GA149-Leipzig 31 de diciembre de 1913 Misterios egipcios y caldeos- misterios griegos

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CRISTO Y EL MUNDO ESPIRITUAL

GA149

Leipzig 31 de diciembre de 1913



IV conferencia

Secuelas del triple evento de Cristo en la era post-Atlante.  Misterios egipcios y caldeos: astrología. Misterios griegos

Ayer hablamos de cómo se llevó a cabo la preparación para lo que había de ocurrir para la evolución de la humanidad a través del Misterio del Gólgota. Hablamos de las tres impregnaciones de un Ser de las Jerarquías superiores por el Cristo, y en la maravillosa aparición del Apolo griego encontramos un eco de lo que había tenido lugar al final de la época atlante, como una lejana prefiguración del Misterio del Gólgota.

Ahora tenemos que indagar cómo se manifiestan los efectos de esto en la evolución de la humanidad. En primer lugar, será necesario decir algo sobre las características básicas de las imágenes del mundo que aparecieron en los tiempos postatlantes como ecos o efectos posteriores del triple acontecimiento crístico, pues éste, como hemos visto, llegó a una cierta conclusión al final de la Era Atlante.

Tratemos de profundizar en las características fundamentales de estas imágenes del mundo. Surgieron como secuela en las almas humanas de todo lo que describí ayer. Estas imágenes del mundo postatlantes son, en efecto, los reflejos del triple acontecimiento crístico en las almas de la humanidad postatlante. Desde este punto de vista, sólo tenemos que decir algunas palabras sobre la primera época post-atlante. Sabemos que en términos de espiritualidad fue la época postatlante más elevada hasta ahora, pero que lo que las almas de los santos Rishis y sus discípulos recibieron de ella estaba menos penetrado por los Misterios de los que hablé ayer.

La primera imagen del mundo postatlante que mostró un efecto directo del triple acontecimiento de Cristo fue la que surgió del impulso de Zaratustra. Debo señalar aquí, entre paréntesis, que tendré que introducir palabras que -por la forma en que se usan hoy- tienen un sonido seco, abstracto, incluso pedante; pero, por más que se busque en el lenguaje, no hay otras palabras disponibles. Por eso quiero apelar a vuestras almas para que entendáis por estas palabras algo mucho más espiritual que todo lo que pueden significar para la y la erudición de la época actual.

Desde el punto de vista que aquí interesa, quisiera asociar la cosmovisión de zaratustra con la "Cronología". Ésta mira más allá de los dos Seres, Ahura Mazdao y Ahriman, hacia el obrar del Tiempo - Zervan Akarana. Pero no el Tiempo abstracto en el que pensamos hoy, sino el Tiempo visto como un Ser vivo y suprapersonal. De este Ser proceden los gobernantes del Tiempo; en primer lugar los Amshaspands, los Seres espirituales que están simbolizados en el espacio cósmico por los signos del Zodíaco. A través del número seis -o doce si contamos en sus antípodas- gobiernan a los Izeds, que están por debajo de ellos y son 28-31. Los Izeds son espíritus de tipo inferior, servidores de los altos Seres del Tiempo; regulando los días del mes.

La conciencia de Zaratustra observó la maravillosa armonía que actúa a través de las fuerzas y que está simbolizada numéricamente por todas las relaciones y combinaciones que resultan del entrelazamiento de 28 a 31 con 12. Observó todo lo que fluye en el mundo y resuena a través de él, porque en la gran orquesta del mundo, los instrumentos suenan armoniosamente conjuntados en estas relaciones numéricas. Para la cosmovisión de Zaratustra esto aparece como el principio ordenador y armonizador en el orden cósmico. Sólo quiero dar una idea de estas relaciones. Y porque en eso que crea y se nutre de la creación, en eso que toma las imágenes del mundo dentro de sí, absorbiéndolas espiritualmente y llevándolas a estadios superiores - porque la cosmovisión de Zaratustra ve en el "Tiempo" algo vivo y suprapersonal - así, espiritualizando el término, podemos llamar a esta imagen del mundo "Cronología", con lo cual nos lleva a pensar de inmediato en el dios Kronos, el Regente del Tiempo.

A continuación, llegamos a la tercera época postatlante. Ayer la describí como la época en la que se encendió el conocimiento en las almas humanas por medio de las fuerzas que brillaban desde las estrellas; cuando los secretos del mundo ya no se discernían sólo a través de las relaciones entre los Regentes del Tiempo en lo suprasensible, pues éstas se manifestaban en el reino de la existencia sensorial. En los cursos de las estrellas, en la impronta de sus movimientos en el espacio cósmico, los hombres podían ahora percibir cómo se producen la armonía y la melodía en los acontecimientos cósmicos. A esta imagen del mundo me gustaría llamarla Astrología. Así que la Cronología es seguida por la Astrología. Y todo lo que fue revelado por la verdadera y auténtica Cronología del Zaratustrismo, y por la verdadera y auténtica Astrología de los Misterios Egipcios y Caldeos - todo esto fue activado por la influencia secreta que había llegado al mundo a través del triple acontecimiento crístico antes de la catástrofe atlante.

¿Y qué siguió en Grecia o en la época grecolatina? Lo que voy a decir ahora se aplica no sólo a las culturas griega y romana, sino también a todas las demás regiones de Europa. Ayer traté de ilustrarlo con un solo ejemplo, pero podría decirse que es válido para todo Occidente. Recordemos cómo los griegos veneraban a Apolo, el reflejo del Niño Jesús Nathánico tal y como había sido al final de la época atlante. Fue a partir de la tierra hiperbórea, desde el Norte, desde donde Apolo llegó al Oráculo de Delfos. A través de la Pitia, en verano, hablaba de las cosas más importantes que los griegos deseaban escuchar. En otoño volvía a su tierra hiperbórea. Relacionamos este viaje de Apolo con los viajes del sol; pero es el sol espiritual el que habla a través de Apolo, y el sol espiritual se va al norte, mientras que el sol físico se va al sur. Los mitos se ven infinitamente llenos de sabiduría si se consideran a la luz del verdadero ocultismo. Pero al venerar a Apolo, los griegos no miraban al sol como su signo visible en los cielos; Apolo no era un dios del sol en este sentido. Para un dios simbolizado por el sol externo los griegos tenían a Helios; era él quien regulaba el curso del sol en el cielo. Incluso si sólo tenemos en cuenta el sol físico, encontramos que su influencia en la vida terrestre no se limita a los efectos directos de sus rayos. El sol actúa, en primer lugar, a través del aire, del agua y del vapor de agua, y así, a través de los vapores que (como hemos visto) surgen del lugar del manantial de Castalia y se enrollan alrededor de las laderas vecinas como un dragón, el dragón matado por el San Jorge griego. El sol trabaja en todos los elementos, y después de haber trabajado en ellos, de haberlos inoculado, su actividad se extiende desde ellos a los seres humanos, a través de los servidores que llamamos espíritus elementales. En los elementos el Espíritu Solar está activamente vivo, y esta es la actividad que los griegos veían en su Apolo.

Así pues, para los griegos Apolo era un dios del sol, pero no el Helios que conducía el carro del sol a través de los cielos y que, en cierta medida, regulaba los tiempos del día. Los griegos veían en Apolo la actividad del sol en la atmósfera, y a esta actividad se referían como Apolo cuando se dirigían a él espiritualmente. Y eso mismo ocurría con muchos dioses y seres espirituales que encontramos en Occidente. Podría mencionar a muchos, pero basta con señalar a Wotan con su hueste salvaje, corriendo a través de la tormenta. ¿Qué forma adoptó entonces la imagen del mundo -que sigue siendo un eco del triple acontecimiento de Cristo- en la cuarta época postatlante? Nuevamente debo hacer uso de una palabra pedante y seca. A la astrología le siguió la meteorología. ¡Cronología, Astrología, Meteorología! Sólo hay que poner la "logia" en relación con el Logos.

Pero mientras todo esto irrumpía en el mundo occidental, algo más irrumpió en toda la civilización post-atlante. Esto también fue un eco posterior al triple acontecimiento de Cristo, pero vino de otro lado. Y este cuarto elemento, que corre como paralelo a la Meteorología de la cuarta época post-atlante, es algo que debo designar de nuevo con una palabra seca y pedante: Geología - pero les ruego una vez más que relacionen la "logia" con el Logos. La geología, pues, ¿Dónde la encontramos?

El desarrollo de la antigua civilización hebrea nunca revelará sus secretos particulares a menos que se estudie como Geología, en nuestro sentido del término. ¿Cómo llegamos por primera vez a los rangos de los Elohim, o al Dios-Jahvé? 1 Lo encontramos por primera vez cuando desea formar en el hombre algo tomado de la propia Tierra. Desea revestir con una nueva envoltura, una vestimenta terrestre, la parte del hombre que ha descendido desde tiempos anteriores, desde Saturno, el Sol, la Luna. Jahvé es precisamente el dios que forma al hombre a partir de la Tierra, es decir, de las fuerzas y elementos de la Tierra. Por lo tanto, la antigua sabiduría hebrea, puesto que profesaba al dios Jahvé, tenía que convertirse en Geología. Y esta enseñanza sobre el hombre, que se forma a partir de las fuerzas de la Tierra, es Geología. El carácter geológico de la antigua enseñanza hebrea no se nos muestra de inmediato en el nombre del primer hombre, Adán, que fue formado de la tierra. Este es el punto significativo que debemos mantener ante nosotros: entre otros pueblos - los pueblos con una imagen del mundo meteorológica, digamos - se habla de la creación del hombre de manera muy diferente, haciendo hincapié en su alma. En la tradición griega, por ejemplo, vemos a Prometeo dedicado a la formación del hombre. Atenea presta su ayuda y hace que una chispa de las alturas espirituales se una al hombre. Prometeo forma el alma en la semejanza simbólica de una mariposa. El dios Jahvé forma al hombre a partir de la tierra; y él, el dios Jahvé, habiéndose convertido en el curso de su evolución en el Gobernante de la Tierra, insufla de su propia sustancia un alma viviente en el hombre. Así, Jahvé se une a través de su aliento con lo que ha formado de la tierra. Y quiere habitar en su descendencia, en su aliento viviente, en Adán y en sus descendientes; esos seres a los que Jahvé consideró que debía revestir de tierra. Y ahora, para llevar esto más lejos, tratemos de convocar ante nuestras almas todo lo que encontramos transmitido por la Biblia desde la misma antigüedad hebrea.

Sabemos, y lo hemos subrayado, que la Tierra desarrolla ciertas fuerzas. Goethe y Giordano Bruno, entre otros, comparan estas fuerzas con las de inhalación y exhalación de los seres humanos. La Tierra tiene fuerzas de inhalación y exhalación que provocan el flujo y el reflujo, el aumento y el descenso de las aguas; son fuerzas internas de la Tierra, pero son las mismas que guían a la Luna alrededor de la Tierra. En los efectos del agua encontramos una manifestación de estas fuerzas terrestres. En este ámbito la Biblia nos muestra el Diluvio como otro acontecimiento importante después de la creación de Adán, el "hombre de la tierra". Y ahora pasemos a la época de Moisés.

Si observamos los actos de Moisés bajo la luz adecuada, los encontramos constantemente relacionados con las actividades de la Tierra. Moisés va a las rocas con su vara y hace brotar agua. Moisés sube a la montaña. Por encima y por debajo, la montaña está relacionada con la actividad de la Tierra. Porque debemos pensar en esta montaña como un volcán, o al menos como un volcán. No es el Sinaí generalmente imaginado; la Tierra está activa en él. La columna de fuego en la que se encuentra Moisés se asemeja a lo que ocurre cuando se pega un papel en las colinas de azufre de Italia y sale humo. Lo mismo ocurre con el humo de fuego, la actividad telúrica, que sale de la montaña. Y en la actividad telúrica los judíos siempre veían símbolos. Delante de ellos iba la columna de nube o de fuego - ¡actividad telúrica! Podríamos profundizar en los detalles y en todas partes encontraríamos que el espíritu de la Tierra prevalece en todo lo que Moisés da como revelación del Dios-Jahvé. ¡Lo que Moisés proclama es Geología!

La profunda diferencia entre las concepciones griega y hebrea del mundo no se entenderá nunca si no se reconoce que la concepción griega pertenece a la Meteorología y la hebrea a la Geología. Los griegos sentían que vivían en medio de fuerzas que entraban en la Tierra desde el Cosmos circundante, que entraban en el aire y que impregnaban la atmósfera. Los hebreos se sentían en estrecha relación con las fuerzas que surgían de la Tierra y que estaban ligadas a ella. Sí, incluso los sufrimientos del pueblo hebreo provienen del desierto, donde prevalecen las fuerzas de la Tierra. La geología domina el destino de los hebreos. La geología, expresada ahora en la fecundidad de la Tierra, es la que los atrae, a través de los informes de sus espías, a la Tierra Prometida. [Véase Números, XIII. 16.]

Pablo sabía bien que esta conciencia de conexión con el espíritu de la Tierra es un resultado del acontecimiento preterrenal de Cristo, pues indica que fue el Cristo quien condujo a los judíos a través del desierto e hizo brotar agua de la roca. Y si pasáramos de la Biblia a algunas de las leyendas hebreas más significativas, las encontraríamos impregnadas de geología, en el sentido que aquí se entiende. Así, se nos cuenta cómo Yahvé, cuando estaba formando al hombre de la tierra, envió a un ángel a recoger tierras de diferentes colores de todas las partes de la Tierra, para que todo lo que pertenecía a la Tierra se mezclara en la vestimenta corporal de Adán. Hoy deberíamos decir que Jahvé tuvo mucho cuidado de colocar al hombre en la Tierra para que en su verdadero ser fuera la flor más alta, la corona, de la creación terrenal.

Para los caldeos, los egipcios, los zoroastrianos, los griegos, los romanos y los pueblos europeos del centro y del norte de Europa, la parte más importante del hombre era la que procedía del mundo espiritual. Para los judíos, el elemento más importante del hombre estaba relacionado con la Tierra y sus fuerzas. Jahvé se sentía como el dios cuyo gobierno espiritual prevalecía en toda la Tierra.

Así, podemos considerar como el acontecimiento más importante de la cuarta época postatlante la aparición de la Geología al lado de la Meteorología. Y un maravilloso reflejo espiritual de esto se expresa en la antigua profecía hebrea.

¿Qué pretendían realmente estos profetas? Intentemos mirar dentro de las almas proféticas de Isaías, Jeremías, Ezequías, Daniel, Joel, Jonás y Zacarías. Si lo hacemos con toda imparcialidad, sin ningún tipo de prejuicios, encontraremos que se esforzaban, fundamentalmente, por llevar una determinada fuerza anímica al primer plano del alma y por hacer descender otra fuerza anímica, por así decirlo, a las profundidades. Ya os he pedido que os fijéis en cómo, en los cuadros de Miguel Ángel que he descrito, los profetas aparecen siempre sentados como si estuvieran envueltos en profundos pensamientos, en reposo interior, de modo que se ve cómo en la devoción de sus almas están conectados a través de las profundidades subterráneas con el Eterno. En contraste con ellas, Miguel Ángel coloca a las Sibilas, que están abiertas a los poderes elementales de la Tierra. Así, los cabellos de una Sibila son agitados por el viento; incluso su manto azul se ondula con el viento, y bajo la influencia del viento pronuncia sus profecías. Vemos a otra Sibila embarcada por el fuego interior; en el gesto típicamente asertivo de su mano vemos el fuego, el elemento terrenal. Podríamos volver a mirar a estas Sibilas una por una y encontraríamos que viven en medio de las fuerzas que juegan en sus almas desde el entorno elemental de la Tierra. Estas fuerzas sibilinas, que por así decirlo atraen a sus almas el espíritu de los elementos y lo llevan a la expresión, son las fuerzas que los antiguos profetas judíos querían reprimir. Si se lee imparcialmente toda la historia de los Profetas judíos, se encontrará que el profeta se propone -y ese es el objetivo de su formación- reprimir en sí mismo el impulso sibilino y evitar que surja alguna vez.

Apolo cambió el impulso sibilino de la Pitia hundiéndose en ella y hablando a través de ella. Los Profetas quisieron suprimir todo lo pitiano en sus almas y cultivar únicamente lo que trabaja en la fuerza clara del Yo; ese Yo que está ligado a la Tierra y le pertenece; ese Yo que es la contraparte espiritual del elemento geológico. Cómo lo Eterno se revela en el Yo a través del reposo tranquilo, cuando los elementos sibilinos callan, cuando toda la agitación interior cesa, cuando sólo la calma prevalece y mira en los terrenos de lo Eterno - eso es lo que los Profetas judíos quisieron manifestar, para que sus proclamaciones pudieran brotar de un temple de alma que corresponde en el más alto grado con la Geología.

Así, el mensaje conmovedor que nos llega de los Profetas es como un flujo del elemento geológico, e incluso cuando las cosas resultan muy diferentes de lo que se ha profetizado, este mismo hecho nos muestra lo estrechamente vinculados que están los Profetas al elemento de la Geología. Un reino futuro que redimirá el reino existente sin dejar de ser, en apariencia, un reino terrenal, un cielo en la Tierra, eso es lo primero que anuncian los Profetas, tan estrechamente unidos a la Geología.

Este elemento geológico en los Profetas fluyó incluso en los primeros días del cristianismo, ya que la gente esperaba no sólo el regreso del Mesías, sino que bajara de las nubes y fundara su reino en la Tierra. El carácter interno distintivo de la cultura judía sólo se entenderá si se toma en este sentido como Geología. Esto era lo que los Profetas anhelaban e inculcaban a sus alumnos: suprimir el elemento sibilino, junto con todo lo que lleva al alma a las profundidades inconscientes, y poner de manifiesto lo que vive en el Yo.

Las relaciones de todos los demás pueblos con sus dioses eran diferentes de las de los judíos con su Jahvé. Las otras relaciones estaban predeterminadas: reflejaban el resultado de las relaciones de los hombres con los espíritus de las Jerarquías superiores durante los períodos de Saturno, Sol y Luna. El pueblo judío tenía la tarea de desarrollar una relación que pertenecía especialmente al período de la Tierra. Pero cuando el Yo desea establecer una relación con su dios, ¿cómo se expresa esto? No como inspiración, de modo que la moral surge de la operación de las fuerzas divinas dentro del alma, sino como mandamiento. La forma de mandamiento que se encuentra en el Decálogo se encuentra por primera vez entre los judíos, independientemente de las tonterías que los eruditos puedan decir sobre los mandamientos anteriores, Hammurabi, etc. No puedo entrar ahora en las locuras de la erudición moderna. Los mandamientos que surgen cuando el YO se pone directamente en contra de Dios y recibe de Dios la regla, el precepto, que el YO debe seguir por su propia voluntad interna - este tipo de mandamiento se encuentra primero entre el pueblo judío. Y es aquí, también, donde encontramos por primera vez a Dios entrando en un pacto con su pueblo.

Los otros dioses trabajaban con fuerzas que siempre están conectadas con los reinos subconscientes del alma. Recordemos cómo Apolo trabajaba a través de la Pitia, y cómo una persona que se dirigía a la Pitia tenía que prepararse para que el dios pudiera hablarle. Apolo hablaba a través de la vida anímica inconsciente de la Pitia. En contraste con esto, tenemos al dios Jahvé pronunciando sus mandamientos, haciendo un pacto con su pueblo, hablando directamente al yo en el alma. Y los Profetas inmediatamente entran en cólera si ocurre algo que a menudo le ocurría al pueblo judío - si la influencia de los pueblos paganos se impone sobre los judíos. No se debía permitir que ninguna fuerza subconsciente influyera en los judíos; todo debía descansar en la alianza con Dios y en el principio de la Ley. Esa fue la preocupación especial de los Profetas. Y ahora repasemos un poco, con la ayuda del conocimiento oculto, lo que ya hemos tratado de ilustrar.

Ayer conocimos el triple acontecimiento crístico que tuvo lugar en los tiempos lemuricos y atlantes. Vimos cómo en tres ocasiones el Ser que apareció más tarde como el Niño Jesús Nathanico fue impregnado por el Cristo, pero de tal manera que no se encarnó en la Tierra sino que permaneció en los mundos espirituales. Y cuando miramos hacia atrás lo que sucedió entonces, debemos decir que lo que se logró en los tiempos atlantes fluyó hacia el Oriente.

Por ejemplo, Elías fue uno de los Profetas, pero ¿en qué sentido es un Profeta? 2. Es un siervo del Dios Jahvé, pero en su alma vive un eco del triple acontecimiento de Cristo. En su alma está el conocimiento: "Como profeta de Jahvé debo proclamar por encima de todo que en Jahvé vive el Cristo que más tarde cumplirá el Misterio del Gólgota; el Cristo que derramó su influencia perdurable en el cosmos a través de su tercera experiencia al final del tiempo atlante". Elías proclamó al Jahvé lleno de Cristo. Pues el Cristo vivía, en efecto, en Jahvé, el Dios-Jahvé, pero como un reflejo de sí mismo. Como la luna refleja la luz del sol, así Jahvé reflejaba al Ser que entonces vivía como Cristo. Cristo hizo que su Ser se reflejara de Jahvé o del Jahvé-Dios. Pero un mensajero como Elías actuó en las secuelas del triple acontecimiento crístico; podríamos decir que Elías se adelantó al ser Jesús-Natánico, que pasaba espiritualmente de Occidente a Oriente para encontrar su camino en el curso de la civilización y luego nacer como uno de los niños Jesús.

El despliegue, por así decirlo, de la Meteorología, especialmente cuando ésta entraba en contacto con la Geología, era sentido por todos los pueblos como un anuncio de lo que iba a suceder. Y nos encontramos con el hecho notable de que en la región que más tarde llegó a ser tan importante para el cristianismo se produjo uno de estos signos prefiguradores. Vemos cómo en los más variados lugares de Asia Menor, y también en Europa, se celebraban fiestas que eran como presagios del Misterio del Gólgota. Se ha señalado correctamente que los cultos de Attis y Adonis tenían este carácter. Pero si miramos estos festivales en su verdadera luz, vemos que el evento que prefiguran está en el nivel meteorológico. El dios que fue asesinado como Adonis, y que resucitó, no fue considerado como encarnado en la carne. Lo que sus adoradores tenían por dios era principalmente una imagen, un cuadro; y de hecho era un cuadro del Ser angélico que en las alturas espirituales fue impregnado por el Cristo al final de la época atlante y que más tarde nació como el niño Jesús-Natánico. Era el destino del niño Jesús-Natánico lo que se celebraba en el culto de Adonis y Attis.

Ahora podemos decir que formaba parte del karma de la historia del mundo -quizás busquen algo más detrás de estas palabras- que en el lugar donde la Biblia sitúa con cierta veracidad el nacimiento del niño Jesús -en Belén- había un centro del culto a Adonis. Belén era uno de los lugares donde se adoraba a Adonis. El Adonis que murió y resucitó, a menudo se celebraba allí, y así se preparaba un aura por la invocación de un recuerdo: Una vez en las alturas espirituales hubo un Ser que entonces todavía pertenecía a la Jerarquía de los Ángeles y que más tarde vendría a la Tierra como el Niño Jesús Nathan; un Ser que al final del tiempo atlante había sido impregnado por el Cristo. Lo que antes fue hecho para armonizar el pensar, el sentir y el querer - esto era celebrado en las fiestas de Adonis. Y en Belén, donde se habían celebrado las fiestas de Adonis, tenemos también el lugar de nacimiento del niño Jesús Nathanico. En conjunto, estas palabras suenan extrañas. Pero cuando hemos buscado el triple acontecimiento crístico, el acontecimiento supraterrenal que en tres ocasiones precedió al Misterio del Gólgota, ¿no vemos al Cristo pasar de Occidente a Oriente, al lugar donde debía cumplirse el Misterio del Gólgota? ¿No vemos cómo había enviado a su mensajero en Elías, y no sabemos cómo en su siguiente encarnación el mensajero reapareció como Juan el Bautista? Y no se nos dice expresamente de esto en una maravillosa armonía de palabras: "Envió a su ángel delante de él, para anunciar su venida". ["He aquí que yo envío mi mensajero, y él preparará el camino delante de mí". Malaquías, III. 1. "Porque éste es aquel de quien está escrito: He aquí que yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino delante de ti". Mateo, XI. 10.] Esto puede decirse tanto de Juan como de Elías. O incluso mejor de Elías, como comprenderán quienes recuerden mi afirmación de que Elías permaneció en las alturas espirituales y actuó a través de un representante, de modo que él mismo nunca anduvo por la Tierra. Si se reflexiona sobre ello, la expresión "envió a su ángel delante de él", es aún más apropiada para Elías que para Juan. Tales mensajeros eran siempre mensajeros del Cristo, que pasaba de Occidente a Oriente.

Y ahora la Geología de los judíos iba a ser impregnada por el Ser espiritual que hemos aprendido a ver como teniendo una actividad particular en relación con la Tierra. La geología iba a ser bautizada (durchchristet). El espíritu de la Tierra debía ser experimentado de una manera nueva por los hombres; había que permitirles liberar este espíritu, en cierto sentido, de la Tierra. Pero esto sólo era posible si llegaba un poder que pudiera liberar el espíritu de la Tierra de las fuerzas de la Tierra. Esto ocurrió cuando el aura de la Tierra fue impregnada por el poder del Cristo y, en consecuencia, se produjo un cambio en la propia Tierra. El Cristo entró en las fuerzas que el dios Jahvé había liberado y les dio un carácter diferente.

De todo esto, si miramos hacia atrás, podemos entender por qué el laurel se convirtió en un símbolo visible de Apolo. Para aquellos que aportan algo de la Ciencia Espiritual al estudio del reino vegetal, el laurel tiene una fuerte conexión con las condiciones meteorológicas. Está formado y construido a partir de la Meteorología. Otra planta está mucho más estrechamente ligada a la Tierra; es, por así decirlo, una expresión de la Geología. Si uno siente realmente cómo el aceite penetra en el olivo, de modo que en la propia alma se agitan las fuerzas elementales por la forma en que el árbol permite que un nuevo brote se injerte en él y florezca allí - entonces uno puede sentir cómo el olivo está penetrado interiormente con el aceite de la Tierra. Se puede sentir el elemento terrenal que late a través del aceite.

Y ahora recordarán algo que toqué en la segunda conferencia: que Pablo estaba llamado a tender un puente entre la antigüedad hebrea y el cristianismo, entre la geología y la cristología. Como dijimos, la actividad de Pablo se extiende por el ámbito del olivo. Y si entendemos a Apolo en los vapores que surgen de las simas de las montañas, y cómo a través de los vapores inspira a la Pitia y pronuncia palabras oraculares sobre el destino humano, entonces también podemos sentir cómo las fuerzas elementales fluyen desde el olivo hacia su entorno, y éstas son fuerzas familiares para el alma de Pablo. Podemos sentirlo en sus palabras. Se sumerge, por así decirlo, en la Geología para sentir las fuerzas elementales en el aura del olivo y dejar que su aura le inspire en ese ámbito geográfico donde se encuentra su obra.

Hoy en día, la gente lee estas cosas de forma demasiado abstracta. Se imaginan que las cosas que decían los escritores en el pasado eran tan abstractas, tan dependientes sólo del cerebro, como lo son las cosas que suelen decir los autores modernos. La gente no reflexiona cómo no sólo el entendimiento y la razón, sino todas las fuerzas del alma, pueden estar conectadas en un sentido terrenal primordial con todo lo que da a una determinada región su sello particular. Fue el olivo el que dio su sello a la región paulina. Y cuando Pablo trató de elevar la geología judía hacia sí mismo, entonces fue cuando -inspirado por el olivo- dijo las cosas más importantes sobre la relación del hombre lleno de Cristo con los hombres que están lejos de Cristo. Escuchemos las extrañas palabras que emplea Pablo cuando quiere poner en relación a los cristianos gentiles con los judíos. No hay que tomarlas en abstracto, sino como palabras que surgen recién acuñadas de las profundidades elementales de su alma: Romanos XI. 13-24. (De la Nueva Biblia Inglesa):

"Pero tengo algo que deciros a vosotros, los gentiles. Soy un misionero de los gentiles, y como tal doy todo el honor a ese ministerio cuando trato de suscitar la emulación en los hombres de mi propia raza, y así salvar a algunos de ellos. Porque si su rechazo ha significado la reconciliación del mundo, ¿qué significará su aceptación? Nada menos que la vida de entre los muertos. Si la primera porción de masa está consagrada, también lo está toda la masa. Si la raíz está consagrada, también lo están las ramas. Pero si algunas de las ramas han sido cortadas, y tú, un olivo silvestre, has sido injertado entre ellas, y has llegado a compartir la misma raíz y savia que el olivo, no te hagas superior a las ramas. Si lo haces, recuerda que no eres tú quien sostiene la raíz: la raíz te sostiene a ti.

Dirás: "Las ramas fueron cortadas para que yo pudiera ser injertado". Muy bien: fueron cortadas por falta de fe, y por la fe tú ocupas tu lugar. Deja de lado tu orgullo y ponte en guardia, porque si Dios no perdonó a las ramas nativas, tampoco te perdonará a ti. Observa la bondad y la severidad de Dios: la severidad con los que se apartaron, la bondad divina contigo, si te mantienes dentro de su ámbito; de lo contrario, tú también serás cortado, mientras que ellos, si no continúan sin fe, serán injertados; pues está en el poder de Dios injertarlos de nuevo. Pues si ustedes fueron cortados de su olivo silvestre nativo y contra toda naturaleza fueron injertados en el olivo cultivado, ¡con cuánta mayor facilidad serán injertados ellos, los olivos naturales, en su tronco nativo!"

Así escribió aquel de quien mañana hablaremos más a fondo, mostrando cómo tomó lo que tenía que decir de la Geología judía y dibujó un magnífico cuadro de las fuerzas elementales que surgen de la Tierra y reinan en el olivo.

1 Sobre el tema de la obra creadora realizada por Jahvé junto con los otros seis Elohim, véase Génesis. Los secretos de la historia bíblica de la creación. Conferencia-curso impartida por el Dr. Steiner en Munich, agosto de 1910]

2 Sobre el tema del profeta Elías, véanse las siguientes conferencias del Dr. Steiner: El Evangelio de San Marcos (conferencias III y VI) y El Evangelio de San Lucas (conferencia VI)]


Traducido por J.Luelmo abril2021




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