En el descenso hacia la densificación física, encontramos que primero se formó el cuerpo físicom —Saturno—, pero aún en estrecha relación con el resto del mundo físico, en estado semejante al de la mora. Luego se formó el cuerpo etérico, pero también en estrecha relación con el entorno, en el sol, resonante. Luego se formó el cuerpo astral, pero en estrecha relación con el entorno, en la Luna, resplandeciente. En la Tierra, tras la fecundación con la mónada, y después de que el desarrollo de la predisposición del cuerpo físico, etérico y astral se repitiera y consolidara a lo largo de las tres primeras razas raíces —la polar, la hiperbórea y la lemúrica-—, se produjo la formación del cuerpo físico. En la cuarta raza raíz pudo seguir el desarrollo y la configuración correctos del cuerpo físico humano. Y solo después de la configuración del cuerpo físico humano pudo el yo alcanzar el dominio en él. Para que el yo pueda convertirse en gobernante, primero debe eliminarse del cuerpo astral todo aquello que obstaculiza el surgimiento del yo o que lo mantendría atado a un nivel inferior. En el cuerpo astral reside la fuerza del desarrollo posterior. Es el principio por el cual el kama, el calor propio, llegó al ser humano. Sin calor propio, sin fuerza propia, el ser humano no habría podido desarrollarse como un ser independiente y libre. El desarrollo hacia la libertad estuvo condicionado por el kama, el calor propio. Esto se preparó en la Luna. Lo que estaba fuera, en la Luna, como sabiduría, como luz, como fuego, lo luciférico, entró en los seres humanos individuales en la Tierra y se manifestó inicialmente como fuerza reproductiva. Lo que habría sido excesivo para el desarrollo espiritual del ser humano fue expulsado de la Tierra a la Luna. Sin embargo, la Tierra y el ser humano conservaron suficiente calor propio para seguir desarrollándose. En realidad, [la Tierra] no tenía luz propia; en ella, la luz se condensó en calor; por eso recibe la luz del sol y depende de ella. Con ello, también perdió su propia sabiduría. Al igual que los seres humanos recibieron la luz del sol en la Tierra, recibieron la sabiduría de seres superiores.
Mediante la purificación del cuerpo astral, este se convierte en cuerpo mental; el yo debe transformarlo mediante la purificación, la catarsis. Entonces, el cuerpo astral se vuelve luminoso. El calor se transforma a su vez en luz. Entonces, el ser humano recupera su propia luz y sabiduría. La purificación del cuerpo astral se produce mediante el altruismo. Todo lo que el ser humano tiene de egoísmo en sí mismo es una impureza del cuerpo astral. Solo debe estar ahí para el mundo, no para sí mismo. Mientras desee algo para sí mismo de forma carnal, su cuerpo astral no estará purificado. En cuanto deje de desear nada para sí mismo, el kama de la pasión egoísta se transformará en el calor del entusiasmo, del amor.
La posibilidad de transformar el kama del fuego de la pasión en el calor del amor, de la compasión, llega al mundo a través de Cristo, Budhi, el principio del amor. Esto se ha infiltrado en los seres humanos. El calor purificado es amor, es el otro polo de la sabiduría, de la luz, del principio luciférico.
Primero, el calor aparece como kama y utiliza el manas para sus fines egoístas. Luego, el kama se convierte en calor purificado, en amor. Cuando el ser humano irradia este calor purificado, el cuerpo astral comienza a transformarse en luz; el amor se une a la sabiduría:
Cristo mas Lucifer.
Cristo y Lucifer, el amor y la sabiduría, son en esencia uno, dos polos de la misma esencia, de la misma fuerza. Este kama purificado puede ahora ser utilizado por el yo para hacer que el cuerpo etérico sea completamente independiente. Esto solo sucederá, en la sexta ronda, para todos los seres humanos, aunque para algunos que se adelantan en su evolución, ya es una realidad. Ahora, la evolución continúa de tal manera que el yo, el ser humano real, el ser humano libre, utiliza su cuerpo astral para activar el manas, la sabiduría, la luz, con el fin de trabajar en el cuerpo etérico, aportarle fuerzas, aportarle budhi, incorporarlo.
Dado que el cuerpo etérico es la forma espiritual del cuerpo físico, el que da vida al cuerpo físico, al igual que el cuerpo astral es el que da vida al cuerpo etérico, con la transformación del cuerpo etérico también se transforma el cuerpo físico y se prepara para recibir al Atma, que hasta entonces aún lo rodeaba. Entonces se produce también la perfección del cuerpo físico. Esto ocurrirá para todos los seres humanos en la séptima ronda y luego, en mayor medida, en el séptimo planeta. Si el ser humano alcanza esto ya ahora, ha alcanzado el grado de Maestro.
Primero se forma el cuerpo físico, pero es el último en completarse. En segundo lugar se forma el cuerpo etérico, pero es el penúltimo en completarse. En tercer lugar se forma el cuerpo astral, que es el primero en completarse. Esta finalización es algo distinto a la configuración externa. En cuanto a la configuración externa, primero se configuró el cuerpo físico, nacido del entorno, luego el cuerpo etérico, luego el cuerpo astral, todo en su forma embrionaria. De estos, primero se sometió al yo el cuerpo astral, luego el cuerpo etérico y luego el cuerpo físico. Este ascenso se repetirá cada vez en mayor medida, tal y como se ha repetido el descenso, a través de planetas, rondas, razas raíces, razas, y en cada ser humano en cada vida y en los estados dormido y despierto. La repetición inversa seguirá al ascenso:
Despertar — Dormir (ascensión)Encarnación - Estado intermedio (mundos superiores)
Ascensión en cada raza, en cada raza raíz, en cada ronda, en cada planeta. El momento principal en la conversión hacia la ascensión es la transformación del kama en amor y, con ello, el retorno a la luz, a la sabiduría. Cuando el ser humano alcanza esto, a partir de ese momento se guía a sí mismo; ya no depende de seres superiores.
Cristo y Lucifer son, por tanto, los dos polos que mantienen unida toda la evolución de la Tierra, entre los que se encuentra la humanidad y hacia los que debe evolucionar.
Traducido por J.Luelmo nov.2025
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