GA107-7 Berlín, 2 de noviembre de 1908 - EL OLVIDO

Índice



RUDOLF STEINER
EL OLVIDO

  Berlín, 2 de noviembre de 1908
Conferencia 
Hoy veremos uno de esos aspectos de la ciencia espiritual que nos muestran cuán bien calificada está la antroposofía para verter luz sobre la vida en el sentido más amplio. Este conocimiento no solo nos ayuda a comprender la vida cotidiana, sino que también arroja luz sobre el gran lapso de la existencia humana que incluye el tiempo entre la muerte y un nuevo nacimiento.
La ciencia espiritual puede ser de gran ayuda para nosotros en lo que respecta a la vida cotidiana; puede ayudarnos a resolver muchos problemas y mostrarnos cómo afrontar la vida. Aquellas personas que no pueden ver en las profundidades de la existencia no pueden entender muchas cosas que llegan a encontrarse a cada momento del día.
Las preguntas que no pueden ser respondidas a partir de la experiencia sensorial se acumulan y, al no recibir respuesta, siguen siendo problemas que tienen un efecto perturbador en la vida, generando descontento. Sin embargo, estar descontento en la vida nunca puede servir a la evolución del hombre ni a su verdadero bienestar. Podríamos enumerar cientos de esos problemas cotidianos que son mucho más esclarecedores de lo que la gente suele imaginar. Una palabra que denota muchos de esos problemas es la palabra 'olvido'. Todos ustedes la conocen como la palabra que indica lo opuesto a lo que llamamos la retención de una imagen mental, un pensamiento o una impresión. Ciertamente todos habrán tenido algunas experiencias angustiosas con lo que comporta la palabra olvido. Todos
ustedes conocerán la molesta experiencia que a menudo tienen si una u otra idea o impresión se les ha, como si dijéramos, escapado de la memoria. Puede que se hayan preguntado ¿Por qué, el olvido tiene que pertenecer a los fenómenos de la vida? Pero solo con la ayuda de las enseñanzas de la vida oculta se puede obtener respuesta a tales cosas, es decir, respuestas que tengan algún valor. Por supuesto todos ustedes saben, que la memoria o el recuerdo tienen algo que ver con lo que llamamos el cuerpo etérico del hombre. Por consiguiente también podemos suponer que lo opuesto a la
memoria, es decir, el olvido, también tendrá algo que ver con el cuerpo etérico. Quizás tengamos que preguntarnos, si ¿Hay algún significado en el hecho de que las cosas que un ser humano haya pensado en algún momento de su vida, puedan también ser olvidadas? ¿O tenemos que conformarnos con caracterizar el olvido de una manera puramente negativa, como suele ocurrir a menudo, y decir que es un defecto del alma humana el no poder recordar todo y en todo momento? Solo arrojaremos luz sobre el olvido dirigiendo nuestra atención a su opuesto y considerando la naturaleza y el significado de la memoria. Si decimos que la memoria tiene algo que ver con el cuerpo etérico, debemos preguntarnos ¿Cómo sucede que el cuerpo etérico adquiere la tarea de retener las impresiones y los pensamientos en el hombre, cuando comprobamos que el cuerpo etérico que también está presente en las plantas, tiene esencialmente una tarea tan diferente? A menudo hemos hablado del hecho de que, en contraste con la piedra, una planta tiene toda su naturaleza material
impregnada por un cuerpo etérico. Y este cuerpo etérico de la planta es el principio de la hoja en un sentido restringido, y también el principio de la repetición. Si la planta solo estuviera sujeta a la actividad del cuerpo etérico, entonces, comenzando desde la raíz de la planta, el principio de la hoja se repetiría indefinidamente. Es gracias al cuerpo etérico que las partes de una entidad viviente se repiten una y otra vez, ya que es el cuerpo etérico el que quiere seguir reproduciendo la misma cosa. Es por eso que la vida tiene algo así como lo que llamamos la propagación, la aparición de su propia especie, hecho que se debe fundamentalmente a una actividad del cuerpo etérico. Todo lo que depende de la repetición en el hombre o el animal es atribuible al principio etérico. La repetición de una vértebra tras otra en la columna proviene de esta actividad del cuerpo etérico. La terminación del
crecimiento de la planta en la parte superior y la consecución de todo su crecimiento en la flor se debe a la astralidad de la tierra que incide desde el exterior en el crecimiento de la planta. El hecho de que en el hombre las vértebras de la columna se ensanchen y se conviertan en los huesos huecos del cráneo, surge a través de la actividad del cuerpo astral del hombre. Por tanto podemos decir que todo lo que lleva a las cosas a una conclusión está sujeto al principio astral y toda repetición al principio etérico. La planta tiene este cuerpo etérico, y el hombre también lo tiene. Por supuesto, no puede haber ninguna cuestión de memoria en la planta. Para afirmar que la planta tenga una especie de
memoria inconsciente con la cual advierte cómo era la hoja que ha producido, la hace crecer un poco más y después produce la siguiente hoja según el patrón de la primera, este tipo de afirmación conduce a las extrañas ilusiones que se ven hoy en las ciencias naturales. Algunas personas incluso dicen que la herencia se debe a un tipo de memoria inconsciente. Casi podríamos llamar a esto llevar tonterías a la literatura científica natural, ya que hablar de memoria en la planta es en realidad pura diletantismo en alto grado.
Es el cuerpo etérico y ese principio de la repetición, lo que ahora nos interesa. Para poder captar la diferencia entre el cuerpo etérico de la planta y el del hombre, que, además de las cualidades del cuerpo etérico de la planta también tiene la capacidad de desarrollar la memoria, tendremos que tener muy clara la diferencia fundamental entre una planta y un ser humano. Imaginen plantar una semilla en la tierra; de ella surgirá una planta bastante definida. De un grano de trigo crecerá un tallo de trigo y su espiga y de un semilla de haba se producirá una planta de habas. Deberán admitir que el desarrollo de la planta está determinado de manera irrevocable por la naturaleza de la semilla. Es cierto que el hortelano puede influir en ella y modificarla mejorando la planta mediante todo tipo de métodos hortícolas. Pero eso es realmente una excepción a la regla, y solo tiene una importancia menor en comparación con el hecho de que una semilla particular producirá una planta de forma y crecimiento definidos. ¿Es también ese el caso con el hombre? Hasta cierto punto esto es cierto, pero solo hasta cierto punto. Cuando un ser humano surge del embrión, vemos que su desarrollo también está delimitado dentro de ciertos límites. Los negros provienen de padres negros, los niños blancos de padres blancos, y podríamos agregar varios otros ejemplos para mostrar que el desarrollo humano, al igual que el de la planta, también está delimitado dentro de ciertos límites. Este límite, sin embargo, solo abarca la naturaleza física, etérica y astral. Se pueden percibir trazas de ciertas cosas en los hábitos permanentes y en la naturaleza temperamental de un niño que puedan mostrar similitudes con el temperamento y los instintos de sus antepasados. Pero si el ser humano estuviera tan "encasillado" dentro de los límites de una cierta forma de crecimiento como lo está la planta, entonces no existiría algo como la educación, el desarrollo del alma y las cualidades espirituales. Si imaginan a dos niños de diferentes padres pero que son muy similares en lo que respecta a su capacidad y características externas y luego imaginen que uno de estos niños se le ha desatendido y no tiene mucha educación, mientras que el otro es cuidadosamente educado y enviado a una buena escuela donde sus capacidades se desarrollan adecuadamente, no se puede decir que este desarrollo de las capacidades del niño ya estuvieran allí en forma embrionaria como en una alubia. La alubia crece de la semilla en cualquier caso sin nuestra necesidad de educarla. Eso pertenece a su naturaleza. Las plantas no pueden ser educadas, pero los seres humanos sí pueden. Podemos transmitirle algo al ser humano y depositar algo dentro de él, mientras que no podemos poner nada de ese tipo en una planta. Y esto ¿Por qué es? Porque el cuerpo etérico de la planta siempre tiene un cierto número finito de leyes internas que se despliegan a partir de una semilla a la siguiente y tienen un recorrido definido
más allá de cual no pueden ir. El cuerpo etérico del hombre es diferente. Además de la parte que se utiliza para crecer,- que es esa parte de su ser que también está encasillada dentro de ciertos límites como la planta-, el cuerpo etérico del hombre también tiene otra parte, una parte libre, que no tiene un uso natural a menos que al ser humano se le enseñen todo tipo de cosas a través de su educación y que esas cosas se depositen de esta manera en su alma, que está vinculada con esa parte libre del cuerpo etérico. Así pues, en realidad, hay una parte del cuerpo etérico del hombre que no es utilizada por su naturaleza orgánica. El hombre guarda esta parte del cuerpo etérico para su propio uso; no la usa ni para el crecimiento ni para su desarrollo orgánico natural, sino que lo mantiene como un órgano libre con el cual poder asimilar las ideas de la educación.
Lo primera cosa que sucede en este proceso de la adquisición de ideas es que el hombre recibe impresiones. El hombre siempre tiene que recibir impresiones, porque toda la educación se basa en las impresiones y en la cooperación entre el cuerpo etérico y el cuerpo astral. Para recibir impresiones necesitamos el cuerpo astral, pero para retener estas impresiones, para que no desaparezcan de nuevo, necesitamos el cuerpo etérico. Incluso la imagen de memoria más pequeña, aparentemente más trivial, necesita la actividad del cuerpo etérico. Para percibir un objeto, necesitan el cuerpo astral, pero para recordarlo cuando sale de nuestro campo de observación, tienen que tener el cuerpo etérico. El cuerpo astral es necesario para la percepción, pero para hacerse una idea, una representación mental, necesitan el cuerpo etérico. Aunque se necesita muy poca actividad del cuerpo etérico para
retener las ideas, tan poca que apenas debe ser tenida en cuenta hasta que se vuelven hábitos  permanentes, todavía se necesita el cuerpo etérico para recordar las inclinaciones, los cambios de temperamento, etc. Debe estar ahí para que ustedes recuerden mucho mas que una simple imagen mental. Puesto que toda retención de imágenes mentales, se basa en un cierto sentido, en la memoria.
Mediante la impronta de la educación y mediante el desarrollo espiritual del hombre, hemos depositado todo tipo de cosas en este espacio libre del organismo etérico y ahora podemos preguntarnos si este órgano etérico libre tiene alguna significación para el crecimiento y el desarrollo de una persona. ¡Sí lo tiene! Cuanto más va envejeciendo un hombre, -no tanto así en su juventud-, todo lo que se ha depositado en el cuerpo etérico a través de la impronta de la educación, comienza gradualmente a participar en la vida entera del cuerpo humano, también de una manera interna.
Y la mejor forma de hacerse una idea de esta participación es llegar a conocer un hecho que generalmente no se tiene en cuenta. La gente piensa que lo que es de naturaleza anímica no es de mucha importancia para la vida del hombre en general. Sin embargo, puede suceder lo siguiente: supongamos que un hombre se enferma simplemente porque ha estado expuesto a un clima inadecuado. Ahora imaginemos que este hombre pudiera enfermarse en dos situaciones diferentes. Una podría ser que no tiene mucho con lo que trabajar en la parte libre de su cuerpo etérico.
Supongamos que es un tipo perezoso, a quien el mundo exterior no le causa demasiada impresión y cuya educación ha presentado grandes dificultades, porque las cosas le entraban por un oído y le salían por el otro. Una persona así no tendrá mucho de donde sacar que pueda ayudarle a recuperarse, en comparación con otra persona que tenga una mente alerta y viva, y que en su juventud acumuló mucho mas y actuó bien y por lo tanto ha provisto debidamente la parte libre de su cuerpo etérico. Por supuesto, aún tendrá que ser probado por la medicina externa, por qué el proceso de recuperación se encuentra con mayores dificultades en un individuo que en otro. Esta parte libre del cuerpo etérico
que ha crecido en energía a través de las muchas impresiones, se hace presente, se reafirma y su movilidad interna contribuye al proceso de curación. En innumerables casos, las personas deben su recuperación rápida o indolora al hecho de que cuando eran jóvenes recibían con vivo interés las impresiones. ¡Ahí se ve la influencia que la mente tiene en el cuerpo! En el caso de recuperarse de una enfermedad, este hecho marca la diferencia si tenemos que tratar con un hombre que pasa por la vida con una mente apagada y obtusa, o con un hombre cuyo cuerpo etérico libre, en lugar de ser pesado y letárgico se ha mantenido vivaz y despierto. Pueden ver esto por si mismos si miran al
mundo con los ojos abiertos y se dan cuenta de cómo se comportan las personas mentalmente perezosas y mentalmente activas cuando están enfermas. Ven pues que el cuerpo etérico del hombre es algo bastante diferente de la mera planta. La planta carece de esta parte libre del cuerpo etérico que fomenta el desarrollo del hombre; de hecho, el desarrollo total del hombre depende de que tenga esta parte libre del cuerpo etérico. Si se comparan los granos de hace miles de años con los granos de hoy, notarán una cierta diferencia, por supuesto, pero básicamente han conservado la misma forma. Sin embargo, si comparan a la gente de Europa en la época de Carlomagno con la gente de hoy: ¿Por qué las personas de hoy en día tienen pensamientos y sentimientos tan diferentes? Es porque siempre han tenido una parte libre de su cuerpo etérico con el cual poder asimilar algo y transformar su naturaleza. Todo esto es válido en general. Ahora debemos ver la forma en que todo lo que hemos estado describiendo funciona en instancias particulares.
Tomemos el caso de un hombre que no puede borrar de su memoria la impresión que recibe, por lo que la impresión simplemente permanece allí. Sería algo extraño si tuvieran que pensar que todo lo que le haya impresionado desde su infancia, todos los días de su vida, desde la mañana hasta la noche, siempre estuviere en su mente. Ustedes saben, por supuesto, que solo se hacen presentes después de la muerte durante un tiempo determinado. Y hay una buena razón para eso entonces. Pero el hombre durante la vida lo olvida. Todos ustedes no solo han olvidado innumerables cosas que les sucedieron cuando eran pequeños, sino también muchas cosas que sucedieron el año pasado, e
incluso en cierta medida lo que sucedió ayer. Esa imagen mental que se ha ido de su memoria, que se han "olvidado", de ninguna manera ha desaparecido de todo su ser, de todo su organismo espiritual. Lejos de eso. Si ayer vieron una rosa y ahora la han olvidado, la imagen de la rosa todavía está en ustedes, así como todas las demás impresiones que han recibido, aunque hayan sido olvidadas por su conciencia inmediata. Hay una tremenda diferencia entre una representación mental mientras está en nuestra memoria y después de que la hayamos olvidado. Imaginemos, pues, una representación mental que hemos formado de una impresión externa, y que ahora tenemos en nuestra conciencia. Después vamos viendo con los ojos de nuestra alma cómo desaparece gradualmente y se olvida. Sin embargo, está allí, y permanece dentro de todo el organismo espiritual. ¿Qué hace allí? ¿Qué hace esta imagen digamos "olvidada"? Tiene una función muy importante. Desde el momento en que está
siendo olvidada, comienza a actuar de una manera correcta en la parte libre del cuerpo etérico del que hemos estado hablando y se vuelve útil para el hombre. Es como si no hubiera sido digerida hasta entonces. Mientras el ser humano la use para adquirir conocimiento, aún no obrará internamente para producir vida e la parte libre del organismo etérico.
En el momento en que se hunde en el olvido, comienza a obrar. O sea, se puede decir que está continuamente en marcha la actividad en y sobre la parte libre del cuerpo etérico. ¿Y qué es lo que realiza ese trabajo? ¡Son las ideas olvidadas! ¡Esa es la gran bendición del olvido! Mientras la representación mental permanezca en su memoria, ustedes la relacionan con un objeto. Si observan una rosa y llevan la representación mental de ella en su memoria, relacionan la imagen de la rosa con el objeto externo (la rosa en si). La imagen está así encadenada al objeto externo y tienen que enviarle su fuerza interna. En el momento en que se olvidan de la imagen, sin embargo, la liberan. Luego
comienzan a desarrollarse fuerzas germinales que trabajan internamente en el cuerpo etérico del hombre. Por tanto, nuestros recuerdos olvidados tienen un gran significado para nosotros. Una planta no puede olvidar, ni por supuesto, puede recibir impresiones tampoco. De todos modos, no podría olvidarse, porque todo su cuerpo etérico se usa para el crecimiento, y no le queda nada libre. Si las representaciones mentales pudieran entrar en la planta, aun así tampoco tendría nada que poder desarrollar.
Sin embargo, todo lo que ocurre, sucede de conformidad con la ley. Todo lo que está destinado a desarrollarse y sin embargo, no se facilita su desarrollo, crea un obstáculo para el propio desarrollo. Todo lo que en un organismo, no esté comprometido en su desarrollo se convierte en un obstáculo para el desarrollo. Por ejemplo, si se secretaran todo tipo de sustancias dentro del ojo y no pudieran ser absorbidas por el fluido general del ojo, entonces la vista se vería afectada. No se debe permitir que permanezca nada que no se pueda absorber y asimilar. Lo mismo vale con las impresiones mentales. Si, por ejemplo, un hombre pudiera recibir impresiones y nunca sacárselas de la conciencia,
fácilmente podría suceder que la parte libre del cuerpo etérico quedase desnutrida y en consecuencia, sería más una desventaja que una ayuda para el desarrollo de un hombre. Ahí tienen la razón por la cual es malo que una persona permanezca despierta por la noche y no sea capaz de sacarse ciertas impresiones de su mente porque está preocupado por algo. Si pudiera olvidarlas, éstas trabajarían beneficiosamente en su cuerpo etérico. En este caso, es obvio que sería una bendición olvidar y al mismo tiempo tienen una indicación de la necesidad de no forzarse por recordar algo, sino más bien a aprender a olvidarlo. Es lo peor cosa posible para la salud interior de un hombre que haya ciertas cosas que simplemente no puede olvidar. Lo que podemos decir sobre las cosas cotidianas del momento también se aplica a las cosas de naturaleza ético-moral. Una disposición de calidez de corazón que no guarda rencor, también se basa realmente en esto. Guardar resentimiento reconcome la salud de una persona. Si alguien nos ha hecho un mal y recordamos la impresión que nos causó cada vez que lo vemos, entonces relacionamos esta imagen con el y la dejamos fluir hacia afuera. Pero si logramos saludarlo con afecto la próxima vez que lo veamos, como si nada hubiera sucedido, eso realmente nos haría bien. Es un hecho y no una fantasía que nos haría bien. Un pensamiento resentido como este es aburrido e ineficaz cuando se lo dirige hacia afuera, pero tan pronto como se vuelve hacia adentro, se convierte en un bálsamo calmante para muchas cosas en el hombre. Estas cosas son hechos, y nos ayudan a hallarle aún más significado a la bendición del olvido. Olvidar no es un mero defecto en el hombre sino una de las cosas más saludables en la vida humana. Si el
hombre sólo desarrollara su memoria, y si todo lo que le impresiona permaneciera en su memoria, su cuerpo etérico tendría más que soportar, y su contenido sería cada vez más extenso, pero al mismo tiempo se volvería más y más reseco. Es gracias al olvido que el hombre es capaz de desarrollarse. Además, ninguna imagen mental se pierde completamente para el hombre. Esto se ve mejor en esa poderosa imagen de memoria que tenemos inmediatamente después de la muerte. Allí se hace evidente que ninguna impresión se pierde por completo.
Después de haber abordado brevemente la bendición del olvido tanto en la esfera moral como en la neutral de la vida cotidiana, consideremos ahora cómo actúa el olvido en el gran lapso de la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento. ¿Qué es realmente el Kamaloca, ese período de transición que atraviesan los seres humanos antes de entrar al Devachan, el mundo espiritual propiamente dicho? El Kamaloca existe porque inmediatamente después de la muerte, el ser humano no puede olvidar las inclinaciones, los deseos y los placeres que tuvo en la vida. El hombre cuando fallece, antes que nada, deja su cuerpo físico tras de si. Seguidamente, se encuentra ante su alma la poderosa imagen de la memoria que he descrito a menudo. Después de dos, tres o como máximo cuatro días, todo eso ha
terminado por completo. Aún permanece con él una especie de extracto del cuerpo etérico. Entretanto la mayor parte del cuerpo etérico se retira y se disuelve en el éter general, una especie de esencia o estructura del cuerpo etérico se queda atrás, pero en forma concentrada. El cuerpo astral es el portador de todos los instintos, deseos, pasiones, sentimientos, sensaciones y placeres. Ahora bien el cuerpo astral no podría ser consciente de las privaciones atormentadoras en el Kamaloca si no fuera por el hecho de que todavía está conectado con ese resto del cuerpo etérico, lo que le da la posibilidad de recordar constantemente lo que disfrutó y deseó en la vida. Y la ruptura de hábitos no es más que un olvido gradual de todo lo que encadena al ser humano al mundo físico. Después, si el hombre quiere ingresar al Devachan, primero debe aprender a olvidar todo lo que lo ata al mundo físico. Así vemos que el hombre también está atormentado aquí, porque todavía tiene recuerdos del mundo físico. Así como las preocupaciones pueden atormentar al hombre cuando se niegan a abandonar su memoria, también lo pueden atormentar las inclinaciones e instintos que persisten después de la muerte, y este atormentador recuerdo de las conexiones con la vida se expresa en todo lo que el ser humano tiene que atravesar durante su período de Kamaloca. Hasta que haya logrado olvidar todos sus deseos y anhelos por las cosas del mundo físico, no aparecerán los logros y frutos de su vida anterior, preparados para el trabajo de Devachan. Allí se convierten en escultores y supervisores
trabajando en la forma de la vida futura. Porque el hombre pasa su tiempo en Devachan trabajando en la nueva forma que tendrá cuando vuelva a la vida terrenal. Este trabajo de preparación de su futuro, le da la sensación de dicha que tiene a lo largo de Devachan. Cuando el hombre ha pasado por Kamaloca, comienza la base de su forma futura. La vida en Devachan siempre se emplea en usar ese extracto que ha traído consigo para construir el prototipo de su próxima forma. Él forma este prototipo al trabajar en él los frutos de la vida pasada. Sin embargo, solo puede hacer esto olvidando las cosas que hicieron que Kamaloca fuera tan difícil para él.
Hemos visto que el sufrimiento y la privación en el Kamaloca está causada por la incapacidad del ser humano de olvidar ciertas conexiones con el mundo físico, y por tanto, el mundo físico se cierne frente a él como un recuerdo. Sin embargo, cuando ha pasado por las aguas del "Lethe", el río del olvido, y ha aprendido a olvidar, los logros y las experiencias de su encarnación pasada pueden ponerse a su disposición para construir poco a poco el prototipo de la vida venidera. Ahora la gozosa bienaventuranza de Devachan comienza a ocupar el lugar del sufrimiento. Cuando las preocupaciones nos atormentan en la vida ordinaria, y las imágenes particulares permanecen atrapadas en nuestra
memoria, introducimos algo duro y sin vida en nuestro cuerpo etérico que socava nuestra salud. De manera similar, después de la muerte tenemos algo en nuestro ser que contribuye a nuestros sufrimientos y privaciones, hasta que, a través del olvido, nos deshacemos de toda conexión con el mundo físico. Así como estos recuerdos olvidados pueden convertirse en una fuente de salud para el hombre, también todas las experiencias de la vida pasada se vuelven una fuente de bienaventuranza en Devachan cuando el ser humano ha pasado por el Río del Olvido y ha olvidado todo lo que lo liga a la vida en el mundo de los sentidos.
Así, por tanto, se puede ver que estas leyes del olvido y el recuerdo también son absolutamente válidas para la vida en su sentido más amplio. Ahora cabe preguntar: ¿Cómo puede un hombre después de la muerte tener imágenes de memoria de todo lo que sucedió en su vida pasada, si debe olvidar esta vida? Alguien podría decir: ¿Puede hablarse de olvidar en absoluto, viendo que el hombre ha dejado de lado el cuerpo etérico con el que el recuerdo y el olvido están conectados?
Después de la muerte, por supuesto, recordar y olvidar asumen una forma ligeramente diferente. Cambian de tal manera que una lectura del Registro Akáshico ocupa el lugar del recuerdo ordinario. Los acontecimientos del mundo no han desaparecido, por supuesto, simplemente aparecen objetivamente. Cuando el recuerdo de las conexiones con la vida física se desvanece en Kamaloca, estos eventos aparecen en una forma completamente diferente, y surgen ante el hombre en el Registro Akáshico. Entonces él no necesita la conexión con la vida que proviene de la memoria ordinaria. Todas las preguntas de este tipo que puedan formularse encontrarán una respuesta. Pero debemos
dejarnos tiempo para hacerlo gradualmente, ya que es imposible tener todas las respuestas de inmediato en la punta de los dedos.
Ahora comprenderemos muchas cosas en la vida cotidiana si conocemos las cosas que acabamos de analizar. Gran parte de lo que pertenece al cuerpo etérico humano se muestra en la forma en que los temperamentos reaccionan sobre el hombre. Hemos dicho que esta característica duradera que llamamos temperamento también tiene su origen en el cuerpo etérico. Imaginemos a una persona que tiene un temperamento melancólico y que nunca se aleja de ciertas imágenes mentales en las que siempre está pensando. Esto es algo bastante diferente de un temperamento sanguíneo o flemático, donde las imágenes simplemente desaparecen. Un temperamento melancólico trabaja en
detrimento de la salud de un hombre, en el sentido que hemos estado considerando, mientras que un temperamento sanguíneo puede ser, en cierto modo, extremadamente beneficioso. Por supuesto, estas cosas no deben tomarse de tal forma que llegue a la conclusión de que el ser humano debe tratar de olvidarlo todo. Pero se puede ver que el lado sano y beneficioso de un temperamento sanguíneo o flemático y el lado no saludable de un temperamento melancólico se pueden explicar por estas mismas cosas que acabamos de aprender. Es natural preguntar si un temperamento flemático también está obrando de la manera correcta. Un flemático que solo asimila pensamientos triviales los olvidará fácilmente. Eso será bueno para su salud. Pero si, por otro lado, no tiene más que pensamientos de estos, no será bueno para él en absoluto. Esto se vuelve bastante complicado.
La ciencia espiritual responde a la pregunta de si el olvido es solo un defecto en la naturaleza humana o es algo útil. Y vemos, además, que pueden derivarse fuertes impulsos morales del conocimiento de tales cosas. Si un hombre cree que es para su bien -y esto tiene que ser tomado de manera bastante objetiva-, el tener que olvidar los insultos y las heridas que le han causado, entonces obrará en él un impulso completamente diferente. Pero mientras él crea que no hay ninguna diferencia, entonces ningún sermón le ayudará. Sin embargo, cuando sepa que debe olvidar por su propio bien, dejará que este impulso actúe en él de una manera bastante diferente. No es necesario calificar este comportamiento inmediatamente de egoísta; sería mejor expresarlo de esta manera: si estoy enfermo y débil, si arruino mi salud espiritual, psicológica y físicamente, no seré útil para el mundo. También podemos considerar la cuestión del bienestar desde un punto de vista completamente diferente. Si un hombre es un egoísta acérrimo, no sacará provecho de tales consideraciones. Pero quienquiera que de corazón persiga el bien de la humanidad y por lo tanto, tenga la intención de trabajar para ello -y también, indirectamente, de corazón persiga su propio bien- si está en posición de pensar sobre ello, también extraerá frutos morales de tales consideraciones . Ya verán, que si la ciencia espiritual trabaja en la vida humana mostrándole al hombre la verdad sobre circunstancias espirituales específicas, le
dará al hombre los mayores impulsos ético-morales, como ningún otro conocimiento y ningún mandamiento moral externo pueda hacerlo. El conocimiento de los hechos del mundo espiritual, tal como lo imparte la ciencia espiritual es, por lo tanto, un impulso poderoso que también en relación con el ámbito moral puede producir el mayor progreso en la vida humana.

No hay comentarios:

El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919