RUDOLF STEINER
Los tres estados de conciencia nocturna
CONFERENCIA 2
Dornach, 24 de marzo de 1922.
En el hombre, el estado de vigilia es lo que se conoce inicialmente, pero dentro de este ámbito conocido no se revelan realmente los enigmas de la existencia. Si los enigmas de la vida pudieran resolverse desde el estado de vigilia, sin más, tal como nos sirve para la vida ordinaria y para la ciencia ordinaria, en realidad no existirían , pues se rían revelados continuamente. El hombre quizás llegase a preguntar : ¿Cuáles son las razones profundas de la vida? Aunque tal vez él no llegue a una formulación precisa de este enigma de la vida, tenga sin embargo, desde lo más profundo de su alma, un anhelo de saber algo a lo que la conciencia ordinaria no responde, este hecho atestigua que de los fundamentos del alma humana surge algo, es decir, de un modo más o menos inconsciente, que pertenece al hombre , pero que primero hay que buscar para que llegue a la conciencia clara. Y esto lleva a los menos observadores de la vida a especular y a desarrollar todo tipo de filosofías. Tales filosofías, entonces, en última instancia, siguen siendo insatisfactorias. Pero cualquiera que mire los fenómenos de la vida con cierta imparcialidad, debe darse cuenta de que en el otro estado, el estado opuesto a la vigilia, en el estado dormido, algo está velado, y que una comprensión del sueño podría conducir a una comprensión de la vida.
A menudo hemos hablado de estas cosas; Pero hay que volver a estas cosas una y otra vez desde los más diversos puntos de vista, porque la antroposofía sólo puede ser captada si se la trata de captar desde los más diversos ángulos. Ahora bien, la vida onírica surge a partir del dormir. La vida onírica procede en imágenes. Pueden ustedes darse cuenta muy pronto, si se ponen a observar esta vida onírica, de que las imágenes apuntan a algo de la vida, de la vida ordinaria de la conciencia. Aunque a menudo se puede decir que se sueñan cosas que no se han experimentado de esta manera, me gustaría decir que las piezas de las que se compone el sueño, los trozos de imágenes, son, por supuesto, sin embargo, tomadas de la conciencia ordinaria. Pero otra cosa es todo el drama del sueño, la forma en que el sueño construye sus tensiones, cómo puede evocar un sentimiento interior de miedo, un sentimiento interior de alegría, un sentimiento de euforia. Lo que significa el curso de las imágenes oníricas profundiza en la naturaleza humana, y lo pueden ver si consideran lo siguiente. Pueden ustedes soñar que recorren un camino, que llegan a una montaña. Entran en una cueva de la montaña. Al principio todavía hay poca luz. Se hace de noche. Pero un impulso desconocido les empuja a ir cada vez más lejos. Aparece la ansiedad. Todo esto aumenta hasta que finalmente se encuentran en un estado de miedo, digamos, de caer en un abismo interno. Pueden ustedes entonces despertar de este estado de miedo, en el sentido de que este estado de miedo aún persiste, por así decirlo, cuando despiertan. Pero también pueden soñar que están parados en algún lugar y ven a una persona que viene de lejos. Se acerca cada vez más; pero tiene una expresión terrible. Y cuando se acerca, se dan cuenta de que tiene la intención de atacarles. Su ansiedad aumenta. Se acerca cada vez más. Él puede estar transformando el instrumento inicialmente inofensivo que les mostró desde lejos, -el sueño es un transformador-, en un terrible instrumento de asesinato. La ansiedad a su vez aumenta a miedo, y ustedes ahora se despiertan con este miedo, un miedo que a su vez continúa en la vida diurna despierta. Hay dos imágenes muy diferentes. Una consiste en una serie de imágenes que les lleva al interior de la montaña, la otra consiste en una serie de imágenes que muestran a un enemigo que se acerca. El alma puede pasar por lo mismo, aunque las dos series de imágenes sean completamente diferentes. Lo que el alma atraviesa allí es algo muy distinto de lo que experimenta la conciencia cuando despierta. Podemos decir que no depende en absoluto de las imágenes, sino de cómo experimenta el alma un cierto drama interior: de cómo el alma tiene primero un impulso, o de cómo algo viene al alma en lugar del impulso, pero que luego esto se convierte en ansiedad, en miedo, y entonces hasta cierto punto hace que la persona se despierte del sueño y pase a la conciencia ordinaria. Lo que hay detrás del sueño en forma de graznidos crecientes, pero que ellos mismos no se perciben, que se revisten de imágenes, eso es lo que importa. Y las dos series de imágenes que he descrito podrían multiplicarse muchas veces; el mismo contenido anímico podría estar revestido de diez, veinte, cien imágenes diferentes.
fig. 1 |
Así que tenemos que decir: hay algo, -si lo dibujo esquemáticamente-, que está sucediendo en el alma (azul, verde. Véase el dibujo). Pero el hombre no se da cuenta de lo que ocurre en el alma; no lo sabe. Lo que conoce son imágenes. Aquí las dibujo esquemáticamente (amarillo). El hombre experimenta entonces estas imágenes en su conciencia del sueño. Pero lo importante es el aumento: ansiedad débil, ansiedad más fuerte, miedo más elevado. Las imágenes del sueño están más o menos tomadas de la vida, pues tanto la montaña como la cueva de la montaña, todo está básicamente tomado de la vida. El enemigo que se acerca está tomado de la vida, su arma está tomada de la vida. Las imágenes toman su contenido de la vida. Pero eso no es más que el ropaje. Cuando uno tiene la posibilidad, a través de lo que a menudo he caracterizado como la conciencia imaginativa, de permanecer detrás de este ropaje, de no formar tales imágenes en absoluto, sino de permanecer aquí dentro de las fuerzas del alma, que son la ansiedad, el miedo, el miedo más elevado, con la conciencia imaginativa, si uno es por tanto capaz de formar imágenes ahí dentro, entonces se produce algo muy diferente. Porque cuando uno duerme, está inicialmente con su yo y su cuerpo astral fuera de los cuerpos etérico y físico. Cuando se despiertan, si los estados normales están presentes, entran en su cuerpo etérico muy rápidamente, -pasan a través de él muy rápidamente-, e inmediatamente entran en su cuerpo físico.
Pero si ustedes no entran inmediatamente en el cuerpo físico en un estado algo anormal, sino que entran en el cuerpo etérico antes de entrar en el cuerpo físico, es decir, si entran en el cuerpo etérico separadamente, entonces se forman estas representaciones a partir de la vida. Pues en la conciencia ordinaria el ser humano no tiene representaciones en el sueño propiamente dicho, y sólo en el momento en que, o bien entra en su cuerpo y pasa por el cuerpo etérico, recibe imágenes, o bien cuando sale del cuerpo físico al dormirse, pero aún permanece en el cuerpo etérico, entonces de nuevo tiene imágenes oníricas. Así pues, sólo en estos estados intermedios se forman tales imágenes oníricas, que son tomadas de la vida. Pero la conciencia imaginativa hace posible que se pueda vivir completamente fuera del cuerpo, en aquello que está detrás del sueño como potencias del alma. Y entonces se vive en otra realidad. Entonces se vive en el mundo en el que el hombre está desde que se duerme hasta que se despierta. El ser humano vive desde que se duerme hasta que se despierta en un mundo en el que queda inconsciente. Pueden visualizar esto como si una persona se sumergiera en el agua y perdiera el conocimiento, para recuperarlo únicamente cuando el agua lo saca y lo libera de nuevo. Lo mismo que sucede físicamente sucede espiritualmente cuando una persona se duerme. Se sumerge en el mundo espiritual. Entonces pierde el conocimiento. Sale del cuerpo con su alma y pierde la conciencia.
Sigue participando, aunque de forma diferente, en su respiración. Sigue participando, si no desde dentro, sí desde fuera, en su circulación sanguínea y en los demás procesos del cuerpo. Cuando el hombre se encuentra en el segundo estado al dormir, ya no participa en la vida corporal, pero podría decirse que participa en un mundo que es común a su cuerpo y a su alma. Algo sigue pasando del cuerpo al alma. Algo se transmite al alma al igual que algo se transmite de la luz a la planta cuando ésta se desarrolla a la luz del día. Pero cuando el hombre está en el tercer estado dormido, hay algo en él que, -si se me permite decirlo-, se ha convertido en un mineral. Las sales en su cuerpo están particularmente fuertemente depositadas. Durante este tercer estado dormido hay fuertes depósitos de sales en el cuerpo físico del ser humano. Sin embargo, el ser humano y su alma están dentro del mundo mineral. Supongan que ustedes pudieran llevar a cabo el siguiente experimento: se acuestan en la cama, primero duermen el dormir tranquilo, del cual todavía pueden salir sueños para la conciencia ordinaria, luego entran en el dormir más profundo, del cual no salen sueños, pero que todavía deja el alma del hombre en una conexión con el cuerpo físico.Pero ahora duermen de tal manera que hay fuertes depósitos de sal en su cuerpo. No pueden tener ninguna relación en su alma con lo que pasa en su cuerpo. Pero si hubieran colocado un cristal de roca a su lado en la mesilla de noche, podrían estar completamente dentro de este cristal de roca con su alma. Podrían introducirse en el cristal de roca y percibirlo desde dentro. Esto no puede hacerse ni en el primer ni en el segundo estado dormido. En el primer estado, cuyo contenido puede entrar en sus sueños, cuando sueñan con el cristal de roca, todavía lo experimentan como una especie de cristal de roca. Experimentarían algo sombrío, pero todavía algo de cristal de roca. Si se sumergieran en el segundo estado dormido, ya no experimentarían el cristal de roca de una forma tan limitada. Si aún pudieran soñar entonces, -normalmente no se puede-, pero supongamos que se pudiera: entonces se experimentaría cómo el cristal de roca se vuelve indistinto y se forma en una especie de esfera o elipsoide y luego se retrae de nuevo.
Pero si ustedes pudieran soñar, es decir, si pudieran llegar a la intuición a partir del dormir profundo, del tercer tipo de dormir, entonces experimentarían el cristal de roca de tal manera que sentirían como si estuvieran corriendo a lo largo de estas líneas hacia adentro, luego corriendo hacia la punta, luego corriendo de vuelta otra vez: entonces experimentarían el cristal de roca hacia adentro. Lo estarían habitando. Lo mismo ocurre con otros minerales. Y no sólo experimentarían la forma, sino también las fuerzas internas. En resumen, el tercer estado dormido es algo que saca al ser humano completamente de su cuerpo, que sitúa al ser humano completamente en el mundo espiritual. Durante este tercer estado dormido, el ser humano se encuentra en el tercer tipo de mundo, en la esencia misma del mundo espiritual. Es decir, está dentro del ser de los ángeles, de los arcángeles, de todos esos seres que, de otro modo, sólo se perciben externamente, es decir, sólo en sus revelaciones. Cuando ustedes utilizan su conciencia sensorial desde que se despiertan hasta que se duermen, ven en la naturaleza, por así decirlo, las revelaciones externas de los dioses. Durante el dormir penetran, ya sea meramente en el mundo de las imágenes en el dormir más tranquilo, o en el segundo estado dormido en el mundo de los fenómenos, en el mundo de las revelaciones, o bien, cuando llegan al tercer estado dormido, en el interior de las entidades divino-espirituales mismas.
Así como el hombre se vivencia a sí mismo durante el estado diurno mediante el pensar, el sentir y la voluntad, así también se vivencia a sí mismo durante el dormir, ya sea fluyendo hacia los pensamientos del mundo, o fuera de los pensamientos del mundo, revelándose los hechos de las entidades divino-espirituales, o estas entidades mismas absorben al hombre, de modo que éste descansa con su alma en ellas, por así decirlo. Así como para la conciencia diurna, pensar o imaginar es lo más brillante, lo más claro, lo más distinto, así como sentir es algo más apagado, -pues sentir es en realidad siempre una especie de soñar-, y así como la voluntad, el estado de conciencia más apagado durante el día, es hasta cierto punto dormir, así tenemos tres estados en el dormir: el estado dormido en el que la conciencia ordinaria experimenta los sueños y la conciencia superior, el mirar, la conciencia clarividente, que experimenta los pensamientos del mundo. Tenemos el segundo estado de dormir, que ya permanece inconsciente a la conciencia ordinaria, pero que aparece a la conciencia inspirada de tal manera que los hechos de las entidades divino-espirituales se revelan por todas partes. Tenemos el tercer estado de dormir, que se muestra a la conciencia intuitiva, en la cual vive en las propias entidades divino-espirituales. Como he dicho, esto se señala por el hecho de que uno se sumerge en el interior de los minerales, por ejemplo. Pero este tercer estado de dormir tiene un significado especial para el hombre. Si primero toman el segundo estado de dormir, entonces encontrarán en él, como he dicho, en las imágenes que aparecen, desaparecen y ondulan, a los seres del mundo de los ángeles, los arcángeles y demás, pero también se encontrarán a si mismos. Se encontrarán en él como almas, sólo que no como son ahora, sino como eran antes de su nacimiento o antes de la concepción. Llegarán a conocerse tal como vivieron entre la muerte y un nuevo nacimiento. Eso pertenece a este segundo mundo. Y cada vez que dormimos sin sueños, vivimos en el mismo mundo en el que vivíamos antes de descender y tomar un cuerpo físico. Pero cuando entran ustedes en la tercera condición del dormir profundo, y si pueden despertar allí, despierta la conciencia intuitiva, es decir, cuando imaginan que entran en la tercera condición del dormir y despiertan allí, entonces experimentan su destino, su karma.
Entonces sabrán a qué se deben sus habilidades especiales en esta vida, por la naturaleza de sus vidas anteriores. Entonces sabrán por qué se juntan con estas o aquellas personalidades en esta vida. Entonces aprenderán sobre el karma, entonces aprenderán sobre su destino. Sólo podrán conocer este destino si son capaces de penetrar en el interior de los minerales, - ahora estoy abordando la cuestión desde otro punto de vista. Si ustedes son capaces de ver un cristal de roca no sólo desde el exterior, sino desde el interior, -no deben, por supuesto, trocearlo, porque entonces lo que verían estaría siempre en el exterior, por supuesto-, pero deben estar dentro de él tal como lo he descrito; si pueden hacer esto, si pueden ver el cristal desde el interior, entonces también podrán comprender por qué les ha sucedido tal o cual golpe del destino en esta vida. Tomen un cristal cualquiera, un cubito de sal corriente.
Lo ven desde fuera: así es como lo ven con la conciencia ordinaria. En ese caso su vida permanece opaca para ustedes. Si pueden penetrar en ella, -el tamaño espacial no es importante aquí-, si pueden verla desde dentro por todos los lados, entonces están en el mundo en el que también pueden comprender su destino. Mundo en el que están cada noche cuando entran en el tercer tipo de dormir. Pero este tercer tipo de dormir tiene algo muy especial. Verán ustedes, la gente antes del Misterio del Gólgota, -y todos nosotros hemos pasado por eso en nuestras primeras vidas en la tierra-, la gente en el transcurso del tiempo antes de la aparición del Cristo en la tierra, muy a menudo entraban en este tercer tipo de dormir. Pero incluso antes de que ellos, me gustaría decir, se hundieran en este tercer tipo de dormir, su ángel aparecía y los traía de vuelta. Porque eso es lo peculiar: Como ser humano, siempre es posible salir del primer y del segundo tipo de dormir, pero no del tercero. Antes de la aparición del Cristo en la tierra, en el tercer tipo de dormir, una persona habría tenido que morir si no hubiera sido sacada por ángeles u otros seres. Desde la aparición del Cristo, el poder de Cristo, como he subrayado a menudo, ha estado unido a la tierra, y cada vez que el hombre tiene que despertar de este tercer tipo de dormir, entonces el poder de Cristo, que se unió con la tierra a través del Misterio del Gólgota, debe acudir en su ayuda. Sin el poder de Cristo, el hombre ya no podría despertar de este tercer tipo de dormir. Él puede deslizarse en los cristales, pero no puede salir de nuevo sin el poder de Cristo. Pues si miran entre bastidores de la existencia, se darán cuenta de la importancia que tiene este impulso de Cristo para la vida en la tierra. Por eso lo subrayo con fuerza: el hombre puede entrar en los cristales, pero no puede volver a salir.
Estas cosas se sintieron con especial fuerza en todas partes en las que, después del Misterio del Gólgota, después de la aparición de Cristo en la tierra, existía todavía una conciencia fuerte, antigua, pagana y, sin embargo, la revelación de Cristo ya estaba allí, como por ejemplo en las regiones centroeuropeas. Se sabe que algunas personas murieron porque se habían quedado profundamente dormidas.
No habrían necesitado morir si Cristo hubiera acudido en su ayuda. Así se sentía la gente, por ejemplo, -no quiero decir otra cosa que lo que sentía la gente-, con Carlomagno o con Federico Barbarroja. Aunque Federico Barbarroja se ahogó para el mundo físico exterior, la gente seguía sintiéndolo así. Pero se sentía con especial claridad con Carlomagno. ¿A dónde iba un alma así para esta conciencia medieval? Al interior de los cristales. Por eso se la colocaba en las montañas, donde se suponía que debía esperar hasta que llegara Cristo y la sacara de su profundo dormir. Este tipo de formación de leyendas esta conectado con esta conciencia. La fuerte conexión con el impulso Crístico desde el Misterio del Gólgota en la tierra, eso es lo que ahora hace que el mundo de los Ángeles, los Arcángeles y demás, saque de nuevo al hombre después de todo, porque de lo contrario, cuando se hunda en el tercer tipo de dormir, no podría ser sacado de nuevo. Así pues, esto está relacionado con el poder de Cristo, no con la fe en el poder de Cristo; pues, independientemente de que se pertenezca a uno u otro credo religioso, lo que Cristo ha hecho en la Tierra se hace en sentido objetivo, y lo que aquí estoy describiendo como objetivo tiene lugar para el hombre con total independencia de la fe. Sobre el significado de la fe hablaremos en los próximos días.
Pero lo que voy a decir es un hecho objetivo que no tiene nada que ver con la fe. ¿Cómo pudo ser posible esto? Era posible porque en el propio mundo de los dioses ha entrado un destino diferente al que había antes, un destino que me gustaría caracterizar diciendo: Las personas aquí en el mundo físico nacen y mueren. La peculiaridad de los seres divino-espirituales que pertenecen a las jerarquías superiores es que no nacen ni mueren, sino que simplemente se transforman. El Cristo, que vivió con los demás seres divino-espirituales hasta el momento del Misterio del Gólgota, decidió conocer la muerte, descender a la tierra, convertirse en un ser humano para pasar por la muerte dentro de la naturaleza humana, y luego volver de nuevo a la conciencia después de la muerte mediante la resurrección. Este es generalmente un acontecimiento muy significativo dentro del mundo divino-espiritual, que un Dios haya pasado por la muerte para poder hacer todo lo que ya conocemos o lo que ahora he descrito de nuevo. Por lo tanto, podemos decir: En la historia de la evolución de la tierra existe el acontecimiento significativo de que Dios se hizo hombre y a través de ello su poder fluye en fenómenos tan significativos como los que ahora he descrito para ustedes. El Dios que se hizo hombre tiene tal poder en la vida terrestre que saca a las almas humanas del interior de los cristales cuando han entrado allí. De modo que, al hablar de Cristo, hablamos de un ser del mundo del que debemos decir: es el Dios que se hizo hombre. ¿Cuál sería su imagen opuesta? Su opuesto sería el hombre que se hizo Dios. No es necesario que sea un Dios absolutamente bueno; pero así como Cristo descendió al mundo de los hombres y aceptó la muerte, es decir, aceptó primero el cuerpo humano para participar en el destino de los hombres, así también somos conducidos al polo opuesto, al hombre que se libera de la muerte, se libera de las condiciones del cuerpo humano y se convierte en un dios dentro de las condiciones de la tierra. Entonces dejaría de ser un hombre mortal, pero andaría por la tierra, aunque no en las mismas condiciones que un hombre mortal ordinario que va del nacimiento a la muerte y de la muerte a un nuevo nacimiento, sino que tal hombre convertido en dios podría encontrarse como un dios que se ha convertido en ilegítimo en la tierra.
Así como el Cristo es un Dios que legítimamente se ha hecho hombre, habría que buscar como su anti imagen al hombre que ilegítimamente se ha hecho Dios, al hombre que ya no camina como mortal, que ilegítimamente ha asumido la naturaleza de Dios. Y como sabéis: Así como en la tradición cristiana se hace referencia al Dios que se hizo Dios de manera legítima, a Cristo Jesús, también en relación con Cristo Jesús se hace referencia a
Ahasver, al hombre que se hizo Dios de manera ilegítima, que se despojó de la mortalidad de la naturaleza humana. Tenemos, pues, en Ahasver el polo opuesto del Cristo Jesús. Esta es la razón profunda, el sentido profundo de la leyenda de Ahasver, la leyenda que habla de algo de lo que hay que hablar porque es una realidad: de un ser que camina sobre la tierra. Está ahí, esta figura de Ahasver. Camina por la tierra, camina de pueblo en pueblo. No permite que la fe hebrea, por ejemplo, muera. Está ahí, esta figura de Ahasver, el Dios que se ha vuelto injusto. Hay muchas razones para que el hombre, si quiere conocer la verdadera historia, dirija su atención a tales ingredientes de esta historia, para ver cómo los poderes y los seres intervienen hacia abajo desde los mundos suprasensibles al mundo sensible, cómo el Cristo vino de los mundos suprasensibles al mundo sensible, pero también cómo el mundo sensible a su vez interviene hacia arriba en los mundos suprasensibles, cómo también tenemos que ver en Ahasver un verdadero poder del mundo, un ser del mundo. Es posible que la gente no siempre lo reconozca, que lo confunda con otra cosa. Pero es tan posible que el judío eterno se aparezca al hombre, lo mismo que es posible que Cristo se ilumine para el hombre cuando éste mire en su interior. Estas cosas pertenecen a los misterios del mundo, que también deben ser revelados ahora en nuestro tiempo, cuando muchos misterios deben ser revelados.
Ahasver, al hombre que se hizo Dios de manera ilegítima, que se despojó de la mortalidad de la naturaleza humana. Tenemos, pues, en Ahasver el polo opuesto del Cristo Jesús. Esta es la razón profunda, el sentido profundo de la leyenda de Ahasver, la leyenda que habla de algo de lo que hay que hablar porque es una realidad: de un ser que camina sobre la tierra. Está ahí, esta figura de Ahasver. Camina por la tierra, camina de pueblo en pueblo. No permite que la fe hebrea, por ejemplo, muera. Está ahí, esta figura de Ahasver, el Dios que se ha vuelto injusto. Hay muchas razones para que el hombre, si quiere conocer la verdadera historia, dirija su atención a tales ingredientes de esta historia, para ver cómo los poderes y los seres intervienen hacia abajo desde los mundos suprasensibles al mundo sensible, cómo el Cristo vino de los mundos suprasensibles al mundo sensible, pero también cómo el mundo sensible a su vez interviene hacia arriba en los mundos suprasensibles, cómo también tenemos que ver en Ahasver un verdadero poder del mundo, un ser del mundo. Es posible que la gente no siempre lo reconozca, que lo confunda con otra cosa. Pero es tan posible que el judío eterno se aparezca al hombre, lo mismo que es posible que Cristo se ilumine para el hombre cuando éste mire en su interior. Estas cosas pertenecen a los misterios del mundo, que también deben ser revelados ahora en nuestro tiempo, cuando muchos misterios deben ser revelados.
Traducido por J.Luelmo nov.2024
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