RUDOLF STEINER
HISTORIA DEL MUNDO A LA LUZ DE LA ANTROPOSOFÍA
Dornach, 1 de enero de 1924
Puesto que ahora nos reunimos por última vez en esta conferencia, de la que han de emanar cosas poderosas e importantes para el movimiento antroposófico, permítanme organizar la última conferencia de tal manera que conecte interiormente, en términos de impulso, con las diversas perspectivas que nos ha proporcionado esta serie de conferencias, pero que por otra parte también apunte en cierto modo, quisiera decir con sensibilidad, al futuro, es decir, al futuro del empeño antroposófico.
Si observamos el mundo actual, veremos que desde hace años existe una extraordinaria cantidad de material destructivo. Están actuando fuerzas que presagian los abismos a los que se dirige la civilización occidental. Pero se podría decir que si se observa a aquellas personas que son, por así decirlo, los líderes espirituales externos en los más diversos ámbitos de la vida, se dará cuenta de cómo estas personas están atrapadas en un terrible sueño mundial. Al fin y al cabo, así es más o menos como piensan; hace muy poco tiempo, tal vez la mayoría de la gente pensaba así: Hasta el siglo XIX, la humanidad era infantil y primitiva en sus percepciones y puntos de vista. Después llegó la ciencia más nueva en los campos más diversos, y ahora hay algo que debe cultivarse por toda la eternidad como la verdad.
Las personas que piensan así viven en realidad en un tremendo estado de arrogancia, sólo que no se dan cuenta de ello. Por otra parte, a veces la gente se da cuenta de que las cosas no son como las acabo de describir en opinión de la mayoría.
Mientras yo daba hace algún tiempo en Alemania aquellas conferencias organizadas por la oficina de Wolff y que atrajeron a un público extraordinariamente numeroso, de modo que mucha gente prestaba ya atención a cómo se desea en realidad la Antroposofía, apareció entre tantas absurdas voces contrarias una que no era mucho más inteligente que las demás en cuanto al contenido, pero que, sin embargo, delataba un extraño presentimiento. Se trataba de una nota periodística a resultas de una de las conferencias que tuve que dar en Berlín. Entonces una nota periodística decía: Si uno escucha algo así, -como dije entonces en la conferencia de Berlín-, entonces se daría cuenta de que no sólo en la tierra, -cito aproximadamente lo que decía la nota-, sino en todo el cosmos está ocurriendo algo que convoca a la gente a una espiritualidad diferente de la que había antes. Se ve que ahora, por así decirlo, las fuerzas del cosmos, no sólo los impulsos terrenales, están exigiendo algo de los hombres; una especie de revolución en el cosmos, cuyo resultado debe ser la lucha por una nueva espiritualidad.
Al fin y al cabo, tal voz estaba allí, y era realmente notable. Porque es cierto que el impulso que ahora debe emanar de Dornach debe ser, como he subrayado estos días desde los más diversos puntos de vista, un impulso que no ha brotado en la tierra, sino un impulso que ha brotado en el mundo espiritual. Queremos desarrollar aquí la fuerza para seguir los impulsos del mundo espiritual. Por eso he hablado en estas conferencias vespertinas durante esta conferencia de Navidad de los múltiples impulsos que han estado presentes en el desarrollo histórico, para que los corazones puedan abrirse a recibir impulsos espirituales que deben fluir primero en el mundo terrenal, que no deben tomarse del propio mundo terrenal. Pues todo lo que hasta ahora ha llevado al mundo terrenal en el sentido correcto tiene su origen en el mundo espiritual. Y si queremos lograr algo provechoso para el mundo terrenal, los impulsos para ello deben tomarse del mundo espiritual.
Esto, queridos amigos, nos anima a subrayar que el impulso que debemos llevarnos de esta conferencia a nuestro trabajo futuro debe ir unido a una gran responsabilidad.
Detengámonos unos minutos en lo que esta conferencia nos ha impuesto como una tarea de gran responsabilidad. En las últimas décadas hemos podido pasar junto a muchas personalidades con un sentido para el mundo espiritual, observando espiritualmente y recibiendo amargos sentimientos de esta observación espiritual para el destino venidero de la humanidad terrenal. Uno podría pasar junto a los seres humanos en la tierra de la misma manera que uno puede en el espíritu y observar a estas personas cuando han dejado sus cuerpos físico y etérico dormidos y están morando en el mundo espiritual con su yo y su cuerpo astral. Sí, deambular por los destinos de los yoes y cuerpos astrales en las últimas décadas, mientras las personas estaban dormidas, ya fue la causa de experiencias que apuntan a pesadas responsabilidades para aquellos que pueden conocer estas cosas. Estas almas, que habían abandonado sus cuerpos físico y etérico desde que se durmieron hasta que despertaron, fueron vistas a menudo acercándose al Guardián del Umbral.
Esto es lo que se le ha exigido básicamente al Guardián del Umbral a lo largo de todos los milenios de esfuerzo humano en el mundo espiritual. Pero especialmente en el último tercio del siglo XIX, apenas había personas que se acercaran al Guardián del Umbral en estado de vigilia. Pero tanto más en nuestra época, cuando se impone históricamente a toda la humanidad pasar por el Guardián del Umbral de una u otra forma, cuanto más se comprueba, como ya he dicho, durante los correspondientes vagabundeos por el mundo espiritual, cómo las almas dormidas se acercan al Guardián del Umbral como yos y cuerpos astrales. Estas son las imágenes significativas que se pueden obtener hoy en día: el severo guardián del umbral, rodeado de grupos de almas humanas dormidas que no tienen la fuerza para acercarse a este guardián del umbral en su estado de vigilia, que se acercan a él mientras duermen.
Entonces, al ver la escena que allí tiene lugar, surge un pensamiento que está relacionado con lo que me gustaría llamar la germinación de una necesaria gran responsabilidad. Las almas que se acercan así al guardián del umbral en estado de sueño, exigen con esa conciencia, que el hombre tiene en el sueño, -para los despiertos permanece inconsciente o subconsciente-, la entrada en el mundo espiritual, el deambular por el umbral. Y en innumerables casos se oye entonces la voz del ferviente guardián del umbral: No debes cruzar el umbral para tu propia salvación. No debes entrar en el mundo espiritual. Debes volver atrás. Porque si el Guardián del Umbral concediera a tales almas la admisión en el mundo espiritual sin más, cruzarían el umbral, entrarían en el mundo espiritual con los conceptos que les ha transmitido la escuela de hoy, la educación de hoy, la civilización de hoy, con los conceptos e ideas con los que el hombre de hoy tiene que crecer entre los seis años y básicamente el final de su vida en la tierra.
Estos conceptos e ideas tienen la particularidad de que si uno entra con ellos en el mundo espiritual, al igual que se ha hecho con ellos a través de la civilización y la escuela actuales, se paraliza en el alma. Y uno volvería al mundo físico en el vacío de pensamientos e ideas. Si el Guardián del Umbral no hiciera retroceder seriamente a estas almas, hiciera retroceder a muchas almas de la gente actual, les dejaría cruzar al mundo espiritual, entonces cuando vuelvan despertando, cuando vuelvan en el despertar decisivo, tendrían el sentimiento: No puedo pensar, mis pensamientos no se apoderan de mi cerebro, tengo que ir por el mundo sin pensar. Porque tal es el mundo de las ideas abstractas que el hombre de hoy atribuye a todo: se puede entrar con ellas en el mundo espiritual, pero no volver a salir con ellas. Y cuando uno ve esta escena, que hoy experimentan realmente más almas en el sueño de lo que uno suele creer, entonces se dice a sí mismo: Oh, si fuera posible proteger a estas almas de tener que experimentar en la muerte lo que experimentan en el sueño. Porque si el estado así experimentado ante el Guardián del Umbral se prolongara lo suficiente, es decir, si la civilización humana permaneciera mucho tiempo por debajo de lo que hoy puede recibirse en las escuelas y transmitirse a través de la civilización, entonces el sueño se convertiría en vida. Las almas humanas atravesarían la puerta de la muerte hacia el mundo espiritual, pero no podrían traer una fuerza de ideas a la próxima vida en la tierra. Porque uno puede entrar en el mundo espiritual con los pensamientos de hoy, pero no volver a salir con ellos. Sólo puede volver a salir paralizado en espíritu.
Verán, la civilización del presente puede justificarse por esta forma de vida espiritual que se ha cultivado durante tanto tiempo, pero la vida no puede justificarse por ella. Esta civilización podría durar un tiempo. Durante la vigilia las almas no tendrían ni idea del guardián del umbral, durante el sueño serían rechazadas por él para que no se paralizaran, y al final el resultado sería que nacería en el futuro una raza humana que no mostraría ningún intelecto, ninguna posibilidad de aplicar las ideas en la vida, en esta vida futura en la tierra, y el pensamiento, la vida en ideas, desaparecería de la tierra. Una raza humana mórbida y meramente instintiva tendría que poblar la tierra. Sólo los malos sentimientos y emociones, sin el poder orientador de las ideas, se apoderarían del desarrollo de la humanidad. Sí, no sólo de la manera ya descrita se presenta al observador espiritual un cuadro triste a través de la observación del alma de pie ante el guardián del umbral, que no puede obtener la admisión en el mundo espiritual, sino también en otro aspecto.¡Alma humana!Tú vives en las extremidadesque por el mundo del espacioal mar del ser espiritual te llevan:Practica la recordación del espírituen lo profundo del alma,donde, en el obrardel ser creador de los mundos,naceel propio yoen el yo de Dios;y vivirás verdaderamenteen el ser cósmico del hombre.Pues obra el Espíritu Padre de las alturas.Generando ser en las profundidades del cosmos.Serafines, Querubines, Tronos,haced resonar desde las alturaslo que eco encuentra en las profundidades.Esto dice:Ex Deo nascimur.Oyen esto los espíritus elementalesal Este, Oeste, Norte, Sur:que lo oigan los hombres.¡Alma humana!Tú vives en la pulsación del corazón y del pulmón,que a través del ritmo del tiempoal sentir del propio ser anímico te conduce:Practica la contemplación del espírituen el equilibrio del alma,donde las fluctuantesacciones del devenir cósmicounenel propio yoal yo cósmico;y sentirás verdaderamenteen el actuar del alma humana.Pues obra en derredor la voluntad de Cristoconfiriendo gracia a las almas en los ritmos cósmicos.Kyriotetes, Dynamis, Exusiai,haced que desde el oriente se enciendalo que por el occidente se forma;esto dice:in Cristo morimur.Oyen esto los espíritus elementalesal Este, Oeste, Norte, Sur;que lo oigan los hombres.¡Alma humana!Tú vives en la calma de la cabeza,que desde los fundamentos eternoslos pensamientos cósmicos te transmite:Practica la visión del espírituen la calma del pensardonde los eternos fines de los diosesotorganluz del ser cósmicoal propio yopara su libre voluntad:y pensarás verdaderamenteen lo profundo del espíritu humano.Pues los pensamientos cósmicos del espíritu,implorando luz, obran en el ser cósmico.Archai, Arcangeloi, Angeloi,permitid que desde las profundidades los ruegosen las alturas sean oídos.Esto dice:Per spiritum sanctum reviviscimus.Oyen esto los espíritus elementalesal Este, Oeste, Norte, Sur;que lo oigan los hombres.En la inflexión de los tiemposentró la luz del espíritu cósmicoen el devenir terrestre;las tinieblas de la nochehabían dejado de reinar;clara luz del díaresplandeció en las almas humanas;Luzque da calora los pobres corazones de los pastores,Luzque iluminala frente de los sabios reyes.Luz DivinaCristo-Solda calora nuestros corazones;iluminanuestras frentes;que el bien resultede lo quede corazón fundamos,de lo que de la cabezacon conciencianos proponemos.
Así pues, queridos amigos, llevad vuestros corazones ardientes, en los que habéis puesto aquí la primera piedra para la Sociedad Antroposófica, llevad estos corazones ardientes al mundo para un trabajo poderoso y sanador. Y se os ayudará a iluminar vuestras cabezas para que podáis dirigir con determinación lo que todos deseáis ahora. Queremos hacer esto hoy con todas nuestras fuerzas. Veremos: Si nos mostramos dignos de ello, una buena estrella regirá lo que se quiere desde aquí. Seguid a esta buena estrella, queridos amigos. Veamos a dónde nos llevarán los dioses por la luz de esta estrella.
Luz divina,
Cristo-Sol,
calienta
nuestros corazones,
Ilumina
Nuestras frentes.
Traducido por J.Luelmo, ago,2024
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