GA145 La Haya 28 de marzo de 1913 El efecto del desarrollo oculto sobre el yo y las envolturas del hombre El Centauro y la Esfinge. Lucifer y Ahriman. El Cristo en lo Etérico


Rudolf Steiner

Conferencia IX
La Haya 28 de marzo de 1913


Conozco a un poeta que murió hace algunos años. En una ocasión, en la segunda mitad de los años 80 del siglo XIX, me dijo que estaba muy angustiado por el futuro de la humanidad. Admito que su expresión de ansiedad era algo así como una paradoja, pero se tomaba muy en serio su ansiedad en cuanto a la tendencia que deseaba señalar con su paradoja; de hecho, esta ansiedad lo inclinaba a un cierto pesimismo. Le parecía que el desarrollo de la humanidad en el futuro sería tal que el hombre desarrollaría principalmente su cabeza más y más, y que, en comparación con su cabeza, todas las demás partes de un hombre se verían mal desarrolladas. Se tomaba muy en serio esta idea, y lo expresaba en paradoja diciendo que tenía miedo de que la naturaleza intelectual racional del hombre obtuviera una preponderancia hasta tal punto que la cabeza se convirtiera en un gran globo y que los hombres por tanto rodarían sobre la tierra como pelotas. La ansiedad era muy real para el hombre, porque él reflexionaba que estamos viviendo en la era del intelectualismo, del desarrollo de los poderes intelectuales que se expresan en la cabeza, y que estos poderes de razonamiento aumentarían más y más, y que la humanidad se movería hacia un futuro indeseable. Si bien, por supuesto, es una declaración muy paradójica, y ademas podríamos decir, en cierto sentido, que incluso la ansiedad que dio lugar a su pesimismo es paradójica también. Pero el intelecto humano tiende a deteriorarse, a sacar conclusiones cuando se ha hecho una u otra observación, y este es un ejemplo de ello. Esto puede notarse ampliamente en el ámbito del movimiento teosófico así como también en la vida externa y exotérica. En la vida externa y exotérica no tenemos que mirar muy lejos para notar que las observaciones hechas por el hombre en los diversos tiempos siempre han dado lugar a un gran número de teorías. ¡Cuántas hipótesis se han abandonado como inútiles en el curso de la evolución de la humanidad! En el campo teosófico oculto también se puede observar que alguien que haya experimentado entrenamiento oculto, y que ha adquirido así cierto poder clarividente, puede referir algo de la verdadera observación clarividente y luego vienen los teóricos que inventan todo tipo de esquemas y teorías, y entonces el asunto se desarrolla. Muy a menudo la observación es bastante insignificante, pero los esquemas y teorías que se construyen en base en ella incluyen mundos enteros. Ese es siempre el peligro; el intelecto tiene esta tendencia. Tenemos esta tendencia en un sentido bastante aceptable en un libro muy conocido, 'Esoteric Buddhism' 'Budismo Esotérico' de Sinnett. Este libro se basa en una serie de hechos ocultos genuinos; estos están por la mitad del libro, y se relacionan con la mitad del desarrollo de la tierra. Pero sobre estos hechos construyó un esquema de Rondas y Razas, y esto solo gira y gira, por así decirlo, sobre sí mismo, siempre más o menos de la misma manera. Son conclusiones, teorías, sacadas de los pocos datos genuinos que se encuentran en el libro. Y este fue el caso también con mi poeta. En el fondo, tenía una especie de imaginación inconsciente e instintiva que le decía algo cierto; podríamos decir, que hay media onza de verdad y de esto hizo un peso de cien o muchos cientos. A menudo encontramos casos como este en el mundo. Ahora bien, ¿Cuál es la verdad del asunto? La verdad es, que en nuestra época la cabeza del hombre está experimentando una cierta evolución, la formación de la cabeza, toda la estructura de la cabeza sufrirá cambios en el futuro. Si dirigimos nuestra atención a un período muy distante de la evolución futura de la Tierra, tenemos que imaginar que, por ejemplo, la formación de la frente, la nariz y las mandíbulas humanas se habrán sometido a cambios esenciales, y que, en cierto sentido, todo el resto del organismo del ser humano terrenal quedará estancado; pero, por supuesto, nunca, durante el período de la tierra, la relación de la cabeza en desarrollo con respecto al resto del cuerpo será la de un globo rodante. Esto solo debe tomarse literalmente en un grado muy, muy limitado. Por otro lado, en las épocas antiguas de desarrollo en la tierra, antes de mediados de la época atlante, el resto del organismo humano era capaz de cambiar; estaba ocupado en una especie de desarrollo. Aparte de la cabeza, el organismo humano ha cambiado comparativamente poco y repito comparativamente poco, desde mediados de la época atlante; por otro lado, antes de ese tiempo el resto del organismo humano experimentó grandes cambios. A partir de esto, estarán en disposición de llegar a una conclusión, que ahora será correcta, porque no es más que una observación real revestida de palabras, que cuanto más nos remontamos a las épocas atlante y lemúrica, más esencialmente diferente parecía el hombre, incluso a su propia observación. En la antigua época lemúrica, el hombre se veía bastante diferente de lo que ahora reconoce como él mismo en la actualidad.
La apariencia que el hombre habría tenido de sí mismo en la última parte de la época Lemúrica es evidente para él de nuevo, en cierta manera, cuando acerca gradualmente la huella clarividente que le guía hacia lo que hemos descrito como la Imaginación del Paraíso. De hecho, les dije, y es verdad, que esta Imaginación del Paraíso corresponde a una delineación completa del ser humano, del cuerpo físico humano, por así decirlo, como el Paraíso mismo. El hombre se separó, digamoslo así, se dividió; la naturaleza corpórea actual apareció extendida de la manera descrita; pero en ese tiempo se produjo un gran avance, el tiempo real al que volvemos la mirada clarividente y tenemos la Leyenda del Paraíso ante nosotros. Y a través de este movimiento, que también se puede observar por medio de la clarividencia, lo que podría llamarse el ser humano expandido se fue juntando con relativa rapidez dentro de lo que luego se convirtió en el punto de partida del hombre para el desarrollo que siguió. Inmediatamente después del tiempo correspondiente a la Imaginación Paradisiaca, la forma del hombre era, sin embargo, muy diferente a lo que se ha desarrollado a partir de ella hoy dia. Y, fundamentalmente, todo lo que rodeaba al hombre en los reinos de la naturaleza era muy diferente de su entorno actual.
Ya he mencionado en las conferencias previas de este curso que el alumno podría alcanzar esta Imaginación del Paraíso si repentinamente se hiciera clarividente por un momento durante el sueño y volviese su mirada, por así decirlo, hacia su cuerpo físico y su cuerpo etérico, estimulado por ellos hacia esta Imaginación. En conjunto, se puede decir que se necesita poseer un alto grado de desarrollo esotérico antes de alcanzar esta Imaginación del Paraíso. El estudiante debe haber obtenido muchas victorias en cuanto a transformar sus propios intereses personales en los comunes a la humanidad y el mundo. Luego viene, cuando desde el sueño mucho más profundo -porque hay grados de sueño- pasa a un sueño menos profundo, y en este sueño menos profundo se vuelve clarividente, llega lo que más tarde en la evolución terrenal se hizo realidad: la condición del hombre en la antigua época lemúrica después de haber dado el gran salto hacia adelante.
Por lo tanto, decimos que es posible ver este período primigenio de la tierra mediante la separación del yo y el cuerpo astral del cuerpo físico y el cuerpo etérico, volviendo la mirada hacia atrás. Ahora bien, cuando el orden de la naturaleza viene en nuestra ayuda, ya que en la noche estamos fuera de nuestro cuerpo físico, podemos hacer uso de esta disposición de la naturaleza, y así regular el entrenamiento que, como si se estuviera despertando pero no regresara. al cuerpo físico, como si se estuviera despertando en un estado diferente de conciencia, vemos el cuerpo físico. De esto podrán concluir que la visión de la que acabamos de hablar proporciona la única posibilidad verdadera de aprender a conocer cómo se formó el hombre en el pasado primigenio.
En el futuro lejano llegará un momento en el que podremos decir: ¡Qué extraordinarias eran aquellas personas de los siglos XIX y XX! Se creían capaces de descubrir el origen del hombre por el metodo de la investigación externa de la naturaleza; pensaban que podían sacar conclusiones sobre los ascendentes del hombre a partir de la observación de los animales que les rodeaban en el plano físico. Sin embargo, a través del verdadero desarrollo del conocimiento humano, se hace evidente que solo podemos llegar a una idea verdadera del origen del hombre sobre la tierra y de su antigua forma, mediante la observación clarividente, y que nunca obtendremos una idea en cuanto a cómo era el hombre en la época lemúrica, por ejemplo, excepto a través de la observación clarividente, a través de la visión retrospectiva estimulada por las impresiones de nuestros propios cuerpos físico y etérico. Pero luego se verá - esto será admitido en ese tiempo futuro - que el hombre nunca fue parecido a ninguna de las formas animales atribuidas a él en los siglos diecinueve o veinte; porque las formas que el hombre tenía en aquellos tiempos y que se manifiestan a su conciencia clarividente de la manera que hemos descrito, son diferentes de todas las formas animales del entorno del hombre en el siglo diecinueve. E incluso las expresiones que hemos utilizado - toro, león, etc. - solo se usan comparativamente. Los hombres del futuro dirán cuán grotesco es ver cómo la gente de los siglos XIX y XX remontaba sus ancestros a seres simiescos; puesto que en la época lemúrica no había simios en absoluto en la forma en que aparecieron más tarde en la tierra; solo se originaron en un período muy posterior, a partir de formas humanas degradadas y degeneradas. Los seres animales que pueden ser comparados con nuestros simios actuales solo pueden ser encontrados por una visión clarividente sobre mediados de la época atlante de la evolución de la tierra. Cuanto más retrocedemos en el desarrollo de la humanidad, más vemos que para la visión clarividente, en la visión de nuestro yo durante el sueño en la noche, nuestra figura, nuestra forma en tiempos antiguos se ha conservado en cierta medida. Así que, ocurre que cuando un alumno se mira a sí mismo, aprende a reconocer su corporeidad física en un cuerpo etérico infinitamente más delicado, podría decirse, aunque no en el sentido de nuestro éter actual. Así aparece el hombre Su forma aparece más como una vívida imagen onírica que en la forma de carne y hueso que ahora posee. Tenemos que familiarizarnos con la idea de que cuando el yo y el cuerpo astral están fuera del ser humano, apenas pueden ver la cabeza; está bastante oscurecida; no completamente borrada, pero si bastante ensombrecida. Por otro lado, el resto del organismo del hombre es distinto. Este también está bastante ensombrecido, pero su condición es tal que el ser humano no aparece como hecho de carne y hueso, sino que uno tiene la clara impresión de que posee una organismo más poderoso. Puede parecer paradójico, sin embargo, es cierto que cuando un hombre se ve a sí mismo clarividentemente en el sueño tiene en ciertos momentos tal apariencia, es decir, para el yo y el cuerpo astral, su cuerpo físico y su cuerpo etérico presentan tal apariencia que ¡le recuerda la forma del Centauro! La parte superior, que aparece en el Centauro como la parte humana, tiene el rostro humano, pero en una forma muy oscura; la otra parte, que no es exactamente como ninguna de nuestras formas animales actuales, pero que es reminiscente de ellos en ciertos aspectos, es más poderosa, y el vidente se dice a sí mismo: "Para la visión espiritual, esto es más fuerte, incluso más denso, que nuestra forma presente de carne y hueso. 'Ya he mencionado estos asuntos en un curso previo de conferencias; pero deben comprender que todas estas Imaginaciones, excepto la Imaginación del Paraíso, son fugitivas y pueden presentarse desde diferentes aspectos. También podría presentar un aspecto algo diferente, y verían que esto solo corresponde a un período diferente de desarrollo, y luego deberíamos llegar a la forma de la Esfinge. El orden consecutivo de la evolución del hombre se presenta en varios aspectos, en diferentes puntos de vista. Las imágenes mitológicas, los llamados símbolos mitológicos, contienen mucha más verdad que las fantásticas combinaciones intelectuales hechas por la ciencia actual.
Por lo tanto, en la noche, la figura humana se vuelve muy peculiar. Ahora algo más se vuelve claro. Cuando consideramos con mirada clarividente esta parte inferior que nos recuerda a un animal, nos familiarizamos con algo que nos deja una impresión muy definida; como les dije en la última conferencia, estas impresiones, estas experiencias internas, son realmente lo esencial. Las imágenes son importantes, pero las experiencias internas son aún más. Alcanzamos una impresión para que conozcamos después: Lo que realmente me impulsa durante el día a mis propios intereses personales, que inocula en mi alma con intereses meramente personales, es el resultado de lo que observo en la noche como mi parte animal inferior. Durante el día no lo veo; pero está dentro de mí como fuerzas, y estas fuerzas son las que me arrastran hasta cierto punto y me desvían hacia intereses personales.
Desarrollar cada vez más esta impresión nos lleva al reconocimiento del lugar que realmente ocupa Lucifer en nuestra evolución. Cuanto más orientamos nuestra visión clarividente hacia el tiempo que corresponde a la Imaginación del Paraíso, más bella se vuelve la estructura, que en realidad es solo la reminiscencia en un tiempo posterior de lo que pertenece al reino animal. Y si regresamos completamente a lo que pertenece al Paraíso, donde la continuación animal del hombre aparece como separada del hombre mismo y multiplicada en toro, león y águila, podemos decir que estas formas, que conocimos en aquellos tiempos antiguos con estos nombres, también pueden ser en cierto sentido símbolos de belleza para nosotros. Más y más hermosas se vuelven estas formas, y, retrocediendo aún más, a la época de la que hablamos en la última conferencia, cuando representamos la impresión del sacrificio, llegamos al período en que la verdadera forma de Lucifer se nos aparece en sublime belleza, tal como él deseaba que se preservarse sin cambios en la evolución de la antigua Luna a la tierra.
Por el relato que he dado en 'Ciencia oculta', saben que en la Antigua Luna se le dio el cuerpo astral al hombre. Lo que llevamos dentro de nosotros en nuestro cuerpo astral jugó un papel importante en la Antigua Luna. Lo hemos descrito como individualidad personal, como egoísmo. Este egoísmo tuvo que ser implantado en el hombre en la Antigua Luna y como el hombre recibió su cuerpo astral en la Antigua Luna, el egoísmo se asentó en el cuerpo astral; y como Lucifer ha preservado su naturaleza lunar, ha llevado el egoísmo a la tierra como la cualidad interna del alma de su belleza. Por lo tanto, por un lado, él es el Espíritu de la Belleza, y por el otro, el Espíritu del Egoismo. Y lo que podemos llamar su error es solo esto: que ha trasplantado a la tierra algo que, en lo que respecta al hombre, si puedo usar la expresión, pertenecía a la Antigua Luna; es decir, la empapación e impregnación de sí mismo con egoísmo. Pero de ese modo, como se ha dicho a menudo, se le dio al hombre la posibilidad de convertirse en un ser libre y autónomo, en lo que nunca se hubiera convertido si Lucifer no hubiera transmitido el egoísmo de la Luna a la Tierra.
Por lo tanto, la experiencia interna nos enseña a conocer a Lucifer como el Espíritu Nocturno, por así decirlo. Y es parte del cambio que ocurre en nuestro yo y en nuestro cuerpo astral que por la noche nos sintamos en compañía de Lucifer.
Quizás al principio piensen, si piensan solo superficialmente, que debe ser desagradable para una persona, cuando se duerme y se vuelve clarividente, tomar conciencia de que, durante la noche, va en compañía de Lucifer. Pero si reflexionan más profundamente, pronto llegarán a la conclusión de que es más inteligente por nuestra parte aprender a reconocer a Lucifer; es mejor saber que estamos en su compañía que pensar que él no está allí y sin embargo, lo tenemos activo dentro de nosotros de forma invisible con sus fuerzas, como ocurre durante el día. El mal no consiste en que Lucifer esté a nuestro lado, porque gradualmente aprendemos a reconocerlo como el Espíritu que nos trae la libertad; el mal consiste en que no lo reconocemos. Pero después de que los hombres lo descubrieron, por así decirlo, cuando los engañó en la época lemúrica, no se les permitió verlo más; porque entonces, además de ese engaño original en la época lemúrica, habría habido otros innumerables errores menores. Por lo tanto, el Ser Divino-Espiritual que estaba vigilando el progreso de la humanidad tuvo que poner un velo sobre la visión de la noche. De ese modo, el hombre perdió también todo lo demás que habría visto durante el sueño. El sueño cubre de oscuridad el mundo en el que está el hombre desde que se va a dormir hasta que despierta. Al retirar el velo que cubre la noche con oscuridad, debemos percibir instantáneamente a Lucifer a nuestro lado. Si el hombre fuera lo suficientemente fuerte, esto no nos haría daño; pero como al principio no pudo ser fuerte en el sentido requerido por nuestro desarrollo terrenal, tuvo que ponerse este velo durante su sueño nocturno. Después de aquel primer gran engaño, que dejó en su camino la posibilidad de la libertad humana, ningún otro engaño llegaría al hombre a través de la visión directa de Lucifer desde el momento de su sueño hasta el despertar.
Ahora, hay un equivalente. No podemos ver a Lucifer por la noche si durante el día no vemos a su camarada, Ahriman. Así pues, para el estudiante que ha progresado hasta este punto en el desarrollo de su yo y su cuerpo astral, la experiencia diaria que le permite tener la visión de los objetos externos se vuelve diferente de lo que es para el hombre común. Aprende a reconocer que ve las cosas bajo una luz diferente que antes del desarrollo de su yo y su cuerpo astral. Primero aprende a ver ciertas impresiones, que ordinariamente consideraba de manera abstracta, como las actividades de los seres ahrimánicos. Así, lo que viene del exterior, que despierta el deseo en él desde afuera, no lo que viene desde adentro, porque eso es Luciférico, sino lo que lo atrae en los objetos y seres que lo rodean, de modo que sigue esta atracción por intereses personales; en resumen, todo lo que lo atrae hacia el disfrute desde el exterior, aprende a reconocer que lleva la impronta de Ahriman. También aprendemos a reconocer esto en todo lo que despierta el miedo dentro de nosotros desde afuera. Son los dos polos: el gozo y el miedo. A nuestro alrededor están el llamado mundo material y el llamado mundo espiritual; ambos en nuestra vida ordinaria de vigilia están envueltos en ilusión. El mundo externo de los sentidos aparece como maya, o ilusión, porque las personas no ven que cada vez son estimulados a disfrutar por objetos y seres externos, Ahriman asoma y provoca el disfrute en el alma. Pero el hecho de que haya una verdadera naturaleza espiritual en todas partes en la materia -que los materialistas niegan- produce miedo, y cuando los materialistas notan que el temor está comenzando a aparecer desde las profundidades astrales de su alma, entonces se asombran y piensan teorías materialistas; porque lo que dice el poeta es profundamente cierto: "La gente nunca se da cuenta del demonio (que es Ahriman), incluso cuando los tiene cogidos por el cuello". ¿Para qué se celebran las reuniones materialistas? Para jurar lealtad al diablo. Esto es literalmente cierto, solo que ellos no lo saben. Cada vez que los materialistas se reúnen hoy, para explicar con hermosas teorías que nada existe más que la materia, Ahriman los tiene por el cuello; y no hay oportunidad más favorable para estudiar al diablo hoy que ir a una reunión de materialistas o monistas. Por lo tanto, cuando un hombre ha experimentado un cierto desarrollo en su cuerpo astral y en su yo, Ahriman lo acompaña a cada paso. Cuando comenzamos a verlo, entonces podemos protegernos de él; podemos ver a Ahriman espiando en las seducciones por el disfrute y en las impresiones del miedo.
De nuevo, a causa de la inmadurez del hombre, fue necesario que Ahriman estuviera oculto; es decir, se extendió un velo sobre su naturaleza. Esto se hizo de forma algo diferente que en el caso de Lucifer; el mundo exterior se sumergió en maya para el hombre, dándole la ilusión de que afuera en el mundo, en lugar de asomarse a Ahriman, había materia en todas partes. Dondequiera que el hombre sueñe que hay materia, en realidad, existe Ahriman; y la mayor ilusión es la teoría materialista de la física sobre los átomos materiales, ya que en realidad no son más que las fuerzas de Ahriman.
Ahora, la humanidad en su conjunto se está desarrollando, evolucionando, y esta evolución avanza de tal modo que en nuestro futuro el hombre realmente desarrollará los poderes del puro intelecto cada vez más. Esto hará que su cabeza adopte una forma diferente externamente. En cierto sentido, el comienzo de este desarrollo hacia la intelectualidad se hizo con los albores de la ciencia natural moderna, hacia el siglo XVI. Cuando se intensifique, este desarrollo intelectual ejercerá una gran influencia sobre el yo y el cuerpo astral del hombre. Un tiempo establecido en el que todavía quedaban tradiciones de la antigua clarividencia. Éstos entraron en contacto el uno con el otro exactamente en los albores de nuestra ciencia natural moderna. Fue precisamente en el siglo dieciséis; entonces se sabía que vendría un futuro en el que, a través del desarrollo superior del yo y del cuerpo astral, el hombre realmente podría ver a Ahriman cada vez más claramente. Después, debido a que en el período inicial del desarrollo intelectual luchó contra la percepción de lo Espiritual con todas sus fuerzas, se estableció un oscurecimiento; pero en la figura de Mefistófeles, que no es otro que Ahriman, al lado de Fausto, el siglo XVI pudo señalar que, fundamentalmente, Ahriman se volverá cada vez más y mas peligroso de manera consciente para el futuro desarrollo de la humanidad; que Mefistófeles se convertirá más y más en una especie de tentador de la raza humana. En ese tiempo, esto solo pudo demostrarse porque el hombre aún tenía un recuerdo de las antiguas figuras espirituales. Pero esto ha sido olvidado por el cuerpo general de la humanidad, aunque en el futuro se le forzará al hombre el conocimiento de que a través de toda su vida de vigilia lo acompaña Ahriman-Mefistófeles. Naturalmente, esto corresponde a la imagen complementaria de que el hombre se dirige hacia un futuro en el cual, cada vez que despierte, tendrá -al principio como un sueño fugaz, pero luego más claro- la impresión: "Tu compañero durante la noche fue Lucifer. "Pueden ustedes ver con esto que a través del desarrollo teosófico-oculto del yo y del cuerpo astral podemos tener el conocimiento previo de lo que vendrá a la humanidad en el futuro, podemos percibir vagamente la compañía de Ahriman y Lucifer. A través de una ley definida de la evolución, Lucifer primero vino al hombre durante la época lemúrica, y luego, como consecuencia de la influencia luciférica, llegó la Ahrimánica. En el futuro esto se invertirá: la Ahrimánica primero será fuerte y, posteriormente, se agregará la influencia luciférica. En las condiciones clarividentes siempre en desarrollo del alma humana, la influencia ahrimánica funcionará principalmente en la condición de vigilia, la influencia luciférica principalmente durante el sueño, o en todas las condiciones que son de hecho similares al sueño, pero en las que hay conciencia.
Por lo tanto, cuando Ahriman entró en nuestra vida sensible externa en nuestra condición de vigilia, el hombre primero necesitó una protección contra Ahriman durante esta condición de vigilia. Estos impulsos protectores se han dado en el desarrollo de la humanidad muchos, muchos siglos antes de que apareciera el peligro. Aunque el cuerpo general de la humanidad aún no ha desarrollado la plena conciencia de Ahriman-Mefistófeles, el impulso protector vino al comienzo de nuestra era en la aparición física de Cristo en el desarrollo de la tierra. Cristo hizo aparición una vez en cuerpo físico en el desarrollo de la tierra para prever que el hombre pudiera estar armado, al recibir el impulso de Cristo, contra la influencia necesaria que vendrá de Ahriman-Mefistófeles. El poder a través del cual el hombre será armado más tarde cuando la influencia luciférica esté allí, es una influencia que afectará a una conciencia diferente; el hombre estará armado contra esto por la aparición de Cristo en el cuerpo etérico, respecto del cual hemos dicho a menudo que se está acercando. Así como Cristo apareció una vez en un cuerpo físico y desde allí su impulso ha seguido avanzado, de igual manera desde este siglo XX Cristo será visto en forma etérica, primero por un pequeño número y luego por un número cada vez mayor de seres humanos . Así vemos que el desarrollo progresivo del hombre se produce por una especie de equilibrio; una especie de equilibrio de los diferentes impulsos. Lo que se relata en los Evangelios como la historia de la Tentación, la confrontación de Lucifer y Ahriman con Cristo, expuesto de diferentes maneras en los diferentes Evangelios -hablé de esto en una ocasión anterior- es una señal de que a través del Impulso de Cristo , a través del Misterio del Gólgota, el hombre podrá encontrar el camino correcto de desarrollo en el futuro. Forma parte de un verdadero desarrollo del yo y del cuerpo astral del hombre que en este cuerpo transformado y astral puede recibir las impresiones de las posiciones que ocupan Ahriman, Lucifer y Cristo en el desarrollo de la humanidad, y un desarrollo correcto del yo y del cuerpo astral conduce a este conocimiento de los tres impulsos que condicionan la evolución de la humanidad.
Un desarrollo correcto, sin embargo, incluye la extensión del sentido del yo en el cuerpo astral a intereses comunes a la humanidad y el mundo. Y actúa como veneno cuando un hombre lleva sus aspiraciones personales a las regiones de su observación clarividente que solo debe observar cuando está lleno de intereses comunes a la humanidad y al mundo. Por tanto no puede percibir la verdad, sino que tiene imaginaciones que son incorrectas, falsas, que son solo los reflejos de sus propios intereses y aspiraciones personales. A veces puede suceder que un clarividente que todavía está lleno de aspiraciones e intereses personales experimente algo como lo siguiente. Recibí una carta en la que alguien escribió que tenía que comunicar algo que yo debería saber. Dijo que Cristo había renacido en un cuerpo físico, y su dirección está en algún lugar de Londres, W .; que María había renacido en un cuerpo físico; su dirección es la de su sobrina, en tal y tal calle. Pablo había renacido, y que era su cuñado, y también daba su dirección. Y todos los mencionados en los Evangelios habían renacido entre los parientes, y en esta carta se daban todas sus diversas direcciones. Podría mostrarle esta carta a cualquiera: es un documento -por más grotesco que pueda parecer- que muestra el efecto de llevar los intereses personales a límites donde solo deberían existir los intereses del mundo y de la humanidad.
Pero ahora debemos entender claramente que cuando alguien comete un error en el conocimiento intelectual abstracto en general, este tipo de error puede controlarse fácilmente, es algo que puede eliminarse comparativamente rápidamente, aunque, de hecho, el conocimiento humano tiene un origen espantoso, como se mencionó en la última conferencia. Dado que el conocimiento del hombre, tal como se expresa en nuestra vida diaria despierta, recibe impulsos tan diluidos que cualquiera puede desarrollar una libertad perfecta con respecto a ellos, por lo tanto, nadie necesita ser deslumbrado por los desatinos pensados por el intelecto humano, y aquellos que se permiten ser deslumbrados por estas imprudentes imaginaciones pueden ser curados en un tiempo relativamente corto. Pero supongamos que en esta observación clarividente una persona llega a tener imaginaciones incorrectas de la manera que las hemos descrito; estas imaginaciones incorrectas en cierta manera, actúan como un veneno en el alma; la envenenan borrando la sana razón humana y el entendimiento intelectual. Por lo tanto, lesionan a uno mucho más profundamente que las locuras meramente intelectuales. Por lo tanto, si tratamos de impregnar todo lo que se obtiene en los campos del ocultismo con las formas del intelecto humano sano, lo hacemos bien. Si simplemente se da una Imaginación, sin ningún intento de justificarla, como hemos tratado de justificar en el curso de las conferencias (y las imaginaciones incorrectas solo se citarían como meras imaginaciones), luego esto se impondrá sobre la misma facultad en otros que debería concentrarse en sí mismo para rechazar tales imaginaciones. Y bien podría ser que, mientras que quien difunde locuras intelectuales puede provocar fácilmente críticas, quien propaga imaginaciones falsas por este medio, les quita a los que creen en él el poder de criticar; es decir, los ciega al reto que debe darse a las imaginaciones en cuestión.
De esto podemos deducir, mis queridos amigos, cuán necesario es que, en el momento en que el conocimiento vaya más allá de lo que está destinado al hombre en el curso natural de la evolución, en el momento en que un hombre se eleve al conocimiento clarividente, cuán incondicionalmente necesario es que su desarrollo debe avanzar inquebrantablemente hacia los intereses comunes a la humanidad y el mundo. Esto siempre será reconocido en el ocultismo verdadero. Y afirmar lo contrario, que puede haber una entrada sana en el mundo espiritual, es decir, un desarrollo sólido del cuerpo astral y del yo, separadamente a la extensión de los intereses humanos a los intereses mundiales desinteresados a los intereses comunes a la humanidad; es decir, para hacer la afirmación opuesta a la hecha aquí, solo podría surgir de una disposición que impregna el ocultismo con frivolidad. Debemos tener en cuenta la gran importancia de estas cosas al hablar de los cambios que tienen lugar en el cuerpo astral y en el yo del hombre durante su desarrollo espiritual superior.

traducida por Julio Luelmo ago 2015

No hay comentarios:

El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919