GA196 Dornach 20 de febrero de 1920 El desarrollo histórico del imperialismo

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El desarrollo histórico del imperialismo

RUDOLF STEINER



primera conferencia

Dornach 20 de febrero de 1920

La conferencia de hoy será como una especie de intercalación en nuestras consideraciones, porque me gustaría que nuestros amigos ingleses, que pronto se irán a casa, puedan llevarse consigo lo más posible. Por lo tanto, estructuraré esta conferencia para que sea lo más efectiva posible. Hoy me gustaría, al principio históricamente, no tanto referirme al presente, (que tal vez pueda hacerse mañana), decir algo históricamente sobre el imperialismo, pero en un sentido científico-espiritual.

El imperialismo es un fenómeno muy debatido recientemente, y debatido por aquellos que son más o menos conscientes de su relación con los fenómenos totales de la actualidad. Pero cuando se debaten tales cosas, lo que no se tiene en cuenta, o al menos no lo suficiente, es que vivimos dentro del curso histórico de los acontecimientos, que nos encontramos en una época evolutiva histórica muy definida y que solo podemos entender esta época evolutiva si sabemos de dónde provienen los fenómenos que nos rodean, y en los que vivimos.

Básicamente, lo que hoy es un imperialismo más eficaz y lo que en el futuro demostrará ser aún más eficaz (cuyo máximo exponente será el pueblo anglo-americano). En lo que respecta a su nombre, ha demostrado ser algo nuevo: el imperialismo económico. Pero lo más importante es el hecho de que todo lo que se dice sobre este imperialismo económico es falso, se diría que todo parece estar suspendido en el aire, lo cual induce más o menos conscientemente a la falsedad. Por tanto, para reconocer en estos tiempos cómo difieren completamente las realidades, de lo que se dice sobre ellas, es necesaria una observación más profunda del curso histórico de los acontecimientos.

Solo necesito mencionar un elemento de los fenómenos actuales para caracterizar la capacidad de juicio del público. Hemos experimentado cómo Woodrow Wilson ha sido glorificado en varias partes de Europa inicialmente, y finalmente incluso en Alemania. Nuestros amigos suizos saben muy bien que mientras Woodrow Wilson estaba siendo glorificado, yo desde Suiza siempre hablé en contra de él en los términos más marcados, por lo que es hoy Woodrow Wilson, por supuesto que también lo era cuando el mundo entero lo glorificaba. (Ya han salido informes, aunque no puedo decir si se ajustan a la verdad, que en Estados Unidos están pensando en declararlo no apto para gobernar, ya que hay dudas sobre su juicio). La capacidad del público para juzgar, tal como van las cosas en todo el mundo hoy, quedan suficientemente definidas con tales cosas.

Solo tiene uno que recordar una segunda cosa. Durante cuatro de los últimos cinco años, se ha hablado de una cantidad enorme de cosas bonitas: la autodeterminación de los pueblos, etc. Todas estas cosas no eran ciertas, porque lo que escondían era algo completamente diferente, era por supuesto, una cuestión de poder. Y para entender de qué se trata, qué es lo que se dice, se piensa y se juzga, es necesario volver a las realidades. Y cuando se consideran cosas como el imperialismo, ("Liga de la Federación Imperial" es como se designan oficialmente en Inglaterra desde principios del siglo XX,) debemos darnos cuenta de que son el resultado reciente de una evolución y que se remontan a un pasado remoto, y solo puede explicarse por una verdadera consideración de la historia.

No pretendemos ahondar tanto en el pasado como cabría hacer al estudiar la evolución espiritual de la humanidad, pero sí queremos retroceder al menos varios siglos antes de la era cristiana. Encontramos expansiones imperialistas en Asia, y una variación de tales imperios en Egipto. Lo más característico del impulso asiático son, por ejemplo, el imperio persa históricamente conocido y, especialmente, el imperio asirio. Pero no es suficiente con estudiar esta primera fase del imperialismo únicamente en su última etapa históricamente conocida del imperio asirio, simplemente porque las motivaciones que dominan el imperio asirio no pueden entenderse si no nos volvemos hacia las condiciones orientales incluso anteriores. Incluso en China, cuya plena organización se remonta tan atrás, que la organización de los últimos tiempos ha cambiado tanto que no se reconoce el verdadero carácter de un imperialismo oriental, tal como alguna vez debió existir. Sin embargo, las condiciones que son conocidas históricamente permiten ver cuáles son los fundamentos.

No podemos entender el antiguo imperialismo oriental sin conocer la relación consciente entre los habitantes de una región, digamos un imperio, y lo que hoy llamaríamos el gobernante o los gobernantes de ese imperio. Porque, por supuesto, nuestros términos para definir gobernante o rey, etc., ya no expresan los sentimientos sobre el gobernante o los gobernantes. Es muy difícil comprender los sentimientos de las personas en general del siglo III al IV antes de la era cristiana porque hoy en día es difícil tener en cuenta cómo se sentían las personas en aquellos tiempos antiguos acerca de la relación del mundo físico con el mundo espiritual. Hoy en día, la mayoría de la gente cree, si es que cree que exista un mundo espiritual, que está en algún lugar distante en el más allá. Y cuando se habla del mundo espiritual, (y en el futuro nuevamente se tendrá que hablar de él pues se hará presente entre nosotros tal como lo está el mundo sensorial), entonces el resultado es lo que ha llevado, por ejemplo, a la mentalidad protestante. Pero la naturaleza esencial de los tiempos antiguos es que no se hacía distinción entre los mundos físico y espiritual.

Tanto es así que cuando la gente de hoy hace referencia a los tiempos antiguos, difícilmente pueden hacerse una idea consistente, porque la forma de pensar era muy diferente de como es hoy. La realidad era que los gobernantes eran una casta gobernante, y los esclavos, eran la población gobernada, no era algo llamado realidad física, sino que era simultáneamente la realidad, física y la realidad espiritual. Y ¿qué era el gobernante de un imperio oriental? El gobernante del imperio oriental era Dios. Y para la gente de aquellos tiempos no había Dios más allá de las nubes, ni ningún coro de espíritus que rodeara al Dios más alto, (esa visión llegó más tarde), sino que lo que hoy llamaríamos ministros o bufones de la corte, en tono algo irrespetuoso, eran seres de naturaleza divina. Porque era obvio que debido a la misteriosa educación por la que habían pasado, se habían convertido en algo más grande que la gente común. Eran admirados, tal como la mentalidad protestante admira a su Dios o ciertos círculos más liberales admiran a sus ángeles invisibles y demás. Los ángeles extra invisibles o un Dios invisible súprasensible extra no existían para la gente del antiguo oriente. Todo lo espiritual vivió en el hombre. En el hombre común vivía un alma humana. En aquellos a quienes hoy llamaríamos gobernantes, vivía un alma divina, un Dios.

El concepto realmente existente de un imperio de dios, que al mismo tiempo era un imperio físico, ya no se tiene en cuenta. Que un rey tenga poder y dignidad reales divinos se considera absurdo hoy, pero era una realidad en el imperialismo oriental.

Como mencioné, se encontró una variante en Egipto, porque allí hallamos la verdadera transición a una forma posterior. Si retrocedemos a la forma más antigua de imperialismo, vemos que estaba basada en que el rey es Dios que se ha aparecido real y físicamente en la tierra, el hijo del cielo aparecido físicamente en la tierra, incluso que era el padre del cielo. Esto es tan paradójico para la mente contemporánea, que parece increíble, pero es así. Podemos aprender de los documentos asirios cómo se justificaban las conquistas. Simplemente se llevaban a cabo. La justificación consistía en que tenían que expandir más y más el imperio de Dios. Cuando se conquistaba un territorio y los habitantes se convertían en súbditos, tenían que adorar al conquistador como su dios. Durante aquellos tiempos, nadie pensaba en difundir ningún tipo de visión del mundo. ¿Para qué habría hecho falta? Cuando el pueblo conquistado reconocía abiertamente al conquistador, lo seguía, después todo estaba en orden, podían creer lo que quisieran. La creencia, la opinión personal, no se tenía en cuenta en la antigüedad, a nadie le importaba.

Esa fue la primera forma en la que apareció el imperialismo. La segunda forma fue cuando el gobernante, el que debía desempeñar un papel principal, no era el mismo dios, sino el enviado del dios, o inspirado por el dios, imbuido con la divinidad.

Las primeras fases del imperialismo se caracterizaban por realidades. Cuando un gobernante oriental de la antigüedad aparecía ante su pueblo, era en todo su esplendor, porque como dios tenía derecho a usar esa vestimenta. Era la vestimenta de un dios. Así era un dios. Ello significaba que lo que vestía el gobernante era la moda de los dioses. Y sus paladines no eran meros burócratas, sino seres superiores que lo acompañaban y hacían lo que hacían gracias al poder de los seres superiores.

Luego llegó el tiempo, como ya he dicho, en que el regente y sus paladines aparecían como enviados de Dios, como imbuidos con la divinidad, como sus representantes. Eso está muy claro en Dionisio el Areopagita. Lean sus escritos, donde describe la jerarquía completa, desde los diáconos, archidiáconos, obispos, arzobispos, hasta toda la jerarquía de la iglesia. ¿Como lo hace? Dionisio el Areopagita lo presenta como si en esta jerarquía terrenal de la iglesia fuese el reflejo de lo que Dios con sus arcángeles y ángeles es, por supuesto, suprasensibles. Así pues arriba tenemos la jerarquía celestial y debajo su imagen reflejada, la jerarquía mundana. La gente de la jerarquía mundana, los diáconos, los archidiáconos, visten ciertas ropas y realizan sus rituales; Son símbolos. La primera fase se caracterizaba por realidades, la segunda fase se caracterizaba por signos, por símbolos. Pero esto más o menos ha sido olvidado. Incluso los católicos entienden poco del hecho de que los diáconos, sacerdotes, obispos, arzobispos son los representantes de las jerarquías celestiales. Esto ha sido mayormente olvidado.

Con el avance del imperialismo se produjo una división, una división real. Por un lado, los líderes tendían más a ser representantes sacerdotales divinos, donde los sacerdotes eran reyes; Por otro lado, la tendencia hacia lo secular, aunque todavía por la gracia de Dios. Básicamente, estas fueron las dos formas: las iglesias y los imperios.

Durante los inicios del imperialismo, cuando todo era realidad física, algo así habría sido impensable. Pero en la segunda fase del imperialismo se produjo la división. Por un lado, más secular, pero sin embargo representativo de Dios; por otro lado, más orientado a la iglesia, también representativo de Dios. Ese sistema se mantuvo hasta la Edad Media e incluso diría, que hasta el año 1806, aunque más bien como una sombra, que se mantenía en reyes y paladines como representantes de Dios. La propagación de la Iglesia Católica Romana tendió más hacia los sacerdotes. Pero donde este fenómeno del representante o enviado de Dios, que duró toda la Edad Media, se mantuvo con mayor fuerza, fue en el llamado Sacro Imperio Romano de la Nación Alemana, que finalmente desapareció en 1806. En el término "Sacro" recuerda un halo de lo que era divino en la tierra durante los tiempos antiguos; "Romano" indica la procedencia, dónde se originó; "Nación alemana" era lo que cubría, el elemento más secular.

Por lo tanto, en la segunda fase del imperialismo ya no solo tenemos el imperialismo ungido de la Iglesia, sino que en los imperios subsisten la enmarañada red de lo ungido divino y lo secular. Eso ya comenzó en el antiguo Imperio Romano durante los tiempos pre-cristianos y se extendió hasta finales de la Edad Media. Pero este Sacro Imperio Romano imperial de la nación alemana siempre tuvo un doble carácter. Recuerden que se remonta a Karlo Magno. Pero Carlos el Grande, (Carlomagno), fue coronado por el Papa en Roma. Por consiguiente, la dignidad real se convirtió en un símbolo, de modo que lo que existía aquí en la tierra física ya no era realidad. La gente de la Edad Media no adoraba a Carlomagno y a Otto I como dioses, como ocurría en tiempos más antiguos, sino que veían en ellos a sus piadosos representantes. Y eso tenía que ser continuamente confirmado, ya que, por supuesto, cada vez se volvía más débil en la conciencia. Pero aún conservaba una realidad simbólica, una realidad de signos. Estos emperadores del Sacro Imperio Romano de la Nación alemana fueron a Roma para que el Papa los coronase. El rey Istwan I, también fue coronado rey de Hungría por el Papa en el año 1000. La unción, y por lo tanto el poder, le fue otorgado a los gobernantes del mundo por el clero.

Existía la creencia de que la incorporación de otros pueblos al imperio estaba justificada. Incluso Dante creía que el emperador del Sacro Imperio Romano tenía justificación para gobernar el mundo entero. Así pues, incluso en Dante se encuentra la fórmula para el imperialismo.

En las fábulas y en otras tradiciones en las que los eventos de la historia se cristalizan en la conciencia humana, las cosas se expresan desde varios puntos de vista, no solo uno. Podríamos decir que en los siglos XI y XII en Europa existía la conciencia, no clara, más bien como un sentimiento, de que una vez en la antigüedad en el Oriente en la tierra física, vivían hombres que eran dioses. No pensaban que fuera una superstición, oh no, más bien pensaban que esos dioses ya no podían vivir en la tierra por lo mala que se había vuelto la tierra. Eso se ha perdido, lo que hacía que los hombres se volviesen dioses, el "Santo Grial" se ha perdido y ahora, en Europa Central, solo se puede encontrar de la manera en que Percival lo encontró: se busca la forma de encontrar a Dios dentro, mientras que el dios anterior era un realidad en el imperio. Ahora el imperio es simplemente una suma de símbolos, de signos, y hay que encontrar el espíritu en los símbolos.

De todas las cosas que alguna vez existieron, solo quedan remanentes. La realidad está amortiguada. Quedan remanentes, remanentes del tipo más diverso. En general, mientras las cosas son reales, definidas, más tarde se volverán ambiguas. Y así, en Europa, la diversidad creció a partir de una realidad clara. Mientras el Sacro Imperio Romano significara algo en la conciencia humana, el representante del imperio era lo suficientemente poderoso y competente como para someter a los que simbolizan los ángeles individuales, los príncipes locales, ya que esa conciencia incluía el derecho del emperador a hacerlo. Pero su derecho radicaba más o menos en algo ideal, que perdía cada vez más su significado, y los príncipes locales permanecían. Así que tenemos en el Sacro Imperio Romano algo que gradualmente fue exprimiendo su sustancia interna hasta que solo quedó el exterior. La conciencia de que los hombres terrenales eran representantes de Dios se perdió. Y la expresión del hecho de que la gente ya no creía que ciertas personas fueran representantes de Dios es protestantismo: protesta contra la idea de los hombres como representantes de Dios.

Si el principio del protestantismo hubiera penetrado rigurosamente, ningún príncipe podría haber sido coronado "por la gracia de Dios" nuevamente. Pero tales cosas quedaron como remanentes. Estos remanentes permanecieron hasta 1918, después desaparecieron. Estos remanentes, que ya habían perdido todo su significado interno, permanecieron como apariencias externas hasta entonces. Los príncipes alemanes locales eran las apariencias externas; solo tenían significado en aquellos tiempos antiguos cuando eran símbolos de un inspirador reino de los cielos.

Quedaron otros restos. No hace mucho tiempo, un obispo centroeuropeo escribió una carta pastoral, tal vez él era un arzobispo. En esa carta pastoral, más o menos afirmaba que el sacerdote católico es más poderoso que Jesucristo por la simple razón de que cuando el sacerdote católico realiza la transubstanciación en el altar, Jesucristo debe estar presente en el Sanctissimum, en la Hostia. La transubstanciación realmente debe tener lugar a través del poder del sacerdote. Significa que la acción realizada por el sacerdote obliga al Cristo Jesús a estar presente en el altar. ¡Por lo tanto, el más poderoso no es el Cristo Jesús, sino el que realiza la transubstanciación en el altar!

Si deseamos comprender algo que, como dije, apareció en una carta pastoral hace unos años, debemos retroceder, no a los tiempos del segundo imperialismo, sino a los tiempos del primer imperialismo, muchos de los elementos que se retienen en la Iglesia Católica y sus instituciones. Ahí reside el remanente de la conciencia según la cual, aquellos que gobiernan en la tierra son los dioses, mientras que el Cristo Jesús es solo el hijo de Dios. Lo que estaba escrito en esa carta pastoral es, por supuesto, una imposibilidad para la mentalidad protestante, así como para hoy es casi imposible creer que hace miles de años la gente realmente viese al gobernante como Dios. Pero todos estos son factores históricos reales, hechos reales que desempeñaban un papel histórico y todavía están presentes hoy.

Estas realidades anteriores juegan un papel importante en los eventos posteriores. Basta con mirar cómo se ha extendido el Islam. Ciertamente, Mahoma nunca dijo: Mahoma es tu Dios, como habría dicho miles de años antes un regente oriental. Se limitó a lo que más correspondía a aquellos tiempos: hay un Dios, y Mahoma es su profeta. En la conciencia de la gente, él era el representante de Dios, la segunda fase del imperialismo. La forma en que se extendió el Islam, sin embargo, correspondió a la primera fase. Porque los musulmanes nunca han sido intolerantes con otras creencias como lo fueron otros. Los musulmanes se contentaban con derrotar a los demás y convertirlos en sus súbditos, tal como se hacía en los tiempos antiguos cuando no se requería una profesión de fe, porque les resultaba indiferente lo que creyeran bastaba con que reconocieran a Dios.

Y en el zarismo, en el despotismo ruso, también quedaba algo de la primera fase del imperialismo, fuertemente influenciada por la segunda. La forma en que el zar era reconocido por sus súbditos se remonta, al menos parcialmente, a la primera fase del imperialismo. No se trataba tanto de lo que estaba en la conciencia del pueblo ruso, ya que el gobierno de los zares se basaba en los elementos germánicos y mongoles más que en el propio campesinado ruso.

Nos acercamos ahora a la tercera fase del imperialismo. El cual se reformuló desde principios del siglo XX, cuando Chamberlain y su gente acuñaron la expresión "Liga de la Federación Imperial", pero las causas se remontan a la segunda mitad del siglo XVII, cuando en Inglaterra tuvo lugar aquella gran convulsión como resultado de la cual, en todas partes del oeste donde vivía el pueblo angloamericano, el rey, que antes había sido Dios, entonces ungido, se convirtió en una especie de mera sombra: no se puede decir exactamente una decoración, sino algo más tolerado que tomado en serio.

Previas a lo que podemos llamar la voluntad del pueblo, los pueblos de habla inglesa brindan otras condiciones tales como el sistema de votación, que, digamos, los franceses, los pueblos latinos en general no aportan. Los pueblos latinos, especialmente los franceses, ciertamente llevaron a cabo la revolución del siglo XVIII, pero el pueblo francés de hoy es más real que ningún otro. Ser real no solo significa tener un rey en el trono. Naturalmente, una persona cuya cabeza ha sido cortada no puede correr; pero los franceses como pueblo son reales, imperialistas, sin tener un rey. Tiene que ver con el estado de ánimo del alma. Este sentimiento de "todos son uno", la conciencia nacional, es un remanente real de la mentalidad de Luis IV.

Pero los pueblos anglófonos aportaron otras condiciones previas a lo que podríamos llamar la voluntad del pueblo. Y poco a poco esto se convirtió en lo que los parlamentos elegidos decidían, y así se desarrolló la tercera forma de imperialismo, que fue reformulada por Chamberlain y otros. Pero hoy queremos considerar este tercer imperialismo anímicamente.

El primer imperialismo tenía realidades: para la mentalidad de las otras personas una persona era el Dios. Sus paladines eran los dioses que lo rodeaban, semidioses. Segunda forma de imperialismo: lo que había en la tierra era el signo, el símbolo. Dios actuaba dentro de aquellos hombres. Tercera forma de imperialismo: así como la evolución anterior pasó de realidades a signos y símbolos, ahora el desarrollo pasa de símbolos a tópicos.

Piensen justamente en los fundamentos de ese imperialismo, cuyos elementos dominantes son clichés vacíos: durante el primer imperialismo los reyes, en el segundo imperialismo los ungidos, ahora los tópicos. De las decisiones mayoritarias, por supuesto, nada resulta real, solo un tópico dominante. La realidad permanece oculta. Y ahora llegamos a un factor importante en el que se basa la realidad: el sistema de colonización. La colonización jugó un papel importante en el desarrollo de este tercer imperialismo. La "Liga de la Federación Imperial" resume los medios para extender el imperialismo a las colonias. Pero, ¿cómo pasan las colonias a convertirse en parte del imperio? Piense en casos reales. Los aventureros que ya no encajan correctamente en el imperio, que son de baja estofa, se marchan a las colonias, se hacen ricos y luego regresan a gastarse sus riquezas en su tierra, pero eso no los hace respetables, siguen siendo considerados como aventureros, bohemios. Así es como se crea el imperio colonial. Esa es la realidad que esconden los tópicos vacíos. Pero quedan los remanentes. Del mismo modo que los símbolos y los tópicos vacíos permanecen como remanentes de las realidades originales, o las coronas simbólicas de los príncipes y zares, también permanece en las realidades de las empresas, algo de la mala fama de los colonos. El hijo del aventurero pierde la mala fama, ¿verdad? Ya es mas idóneo. El nieto lo es aún mas y llega un momento en que todo alcanza idoneidad. Los tópicos vanos pasan ahora a tomar posesión de lo que es idóneo. Los tópicos vanos ahora se identifican con la verdadera realidad. Ahora el estado puede extender sus alas, se convierte en el protector y todo se ha vuelto honesto.

Es necesario llamar a las cosas por sus nombres reales, aunque los nombres rara vez describen la realidad. Y es necesario, porque solo así podemos entender a qué tareas y responsabilidades se enfrenta la humanidad en estos tiempos. Solo así es posible darse cuenta de qué realmente es una fábula convenientemente llamada historia, el significado de la historia que se enseña en las escuelas y universidades. Esa historia no llama a las cosas por sus nombres reales. Por el contrario, su efecto esos nombres describen lo que es falso.

Lo que acabo de describirles es algo terrible, ¿no? Pero ya ven, se trata de guiar los sentimientos hacia las responsabilidades. Consideremos ahora el otro lado. Consideremos un imperio muy antiguo. Para la mente de aquellas poblaciones era una realidad terrenal; El sacerdote-rey había venido de los misterios. La segunda ya no era la realidad terrenal, era simbólica. Quedaron ya muy atrás aquellas joyas piadosas que llevaban los gobernantes y sus paladines en los antiguos imperios orientales, comparado con las medallas "Roter Adler" [Águila Roja] que mucho después colgaban de los cuellos de las personas. Pero así es como evolucionaron las cosas. Se pasó de la realidad a la nada, ni siquiera un signo o símbolo, sino básicamente la expresión del tópico vacío. Finalmente, este sistema de tópicos vacíos, que se ha extendido desde el oeste al resto del mundo, ha penetrado en los asuntos públicos. Incluso me he reunido con los consejeros de la corte, que de todos modos tienen pocos consejos que dar, pero ¿qué pasa con los títulos de consejeros de la corte? Son solo un tópico vacío cuelga de ciertas personas y todo permanece como antes

Mientras que en la primera fase se pensaba que la realidad física era espiritual, en el futuro esta realidad física ya no puede considerarse espiritual. Sin embargo, lo espiritual debe estar presente aquí en el mundo físico. Eso significa que la realidad espiritual debe existir junto con la realidad física. El ser humano debe moverse por aquí dentro de la realidad física, y reconocer una realidad espiritual, debe hablar de ella como algo real, súprasensible, invisible, pero que existe, que debe establecerse entre nosotros.

He dicho algo bastante terrible: sobre los tópicos. Pero si el mundo no se hubiera vuelto tan orientado hacia los tópicos, no habría lugar para la introducción de un imperio espiritual. Precisamente porque todo lo antiguo se ha convertido en un tópico, se ha creado un espacio en el que puede entrar el imperio espiritual. Especialmente en el oeste, en el mundo angloamericano, la gente continuará hablando en la terminología habitual, de cosas que vienen del pasado. Continuará rodando como una pelota. Rodará en las palabras. Puede encontrar innumerables expresiones, especialmente en el oeste, que han perdido todo significado, pero aún se usan. Pero no solo en estas expresiones, sino en todo lo descrito por las antiguas palabras, vive el tópico vacío, en el que no hay realidad, porque se ha exprimido. Ahí es donde lo espiritual, que no tiene nada de lo antiguo a lo que poder aferrarse. Lo antiguo primero debe convertirse en un tópico, todo lo que continúa rodando en el lenguaje debe desecharse, e ingresar algo completamente nuevo, que solo puede propagarse como un mundo del espíritu.

Solo entonces puede haber un reino de Cristo en la tierra. Porque en ese imperio debe existir una realidad: "Mi reino no es de este mundo". En el reino de este mundo, en el que se propagará el reino de Cristo, existirá mucho que no se ha convertido en un lugar vacío. Pero en el mundo occidental, todo lo que se originó en la antigüedad está destinado a convertirse en un tópico. Sí, en el oeste, en el mundo angloamericano, toda la tradición humana se convertirá en un tópico. Por lo tanto, existe la responsabilidad de llenar el recipiente vacío con espíritu, sobre lo cual se puede decir: "¡Este reino no es de este mundo!" Esa es la gran responsabilidad. Lo importante no es cómo surgió algo, sino qué hacemos con lo que sucedió. Esa es la situación.

Mañana hablaremos sobre lo que se puede hacer, porque subterráneamente, especialmente en los países occidentales, las sociedades secretas son más activas, tratando de insertar la segunda fase del imperialismo en la tercera. Porque en el pueblo angloamericano tienes dos imperialismos juntos, el económico de un chambelán y el imperialismo simbólico de las sociedades secretas, que juegan un papel muy eficaz, pero que se mantiene a escondidas del pueblo.

Traducido por Julio Luelmo mayo 2020

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