GA135-Berlín 5 de marzo de 1912 La reencarnación y el karma como ideas fundamentales de la cosmovisión antroposófica y su fuerza moral fundamental.

       volver al índice


RUDOLF STEINER

REENCARNACIÓN Y KARMA


Berlín 5 de marzo de 1912

Tercera conferencia: 

 Desde hace muchos años venimos estudiando las verdades antroposóficas, los detalles del saber antroposófico, tratando de abordarlos desde diferentes lados y de asimilarlos. En el curso de las conferencias que se están dando ahora, y de las que están por venir, será bueno preguntarnos qué es lo que la Antroposofía debe y puede dar a los hombres de nuestro tiempo. Conocemos gran parte del contenido de la Antroposofía y, por lo tanto, podemos abordar la cuestión con una cierta base de comprensión.

Sobre todo debemos recordar que la vida antroposófica, el Movimiento antroposófico en sí, debe distinguirse claramente -en nuestra mente, en todo caso- de cualquier tipo de organización especial, de cualquier cosa a la que pueda darse el nombre de "Sociedad". Todo el carácter de la vida moderna hará cada vez más necesario que quienes quieran cultivar la Antroposofía se unan en un sentido corporativo; pero esto se hace necesario más por el carácter de la vida exterior que por el contenido o la actitud de la Antroposofía misma. La Antroposofía en sí podría darse a conocer al mundo del mismo modo que cualquier otra cosa -como la química, por ejemplo- y sus verdades podrían ser accesibles igual que en el caso de las verdades de la química o de las matemáticas. El modo en que un individuo asimile la Antroposofía y la convierta en un impulso real en su vida podría ser entonces asunto del propio individuo. Una Sociedad o cualquier tipo de organismo corporativo para el cultivo de la Antroposofía se hace necesaria porque la Antroposofía como tal llega a nuestra época como algo nuevo, como un conocimiento enteramente nuevo, que debe ser recibido en la vida espiritual de los hombres. Los que no han entrado en la esfera de la vida antroposófica necesitan una preparación especial de sus almas y corazones, así como la constitución de alma propia de la época actual. Tal preparación sólo puede adquirirse a través de la vida y las actividades en nuestros grupos y reuniones. Allí nos adaptamos a una determinada tendencia de pensamiento y sentimiento, de modo que nos damos cuenta del significado de asuntos que las personas del mundo exterior que no conocen la Antroposofía considerarán naturalmente como tonterías fantásticas. Por supuesto, se podría argumentar que la Antroposofía también podría darse a conocer más ampliamente mediante conferencias públicas dadas a oyentes totalmente no preparados; pero quienes pertenecen a nuestros grupos en un sentido más íntimo se darán cuenta de que todo el tono, toda la manera de dar una conferencia a un público no preparado tiene que ser necesariamente diferente de la de una conferencia dada a quienes por un impulso interior y por toda su actitud, son capaces de tomar en serio lo que el público en general aún no sería capaz de aceptar. Con toda seguridad, esta situación no mejorará en un futuro inmediato, al contrario, la oposición será cada vez más fuerte. La oposición a la Antroposofía en todos los campos aumentará en el mundo exterior, justamente porque es en el más alto grado necesaria para nuestra época, y porque lo más esencial en un momento dado siempre encuentra la resistencia más fuerte.
Cabe preguntarse: ¿Por qué? ¿Por qué los corazones humanos se resisten con tanta vehemencia a lo que más se necesita en su época? Un antropósofo debería ser capaz de comprenderlo, pero es un asunto demasiado complicado como para dejarlo ni remotamente claro a un público no preparado.

El estudiante de Antroposofía sabe de la existencia de fuerzas luciféricas, de seres luciféricos que se han quedado rezagados en el proceso general de evolución. Actúan a través de los corazones y las almas de los hombres y les resulta muy ventajoso lanzar sus ataques más feroces en los momentos en que, en realidad, existe el impulso más fuerte hacia la vida espiritual. Puesto que la oposición del corazón humano contra el impulso progresivo en la evolución tiene su origen en los seres luciféricos, y puesto que estos seres lanzarán sus ataques cuando, por así decirlo, ya tienen a los hombres cogidos por el cuello, la resistencia de los corazones humanos será inevitablemente más fuerte en tales momentos. Así se comprende que la razón misma por la cual las verdades más importantes para la humanidad han perdurado desde épocas anteriores, es que hubo que hacer frente a la más fuerte oposición. Cualquier cosa que sólo difiera ligeramente de lo que es habitual en el mundo, rara vez encontrará una oposición feroz; pero lo que viene al mundo porque la humanidad lo ha estado anhelando durante mucho tiempo, pero no lo ha recibido, evocará violentos ataques de las fuerzas luciféricas. Por lo tanto, una "Sociedad" no es en realidad más que una muralla contra esta comprensible actitud del mundo exterior.  Es necesaria alguna forma de asociación en cuyo marco puedan presentarse estas cosas, con la sensación de que en aquellos a quienes se habla o con quienes se está en contacto habrá una cierta medida de comprensión, mientras que otros que no tienen ningún vínculo con tal asociación son ajenos a todo ello.

Cada uno cree que lo que se da a conocer en público le concierne a él y que tiene que emitir un juicio al respecto; está instigado, por supuesto, por las fuerzas luciféricas. De ello se desprende que la Antroposofía debe ser difundida y que aporta algo esencial a nuestra época, algo que la sed y el hambre actuales de alimento espiritual anhelan y que independientemente de las circunstancias llegará de una u otra forma, pues las Fuerzas Espirituales que se han consagrado a las metas de la evolución se encargarán de que así sea.

Por lo tanto, podemos preguntar: ¿Cuáles son las verdades más importantes que deben implantarse en la humanidad en la actualidad a través de la Antroposofía? Aquellas de las que existe una sed más intensa son las más esenciales. La respuesta a tal pregunta puede muy fácilmente ser malinterpretada. Por eso es necesario, en primer lugar, distinguir entre la Antroposofía como tal y la Sociedad Antroposófica. La misión de la Antroposofía es llevar a la humanidad nuevas verdades, nuevos conocimientos, pero una sociedad nunca puede - y menos en nuestra época - comprometerse con ningún credo en particular. Sería totalmente insensato preguntar: "¿En qué creéis los antropósofos?". No tiene sentido pensar que por "antropósofo" se entiende una persona que pertenece a la Sociedad Antroposófica, porque eso sería suponer que toda una sociedad tiene una convicción común, un dogma común. Y eso no puede ser. En el momento en que toda una sociedad, según sus estatutos, se comprometiera con un dogma común, dejaría de ser una sociedad y empezaría a ser una secta. Aquí está el límite donde una sociedad deja de serlo en el verdadero sentido de la palabra. En el momento en que un hombre se compromete a mantener una creencia exigida por una sociedad, nos encontramos ante puro sectarismo. Por lo tanto, una sociedad dedicada a los principios descritos en estas conferencias sólo puede ser una sociedad desde el aspecto de que está bajo el impulso espiritual correcto y natural. Se puede preguntar: "¿Quiénes son las personas que se reúnen para escuchar algo sobre la Antroposofía?". A esto podemos responder: "Aquellos que tienen el impulso de oír hablar de cosas espirituales". Este deseo no tiene nada de dogmático. Pues si una persona busca algo sin decir: "Encontraré esto o aquello", sino que realmente busca, éste es el elemento común que debe contener una sociedad que no quiera convertirse en secta. La pregunta: ¿Qué aporta la Antroposofía como tal a la humanidad? es bastante independiente de ésta. Nuestra respuesta debe ser: La Antroposofía como tal aporta a la humanidad algo que es similar a todas las grandes verdades espirituales que han sido aportadas a la humanidad, sólo que su efecto sobre el alma humana es más profundo, más significativo.
Entre los temas que hemos estado estudiando en nuestras conferencias hay muchos que podrían considerarse menos distintivos desde el punto de vista de algo totalmente nuevo que se presenta a la humanidad moderna. Sin embargo, son verdades fundamentales que penetran en la humanidad como algo nuevo. No tenemos que buscar muy lejos para encontrar este nuevo elemento. Está en las dos verdades que pertenecen realmente a lo más fundamental de todo y que aportan una convicción creciente al alma humana: se trata de las dos verdades de la reencarnación y del karma. Se puede decir que lo primero que un antropósofo realmente serio descubre en su camino es que el conocimiento de la reencarnación y del karma es esencial. No se puede decir, por ejemplo, que en la cultura occidental ciertas verdades -como la posibilidad de tomar conciencia de mundos superiores- se presenten a través de la Antroposofía como algo fundamentalmente nuevo. Cualquiera que conozca un poco el desarrollo del pensamiento occidental sabe de místicos como Jacob Boehme o Swedenborg, o de toda la escuela de Jacob Boehme, y sabe también -aunque se haya argumentado mucho en contra- que siempre se ha considerado posible que un hombre se eleve del mundo ordinario de los sentidos a mundos superiores. No es éste, pues, el elemento fundamentalmente nuevo. Y lo mismo se aplica a otros asuntos. Incluso cuando hablamos de lo que es absolutamente fundamental en la evolución, por ejemplo, el tema de Cristo, éste no es el punto sobresaliente en lo que respecta al Movimiento Antroposófico como tal; el punto esencial es la forma que asume el tema de Cristo cuando la reencarnación y el karma son recibidos como verdades en el corazón de los hombres. La luz que las verdades de la reencarnación y del karma arrojan sobre el tema de Cristo es lo esencial.

Occidente se ha ocupado profundamente del tema de Cristo. Basta recordar a los hombres de los tiempos de la Gnosis, y la época en que el cristianismo esotérico era profundizado por aquellos que se reunían bajo el signo del Grial o de la Rosa Cruz. Esta no es, pues, la cuestión fundamental. Se convierte en fundamental y de importancia esencial para las mentes occidentales, para el conocimiento y para las necesidades de la vida religiosa sólo a través de las verdades de la reencarnación y del karma; de modo que aquellos cuyos horizontes mentales se han ampliado por el conocimiento de estas verdades esperan necesariamente que se arroje nueva luz sobre viejos problemas. Con respecto al conocimiento de la reencarnación y el karma, sin embargo, todo lo que puede decirse es que se encuentran indicios tentativos en la literatura occidental, por ejemplo, en la época de Lessing, quien habla del tema en su ensayo La educación del género humano. También hay otros ejemplos de cómo esta cuestión ha llegado a mentes de cierta profundidad. Pero que las verdades de la reencarnación y del karma lleguen a ser parte integrante de la conciencia humana, asimiladas por los corazones y las almas de los hombres, como en la Antroposofía, es algo que no pudo ocurrir realmente hasta nuestra época. Por lo tanto, puede decirse que la relación de un hombre de la época moderna con la Antroposofía se caracteriza por el hecho de que ciertos antecedentes han permitido que la reencarnación y el karma se conviertan en cuestiones de conocimiento para él. Esto es lo esencial. Todo lo demás se da más o menos por descontado si un hombre es capaz de adquirir la correcta percepción de las verdades de la reencarnación y del karma.

Al considerar este aspecto del tema, también debemos darnos cuenta de lo que significará para la humanidad occidental y para la humanidad en general cuando la reencarnación y el karma se conviertan en cuestiones de conocimiento que ocupen su lugar en la vida cotidiana como lo han hecho otras verdades. En un futuro próximo, la reencarnación y el karma deberán penetrar en la conciencia de los hombres mucho más profundamente de lo que ocurrió, por ejemplo, con la visión copernicana del universo. Basta recordar la rapidez con que esta teoría penetró en la mente humana. Sólo ha transcurrido un período comparativamente corto en la historia del mundo desde que el punto de vista copernicano del universo se hizo generalmente conocido, y sin embargo ahora se enseña incluso en las escuelas elementales. Sin embargo, en lo que se refiere al efecto sobre el alma humana, existe una diferencia esencial entre el copernicanismo y la concepción antroposófica del mundo, en la medida en que esta última se basa en los principios fundamentales de la reencarnación y el karma. Para poder caracterizar la diferencia, se necesita realmente un grupo de antropósofos, de personas que se reúnan con buena voluntad para comprender, pues habría que decir cosas que causarían un choque demasiado grande a los que están fuera del Movimiento antroposófico.
¿Por qué se ha aceptado tan fácilmente la visión copernicana del universo? Quienes me han oído hablar de ella o de la ciencia natural moderna en general saben bien que no emito ningún juicio despectivo sobre el modo de pensar científico moderno. Por lo tanto, al caracterizar la diferencia, no seré malinterpretado cuando digo que para la aceptación de esta imagen del mundo, limitada como está a la presentación de las relaciones externas y las condiciones del espacio, ¡fue necesaria una época de superficialidad! La razón por la que la teoría copernicana arraigó tan rápidamente no es otra que la de que durante cierto tiempo los hombres se volvieron superficiales. La superficialidad fue esencial para la adopción del copernicanismo. La profundidad de alma -es decir, exactamente lo contrario- será necesaria para aceptar las verdades de la Antroposofía, especialmente las verdades fundamentales de la reencarnación y del karma. Por lo tanto, si hoy en día crece en nosotros la convicción de que estas verdades deben convertirse en una influencia mucho más fuerte y generalizada en la vida de la humanidad, debemos darnos cuenta al mismo tiempo de que nos encontramos en el límite entre dos épocas: una, la época de la superficialidad, y la otra, la época en la que el alma y el corazón humanos deben profundizarse interiormente. Esto es lo que debe inscribirse en nuestras almas si queremos ser plenamente conscientes de lo que la Antroposofía tiene que aportar a la humanidad en la época actual. Y luego viene la pregunta: ¿Qué forma tomará la vida bajo la influencia del conocimiento de la reencarnación y del karma?

Aquí debemos considerar qué significa realmente para el alma y el corazón humanos reconocer que la reencarnación y el karma son verdades? ¿Qué significa para toda la conciencia del hombre, para toda su vida de sentimientos y pensamientos? Como puede darse cuenta cualquiera que reflexione sobre estas cosas, significa nada menos que a través del conocimiento el Ser del hombre crece más allá de ciertos límites a los que de otro modo está expuesto el conocimiento. En épocas pasadas se insistía mucho en que el hombre sólo podía conocer y reconocer lo que hay entre el nacimiento y la muerte, que a lo sumo podía mirar con fe a quien penetra en un mundo espiritual como conocedor. Tal convicción crecía cada vez con más fuerza. Pero esto no tiene gran importancia si se considera únicamente desde el punto de vista del conocimiento; el tema adquiere verdadera importancia cuando pasamos del aspecto del conocimiento al aspecto moral. Es entonces cuando se revela toda la grandeza e importancia de las ideas de reencarnación y karma. Mucho podría decirse en confirmación de esto, pero nos limitaremos a un aspecto.

Pensemos en las personas pertenecientes a épocas anteriores de la civilización occidental y en la gran mayoría de las que viven en la actualidad. Aunque todavía se aferran a la creencia de que el ser del hombre permanece intacto cuando atraviesa la Puerta de la Muerte, se imaginan -porque no se piensa en la reencarnación ni en el karma- que la vida espiritual del hombre después de la muerte está totalmente separada de la existencia terrenal. Aparte de los fenómenos excepcionales a los que dan crédito quienes tienen inclinaciones espiritualistas, cuando se supone que los muertos trabajan en este mundo, la idea corriente es que lo que ocurre cuando un hombre ha atravesado la Puerta de la Muerte -ya sea castigo o recompensa- está alejado de la tierra como tal, y que el curso ulterior de su vida se sitúa en una esfera muy diferente, una esfera más allá de la tierra.
El conocimiento de la reencarnación y del karma cambia por completo esta idea. Lo que contiene el alma de un hombre que ha atravesado la Puerta de la Muerte no sólo tiene importancia para una esfera más allá de la Tierra, sino que el futuro de la Tierra misma depende de lo que haya sido su vida entre el nacimiento y la muerte. La Tierra tendrá la configuración exterior que le impartan los hombres que han vivido en ella. Toda la configuración futura del planeta, así como la vida social de los hombres en el futuro, depende de cómo hayan vivido los hombres en sus encarnaciones anteriores. Ese es el elemento moral de las ideas de reencarnación y karma. Un hombre que ha asimilado estas ideas sabe: ¡Según lo que fui en vida, tendré un efecto sobre todo lo que ocurra en el futuro, sobre toda la civilización del futuro! Algo que hasta ahora sólo estaba presente en grado limitado -el sentimiento de responsabilidad- se extiende más allá de los límites del nacimiento y la muerte gracias al conocimiento de la reencarnación y el karma. El sentimiento de responsabilidad se intensifica, imbuido de las profundas consecuencias morales de estas ideas. Un hombre que no cree en ellas puede decir: "Cuando haya atravesado la Puerta de la Muerte seré castigado o recompensado por lo que he hecho aquí; experimentaré las consecuencias de esta existencia en otro mundo; ese otro mundo, sin embargo, está gobernado por Poderes espirituales de una u otra clase, y ellos impedirán que lo que tengo dentro de mí cause demasiado daño al mundo en su conjunto." Un hombre que se da cuenta de que las ideas de reencarnación y karma se basan en la realidad, ya no hablará así, pues sabe que la vida de los hombres se conformará según lo que hayan sido en encarnaciones anteriores.

Lo importante es que las ideas fundamentales de la concepción antroposófica del mundo pasarán al alma y al corazón de los hombres y surgirán como impulsos morales inimaginables en los tiempos pasados. El sentimiento de responsabilidad se intensificará hasta un grado que antes era imposible, y de ello se derivarán necesariamente otras percepciones morales. Como seres humanos que aprenden a vivir bajo la influencia de las ideas de la reencarnación y del karma, llegaremos a saber que nuestra vida no puede evaluarse sobre la base de lo que se ha manifestado en una vida entre el nacimiento y la muerte, sino que debe tenerse en cuenta un período que se extiende a lo largo de muchas vidas.

Cuando nos encontramos con otro ser humano con la actitud que ha prevalecido hasta ahora, sentimos simpatía o antipatía hacia él, afecto fuerte o moderado, y cosas por el estilo. Toda la actitud de un hombre hacia otro en la época actual es en realidad el resultado de la opinión de que la vida en la tierra se limita al único período entre el nacimiento y la muerte. Vivimos como deberíamos vivir si fuera cierto que el hombre sólo está una vez en la tierra. Nuestra actitud hacia los padres, hermanos, hermanas, amigos, está teñida por la creencia de que sólo tenemos una vida en la tierra.

Se producirá una gran transformación en la vida cuando las ideas de la reencarnación y el karma dejen de ser teorías sostenidas por unas pocas personas, como ocurre hoy en día, ya que siguen siendo en gran medida cuestiones teóricas. Se puede decir que hoy en día hay muchas personas que creen en la reencarnación y en el karma; pero actúan como si no existieran tales realidades, como si la vida estuviera realmente confinada a un período entre el nacimiento y la muerte. No puede ser de otro modo, porque los hábitos cambian con menos rapidez que las ideas. Sólo cuando introduzcamos en nuestras vidas ideas correctas y concretas sobre la reencarnación y el karma, sólo entonces descubriremos cómo la vida puede ser fecundada por ellas.

Como seres humanos, comenzamos la vida en el círculo de nuestros padres, hermanos y hermanas, y otros parientes; en nuestros primeros años, los que nos rodean están allí debido a factores naturales como el parentesco, la proximidad y similares. Luego, a medida que crecemos, vemos cómo esos círculos se amplían, cómo entramos en conexiones muy diferentes con los seres humanos, conexiones que ya no dependen de la relación sanguínea. Estas cosas deben ser vistas a la luz del karma y entonces iluminarán la vida de una manera totalmente nueva. El karma sólo adquiere importancia cuando lo comprendemos como un factor concreto, cuando aplicamos a la vida misma los hechos sacados a la luz por la investigación científico-espiritual. Estos hechos pueden, por supuesto, ser descubiertos sólo por tal investigación, pero entonces pueden ser aplicados a la vida.
Una cuestión importante en relación con el karma es la siguiente: ¿Cómo es posible que, por ejemplo, al comienzo de la vida actual nos sintamos atraídos por otras personas por lazos de sangre? La investigación científico-espiritual de esta cuestión descubre que, por regla general -pues aunque salgan a la luz hechos concretos, hay innumerables excepciones-, los seres humanos con los que llegamos a relacionarnos involuntariamente al comienzo de nuestra vida, estuvieron cerca de nosotros en una vida anterior -en la mayoría de los casos, la inmediatamente anterior-, en la mediana edad, en la treintena; entonces los elegimos voluntariamente de alguna manera, atraídos hacia ellos tal vez por nuestro corazón. Sería muy erróneo pensar que las personas que nos rodean al comienzo de nuestra vida actual son aquellas con las que también estuvimos juntos al comienzo de una vida anterior. No al principio, ni al final, sino en medio de una vida nos asociamos, por elección propia, con los que ahora son nuestros parientes consanguíneos. Es frecuente que la pareja matrimonial que alguien ha elegido deliberadamente esté emparentada con él en la próxima vida como padre o madre, o hermano o hermana. La investigación científico-espiritual muestra que las suposiciones especulativas son generalmente incorrectas y, por regla general, contradichas por los hechos reales.

Cuando consideramos el caso particular que acabamos de mencionar y tratamos de captarlo como un hallazgo de las investigaciones imparciales de la Ciencia Espiritual, toda nuestra relación con la vida se amplía. En el curso de la civilización occidental, las cosas han llegado al punto en que es casi imposible para un hombre no hablar de "casualidad" cuando piensa en su conexión con aquellos que son sus parientes consanguíneos. Habla del azar y, en muchos aspectos, cree en él. ¿Cómo podría creer en otra cosa si se piensa que la vida se limita a un período entre el nacimiento y la muerte? En lo que concierne a una vida, el hombre admitirá, por supuesto, que es responsable de las consecuencias de lo que él mismo ha provocado. Pero cuando lleva el Yo más allá de lo que sucede entre el nacimiento y la muerte, cuando siente que este Yo está conectado con otros hombres de otra encarnación, se siente responsable de la misma manera que de sus propios actos en esta vida.

La opinión general de que un hombre ha elegido kármicamente a sus padres no tiene ninguna importancia especial, pero nos hacemos una idea de esta "elección" que puede ser confirmada por otras experiencias de la vida cuando nos damos cuenta de que aquellos a quienes hemos elegido tan inconscientemente ahora, fueron elegidos por nosotros en una vida anterior a una edad en la que éramos más conscientes que en ninguna otra, cuando éramos plenamente maduros.

Esta idea puede ser desagradable para algunas personas hoy en día, pero no deja de ser cierta. Si una persona no está satisfecha con sus parientes y amigos, acabará por darse cuenta de que él mismo ha sentado las bases de esta insatisfacción y que, por lo tanto, debe proveer de manera diferente a la próxima encarnación; y entonces las ideas de reencarnación y karma serán realmente fructíferas en su vida. La cuestión es que estas ideas no están ahí para satisfacer la curiosidad o cosas por el estilo, sino para nuestro progreso. Cuando sepamos cómo se forman las conexiones familiares, las ideas de reencarnación y karma se ampliarán y aumentarán nuestro sentimiento de responsabilidad.
Es evidente que las fuerzas que hacen descender a un ser humano individual a una familia deben ser fuertes. Pero no pueden ser fuertes en el individuo ahora encarnado, porque no pueden tener mucho que ver con el mundo al que realmente ha descendido. ¿No es comprensible que las fuerzas que actúan en lo más profundo del alma deban provenir de la vida pasada, cuando él mismo produjo los vínculos por el fuerte impulso de la amistad, del "amor consciente", si así puede llamarse? Las fuerzas conscientes que prevalecen en una vida actúan como fuerzas inconscientes en la siguiente. Lo que sucede más o menos inconscientemente se explica por este pensamiento. Es muy importante, por supuesto, que los hechos no se vean empañados por ilusiones; además, los hallazgos de una investigación genuina casi invariablemente trastornan las especulaciones. La lógica de los hechos no puede descubrirse hasta después y nadie debe dejarse guiar por la especulación, porque eso nunca le llevará al punto de ventaja correcto. Siempre llegará a un punto de vista característico de una conversación de la que ya he hablado. En una ciudad del sur de Alemania, un teólogo me dijo una vez: "He leído sus libros y me he dado cuenta de que son totalmente lógicos; así que se me ha ocurrido pensar que, por ser tan lógicos, su autor quizá haya llegado a su contenido por pura lógica". De modo que si me hubiera esforzado en escribir un poco menos lógicamente, presumiblemente habría subido en la estimación de ese teólogo, ¡porque entonces se habría dado cuenta de que los hechos presentados no fueron descubiertos a través de la pura lógica! Sin embargo, cualquiera que estudie a fondo los escritos se dará cuenta de que los contenidos fueron puestos después en forma de lógica, pero no fueron descubiertos a través de la lógica. En todo caso, yo no podría haber hecho tal cosa, ¡eso se lo aseguro! Tal vez otros podrían haberlo hecho.

Consideradas así, estas cosas nos hacen comprender el profundo significado de la idea de que los impulsos más importantes que proceden de la Antroposofía tienen que ser necesariamente impulsos morales. Hoy se ha hecho hincapié en el sentimiento de responsabilidad. Del mismo modo, podemos hablar de amor, compasión, etc., todos los cuales presentan diferentes aspectos a la luz de las ideas de reencarnación y karma. Por eso a lo largo de los años se ha considerado de tanta importancia, incluso en las conferencias públicas, relacionar siempre la Antroposofía con la vida, con los fenómenos más inmediatos de la vida. Hemos hablado de "La Misión de la Cólera", de "La Conciencia", de "La Oración", de las diferentes edades en la vida del ser humano, abordando todas estas cosas a la luz en que deben ser abordadas si suponemos que las ideas de la reencarnación y del karma son verdaderas. El poder transformador de estas ideas en la vida nos ha sido así puesto de manifiesto. En realidad, la parte principal de nuestros estudios ha consistido en considerar el efecto de estas ideas fundamentales sobre la vida. Aunque no siempre sea posible transmitir con palabras abstractas el significado de la reencarnación y del karma para el corazón, para la conciencia, para el carácter, para la oración, de tal manera que seamos capaces de decir: "Si aceptamos las ideas de reencarnación y karma, se deduce que ..." - No obstante, todos nuestros estudios están iluminados por ellas. Lo importante para el futuro inmediato es que todo -no sólo la ciencia del alma, sino también las demás ciencias- se verá influido por estas ideas.

Si se estudia una conferencia como la última que se dio públicamente sobre "La muerte en el hombre, el animal y la planta", se verá que se trataba de mostrar cómo los hombres aprenderán a pensar en la muerte en la planta, el animal y el hombre cuando disciernan en sí mismos aquello que se extiende más allá de la sola vida humana. Se aclaró que el Yo es diferente en cada caso. En el hombre hay un Yo individual, en el animal hay un alma grupal, y en la planta tenemos que ver con una parte de toda el alma planetaria. En el caso de la planta, lo que exteriormente vemos como morir y brotar debe concebirse simplemente como un proceso de dormirse y despertarse. En el animal hay de nuevo una diferencia; aquí encontramos un cierto grado de semejanza con el hombre en la medida en que en una sola encarnación un yo se pone en evidencia de algún modo. Pero sólo en el hombre, que por sí mismo produce sus encarnaciones, nos damos cuenta de que la muerte es la garantía de la inmortalidad y que la palabra "muerte" sólo puede emplearse en este sentido en el caso del hombre. Por consiguiente, al emplear la palabra "muerte" en sentido general, hay que subrayar que morir tiene un significado diferente según se trate del hombre, del animal o de la planta.
Cuando el antropósofo es capaz de aceptar las ideas de reencarnación y karma en la forma en que debemos presentarlas, como distintas de concepciones anteriores como las que se encuentran, por ejemplo, en el budismo, sus estudios le conducirán de forma bastante natural a otras cosas. Por eso nuestro trabajo se ha dedicado principalmente a estudiar qué efecto pueden tener las ideas de reencarnación y karma sobre el conjunto de la vida humana. En este sentido, es obvio que el trabajo de cualquier asociación o sociedad antroposófica debe estar en conformidad con la misión de la Antroposofía. Por eso es comprensible que cuando hablamos de cuestiones que a los que están fuera de la Antroposofía les pueden parecer las más importantes, las verdades fundamentales sean la base sobre la que hablamos de asuntos que conciernen de cerca a cada alma occidental. Es perfectamente concebible que un hombre acepte de la Antroposofía las cosas que hoy se han descrito como fundamentalmente nuevas y no se ocupe en absoluto de ninguna de las diferencias entre las diversas religiones, pues la Ciencia de la Religión Comparada no es en absoluto un rasgo esencial de la Ciencia Espiritual moderna. En la actualidad se dedican muchas investigaciones al tema de la Religión Comparada y, en comparación con ella, los estudios realizados en ciertas sociedades relacionadas con la Ciencia Espiritual no son en absoluto los más profundos. Lo realmente importante es que en la Antroposofía todas estas cosas serán iluminadas por las ideas de reencarnación y karma.

En otro orden de cosas, el sentimiento de responsabilidad se verá esencialmente reforzado bajo la influencia de estas ideas. Si consideramos lo que se ha dicho hoy acerca de la relación de sangre y de los compañeros una vez elegidos libremente por nosotros mismos, se pone de manifiesto una cierta antítesis: Lo que en una vida es el impulso más interior e íntimo, es en la vida siguiente lo que se manifiesta más exteriormente. Cuando en una encarnación nuestros sentimientos más profundos de afecto se dirigen a ciertos seres humanos, estamos preparando una relación exterior para otra encarnación - una relación de sangre, tal vez.

El mismo principio se aplica en otra esfera. La forma en que pensamos sobre un asunto que puede parecernos carente de realidad en una encarnación será el factor más determinante en los impulsos de la siguiente; la calidad de nuestro pensamiento, si abordamos una verdad a la ligera o tratamos de verificarla por todos los medios a nuestro alcance, si tenemos sentido de la verdad o tendencia al fanatismo - todo esto, como resultado de la asimilación de las ideas de reencarnación y karma, influirá en nuestra evolución. Lo que está oculto en nuestro ser en la encarnación actual, estará más en evidencia en la siguiente. Una persona que dice muchas falsedades o que se inclina a tomar las cosas superficialmente será un personaje irreflexivo en la próxima o en una encarnación posterior; porque lo que pensamos, cómo pensamos, qué actitud tenemos ante la verdad, en otras palabras, lo que somos interiormente en esta encarnación, será la norma de nuestra conducta en la próxima. Si, por ejemplo, en esta encarnación, nos formamos demasiado apresuradamente un juicio despectivo de alguien que, si realmente se le pusiera a prueba, podría resultar ser un hombre bueno o incluso medianamente bueno, y arrastramos este pensamiento a lo largo de la vida, nos convertiremos en personas insoportables y pendencieras en la próxima encarnación. He aquí otra ilustración de la importancia de ampliar e intensificar el elemento moral en el alma.

Es muy importante que se preste especial atención a estas cosas y que nos demos cuenta de la importancia de llevar a nuestra propia alma lo que es realmente nuevo, junto con todo lo demás que con las ideas de reencarnación y karma penetra como un impulso revitalizador en el desarrollo espiritual de la época actual. . .

Mi objetivo ha sido hacerles comprender la importancia de reflexionar sobre lo que constituye el elemento fundamentalmente nuevo de la Antroposofía. Naturalmente, esto no significa que una sociedad antroposófica sea aquella que cree en la reencarnación y el karma. Significa que, al igual que una época estaba preparada para recibir la teoría copernicana del universo, nuestra época está preparada para que las ideas de la reencarnación y el karma lleguen a la conciencia general de la humanidad. Y lo que está destinado a suceder en el curso de la evolución sucederá, no importa qué poderes se levanten contra ello. Cuando se comprenden verdaderamente la reencarnación y el karma, todo lo demás se sigue por sí mismo a la luz de estas verdades.

Ciertamente es útil haber considerado la distinción fundamental entre los que se interesan por la Antroposofía y los que se oponen a ella. En realidad, la diferencia no radica en la aceptación de un mundo superior, sino en el modo en que cambian los pensamientos y las concepciones a la luz de las ideas de reencarnación y karma. Así pues, hoy hemos estado estudiando algo que puede considerarse el núcleo esencial del pensamiento antroposófico.


Traducido por J.Luelmo ene.2023

No hay comentarios:

El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919