Elías reconoció el espíritu divino en un susurro silencioso y suave, lo que significa que se conectó con lo divino a través de su propia respiración tranquila y rítmica.
El yo superior del ser humano se encarna en el aire. Al respirar, el ser humano inhala el yo superior.
Pero mientras su pasión siga ardiendo, no podrá reconocer a Dios, ni en la tormenta ni en el estruendo. Solo cuando alcance tal armonía interior que su respiración se adapte rítmicamente al proceso del mundo, podrá tomar plena conciencia de su yo superior. Que los cuervos le llevaran comida a Elías significa que los seres del aire le enseñaron y le llenaron de sabiduría de los mundos superiores. Tanto la alimentación por parte de los cuervos como el reconocimiento de Dios en la suave brisa fueron una iniciación.
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