GA110 Düsseldorf, 14 de abril (a.m.) de 1909 -Los Serafines, Querubines y Tronos provienen de un sistema solar anterior

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 RUDOLF STEINER

LAS JERARQUÍAS ESPIRITUALES Y SU REFLEJO EN EL MUNDO FÍSICO

El antiguo Saturno era tan grande como un globo que tenía como centro el sol de hoy y llegaba hasta el actual Saturno. Evolución de Saturno a Vulcano. Los Serafines, Querubines y Tronos provienen de un sistema solar anterior. Han estado en la vecindad de la divinidad más elevada de todas, es decir, la Trinidad. Los Serafines reciben las ideas de la Trinidad, los Querubines las ponderan, los Tronos las transforman en acción.

 

QUINTA CONFERENCIA

Düsseldorf, 14 de abril (a.m.) de 1909

Hemos tenido la actividad de los Seres espirituales superiores dentro de nuestro Cosmos, traída ante nuestras almas por medio de dos ejemplos, el del antiguo Saturno y el del antiguo Sol, que es la reencarnación, o la obra de Saturno. Ahora será necesario explorar el propio reino espiritual en el que se encuentran estos Seres espirituales superiores, y considerar su acción e influencia desde otro punto de vista. Durante la primera mitad de estas conferencias habrá que decir algunas cosas que muchos de ustedes ya han oído. Pero incluso, aparte del hecho de que hay muchos oyentes aquí que todavía no han oído algunas de las cosas que pueden llamarse introductorias, es necesario repetirlas, porque tenemos que elevarnos en estas conferencias a regiones muy elevadas de la vida espiritual.

A partir de lo que se ha dicho, habréis visto que los Seres espirituales de las más diferentes clases deben estar activos dentro de un sistema cósmico que está en proceso de desarrollo. ¿Qué es en realidad este antiguo Saturno? definamos una imagen precisa de él. Por supuesto, el antiguo Saturno no tiene nada que ver con el Saturno actual. Podéis imaginaros fácilmente que en el antiguo Saturno estaban ya incluidos los gérmenes de todo lo que pertenece hoy a la totalidad de nuestro sistema solar; nuestro Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, etc., todos estos cuerpos estaban dentro del antiguo Saturno y han evolucionado a partir de él. Imaginaos un globo o cuerpo celeste que tuviera el sol como punto central y que llegara tan lejos hacia fuera que el Saturno de hoy estuviera contenido en él, este globo, más grande que nuestro actual sistema solar, os daría una idea correcta del antiguo Saturno. Todo nuestro sistema solar surgió, a partir del antiguo Saturno. Incluso se podría comparar -no exactamente, pero sí aproximadamente- con la niebla primigenia universal de Kant-Laplace, de la que, según la opinión de muchos modernos, se ha formado nuestro sistema solar. Pero la comparación no es del todo exacta, pues la mayoría imagina que una especie de gas fue el punto de partida de nuestro sistema solar, mientras que hemos visto que era un cuerpo de calor, no de gas. El antiguo Saturno era un gigantesco cuerpo de calor.

Y ayer escuchamos que cuando ese antiguo Saturno se transformó en el posterior Sol, los Querubines comenzaron a estar activos desde la circunferencia circundante del Universo. Ahora bien, habréis de tener en cuenta que esos Querubines, que estaban activos, en la periferia del Sol, también estaban ya presentes en la periferia del antiguo Saturno. Sólo que todavía no eran llamados a desempeñar su papel -por decirlo trivialmente, no habían alcanzado aún la etapa en que podían emprender algo importante, pero estaban presentes en el entorno de Saturno. En torno al antiguo Saturno se encontraban todavía otros Seres, de un grado aún más elevado y más sublime que los Querubines, a saber, los Serafines, (Espíritus del Amor). Los Tronos también vinieron de la misma región. Pero los Tronos, que están un grado por debajo de los Querubines, dejan que su sustancia fluya hacia abajo para formar la sustancia cálida de Saturno, como ya hemos mostrado. Así podemos imaginarnos a Saturno como un gigantesco globo de calor, rodeado de círculos de Seres espirituales que son de una naturaleza supremamente elevada y sublime. El esoterismo cristiano los llama Tronos, Querubines, Serafines. Son los Seres Dhyánicos de la Enseñanza Oriental.

¿De dónde vienen estos círculos de Seres sublimes? Todo en el mundo, todo en el Universo ha evolucionado. Y si queremos formarnos una idea del lugar de donde provienen los Querubines, los Serafines y los Tronos, haremos bien en volver nuestro pensamiento a nuestro propio sistema solar y preguntarnos: ¿Qué será algún día de nuestro sistema solar? Deseamos ahora ofrecer un breve esbozo del desarrollo de nuestro sistema solar.  

Sabemos que nuestro actual sistema solar salió del antiguo Saturno, Saturno se transformó en el antiguo Sol, que a su vez se transformó en la antigua Luna. En el tiempo en que el antiguo Sol se convirtió en Luna, comenzó un desarrollo particular. Esta Luna llegado el momento salió del Sol. En la antigua Luna tenemos el primer cuerpo celeste, que está fuera y separado del Sol. El Sol pudo evolucionar más alto, porque arrojó de él las sustancias más gruesas. Todo el sistema se desarrolló entonces hacia nuestra tierra actual. Nuestra tierra llegó a existir porque, junto con todo el resto de la Luna y la Tierra, separó del Sol las sustancias más groseras y los seres que le pertenecían. Pero la evolución va más allá. Los seres que ahora tienen que habitar en la Tierra, separados del Sol, y que han sido arrojados fuera del Sol, aunque excluidos de él se desarrollan cada vez más alto. Tienen que pasar por otra condición más, la de Júpiter. Pero a través de todo esto, están madurando gradualmente hacia la reunificación con el Sol. Y cuando la condición del desarrollo de Venus haya llegado, todos los seres que ahora viven y se mueven en nuestra tierra serán reabsorbidos en el Sol, y el Sol mismo habrá alcanzado una etapa superior de desarrollo, sólo porque habrá redimido de nuevo a todos los seres que antes había excluido. Entonces vendrá el desarrollo de Vulcano, el estado más elevado en el desarrollo de nuestro sistema. Estas son las siete etapas de la evolución de nuestro sistema: Saturno, Sol, Luna, Tierra, Júpiter, Venus y Vulcano. En el desarrollo de Vulcano, todos los Seres que han evolucionado a partir de los pequeños comienzos de la existencia de Saturno, estarán espiritualizados en el más alto grado, habrán crecido no sólo hasta el Sol, sino incluso más alto que el Sol. Vulcano es más que el Sol, y con ello ha alcanzado la madurez del sacrificio, la madurez necesaria para la autodesintegración.

El curso de la evolución es el siguiente: un Sol, que desde el principio está incluido en un sistema de este tipo, tiene al principio que desprenderse de sus planetas, siendo demasiado débil para continuar desarrollándose sin excluirlos. Se fortalece, absorbe de nuevo a sus planetas y se convierte en un Vulcano. Después el conjunto se disuelve, y del globo de Vulcano se forma un globo hueco que es algo así como los círculos de Tronos, Querubines, Serafines, etc. El Sol se disolverá así en el espacio, se sacrificará, enviará su Ser al Universo, y a través de esto se convertirá él mismo en un círculo de Seres como los Tronos, Querubines, Serafines, que avanzarán entonces hacia la nueva creación.

¿Por qué los Tronos están capacitados para dar de su sustancia lo que Saturno necesita? Porque se han preparado en un sistema anterior, a través de siete condiciones como las que atraviesa ahora nuestro sistema solar. Antes de que un sistema de Tronos, Querubines y Serafines pueda evolucionar, debe haber sido un sistema solar en una etapa anterior; lo que significa que cuando el Sol ha llegado a reunirse con sus planetas, se convierte en un círculo, un círculo zodiacal. Lo que hemos llegado a conocer en el Zodíaco, esos grandes y sublimes Seres, son los resultados que nos han llegado de un sistema solar anterior. Lo que ha evolucionado anteriormente dentro de un sistema solar puede ahora enviar su influencia fuera del espacio universal, y producir un nuevo sistema solar, creado a partir de sí mismo. Los Serafines, Querubines y Tronos son para nosotros la más alta Jerarquía entre los Seres divinos, porque ya han pasado por la evolución de su sistema solar y se han elevado a poderosos actos cósmicos de sacrificio.

De ahí que estos Seres hayan llegado a la vecindad directa real de la Divinidad más elevada de la que podemos hablar: la Trinidad, la Divinidad triple. Más allá de los Serafines tenemos que ver esa más alta Divinidad de la que encontramos mención por casi todas las naciones como la triple Divinidad - como Brahma, Shiva, Vishnu, como Padre, Palabra y Espíritu Santo. De esta divinidad suprema, de esta excelentísima Trinidad, surgen los planes de un nuevo sistema cósmico. Mirando hacia atrás en el antiguo Saturno, nos decimos: antes de que este antiguo Saturno llegara a existir, el plan de éste había crecido dentro de la triple Unidad divina. Pero la triple Unidad tiene necesidad de Seres para ejecutar su plan. Estos Seres deben primero prepararse para la tarea. Los Seres que, por así decirlo, están más cerca de Dios mismo, que, como se expresa bellamente en el esoterismo occidental cristiano, "se bañan en la luz del rostro de Dios", son los Serafines, Querubines y Tronos. Éstos retoman los planes de un nuevo sistema cósmico que brota de la triple Unidad divina. Naturalmente, esto se expresa de manera más figurada de lo que realmente es, pues tenemos que expresar con palabras humanas tales actividades sublimes, para las cuales, en verdad, este lenguaje humano no ha sido creado.

 No existen palabras humanas para expresar una actividad tan sublime como aquella, por ejemplo, cuando los Serafines, en el comienzo de nuestro sistema solar, recibieron los planes más elevados de la Triple Unidad divina que contiene la evolución por la que ha de pasar nuestro sistema solar, a saber, Saturno, Sol, Luna, Tierra, Júpiter, Venus y Vulcano. Serafín es un nombre que para los que lo entienden en su verdadero sentido, incluso en el del antiguo esoterismo hebreo, ha significado siempre que la tarea de los Serafines era recibir de la Trinidad las más altas ideas y objetivos para un sistema de mundos. Los Querubines, el siguiente rango inferior de las Jerarquías, tenían la tarea de construir en sabiduría los objetivos e ideas que recibían de los dioses superiores. Así, los Querubines son espíritus de altísima sabiduría, que comprendieron cómo transponer en planes realizables, las inspiraciones que les fueron dadas por los Serafines. Y los Tronos, el tercer grado de las Jerarquías, contando desde arriba, tenían la tarea - naturalmente muy figurada - de poner las cosas en acción, para que lo que había sido pensado en la Sabiduría - estos elevados pensamientos cósmicos que los Serafines habían recibido de los Dioses, y que los Querubines habían meditado, se transformaran en realidad activa.

En realidad vemos, si nos esforzamos por ver con el alma, cómo la primera realización del plan divino se produce con el flujo descendente de la sustancia de fuego de los Tronos. Por lo tanto, los Tronos se nos presentan como aquellos Seres que tienen el poder de transformar en una realidad primaria lo que ha sido pensado primero por los Querubines. Esto tiene lugar porque los Tronos permitieron que su propia sustancia fluyera desde ellos, la sustancia del mundo-fuego original primigenio, hacia el espacio, que había sido elegido para el nuevo sistema-mundo. Si hablamos de forma muy figurada podemos expresarlo así: Un antiguo sistema solar desapareció y se extinguió. Dentro de ese antiguo sistema solar las filas de Serafines, Querubines y Tronos habían evolucionado hasta la más alta perfección. Entonces buscaron, de acuerdo con la inspiración recibida por ellos de la más elevada Unidad Triple, una Esfera dentro del espacio universal y dijeron: "Comenzaremos aquí". Cuando los Serafines asumieron los objetivos del nuevo sistema-mundo, los Querubines elaboraron estos objetivos, y los Tronos vertieron de su propio Ser el fuego primigenio en ese espacio. Así comprendemos los comienzos de nuestro sistema-mundo.

Otros Seres, sin embargo, estaban también presentes en cierto modo, en el antiguo sistema solar, del que el nuestro es el sucesor. Pero estos Seres no se elevaron tanto como los Serafines, los Querubines, los Tronos; sino que ellos se detuvieron en Etapas inferiores, habían llegado en una condición en la que todavía tenían que pasar por un cierto desarrollo, antes de poder ser creativamente activos, antes de poder ofrecer sacrificios. Estos Seres son los de la triple Segunda Jerarquía. La triple Primera Jerarquía es la que acabamos de considerar. Los Seres de la triple segunda Jerarquía son: los Kyriotetes o Dominaciones o Espíritus de la Sabiduría; luego los llamados Mights, Dynamis (o, como Dionisio, el Areopagita, y después de él los Maestros de Occidente los llaman, Virtutes, Virtudes), o Espíritus del Movimiento, y por último los Espíritus de la Forma, que también son llamados por los Maestros de Occidente - Potestades, que significa Potencias.

Ahora debemos preguntarnos: Cuando miramos al antiguo Saturno y vemos la primera Jerarquía que lo rodea, ¿Dónde están entonces los Seres de esa segunda Jerarquía? ¿Dónde podemos buscar las Dominaciones, las Virtudes y las Potestades? Debemos buscarlos dentro del antiguo Saturno. Si los Tronos han llegado, por así decirlo, hasta su límite, debemos buscar las Dominaciones, las Virtudes y las Potestades, o los Espíritus de la Sabiduría, del Movimiento y de la Forma, dentro de Saturno. En el interior del antiguo Saturno, dentro de su masa, también están activos tres rangos de Seres: las Dominaciones, las Virtudes y las Potestades. Son Seres espirituales que operan dentro de la sustancia de Saturno.

Ahora debemos llegar por una vez a un entendimiento con la extraordinaria y fantástica teoría moderna del origen del mundo, y volver a pensar en la teoría de Kant-Laplace. Ésta ha puesto una masa de niebla como punto de partida para nuestro sistema solar, y luego ha imaginado que toda esta gigantesca masa de gas ha comenzado a girar. Se considera extraordinariamente sencillo que con la rotación los planetas exteriores se separen gradualmente. Al principio hay anillos. Luego se contraen. El Sol permanece en el centro y los demás giran a su alrededor. Lo imaginan de forma bastante mecánica. En las escuelas se muestra un experimento muy bonito para aclarar la cosa. Se muestra cómo se forma un sistema solar a pequeña escala, cogiendo un recipiente lleno de agua, echando una gran gota de aceite, cortando luego un trozo de papel, que representa el ecuador, y poniendo un alfiler en él desde arriba. A continuación, la gota de aceite se pone en rotación. Las pequeñas gotas de aceite se separan y dan vueltas, y el demostrador lo muestra a los alumnos, a veces bastante mayores, diciendo: "Ahora tenéis aquí, en pequeño, la formación de un sistema mundial". Y el conjunto se vuelve muy esclarecedor. Porque qué puede iluminar más a uno que ver con sus propios ojos cómo se forma un sistema solar así. Por qué no ver que hubo una vez una gigantesca niebla cósmica que en su rotación soltó los planetas a su alrededor, como esas pequeñas gotas, e hizo que la miniatura de Mercurio y Saturno se soltara de la gran gota de aceite. Hay que maravillarse ante tan ingenuo proceder. Porque el hombre que trata de esclarecer el Sistema Kant-Laplace olvida una cosa -a veces es muy bueno olvidar, sólo que en este caso no sirve-, se olvida de sí mismo, se olvida de que él ha estado al lado y ha hecho girar la cosa. Esto es increíblemente ingenuo, pero la simpleza de la mitología moderna y materialista es muy grande, mayor que la de cualquier otra mitología. Solo en tiempos futuros se podrá comprobar esto. Hay alguien que pone en marcha todo, que lo hace girar. Es necesario, si uno puede pensar en absoluto, si no ha sido abandonado por todos los buenos Espíritus de la Lógica, es necesario presumir que los poderes espirituales están ocupados ahí fuera con la rotación de los globos universales. Aparte del error de situar un gas primitivo en lugar de un fuego primitivo al principio, no se puede suponer que esa masa de gas comenzó a girar por sí misma. Hay que preguntarse: ¿Dónde están las fuerzas y potencias que ponen movimiento en esa masa que para nosotros es de fuego primitivo, para que empiece a suceder algo en su interior? Acabamos de enumerarlas.

Las fuerzas espirituales trabajan desde fuera y desde dentro de nuestro sistema. Los Seres que lo rodean, y que adquirieron sus facultades en sistemas anteriores, trabajan desde fuera. En el interior hay Seres de menor madurez, que diferencian la masa interna, que hacen realidad lo que teníamos en mente cuando hablábamos de las formas de calor que se forman en el interior de Saturno. Son Seres de altísima inteligencia que regulan todo lo que allí ocurre.

¿Cuál es entonces la tarea de los primeros Seres de la segunda triple Jerarquía? Los Espíritus de la Sabiduría o Dominios, o Kyriotetes toman lo que los Tronos o Espíritus de la Voluntad hacen descender del espacio universal, y lo regulan para que se produzca una armoniosa co-relación entre el único globo que se origina - entre Saturno y todo el Universo. En el interior de Saturno todo tiene que ser regulado de tal manera que se corresponda con lo que hay fuera. Lo que los Serafines, Querubines y Tronos, hacen descender a Saturno de la mano de Dios, debe ser designado de tal manera que en el interior de Saturno estas órdenes puedan llevarse a cabo, y estos impulsos se conviertan en realidades. Los Espíritus de la Sabiduría o Kyriotetes reciben de la circunferencia de Saturno lo que desciende por mediación de la más alta Jerarquía, para que lo transformen y lo hagan armonizar con lo que hay en el interior de Saturno.

Lo que es recibido por los Espíritus de la Sabiduría, es trabajado y elaborado por las Virtudes o Espíritus del Movimiento. Y mientras los primeros, dentro de Saturno, tienen, por así decirlo, el mando supremo, los segundos se encargan de llevar a cabo estas indicaciones. Entonces las Potestades o Espíritus de la Forma -más adelante lo explicaremos más detalladamente, ahora lo caracterizamos sólo de manera general- disponen que lo que se está formando según las intenciones del Universo, tenga duración, mientras sea necesario, que no se destruya de nuevo en seguida. Estas Potestades o Espíritus de la Forma son los mantenedores - los sostenedores.

Así, las Dominaciones o Espíritus de la Sabiduría son los directores dentro de Saturno; las Virtudes o Espíritus del Movimiento son los que ejecutan sus direcciones; y las Potestades o Espíritus de la Forma son los mantenedores, los sostenedores de lo que las Virtudes han construido.

Omitiremos hoy el obrar de la tercera Jerarquía, (ya hemos hablado de ella) los Espíritus de la Personalidad o Arcai, los Arcángeles o Espíritus del Fuego y los Ángeles. Hoy nos ocuparemos, con nuestros conocimientos recién adquiridos, de la transición del antiguo Saturno al antiguo Sol. Los procedimientos más esenciales fueron explicados en la última conferencia. Lo que sucede cuando el antiguo Saturno se convierte en Sol, es que el fuego primitivo cambia a una condición de gas o aire, de modo que el antiguo Sol consiste en lo que se llama el residuo del fuego primordial. El fuego primordial se entremezcla con lo que se ha convertido en gas o humo y forma la base de ello. Por lo tanto, se encuentran allí dos sustancias: el fuego primordial y una parte de ese fuego que se ha condensado en gas o humo, llámese como se quiera. Esta es la característica esencial del antiguo Sol. Veremos que nuestro Sol se ha convertido en algo diferente, a través de condiciones transitorias hasta el día de hoy; se ha desarrollado en algo diferente, aunque hay personas que imaginan que el interior de nuestro Sol de hoy también es simplemente una especie de gas.

Si os adentráis en todas las diversas teorías a las que llega nuestra ciencia natural materialista, os quedaréis ciertamente asombrados. Hay, por ejemplo, un librito popular, que se compra mucho debido a su bajo precio, que afirma que nuestro Sol actual no tiene nada sólido en su centro, sino sólo gas. Sólo que este gas -uno no podría creerlo realmente, pero está ahí en un pequeño escrito popular- este gas es tan espeso como la miel o el alquitrán. Al hombre que se eleva a tales ideas de que el gas, bajo condiciones de presión, puede llegar a ser como la miel o el alquitrán, le permitiré de buen grado vagar por una tierra tan perezosa donde el aire tiene la consistencia de la miel, pero no le desearía que tuviera que moverse en un aire que es tan espeso como el alquitrán. Las teorías materialistas tienen excrecencias como éstas.

No estamos hablando ahora de nuestro Sol actual, sino de ese antiguo Sol que realmente consiste en el fuego primordial y en lo que se llama niebla ígnea o aire de fuego. Encontramos esta expresión en Fausto, pues Goethe la conocía bien, y también encontramos la expresión niebla ígnea en la literatura teosófica. Debemos pensar en el antiguo sol como en una mezcla de estas dos sustancias. Sin embargo, esto no ocurrió por sí mismo. Los cuerpos universales no se condensan por sí mismos; los Seres espirituales tienen que provocar este proceso de condensación.

¿Cuáles son los Seres Espirituales que llevaron la condensación de la sustancia desde el antiguo Saturno al antiguo Sol? Estos Seres a los que llamamos Dominaciones, o Espíritu de la Sabiduría. Son ellos los que ahora presionan hacia adentro desde el exterior y los que originalmente presionaron la poderosa masa de Saturno para que se hiciera más pequeña. Las dominaciones ejercieron presión sobre él, hasta que el antiguo Sol se convirtió en el tamaño de un globo, cuya masa, si colocáis el Sol en su centro, debéis imaginar que llega hasta Júpiter. Así, Saturno era un gigantesco globo del mundo, que teniendo nuestro Sol en su centro habría llegado hasta el actual Saturno, un enorme globo, tan grande como nuestro actual sistema solar. El Sol del que acabamos de hablar era un globo que se extendía hasta el Júpiter actual. Este punto marca el límite del antiguo mundo solar. Haréis bien si os imagináis esos planetas exteriores como marcas de los límites de los antiguos mundos. Vemos que nos acercamos gradualmente a la teoría de los planetas, siendo conducidos a ella a través de la actividad de las jerarquías,

Vayamos más allá. Sabemos que la siguiente condición es de nuevo de condensación. La tercera condición de nuestro sistema del mundo es la de la antigua Luna. Aquellos de ustedes que han prestado atención a las comunicaciones del Registro Akáshico saben que la antigua Luna llegó a existir porque la sustancia del Sol se había condensado aún más, hasta la condición de agua. La Luna no contenía aún tierra sólida, sino que estaba compuesta de fuego, aire y agua. Había coordinado así el elemento acuático. El gas o aire se condensó en ella hasta el elemento agua. ¿Quién efectuó esto? Lo hizo la Jerarquía de Seres espirituales que llamamos Mights, Virtudes o Espíritus del Movimiento. Así sucedió por medio de las Virtudes, que la masa de la antigua Luna se contrajo hasta los límites de la órbita del actual Marte. Marte es, pues, el límite que muestra el tamaño de la Luna. Si imaginamos un globo con el Sol actual como centro, y como límite la órbita del Marte actual, tenemos el tamaño de la antigua Luna. Hemos llegado al punto en el que debemos recordar que cuando la antigua Luna se formó a partir de Saturno y el Sol, ocurrió algo bastante nuevo. Una parte de la sustancia densa fue expulsada y surgieron dos globos. Uno de los dos tomó las sustancias y los Seres más sutiles y se convirtió en un Sol más sutil, el segundo se convirtió en una Luna más densa. Esta tercera condición de nuestro sistema planetario se desarrolló de tal manera que, durante un tiempo, permaneció como un solo planeta; luego arrojó de sí mismo un planeta, que permaneció en su vecindad. Al principio, mientras formaba un solo cuerpo, la Luna se extendía hasta la órbita del actual Marte; luego el Sol se contrajo, y fue rodeado por otro cuerpo; aproximadamente en el lugar donde el actual Marte tiene su órbita, estaba más o menos la periferia del cuerpo único original.

  ¿Bajo qué influencia se dividió un solo globo en dos? Sucedió en la época bajo el dominio de los Espíritus del Movimiento, Virtudes o Dynamis. Para aquellos que ya me han seguido en este dominio, no es nuevo escuchar que [en] el Cosmos las cosas suceden de manera muy parecida a como suceden en la vida humana ordinaria. Allí donde los seres evolucionan, hay algunos que avanzan y otros que se quedan atrás, como lo sabe muchos padres que se quejan de que su hijo en la universidad se queda atrás mientras que otros progresan mucho. Se trata, pues, de una diferencia en el "tempo" del desarrollo. Lo mismo ocurre en el Cosmos. Y por ciertas causas, que aprenderemos más tarde, ahora que las Virtudes han entrado en su Misión, entró en juego algo que se llama en todo el Esoterismo, y en todos los Misterios, la "lucha en el Cielo". Esta "lucha en el Cielo" forma parte esencial e integral de todos los Misterios; contiene también el Misterio primigenio sobre el origen del Mal. En un determinado momento de la evolución lunar, las Virtudes habían alcanzado grados de madurez muy diferentes. Algunas de ellas aspiraban a elevarse espiritualmente lo más alto posible; otras, a su vez, se habían quedado atrás, o al menos habían progresado normalmente en su desarrollo. Algunos de los espíritus del movimiento de la antigua Luna habían progresado mucho más que sus compañeros. El resultado fue que estas dos clases de espíritus se dividieron. Los más avanzados se unieron con el cuerpo Solar, y los otros formaron la Luna girando a su alrededor.

Hemos dado ahora una descripción somera de la lucha en el Cielo, el desgarramiento de la antigua Luna, de modo que el planeta que acompaña a la antigua Luna queda bajo el dominio de los espíritus del Movimiento o de las Virtudes que habían quedado rezagados, y el antiguo Sol bajo el dominio de las Virtudes avanzadas.


Algo de esta lucha en el Cielo suena todavía en las primeras frases del divino Gita, donde simbólicamente al comienzo de la batalla se oyen todavía los ecos de aquella poderosa lucha de los cielos. ¡Oh, fue un poderoso campo de batalla! Desde el momento en que las Dominaciones o Kyriotetes llevaron a cabo la formación del antiguo Sol, hasta el momento de la formación de la antigua Luna, cuando las Virtudes o Dynamis asumieron su misión, todo fue un poderoso campo de batalla; una gigantesca lucha reinó en el Cielo. Las Dominaciones habían contraído toda la masa de nuestros sistemas solares hasta el límite de Júpiter, luego las Virtudes o espíritus del movimiento la contrajeron hasta el límite del Marte de hoy. Entre estas dos fronteras planetarias en los cielos se encuentra el gran campo de batalla de la lucha del Cielo. 

¡Mirad ese campo de batalla celestial! Sólo en el siglo XIX el ojo físico ha vuelto a descubrir, por así decirlo, las devastaciones producidas por la Lucha del Cielo. Tienes una multitud de pequeños Planetoides esparcidos entre las órbitas de Marte y Júpiter. Estos son los restos del campo de batalla de la lucha en el Cielo que se libró entre los dos puntos del tiempo cósmico cuando nuestro Sistema Solar se contrajo primero hasta Júpiter, y luego hasta Marte. Y cuando nuestros Astrónomos dirigen sus telescopios hacia los espacios celestes y descubren todavía otros planetoides, éstos son todavía los restos de ese gran campo de batalla, de esa lucha en el Cielo entre las Virtudes avanzadas y las menos avanzadas, y que también provocó la separación de la Luna del Sol.

Así, vemos, cuando consideramos las acciones de los seres espirituales divinos, cómo las cosas externas se nos presentan como la expresión, la fisonomía exterior de esos seres espirituales divinos.

Traducido por J.Luelmo julio 2021


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