GA174 Dornach 8 de enero de 1917 La Europa central entre el imperialismo occidental y el oriental.

   Índice

RUDOLF STEINER


 EL KARMA DE LA FALSEDAD

Dornach 8 de enero de 1917

XVII conferencia

Cuando, tras reiteradas peticiones, decidí hablar de algunos aspectos de la historia más reciente hasta el presente, manifesté expresamente que mi preocupación era la comprensión de los hechos y que no se trataba de entrar en política ni en nada que tuviera que ver con la política. Repetí con frecuencia esta afirmación. A pesar de ello, me parece que un cierto descuido, -por no utilizar una palabra más fuerte-, está ganando terreno entre nosotros a este respecto. La gente no considera que cuando alguien dice la verdad con la intensidad que lo ha hecho, tiene derecho a reclamar que también se preste atención a la forma de expresarla. Parece que aquí y allá se ha hablado de estas conferencias como si fueran conferencias políticas. La falta de consideración ha estado durante mucho tiempo a la orden del día entre algunos de nuestros miembros, -sólo unos pocos, por supuesto; me refiero únicamente a los que se significan-. Todo lo que he dicho y repetido una y otra vez por ansiedad por nuestras preocupaciones ha caído en saco roto en algunos sectores. Es perfectamente evidente que una y otra vez los asuntos de los que hablamos aquí se comunican a personas ajenas de la manera más extraña.

Como tal, no tengo nada en contra de los informes si se mantienen dentro de los límites obvios. Pero a raiz de varias publicaciones recientes, -entre ellas una recopilación de lo más escandalosa del bando de Vollrath-, se desprende claramente que los asuntos no se informan de una manera acorde con la forma en que se debaten aquí, sino de una manera, -quizá por falta de una mejor comprensión-, que permite fabricar las distorsiones más horribles. Sé muy bien que el origen de todo esto se encuentra entre nosotros, y si una y otra vez me callo y me abstengo de tomar medidas contra los supuestos miembros que se comportan de esta manera, es por amor a todo nuestro Movimiento y a toda nuestra Sociedad. Seguramente no es posible celebrar una sucesión constante de audiencias. Sin embargo, sería posible que los miembros que entienden lo que está pasando, se acercaran de manera adecuada a aquellos de los que se sabe que su actitud ante el contenido espiritual que aquí se da no es la que debería ser. Ni siquiera pretendo sostener, -aunque a veces así sea-, que haya una falta directa de moralidad en el comportamiento de tales personas, pero ciertamente hay una falta de comprensión de la forma en que uno podría comportarse. Si alguien quiere hablar de lo que ha oído, le incumbe preguntarse con honesto, -permítanme decir-, autoconocimiento, si realmente lo ha entendido de manera que le permita transmitirlo.

Desgraciadamente, de vez en cuando es necesario llamar la atención sobre ello. Les aseguro que no lo hago sin una buena razón. Si las cosas siguen así, será necesario guardar silencio sobre ciertos asuntos, y es fácil ver lo que sería entonces de nuestro Movimiento. Y una parte de la responsabilidad recaería en aquellos miembros que una y otra vez no se abstienen de utilizar las expresiones más terribles, que pueden conducir a tergiversaciones espantosas. Seguramente no es necesario hablar de estas cosas en lugares donde pueden ser escuchadas por personas que no pertenecen a nuestro medio, y utilizar expresiones que pueden llegar fácilmente a la lengua, pero que de ninguna manera corresponden al propósito en el que se basan estas conferencias.

Debo admitir que, después de haberme decidido a dar estas conferencias tras repetidas peticiones, sólo puedo considerar como ataques totalmente personales los casos en que se han calificado de "conferencias políticas".

Después de haber abordado las numerosas consideraciones contenidas en las conferencias de las últimas semanas, hoy será posible reunir algunas de ellas para arrojar luz sobre aspectos que pueden ayudarnos a comprender lo que está ocurriendo hoy. En primer lugar, me esforzaré por relatar, de la forma más externa posible, la secuencia histórica de los acontecimientos tal como se han producido y, a continuación, basándome en las ideas adquiridas a lo largo de las últimas semanas, señalaré algunas de las causas más profundas. Quiero manifestar expresamente que, sobre todo hoy, intentaré sopesar cuidadosamente cada una de las expresiones para que cada una de ellas proporcione una delimitación exacta dentro de la cual pueda salir a la luz el punto de vista que expresa. Permítanme, pues, comenzar describiendo de forma bastante externa y breve determinados acontecimientos, puntos de vista e impulsos.

Como naturalmente todos ustedes saben, los dolorosos acontecimientos actuales se han producido en relación con el asesinato en junio de 1914 de Franz Ferdinand, heredero del trono austriaco. Este asesinato fue seguido en toda Europa por una campaña periodística que mostró, en lo que podría llamarse oleadas, el grado en que se habían despertado las pasiones en todos los sectores. Todo esto condujo al conocido ultimátum de la monarquía de Austria-Hungría a Serbia que, en su mayor parte, fue rechazado por Serbia; después, al conflicto austro-serbio que los principales estadistas austriacos pretendían que consistiera en una entrada militar en Serbia, sin ninguna anexión de territorio serbio, con el fin de ejercer presión militar para forzar la aceptación del ultimátum. La finalidad del ultimátum era impedir que Serbia incitara al malestar contra la estabilidad de la monarquía austrohúngara a través de la población eslava del sur de Austria.

Como ustedes saben, Austria comprende un buen número de naciones: hay trece lenguas reconocidas y muchos más de trece pueblos distintos. En la región meridional la población es eslava; más al oeste están los eslavos eslovenos; al este, adyacentes a ellos, la población dálmata, croata, eslovena, serbia, serbocroata; luego también los diversos grupos que viven en los territorios de Bosnia y Herzegovina que fueron anexionados por Austria en 1908, aunque ocupados por ella mucho antes. Serbia limita con los territorios poblados por estos eslavos del sur. Austria creyó que se podía demostrar, -y las pruebas de esta prueba se pueden encontrar por todas partes por cualquiera que se preocupe de buscarlas-, que Serbia estaba incitando a los disturbios con el objetivo de fundar un reino eslavo del sur bajo la soberanía de Serbia y que conllevaría el desprendimiento de la población eslava del sur de Austria.

A toda costa había que relacionar el asesinato de Franz Ferdinand con estas cosas, por la siguiente razón: A partir de 1867, la monarquía de Austria-Hungría era un Estado dual que comprendía, según una descripción no muy concisa "los reinos y tierras representados en el Reichsrat", y en segundo lugar "las tierras de la Santa Corona de San Esteban". Entre las tierras representadas en el Reichsrat se encontraban Alta y Baja Austria, Salzburgo, Estiria, Carintia, Carniola e Istria, Dalmacia, Moravia, Bohemia y Silesia, Galitzia, Lodomeria y Bucovina. A las tierras de la Santa Corona de San Esteban pertenecen ante todo las regiones magiares, a las que se anexionó lo que antes había sido Transilvania, habitada por varios pueblos; además, Croacia y Eslavonia, esta última gozando de una especie de autogobierno limitado dentro del Estado húngaro. En otras palabras, una monarquía dual.

Ahora se sabía que Franz Ferdinand, el heredero al trono, quería superar los inconvenientes del dualismo de Austria-Hungría y sustituir este dualismo por una reorganización "triádica". Esta estructura triádica debía conseguirse haciendo que los territorios eslavos del sur pertenecientes a Austria se autogobernaran, del mismo modo que se autogobernaban las tierras y reinos representados en el Reichsrat y también las tierras de la Santa Corona de San Esteban. Esto habría puesto una estructura triádica en lugar del dualismo existente.

Se puede ver cómo, de haberse llevado a cabo, esto habría conducido a una particularización de los pueblos eslavos del sur separados dentro de una especie de comunidad eslava del sur en las regiones austroeslavas. Habría significado un paso más hacia el objetivo de asimilar a los eslavos occidentales con la cultura occidental, trabajando así contra lo que he llamado rusismo en estas conferencias. Esto podría haber funcionado muy bien, ya que la estructura del Estado austriaco es totalmente federalista, no centralista, y antes de la guerra tendía de todos modos a conceder cada vez más estatus federal a los diferentes pueblos. De 1867 a 1879 el centralismo fue el objetivo; a partir de 1879 los esfuerzos por centralizar tuvieron que considerarse un fracaso, y a partir de entonces el federalismo fue el objetivo.

En contraposición a esto estaban los esfuerzos por parte de Serbia de fundar una confederación de eslavos del sur bajo la hegemonía de Serbia. Esto no surgió en el seno del pueblo serbio, pero les he descrito cómo los pueblos son, en cierto modo, dirigidos simplemente por medio de la sugestión. Para que esto sucediera, los territorios eslavos del sur tendrían, por supuesto, que ser arrebatados a Austria-Hungría.

Con esto concluyo mi breve resumen de lo que hay detrás del conflicto austro-serbio. Todo lo que acabo de contarles tiene que ver con el conflicto austro-serbio. Cabe pensar que este conflicto podría haberse "localizado", -ya he utilizado esta expresión en otra ocasión-. Si esto hubiera ocurrido, -lo digo hipotéticamente-, se habría evitado la guerra mundial europea. ¿Qué habría ocurrido si las intenciones estrictamente circunscritas de los estadistas austriacos se hubieran hecho realidad? Parte del ejército austrohúngaro habría marchado hacia Serbia y permanecido allí hasta que Serbia hubiera aceptado el ultimátum que habría anulado la posibilidad de una confederación eslava meridional bajo hegemonía serbia y, por supuesto, la supremacía rusa. Si ninguna otra potencia europea hubiera interferido en este asunto, si todas ellas no hubieran hecho más que mantenerse firmes, por así decirlo, entonces no habría ocurrido nada excepto la aceptación de este ultimátum. Porque Austria había garantizado que no tenía intención de anexionarse ninguna parte del territorio serbio de ninguna manera. Como resultado, los asesinatos que tuvieron lugar muchas veces, -el de Franz Ferdinand fue sólo el último de toda una secuencia incitada por agitadores serbios-, tales asesinatos no habrían tenido lugar, y sin tal agitación el establecimiento de una confederación eslava del sur bajo la supremacía de Rusia es, o más bien habría sido, por supuesto, imposible. Si los acontecimientos hubieran seguido este curso, -vuelvo a hablar hipotéticamente-, esta guerra nunca habría estallado.

Entonces, ¿Cuál es la conexión entre este conflicto austro-serbio y la Guerra Mundial? Para comprender esta conexión es necesario ir más allá de la comprensión de la situación exterior y, si se me permite decirlo, entrar en los secretos más profundos de la política europea. No es en la política en lo que queremos entrar; queremos entender en nuestra alma qué era lo que vivía en esas políticas. Quiero responder a la pregunta: ¿Cómo surgió un conflicto europeo a partir del conflicto austro-serbio? ¿Cuál es el vínculo entre la cuestión austro-serbia y la cuestión europea?


Debemos prestar atención a lo que acabo de decir sobre la confederación eslava del sur. Fue el Imperio Británico, cuanto más adoptó una forma consciente, el que estaba interesado en una confederación eslava meridional, independiente de Austria, pero bajo la supremacía de Rusia. En las sociedades ocultas que he mencionado se hablaba expresamente del establecimiento de lo que se denominaba la confederación del Danubio, en referencia a esta confederación eslava meridional, que debía comprender a los pueblos eslavos meridionales junto con Rumanía e incluir a los eslavos meridionales de Austria. En los años noventa del siglo XIX encontramos por todas partes en las escuelas ocultistas de Occidente, bajo la influencia directa de los ocultistas británicos, indicaciones de que tal confederación danubiana tendría que llegar a existir. También se intentó manipular toda la política europea hacia la creación de esta confederación del Danubio, que implicaría la renuncia a los territorios austro-eslavos.

¿Por qué estaba interesado el Imperio Británico en esta confederación del Danubio, un proyecto que era antiaustríaco y prorruso? Las potencias que más se han opuesto entre sí en los últimos tiempos como consecuencia del imperialismo que se ha desatado en todo el mundo, las potencias que en realidad coexisten con mayor hostilidad, son el Imperio Británico y el Imperio Ruso. Tales hostilidades ocultas pueden, en efecto, manifestarse exteriormente como amistades y alianzas. Cuando existe una hostilidad tan enconada entre países que coexisten pacíficamente en el exterior, se produce una consecuencia derivada del hecho de que nuestra Tierra tiene una característica específica: su forma esférica. Si nuestra Tierra fuera una llanura plana que se extiende en todas direcciones, no podrían producirse tales conflictos. Pero como nuestra Tierra es redonda, no sólo acabamos volviendo a nuestro punto de partida si caminamos el tiempo suficiente en línea recta, sino que ocurre algo más: Los imperios en expansión chocan entre sí en un determinado punto, y cuando chocan tienen que seguir adelante con sus intereses opuestos. Esto ocurrió entre los Imperios británico y ruso. Entre otras muchas situaciones, se hizo más evidente cuando chocaron con gran fuerza en Persia. La cuestión era: ¿Lograría Rusia avanzar contra la India y allí poco a poco doblegar al Imperio Británico, o éste erigiría defensas?

Cuando tu objetivo es ganar soberanía, puedes perseguirlo por medio de la guerra o por otros medios, dependiendo de cuál te parezca más favorable. Para el Imperio Británico parecía por el momento, -en el caso de los Estados, sólo se cuentan períodos de tiempo limitados-, más favorable impedir que Rusia procediera contra la India proporcionándole un canal diferente, desviando su atención en otra dirección en la que pudiera lograr la satisfacción de su ambición natural. Los imperios son siempre ambiciosos. Esto debía lograrse concediendo a Rusia la soberanía sobre la llamada confederación del Danubio. Así, el Imperio Británico estaba indirectamente interesado en hacer que la confederación del Danubio fuera lo más extensa posible, porque los eslavos del sur querían permanecer unidos, y este sentimiento de pertenencia se despertó de la manera que les he descrito. De este modo, la confederación de los eslavos del sur debía jugar a favor de Rusia para que ésta pudiera retirar su atención de otras direcciones. Esta era la razón por la que la confederación de los eslavos del sur, que debía establecerse bajo soberanía rusa, beneficiaba a los británicos. Era una larga historia, preparada con mucha antelación.

Aquí vemos uno de los hilos que unen la cuestión austro-serbia con la cuestión de la soberanía a escala mundial. Así es como toda la relación entre los Imperios británico y ruso se vio arrastrada al asunto. No se trataba de una cuestión entre Austria y Serbia, ya que toda la cuestión austro-serbia se convirtió necesariamente en la cuestión: ¿Debía Austria dar el paso hacia una estructura triádica, desviando así de su camino a la confederación de eslavos del sur, o debían darse pasos hacia una confederación de eslavos del sur dominada por Rusia? De este modo, la cuestión austro-serbia se unió a la cuestión europea.

Cuando se dan tales situaciones, -pues lo que acabo de describir vivía en los seres humanos como impulsos absolutamente reales-, es como una carga eléctrica que en algún momento habrá que descargar. Este era, pues, uno de los hilos conductores.

Sin embargo, sigue siendo muy dudoso que el conflicto austro-serbio hubiera desembocado en la Guerra Mundial si no hubiera habido otros aspectos además de los que acabamos de comentar. De hecho, es muy poco probable que lo hubiera hecho, si no hubiera habido otras causas. 

Pero había muchos otros impulsos, todos los cuales reforzaban la situación. El primero y más importante era la alianza franco-rusa dentro de la situación general europea. Esta alianza franco-rusa existía desde los años noventa del siglo XIX y, mirando la situación objetivamente, no podía ser más antinatural. Nadie dudará de que Francia había entrado en esta alianza con vistas a recuperar Alsacia-Lorena, pues no hay otra razón imaginable para esta alianza. Todas las demás razones sólo habrían hablado en contra de tal alianza. Al final, sin embargo, esas otras razones tienen poco peso en comparación con las fuerzas motrices, porque el hecho es que una alianza como ésta existe; por su propia existencia representa una fuerza real. Está ahí. Mucho más importante que el objetivo real de esta alianza es el hecho de que aquí hay un Estado occidental y otro oriental que, combinados, constituyen una potencia militar monstruosa. Y entre ellos se encuentra Alemania, que no podía sino sentirse permanentemente amenazada militarmente por la magnitud de este poderío militar combinado de Francia y Rusia. Fue este cerco de Alemania al oeste y al este por la alianza franco-rusa lo que se convirtió en una de las fuerzas motrices de los asuntos europeos.

Para descubrir otras influencias que desempeñaron un papel, debemos fijarnos en lo siguiente: En las últimas décadas, el imperialismo ha provocado un deseo general de expansión. Basta con observar, por ejemplo, el monstruoso crecimiento del Imperio Británico. O pensar en Francia, cuya expansión territorial en las últimas décadas ha sido incomparablemente mayor que en cualquier época anterior, cuando Francia, como ella misma decía, marchaba a la cabeza de la civilización europea.

Los acontecimientos de las últimas décadas han sido como una reacción en cadena: En todos los casos, lo que vino después no podría haber tenido lugar sin lo que había sucedido antes. El punto de partida más reciente, -por supuesto, podríamos remontarnos más atrás-, se encuentra en la toma de soberanía de Egipto por parte del Imperio Británico. Para el modo de pensar actual es perfectamente razonable justificar tal acción alegando la necesidad de redondear y asegurar los propios activos. La expansión de la soberanía británica sobre Egipto se justificó diciendo que se necesitaba un puente hacia la India. Se esperaba poder ganar también Arabia, creando así un vínculo directo con la India.

La expansión del Imperio Británico a Egipto proporcionó, hasta cierto punto, una barrera protectora contra cualquier expansión torpe del Imperio Ruso hacia el oeste; cualquier expansión de este tipo hacia el oeste no tenía por qué haber perjudicado al Imperio Británico en gran medida si Egipto hubiera sido capaz de proporcionar el enlace necesario con la India.

Ahora bien, como la Tierra es esférica, no hay territorio suficiente para la expansión ilimitada hacia el exterior de los imperios, porque al final chocarán. En consecuencia, la expansión de un imperio genera en el otro un ansia igual de expansión. Así, la expansión de Francia hacia Marruecos, en dos etapas en 1905 y 1911, no fue más que una consecuencia de la expansión del Imperio Británico hacia Egipto. El reconocimiento mutuo de estas expansiones, -el reconocimiento francés del dominio británico sobre Egipto y el reconocimiento británico del dominio francés sobre Marruecos-, proporcionó los hilos con los que se pudo hilar una Entente Cordiale entre los Imperios francés y británico. Pero como Alemania estaba en medio, se hicieron esfuerzos, como saben, para establecer la Triple Alianza: Alemania, Austria, Italia.

Sin embargo, el reparto de Marruecos y Egipto, y lo que siguió a esto, hizo que, en la Conferencia de Algeciras, y sobre todo con la ayuda de un anciano político italiano muy versado en estas cosas, Italia se viera arrastrada ya entonces con éxito a la esfera de influencia de la entente occidental entre Francia e Inglaterra. Después de la Conferencia de Algeciras, los centroeuropeos más sensatos dejaron de creer en la fidelidad de Italia a la Triple Alianza. Por su comportamiento, la toma de Marruecos por Francia debía acarrearle consecuencias. Y la consecuencia fue que se permitió a Italia establecerse en Trípoli. En efecto, esto significaba que Occidente había dado permiso a Italia para hacer la guerra a Turquía. Así que Egipto llevó a Marruecos, y Marruecos a Trípoli. Luego, como Trípoli significó un nuevo debilitamiento de la posición turca, Trípoli condujo a la Guerra de los Balcanes. Estos acontecimientos se produjeron como una reacción en cadena, Egipto-Marruecos-Trípoli-Guerra de los Balcanes; cada uno de ellos es impensable sin su predecesor.

Debilitada Turquía por la guerra italo-turca, o de Trípoli, los pueblos eslavos del sur, con los demás en su estela, y también los pueblos griegos, se creyeron lo bastante fuertes como para ganar para sí la península balcánica. Como consecuencia de ello, la tendencia hacia una confederación eslava meridional se vinculó a las aspiraciones nacionales de los países balcánicos. La vinculación de estas dos cadenas dio a la Guerra de los Balcanes un desenlace en el que Serbia fue la gran vencedora. Serbia se hizo muy poderosa, incomparablemente más de lo que era antes. En consecuencia, resurgió el ideal de fundar la confederación eslava del sur bajo la hegemonía de Serbia y la soberanía general de Rusia. Esto condujo a las agitaciones que culminaron en el asesinato de Franz Ferdinand, que a su vez desembocó en la guerra austro-serbia. Ahora hemos unido los dos vínculos: La cuestión austro-serbia estaba vinculada a la cuestión europea como consecuencia de todo el proceso histórico.

Quienes siguieron estos acontecimientos con comprensión fueron capaces de ver en estas circunstancias muchos años por delante la guerra que se avecinaba, pendiendo como una espada de Damocles sobre la cultura y la civilización europeas. Dondequiera que se hablaba de estas cosas se oía cómo la gente se daba cuenta de que las pretensiones de Rusia llevarían a un conflicto entre Europa Central y Oriental. Este conflicto era inevitable. Nadie que estudie las realidades de la historia dirá que este conflicto entre Europa Central y Oriental no se basaba en lo que podría llamarse una necesidad espiritual. Al igual que en la antigüedad surgió un conflicto entre los pueblos romano y germánico, en los tiempos modernos tenía que haber un conflicto entre Europa Central y Oriental. Podía haber adoptado múltiples formas, pero tenía que haber conflicto. Todo lo demás, en la medida en que tenía que ver con Oriente, estaba incluido en este conflicto.

Fueron las pretensiones del rusismo las que llevaron a esperar que, en un momento u otro, estas pretensiones condujeran a un intento por parte de Rusia de imponer su soberanía en la liga balcánica. Esto era de esperar. La situación geográfica hacía inevitable un enfrentamiento entre Rusia y Austria. Y cuando se produjera este choque, -así lo decían todos los que habían estado contemplando estas cosas a lo largo de los años-, todo lo demás vendría automáticamente después.

Dadas las estructuras de alianzas existentes en el momento del ataque de Rusia a Austria, se preguntaban ¿Cómo se configuraría la situación? Obviamente, nadie esperaba que Austria atacara a Rusia por iniciativa propia. Esto era impensable; Austria no podía encontrarse en posición de lanzar un ataque contra Rusia. Había que suponer, por tanto, que las cosas se arreglarían de manera que Rusia pudiera atacar a Austria. Muy bien. Debido a la alianza entre Austria y Alemania, cabía esperar que Alemania apoyara a Austria y atacara a Rusia a su vez. Y como resultado del ataque de Alemania a Rusia, -les digo lo que se presumía-, entraría en acción la alianza franco-rusa. Francia se vería obligada a ponerse del lado de Rusia y atacar a Alemania. Y debido a la relación entre Francia e Inglaterra -establecida o no en un tratado-, Inglaterra tendría que unirse al ataque del lado de Rusia y Francia. Estas cosas estaban previstas. La estructura de tratados y alianzas conduciría automáticamente a una secuencia de acontecimientos.

Al final, la secuencia no fue exactamente la esperada por quienes se preocupaban día tras día por el futuro de Europa. ¿Qué forma tomó? Veamos. Ya les he descrito la historia del ultimátum, el rechazo del ultimátum, la consiguiente insistencia de Austria en la aceptación del ultimátum. Pero las potencias europeas no permanecieron indiferentes a todo esto, pues Rusia se aprestó inmediatamente a entrar en la refriega como protectora de Serbia. Esto hizo impensable la delimitación de la cuestión austro-serbia. De la parte británica llegaron todo tipo de sugerencias sin sentido del tipo de las que hacen aquellos que, o bien quieren tomar cartas en el asunto sin pensarlo bien, o bien quieren labrarse desde el principio una reputación mundial de haberse esforzado por resolver la cuestión por medios pacíficos. En realidad, no se trata de eso, pero después hay que poder decir que sí.

Así que se sugirió, sin sentido alguno, convocar una conferencia formada, entre otros, por Inglaterra, Alemania, Francia e Italia, para decidir sobre las cuestiones pendientes. Imagínense cuál habría sido el resultado de tal conferencia. Habría sido necesario un veredicto mayoritario sobre si las exigencias de Austria a Serbia estaban justificadas o no. Sobre la base de la situación real, ¡imaginen, por favor, cómo habría sido la votación! Italia había abandonado internamente la Triple Alianza, Francia estaba del lado de Rusia, Rusia sólo estaba obviamente satisfecha si se negaba a Austria el derecho a insistir en la aceptación del ultimátum, Inglaterra estaba a favor de la confederación del Danubio. Dejando de lado a Austria, la mayoría habría ido a Italia, Francia e Inglaterra. Evidentemente, Alemania habría sido rechazada a toda costa. Esta conferencia no podría haber conducido a otra cosa que a un rechazo de lo que Austria, desde su posición, se veía obligada a exigir. Eso significa que si esta conferencia se hubiera celebrado no habría sido más que una farsa, ya que Austria se habría visto obligada a renunciar a sus pretensiones o, independientemente del resultado de la conferencia, habría seguido exigiendo la aceptación del ultimátum. En otras palabras, la conferencia no habría sido más que un farol, como suele decirse. Un estudio minucioso de la documentación revela, sin embargo, que desde el principio la pretensión de Rusia fue interferir en la cuestión serbo-austríaca. Así que es realmente irrelevante si la Guerra Mundial se produjo como resultado de una secuencia automática de acontecimientos o de una puesta en escena deliberada que condujo inevitablemente a la Guerra.

Fue la puesta en escena que tuvo lugar porque, además de los diversos impulsos, también hay que tener en cuenta un estado de ánimo bastante particular. Quizá ningún otro acontecimiento mundial, ningún otro acontecimiento histórico, haya dependido tanto de un determinado estado de ánimo. El estado de ánimo de quienes participaron en el estallido de la guerra a finales de julio de 1914 fue sin duda una de las causas más importantes. Por supuesto, también hubo agitaciones al estallar guerras anteriores, pero no irrumpieron con una fuerza tan tempestuosa, tan huracanada, como lo hicieron los acontecimientos entre el 24 de julio y el 1 de agosto de 1914. En pocos días, una agitación monstruosa se había apoderado de los participantes, una agitación en la que se concentraba toda la ansiedad acumulada de los muchos años durante los cuales se había previsto este acontecimiento venidero. Este estado de ánimo debe tenerse definitivamente en cuenta. Los que no lo hacen sólo pueden hablar con frases vacías.

Se podrían mencionar todo tipo de puntos para caracterizar este estado de ánimo, pero llamaré su atención sobre uno solo. Se había producido un acontecimiento que estaba indirectamente, aunque de hecho muy fuertemente, relacionado con el estallido de la guerra. Para evaluarlo correctamente, habrá que situarlo en el lugar que le corresponde entre los demás acontecimientos de Europa. Se trata del proyecto de ley de defensa alemán, presentado al Parlamento después de la guerra de los Balcanes, que preveía la ampliación del ejército alemán mediante un único gran pago de defensa. Esta ampliación del ejército alemán, que, por cierto, no estaba ni cerca de completarse cuando estalló la guerra, puede ser estudiada por cualquiera en relación con los resultados de la guerra de los Balcanes. Estos resultados demostraron que durante un tiempo incierto se estaba manipulando el enfrentamiento entre Rusia y Austria. Sólo debido a ciertas situaciones, en las que no quiero entrar aquí, se impidió que Rusia atacara ya en 1913 a Austria para conseguir la soberanía y el dominio sobre la confederación balcánica. La ampliación del ejército alemán no se llevó a cabo por otra razón, -como ya he dicho, hoy elijo mis expresiones con mucha precisión-, distinta de la amenaza de disputa con el Este. Sin embargo, la reacción francesa no se hizo esperar: Si Alemania está ampliando su ejército, entonces debemos hacer algo para reforzar el nuestro. Lo que esto significa es que el destino, la inevitable necesidad de Europa Central de tomar precauciones con respecto al Este, siempre produjo refuerzos en el Oeste, que naturalmente produjeron a su vez nuevas reacciones.

De esta manera fueron avanzando las cosas. En particular, todo lo relacionado con el proyecto de ley de defensa tras la guerra de los Balcanes generó una terrible ansiedad en Europa Central, porque se consideraba que toda la periferia europea se había vuelto contra Europa Central. Sólo en el caso de Italia había diferencias de opinión: Algunos seguían pensando que de alguna manera se uniría a Europa Central, mientras que otros ya no lo consideraban posible.

Supongamos, hipotéticamente, que no estallara la guerra mundial. Sólo había una condición previa que podría haberla evitado. Rusia habría tenido que abstenerse de amenazas de guerra inmediatas, es decir, de una movilización que, en las circunstancias imperantes, sólo podía considerarse una amenaza de guerra. Europa Central no podía pensar ni por un momento que Francia no acompañaría a Rusia, por lo que había que contar con un asalto en dos frentes. El único curso de acción abierto a los que ocupaban puestos de responsabilidad era paralizar este asalto de alguna manera. Nadie en un puesto de responsabilidad podría haber pensado: ¡Pasemos los próximos quince días en una conferencia! Esta conferencia no sólo no habría llevado a ninguna parte, como ya he dicho, sino que habría significado una derrota segura. Pero no se puede esperar que nadie acepte una derrota segura desde el principio. Así que la única posibilidad era igualar la monstruosa superioridad militar de Occidente y Oriente por medio de la velocidad.

Para ello, la única vía de acción posible, como he mostrado antes, era violar el derecho internacional y marchar a través de Bélgica. Cualquier otra solución sólo habría podido conducir a la implicación de la mayor parte del ejército alemán en una larga guerra de defensa en el Oeste, dejando al mismo tiempo el camino abierto a una invasión desde el Este. Este fue uno de esos momentos históricos en los que, -se sepa o no expresarlo con acierto-, un Estado se ve obligado a infringir la ley para preservarse. Los responsables de ese Estado no tienen otra opción. En Europa Central era, -y hoy elijo mis palabras con mucho cuidado para que quede bien claro lo que quiero decir-, para algunos de los que ocupaban puestos de responsabilidad absolutamente monstruoso intentar la guerra en dos frentes a la vez.

Así que se intentó restringir el asunto a un solo frente. Se hicieron intentos cuidadosos, cuidadosamente intencionados, para mantener neutral a Francia, y se creyó que se podría inducir a Francia a permanecer neutral. Nadie en Europa Central tenía intención de perjudicar a Francia. Con un sentimiento de total responsabilidad es posible decir que absolutamente nadie en Europa Central, nadie en Alemania, tenía intención alguna de perjudicar a Francia. Lo que se hizo se hizo sólo con el fin de atar los cabos lo más rápidamente posible en el Oeste para impedir la amenaza de invasión desde el Este. Por eso no deja de sorprender que en el mundo se siga hablando tanto de todas las atrocidades que Alemania ha cometido contra Occidente. Ninguna de esas atrocidades habría ocurrido si Francia se hubiera declarado neutral.

Francia era perfectamente capaz de protegerse a sí misma y a Bélgica contra cualquier ataque. El hecho de que Francia se viera obligada a mantener su acuerdo con Rusia es asunto suyo y no debería mencionarse al mismo tiempo que las atrocidades cometidas por Alemania, ya que la lealtad de un Estado hacia otro no es asunto de sus enemigos.

Ante la imposibilidad de mantener la neutralidad de Francia por medios directos, se recurrió a Inglaterra, también en este caso sin éxito. He hablado varias veces de cómo Inglaterra podría haber salvado a Bélgica y, también, a Francia. Estas cosas hay que verlas con absoluta objetividad. Por favor, acepten como totalmente objetiva la afirmación de que, una vez que la guerra entre Austria y Serbia ya no pudo ser limitada porque Rusia no lo permitió, se hizo todo lo posible al menos para evitar que se extendiera a Occidente. Verdaderamente, a nadie en Europa Central le embargó la locura de querer hacer la guerra en dos frentes, y mucho menos posteriormente en tres.

Que todas las demás falsedades universales siguieran a esta no es realmente sorprendente ahora, cuando cada día nos asombramos con nuevas mentiras, habladas, escritas e impresas. Antes de venir hoy aquí me encontré con que alguien había puesto sobre mi mesa un panfleto de uno de los participantes en el debate sobre la neutralidad con Georg Brandes. Aquí, en el lado inglés, está William Archer, en cuyo panfleto se yuxtaponen la negra infamia de Alemania y la pura inocencia de los aliados. Diez puntos ilustran la negra infamia y la angelical y absoluta inocencia de los aliados; sólo necesitamos considerar uno de ellos, el segundo. El segundo punto afirma que en Alemania existe una facción notable que está agitando abiertamente por una mayor expansión territorial, ya sea dentro o fuera de Europa. En contraste se dice de los aliados, - en inglés, note you: Los aliados no desean ninguna expansión territorial, y menos a costa de Alemania; incluso los sentimientos de Francia por Alsacia-Lorena son exclusivamente pacíficos.

Queridos amigos, hoy en día se puede hablar y escribir mucho. Los otros nueve puntos van en el mismo sentido. Basta pensar en la expansión emprendida por Inglaterra y Francia en las últimas décadas; y leer a continuación que estos países no tienen ningún deseo de expansión territorial. Hoy en día es posible decir y publicar exactamente lo contrario de la verdad, al igual que es posible que innumerables personas lo crean. Y la gente se lo cree.

He aquí, pues, la visión histórica de estos acontecimientos. Ahora debemos vincular este proceso histórico externo con lo que podemos descubrir a través de nuestro conocimiento de los impulsos de Occidente que han estado actuando durante mucho tiempo. No todos los impulsos que hacen uso en mayor o menor grado de fuerzas ocultas, -como los que hemos discutido-, están incluidos en lo que podría llamarse las ramificaciones externas: a saber, la masonería, aunque como hemos visto, muchas cosas son de hecho provocadas por la masonería occidental. Muchos hilos son movidos por los involucrados allí. Y como he dicho, se tienen en cuenta largos períodos de tiempo.

Ahora añádase a los puntos que he estado exponiendo el hecho de que la masonería moderna experimenta un proceso de consolidación en Inglaterra a principios del siglo XVIII, sobre cimientos, por supuesto, más antiguos. Dentro de Gran Bretaña, no del Imperio, sino del Reino Unido, la masonería sigue siendo, -permítaseme la expresión correcta-, esencialmente respetable en los intereses que persigue. Pero en todas partes, fuera de Gran Bretaña, la masonería persigue principalmente, -o de hecho exclusivamente-, intereses políticos.

Tales intereses políticos, en el grado más marcado, son perseguidos por ejemplo por el Gran Oriente Francés, y también por otras Grandes Logias. Se podría preguntar: ¿Qué les importa a los ingleses si ciertas órdenes de la Francmasonería que poseen un trasfondo ocultista persiguen tendencias políticas en otros países? En respuesta, podría recordarse que la primera Gran Logia de París se fundó bajo la jurisdicción de Inglaterra, ¡no de Francia! La fundaron ingleses, no franceses, y luego dejaron entrar a los franceses. Además, recuerden que tras la fundación de esta Gran Logia en París en 1725, este Gran Oriente sancionó a su vez la fundación de una logia bajo su propia jurisdicción en París en 1729. Hubo, bajo la jurisdicción de Inglaterra, fundaciones en Gibraltar en 1729, Madrid en 1728, Lisboa en 1736, Florencia en 1735, Moscú en 1731, Estocolmo en 1726, Ginebra en 1735, Lausana en 1739 y Hamburgo en 1737. Podría seguir mucho tiempo con esta lista. Podría mostrarles cómo se fundó una red de estas logias, que debían actuar como herramientas externas de ciertos impulsos ocultos y políticos. Su carácter difería del de las del propio Reino Unido. Además de la impresionante secuencia de cambios que vemos en la historia, como los jacobinos y el furor que crearon, los Carbonari y sus actividades políticas, las Cortes en España y otros, también tienen una fuerte influencia en la cultura de su tiempo y envían brotes que incluso se muestran en las obras de los más grandes espíritus de su época. Basta pensar en la filosofía natural de Rousseau, o en la filosofía crítica de Voltaire, cada vez más cínica aunque su objetivo fuera ilustrar, o en los esfuerzos de los Illuminati, que querían superar el cinismo imperante, y círculos similares. Estos círculos progresistas fueron aplastados por las corrientes reaccionarias, pero siguieron trabajando de múltiples maneras en la clandestinidad.

He aquí pues la fuente de mucho de lo que he estado describiendo. Y ustedes deben dar un grado de importancia a lo siguiente: Los francmasones ingleses pueden sostener hoy que sus logias son enteramente respetables y que cualquier otra no es asunto suyo; sin embargo, si se mira más allá de las conexiones históricas y de la interacción de corrientes opuestas, es seguro que se encontrará una política británica de alto nivel escondida en el trasfondo. Para comprender el profundo significado de esta política es necesario recurrir un poco a la historia reciente. Habiéndose iniciado los preparativos a partir del siglo XVI, desde el siglo XVII se ha tendido a la democratización de la sociedad, -en algunos países más rápidamente, en otros más lentamente-, arrebatando el poder a unos pocos y dándoselo a las amplias masas. No me dedico aquí a la política y, por tanto, no me expresaré ni a favor de la democracia ni de ninguna otra cosa. Simplemente quiero constatar hechos. El impulso hacia la democracia está teniendo su efecto en los tiempos modernos a diferentes velocidades, y así están surgiendo diferentes corrientes. Es un error, cuando hay varias corrientes, seguir el curso de una sola. La forma en que las corrientes fluyen en el mundo es tal que una siempre forma un complemento de las otras. Digamos que una corriente verde y otra roja fluyen una al lado de la otra. Estos colores no significan nada oculto, simplemente ilustran que hay dos corrientes que fluyen una al lado de la otra. Por lo general, la gente está, digamos, hipnotizada para mirar sólo una de las corrientes, mientras que no ven la otra que fluye a su lado durante el mismo período de la historia. Como saben, si clavan el pico de una gallina en el suelo y luego trazan una línea que se aleja, la gallina siempre caminará a lo largo de esta línea. Del mismo modo, la gente de hoy en día, especialmente los historiadores universitarios, sólo ven un lado y, por lo tanto, nunca pueden comprender realmente el proceso histórico.

Paralelamente a la corriente democrática surgió el uso de motivos ocultos en las diversas sociedades secretas, -en casos aislados, también en las órdenes masónicas. En sus propósitos y objetivos no son, por supuesto, espirituales, pero se desarrolló, llamémosla así, una aristocracia espiritual paralela a esa corriente democrática que estaba en marcha en la Revolución Francesa; se desarrolló la aristocracia de las logias. Para ver con claridad como ser humano hoy, para estar abierto al mundo y comprender el mundo, es necesario no dejarse deslumbrar por la lógica democrática, -que sólo tiene cabida en su propia esfera-, por frases vacías sobre el progreso democrático, etc.; es necesario también señalar esa otra corriente que se estableció con la intención de ganar poder para unos pocos por medios que yacen ocultos en el vientre de la logia: el ritual y su influencia sugestiva. Es necesario señalar esto también.

Esto ha sido olvidado durante la era del materialismo, pero antes de los años cincuenta del siglo XIX la gente señalaba estas cosas. Estudien sino a los historiadores filosóficos anteriores a 1850 y verán que ellos señalaban la conexión entre las logias y la Revolución Francesa con todo lo que le siguió. Durante el periodo que puede ser visto como preparatorio para hoy, el desarrollo histórico occidental, el mundo occidental, nunca se emancipó de las logias. La influencia de las logias siempre estuvo muy presente. Las logias sabían cómo encontrar canales a través de los cuales imprimir ciertas direcciones en los pensamientos de la gente. Una vez que se ha tejido una red como ésta, -de la que sólo les he mostrado unos pocos hilos-, sólo hay que pulsar el botón para que las cosas se pongan en marcha. 

La emancipación de todas estas situaciones, y el abrazo imparcial de la humanidad como tal, sólo se produjo realmente bajo la influencia de una espiritualidad tan grande como la que se desarrolló en la filosofía alemana a partir de Lessing, y desarrollándose a través de Herder y Goethe. Aquí tenemos una corriente espiritual que tuvo en cuenta todo lo que vive en las logias, pero de tal manera que el misterio fue sacado de la oscuridad de las logias y transformado en un asunto puramente humano. Basta con echar un vistazo al cuento de Goethe La serpiente verde y el hermoso lirio, a Wilhelm Meister y a otros escritos de Goethe. Era el material con el que se podía dar el paso hacia la emancipación y que todavía hoy hace posible la emancipación. Así que pueden ver toda esa parte de la historia cultural alemana retratada en mi libro Vom Menschenrätsel como una reverberación olvidada que es totalmente independiente de todas las intrigas de las logias.

En la cultura occidental de los últimos siglos que preceden a nuestros días se pueden encontrar fácilmente muchas formas de demostrar cómo el carácter de las ideas en el mundo exotérico procedía del pensamiento esotérico de las logias. Evidentemente, esto no se aplica a la época anterior a la reina Isabel y a Shakespeare, pero sí a lo que vino después. Pero la cultura espiritual vinculada a Lessing, Herder y Goethe no tiene tales conexiones. Ustedes se preguntarán: ¿Qué hay de la masonería alemana, -en Austria está proscrita, así que allí no existe-, o de la magiar? Bueno, los demás no les permitieron unirse. Son un grupo bastante inocuo. Aunque parezcan uña y carne en lo que respecta a sus secretos, no es más que pura apariencia.

Los verdaderos y poderosos impulsos que emanan de los sectores que les he descrito no se encuentran verdaderamente en la masonería alemana, a la que no deseo ofender. Por lo tanto, es fácil comprender cómo fue posible que se produjeran algunos sucesos bastante extraños. Supongamos, por ejemplo, que alguien diera a conocer en Alemania las cosas que les he dicho sobre las sociedades, sus conexiones secretas y sus ramas externas: las logias de la masonería. Podría ser bastante útil dar a conocer estas cosas allí, pero ¿Cuál sería la consecuencia? Se pediría a expertos que corroboraran estas cosas, y en este caso los expertos son los propios francmasones. Pero a ningún francmasón de Alemania se le ocurriría decir otra cosa salvo que las logias inglesas no se ocupan de política, que sólo se ocupan de asuntos totalmente respetables. Esto es todo lo que sabe, pues ignora todo lo demás. Incluso pueden decirles, -y de hecho ha ocurrido-, si preguntan por nombres concretos, que no están en la lista de miembros. Tienen la lista pero ignoran que quizás los más importantes de todos no están incluidos en ella. En resumen, la masonería alemana es una sociedad bastante inocua.

Sin embargo, esto no altera el hecho, -y esto puede decirse realmente sin ningún tipo de arrogancia o afectación nacionalista-, de que la vida espiritual cultivada por ciertas fraternidades ocultas occidentales procede en realidad de Europa Central. Fíjense históricamente. Robert Fludd: alumno de Paracelso; Saint-Martin en Francia: alumno de Jakob Böhme. El origen del movimiento en sí se encuentra en Europa Central. De Occidente viene la organización, el establecimiento en grados, -algunas logias occidentales tienen noventa y dos grados; imagínense lo elevado que puedes llegar a ser si llegas al grado noventa y dos-, el uso del conocimiento con fines políticos y la introducción de ciertos elementos externos.

Acabamos de tener un ejemplo bastante típico, sobre el que he llamado su atención. Sólo describo estas cosas para que sean conscientes de su naturaleza objetiva, del mismo modo que pueden describirse los hechos de la historia natural; no por ninguna afectación nacionalista. He llamado su atención sobre la reciente aparición de un libro de Sir Oliver Lodge, en el que informa sobre las comunicaciones que ha recibido a través de diversos médiums de su hijo muerto en combate. Un libro como éste, escrito por un científico tan distinguido, seguramente causará sensación. Ahora que he leído el libro, no tengo por qué retractarme de nada de lo que les dije hace poco. Ya dije entonces que volvería sobre este tema. La prueba más contundente ofrecida por Sir Oliver Lodge es la siguiente: Las sesiones de espiritismo con diversos médiums dan como resultado la manifestación del alma de Raymond Lodge, muerto en combate. Estas sesiones de espiritismo no nos dicen nada que la gente no sepa ya y es poco probable que causen una fuerte impresión en nadie. Pero una cosa sí impresionó mucho al eminente científico Sir Oliver Lodge y a toda su familia, que hasta entonces se habían mostrado muy escépticos ante tales cosas. En una de las sesiones de espiritismo se mencionó una fotografía de grupo en la que aparecía el hijo de Oliver Lodge junto con otras personas. Esta fotografía, una de varias, fue descrita como mostrando a las mismas personas en el mismo lugar, pero en diferentes disposiciones; se ve a las mismas personas, pero con diferentes gestos. Raymond Lodge describió esta fotografía a través del médium en aquella sesión de espiritismo en Inglaterra. Pero Sir Oliver Lodge y su familia no sabían nada de esta fotografía, pues había sido tomada en el frente franco-belga al final de la vida de Raymond Lodge y enviada por él a su familia, aunque todavía no había llegado. Así pues, este médium describió una fotografía de grupo que existía pero que la familia desconocía: los participantes en la sesión de espiritismo. Sólo la vieron después de haber sido descrita por la médium.

Para quienes se interesan por el ocultismo, esto resulta naturalmente tremendamente convincente. ¿Qué pensar del hecho de que se describa una fotografía de grupo en una sesión de espiritismo, cuyos participantes no saben nada de ella? La familia, los participantes en la sesión, no saben nada de ella, ni tampoco los médiums, porque todavía no ha llegado a Inglaterra. Aún está en camino. Llegó más tarde. Sin embargo, se describe con exactitud dónde está sentado Raymond Lodge en relación con los demás e incluso la forma en que ha puesto la mano en el hombro de un amigo. ¿Qué podría ser más convincente que esto?

Sin embargo, la interpretación de Sir Oliver Lodge sólo puede haber sido alcanzada por alguien que simplemente chapotea en lo oculto. Si no supiera gran cosa, pero hubiera investigado la literatura, -por ejemplo, Schubert o personas similares que todavía escribían sobre estas cosas en Alemania en torno a la primera mitad del siglo XIX-, habría encontrado innumerables ejemplos de algo que todo auténtico ocultista sabe: cuando la conciencia se amortigua, aunque sea ligeramente, se pueden ver acontecimientos futuros. El caso más sencillo de ver un acontecimiento futuro es cuando alguien que experimenta un momento de disminución de conciencia ve un cortejo fúnebre que no tendrá lugar hasta dentro de varios días. Una persona ni siquiera ha muerto, pero alguien ve su funeral. Se ve algo en el futuro. Esto es bastante normal cuando la conciencia está baja. Así que esto es lo que ocurrió: Una fotografía ha sido tomada en Flandes y está en camino a Inglaterra. Llegará el momento en que la familia centrará en ella sus ojos y su entendimiento, en que la llevará en su pensamiento. El médium la prevé como una imagen del futuro. Tanto si prevé un cortejo fúnebre, como si prevé cómo una familia recibirá tal o cual fotografía de su hijo dentro de unos días, se trata del mismo fenómeno: el de ver por adelantado un acontecimiento futuro. Esto no es más que un fenómeno.

Si hubiera sabido algo sobre los verdaderos hechos ocultos, no habría interpretado el suceso como lo hizo. Tal interpretación surge porque los valores ocultos, las leyes ocultas, se ven desde un punto de vista materialista. Se produce porque las personas evitan emprender esa forma de desarrollo que les permitiría comprender el mundo espiritual en un proceso interno. En lugar de eso, quieren ver el reino espiritual por medios de laboratorio, puramente materialistas. El espíritu se hace materialista, ya sea por Sir Oliver Lodge o por cualquier otro. Pero esto es sólo un ejemplo de lo que ocurre con todo lo que es espiritual. Estas cosas se pueden observar, igual que se puede observar la progresión de Paracelso a Fludd, de Jakob Böhme a Saint-Martin; en todas partes el espíritu se hace más materialista.

Como Sociedad Antroposófica sólo logramos salvarnos de volvernos materialistas al emanciparnos de la Sociedad Teosófica. Pues los impulsos que emanan del tipo de sociedad que he descrito penetran profundamente en el tejido social. Naturalmente, aquí también debo rogarles que no me malinterpreten. No estoy diciendo que ésta sea una característica natural de las naciones occidentales. Pero existe y ha logrado influir en el curso de la historia y ni siquiera está exenta de influencia en la falsedad que ahora desempeña un papel tan devastador.

Es sobre esta falsedad sobre la que me veo obligado a llamar su atención, ya que esta falsedad siempre adopta la forma de acusación, de culpar a los demás. Esa funesta nota de Nochevieja no es en realidad más que una acusación basada en una distorsión de los hechos, al igual que el artículo del señor Archer que les he leído aquí. Pero ya ven que esas cosas empiezan a creerse, empiezan a desempeñar su papel. Dentro de unas semanas, la gente habrá olvidado que se presentó una oportunidad para lograr la paz de una forma que el mundo no podía pasar por alto, y que esta oportunidad fue frustrada por las potencias de la periferia. La gente en Europa empezará a creer una vez más que la oferta de paz fue rechazada por las potencias de la Entente por motivos puramente humanitarios, basándose en el extraordinario razonamiento de que si uno quiere la paz debe evitar que se produzca. Incluso falsedades tan grotescas como ésta se creen hoy en día. El hecho de que puedan ser creídas se debe a los preparativos realizados por el tipo de ocultismo que les he estado describiendo. Es, en efecto, un signo de la corrupción del alma cuando se hace posible escribir una al lado de la otra las dos frases que he mencionado sobre el cuervo negro y el cuervo blanco. Y esta corrupción del alma se produce como consecuencia de una atmósfera manipulada por organizaciones como las que he descrito.

También en este sentido, -puedo decirlo con toda objetividad-, ha habido una tendencia a la emancipación de Europa Central. En toda la vida espiritual centroeuropea abierta por Lessing, Herder, Goethe, de la que hemos hablado en el curso de nuestra vida antroposófica, se ha visto con suficiente claridad cómo la dirección era hacia una evolución gradual hacia el mundo espiritual. Lo que no se está dispuesto a hacer, es entrar en ningún tipo de compromiso permanente con lo que vive en las corrientes occidentales como las que les he descrito. Esto es imposible. Por eso las cosas aparecen de otra manera.

Volvamos un momento a Fichte, tan menospreciado hoy en Occidente; volvamos a sus Reden an die deutsche Nation. ¿Qué pretende Fichte? Que la nación alemana se eduque a sí misma. Lo que dice en Reden an die deutsche Nation no está dirigido a otras naciones; se esfuerza por inspirar a los alemanes para que se mejoren a sí mismos. Pero otros parecen tener lo que podríamos llamar un verdadero "genio" para malinterpretar todo lo que nace en Alemania. Aquel inofensivo himno nacional Deutschland, Deutschland über alles, que, si uno se toma la molestia de leer las siguientes líneas, no habla de otra cosa que de amar a la patria por encima de todas las demás, -pues sólo se nombran las distintas partes de la patria-, se convierte en algo totalmente grotesco. Del mismo modo, si uno quiere, puede malinterpretar a Fichte, ya que comienza Reden an die deutsche Nation con las palabras "Hablo por los alemanes como tales y sobre los alemanes como tales". ¿Por qué dice esto? Porque Alemania está dividida en un gran número de pequeños Estados individuales, y él no quiere dirigirse a los prusianos, ni a los suabos, ni a los sajones, ni a los habitantes de Oldenburgo, Mecklemburgo o Austria, etc., sino a los alemanes como tales. Quería unir a todos los individuos. Por eso se dirige a los alemanes y sólo a los alemanes. No quiero alabar a los alemanes, pero estas cosas pueden incluirse justificadamente en una descripción de ellos.

He sacado hoy a colación este asunto porque existe definitivamente una tendencia a hacer sonar una nota en el centro, una nota distinta de la de la periferia. Y si nuestro trabajo antroposófico puede contribuir a esta otra nota, no hay razón para que no lo digamos entre nosotros. Hoy mismo he recibido un folleto de nuestro amigo Ludwig von Polzer, que como ustedes saben trabajó aquí: Pensamientos en tiempos de guerra. Se esté o no de acuerdo en los detalles con lo que dice, es interesante observar que no se preocupa especialmente de atacar e insultar a los demás, sino más bien de leer la cartilla a sus compatriotas austriacos. Es a ellos a quienes se dirige. Es evidente que se ha convertido en austriaco gracias a su karma, pero no por ello deja de leerles la cartilla a sus compatriotas austriacos. No dice: Estamos libres de culpa, nunca hemos hecho esto o aquello, somos puros ángeles blancos y todos los demás son demonios negros. No, dice:

¿Por qué la humanidad se odia a sí misma y se hace pedazos? ¿Son realmente las diferencias políticas externas la causa de tanto sufrimiento? Todos los participantes en la contienda afirman saber de qué se trata, pero en realidad ninguno de ellos lo sabe.

Una cultura decadente y en declive está librando su lucha a muerte. Las Potencias Centrales, que luchan por la primera germinación de una nueva cultura, no la han reconocido todavía; luchan por algo que no conocen, por algo desconocido para ellas; y ellas mismas están todavía llenas de las convicciones contra las que sus propios soldados se desangran en la batalla.

Las viejas costumbres degeneradas deben ser, por así decirlo, vomitadas y es por eso que en su arrebato final están corriendo tan salvajemente.

Esta actitud de la Entente, portadora de la vieja cultura decadente, ¿no la encontramos entre nosotros allá donde vayamos? ¿No nos ha contagiado también a nosotros? La vemos en las calles en las últimas modas, se encarna en la arquitectura moderna, nos sonríe desde las vallas publicitarias, en el comercio corre a las orgías, se infla en la locura burocrática, en su humanismo autoimportante y falso se miente a sí misma, nuestra prensa trata de superar a sus colegas de la Entente en devoción a la verdad, etcétera.

La Entente está aquí entre nosotros, humeante y furiosa, pretendiendo trabajar para nuestros honrados soldados y compatriotas, casi todos los cuales han muerto entretanto de forma sacrificada.

Todas estas cosas que corren tan horriblemente salvajes en nuestro propio país, -esperemos que por última vez antes del final-, no son deutsch".

Así que todo lo que es digno de censura en su propio país lo llama "no deutsch". Su principal objetivo es apelar a la conciencia de sus propios compatriotas. Hay más pasajes similares en este folleto. Es bueno que por una vez se diga algo así en relación con nuestros propios esfuerzos. No es necesario que estemos en total armonía con cada frase que se escribe entre nosotros. El logro más maravilloso será trabajar en todas estas cosas independientemente, preservando nuestra individualidad y no tomando nada como dogma o como palabra de una autoridad superior. Aquellas cosas que deben salir a la luz son perfectamente capaces de hacerlo sin la ayuda de ninguna autoridad. Pero para dar sentido a nuestra Sociedad necesitamos estar juntos en unanimidad. En parte esto significa, por supuesto, que debemos estar atentos a lo que sucede entre nosotros y reconocer a quienes trabajan a nuestro lado y se esfuerzan por presentar al mundo lo que sucede dentro de nuestra Sociedad Antroposófica de tal manera que refleje realmente las intenciones de nuestra Sociedad. Lo principal que podemos hacer para ayudar a nuestra época es trabajar con comprensión a través de los impulsos de esta época desde nuestro punto de vista. No debemos desanimarnos, pues por muy desfavorables que se vuelvan las condiciones con el tiempo, podemos recordar las palabras de Lessing: ¿No es mía toda la eternidad? Es un pensamiento que concierne a todo ser humano.

 Deberíamos tener especial cuidado en desarrollar buenas prácticas en lo que respecta a la correcta evaluación y estimación de todo lo que sale a la luz entre nosotros. A este respecto, espero que no les moleste que mencione algo, sin ánimo de decir nada desagradable a nadie. La revista Das Reich, producida por Alexander von Bernus, hace todo lo posible por moverse dentro de nuestra corriente. ¿Qué importa que estemos de acuerdo o en desacuerdo con uno u otro de los artículos que publica? Es muy posible estar en desacuerdo con muchas cosas. Pero se han cometido muchos errores por parte de nuestros miembros con respecto a este periódico. A la vista de los reproches que ha recibido de todas partes, debo decir que no está bien poner obstáculos a los esfuerzos que tratan realmente de trabajar en armonía con nuestro Movimiento. Por supuesto, todo el mundo tiene derecho a tener su propia opinión sobre los versos que Alexander von Bernus compuso en relación con ciertas enseñanzas ocultas históricas que pueden encontrarse entre nosotros. Pero considero que las cosas se han llevado demasiado lejos cuando empiezan a llegar avalanchas de cartas descaradamente groseras de nuestros miembros. ¿Adónde vamos a llegar si maltratamos a los que están de nuestro lado y hacemos poco caso de los que nos insultan, dejándoles hacer?

He querido traer a colación el asunto de esta revista Das Reich, que se esfuerza por promover nuestros esfuerzos, porque quiero responder a la pregunta que podría plantearse: ¿Qué podemos hacer? La razón misma por la que se han pronunciado estas conferencias es encontrar una respuesta a esta pregunta: ¿Qué podemos hacer? Lo que podemos hacer es mantener una actitud comprensiva, de acuerdo con nuestra ciencia espiritual antroposófica, hacia todo lo que ocurre en la actualidad. Pues ¿qué significado tendría para nosotros esta ciencia espiritual si realmente no pudiéramos trascender la actitud que prevalece hoy en toda Europa de personas que hablan de aspiraciones nacionales y cosas por el estilo, y configuran los acontecimientos de acuerdo con estas aspiraciones nacionales? Dentro de la Sociedad que sirve a la ciencia espiritual antroposófica nadie necesita convertirse en un hijo infiel de su nación, o negar algo que no debería negar porque está firmemente unido a una nación particular como resultado de su karma. Pero nadie puede ser un verdadero antropósofo si hace la vista gorda ante la enormidad de lo que está sucediendo en estos momentos y se deja ensordecer por todos esos medios que algunos de los que están en el poder utilizan hoy para aturdirnos con el fin de evitar tener que decir a qué están jugando en realidad. Permítanme, pues, señalar aquellas cosas que son fácilmente creídas cuando vienen hacia nosotros en forma sentimental, mientras que lo que siempre ha estado oculto por las pantallas tras las cuales tienen lugar los acontecimientos ocultos, todavía tiene que permanecer oculto tras estas pantallas.

Debemos tener claro que podría llegar un momento, -hoy elijo mis palabras con mucha cautela, por eso digo que podría llegar-, en el que la batalla se vuelva extremadamente terrible porque no se quiere la paz. Podría volverse aún más terrible de lo que ha sido hasta ahora si no se introduce algo de un lado o del otro que pueda evitar este terror. Entonces se volverá a hablar de las atrocidades de Europa Central; entonces, bajo los escombros y las cenizas, quedará enterrado el hecho de que estas atrocidades podrían haberse evitado si la gente no hubiera rugido como un toro contra los pasos hacia la paz. Estaba en manos de los países de la periferia lograr la paz. Sin embargo, llegará el momento, -no es en absoluto improbable que llegue-, en que se dirá una vez más: Los alemanes están haciendo esto o aquello y despreciando todas las leyes internacionales.

En efecto, queridos amigos, una vez más está de moda que las potencias que rodean, habiendo fracasado en lo que podría haber puesto coto a tales acciones, acusen a los que están cercados de protegerse por todos lados. Debemos llegar a ver esto claramente en toda su enormidad. Al lado de todo lo que puede muy bien haber sucedido, por ejemplo en Bélgica, debe situarse el hecho de que el Imperio Británico podría haber evitado todo lo que ha sucedido en Bélgica.

Aunque suene duro, hay que decir que es falso hablar de las atrocidades de Bélgica sin tener en cuenta lo fácilmente que podrían haber sido evitadas por los ingleses. Y ni que decir tiene que sentimos el trágico destino de Francia. Sin embargo, Francia estaba realmente en una posición que podría haberle permitido no participar en la guerra.

Las Potencias Centrales no estaban en condiciones de evitar librar una guerra defensiva una vez que se hizo evidente que Francia participaría en cualquier caso. Está muy bien decir que ambos podrían haberse enfrentado, frontera con frontera. Esto es precisamente lo que no fue posible, porque el militarismo franco-ruso supera ampliamente al llamado militarismo prusiano. 

Por mucho que sintamos que pertenecemos a un grupo u otro, sin duda podemos decidirnos a mirar estas cosas de frente; digo "podemos", no "debemos". Entonces, cuando trabajemos en esto y lo convirtamos en parte de nuestras vidas, cada uno, a su manera, podrá hacer lo que quiera, en respuesta a la pregunta: ¿Qué puede hacer el individuo? Si no aumenta el número de personas que alimentan la idea de una Europa unida frente a la beligerancia de las potencias que actúan de forma invisible, el hundimiento de la cultura europea será inevitable. Incluso ahora, una oleada beligerante procedente del Este amenaza con envolvernos, desde Japón, donde se está preparando una forma de imperialismo que podría resultar mucho más poderosa que cualquier imperialismo que el mundo haya conocido hasta ahora. La voluntad de conquista se expresa en el grito del nuevo himno nacional que, recordando al himno inglés, "Rule Britannia", resuena ahora en "Rule Nippon". Para mostrarles que las potencias de Europa tendrían buenas razones para no burlarse de la palabra "paz", para no burlarse del contenido de la idea de paz, permítanme leerles este himno, citado ahora en los periódicos japoneses:

Cuando Japón, por orden del Señor
Surge de la marea en el amanecer,
Un grito resuena por todo el mundo
Una llamada desde los cielos azules:
Para gobernar, Japón, naciste,
Levántate orgulloso con el sol de la mañana:
Te he elegido señor de esta tierra.
Desgarrada por el odio y la rabia ciega
Europa se hunde en su propia sangre,
Pero tú, puro de culpa y falta,
Serás el guardián de esta tierra.
Para gobernar, Japón, naciste.
¡Levántate orgulloso con el sol de la mañana!
Te he elegido para ser el señor de mi tierra.

Esto es lo que ahora está en auge en todo el mundo desde el Este. Esta es la respuesta de Oriente a Europa, bañada en sangre. Y a pesar de ello, ¡hay gente en Europa que quiere despreciar el llamamiento a la paz! Este es un hecho sobre el que no reflexionamos lo suficiente.

Traducido por J.Luelmo sept.2023

No hay comentarios:

El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919