GA238 Dornach, 18 de septiembre de 1924 Relaciones Kármicas vol. IV - La importancia del conocimiento del karma para comprender la evolución general de la vida espiritual.

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Relaciones kármicas:
GA238 - Volumen IV



VII conferencia 


La importancia del conocimiento del karma para comprender la evolución general de la vida espiritual. Las estrellas son colonias de Seres espirituales. Para comprender el karma debemos descubrir espiritualmente los caminos del hombre entre la muerte y un nuevo nacimiento en relación con los Seres de las estrellas. Dificultades para el hombre de los tiempos modernos en acercarse a una verdadera sabiduría de las estrellas. La Regencia de Michael abre el camino para la investigación espiritual del camino del hombre entre la muerte y un nuevo nacimiento y la formación de su karma. 

Dornach 18 de septiembre de 1924

En las conferencias de hoy y mañana deseo dar ciertas indicaciones que arrojarán luz, no sólo sobre el funcionamiento del karma, sino sobre la importancia más amplia del conocimiento kármico para nuestro conocimiento general de la historia de la evolución, especialmente en el campo de la vida espiritual. No podemos comprender el funcionamiento real del karma si nos limitamos a considerar las vidas terrenales sucesivas de una individualidad cualquiera. Es cierto que dentro de esta vida terrena, fuertemente impresionados por la carrera terrena y la historia de un hombre u otro, o tal vez incluso de nosotros mismos, estamos más deseosos de saber: ¿Cómo llegan los resultados de vidas terrenales anteriores a una vida posterior? Pero el funcionamiento del karma nunca nos resultaría claro si nos detuviéramos en las propias vidas terrenales. Porque entre una vida terrena y otra, el hombre pasa la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, y es allí donde el karma se elabora a partir de lo que ha sucedido en una vida terrena anterior. Allí se elabora en cooperación con otras almas humanas kármicamente conectadas que también están en su vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, y con los Espíritus de Jerarquías superiores e inferiores. Y esta elaboración del karma sólo puede ser comprendida si podemos mirar hacia el mundo de las estrellas más allá de la tierra. Porque sabemos que el reino de las estrellas, tal como aparece a la vista física, sólo revela su aspecto externo.

Una y otra vez debemos repetir que el investigador físico se quedaría de lo más asombrado si llegara a los lugares de las estrellas que observa a través de su telescopio, cuya constitución y sustancias analiza con su espectroscopio. El físico, si se desplazara a los lugares donde están las estrellas, se asombraría al ver algo totalmente distinto de lo que cabría esperar. Pues lo que la estrella muestra a la observación terrestre es, en realidad, sólo una apariencia externa, comparativamente poco esencial para su verdadero ser. Lo que la estrella realmente contiene es de naturaleza espiritual, o, si es físico aparece como el remanente, por así decirlo, de algo espiritual.

La mejor manera de explicarlo es la siguiente. Imaginemos que un habitante de otra estrella observara la Tierra como hacen nuestros astrónomos y astrofísicos con otras estrellas. Describiría un disco luminoso que brilla a lo lejos en el cosmos. En él encontraría quizás manchas más oscuras y más claras que interpretaría de alguna manera. Probablemente la interpretación estaría en total desacuerdo con lo que nosotros, los habitantes del globo, sabemos entre nosotros. O tal vez, si el Vesubio estuviera en erupción y tal ser pudiera observarlo, teorizaría que un cometa está colisionando con la Tierra, y así sucesivamente. En cualquier caso, lo que tal ser describiera tendría muy poco que ver con la esencia real de nuestra Tierra.

Porque, ¿Cuál es la esencia de nuestra Tierra? Deben recordar que esta Tierra procede de la existencia de Saturno, tal como la describí en mi Ciencia Oculta. En Saturno no había todavía aire, ni gas, ni líquido, ni ningún constituyente sólido de la Tierra. Sólo existían variadas diferenciaciones de calor. Pero en esas condiciones de calor estaba contenido germinalmente todo lo que más tarde se convirtió en los reinos mineral, vegetal, animal y humano. Nosotros, los seres humanos, también estábamos en el calor del antiguo Saturno.

Luego la evolución prosiguió. A partir de aquel calor, se precipitó el aire, se precipitó el agua y, finalmente, el elemento sólido. Todos estos son restos, precipitados, arrojados por la humanidad para que pudiera alcanzar su evolución ulterior. Todo el mundo mineral sólido nos pertenece. No es más que una reliquia que ha quedado atrás. Lo mismo ocurre con los elementos acuosos y aéreos. Así pues, la verdadera esencia de nuestra Tierra no es lo que tenemos en los reinos de la Naturaleza, y ni siquiera lo que llevamos en nuestros huesos y músculos (pues éstos también están compuestos de lo que hemos expulsado y después hemos vuelto a absorber). Nuestras propias almas son la verdadera esencia, y todo lo demás es en realidad más o menos una semblanza, un resto, un producto de desecho, o algo parecido.

La única descripción verdadera de la Tierra sería describirla como la colonia de las almas de los hombres en el espacio cósmico.

Así pues, todas las estrellas son colonias de Seres espirituales en el espacio cósmico, colonias que podemos aprender a conocer como tales. Y habiendo atravesado la puerta de la muerte, nuestra propia alma vive y se mueve entre estas colonias estelares. Sigue su camino, evolucionando hacia un nuevo nacimiento en comunidad con otras almas humanas que están allí, y con los Seres de Jerarquías superiores o incluso inferiores. Y cuando el karma de un hombre está elaborado y está maduro para volver a tomar un cuerpo terrestre, su alma emprende el viaje de regreso.

Para comprender el karma, por lo tanto, debemos volver una vez más a la sabiduría de las estrellas. Debemos descubrir espiritualmente los caminos del hombre entre la muerte y un nuevo nacimiento en conexión con los Seres de las estrellas.

Ahora bien, hasta el comienzo de la era de Micael han existido las mayores dificultades para que los hombres de la época moderna se acercaran a una verdadera sabiduría de las estrellas. Y la Antroposofía, a pesar de haber encontrado el camino hacia tal sabiduría, debe estar profundamente agradecida por el hecho de que la regencia de Micael haya entrado realmente en la vida de la humanidad terrestre en el último tercio del siglo XIX. Porque entre las muchas cosas que debemos a la regencia de Micael está también ésta: hemos ganado una vez más un acceso sin obstáculos para descubrir lo que debe ser investigado en los mundos de las estrellas si queremos comprender el karma y la formación del karma en la esfera de la humanidad.

Para introducirles gradualmente en las cuestiones extremadamente difíciles que surgen en la investigación del karma, les daré hoy un ejemplo. Esto les mostrará, mediante una ilustración, lo mucho que hay que lograr antes de que podamos hablar del funcionamiento del karma como lo estamos haciendo en estas conferencias.

¿No es acaso cierto, que si tuviéramos que hablar popularmente o en público del contenido de estas conferencias hoy en día, estas cosas que son verdaderamente el resultado de una investigación exacta serían tratadas como un absurdo? Sin embargo, se trata de una investigación muy exacta y deben familiarizarse con todas las responsabilidades de las que uno es consciente en el curso de la misma. Deben aprender a conocer todos los obstáculos y dificultades que uno encuentra en tal investigación, -los setos espinosos, por así decirlo, que uno debe pasar. Pues todas estas cosas son necesarias para que finalmente un número de seres humanos, unidos kármicamente en la comunidad de Micael, puedan aprender a conocer las cosas del karma. Deben saber que se trata de cuestiones de la más seria investigación espiritual, muy lejos de lo que imagina el profano que se encuentra fuera de este Movimiento Antroposófico.

La mayoría de ustedes recordarán a un personaje que aparece una y otra vez en mis dramas misterio: el personaje de Strader. Ya he hablado en cierta medida de estas cosas. El personaje de Strader está en parte sacado de la vida, en la medida en que eso es posible en una obra poética. Tenía una especie de patrón para la personalidad de Strader. Era un hombre que vivió los acontecimientos del último tercio del siglo XIX y llegó a una especie de cristianismo racionalista. Después de un período de juventud extremadamente difícil (como se sugiere en la descripción de Strader) este hombre se hizo monje capuchino, pero no pudo soportarlo en la Iglesia, y al final se hizo profesor.

Habiendo sido expulsado de la teología a la filosofía, escribió y habló con gran entusiasmo de la "religión librepensadora" de Lessing, si se puede describir así. Habiendo entrado en conflicto interior con el cristianismo oficial, quiso fundar una especie de cristianismo racionalista sobre la base de la razón y de forma bastante consciente. Los conflictos anímicos de Strader descritos en mis Dramas Misterio tuvieron lugar en la vida real de este hombre, aunque, por supuesto, con ciertas variaciones.

Ahora ya saben que en la última Drama Misterio, Strader muere. Yo mismo, si ahora miro hacia atrás y veo cómo entrelacé el personaje de Strader en la trama de los cuatro Drama-Misterio, debo ver que, aunque no había ninguna dificultad externa en dejarle vivir igual que a los demás personajes, él muere por una necesidad interior en un momento determinado. Su muerte puede parecer una sorpresa al leer las obras. Pero yo tenía la fuerte sensación interior de que ya no podía continuar con el personaje de Strader en las obras.

¿Por qué? El original, el modelo, si puedo llamarlo así, había muerto. Habiéndome basado en él para el personaje de Strader, pueden imaginarse cuánto me interesaba el original, su evolución posterior. Siguió interesándome cuando atravesó la puerta de la muerte.

Ahora bien, es algo peculiar cuando queremos hacer un seguimiento clarividente de la vida de un ser humano a lo largo del tiempo directamente después de la muerte, a lo largo del período que dura aproximadamente un tercio de la vida física en la tierra. La vida terrena, como sabemos, en cierto modo se recorre de nuevo hacia atrás, a una velocidad triple. Ahora bien, ¿Qué experimenta realmente el ser humano en estos decenios que siguen inmediatamente a su vida terrena?

Imaginemos una vida humana aquí en la Tierra. Sabemos cómo se reparte entre el día y la noche, alternando condiciones despierto y dormido. Ya en los periodos en que duerme, el hombre experimenta reminiscencias de la vida diurna y despierta de forma pictórica, pero no es consciente. Normalmente cuando miramos atrás en nuestra vida sólo recordamos los estados de la vida despierta. Tampoco somos conscientes de cómo es realmente la cadena de recuerdos, pues en realidad deberíamos decir: Recuerdo ese día desde la mañana hasta la noche, luego hay una pausa, luego otra vez desde la mañana hasta la noche, luego otra vez una pausa y así sucesivamente. Pero, como las noches son un vacío en nuestra memoria, trazamos la línea continuamente a través y así falsificamos la cadena de la memoria colocando un día, (que estamos despiertos), directamente después de otro. Después de la muerte es diferente, porque entonces debemos vivir con intensa realidad todas las experiencias que estuvieron presentes en las noches de nuestra vida, que comprenden aproximadamente un tercio de la duración de nuestra vida. Vivimos al revés. Ahora bien, esto es lo peculiar: tenemos, como saben, un cierto sentido de la realidad, un cierto sentimiento de existencia real con respecto a las cosas con las que nos encontramos aquí, en el mundo físico. Si no tuviéramos este sentido de la realidad, podríamos considerar como un sueño todas las cosas con las que nos encontramos, incluso durante el día. Así pues, no cabe duda de que tenemos un sentido de la realidad de las cosas. Sabemos que son reales; nos golpean si chocamos contra ellas; nos envían luz y sonido. En resumen, hay muchas cosas que nos proporcionan nuestro sentido de la realidad aquí, en esta vida terrenal entre el nacimiento y la muerte.

Ahora bien, todo lo que tenemos aquí en la tierra como sensación de realidad, todo lo que deberíamos describir como la realidad, -la existencia real-, de los seres humanos con los que nos encontramos aquí, es en su intensidad como la realidad de un sueño en comparación con la realidad inmensamente fuerte que experimentamos en las décadas inmediatamente posteriores a la muerte y que el observador clarividente puede experimentar con nosotros. Pues allí todo nos parece más real. La vida terrenal parece un sueño. Es como si el alma se despertara sólo entonces a la intensidad real de la vida. - Eso es lo peculiar.

Ahora bien, mientras yo seguía la imagen de Strader (o de su homólogo) tras su paso por la puerta de la muerte, la individualidad real que vive después de la muerte me interesaba naturalmente mucho más que la reminiscencia de su vida terrenal. Porque lo terrenal parece un sueño comparado con lo que surge después de la muerte. Frente a las fuertes impresiones de los muertos ya no podría haber desarrollado el suficiente interés por el hombre vivo como para describir su vida. En este caso hablo por experiencia propia. ¡Qué débil es la realidad de la vida terrenal comparada con esa vida intensísima que nos sale al encuentro cuando seguimos a un hombre después de su muerte!

Cuando nuestro interés se ha encendido en la tierra y tratamos de seguir la vida de un hombre en su curso posterior después de la muerte, empezamos a darnos cuenta de las tremendas dificultades y obstáculos. Porque si observamos correcta y penetrantemente, vemos, ya en esa retrospección que dura aproximadamente un tercio del tiempo de la vida terrena pasada, cómo el hombre muerto comienza a acercarse y a prepararse para la formación de su karma. En una vida a la inversa y hacia atrás, él ve todo lo que sufrió durante su vida en la tierra. Si ofendió a otro hombre experimenta de nuevo el suceso. Si muero a la edad de setenta y tres años, y a la edad de sesenta ofendí a alguien, lo experimento de nuevo en el viaje hacia atrás. Pero esta vez experimento, no los sentimientos que tuve al ofender, sino los sentimientos del otro hombre. Vivo dentro de él. Así, con mi propia experiencia, vivo en aquellos que fueron tocados en un sentido bueno o malo por estas experiencias mías en la vida. Y así la tendencia se prepara y crece en mí mismo, para crear el equilibrio kármico.

Ahora bien, mi interés por el arquetipo terrenal de Strader, que ahora aparecía ante mí como una individualidad en mundos superiores, mi interés por él se había encendido especialmente por su deseo de asir el cristianismo de un modo muy penetrante, muy brillante, pero racionalista. En su caso no podemos dejar de admirar al pensador, y sin embargo, en los libros que escribió, en su descripción racionalista del cristianismo, vemos una y otra vez cómo el hilo del racionalismo, el hilo de los conceptos abstractos se rompe en el momento crítico, y en última instancia las abstracciones espantosas son el resultado. No puede entrar realmente en una concepción espiritual del cristianismo. Construye para sí una religión de conceptos filosóficos abstractos. En resumen, todo el funcionamiento del intelectualismo moderno encuentra su expresión en él.

Esto volvió a aparecer de una manera peculiar a medida que era seguido el camino de la vida después de la muerte. Ordinariamente, cuando no hay dificultades especiales, encontramos al ser humano viviendo gradualmente en la esfera de la Luna, pues esa es la primera etapa de la vida después de la muerte. Cuando llegamos después de la muerte a la región de la Luna, encontramos a todos aquellos que podríamos llamar los "Registradores" de nuestro destino, que en los tiempos primitivos fueron los sabios Maestros de la humanidad. ¡Cuántas veces hemos hablado de ellos aquí! Así como la Luna se separó físicamente de la Tierra y, después de haber sido una parte de la sustancia terrestre, se convirtió en un cuerpo celeste por sí misma, así los Maestros primitivos de la humanidad siguieron después a la Luna, y nosotros hoy, cuando pasamos tras nuestra muerte, por la región de la Luna, encontramos a los grandes Maestros Primigenios de la humanidad. No estuvieron aquí en cuerpos físicos, pero fundaron la sabiduría primigenia de la que las tradiciones de la literatura sagrada no son más que un eco.

De no existir impedimentos especiales, después de la muerte encontramos el camino hacia esa región de la Luna. Ahora bien, en el caso del ser humano que era el arquetipo de Strader, ocurrió algo peculiar. Era como si simplemente no pudiera acercarse a la región de la Luna sin obstáculos y experimentar esa vida del alma que sigue directamente después de la muerte. Había obstáculos perpetuos, como si la región lunar simplemente no permitiera que esta individualidad se acercara a ella.

Por consiguiente, si uno seguía los acontecimientos y las causas reales en la Imaginación pictórica, aparecía lo siguiente.  Era como si los Espíritus, los Maestros primigenios de la humanidad que una vez trajeron a la humanidad la sabiduría original y espiritual, rechazaran una y otra vez a este ser humano, el arquetipo de Strader, clamando: "No puedes venir a nosotros, porque debido a tus cualidades especiales como hombre, es posible que aún no sepas nada sobre las estrellas. Debes esperar, y primero repetir y recapitular muchas cosas que experimentaste no sólo en tu última, sino en tus anteriores encarnaciones. No puedes saber nada en absoluto de las estrellas y de su verdadero ser, hasta que te hayas preparado así". - Era una escena extraña. Uno tenía ante sí una individualidad que simplemente no podía crecer hacia lo espiritual del mundo de las estrellas - o sólo podía hacerlo con la mayor dificultad. Y en este caso hice el extraño descubrimiento de que estas individualidades modernas de la mente racionalista, intelectualista, encuentran el gran obstáculo en la conformación de su karma, en la medida en que no pueden acercarse sin obstáculos al ser espiritual de las estrellas.

Al investigar más a fondo, resultó que esta personalidad había extraído todas las fuerzas de su racionalismo de la época que aún precedía a los albores de la Era de Miguel. Todavía no había sido realmente tocado por la influencia de Micael.

En este caso me sentí fuertemente llamado a seguir el karma individual más allá en el pasado. Fue un verdadero desafío. Porque me dije a mí mismo: hay algo aquí que, obrando a partir de los resultados de vidas anteriores en la tierra, ha preparado kármicamente a este ser humano, de modo que el karma funciona por sí mismo no sólo en esta vida terrenal, sino que se extiende incluso a la vida después de su muerte. Es realmente un fenómeno extraño.

Entonces apareció lo siguiente. La vida terrenal que he indicado a grandes rasgos, que se refleja en el carácter de Strader, esta vida terrenal de la individualidad fue precedida por una vida en los mundos espirituales que sólo puedo describir como una prueba dolorosa y penosa. Fue una prueba en los mundos espirituales: "¿Qué haré con el cristianismo?". Fue como una lenta preparación de las influencias que entonces le hicieron inseguro en la vida terrena en su concepción del cristianismo. Esto también brilla en la figura de Strader. No tiene ninguna certeza. Rechaza en cierto modo lo suprasensible; sólo intenta asirlo con el intelecto, y sin embargo, después de todo, quiere ver. Recuerden el carácter de Strader y verán que es así. Así, la vida real del arquetipo de Strader surgió de su karma anterior. En efecto, en su paso por la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, antes de su vida terrena a finales del siglo XIX y principios del XX, había pasado por el mundo de las estrellas con una conciencia muy oscurecida. Su conciencia se oscureció al pasar por esa vida entre la muerte y un nuevo nacimiento. Y como reacción, en su vida terrestre concibió conceptos tanto más claros y nítidos por la brusquedad de las imágenes conceptuales que había experimentado entre la muerte y el nuevo nacimiento.

Retrocedamos aún más, -más allá de estos fenómenos que parecían mostrar los mundos estrellados como en una niebla perpetua-, retrocedamos hasta su vida anterior en la tierra, y allí encontraremos lo más notable de todo. Para empezar, se nos conduce, o al menos a mí se me condujo,??? a la Batalla de los Juglares en Wartburg, 1206 d.C.. Fue la misma época de la que les hablé de cómo los viejos platónicos de la Escuela de Chartres, por ejemplo, habían ascendido a los mundos espirituales y los otros aún no habían descendido. Fue la época en que tuvo lugar una especie de conferencia celestial entre los dos grupos de almas en cuanto al progreso ulterior de las actividades de Micael. En aquel tiempo tuvo lugar la Batalla de los Juglares en el Wartburg.

Siempre es interesante observar: ¿Qué ocurre aquí en la Tierra y qué ocurre allá? Así tenemos un acontecimiento en la tierra en la Batalla de los Juglares en el Wartburg, no directamente conectado con la corriente actual de Micael.

¿Quiénes participaron en la Batalla de los Juglares? Los más grandes poetas alemanes estaban allí juntos, compitiendo unos con otros en sus canciones. La historia es bien conocida: los juglares luchaban por la fama de los príncipes y por su propia reputación: Walther von der Vogelweide, Wolfram von Eschenbach, Reinmar von Zweter, y cómo hubo uno que se enfrentó a todos los demás: Heinrich von Ofterdingen.

En este Heinrich von Ofterdingen encontré la individualidad que se escondía tras el arquetipo de Strader.

Así fue Heinrich von Ofterdingen. Ahora debemos concentrarnos en esto: ¿Por qué Heinrich von Ofterdingen se encontró con tales dificultades cuando había atravesado la puerta de la muerte? ¿Por qué tuvo que atravesar el mundo de las estrellas, por así decirlo, oscurecido y nublado?

Para responder a esto debemos volver a la historia de la Batalla de los Juglares. Heinrich von Ofterdingen emprende la lucha contra los demás. Ya han llamado al verdugo. Si pierde, será ahorcado. Consigue retirarse, pero, con la esperanza de reanudar la contienda, llama al mago Klingsor desde Hungría. En efecto, trajo al mago Klingsor desde Hungría a Eisenach. Se produce una nueva Batalla de Wartburg y Klingsor entra en las listas en favor de Heinrich von Ofterdingen. El propio Klingsor canta contra los demás, pero es evidente que no lucha solo. Hace que seres espirituales luchen con él. Para ello, por ejemplo, hace que un joven sea poseído por un ser espiritual y le obliga a cantar en su lugar. En Wartburg hace intervenir fuerzas espirituales aún más poderosas.

Contra todo lo que viene del lado de Klingsor se alza Wolfram von Eschenbach. Una de las prácticas de Klingsor consiste en hacer que uno de sus seres espirituales ponga a prueba a Wolfram para saber si es realmente un hombre culto. Klingsor se ve acorralado por Wolfram. En efecto, Wolfram von Eschenbach, observando que actúa alguna influencia espiritual, canta a la Santa Cena, a la Transubstanciación, a la Presencia de Cristo en la Eucaristía, y el espíritu se ve obligado a partir, pues no puede soportarlo. Hay, en efecto, "realidades" subyacentes a estas cosas, si se me permite la verdad de perogrullo.

Klingsor pone a Wolfram a prueba y, con la ayuda del ser espiritual, consigue demostrar que Wolfram (aunque en realidad tiene un cristianismo sin estrellas, un cristianismo que ya no cuenta con el cosmos) es bastante ignorante en toda la sabiduría cósmica. Esta es la cuestión. Klingsor ha demostrado que el Juglar del Santo Grial, incluso en su época, sólo conoce ese cristianismo que ha eliminado el cristianismo cósmico. Klingsor mismo, por otra parte, sólo es capaz de aparecer con el apoyo de seres espirituales, en la medida en que posee una sabiduría de las estrellas. Pero reconocemos, por la forma en que utiliza su sabiduría, que lo que se llama "Magia Negra" está efectivamente mezclado en sus artes.

En una palabra, vemos a Wolfram von Eschenbach, que es un extraño a las estrellas, encontrado por una sabiduría de las estrellas aplicada injustamente.

Esto fue en el siglo XIII, inmediatamente antes de la aparición de aquellos dominicos de los que les hablé. Fue en el mismo momento en que el cristianismo, justo donde era más grande, se había despojado de toda visión del mundo de las estrellas. De hecho, en aquella época la sabiduría de las estrellas sólo existía en sectores que estaban interiormente alejados del cristianismo, como era el caso de Klingsor de Hungría.

Ahora era Heinrich von Ofterdingen quien había convocado a Klingsor. Heinrich von Ofterdingen, por tanto, se había aliado con una sabiduría no cristiana de las estrellas. Y así Heinrich permaneció unido en cierto modo, no sólo con la personalidad de Klingsor (que de hecho desapareció después de la vida de Heinrich en lo suprasensible) sino con la cosmología no cristiana de la Edad Media. De este modo vivió entre la muerte y un nuevo nacimiento, y renació tal como se lo he descrito. Entró en una incertidumbre del cristianismo.

Pero lo más importante es esto. - Muere de nuevo y emprende el viaje retrospectivo de su vida. Y en el mundo de las almas, a cada paso se enfrenta a la necesidad, si alguna vez quiere acercarse de nuevo al mundo de las estrellas, de pasar por la penosa batalla que Micael tuvo que librar en el último tercio del siglo XIX, cuando reclamó su dominio especialmente contra aquellos poderes demoníacos que estaban relacionados con la cosmología anticristiana de la Edad Media.

Para completar el panorama, añadiré que es claramente posible ver entre aquellos que lucharon duramente contra el dominio de Micael, y contra los que los espíritus de Micael tuvieron que proceder, es claramente posible ver entre ellos hasta el día de hoy, a los mismos seres espirituales que Klingsor conjuró en Wartburg hace mucho tiempo contra Wolfram von Eschenbach.

Así vemos a un hombre cuyos otros resultados del karma pasado le llevaron incluso durante un tiempo a los servicios de la Orden Capuchina, incapaz de acercarse al verdadero cristianismo. No podía acercarse porque llevaba dentro de sí el antagonismo contra el cristianismo que había suscitado en su vida pasada, cuando llamó en su ayuda a Klingsor, de la tierra de Hungría, contra Wolfram von Eschenbach, el cantor de Parsifal. Oscuramente, en la vida inconsciente de este hombre aún se mostraba la cosmología no cristiana, pero en su conciencia ordinaria desarrolló un cristianismo racionalista que ni siquiera es muy interesante. El interés se centra más bien en el gran conflicto de su vida, cuando con un racionalismo cristiano intentó fundar una especie de religión racionalista.

Pero lo más significativo de todo es reconocer esta conexión del racionalismo abstracto, del pensamiento abstractamente inteligente, con lo que vive en el subconsciente como concepciones oscurecidas y veladas sobre las estrellas y las relaciones con las estrellas. Tales cosas, que viven en el subconsciente, se elevan a la conciencia como pensamientos abstractos. Podemos estudiar el karma de los hombres más inteligentes de la actualidad -más inteligentes en el sentido materialista- y descubrimos que, por regla general, en vidas terrenales anteriores tuvieron algo que ver con aberraciones cosmológicas en los reinos de la magia negra. Se trata de una relación muy significativa. Un sentimiento instintivo de ello se conserva en los campesinos y la gente del campo, que sienten cierta aversión desde el principio cuando encuentran entre ellos a alguien demasiado inteligente en un sentido racionalista. No les gusta. En su concepción instintiva de él hay algo que, si lo seguimos, conduce finalmente a tales conexiones.

Ahora quiero que consideren todas estas cosas en relación con nuestro tema principal. En el último tercio del siglo XIX y principios del XX se podían encontrar espíritus humanos así. Están entre los más interesantes. Un renacido Heinrich von Ofterdingen, que tuvo que ver con el mago más negro de su tiempo, con Klingsor, resulta de hecho de lo más interesante en su intelecto racionalista actual.

Vemos aquí cuán grandes son las dificultades cuando uno desea acercarse correcta y rectamente a la sabiduría de las estrellas. En efecto, el verdadero acercamiento a la sabiduría de las estrellas, que necesitamos para penetrar en los hechos del karma, sólo es posible a la luz de una verdadera visión de la regencia de Micael. Sólo es posible al lado de Micael.

Hoy les he mostrado un solo ejemplo: el ejemplo de aquel que fue el arquetipo de Strader. Esto les mostrará a su vez, cómo a través de toda la realidad del tiempo moderno ha surgido una cierta corriente de vida espiritual que hace muy difícil acercarse con una mente abierta a la ciencia de las estrellas, y a la ciencia, también, del karma. Pero por difícil que sea, puede hacerse. A pesar de los ataques que pueden provenir de los sectores que he descrito hoy, podemos avanzar con seguridad y acercarnos a la sabiduría de las estrellas y a la configuración real del karma. En cuanto a cómo son posibles estas cosas, mañana les contaré más.

Traducido por J.Luelmo nov.2023

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919