GA193 Zurich, 11 de febrero de 1919 La vida espiritual terrenal y la existencia pre-natal

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 RUDOLF STEINER

La vida espiritual terrenal y la existencia pre-natal

tercera conferencia
Zurich, 11 de febrero de 1919

Ya dije hace ocho días que nosotros, como personas interesadas en el movimiento antroposófico, podemos profundizar mucho más en las cuestiones candentes del presente, que son necesarias para la humanidad actual a fin de obtener un juicio y la posibilidad de adoptar una postura. Podemos comprender muchas cosas con mayor profundidad de lo que es posible dentro del gran público. En cierto sentido, podemos vernos a nosotros mismos como una especie de levadura, si se me permite utilizar la palabra bíblica, de modo que cada uno de nosotros, en su propio lugar, intente aportar algo desde un sentimiento más profundo, desde un impulso más profundo, a lo que es particularmente necesario para la época.

Si recordamos lo que se ha dicho como tono básico en las conferencias públicas, encontraremos que por el momento se trata de esforzarnos por una cierta organización del organismo social. Siempre digo esforzarse, no por llevar a cabo una revolución de hoy para mañana, sino esforzarse por una cierta estructuración de lo que se ha centralizado bajo la influencia de ciertas corrientes modernas. En lugar del llamado Estado unitario, debemos esforzarnos por desarrollar una parte especial del organismo social en libre independencia junto a las demás, abarcando todo lo que se relaciona con la vida espiritual: La educación del pueblo, la enseñanza, el arte, la literatura, pero también, como ya he indicado y como se tocará mañana en la conferencia pública, lo que se refiere a la administración del derecho privado y penal. Un segundo elemento del organismo social debería ser entonces, en un sentido más estricto, lo que hasta ahora se ha llamado el Estado y al que, en tiempos más recientes, las tendencias de los últimos cuatrocientos años han llevado a la gente a querer adjuntar todo tipo de cosas: escuelas estatales, educación estatal, etcétera. Pero también es precisamente bajo la influencia de las ideas socialistas y sociales que hoy se intenta fusionar en una sola unidad la vida económica y, en el sentido más eminente, la vida jurídica política. Ambas deben separarse de nuevo. El Estado político debe oponerse independientemente como segundo miembro del organismo social, e independientemente, relativamente independientemente, todo lo que incluye en sí la circulación de mercancías, la vida económica, la economía.

Ahora queremos examinar este asunto desde un punto de vista que todavía no puede ser tan fácilmente accesible a quienes no están dentro de nuestro movimiento, y luego queremos llevarlo a una cierta culminación, para que de esta culminación pueda surgir una comprensión más profunda de la situación vital de la humanidad actual. Consideremos lo que se denomina vida espiritual en el sentido terrenal. La vida espiritual en sentido terrenal es todo aquello que nos eleva de alguna manera más allá del egoísmo humano individual y nos une a grupos de otras personas. Tomemos como la vida espiritual terrenal más importante para la mayoría de las personas hoy en día, aquella vida espiritual que se supone que transmite la conexión con la vida espiritual sobrenatural, tomemos la vida religiosa tal como tiene lugar para el hombre en cada una de las comunidades religiosas. El ser humano se une con otras personas de cierta manera a través de sus necesidades anímicas, y necesidades espirituales similares lo conectan entonces con estas otras personas. A través de la educación, una persona cuida de otra en el ámbito anímico y espiritual. Cuando leemos un libro, también somos conducidos más allá de nuestra vida individual, egoísta, en el sentido de que no absorbemos sólo los pensamientos del autor, sino que, si se trata de un libro leído a medias, absorbemos los mismos pensamientos con otras numerosas personas, lo que a su vez nos sitúa en un determinado grupo de personas que experimentan cosas similares en el alma. Esta es una característica importante de la vida espiritual, que esta vida espiritual surge de la completa libertad, de la iniciativa individual del ser humano individual, pero que esta vida espiritual terrenal reúne a las personas con otras personas, forma grupos de personas a partir de la totalidad de las personas.

Pero con esto ya se dice algo para quienes buscan una comprensión más profunda, se dice algo que acerca todo tipo de convivencia de este tipo al acontecimiento central de todo el desarrollo terrenal, el Misterio del Gólgota. Pues como el Misterio del Gólgota tuvo lugar en la evolución terrena, todo lo que se refiere a la convivencia humana pertenece en cierto sentido a este impulso Crístico. Este es el punto esencial, que el impulso Crístico no pertenece al ser humano individual, sino a la convivencia humana. Es un gran error, entendiéndolo en el sentido del propio Cristo Jesús, creer que el ser humano individual puede tener una relación directa con Cristo. Lo esencial es que el Cristo vivió, murió y resucitó por la humanidad, por lo que la humanidad es en su conjunto. Por eso, desde el Misterio del Gólgota, el acontecimiento Crístico entra inmediatamente en consideración, -volveremos sobre ello más adelante-, cuando se despliega cualquier tipo de convivencia humana. Así, la vida espiritual terrena, que brota de lo más individual, de las disposiciones y talentos personales humanos, también se aproxima al Acontecimiento Crístico para quienes comprenden verdaderamente el mundo.

LA VIDA RELIGIOSA / ESPIRITUAL

Ahora, sin embargo, consideremos primero esta vida espiritual terrenal por sí misma: la vida religiosa, la vida escolar y educativa, la vida artística, etcétera. A través de esto entramos en cierta relación con otras personas. Hay que distinguir entre lo que nos lleva a relacionarnos con otras personas a través de nuestro destino real, de nuestro karma, y lo que no está relacionado en este sentido tan estricto con nuestro karma individual. Por un lado, tenemos ciertas relaciones con personas que surgen en nuestra vida; establecemos nuevas relaciones con personas particulares. Tenemos relaciones que no son otra cosa que los efectos de otras relaciones que se establecieron en vidas anteriores en la tierra. Además, establecemos aquí relaciones que encontrarán su desarrollo kármico en vidas terrenales posteriores. Esto da lugar a toda una serie de relaciones individuales entre seres humanos particulares y otros seres humanos particulares. Debemos distinguir estas relaciones, que están esencialmente conectadas con nuestro karma en el sentido más estricto, de las otras relaciones que entablamos con la gente formando con ellos tales comunidades a través de las cuales pertenecemos a una comunidad religiosa, a una creencia que compartimos, que nos educamos con ellos en el mismo sentido, leemos un libro en común con ellos y similares, disfrutamos de algún arte junto con ellos y así sucesivamente. Estas personas con las que formamos una comunidad terrenal no siempre tienen que estar con nosotros debido a una relación kármica de una vida terrenal anterior. Sin embargo, también hay comunidades de este tipo que apuntan a destinos compartidos en vidas terrenales anteriores, pero no suele ser el caso de las grandes comunidades que acabo de mencionarPero esto nos lleva a otra cosa. Nos lleva al hecho de que hacia el final del tiempo que vivimos en el mundo suprasensible entre la muerte y un nuevo nacimiento, cuando llegamos al período de tiempo que nos acerca a nuestra nueva reencarnación, entramos en relaciones espirituales, -porque llegamos a estar maduros hasta cierto punto para tales relaciones espirituales-, con las jerarquías de los Ángeles, Archángeles y Arkais, por lo tanto relaciones espirituales con las jerarquías superiores en general; pero que en el mundo espiritual-suprasensible antes de nuestro nuevo nacimiento también nos acercamos a otras almas humanas que se encarnan más tarde que nosotros, que de alguna manera todavía tienen que esperar más tiempo para su encarnación. Tenemos toda una suma de experiencias suprasensibles por las que pasamos precisamente a causa de nuestra particular madurez antes del nacimiento, antes de que seamos arrastrados de nuevo a la vida terrena a través de un nacimiento. Y estas fuerzas que absorbemos en el proceso nos colocan en la Tierra en aquel lugar en el que nos será posible experimentar esas comunidades de vida terrenal-espiritual de las que acabo de hablar.

De cuanto he dicho debe deducirse ante todo que nuestra vida espiritual terrena, que experimentamos siendo personas religiosas, siendo educados, formados, absorbiendo ciertas impresiones del arte y similares, no es algo que únicamente obtenga su destino a través de lo terrenal, sino que está determinada por aquello que previamente experimentamos suprasensiblemente antes de descender a esta vida espiritual terrena a través del nacimiento. Del mismo modo que la imagen en el espejo señala al que se refleja, así la vida espiritual terrena señala lo que el ser humano experimentó antes de entrar en un cuerpo terrenal. En este sentido, no hay nada en la tierra que tenga una relación tan íntima, tan real y viva con el mundo suprasensible como esta vida espiritual terrena, que muestra ciertas aberraciones, muchas aberraciones. Pero incluso las aberraciones tienen una relación significativa con lo que experimentamos en lo suprasensible, aunque de un modo completamente diferente, pero, no obstante, en lo suprasensible.  De esta manera la vida espiritual terrenal es llevada a una posición especial en la tierra, que está conectada con nuestra vida prenatal. Ninguna otra cosa en la vida terrenal está tan conectada con nuestra vida prenatal como esta vida espiritual terrenal. Esto es lo que el investigador espiritual debe enfatizar. Él separa la vida espiritual terrena de las demás actividades a las que el hombre está sujeto aquí en la Tierra, porque en sus observaciones suprasensibles aprende que esta vida espiritual terrena tiene sus orígenes, sus impulsos, en la vida prenatal, suprasensible. Así, para el científico espiritual, esta vida espiritual terrena está separada de las demás experiencias del ser humano.

LA VIDA JURÍDICA

La situación es diferente en lo que se puede llamar vida jurídica política, pública en sentido estricto, la vida que pone orden estatal entre las personas. Por mucho que uno se esfuerce con los métodos más exactos de la ciencia espiritual en investigar la conexión entre esta vida estatal, la vida estatal real, la vida jurídico política, la vida jurídico pública, no encuentra conexión alguna entre esta vida y un suprasensible. Esta vida es completamente terrenal. Sólo tenemos que entender exactamente lo que se quiere decir aquí. ¿Qué es, por ejemplo, una relación jurídica política eminentemente terrenal? La relación de propiedad, la relación de propiedad. Si de alguna manera soy el propietario de un terreno, sólo lo soy porque un contexto político me otorga el derecho exclusivo a utilizar ese terreno, me permite excluir a todos los demás de utilizar ese terreno, de construir en él, etcétera. Así ocurre con todo lo que se basa en el derecho público. Lo que es la suma total de los derechos públicos, también es la suma total de todo lo que protege a una determinada comunidad del exterior, eso es la vida estatal en sentido estricto. Esta es la vida terrenal real, que sólo está relacionada con los impulsos que fluyen en el hombre entre el nacimiento y la muerte. Por mucho que el Estado se considere a veces como dado por Dios, en el sentido de la comprensión más profunda de todos los credos religiosos rige lo siguiente. En primer lugar, se aplica lo que Cristo Jesús quiso decir cuando se dirigió al pueblo en el lenguaje de la época: "¡¡Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios!!". En concreto, él quiso separar todo lo que es vida estatal externa de lo que es reflejo de la vida suprasensible de las aspiraciones del Imperio Romano. Pero todo lo que pretende introducir un impulso sobrenatural en la mera vida estatal terrenal, por ejemplo, lo que pretende hacer del Estado el portador de la vida religiosa o el portador de la educación, -¡cosa que nadie en los tiempos modernos duda que deba ser así, por desgracia!-.Todo esto fue descrito por las naturalezas religiosas más profundas de tal manera que dijeron: "Si de alguna manera lo que es espiritual-suprasensible quiere mezclarse con lo que es externo-estatal, entonces impera el príncipe ilegítimo de este mundo.

Quizás ustedes sepan que uno tendría que pensar mucho sobre el significado del príncipe ilegítimo de este mundo, y al final uno no saca nada de ello. Sólo a través de la ciencia espiritual se puede averiguar lo que significa. Por tanto, el príncipe ilegítimo de este mundo impera cuando lo que se supone que se refiere meramente al orden de las condiciones terrenales presume de incluir la vida espiritual y, como veremos más adelante, también la económica. El príncipe legítimo de este mundo es sólo aquel que incluye en las relaciones políticas externas del Estado sólo aquello que tiene sus impulsos en la vida del hombre entre el nacimiento y la muerte. Así hemos captado la segunda articulación del organismo social desde el punto de vista científico-espiritual. Es el que está orientado hacia aquellos impulsos que fluyen en el hombre entre el nacimiento y la muerte. 

LA VIDA ECONÓMICA

Ahora llegamos a la tercera, a la relación económica. Piensen por un momento en cómo la vida económica nos sitúa realmente en una determinada relación con el mundo. Se darían cuenta fácilmente de cómo es esta relación si tuvieran que imaginarse que pudiéramos estar completamente absorbidos por la vida económica puramente externa. ¿Qué seríamos si sólo estuviéramos absorbidos por la vida externa, puramente económica? Seríamos animales pensantes, nada más. La única razón por la que no somos animales pensantes es que, además de la vida económica, también tenemos una vida jurídica, una vida política, una vida estatal y una ciencia espiritual, una vida espiritual terrenal. Así pues, la vida económica nos empuja más o menos a lo infrahumano. Pero al ser empujados hacia abajo en lo infrahumano, podemos desarrollar intereses precisamente en esta área de lo infrahumano, que en el verdadero sentido de la palabra son los intereses fraternales entre los hombres. En ningún otro campo podemos desarrollar tan fácil y naturalmente las relaciones fraternales entre los hombres en el sentido más pleno de la palabra como en la vida económica.

En la vida espiritual, ¿Cuál es el factor que realmente rige en la vida espiritual terrenal? Básicamente, el interés personal, aunque espiritual, pero espiritual-egoísta. El hombre quiere la religión para ser feliz. Quiere educación para desarrollar sus talentos. De algún fenómeno artístico o de otro tipo del que disfruta, quiere alegría en su vida o también un desarrollo de sus fuerzas vitales. En todas partes se da el caso de que un egoísmo más burdo o más sutil, aunque comprensible, lleva al hombre por su propio bien a lo que vive en la vida espiritual terrenal.

A su vez, en la vida jurídica, en la vida política, estamos tratando de igualdad, de aquello que nos hace seres iguales ante la ley, por así decirlo. Nos ocupamos de la relación del hombre con el hombre. Estamos tratando con lo que se supone que es nuestro derecho. La ley no existe entre animales. Esto también es algo que nos eleva por encima del reino animal incluso en la vida terrenal. Pero en la relación que mantenemos en una comunidad religiosa, en una comunidad educativa, así como en una comunidad jurídica, tenemos en todo ello algo que se basa hasta cierto punto en una pretensión nuestra, algo que queremos como algo natural, por así decirlo. En el ámbito de la vida económica, algo puede imponerse, sobre todo si somos capaces de superar lo que no queremos por nuestros intereses: Fraternidad, consideración de los demás, vivir de tal manera que el otro experimente algo a través de nosotros.

En una relación espiritual, aceptamos algo porque lo queremos, somos libres (Libertad), para elegir. En la relación jurídica, reclamamos algo que debemos reclamar si queremos conservar una vida digna como iguales entre iguales, (Igualdad), . Y en la vida económica se despliega aquello que conecta los sentimientos de una persona con los de otra: la Fraternidad. Los impulsos de la vida fraterna surgen al establecer una cierta relación entre lo que poseemos y lo que el otro posee, entre lo que necesitamos y lo que el otro necesita, entre lo que tenemos y lo que el otro tiene, etcétera. Si desarrollamos cada vez más esta fraternidad en la vida económica, entonces surgirá algo de esta vida económica, por así decirlo. Esta fraternidad en la vida económica, esta relación fraternal entre las personas, que debe irradiar en la vida económica para que haya salud en la vida económica, es lo que, si se me permite decirlo, se evapora de la vida económica, de modo que, educándonos en ella precisamente desde la vida económica, la llevamos con nosotros a través de la puerta de la muerte y la transportamos a la vida suprasensible después de la muerte.

Así pues, para la vida terrenal, la vida económica parece ser la más baja, pero en ella se desarrolla algo que pulsa directamente desde lo terrenal a través de la puerta de la muerte hacia lo sobrenatural. Aquí hemos considerado la tercera articulación del organismo social desde un punto de vista científico-espiritual. Se desarrolla algo que, por así decirlo, nos empuja a los seres humanos hacia abajo, hacia lo infrahumano, pero nos honra que precisamente de aquello que desarrolla la fraternidad en la vida económica nos llevemos con nosotros a través de la puerta de la muerte algo que permanece con nosotros al entrar en el mundo suprasensible. Así como la vida espiritual terrena, que se desarrolla del modo que acabo de describir, apunta a través de la imagen especular a lo que se refleja, a la vida espiritual suprasensible prenatal, así también la vida económica, con lo que se desarrolla en el hombre bajo la influencia de esta vida económica, -interés social, sentimientos por la comunidad humana, fraternidad-, apunta a la vida suprasensible después de la muerte.

Así hemos separado los tres ámbitos en la ciencia espiritual: la vida espiritual con su referencia a la vida suprasensible prenatal; la vida de estado real con su relación con los impulsos que tienen lugar entre el nacimiento y la muerte; la vida económica real, que apunta a lo que experimentaremos después de haber traspasado la puerta de la muerte. Así como es cierto que el hombre no sólo es un ser terreno, sino también sobrenatural, que lleva en sí los resultados de lo que ha "pre-vivido" antes de nacer en lo suprasensible, que desarrolla los gérmenes de lo que ha de experimentar en la vida de después de la muerte, si se me permite la imagen, así también es cierto que a este respecto la vida humana es triple y que el hombre, además de estos dos reflejos de la vida sobrenatural, experimenta aún su vida terrena particular entre el nacimiento y la muerte. Tan cierto como que esta vida del hombre es en sí misma triple, así de cierto debe ser que el organismo social en el que se encuentra el hombre es triple para que su alma humana total tenga su fundamento, su base en este organismo social. Así pues, para quien reconoce la posición del hombre en el universo desde un punto de vista científico-espiritual, existen razones aún mucho más profundas para darse cuenta de que el organismo social debe ser tripartito, de que hasta cierto punto el hombre, si todo está centralizado, si todo sólo está relacionado con una vida social exterior caótica, anárquicamente desordenada, debe disolverse, -como se ha disuelto en cierto modo en la vida moderna, lo que condujo luego a la terrible catástrofe de los últimos cuatro años, 1914-1918-. Comprender así la vida humana, darse cuenta así de que cada ser humano en su conjunto forma parte de la humanidad en general y del mundo en general, es lo que la profundización del conocimiento científico-espiritual debe aportar gradualmente al hombre. Eso es lo que constituye al mismo tiempo la justa comprensión de Cristo para nuestro tiempo y para el futuro próximo. <Esto es, en cierto modo, lo que se nos revela cuando queremos escuchar al Cristo de hoy. <Él mismo dijo -lo he subrayado a menudo- "Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". Esto significa que no sólo habló en los tiempos en que caminaba sobre la tierra, sino que sigue hablando y nosotros debemos seguir escuchándole. No sólo debemos querer leer los Evangelios, que debemos leer una y otra vez, sino que debemos escuchar lo que tiene que revelarnos de forma viva a través de su continua presencia con nosotros. En esta época tiene que revelarnos: Cambia la mente, -como dijo su precursor, el Bautista Juan-, cambia de nuevo la mente que te abre la visión de tu triple humanidad, que exige que aquello en lo que vives por dentro como en la existencia terrena necesite también una triple estructura.

Se dice con razón que Cristo murió y resucitó por toda la humanidad, que el Misterio del Gólgota es un acontecimiento humano común. - Uno se da cuenta de esto especialmente en el tiempo presente, tiempo en el que los pueblos se han levantado contra los pueblos y se han enfurecido unos contra otros en una batalla salvaje, cuando ahora, después de que los acontecimientos han entrado en crisis, no prevalece la prudencia, ni la conciencia de la unidad humana, sino en muchos casos un frenesí salvaje de victoria. No lo olviden. Todo lo que hemos experimentado en los últimos cuatro años y medio, lo que estamos experimentando ahora, lo que experimentaremos en el futuro, muestra a aquellos que miran más profundamente que la humanidad ha entrado en una especie de crisis con respecto a la conciencia de Cristo. Y ha sido debido a  que se ha perdido el sentido correcto de comunidad, la conexión correcta entre las personas. Y es absolutamente necesario que la gente reflexione: ¿Cómo podemos redescubrir el impulso de Cristo de la manera correcta?

Un simple hecho puede enseñarnos que no siempre lo volvemos a encontrar. Antes de que el impulso de Cristo se abriera camino en el desarrollo terrenal a través del Misterio del Gólgota, el pueblo del que nació Cristo Jesús se consideraba a sí mismo como el pueblo elegido, y este pueblo elegido creía que la tierra sólo podría llegar a ser feliz si todos los demás morían, y que sólo los miembros de este pueblo llenarían toda la tierra. En cierto sentido era una creencia firme, porque el Dios de Yahvé había elegido a este pueblo como su pueblo y porque el Dios de Yahvé era considerado como el Dios unificador. Para el tiempo anterior a que el Misterio del Gólgota viniera a la tierra, ésta era una visión justificada del antiguo pueblo hebreo por la razón de que era precisamente de este antiguo pueblo hebreo de donde iba a surgir Cristo Jesús.  Pero con la aparición del Misterio del Gólgota en la tierra esta conciencia debería haber cesado. Después esta conciencia quedó anticuada, después la conciencia de Jehová debería haber sido sustituida por la conciencia de Cristo, que habla del hombre tanto como el pueblo de Yahvé hablaba de los miembros de un solo pueblo. El trágico destino del pueblo judío fue no reconocer que esto era así. Pero hoy estamos experimentando una recaída en muchos casos. Hoy vivimos la recaída de que los pueblos poco a poco, -aunque lo miren de otra manera, lo llamen de otra manera-, todos quieren adorar a una especie de Yahvé, pero a un Yahvé especial, el Dios de su pueblo.

Por supuesto, la gente ya no habla con fórmulas religiosas como antes, pero sí con una forma de pensar moderna, por así decirlo. Mentalidad o hábito de pensamiento me parece una buena palabra. La gente se ha acostumbrado a una palabra diferente. También se podría hacer la concesión, para que se nos entienda mejor, de seguir esta moda durante un tiempo, y en lugar de las palabras "hábito de pensamiento" o "mentalidad", que siempre he utilizado en nuestro círculo, decir hoy en público "mentalidad". Así que la mentalidad de hoy se está imponiendo: cada pueblo quiere instalar su propio dios especial del pueblo, por así decirlo, quiere estar allí sólo en el sentido de este pueblo. Esto acaba de llevar a que el pueblo se enfurezca contra el pueblo. Estamos viviendo una recaída en la religión de Yahvé, sólo que esa religión de Yahvé se está especializando y deshaciendo en muchas religiones de Yahvé. ¡Hoy realmente hay una recaída en el Antiguo Testamento, atavismo, una recaída en el Antiguo Testamento! La humanidad quiere especializarse en miembros individuales en toda la tierra, en contra de Cristo Jesús, que vivió y vivió para toda la humanidad. La humanidad quiere instalarse en el sentido de los dioses del pueblo, instalarse a la manera de Yahvé. Esto estaba justificado antes del Misterio del Gólgota, pero ahora es una recaída. Sólo tienes que entender esto correctamente: La instalación nacional hoy es una recaída en el Antiguo Testamento. Esta recaída en el Antiguo Testamento es la que impondrá duras pruebas a la humanidad moderna, y contra la que sólo hay un remedio: acercarse de nuevo a Cristo de forma espiritual.

Esto plantea la pregunta para los que se interesan por la ciencia espiritual: ¿Cómo encontramos a Cristo Jesús en nuestro tiempo desde nuestro propio corazón, desde los impulsos más intrínsecos de nuestra alma actual? Pueden ver por el hecho de que muchos de los portadores oficiales del cristianismo han perdido realmente a Cristo, que esta pregunta es muy seria, -he hablado a menudo de ello en esta rama desde otros puntos de vista. Hoy en día hay muchos llamados sacerdotes, pastores y demás que hablan de Cristo. Hablan del hecho de que el hombre puede obtener una conexión con Cristo a través de una cierta profundización interior, a través de una cierta experiencia interior. Si se examina más detenidamente lo que estas personas entienden por Cristo, se descubre que no hay diferencia entre este Cristo y Dios en general, lo que se llama Dios Padre, también en el sentido del Evangelio. Harnack, por ejemplo, es un famoso teólogo. También aquí, en Suiza, muchas personas lo emulan. Harnack incluso publicó un folleto titulado "La esencia del cristianismo". Él habla mucho sobre el Cristo. Pero lo que dice del Cristo, ¿Por qué hay que relacionarlo con el Cristo? ¡No hay ninguna razón para referirse al Cristo! Esto se puede referir igualmente a Yahvé Dios. Por lo tanto todo el libro sobre la "esencia del cristianismo" es interiormente una falsedad. Sólo se convierte en una verdad cuando se hebraiza, cuando se traduce de tal manera que se escribe "Yahvé" dondequiera que se escribe "el Cristo" en las frases. Con esto digo una verdad que la gente en el presente apenas tiene idea de que es una verdad. De Cristo se habla desde innumerables púlpitos en todo el mundo, y la gente cree que allí se habla correctamente de Cristo porque entonces se oye la palabra Cristo.

La gente no piensa: ¡Si suprimo la palabra "Cristo" de lo que dice el pastor y pongo "Yahvé" en su lugar, sólo entonces encaja! Ya ven, cierta falsedad está relacionada con el daño más profundo de nuestro tiempo. No piensen que en el momento en que digo esto, quiero golpear a alguien para acusarle o criticarle. Ese no es el caso en absoluto. Sólo quiero constatar un hecho. Porque aquellas personas que a menudo están en la más profunda falsedad interior, incluso se podría decir mentira interior, no lo saben, son definitivamente de buena voluntad en su naturaleza. La humanidad de hoy tiene dificultades para llegar a la verdad porque precisamente eso que he descrito aquí como falsedad interior se ha establecido tradicionalmente con extrema fuerza. Y de esta falsedad interior, que prevalece en un círculo inconmensurablemente grande, especialmente en lo que se refiere a tales cosas, irradia esa otra falsedad que hoy se ha apoderado de las más diversas ramas de la vida, de modo que en muchas ramas de la vida ya se puede plantear la pregunta: ¿Qué es lo que realmente sigue siendo cierto? ¿Dónde sigue habiendo verdad real? Por eso, especialmente para los que se esfuerzan por la ciencia espiritual, surge seriamente la pregunta: ¿Cómo encuentro el verdadero camino que conduce a Cristo, a este ser divino especial que con razón se llama el Cristo? -Si simplemente nacemos y vivimos aquí en la tierra desde el nacimiento hasta la muerte con una vida anímica que es el resultado de la disposición habitual y del desarrollo de las disposiciones entre el nacimiento y la muerte, entonces no tenemos ninguna razón para llegar al Cristo. No importa cuántas cosas espirituales estén sucediendo en nosotros, no tenemos ninguna razón para venir al Cristo. Si simplemente nos desarrollamos entre el nacimiento y la muerte, como hace la mayoría de la gente hoy en día, sin hacer nada en particular, lo cual describiré en un momento, entonces permanecemos lejos del Cristo. ¿Pero cómo llegamos a Cristo? La iniciativa, aunque a veces provenga del subconsciente o de un sentimiento oscuro, para emprender el camino hacia Cristo debe provenir de nosotros mismos. Pueden ustedes llegar al Dios que también es idéntico al Dios Yahvé simplemente viviendo una vida sana. El no encontrar a Yahvé no es más que un tipo de enfermedad humana. Ser un negador de Dios, un ateo, significa estar enfermo en cierto modo. <Si uno está completamente sano y desarrollado normalmente, entonces no es un negador de Dios, porque es ridículo creer que lo que llevamos sobre nosotros como nuestro organismo sano no podría ser de origen divino. Ex deo nascimur es algo que le sale naturalmente al ser humano sano y desarrollado en la vida social. Porque él no reconoce esto: Yo nací de lo divino, -así que de alguna manera debe tener un defecto que se expresa de tal manera que se convierte en ateo. Pero así se llega a lo divino en general, que los pastores modernos llaman Cristo por una mentira interior, pero que no es el Cristo. Sólo llegamos al Cristo, -y hablo aquí con referencia a nuestra presencia inmediata-, si vamos más allá de reconocer lo que suele ser naturalmente sano. Pues sabemos que el Misterio del Gólgota vino a la tierra porque además el hombre no habría podido encontrar lo que es digno del hombre sin este Misterio del Gólgota, es decir, sin el impulso Crístico. Así pues, no sólo debemos encontrar a nuestro hombre entre el nacimiento y la muerte, por así decirlo, sino que debemos volver a encontrarlo si queremos ser cristianos en el sentido correcto, si queremos acercarnos a Cristo. Debemos reencontrarlo de la siguiente manera, a este hombre nuestro. Tenemos que buscar la honestidad interior, tenemos que prepararnos para la honestidad interior, decirnos a nosotros mismos: no nacemos sin prejuicios con respecto a nuestro mundo de pensamiento después del Misterio del Gólgota, todos nacemos con ciertos prejuicios.

<Cuando se considera que el hombre es perfecto desde el principio a la manera de Rousseau o a cualquier otra manera, no se puede encontrar al Cristo en absoluto, sino sólo sabiendo que el hombre tiene en cierto modo un defecto como quien vive después del Misterio del Gólgota, que debe compensar aquí mediante su propia actividad en la vida. Nací como una persona prejuiciosa y primero debo adquirir la ausencia de prejuicios en mis pensamientos en la vida. ¿Y cómo puedo adquirirla aquí? Sólo desarrollando un interés no sólo por lo que yo mismo pienso, por lo que yo mismo considero correcto, sino desarrollando un interés altruista por todo lo que la gente piensa y que se acerca a mí, por mucho que lo considere un error. Cuanto más insiste una persona en sus propias opiniones obstinadas y sólo se interesa por ellas, más se aleja del Cristo en este momento del desarrollo del mundo. Cuanto más desarrolla una persona un interés social por las opiniones de los demás, aunque las considere errores, cuanto más ilumina una persona sus propios pensamientos a través de las opiniones de los demás, cuanto más coloca junto a sus propios pensamientos, que tal vez considera verdaderos, los que desarrollan los demás, que considera errores, pero que sin embargo le interesan, tanto más experimenta en lo más íntimo de su alma una palabra de Cristo, que hoy debe interpretarse en el sentido del nuevo lenguaje de Cristo. Cristo dijo: "En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis". Cristo no dejará de revelarse a los hombres una y otra vez hasta el fin de los tiempos. Y así habla hoy a los que quieren escucharle: Lo que piense uno de vuestros hermanos más pequeños, eso debéis considerarlo de tal manera que yo piense en él, y que yo sienta con vosotros, midiendo los pensamientos del otro por vuestros pensamientos, teniendo interés social en lo que pasa en la otra alma. Lo que encontráis como opinión, como visión de la vida en uno de los más pequeños de vuestros hermanos, en esto me buscáis vosotros mismos. De este modo habla a nuestra vida de pensamiento Cristo, que quiere revelarse de un modo nuevo, -nos acercamos al tiempo-, a los hombres del siglo XX. No hablando a la manera harnackiana del Dios que también puede ser Yahvé Dios y en realidad lo es, sino sabiendo que Cristo es el Dios para todos los hombres. Sin embargo, no lo encontraremos si permanecemos egoístamente dentro de nosotros mismos con nuestros pensamientos, sino sólo si medimos nuestros pensamientos con los pensamientos de otras personas, si ampliamos nuestro interés en la tolerancia interior hacia todo lo humano, si nos decimos a nosotros mismos: "Por nacimiento soy una persona prejuiciosa, por mi renacimiento de los pensamientos de todas las personas en un amplio sentimiento social de pensamiento encontraré ese impulso en mí que es el impulso de Cristo. Si no me miro sólo a mí mismo como fuente de todo lo que pienso, sino que me miro como miembro de la humanidad hasta lo más profundo de mi alma, entonces se habrá encontrado un camino hacia Cristo.  Este es el camino que hoy debe llamarse el camino del pensamiento hacia Cristo. La autoeducación seria mediante la adquisición de un sentido para contar con los pensamientos de los demás, mediante la corrección de aquello que llevamos dentro como nuestra propia dirección en las conversaciones con los demás, debe convertirse en una tarea seria en la vida. Porque si esta tarea de la vida no arraigara entre las personas, éstas perderían el camino hacia Cristo. Este es el modo de pensar hoy.

Y el otro camino es a través de la voluntad. También aquí la gente ha tomado el camino equivocado, que no lleva a Cristo, sino que aleja de Cristo. Y tenemos que volver a encontrar el camino hacia Cristo en este otro ámbito. Los jóvenes todavía tienen algo de idealismo propio, pero la humanidad de hoy es seca y sobria. Y la humanidad de hoy está orgullosa de lo que a menudo se llama lo práctico, pero que no es más que un cierto sentido estrecho. La humanidad de hoy no piensa en ideales tomados de la fuente de lo espiritual. Los jóvenes siguen teniendo estos ideales. En ningún tiempo la vida de los ancianos ha sido tan diferente de la vida de los jóvenes como lo es hoy. La incomprensión del hombre es lo que caracteriza nuestra época actual.

Ya señalé ayer el profundo abismo que existe entre el proletariado y la burguesía. También los viejos y los jóvenes: ¡qué mal se entienden hoy! Eso es lo que también debemos tener muy, muy en cuenta. intentemos comprender a la juventud en cuanto a su idealismo. Muy bonito, pero hoy quieren desposeer a la juventud de él. Hoy quieren expulsarlo privando a la juventud de una cierta educación de la imaginación, de la formación de la imaginación a través de los cuentos de hadas, a través de las leyendas, a través de todo lo que se aleja de la seca sensorialidad externa. Sin embargo, incluso será difícil expulsar de la juventud lo que es juvenil, natural, idealismo elemental. ¿Pero qué es eso? Es bello, es grande, pero no debe ser lo único en el hombre. Porque este idealismo juvenil no es más que el idealismo del ex deo nascimur, lo divino, que también es idéntico a lo divino de Yahvé, pero que después de que el Misterio del Gólgota haya pasado sobre la tierra, no debe quedarse solo en eso. Este es el camino de la voluntad hacia Cristo. El otro es el camino del pensamiento. No se pregunten hoy por caminos abstractos hacia Cristo, pregúntense por estos caminos concretos. Pregúntense cuál es el camino del pensamiento, que consiste en volverse interiormente tolerante con las opiniones de la humanidad en su conjunto, en adquirir interés social por los pensamientos de otras personas. Si se preguntan cuál es el camino de la voluntad, no encontrarán nada abstracto, sino la necesidad de adquirir un idealismo. Sin embargo, si uno se inculca a sí mismo este idealismo, o si se enseña en la educación de la juventud en crecimiento, lo cual es especialmente necesario, entonces se encontrará en lo que se educa como idealismo que el sentido despierta en el hombre no sólo para hacer lo que el mundo exterior le incita a hacer. Sino que de este idealismo brota el impulso de hacer más de lo que el mundo sensorial incita, brota el sentido de actuar por el espíritu. En lo que hacemos por idealismo adquirido, damos cumplimiento a lo que quería el Cristo, que no descendió a la tierra desde mundos extraterrestres para realizar aquí objetivos meramente terrenales, sino que descendió desde lo extraterrestre al mundo terrenal para realizar lo sobrenatural. Pero sólo creceremos junto a él si adquirimos el idealismo, para que Cristo, que es sobrenatural en el mundo terrenal, pueda obrar en nosotros. Sólo en el idealismo adquirido se cumple lo que quieren decir las palabras de Pablo sobre Cristo: "No yo, sino Cristo en mí". Quien no quiera intentar desarrollar un idealismo adquirido en el renacimiento moral interior, no puede decir otra cosa que: No yo, sino Yahvé en mí. - Pero quien adquiere ese idealismo que hay que adquirir, que debe ser adquirido, puede decir: "No yo, sino el Cristo en mí". Estos son los dos caminos por los que realmente encontramos al Cristo. Si los recorremos, entonces ya no hablaremos de tal manera que nuestro hablar sea una mentira interior. Entonces hablaremos del Cristo como el Dios de nuestro renacimiento interior, mientras que Yahvé es el Dios de nuestro nacimiento.

Esta diferencia debe encontrarla el hombre más nuevo, pues sólo esta diferencia es al mismo tiempo la que nos lleva a los verdaderos sentimientos sociales, a los verdaderos intereses sociales. Quien desarrolla en sí mismo un idealismo adquirido tiene también amor por la humanidad. Prediquen cuanto quieran desde los púlpitos, que la gente debe amarse. Hablenles como a la estufa. Solo hablandole, no calentará la habitación, la calentará si le ponen carbón. No necesitan decirle que es su deber calentar la habitación. Así siempre podrán predicar a la humanidad: Amor, amor y amor. Eso es sólo palabrería, son sólo palabras. Trabajen para que la gente experimente un renacimiento con respecto al idealismo, para que tenga un idealismo que se le haya inculcado en el alma junto con el idealismo de la sangre y que perdure a lo largo de la vida, entonces también estarán alimentando el amor humano en el alma de la humanidad. Por mucho idealismo que se auto inculquen a si mismos, sus almas les llevarán lejos de su egoísmo hacia un interés emocional independiente por otras personas. Sin embargo, experimentarán una cosa si toman este doble camino, el camino del pensamiento y el camino de la voluntad, que les he indicado con referencia a la renovación del cristianismo. Partiendo de sus propios pensamientos interiormente tolerantes que se interesan por otros pensamientos y de la voluntad renacida, una voluntad renacida en el idealismo adquirido, se desarrolla algo que no puede describirse de otro modo que un elevado sentido de responsabilidad por todas las cosas que hacen. El hombre que se inclina a mirar el desarrollo de su alma, si sigue los dos caminos, sentirá dentro de sí, -a diferencia de la vida ordinaria, que no sigue estos caminos-, el sentido interno elevado, más refinado, de la responsabilidad hacia las cosas que piensa y hace. ¿Surge el sentido de la responsabilidad de tal manera que uno se dice a sí mismo: puedo justificar esto, no sólo para el próximo círculo de mi vida y el entorno inmediato, puedo justificarlo sabiendo que pertenezco a un mundo suprasensible-espiritual? ¿Puedo justificarlo sabiendo que todo lo que hago aquí en la Tierra está inscrito en un Registro Akáshico de significación eterna, donde sigue teniendo efecto? ¡Oh, lo sientes con fuerza, esta responsabilidad sobrenatural ante todo! Es algo que te llega como un recordatorio cuando buscas el doble camino de Cristo, como un ser que está detrás de ti, mirando por encima de tu hombro, diciéndote siempre: no sólo eres responsable ante el mundo, eres responsable ante lo divino-espiritual por lo que piensas y haces.

Pero este ser que mira así por encima de nuestros hombros, que agudiza nuestro sentido de la responsabilidad, lo refina, nos lleva por caminos completamente distintos a los anteriores, es el que nos acerca aún más al Cristo que pasó por el Misterio del Gólgota. Hoy quería hablarles de este camino de Cristo, de cómo se encuentra y cómo se manifiesta en el último ser caracterizado. Porque este camino de Cristo está íntimamente relacionado con los impulsos y las tareas sociales más profundas de nuestro tiempo. Esto es lo que quería transmitirles durante este encuentro.

Traducido por J.Luelmo jul,2024


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