales que nos imponen la intención de seguir a Cristo en cada momento de nuestra vida, entonces también somos capaces de leer. Entonces podemos llegar a saber -y ya lo haremos si es adecuado para nosotros según nuestro karma- que Ahrimán también estableció la lectura, y vemos este arte ahrimánico bajo la luz adecuada. Si no experimentamos esto, clamamos en tono despectivo sobre la cultura ahrimánica, sobre el progreso y el esplendor de la cultura ahrimánica, por ejemplo, sobre la lectura.

Pero todos estos asuntos también imponen deberes, y es por eso por lo que esos deberes también se mantienen. Justo en nuestro tiempo, se puede afirmar mucho para defender o acusar esto o aquello. Realmente, tenemos lo que podemos llamar una avalancha de literatura bélica. Cada día se producen no sólo folletos, sino también libros, etc. Allí se puede leer a menudo: este país tiene tantos y tantos analfabetos, en este país tantas y tantas personas saben leer y escribir, y cosas por el estilo. Adoptar esto fácilmente no estaría de acuerdo con lo que alguien versado en la ciencia espiritual tiene que decir por su responsabilidad. Si yo quisiera indicar, por ejemplo, lo que tengo que afirmar con respecto a nuestro tiempo, todo lo especialmente malo de una nación y decir que en esta nación hay tal y tal cantidad de personas que no saben leer y escribir, no hablaría correctamente de forma científico-espiritual. Hay que afirmar solamente los asuntos para los cuales uno puede tomar la responsabilidad hacia los deberes ocultos.

De ello se desprende -sólo quería dar un ejemplo- que la ciencia espiritual debe pasar a la vida e imponer deberes en este sentido más profundo. Si el científico espiritual dice tales cosas que los otros también dicen, siempre puede verse que se dicen en un contexto diferente, y depende de esto. Por lo tanto, para alguien que no conoce la ciencia espiritual, parece algo bastante extraño, si se dice en la ciencia espiritual, porque está acostumbrado a tener otras ideas y debe decirse a sí mismo a veces: esta ciencia espiritual llama a lo negro blanco, y a lo blanco negro. - Esto es necesario a veces, porque si uno asciende al mundo espiritual con las ideas y conceptos habituales que aprende en el mundo físico, algunas ideas y conceptos deben ser cambiados a fondo.

Desde este punto de vista, tomemos uno de los conceptos más importantes, más enigmáticos, que tenemos que adquirir a partir de las impresiones del mundo físico, el concepto de la muerte. En el mundo físico, el ser humano ve la muerte siempre sólo desde un lado, desde el lado que ve el desarrollo de la vida humana hasta el punto en que el ser humano muere. Ahí es donde el cuerpo físico se separa al principio de los miembros superiores de la naturaleza humana y a continuación se disuelve dentro del mundo físico. Se puede decir realmente que el ser humano ve la muerte dentro del mundo físico: considerando la muerte desde un lado. Sin embargo, considerando la muerte desde el otro lado significa mirarla bajo una luz opuesta, verla como algo totalmente diferente.

Cuando mediante el nacimiento entramos en la vida física, primeroo pasamos por algo que experimentamos de tal manera que aún no se ha alcanzado la cima de nuestra conciencia física. Vosotros sabéis que no recordamos los primeros años de nuestra experiencia con la conciencia física habitual. Nadie puede recordar su nacimiento con la conciencia física habitual. Al menos no aparecerá nadie en el mundo que diga que puede recordar con su conciencia habitual cómo nació. Podemos decir que: una característica de la conciencia física es que el nacimiento del ser humano debe ser olvidado. Se olvida; también se olvidan los primeros años. Si miramos retrospectivamente a nuestra vida entre el nacimiento y la muerte, llegamos a recordar hasta cierto punto. Luego la memoria termina. 

El punto en el que se detiene no es nuestro nacimiento físico, sino que lo precede una experiencia. Nadie puede saber por experiencia que ha nacido. Sólo puede deducirlo. Llegamos a la conclusión de que nacemos -y sólo a partir de eso- de que después de nosotros nacen los seres humanos cuyo nacimiento percibimos. Si el naturalista afirma que sólo admite lo que se puede ver, nadie podría afirmar su nacimiento siguiendo este principio si quiere ser lógico, porque es imposible percibir su propio nacimiento sin ser clarividente; sólo se puede deducir.

Ahora bien, con respecto a la muerte ocurre exactamente lo contrario. A lo largo de la vida que transcurre entre la muerte y el nuevo nacimiento, aquel momento de la muerte que él experimentó se presenta ahora ante el ojo del alma del muerto como la impresión más viva, más brillante. Sin embargo, no creáis que podéis llegar a la conclusión de que se trata de una impresión dolorosa. Por que eso supondría creer que el muerto ve retrospectivamente lo mismo que tú ves en el mundo físico al respecto de la muerte, de la decadencia, del declive. Por el contrario, él ve la muerte desde el otro lado; él ve en la muerte algo que definiríamos también como lo más bello del mundo espiritual. Ya que en primer lugar el ser humano no puede experimentar nada más bello que la visión de la muerte en el mundo espiritual. Ver esta victoria del espíritu sobre la materia, esta iluminación de la luz espiritual del alma desde las profundas tinieblas de la materia es lo más grande, lo más significativo que se puede contemplar al otro lado de la vida por la que el ser humano atraviesa entre la muerte y un nuevo nacimiento.

Cuando el ser humano se desprende del cuerpo etérico entre la muerte y el nuevo nacimiento, -algo que ocurre no mucho tiempo después de la muerte-, y ha desarrollado plenamente su conciencia, entonces no tiene la misma relación consigo mismo que aquí en el mundo físico. Cuando el ser humano duerme aquí en el mundo físico, no tiene consciencia, y cuando está despierto, está consciente y él sabe: "Tengo un yo, un ego en mí mismo". Eso después de la muerte en su paso por el mundo espiritual, es algo diferente - su auto conciencia está en un nivel superior, - entonces no es lo mismo. Inmediatamente me referiré a eso. Sino que además hay algo así como una auto contemplación. Exactamente de la misma manera que aquí en la tierra uno debe evocar el yo por la mañana al despertar, lo mismo es en el mundo espiritual. Solo que esta auto contemplación es una mirada retrospectiva al momento de la muerte. Es siempre de tal manera, como si para poder percibir nuestro yo entre la muerte y un nuevo nacimiento nos dijéramos: "realmente has muerto, entonces eres un yo, eres un ego".

Esto es de la máxima importancia: se mira hacia atrás para contemplar la victoria del espíritu sobre el cuerpo, se mira hacia atrás al momento de la muerte que es el más bello del mundo espiritual que se puede experimentar. En esta mirada hacia atrás uno se vuelve consciente de su ser en el mundo espiritual. Esto es siempre, no diría que como el despertar - pues sería acuñar los conceptos unilateralmente, - mirar retrospectivamente a su muerte, es auto contemplarse. Por eso es tan importante que el ser humano tenga la posibilidad de mirar realmente hacia atrás en el momento de la muerte con plena conciencia postmortem - con una conciencia que entra después de la muerte. Así, no sólo sueña de alguna manera lo que contempla allí, sino que puede comprenderlo completamente; esto es extremadamente importante. Podemos prepararnos ya en vida mientras intentamos practicar el auto conocimiento. En particular, esto es necesario para la humanidad de aquí en adelante la práctica del auto conocimiento. Básicamente, toda la ciencia espiritual está ahí para proporcionar al ser humano ese auto conocimiento que le es necesario. Pues la ciencia espiritual es una introducción al yo ampliado del ser humano, ese yo por el que se pertenece al mundo entero. He dicho que la conciencia después de la muerte es algo diferente que aquí en el mundo físico. Si pudiera trazarles un diagrama de la conciencia después de la muerte, podría hacerlo de la siguiente manera.

Imaginemos que aquí tenemos un ojo, y ahí tenemos un objeto. ¿Cómo alcanzamos la conciencia de que hay un objeto fuera de nosotros? Porque el objeto deja una huella dentro de nosotros. El objeto causa una impresión en nuestro ojo, y aprendemos a conocer algo sobre el objeto. El objeto está fuera en el mundo, produce una impresión en nuestros sentidos, y nosotros captamos la imagen mental, que podemos formarnos del objeto, en nosotros mismos, en nuestra alma. El objeto está fuera de nosotros. Entonces ha entregado la imagen mental que nos formamos después.  Ahora bien, es diferente en el mundo espiritual. Puesto que no puedo dibujarlo gráficamente de forma diferente, querría que lo que siempre llamo ojo del alma se dibujara como un ojo del alma, aunque esté mal planteado en sentido estricto. Ahora este ojo del alma que el ser humano posee después de la muerte tiene la disposición de que tras la muerte el ser humano ve, por ejemplo, un ángel u otra alma humana que también está en el mundo espiritual pero no lo ve como se ve una flor en el mundo físico, sino que este ojo del alma tiene la disposición - prescindamos de un alma humana inicialmente, miremos sólo a un ser de la jerarquía superior - de que no es consciente de que frente a él tenga un ángel, o un arcángel: Veo a este ser angélico fuera de mí, - sino: Soy visto por el ser angélico, él me ve. - Es justo lo contrario del mundo físico. Nos familiarizamos en el mundo espiritual haciéndonos conscientes de los seres de las jerarquías superiores, gracias a que somos conocidos por ellos porque nos piensan. Nos sentimos integrados en ellos, sentimos que somos percibidos por los ángeles, los arcángeles, los espíritus de la personalidad a semejanza de como el reino mineral, vegetal y animal es percibido por nosotros.
Sólo en lo que respecta a las almas humanas tenemos la sensación de que nos ven, ya que también tenemos la sensación de que nuestra vista entra en ellas. Nosotros las vemos y las almas humanas nos ven. En cuanto a todos los demás seres de las jerarquías superiores, tenemos la sensación de que somos percibidos por ellos, somos pensados, imaginados por ellos; y en tanto seamos percibidos por ellos, seamos pensados, seamos imaginados por ellos, estamos en el mundo espiritual. Ahora imaginaos que caminásemos como almas en el mundo espiritual, tal como caminamos en el mundo físico. Entonces tendremos la sensación en todas partes de establecer una relación con los seres de las jerarquías superiores, al igual que tenemos la sensación aquí en el mundo físico de establecer una relación con los reinos mineral, vegetal y animal. Sólo necesitamos la meditación repetida de que tenemos un yo. Entonces miramos nuestra muerte y nos decimos: este eres tú. - Esto es la continuidad de la conciencia, el contenido continuo de nuestras conciencias.

Lo que he dicho hoy debe añadirse a las diversas ideas que podéis tomar de charlas y libros. Están dichas más emocionalmente de lo que se expone, por ejemplo, en el libro Teosofía que están expresadas más desde un punto de vista de intuición externa. Pero sólo en tanto se mira tal asunto emocionalmente, se puede sentir como si se estuviera en las sensaciones que uno debe tener hacia estos asuntos y en general hacia el mundo espiritual.
Por lo tanto, el auto conocimiento es lo que nos sostiene, lo que nos hace fuertes para la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento. Recientemente pude enfrentarme de nuevo a esto con especial viveza cuando me encargué de hablar varias veces en la cremación, tras el fallecimiento de algunos de nuestros amigos. Allí fue necesario hablar de algo que está conectado íntimamente con el carácter, con el ser de aquel que había pasado por la puerta de la muerte. ¿Por qué surgió esta Inspiradora o Intuitiva de hablar a los muertos de algo que está conectado con su ser? Esto aparece en la vida de las personas afectadas después de la muerte. Viene en su ayuda algo que vigoriza las fuerzas de su auto conocimiento. Al hablar de estas cualidades, que sienten en sí mismas, inmediatamente después de la muerte, cuando su conciencia aún no había despertado, se deja fluir hacia ellas, por así decirlo, algo de la fuerza que necesitan para desarrollar gradualmente la capacidad de mirar el momento de la muerte. Todo su ser parece estar concentrado allí, tal como se ha desarrollado entre el nacimiento y la muerte. Cuando se deja fluir hacia los muertos algo que les recuerde sus cualidades, sus experiencias, etc., les sirve de mucha ayuda a los muertos. Así se fomenta la fuerza del auto conocimiento. Si alguien tiene la posibilidad como clarividente de familiarizarse con el alma de tal persona muerta, entonces siente el deseo en su alma de escuchar algo justo en este tiempo sobre el individuo, como era, sobre esto y aquello por lo que ha pasado o cuáles son sus principales cualidades. Como podéis comprender, aquí en la tierra la vida de un ser humano no se parece a la vida de los demás, sino que todos los seres humanos tienen vidas diferentes entre sí. Lo mismo ocurre con los que han atravesado la puerta de la muerte. Ninguna alma se parece a la otra entre la muerte y el nuevo nacimiento. Me gustaría decir: cada vida del alma que se puede observar es una nueva revelación, y siempre se pueden destacar las cualidades particulares individuales solamente. Me gustaría hablar de estas cuestiones hoy y también pasado mañana en Colonia. Me gustaría hablar de un caso concreto como ejemplo.
En Dornach, hace ya algún tiempo, vimos salir del plano físico a un miembro bastante mayor (Lina Grosheintz-Rohrer). Un miembro que había pasado su vida, a fin de cuentas, en el trabajo laborioso, el trabajo de cuidado, pero durante los últimos años, desde hacía ya mucho tiempo, estaba vinculada en lo más profundo del alma con nuestra visión científico-espiritual del mundo y la había desarrollado completamente en su corazón, en su alma. Así que se podría decir: que esta personalidad había llegado tan lejos en los últimos tiempos de su existencia física que era completamente uno en su sentimiento con nuestra visión del mundo. 
Ahora bien, sabéis que el ser humano cuando pasa por la puerta de la muerte se despoja primero de su cuerpo físico, llevando consigo el cuerpo etérico todavía durante un tiempo y `para luego despojarse también del cuerpo etérico. Llega un momento en el que el ser humano sólo debe adquirir gradualmente la conciencia que debe poseer entre la muerte y un nuevo nacimiento. Inmediatamente después de la muerte, el ser humano está en su cuerpo etérico. 
Allí experimenta como sabemos, una revisión completa de su vida como un gran panorama vital. En ese tiempo, aparecen también en su alma particularmente los impulsos poderosos, quiero decir, todos a la vez, de modo que puede aparecer después de la muerte algo que es importante sólo en este sentido y que es completamente diferente que durante la vida.
Durante la vida, el ser humano suele estar supeditado por las restricciones que le impone su cuerpo físico. Inmediatamente después de la muerte, el ser humano ha superado lo que le agobia, le presiona, le solidifica, y también lo físico que debilita la claridad de algunos impulsos del alma. Todavía no ha perdido el cuerpo etérico y, por tanto, la memoria de la vida. 
Es un mundo imaginativo que contiene las imágenes de la vida pasada, y también contiene los impulsos especialmente fuertes. Ahora bien, cuando un alma ha asumido tan intensamente los impulsos de la ciencia espiritual durante la vida, si esta alma ha llevado estos impulsos hasta el sentimiento más íntimo de sí misma, también puede desarrollar estas impresiones después de la muerte de otra manera, porque tiene a su disposición el cuerpo etérico elástico y maleable, entonces ya no está supeditada a lo que le permita el cuerpo físico.

En el caso de esa personalidad en particular de la que acabo de hablar, se podía ver cómo poco después de la muerte dejó fluir de su alma aquello que había vivido de los impulsos científico-espirituales en ella, después de que yo consiguiese transportarme completamente a esta alma. Por supuesto, ella no lo habría expresado con tales palabras durante su vida física. Dado que el cuerpo etérico estaba todavía allí, ella podía vestirlo con palabras físicas. Todavía no había salido de su cuerpo etérico elástico, cuando desarrolló lo que había tomado de la ciencia espiritual, de modo que se convirtió en la expresión de su alma. Entonces tuve la necesidad, en la cremación de la personalidad en cuestión, unos días después, de decir estas palabras, que sonaban desde su ser, que le pertenecían a ella, no a mí:

A las distancias cósmicas llevaré

Mi corazón que siente, para que se caliente

En el fuego de la acción de las fuerzas santas;

En los pensamientos cósmicos entretejeré

Mi propio pensamiento, para que crezca claro

En la luz de la vida eterna;

En las profundidades del alma hundiré

la contemplación devota, para que crezca fuerte

Por los verdaderos objetivos de la actividad humana;

En la paz de Dios me esfuerzo pues

En medio de las batallas y preocupaciones de la vida

Para prepararme para el Ser superior;

Aspirando a trabajar en una paz llena de alegría,

Sintiendo el ser cósmico en mi propio ser,

Busco cumplir con mi deber humano;

Que pueda vivir en la anticipación,

Orientado hacia la estrella de mi alma

Que me proporcione mi lugar en los reinos espirituales.

Quisiera decir que, después de la muerte, estas son las palabras que expresan la sensación de lo que el alma ha llegado a ser a través de la ciencia espiritual. Luego vino el tiempo por el que todo el mundo tiene que pasar después de la muerte que se llama de modo inapropiado el tiempo de dormir. Porque cuando te has desprendido del cuerpo etérico, estás realmente en el mundo espiritual, sólo que la plenitud del mundo espiritual te deslumbra. 

No puedes tener una visión general de todo, sólo tienes que adaptar tu fuerza que has traído al mundo espiritual; tienes que entrar en sintonía con ese mundo. Ves demasiado después de la muerte; la conciencia está ahí, tienes que dosificarla según el grado de las fuerzas que has adquirido. Entonces podrás orientarte y vivir realmente en el mundo espiritual. No se habla con propiedad cuando se dice que uno se vuelve consciente después de algún tiempo, sino que hay que decir que uno tiene demasiada conciencia y tiene que dosificarla para que entre en sintonía con los niveles que puede soportar. En eso consiste despertar. 

Por eso el alma de la que os acabo de hablar llegó a esta condición -cuando se le quita el cuerpo etérico- en la que no podía soportar la luz del espíritu. Pero ella tenía mucha fuerza en sí misma. Lo notáis en las palabras que he leído, y que esta fuerza había sido completamente llenada poco a poco con lo que la ciencia espiritual puede hacer del sentimiento y la voluntad humana. Por eso este ser, poco tiempo después de la muerte, esta alma adquirió una conciencia tolerable para ella. Por supuesto, habría que describir mucho del tiempo que comienza entonces para un alma cuando se quisiera describir todo lo que tal alma experimenta allí. 

Uno sólo describe partes siempre; y mientras estamos dentro de nuestro movimiento, pertenece, por supuesto, a los asuntos más significativos que puedes observar en las almas lo que conecta estas almas con nuestro movimiento. Puedes aprender lo que generalmente las almas humanas conectan con todo el mundo después de la muerte; pero puedes observar mejor que nada en tales almas lo que es la vida del alma después de la muerte, particularmente cuando se ha acercado a ti como esta alma de la que hablo ahora.

Por lo tanto pude observar justo con esta alma como ella obtuvo la conciencia orientadora mientras participaba en nuestras reuniones, realmente participando en nuestras reuniones. Y ella participó plenamente en un festividad de Pascua de Dornach de este año, en esa festividad de Pascua cuando traté de explicar la profundidad particular del pensamiento de Pascua a nuestros queridos amigos allí en Dornach. Esta alma estaba presente allí. Participó tal como había participado entonces con calor íntimo; ahora participaba como alma. Quería expresarse lo mismo que cualquiera tiene la necesidad de expresarse después en el cuerpo físico sobre lo que ha asumido. Quiso expresarse, y lo peculiar es que plasmó tales palabras, gracias a que existe la posibilidad de comunicarse, y volvió a formar tales palabras describiendo su vida actual y su experiencia de esta conferencia de Pascua. El alma añadió algo como un suplemento de lo que había salido de ella en aquel momento después de la muerte. Este suplemento que salió de la conciencia es el siguiente:

Dirigiré en las almas humanas

El sentimiento del espíritu, para que de buena gana

Despierte en los corazones la palabra del sacrificio;

Pensaré con los espíritus humanos

El calor del alma, para que poderosamente

Pueda sentir al Resucitado;

Ya en esas conferencias de Pascua y en algunas otras que di en aquella época, me ocupé de llamar la atención -como lo hice repetidamente- sobre la importancia de la ciencia espiritual no sólo aquí para la vida en la tierra, sino para el mundo entero. Cualquiera que atraviese la puerta de la muerte también puede experimentar y conocer lo que se hace aquí en la ciencia espiritual. Por eso aconsejo a muchas personas, si tienen muertos queridos, que les lean o les cuenten las enseñanzas científico-espirituales, porque lo que se estampa en las palabras científico-espirituales no sólo tiene significado para las almas que viven en cuerpos físicos, sino que tiene pleno significado también para las almas que están desencarnadas. Es para ellas como el aire espiritual de la vida, como el agua espiritual de la vida, o también se podría decir que perciben la luz por nosotros aquí abajo. Esta luz es para nosotros simbólica al principio, se podría decir, porque oímos palabras y las tomamos como pensamientos en nuestras almas; los muertos la ven, sin embargo, realmente como una luz espiritual.

Ahora bien, es muy significativo que justo esta alma que ha escuchado a menudo esto haya querido decir realmente: He comprendido esto, y es realmente así. - Ya que sus palabras al respecto son:

La llama terrenal del conocimiento espiritual

ilumina brillantemente la aparición de la muerte;

Este es el hecho para el alma. Ella quiere decir: lo que decis ahí abajo brilla como una llama. - Ella expresaba esto, cuando decía "llama terrestre": "ilumina brillantemente la apariencia de la muerte..." ¿Por qué dice "apariencia de la muerte"? Si meditais, lo descubrireis. Ella lo decía, porque siempre había oído que llamamos maya al mundo: en la tierra está en la apariencia de los sentidos; ahora también está en una apariencia por la que sólo tiene que contemplar el ser:

La llama terrestre del conocimiento espiritual

ilumina brillantemente la aparición de la muerte; -

Y algo que ella también confirma ahora:

El Ser se convierte en ojo y oído cósmicos.

Ella quiere decir oído cósmico. Quiere decir que ahora todo el yo se convierte en un poderoso órgano sensorial, se convierte en el órgano de percepción de todo el universo. Es una bonita forma por la que la muerta muestra cómo se hace consciente de que se hace realidad lo que dice la ciencia espiritual. Para esta alma es típico que quiera expresarse inmediatamente después de la muerte y quiera decir: sí, ahora estoy tan lejos que lo que he aprendido en la tierra me parece lo correcto.

Estas palabras fueron para mí de cierta importancia, porque vinieron después de algún tiempo, tal vez algunas semanas después, del mundo espiritual de esa alma de la que he hablado, después de que poco antes, algunas semanas antes, tuvo lugar otro acontecimiento que me satisface.

Unos amigos de nuestro movimiento perdieron en la guerra actual a un hijo bastante joven que se había alistado como voluntario en el ejército. El joven cayó. Se había acercado a medias a la ciencia espiritual; se diría que en su último tiempo terrenal por el que pasó. Sólo tenía diecisiete o dieciocho años. Ahora se había ido, había caído. Después de algún tiempo pude contemplar el alma de este joven acercándose realmente a sus padres. En el caso de muchas almas que han atravesado la puerta de la muerte durante la guerra, se vuelven conscientes rápidamente. Fue así - pude oírlo realmente, - como si les dijera: ahora quisiera hacerles comprensible que lo que he oído a menudo de la ciencia espiritual, de la luz espiritual y de los seres espirituales en su casa puede llegar a ser claro para mí que es verdad que lo que he oído allí me ayuda.

No menciono esto porque sea algo especial, sino porque sólo muestra cómo es la relación entre la vida terrenal y la vida espiritual. Sin embargo, quiero mencionar además algo extraño. En aquel momento, después de una conferencia que di en una de nuestras ramas -había anotado las palabras que me habían llegado-, fui a los padres del joven y les conté esto y también di la noche en la que el joven se acercó a sus padres y les habló como si fuera a sus almas. Allí dijo el padre: esto es muy extraño, yo sueño muy pocas veces. Sin embargo, he soñado esta noche, esta misma noche con mi hijo que se me aparecía y que quería decirme algo; sin embargo, no lo he entendido.

Si se les explican estos asuntos, a las personas que están fuera de nuestro movimiento espiritual incluso hoy les resulta extraño. De ahí que los guardemos entre nosotros. Pero debe ser importante para nosotros tratar específicamente también estos asuntos, porque nuestro conocimiento se compone de estas piedras únicas de las experiencias del mundo espiritual. Sólo obtenemos una imagen concreta si no queremos limitarnos sólo a escuchar bonitas teorías del mundo espiritual, sino cuando podemos avivar la ciencia espiritual en nuestras almas, de modo que soportemos lo que se habla del mundo espiritual realmente, como los seres humanos razonables sólo hablan de lo que experimentan en el mundo sensorial. La ciencia espiritual se convierte así en vida en el sentido correcto en nosotros, y debe convertirse en vida en nosotros, que gracias a ella ganamos una vida- no sólo una enseñanza, un conocimiento. 

Debe servir para salvar el abismo que resulta del materialismo, que se extiende fuera de la ciencia espiritual y debe hacerse cada vez más grande. Salva este abismo entre el reino físico-sensorial, que atravesamos entre el nacimiento y la muerte, y el reino espiritual en el que vivimos entre la muerte y un nuevo nacimiento, para que aprendamos gradualmente a ser ciudadanos también del mundo espiritual. Lo importante es que aprendamos a sentir: quien ha atravesado la puerta de la muerte sólo ha asumido otra condición de vida y tiene una actitud hacia nuestro sentimiento después de la muerte como quien acaba de tener que trasladarse por los acontecimientos de la vida a un país lejano en el que sólo podremos seguirle más tarde. Así que no tenemos que soportar más que un tiempo de separación. Pero esto debe ser sentido vivamente por medio de la ciencia espiritual. Si uno se arriesga a formarse una idea sobre hechos concretos individuales, ya verá que estos hechos también se corresponden y se apoyan mutuamente para alguien que no mira en el mundo espiritual. Por eso la confianza que se tiene, antes de contemplar en el mundo espiritual, no es en realidad ninguna confianza ciega, ninguna confianza en la autoridad, sino una confianza que se apoya en el sentimiento que es más profundo que el conocimiento crítico, en el sentimiento original de la verdad autóctono del alma humana.

Vivimos en una época en la que los acontecimientos externos cargados de destino ponen de manifiesto la necesidad de profundizar en la vida humana. Sería mucho mejor si los seres humanos miraran estos acontecimientos militares como una advertencia para profundizar en las almas más de lo que hace la mayoría predominante de los seres humanos. En cambio, discuten quién tiene la culpa de la guerra, quién hace esto o aquello. Dije, mientras discutía los asuntos más importantes ante ustedes: respecto a algunos asuntos debemos aprender por la ciencia espiritual a cambiar nuestras ideas, nuestros conceptos. Podemos contar el concepto de la guerra a estos conceptos - hoy esto puede ser todavía añadido a nuestra consideración sobre un objeto tan significativo como la muerte.

Uno tendrá razón, también desde el punto de vista científico-espiritual, al considerar la guerra como una enfermedad del desarrollo. En efecto, es una enfermedad, pero sólo se recuerda que tampoco se hace justicia a una enfermedad si se la condena. Lo que importa en la enfermedad es a menudo lo que ha precedido a la enfermedad en el cuerpo humano: el desorden, la desarmonía ha precedido. Entonces surge la enfermedad, que a menudo está ahí para trabajar justo contra el desorden en el cuerpo. Incluso si el ser humano pasa por una enfermedad antes de la muerte, es así. Lleva en sí mismo desarmonías que le impiden entrar en el mundo espiritual. Tal vez, el mundo espiritual le sería oscurecido demasiado tiempo, o habría otros obstáculos, porque hay desarmonías en él que no pueden ser llevadas simplemente al mundo espiritual. Es por eso que una enfermedad lo infecta antes de la muerte. Libera su alma de la desarmonía hasta el punto de poder entrar en el mundo espiritual.

Vivimos en una época en la que los acontecimientos externos cargados de destino ponen de manifiesto la necesidad de profundizar en la vida humana. Sería mucho mejor si los seres humanos miraran estos acontecimientos militares como una advertencia para profundizar en las almas más de lo que hace la gran mayoría de los seres humanos. En cambio, discuten quién tiene la culpa de la guerra, quién hace esto o aquello. Ya dije ante vosotros, mientras discutía los asuntos más importantes: respecto a algunos asuntos debemos aprender por medio de la ciencia espiritual a cambiar nuestras ideas, nuestros conceptos. Podemos añadir el concepto de la guerra a estos conceptos - hoy en día esto puede ser todavía añadido a nuestra consideración sobre un objeto tan significativo como la muerte.

Se estará en lo cierto, también desde el punto de vista científico-espiritual, al considerar la guerra como una enfermedad del desarrollo. En efecto, es una enfermedad, pero hay que recordar que tampoco se hace justicia a una enfermedad renegando de ella. Lo que importa en la enfermedad es a menudo lo que ha precedido a la enfermedad en el cuerpo humano: el desorden, la desarmonía ha precedido. Entonces surge la enfermedad, que a menudo está ahí para trabajar justo contra el desorden en el cuerpo. Incluso aunque el ser humano pase por una enfermedad y después muera, es así. Lleva en sí mismo desarmonías que le impiden entrar en el mundo espiritual. Tal vez, el mundo espiritual le sería oscurecido demasiado tiempo, o habría otros obstáculos, porque hay desarmonías en él que no pueden ser llevadas simplemente al mundo espiritual. Es por eso que una enfermedad lo infecta antes de la muerte. Libera su alma de la desarmonía hasta el punto de poder entrar en el mundo espiritual.

Cuando se trata de una enfermedad que lleva a la recuperación, entonces esta enfermedad está ahí para compensar lo que ha precedido a la enfermedad cuya causa ha sido el karma de vidas anteriores, tal vez de miles de años. No estaría bien decir: el niño tiene el sarampión; si no lo hubiera contraído. - No se puede saber qué habría pasado con el niño si no hubiera tenido el sarampión. Porque aquello que estaba profundamente asentado en el niño y que buscaba su compensación, salió.

Es por tanto bueno, considerar la guerra y ver el mal no tanto en el aspecto de la sangre y el fuego que conlleva, sino también mirar lo que ha venido ocurriendo desde hace mucho, mucho tiempo en las corrientes culturales. Los seres humanos deben aprender a mirar más profundamente cómo se relacionan estas cosas. Después de esta guerra, llegará un tiempo en el que los seres humanos empiecen a pensar en esta guerra. Allí se pondrán a pensar en cuántas palabras huecas se dijeron: cuando se culpaban unos y otros. - Sucederá algo, aunque sea mucho tiempo después de la guerra. Entonces la gente dirá algo diferente a lo de hoy. Habrá gente que dirá: si uno estudia la historia como la ha estudiado hasta ahora, efectivamente, se encuentra en estos actos de los diplomáticos esto, en aquellos actos de los diplomáticos aquello; aquí y allí o esto y aquello fue escrito.

Pero si se procede tal como la historia ha tratado todo hasta ahora, y se quiere "juzgar objetivamente" todo, como suele decirse, entonces nunca se descubrirá por qué surgió esta guerra. Entonces se descubrirá que es necesario buscar las razones más profundas más allá de las causas externas que posteriormente la ciencia espiritual tiene que explicar. Desgraciadamente, sólo puedo hacer observaciones sobre estas cuestiones. Se encontrará que en varios lugares justo en el estallido de esta guerra sucedió esto o aquello, pequeños detalles en los que la conciencia desempeñaba el papel más significativo, sino que algo inconsciente, algo bajo el umbral de los acontecimientos externos era un factor determinante; de modo que no se agotan en absoluto esas cuestiones que el historiador está acostumbrado a considerar como algo decisivo para la causalidad. Sólo con este ejemplo se aprende: la historia, tal como estamos acostumbrados a ella hasta ahora, no nos explica nada en absoluto. Es una admonición para ir a razones más profundas.

Tal y como tuve que exhortar a nuestras almas al final de casi todas las charlas que mantuve en el último tiempo, me gustaría hacerlo también hoy.

Simplemente por el hecho de que os habéis acercado a la cosmovisión científico-espiritual, surge para vosotros una cierta responsabilidad. Por medio de la cosmovisión científico-espiritual debeis ser capaces de tener los pensamientos para que esos juicios superficiales que se emiten hoy en día en todas partes, debido al materialismo que controla el mundo, no se conviertan tampoco en nuestros juicios como seguidores de la ciencia espiritual. Lo que juega un papel en el mundo de hoy es un odio superficial de nación a nación. He hablado a menudo de ello en nuestras charlas de rama. No debe penetrar en nosotros en el mismo grado, pero tampoco debemos volvernos injustos. Porque podemos aprender de la antigua Sociedad Teosófica a ser más bien injustos. Ellos han inculcado a sus seguidores con respecto a las religiones: que todas las religiones son iguales.

Esto es un poco, como si se quisiera moldear a los seres humanos: en la mesa están la pimienta, la sal, el azúcar, el pimentón; pues bien, todos pueden ser utilizados como especias, no hay que preferir nada. Así que, aquí tengo una taza de café, le pongo un poco de pimienta, porque como todo es lo mismo. Con idéntica lógica se habla de que el propio núcleo de la verdad está en la base de todas las religiones. Esta lógica le ahorra a uno el estudio del gran desarrollo milagroso del mundo en sus detalles, porque uno se conforma con la frase: en la base de todo hay un núcleo de verdad. Pero desde hace tiempo nos hemos liberado de los juicios más superficiales. Eso no puede impedir que reconozcamos con razón la necesidad de adentrarnos con afectuosa comprensión en cualquier característica nacional, en la que tengamos que situarnos con el corazón desde el conocimiento. No es posible que todos los amigos estén de acuerdo en este sentido. Eso no importa, sino que nuestras almas intenten superar el punto de vista del mundo exterior y tratar las características de las diferentes almas nacionales. - Entonces ya veremos que la creencia en nuestra visión científico-espiritual del mundo nos impone una cierta responsabilidad en muchos aspectos, la responsabilidad de tratar los asuntos tan a fondo como sea posible y de prestar más atención a ellos sobre la base de la ciencia espiritual.

A veces se experimentan cosas dolorosas. No hay ningún ser humano que recuerde la gran advertencia de nuestros fatídicos acontecimientos cargados de destino, de modo que se sienta obligado a volver su corazón realmente más profundamente hacia los acontecimientos en lugar de juzgar superficialmente al modo del materialismo externo que justamente queremos superar. En este sentido, uno quisiera desear y anhelar que los seres humanos que están dentro de nuestro movimiento formen una multitud, por así decirlo, que se ocupe a fondo de las cuestiones profundamente conmovedoras de hoy. La minuciosidad es necesaria en muchas cuestiones. No os imagináis en absoluto lo que es posible en nuestra época.

Oh, podría contar muchas cosas que dejarían helado el corazón de quienes siguen los tiempos realmente con la bondad de su corazón. Hoy en día se difunden muchas opiniones y pensamientos, a veces con la mejor intención, desde una visión del mundo malsana y ahrimánica. Pero viendo la avalancha de literatura bélica sólo tenemos que meditar más profundamente sobre las tareas del desarrollo cultural. Esto lo intento ahora en mis charlas mostrando la posición real de los seres humanos individuales. Porque a menudo se trata de defender la minuciosidad frente a la superficialidad. En las últimas semanas, por ejemplo, podría experimentar algo muy extraño. Por razones comprensibles no quisiera mencionar el título de un libro que ha aparecido en el extranjero, incluso en alemán, y algunos afirman que lo habría escrito un alemán. Expresamente quiero subrayar que ustedes pueden llegar a entender cualquier punto de vista. Quizá podáis entender el punto de vista más antialemán si uno u otro lo muestra. Podéis intentar entenderlo, no hace falta que lo compartáis, pero quizás seáis capaces de entenderlo.

Pero el libro en cuestión tiene características que no dependen del hecho de que adopte un punto de vista completamente antialemán, que vilipendie la germanidad y la naturaleza alemana en cada línea. Se puede entender que está escrito con maldad. Pero nadie puede venir a decir: si un alemán habla así del libro, podemos entenderlo, porque habla despectivamente de la germanidad. - Sin embargo, depende de algo diferente. El libro está escrito de tal manera que quien tenga un poco de sentido de la profesionalidad interna y de la minuciosidad interna, que esté un poco educado, debe encontrar: es la más terrible simulación de la literatura más barata. - Aparte de su punto de vista, su nivel literario es tan bajo que quien encuentra algo en el libro demuestra que acepta la literatura más trivial como algo que se puede tomar en serio, un libro improvisado con ignorancia, me gustaría decir, con la ignorancia más evidente.

Así que el punto de vista no importa; pero se ve por la forma, ya que está escrito como no lo haría nadie que aprendiera a pensar, que se trata de un tipo de libro bastante inferior. Sin embargo, también tuve que escuchar juicios de que este libro, cuyo título no menciono por razones particulares, se toma en serio. Si tales asuntos aparecen, es justo que no nos retraigamos de formar un juicio sobre la base de cierta versatilidad. Si alguien está de acuerdo con ciertas frases que se expresan en ese libro en cuanto al contenido, no necesita tomar tal libro en serio, ya porque el libro es un brebaje terrible, y porque no se toma en serio un brebaje terrible, porque no se puede desear que incluso la verdad se exprese terriblemente en el peor afecto y de manera inculta. Quise caracterizar tal ejemplo, porque quiero llamar su atención sobre el hecho de que depende de varias cosas si el científico espiritual trata de formarse un juicio sobre el mundo.

Si fuera posible tomar un libro para bien, aunque sea estilísticamente un libro de terror, entonces alguien admitiría que no ha avivado suficientemente el sentimiento espiritual-científico en su corazón, en su alma. No para expresar algo diferente, sino para llamar la atención sobre el hecho de que la ciencia espiritual tiene que penetrar vivamente en nuestro sentir y pensar en el sentido más profundo, también se dan ejemplos concretos en este campo. Es muy necesario que tales impulsos concretos sean buscados en nuestras almas. Tengo que admitir lo que me satisfizo particularmente hasta ahora, viajando por Alemania, que no pude notar vítores aterradores después de grandes victorias. Se notaba que el dolor por las enormes pérdidas estaba en todas las almas al mismo tiempo. Creo que es así. La fútil alegría de la victoria no debe estar ahí. Ya que estos días cargados de destino exigen no sólo enormes sacrificios, sino que abren enormes heridas, también espirituales si se considera el comportamiento de muchos seres humanos. Por eso es muy necesario que recordemos de vez en cuando, justo si miramos los asuntos importantes en el campo de la ciencia espiritual, que la responsabilidad se impone a nuestras almas y que debemos anhelar tiempos en los que los efectos de los cuerpos etéricos jóvenes y no utilizados y las almas puedan encontrarse realmente que todavía están abajo en los cuerpos de los seres humanos y puedan enviar sus sensaciones y capacidades hacia arriba.

Después de esta guerra llegará un tiempo en el que los cuerpos etéricos no utilizados de aquellos que atravesaron la puerta de la muerte y desarrollaron fuerzas a partir de los sacrificios que hicieron y que ahora podrían enviar hacia abajo para la espiritualización de la humanidad. Pero a lavez, aquí abajo debe haber almas capaces de recibir esto, que miren con viva confianza lo que subió al mundo espiritual desde los primeros difuntos para hacer brillar las fuerzas de la espiritualización de la humanidad.

Ahí quisiera que apareciera a nuestros ojos en el sentido de las palabras que quisiera volver a pronunciar al final de esta consideración:

Del valor de los combatientes,

De la sangre de las batallas,

Del dolor de los afligidos,

De los sacrificios de la nación

Crecerán los frutos del espíritu

Si las almas conscientes del espíritu vuelven

sus sentidos al mundo espiritual.

traducido por j.Luelmo feb2021

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919