GA235-Dornach 24 de febrero de 1924 relaciones Kármicas Vol. I - La formación del impulso al karma entre la muerte y un nuevo nacimiento.

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Relaciones kármicas:
GA235 - Volumen I

Dornach 24 de febrero de 1924



IV conferencia


Hoy quiero presentarles algunos aspectos más amplios sobre el desarrollo del karma, ya que a partir de ahora entraremos más y más en aquellos asuntos que sólo pueden ilustrarse, digamos, con suposiciones particulares.

Para obtener una verdadera visión del progreso del karma debemos ser capaces de imaginar cómo se las arregla el hombre para ensamblar todo su organismo cuando desciende del mundo espiritual al físico. Comprenderán que en el lenguaje de hoy no hay formas de expresión adecuadas para estos eventos que son prácticamente desconocidos para nuestra civilización actual. Por lo tanto, los términos que empleamos no pueden ser más que inexactos. Cuando descendemos del mundo espiritual al físico, para una nueva vida en la tierra, tenemos nuestro cuerpo físico preparado para nosotros, en principio, gracias a la corriente de la herencia. Este cuerpo físico está sin embargo conectado en cierto sentido, como veremos, con las experiencias a que nos vemos sometidos entre la muerte y un nuevo nacimiento. Sin embargo, hoy en día, bastará con tener en cuenta que el cuerpo físico nos es conferido desde el lado terrenal, mientras que los miembros que podemos describir como los miembros superiores del ser humano - el cuerpo etérico, el cuerpo astral y el Ego - descienden del mundo espiritual.

Tomemos en primer lugar el cuerpo etérico. El hombre lo recoge de todo el éter universal, antes de adherirse al cuerpo físico que le ha sido dado por herencia. La unión de la parte anímico-espiritual del hombre como son el Ego, cuerpo astral y cuerpo etérico, con el embrión humano físico, sólo puede tener lugar en la medida en que el cuerpo etérico del organismo materno se retira gradualmente del embrión físico.

Por lo tanto, el hombre se une al germen físico después de haber extraído su cuerpo etérico del éter universal. Nos ocuparemos más adelante de una descripción más precisa de estos acontecimientos. Por el momento nos interesa principalmente la pregunta general, ¿de dónde vienen los diversos miembros que el ser humano tiene en la vida terrenal entre el nacimiento y la muerte? El organismo físico viene, como hemos visto, de la corriente de la herencia, y el organismo etérico del éter universal del cual se extrae. En cuanto al organismo astral, podemos decir que el ser humano permanece en todos los aspectos inconsciente de él, o sólo subconscientemente consciente de él, durante su vida terrenal. Este cuerpo astral contiene todos los resultados de su vida entre la muerte y un nuevo nacimiento. Pues entre la muerte y un nuevo nacimiento -según lo que ha llegado a ser a través de sus vidas precedentes en la tierra- el hombre entra en múltiples relaciones con otras almas humanas que están en la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, y también con los Seres espirituales de un orden cósmico superior que no descienden a la tierra en un cuerpo humano, sino que tienen su ser en el mundo espiritual.

Todo lo que un hombre trae de sus vidas anteriores en la tierra, -precisamente de acuerdo a cómo era y lo que hizo-, se encuentra con la simpatía o antipatía de los seres que aprende a conocer durante su paso por el mundo entre la muerte y un nuevo nacimiento.

No sólo es de gran importancia para el karma, las simpatías y antipatías que encontró entre los Seres superiores según las cosas que hizo en su vida terrenal anterior. No sólo eso, sino que también es de profunda importancia que ahora se relacione con las almas humanas con las que se relacionó en la tierra, y que se produzca un maravilloso "reflejo" entre su ser y el de las almas con las que se relacionó en la tierra. Asumamos que tuvo una buena relación con un alma a la que ahora encuentra de nuevo entre la muerte y un nuevo nacimiento. Todo lo que aquella buena relación implicaba, vivía en él durante su vida anterior, o vida en la tierra; y esta buena relación se reflejará ahora en la otra alma cuando se encuentre con ella entre la muerte y un nuevo nacimiento.

Sí, es realmente así. Al pasar por la vida entre la muerte y el nuevo nacimiento, el ser humano se ve reflejado en todas partes en las almas con las que vive ahora, porque en efecto estuvo viviendo con ellas en la tierra. Si hizo el bien a otro ser humano, se le refleja algo del alma del otro. Si hizo el mal, de igual manera se refleja algo. Y ahora tiene el sentimiento - si puedo usar la palabra "sentimiento" con las reservas que hice al principio - tiene el sentimiento siguiente: "Tu ayudaste a esta alma humana. Todo lo que experimentaste al ayudarla, todo lo que sentiste por esta alma, los sentimientos que te llevaron a actuar de esta manera de ayuda hacia él, tus propias experiencias internas durante el acto de ayudarle, están volviendo a ti ahora desde su alma". Sí, en realidad se reflejan en ti desde el alma del otro.

O, si por el contrario, le hiciste daño a un alma humana. Lo que estaba viviendo en ti mientras le hacías daño, se refleja de nuevo. Y así tenéis vuestras vidas terrenales anteriores (y notablemente vuestra última vida) ante vosotros como en un lejano y amplio reflector, producido por las almas con las que estuvisteis juntos.

Especialmente con respecto a los actos de vuestra vida, tenéis la impresión de que se alejan de vosotros. Entre la muerte y el nuevo nacimiento perdéis el sentimiento del ego, el sentido del "yo" que era vuestro cuando estaba en el cuerpo en la tierra. De hecho, lo habéis perdido hace mucho tiempo. Pero ahora tenéis el sentimiento del "yo" proveniente de este reflejo tan extendido. Cobráis vida en el reflejo de los actos, en las almas con las que estuvisteis durante vuestra vida terrenal.

En la tierra, el "Yo", vuestro Ego, formaba en el cuerpo, por así decirlo, como un punto focal. Entre la muerte y el nuevo nacimiento, se refleja en ti desde el entorno circundante. Esta vida es una íntima unión con las otras almas humanas - según las relaciones que hayáis establecido con ellas.

Y esto es una realidad en el mundo espiritual. Cuando atravesamos una habitación colgada con muchos espejos, nos vemos reflejados en cada uno de ellos. Pero - en el lenguaje humano ordinario - sabemos que los reflejos "no están ahí". No permanecen cuando nos vamos; dejamos de reflejarnos. Pero en el mundo espiritual lo que se refleja en las almas humanas permanece; permanece en la existencia. Y llega un momento en el último tercio de la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento en el que damos forma a nuestro cuerpo astral a partir de estas imágenes reflejadas. Plasmamos todo esto en nuestro cuerpo astral. En realidad, cuando descendemos del mundo espiritual al físico, llevamos en nuestro cuerpo astral lo que hemos reabsorbido en nosotros mismos, de acuerdo con la forma en que nuestras acciones de la vida anterior en la tierra se reflejaron en otras almas entre la muerte y un nuevo nacimiento. Esto nos proporciona los impulsos que nos inclinan hacia o desde las almas humanas con las que nacemos de nuevo en el cuerpo físico.

De esta manera el impulso al karma en una nueva vida terrenal se forma entre la muerte y un nuevo nacimiento - aunque tendré que describirlo más detalladamente en un futuro próximo; porque también debemos tener en cuenta el Ego.

Ahora podemos seguir el rastro de cómo un impulso de una vida actúa en otras vidas. Tomemos, por ejemplo, el impulso del amor. Podemos hacer nuestras obras, en relación con otros seres, a partir del impulso que llamamos amor. Hay una gran diferencia si lo hacemos por un mero sentido del deber, por convencionalismo, por respetabilidad, etc., o si lo hacemos por un mayor o menor grado de amor.

Supongamos que en una vida terrenal un individuo es capaz de realizar acciones promovidas por el amor, alentadas por el amor. Esta acción permanece como una fuerza real en su alma. Lo que lleva consigo como resultado de sus acciones, lo que ahora se refleja en las otras almas, vuelve a él como una imagen reflejada. Y al formarse su cuerpo astral a partir de ella, con el cual desciende a la tierra, el amor de la antigua vida terrenal, el amor que derramó y que ahora le fue devuelto por otras almas, se transforma en alegría y gozo.

Tal es la metamorfosis, si es que podemos describirla. Un individuo hace algo por sus semejantes, algo promovido por el amor. El amor que sale de él acompaña las acciones que ayudan a sus semejantes. En el paso por la vida entre la muerte y el nuevo nacimiento, este flujo de amor de la vida en la tierra se transmuta, se metamorfosea, en alegría que fluye hacia él.

Si experimentáis alegría a través de un ser humano en una vida terrenal, podéis estar seguros de que es el resultado del amor que le habéis desplegado en una vida anterior. Esta alegría fluye de nuevo en vuestra alma durante la vida en la tierra. Sabes el calor interior que viene con la alegría, sabes lo que la alegría puede significar para uno en la vida - especialmente esa alegría que viene de otros seres humanos. Calienta la vida y la sostiene, por así decirlo, le da alas. Es el resultado kármico del amor que se ha desplegado.

Pero en nuestra alegría volvemos a experimentar una relación con el ser humano que nos da alegría. Así, en nuestra vida anterior en la tierra, teníamos algo dentro de nosotros que hacía que el amor fluyera de nosotros. En nuestra vida posterior, ya tenemos el resultado de ella, el calor de la alegría, que experimentamos interiormente una vez más. Y esto fluye de nuevo de nosotros. Un hombre que puede experimentar alegría en la vida, es a la vez algo para sus semejantes -algo que los calienta. Aquel que tiene motivos para pasar por la vida sin alegría es diferente a sus semejantes de aquel a quien se le concede pasar por la vida con alegría.

Por lo tanto, en la vida entre la muerte y el nuevo nacimiento, lo que experimentamos en la alegría entre el nacimiento y la muerte se refleja a su vez en las muchas almas con las que estuvimos en la tierra y con las que estamos de nuevo en la vida. Y la múltiple imagen reflejada que nos llega de las almas de los que conocimos en la tierra, vuelve a actuar una vez más. La llevamos a nuestro cuerpo astral cuando bajamos de nuevo a la siguiente vida en la tierra -que es la tercera en la sucesión. Una vez más es inculcado, impreso en nuestro cuerpo astral. ¿Cuál es su resultado ahora? Ahora se convierte en la base subyacente, el impulso para un rápido y listo entendimiento del individuo y el mundo. Se convierte en la base para la sintonización del alma que nos lleva a lo largo de la comprensión del mundo. Si nos interesamos y nos deleitamos en la conducta de otras personas, si comprendemos su conducta y la encontramos interesante en una vida terrenal determinada, es una indicación segura de la alegría de nuestra última encarnación y del amor de nuestra encarnación anterior. Las personas que van por el mundo con una mente libre y un sentido abierto, dejando que el mundo fluya en ellos, para que lo entiendan bien, han alcanzado a través del amor y la alegría esta relación con el mundo.

Lo que hacemos en nuestros actos por amor es totalmente diferente de lo que hacemos por un seco y rígido sentido del deber. Recordaréis que siempre he subrayado en mis libros: que son los actos que brotan del amor los que debemos reconocer como verdaderamente éticos; son los actos verdaderamente morales. Cuántas veces he señalado el gran contraste a este respecto, como entre Kant y Schiller. Kant, tanto en la vida como en el conocimiento, "kantificó" todo ("Kante", en alemán, significa borde duro o ángulo. - Nota del traductor.) En la ciencia, a través de Kant, todo se volvió duro y anguloso; y así es en la acción humana. "Deber, nombre grande y sublime, tú que no tienes nada de comodidad o facilidad." - este pasaje que cité en mi Filosofía de la Actividad Espiritual a la pretendida cólera (no la sincera, sino la pretendida e hipócrita cólera) de muchos opositores, mientras que por encima de ella puse lo que debo establecer como mi punto de vista: "Amor, tú que hablas con calor al alma"

Frente al seco y rígido concepto kantiano del deber, el propio Schiller encontró las palabras: "Gern dien' ich dem Freunde, doch tue ich es leider mit Neigung, drum wurmt es mich oft, dass ich nicht tugenhaft bin." (Con gusto sirvo a mis amigos, pero por desgracia lo hago con gusto, por lo que a menudo me roe, no soy virtuoso.) Porque en la ética kantiana, no es virtuoso lo que hacemos por verdadera inclinación, sino sólo lo que hacemos por el rígido concepto del deber.

Bueno, hay seres humanos que, para empezar, no alcanzan el amor. Porque no pueden decir a su prójimo la verdad por amor (porque si amas a una persona, le dirás la verdad y no mentiras), debido a que no pueden amar, dicen la verdad por mero sentido del deber. Puesto que no pueden amar, por sentido del deber se abstienen de golpear a su prójimo o de abofetearle o de ofenderle de cualquier otra manera, en el momento en que hace una cosa que no les gusta. Hay una diferencia entre actuar con un sentido del deber rígido, necesario en la vida social, necesario para muchas cosas, hay toda la diferencia entre esto y los actos de amor.

Ahora bien, las acciones que se hacen por un concepto rígido de deber, o por convencionalismo o decoro, no sirven para invocar la alegría en la siguiente vida en la tierra. Éstas acciones también se reflejan en otras almas de las que hablé antes; y, una vez hecho esto, en la siguiente vida en la tierra invocan a lo que podemos describir así: "Sientes que la gente te es más o menos indiferente." ¿Cuántas personas llevan esto a través de la vida. Es un asunto de indiferencia hacia los demás, y lo sufre. Con razón lo sufre, porque las personas están ahí para las demás; el individuo depende de no ser indiferente a sus semejantes. Lo que sufre es simplemente el resultado de una falta de amor en una vida anterior en la tierra, cuando se comportaba como un individuo decente debido al rígido deber que pende sobre él como una espada de Damocles. No diré una espada de acero; eso sería inquietante, sin duda, para la mayoría de las personas obedientes; así que digamos, una espada de madera de Damocles.

Ahora por tanto, estamos en la segunda vida terrenal.

Lo que procede como alegría del amor, en la tercera vida se convierte, como hemos visto, en un corazón libre y abierto, acercando el mundo a nosotros, dándonos una visión abierta de todas las cosas bellas, buenas y verdaderas. Mientras que en cuanto a lo que nos llega como indiferencia de otras personas, lo que experimentamos de esta manera en una vida terrenal, nos convertirá en la siguiente vida (es decir, en la tercera) en una persona que no sabe qué hacer consigo misma. Una persona así, ya en la escuela, no encuentra ningún uso particular para las cosas que los profesores hacen con él (con las enseñanzas). Luego, cuando se hace un poco mayor, no sabe a qué dedicarse - mecánico o Consejero Privado, o lo que sea. No sabe qué hacer con su vida; va a la deriva por la vida sin rumbo. En la observación del mundo exterior, no es exactamente aburrido. La música, por ejemplo, la entiende bastante bien, pero no le da ningún placer. Después de todo, es una cuestión de indiferencia si la música es más o menos buena, o mala. Siente la belleza de un cuadro u otra obra de arte, pero siempre hay algo en su alma que le molesta: "¿Qué es lo bueno de esto de todas formas? ¿Para qué sirve todo esto?" Tales son las cosas que emergen en la tercera vida terrenal en secuencia kármica.

Ahora supongamos, por otro lado, que un individuo causa un daño a otro, por odio o antipatía. Podemos imaginar todos los grados concebibles. Un individuo puede dañar a sus semejantes por un sentido neto de odio criminal. O, omitiendo las etapas intermedias, puede ser simplemente un crítico. Para ser crítico, siempre debes odiar un poco, a menos que seas uno de los que alaban; y tales críticos son pocos hoy en día. No es interesante mostrar reconocimiento del trabajo de otras personas; sólo se vuelve interesante cuando se puede ser ingenioso a expensas de ellos.

Si bien, hay todo tipo de etapas intermedias. Pero aquí estamos hablando de todos aquellos actos humanos que proceden de una fría antipatía - antipatía de la que la gente a menudo no es para nada consciente - o, en el otro extremo, netamente de odio . Todo lo que las personas hacen contra sus semejantes o contra la esencialidad humana, se descarga en las condiciones anímicas que se reflejan en la vida entre la muerte y el nuevo nacimiento. Luego, en la siguiente vida terrenal, de tal odio nace lo que nos llega del mundo exterior como dolor, angustia, infelicidad causada desde fuera - en una palabra, lo opuesto a la alegría.

Podréis replicar: experimentamos tanto sufrimiento y dolor que; ¿Puede deberse todo esto al mayor o menor odio de nuestra vida anterior? "No es posible de imaginar," el hombre será propenso a decir, "¿Tan malo era yo, que debo experimentar tanto dolor porque odiaba tanto?" Pues bien, si queréis pensar abiertamente en estas cosas, debéis saber cuán grande es la ilusión que os adormece (y a la que, por tanto, os entregáis fácilmente) en este punto. Tu abrigas, sin ser consciente de ello, las antipatías que sientes contra los demás. La gente va por el mundo con mucho más odio del que cree, o cuando menos con mucha más antipatía. Es un hecho de la vida: el odio da satisfacción al alma, y por esta razón, como regla, no se experimenta inicialmente en la conciencia. Es eclipsado por la satisfacción que da. Pero cuando vuelve como dolor y sufrimiento que nos llega de fuera, ya no es así; nos damos cuenta del sufrimiento rápidamente.

Bueno, mis queridos amigos, para mostrar, si me permiten, de forma casera y familiar, las posibilidades que hay a este respecto, piensen en un té de la tarde, una verdadera y genuina fiesta de cotilleos donde media docena (con media docena es mas que suficiente) de tías o tíos -sí, los tíos también- se sientan juntos a charlar con sus compañeros. Piense en ello. Cuántas antipatías se desahogan, qué cantidad de antipatías se derrama sobre otros hombres y mujeres, digamos en el curso de una hora y media - a veces dura más. Al derramar la antipatía no la notan; pero cuando vuelve en la siguiente vida terrenal, la notan muy pronto. Y vuelve, inexorablemente.

Así es, en efecto, una parte de lo que experimentamos como sufrimiento que nos llega desde fuera en una vida terrenal (no todo, porque todavía aprenderemos a conocer otras conexiones kármicas), puede muy bien deberse a nuestros propios sentimientos de antipatía en vidas anteriores en la tierra.

Pero con todo esto, nunca debemos olvidar que el karma, sea cual sea la corriente kármica, siempre debe comenzar en alguna parte. 

Si estas son una sucesión de vidas terrenales: a b c (d) e f g h, y esta, (d), es la vida presente, no se deduce que todo el dolor que nos viene de fuera, se debe a nuestra vida anterior en la tierra. También puede ser un dolor original, cuyo karma se resolverá sólo en la siguiente vida en la tierra. Por lo tanto digo que una parte -incluso una parte considerable- del sufrimiento que nos llega de fuera es el resultado del odio que concebimos en vidas anteriores.

Y ahora, al pasar de nuevo a la tercera vida, el resultado del sufrimiento que nos llegó (aunque sólo de ese sufrimiento que vino, por así decirlo, de nuestro propio odio acumulado), el resultado del dolor que se empleó así en nuestra alma es una especie de torpeza mental -torpeza en comparación con la rápida y abierta visión del mundo.

Puede que haya un individuo que se presente ante el mundo con una indiferencia flemática. No se enfrenta a las cosas del mundo, ni a otras personas con un corazón abierto. El hecho es, que muy a menudo, él adoptó esta enturbiamiento de espíritu por causa de sus sufrimientos en una vida anterior en la tierra, la causa de la cual residía en su propio karma. Porque el sufrimiento que posteriormente se expresa de esta manera, en la torpeza del alma, es seguro que fue el resultado de sentimientos de odio, al menos en la última vida terrenal. Podéis estar absolutamente seguros de ello: la estupidez en cualquier vida es siempre el resultado del odio en esta o aquella vida precedente. Sin embargo, mis queridos amigos, el verdadero concepto del karma no debe basarse sólo en esto; no es sólo para que nos permita comprender la vida. No, también debemos concebirla como un impulso en la vida. Debemos ser conscientes de que no sólo hay un a b c d, sino un e f g h. Es decir, están las vidas terrenales que vienen y lo que desarrollamos como contenido de nuestra alma en esta vida tendrá su resultado y efecto en la próxima vida. Si alguien quiere ser extra estúpido en su próxima vida terrenal, sólo necesita odiar mucho en esta vida. Pero lo contrario también es cierto: si quiere tener una visión libre y abierta en la próxima vida terrenal, sólo necesita amar mucho más en esta vida.

La comprensión y el conocimiento del karma sólo adquiere un valor real cuando fluye en nuestra voluntad para el futuro, cuando desempeña su papel en nuestra voluntad para el futuro. Y en la evolución humana ha llegado el momento en que el inconsciente no puede seguir trabajando como lo hacía cuando nuestras almas pasaban por sus vidas anteriores en la tierra. Los seres humanos se están volviendo cada vez más libres y conscientes. Desde el primer tercio del siglo XV estamos en la era en que los individuos se están volviendo cada vez más libres y conscientes. Y así, para las personas de la actualidad, la próxima vida terrenal ya contendrá un sentimiento oscuro de las vidas anteriores en la tierra. El individuo actual, si resulta que no es muy brillante, no se lo atribuye a sí mismo, sino a sus limitaciones nativas; siguiendo las teorías actuales del materialismo, lo atribuirá generalmente a su naturaleza física. No así aquellos individuos que regresen como la reencarnación de los de hoy. ellos poseerán ya por lo menos un sentimiento tenue e preocupante: si no son muy brillantes, en algún lugar u otro debe haber algo relacionado con sentimientos de antipatía u odio.

Y, si ahora hablamos de un método educativo de la Escuela Waldorf, naturalmente por el momento debemos tener en cuenta la civilización terrestre imperante. No podemos todavía educar francamente hacia una conciencia de la vida en términos de reencarnación, por así decirlo. Porque la gente de hoy en día no tiene todavía un sentimiento -ni siquiera un sentimiento oscuro- de sus repetidas vidas terrenales. Sin embargo, los comienzos que se han hecho con el método de la Escuela Waldorf seguirán desarrollándose, si son realmente reconocidos. Se desarrollarán en los próximos siglos, en esta dirección. Este principio se aplicará conscientemente en la educación moral. Si un niño tiene poco talento, si es aburrido, se debe de alguna manera a vidas anteriores en las que desarrolló mucho odio. Con la ayuda de la ciencia espiritual, el educador tratará de encontrar contra quién puede haberse dirigido el odio. Porque los hombres y mujeres que fueron odiados entonces, contra los que se hicieron los actos inspirados por el odio, deben estar de nuevo en algún lugar u otro del entorno del niño. La educación en los siglos venideros tendrá que posicionarse mucho más definitivamente en la vida. Cuando veáis lo que se está expresando en un niño así, en la metamorfosis de la falta de inteligencia en esta vida, tendréis que reconocer desde qué punto se refleja o más bien se reflejó en la vida entre la muerte y el nuevo nacimiento. Entonces harás algo como educador para que este niño desarrolle un amor especial hacia aquellos por los que sintió un odio específico en vidas anteriores en la tierra. Pronto verán el resultado beneficioso de un amor así específicamente despertado y dirigido. La inteligencia del niño, es más, toda la vida de su alma, se iluminará.

No son las teorías generales sobre el karma las que nos ayudarán en la educación, sino esta forma concreta de mirar la vida, para ver dónde están las conexiones kármicas. Pronto lo notaréis; después de todo, el hecho de que el destino haya reunido a estos niños en una clase no es una mera cuestión de indiferencia. La gente superará el horrible descuido que predomina en estas cosas hoy en día, cuando el "material humano" -porque así lo llaman a menudo- que se reúne en una clase, se concibe en realidad como si estuviera unido por mera casualidad; no como si el destino hubiera unido a estos seres humanos. La gente irá más allá de esta indiferencia atroz. Entonces adquirirán una nueva perspectiva como educadores; podrán percibir los maravillosos hilos kármicos que se tejen entre un niño y otro, como resultado de sus vidas anteriores.

Entonces traerán conscientemente al desarrollo de los niños lo que puede crear un equilibrio. Porque el karma es, en cierto sentido, inexorable. Por una necesidad férrea podemos escribir la secuencia incuestionable:

Amor y Alegría - un corazón abierto.

Antipatía u odio - Sufrimiento - Estupidez.

Estas son conexiones necesarias. Sin embargo, también nos enfrentamos cara a cara con una necesidad cuando vemos que un río sigue su curso; sin embargo, los ríos han sido regulados, se sabe que su curso ha sido alterado.

Así que también es posible, por así decirlo, regular la corriente kármica, trabajar en ella, afectar su curso. Sí, es posible.

Si, por lo tanto, en la infancia se nota que hay una tendencia a la torpeza y la estupidez y se perciben las conexiones, si ahora se guía al niño a desarrollar el amor en su corazón, si se descubre (lo que sería posible ya hoy en día para las personas con una delicada observación de la vida), si se descubre cuáles son los otros niños con los que el niño se relaciona kármicamente, y ahora se lleva al niño a amarlos especialmente, a hacer obras de amor hacia estos otros niños - entonces aportaréis un contrapeso en amor, a la antipatía que fue: y en una próxima vida terrenal la torpeza habrá mejorado.

Hay educadores, entrenados, por así decirlo, por su propio instinto que a menudo hacen estas cosas instintivamente. Instintivamente llevarán a los niños torpes hasta el punto de desarrollar el amor, educándolos así gradualmente en seres más inteligentes y perceptivos.

Sólo cuando llegamos a estas cosas, nuestra percepción de las conexiones kármicas se convierte en un verdadero servicio a la vida.

Antes de continuar con las cuestiones detalladas del karma, otra cuestión general se presentará naturalmente ante nuestras almas. ¿Qué clase de persona es -en términos generales- a la que te puedes enfrentar para saber que estás kármicamente relacionado con los demás? Debo responder con una palabra que a veces se usa de manera un tanto extravagante hoy en día: tal persona es "contemporánea"; está con nosotros simultáneamente en la tierra.

Teniendo esto en cuenta, os diréis a vosotros mismos: Si estás con ciertos seres humanos en una vida sobre la tierra, es porque entonces estuviste con ellos en una vida anterior (en general, al menos; puede haber, por supuesto, desplazamientos). Y a su vez, estuviste con ellos en una vida anterior.

¿Y qué hay de los que viven cincuenta años más tarde que tú? Estuvieron a su vez con otros seres humanos en sus vidas anteriores en la tierra. Como regla general, según esta línea de pensamiento, los seres humanos de la serie B -debo llamarlo- no se reunirán con los seres humanos de la serie A.

Es un pensamiento opresivo, pero es verdad. Hablaré después de otras dudas y preguntas, como las que surgen, por ejemplo, cuando la gente dice -como suele hacer- "La humanidad sigue incrementándose y creciendo en la tierra", y otras cosas de ese tipo. Hoy, sin embargo, quiero presentaros este pensamiento; tal vez sea un pensamiento deprimente, pero no por ello deja de ser cierto. Es un hecho que la continuación de la vida de la humanidad en la tierra tiene lugar en ritmos. Una multitud de seres humanos -si se me permite decirlo así- pasa, por regla general, de una vida a la siguiente; lo mismo sucede con otras multitudes, y en cierto sentido separadamente unos de otros. No encuentran su camino juntos en la vida terrenal, sino sólo en la larga vida intermedia entre la muerte y un nuevo nacimiento. Allí, en efecto, encuentran su camino juntos, pero no en la vida terrenal. Bajamos una y otra vez con un círculo limitado de personas. Precisamente desde el punto de vista de la reencarnación, ser contemporáneos es una cosa de importancia interna, de significado interno.
¿Por qué es así? Puedo aseguraros, sobre la base de la ciencia espiritual, que esta pregunta, que bien puede ocupar a uno intelectualmente para empezar, me ha causado el mayor dolor imaginable. Porque es necesario sacar a la luz la verdad, la naturaleza interna del hecho. Así que podéis preguntaros: ¿Por qué no fui contemporáneo de Goethe? Al no haber sido contemporáneo de Goethe en esta vida, en general -según estas verdades- se puede más o menos concluir que nunca ha vivido con él en la tierra. Goethe pertenece a otro turno.

¿Qué hay detrás de esto? Debéis invertir la pregunta; pero para ello debéis tener un sentimiento real, una percepción de lo que es realmente la convivencia de los hombres. Debéis ser capaces de haceros una pregunta sobre la que tendré mucho que decir en un futuro próximo: ¿Qué es realmente ser contemporáneo de otro ser humano? ¿Qué es, por el contrario, sólo poder conocerlo a través de la historia, en lo que se refiere a la vida terrenal? ¿Cómo es?

Debemos tener una mente libre, un corazón sensible, para responder a estas preguntas íntimas: ¿Cómo es cuando, -con todas las experiencias internas del alma que conllevan-, un hombre contemporáneo os habla, o hace alguna acción cerca de vosotros? ¿Cómo es eso? Y habiendo obtenido la necesaria percepción de esto, debéis ser capaces de compararlo con lo que sería si encontrarais a una persona que no es vuestro contemporáneo, y probablemente nunca lo ha sido en ninguna vida sobre la tierra, a quien podéis sin embargo venerar - más, quizás, que a cualquiera de vuestros contemporáneos. ¿Cómo sería si lo conociera como contemporáneo? En una palabra -perdón por la nota personal- ¿Cómo sería si yo fuera un contemporáneo de Goethe? Si no eres un tipo de persona insensible e indiferente. No hace falta decir que si eres insensible y no tienes ningún sentimiento de lo que un contemporáneo puede ser, apenas estás en posición de responder a tal pregunta. ¿Cómo sería si yo, caminando por la Schillergasse, digamos, hacia la Frauenplan en Weimar, me encontrara de repente con "el gordo Consejero Privado", digamos en el año 1826 o 1827? Uno sabe muy bien que no podría haberlo soportado. Puedes soportar a tu contemporáneo; no puedes soportar a un hombre que, en la naturaleza del caso, no puede ser tu contemporáneo. En cierto modo, actúa como un veneno en tu vida interior. Sólo puedes soportarlo en la medida en que no es tu contemporáneo, sino tu predecesor o sucesor.

Por supuesto, si no tienes ningún sentimiento por tales cosas, permanecen en el inconsciente; pero puedes imaginarte a un hombre que tiene un sentimiento íntimo por las cosas espirituales. Si supiera que al bajar por la Schillergasse hacia la Frauenplan en Weimar, se encontraría con el "Consejero Privado gordo" - Goethe, con la doble barbilla - se sentiría interiormente imposible. Un hombre que no tiene ningún sentimiento por esas cosas, sin duda se habría quitado el sombrero.

Estas cosas no deben ser explicadas fuera de la vida terrenal. Las razones por las que no podemos ser contemporáneos de un hombre no están contenidas en la vida terrenal. Para verlas, debemos penetrar en los hechos espirituales. Por lo tanto, para la vida terrenal, tales cosas parecen paradójicas. Sin embargo, son como he dicho.

Puedo aseguraros que con un amor genuino escribí la introducción de las obras de Jean Paul, publicadas en la Cotta'sche Bibliothek der Weltliteratur. Sin embargo, si alguna vez hubiera tenido que sentarme al lado de Jean Paul en Bayreuth, ¡me habría dado dolor de estómago, sin duda! Eso no impide que uno tenga la más alta reverencia. Y es así para cada ser humano - sólo que con la mayoría de la gente permanece en el subconsciente, en el astral o en el cuerpo etérico; no afecta a lo físico. La experiencia del alma que afecta al cuerpo físico también debe ser consciente.

Debéis ser muy conscientes de esto, mis queridos amigos. Si queréis conocer el mundo espiritual, no podéis evitar oír cosas que os parecerán grotescas y paradójicas. El mundo espiritual es diferente del físico. Por supuesto, es fácil para cualquiera ridiculizar la afirmación de que si yo hubiera sido un contemporáneo de Jean Paul, me habría dado dolor de estómago tener que sentarme a su lado. Eso es muy cierto, no hace falta decir que para el mundo cotidiano, banal y filisteo de la vida terrenal. Pero las leyes del mundo banal y filisteo no determinan los hechos espirituales. Debéis acostumbraros a pensar en otras formas de pensamiento, si queréis comprender el mundo espiritual; debéis estar preparados para experimentar muchas cosas sorprendentes. Cuando la conciencia cotidiana lee sobre Goethe, puede sentirse naturalmente impulsada a decir: "¡Cómo me gustaría haberlo conocido personalmente, haberlo estrechado de la mano!" y así sucesivamente. Es un trozo de irreflexión; porque hay leyes según las cuales estamos predestinados para una época determinada de la tierra. En esta época podemos vivir. Es como si en nuestro cuerpo físico estuviéramos predestinados a una cierta presión de aire; no podemos elevarnos por encima de la tierra a una altura en la que la presión ya no nos convenga. Tampoco puede un hombre destinado al siglo XX vivir en la época de Goethe.

Estas eran las cosas que yo quería traer sobre el karma, para empezar.


Traducido por J.Luelmo enero 2021


6 comentarios:

leonor dijo...

No entiendo esta frase, ya que dice que el yo es el alma y el espíritu y en otra parte esta el cuerpo astral: La unión del alma-espíritu del hombre como YO, cuerpo astral y cuerpo etérico, con el embrión humano físico, sólo puede tener lugar en la medida en que el cuerpo etérico del organismo materno se retira gradualmente del embrión físico.
mil gracias

luxmundi dijo...

Steiner se refiere a que lo anímico espiritual del hombre, como son el Yo, el cuerpo etérico, el cuerpo astral se unen con el embrión humano físico...etc, etc.
Quizás para evitar confusiones debería modificar la expresión diciendo "La unión de lo anímico-espiritual del hombre como son ......"
Gracias por tu comentario, eso me ayuda a ser mas preciso.

leonor dijo...

gracias luxmundi, lo tuyo es claro

leonor dijo...

hola. no entiendo esta frase: Una persona así, ya en la escuela, no tiene ningún uso particular para las cosas que los profesores hacen con él. mg

luxmundi dijo...

Steiner se refiere a que alguien así, no encuentra utilidad a las enseñanzas que le están impartiendo los profesores debido al kárma de su vida anterior en que fue indiferente a las almas de los demás seres humanos. Esa indiferencia fluye a él en su actual vida convirtiéndole en una persona que no sabe que hacer consigo mismo.

leonor dijo...

mil gracias luxmundi x 2 razones, primero x contestarme, ya que la mayoria de las veces no me contestan y segundo x aclararme todo. suerte

El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919