GA027-15 El procedimiento terapéutico

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CAPÍTULO XV


Nuestro conocimiento de los efectos de las sustancias terapéuticas se basa en la comprensión del desarrollo de las fuerzas en el mundo externo al ser humano. Porque, para llevar a cabo un proceso de curación, debemos introducir en el organismo sustancias que se distribuyan en él de tal manera que el proceso de la enfermedad se transforme gradualmente en algo normal. La naturaleza esencial de un proceso de enfermedad consiste en que en el organismo ocurre algo que no se integra en el conjunto de sus actividades. Tal proceso de enfermedad tiene esto en común con un proceso similar en la naturaleza exterior.

Podemos decir: Cuando dentro del organismo surge un proceso similar al de la naturaleza externa, se produce la enfermedad. Este proceso puede afectar al organismo físico o al etérico. El cuerpo astral o el yo tendrán entonces que realizar una tarea que normalmente no cumplen. En un período de la vida en el que deberían desarrollarse en la libre actividad del alma, deben volver a una etapa anterior -incluso en muchos casos hasta el período embrionario- y entonces tienen que ayudar a crear formaciones físicas y etéricas que ya deberían haber pasado al dominio del organismo físico y etérico, pues en los primeros períodos de la vida humana estas formaciones son, de hecho, proporcionadas por el cuerpo astral y la organización del yo; sólo después son asumidas por los cuerpos físico y etérico sin ayuda. Todo el desarrollo del organismo humano se basa en este principio; originalmente toda la forma y configuración del cuerpo físico y etérico procede de la actividad del cuerpo astral y de la organización del yo; luego, con el aumento de la edad, las actividades del astral y del yo dentro de la organización física y etérica van por sí mismas. Pero si no lo hacen, el cuerpo astral y la organización del yo tendrán que intervenir en una etapa posterior de su desarrollo de una manera para la que ya no están debidamente adaptados.

Supongamos que se trata de trastornos del bajo vientre. Las organizaciones físicas y etéricas están dejando de realizar, en las partes correspondientes del cuerpo humano, las actividades que les fueron transmitidas en una edad anterior de la vida. Las actividades astrales y del ego deben intervenir. Debido a esto, se debilitan para otras funciones en el organismo. Ya no están presentes donde deberían estar - por ejemplo, en la formación de los nervios que van a los músculos. Como resultado, surgen síntomas paralíticos en ciertas partes del cuerpo.

Entonces será necesario introducir en el cuerpo sustancias que puedan aliviar la organización astral y del yo de la actividad que no les corresponde. Encontramos que los procesos que actúan en la formación de poderosos aceites etéricos en el organismo vegetal, especialmente en la formación de la flor, son capaces de cumplir este propósito. Lo mismo ocurre con ciertas sustancias que contienen fósforo. Pero hay que procurar que el fósforo esté mezclado con otras sustancias de manera que despliegue su acción en el tracto intestinal y no en el metabolismo que se encuentra más allá.

Si se trata de afecciones inflamatorias en la piel, también aquí el cuerpo astral y la organización del yo despliegan una actividad anormal. Se alejan entonces de las influencias que deberían ejercer sobre los órganos situados más internamente. Reducen la sensibilidad de los órganos internos. Estos, a su vez, debido a su menor sensibilidad, dejarán de realizar sus funciones propias. De esta manera pueden surgir condiciones anormales, por ejemplo en la acción del hígado, y la digestión puede ser influenciada incorrectamente. Si ahora introducimos el ácido silícico en el organismo, se alivian las actividades que el organismo astral y el ego han estado dedicando a la piel. La actividad interior normal de este organismo se libera de nuevo y se inicia así un proceso de curación.

Otras veces, podemos encontrarnos con condiciones de enfermedad que se manifiestan en palpitaciones; en tal caso, una acción irregular del organismo astral está influyendo en la circulación de la sangre. Esta actividad astral se debilita entonces para los procesos en el cerebro. Surgen condiciones epileptiformes, ya que la actividad astral debilitada en el organismo de la cabeza implica una tensión y un esfuerzo indebidos de las actividades etéricas de esa región. Podemos introducir en el sistema la sustancia gomosa que se obtiene del Levisticum (apio de monte) - como decocción, o preferiblemente en la forma ligeramente modificada de un preparado - entonces la actividad del cuerpo astral, erróneamente absorbida por la circulación, se libera, y se produce el fortalecimiento de la organización cerebral.

En todos estos casos, la dirección real de las actividades de la enfermedad debe determinarse mediante un diagnóstico adecuado. Tomemos el último caso mencionado. Puede ser que la perturbación en la interacción de los cuerpos etérico y astral proceda originalmente de la circulación. En ese caso, los síntomas cerebrales son una consecuencia. Podemos proceder a una cura según las líneas descritas anteriormente.

Pero también puede ocurrir lo contrario. La causa original de la irregularidad puede surgir entre las actividades astral y etérica en el sistema cerebral. Entonces la circulación irregular y la actividad cardíaca anormal serán la consecuencia. En tal caso tendremos que introducir sulfatos, por ejemplo, en el proceso metabólico. Éstos actúan sobre la organización etérica del cerebro de tal manera que suscitan en él una intensa fuerza de atracción hacia el cuerpo astral. El efecto puede observarse como la consiguiente mejora en la iniciativa del pensamiento, en la esfera de la voluntad y en el estado general de compostura y control del paciente. Probablemente será necesario entonces complementar este tratamiento con el uso, por ejemplo, de una sal de cobre, para ayudar a las fuerzas astrales a obtener su renovada influencia sobre el sistema circulatorio.

Observaremos que el organismo en su conjunto vuelve a su actividad regular cuando la acción excesiva del organismo astral y del ego en alguna parte del cuerpo, condicionada por lo físico y lo etérico, es sustituida por una actividad que ha sido inducida externamente. El organismo tiene la tendencia a equilibrar sus propias deficiencias. Por lo tanto, se restablecerá a sí mismo si una irregularidad existente puede ser regulada artificialmente por un tiempo, combatiendo el proceso anormal, que fue inducido internamente y debe ser hecho cesar, con un proceso similar provocado externamente.

Traducido por J.Luelmo junio2021

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