GA091 Haubinda, 8 de agosto de 1905 - Los órganos sensoriales de la La Luna

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 RUDOLF STEINER. 

EL SER HUMANO, LA NATURALEZA Y EL COSMOS   

LOS ÓRGANOS SENSORIALES DE LA LUNA

Haubinda, 8 de agosto de 1905

Las expresiones populares de la gente sencilla suelen encerrar algo tremendamente importante. El lenguaje no es una creación fortuita. En las construcciones lingüísticas se reconoce el auténtico espíritu. A veces, una frase revela los secretos más profundos de la existencia. Hemos hablado del traspaso de las entidades; este paso, este salto más allá de un cierto punto, lo encontramos en todas partes. Recordemos que el ser humano está compuesto por sus tres cuerpos inferiores. Estos tres cuerpos han sido construidos y perfeccionados gradualmente por la humanidad. En la Tierra apareció el yo verdadero.

Durante la tercera ronda en la Luna, el ser humano vivía en una conciencia similar a un sueño. No veía los colores en los objetos, sino que el color vivía como una formación ante su alma. /Laguna en la transcripción]

En la Tierra, la conciencia figurativa se transforma en conciencia objetiva. El color se superpone al objeto. El hecho de que percibamos algo depende de que tengamos órganos sensoriales. Si el habitante de la Luna percibía algo, tenía que tener sentidos; los tenía, flores de loto que giraban hacia el lado opuesto. ¿En qué cuerpo se encontraban estos órganos sensoriales lunares? En el doble cuerpo etérico propiamente dicho. En el pralaya, estos órganos sensoriales lunares desaparecieron y surgió el cuerpo sensorial, que tiene las fuerzas que forman los ojos, los oídos, etc. El yo como tal también estaba presente durante la existencia lunar, pero de forma inconsciente. En la Tierra, el yo mira a través de los órganos sensoriales con la ayuda de este cuerpo sensorial y percibe. Al estar el yo dentro del cuerpo sensorial, solo tiene conciencia mientras puede mirar hacia fuera. Cuando no puede hacerlo, —en la muerte—, la conciencia se interrumpe.


 El siguiente nivel consiste en que el yo se adentre en el mismo mundo que percibe desde fuera. En la Luna, el objeto se percibía como una imagen; en la Tierra, el ser humano ha proyectado estas imágenes sobre los objetos. Ahora se desliza dentro de estos objetos/imágenes y se fusiona con ellos. A esto se le llama «la vida en el cuerpo causal». Significa salir de uno mismo. Si esta salida se hace demasiado pronto o de forma incorrecta, el ser humano perdería la conexión con sus sentidos.

[Laguna en la transcripción]

Esta gravedad debe desarrollarse con especial intensidad en la formación oculta.

La locura no es más que la pérdida de la armonía con el mundo exterior. Esto ocurre en todos los desarrollos anormales. El alma ha salido del cuerpo sensorial y se encuentra, en realidad, fuera. Se «desborda».

El lenguaje es un poderoso factor cultural en el desarrollo. Los grandes iniciados incorporan al lenguaje lo que debe expresarse a lo largo de muchos siglos. En Alemania debía expresarse la mística cristiana. Esta enseña que Cristo vive en Jesús, mientras que las lenguas orientales enseñan el triple Logos. Ambas cosas no se excluyen mutuamente.

El nombre inefable.

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