GA107 Berlín, 27 de abril de1909- la risa y el llanto

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  GA107      LA RISA Y EL LLANTO

Berlín, 27 de abril de1909  

17 ª Conferencia

Este invierno hemos dado toda una serie de charlas sobre la ciencia espiritual con el propósito específico de estar más en contacto con toda la naturaleza del ser del hombre. Hemos visto el gran enigma del hombre desde tantos aspectos como ha sido posible. Hoy nuestra tarea va a ser hablar de algo que absolutamente forma parte de la vida cotidiana. Y tal vez, por la sencilla razón de que partimos de algo realmente común, veremos que los enigmas de la vida salen realmente a nuestro encuentro por todos lados y debemos hacernos cargo de ellos, para que al comprenderlos podamos ver en las profundidades del mundo. Porque las cosas del espíritu y en general los más grandes, no deben buscarse en recónditas lejanías, ya que se revelan en las cosas más ordinarias de la vida. La sabiduría más grande podemos encontrarla en las cosas más insignificantes de la vida, solo si las sabemos entender. Por lo tanto, incluyamos en este ciclo de conferencias este invierno un estudio del tema cotidiano de la risa y el llanto desde el punto de vista científico espiritual.

La risa y el llanto son ciertamente cosas muy comunes en la vida humana. Pero solo la ciencia espiritual puede traer una comprensión más profunda de estos fenómenos, porque la ciencia espiritual es la única que puede penetrar en las partes más profundas del ser del hombre, donde es claramente diferente de los otros reinos con los que comparte este planeta. En virtud del hecho de que el hombre ha adquirido en este mundo la mayor y más poderosa porción de la divinidad, se eleva por encima de las otras criaturas. Por lo tanto, solo el conocimiento y la comprensión que llega al espíritu desentrañarán realmente la verdadera naturaleza del hombre. La risa y el llanto merecen ser debidamente observados y apreciados, ya que solo ellos pueden eliminar la idea preconcebida que tiende a clasificar la naturaleza del hombre demasiado cerca de la de los animales. La forma de pensar que tanto empeño pone en reducir al hombre lo más cerca posible del nivel animal, enfatiza con tanta fuerza como puede, el alto nivel de inteligencia que se muestra en los diversos logros de los animales, una inteligencia a menudo muy superior a la del hombre. Pero esto no sorprende particularmente al científico espiritual, porque sabe que cuando el animal hace algo inteligente no surge de un elemento individual en el animal, sino del alma grupal. Es muy difícil, por supuesto, hacer que el concepto del alma grupal sea convincente para la observación externa, aunque no sea absolutamente imposible. Pero debe notarse una cosa, ya que es accesible a cualquier tipo de observación externa si es lo suficientemente extensa: el animal, ni llora ni ríe. Ciertamente habrá personas que sostengan que los animales también se ríen y lloran. Pero no se puede ayudar a esas personas si no quieren saber lo que implica la risa y el llanto y por eso también se lo atribuyen a los animales. Una persona que realmente observa el alma sabe que el animal no puede llorar, sino a lo sumo aullar, ni puede reír, sino solo sonreír. Debemos estar atentos ante la diferencia entre aullar y llorar o, sonreír y reír. Debemos retroceder a algunos eventos muy significativos si queremos arrojar luz sobre la verdadera naturaleza de la risa y el llanto.

A partir de las conferencias impartidas en varios lugares, incluido Berlín y concretamente sobre la naturaleza de los temperamentos, recordarán que hay dos corrientes en la vida humana. Una corriente incluye todas las capacidades y características humanas que heredamos de nuestros padres y otros antepasados, y que pueden transmitirse a nuestros descendientes y la otra corriente consiste en las cualidades y características que tenemos en virtud de disponer de individualidad. Esta corriente toma las características heredadas como una envoltura, sus propias cualidades y características que se originan de vidas pasadas en encarnaciones anteriores.

El hombre es esencialmente un ser doble: una parte de su naturaleza la hereda de sus antepasados, la otra parte la trae consigo de anteriores encarnaciones. Por lo tanto, diferenciamos entre el núcleo real del ser del hombre que pasa de vida a vida, de encarnación a encarnación y las envolturas que lo rodean, que comprende las características heredadas. Ahora bien, es cierto que el núcleo individual real del ser de un hombre, que pasa de encarnación a encarnación, ya está unido con su naturaleza corporal física antes del nacimiento, por lo que no hay que imaginarse que cuando un hombre nace es posible en condiciones normales, que su individualidad pueda ser intercambiada. La individualidad ya está unida con el cuerpo humano antes del nacimiento.

Pero 
una cuestión diferente es establecer, en qué momento este núcleo de individualidad, puede comenzar su trabajo formativo sobre el hombre. El núcleo individual ya está en el niño, como hemos dicho, cuando nace. Pero antes del nacimiento como tal, no puede llevar a efecto las capacidades que ha adquirido en vidas pasadas. Debe esperar hasta después del nacimiento. Así pues, podemos decir, que antes del nacimiento ya existen en el hombre las causas de todas esas características y cualidades que podemos heredar de padres y antepasados. Aunque el núcleo del ser humano está allí, como hemos dicho, no puede tomar el control hasta que el niño haya llegado al mundo.

Cuando el niño ha entrado a la vida física, este núcleo de individualidad comienza a transformar su organismo físico, -partiendo de la base de que se desarrolla en circunstancias normales-, por supuesto, ya que eso varía en casos excepcionales. Cambia el cerebro y los otros órganos para que puedan convertirse en sus instrumentos. Así pues,
 las cualidades heredadas son principalmente las que se ven en el niño al nacer, y poco a poco las cualidades individuales se abren paso en el organismo general. Si quisiéramos hablar del trabajo de la individualidad sobre el organismo antes del nacimiento, ese es un capítulo aparte. Por ejemplo, también podemos decir que la individualidad participa activamente en la elección de sus padres. Pero esto, también, básicamente se hace desde afuera. Todo el trabajo que la individualidad realiza antes del nacimiento, tiene lugar desde fuera, por ejemplo, a través de la madre. Pero el trabajo real de la individualidad en el organismo en sí no comienza hasta que el niño ha venido al mundo. Y dado que esto es así, la parte realmente humana solo puede comenzar a manifestarse gradualmente en el ser humano, después del nacimiento.

Por lo tanto, para empezar, el niño tiene ciertas cualidades en común con la naturaleza animal y estas son solo aquellas cualidades que encuentran su expresión en el tema que nos ocupa hoy, la risa y el llanto. En las primeras semanas después del nacimiento, el niño realmente no puede reír ni llorar en el verdadero sentido de la palabra. Como norma general, son cuarenta días después del nacimiento cuando el niño llora sus primeras lágrimas y también sonríe, porque ese es el momento en que el núcleo de vidas anteriores entra por primera vez en el cuerpo y trabaja sobre el para convertirlo en un vehículo de expresión. Justamente esto es lo que confiere al hombre su superioridad sobre el animal, que en el caso de los animales no podemos decir que un alma individual pasa de encarnación a encarnación. La base de la naturaleza animal es el alma grupal y no podemos decir que lo que
 se reencarna en el animal, sea individual. Dicha parte regresa al alma grupal y se convierte en algo que solo vive en el alma grupal de los animales. Es solo en el hombre donde los frutos de sus esfuerzos en una encarnación sobreviven y después de haber pasado por el Devacán, pasan a una nueva encarnación. En esta nueva encarnación, gradualmente transforma el organismo, de modo que lo convierte no solo en la expresión de las características de sus antepasados físicos, sino también en sus habilidades individuales, talentos, etc.

Por tanto,
 en un ser como el hombre, solo la actividad del yo en el organismo es la que provoca la risa y el llanto. Reír y llorar solo son posibles en un ser que tiene su yo dentro del propio organismo y que dicho yo no es un yo grupal como lo es el de los animales. Porque la risa y el llanto no son ni mas ni menos que una delicada e íntima expresión de la yoidad en la naturaleza corporal. ¿Qué pasa cuando una persona llora? El llanto solo puede producirse cuando el yo se siente débil en relación a lo que se enfrenta en el entorno. Si el yo no está en el organismo, es decir, si no es individual, la sensación de debilidad en relación con el mundo exterior no se puede producir. Al estar en posesión del yo, el hombre siente una cierta desarmonía en su relación con el medio ambiente. Y este sentimiento de desarmonía se expresa en el deseo de defenderse y restablecer el equilibrio. ¿Cómo restablece el equilibrio? Lo hace contrayendo el cuerpo astral por medio de su yo. En el caso de la pena que lleva al llanto, podemos decir que el yo siente como una cierta falta de armonía con el entorno e intenta restaurar el equilibrio contrayendo el cuerpo astral dentro de sí mismo, exprimiendo sus fuerzas, por así decirlo. Ese es el proceso espiritual que subyace en el acto de llorar. Tomen por ejemplo, el llanto como una expresión de tristeza. Esa tristeza, habría que examinarla cuidadosamente en cada caso, si se quiere ver lo que la estaba causando. Por ejemplo, la pena puede ser la expresión de haber perdido algo que antes tenían. Si lo que hemos perdido aún estuviera allí, habría una relación armoniosa del yo con el medio ambiente. La falta de armonía se produce cuando hemos perdido algo y el yo se siente desamparado. Entonces el yo contrae las fuerzas de su cuerpo astral, lo comprime como si dijéramos, para defenderse contra ese abandono. Esta es la expresión de tristeza que conduce a las lágrimas, que el yo, el cuarto miembro del ser humano, contrae las fuerzas del cuerpo astral, su tercer miembro.

¿Qué es la risa? La risa es algo que se basa en el proceso opuesto. El yo intenta, por decirlo así, distender el cuerpo astral, expandirlo y estirarlo. Mientras que el llanto es provocado por la contracción, la risa se produce al relajar y expandir el cuerpo astral. Ese es el estado espiritual de las cosas. Cada vez que alguien llora, la conciencia clarividente puede confirmar que el yo está contrayendo el cuerpo astral. Cada vez que alguien se ríe, el yo expande y crea un abultamiento en el cuerpo astral. Solo gracias a que el yo está activo 
dentro del ser del hombre y no trabaja desde el exterior como en un yo grupal, pueden surgir la risa y el llanto. Ahora bien, debido a que el yo solo comienza gradualmente a estar activo en el niño, y
 todavía no está realmente activo al nacer, y puesto que todavía no ha tomado las riendas que dirigen el organismo desde adentro, el niño no puede reír ni llorar, en sus primeros días, sino justamente aprende a hacerlo a medida que el yo se hace con las riendas internas que, en primer lugar, están activas en el cuerpo astral. Y puesto que todo lo espiritual en el hombre encuentra expresión en el cuerpo, y el cuerpo es la fisonomía del espíritu - espíritu condensado - estas cualidades que hemos estado describiendo se expresan en procesos corporales. Y podemos aprender a entender estos procesos corporales desde el punto de vista espiritual si tenemos claro lo siguiente:

El animal tiene un alma grupal, o podríamos decir un yo grupal. Su forma o morfología está impresa en él por este yo grupal. Entonces, ¿Por qué el animal tiene una forma tan definida, una forma completa en sí misma? Esto se debe a que esta forma está impresa en él desde fuera del mundo astral y esencialmente tiene que mantenerla. El hombre tiene una forma que, como hemos destacado muchas veces, contiene digámoslo así, todas las otras formas animales dentro de sí como un todo armónico. Pero esta forma humana armoniosa, el cuerpo físico humano, tiene que ser más móvil en sí misma que el cuerpo animal. No debe tener una forma tan rígida como el cuerpo de un animal. Esto podemos verlo en las cambiantes expresiones faciales del hombre. Miren sino, la cara fundamentalmente inmóvil del animal, cuán rígida es y compárenla con la forma humana móvil, con sus gestos cambiantes con su fisonomía, etc. Admitirán que
, dentro de ciertos límites por supuesto, el hombre tiene cierta movilidad y que de alguna manera de él depende adquirir su propia forma, porque en su interior mora un yo. Es probable que nadie diga que un perro o un loro tengan una expresión individual de inteligencia como la de un ser humano, a menos que solo haga comparaciones. Hablando de perros, loros, leones o elefantes en general, ciertamente podría ser así, pero no individualmente, porque en ellos predomina el carácter general.

Con el hombre, encontramos su carácter individual plasmado en su rostro.

Y podemos ver cómo
 se plasma su alma individual específica, cada vez más en su fisonomía, especialmente en sus partes móviles. El hombre todavía tiene esta movilidad porque puede darse su propia forma desde adentro. El hecho de poder trabajar creadoramente en sí mismo es lo que eleva al hombre por encima de los otros reinos.

Tan pronto como el ser humano cambia el equilibrio general de fuerzas en su cuerpo astral desde su yo, esto también se refleja físicamente en la expresión de su rostro. La expresión facial normal y la tensión muscular que una persona tiene todo el día, está destinada a cambiar cuando el yo realiza un cambio en las fuerzas del cuerpo astral. Cuando, en lugar de mantener el cuerpo astral en su tensión normal, el yo lo distiende y lo expande, ejerciendo menos fuerza sobre el cuerpo etérico y físico, esto hace que ciertos músculos cambien su posición. Por eso, cuando se da el caso de una cierta afloración de sentimientos, el yo hace que el cuerpo astral se relaje, obligando a ciertos músculos a tener una tensión diferente de la normal. La risa, por lo tanto, no es otra cosa que la expresión física o fisonómica de ese aflojamiento del cuerpo astral que provoca el yo. Es el cuerpo astral, desde adentro, bajo la influencia del yo, el que lleva los músculos del hombre a aquellas posiciones que le dan su expresión normal. Cuando el cuerpo astral relaja su tensión, los músculos se expanden y se produce la risa. La risa es una expresión directa del trabajo interno del yo en el cuerpo astral. Cuando el cuerpo astral es comprimido por el yo bajo la presión del dolor, esta compresión se transmite al cuerpo, lo que da como resultado la secreción de lágrimas que, en cierto sentido, es como un flujo de sangre provocado por la compresión del cuerpo astral. Esto es lo que realmente son estos procesos. Y es por eso por lo que solo un ser que es capaz de tener un yo individual dentro de sí mismo y que a partir de él
 trabaje en sí mismo, puede reír y llorar. La individualidad del yo comienza en el punto donde la persona es capaz de tensar o relajar las fuerzas del cuerpo astral desde adentro.

Cada vez que vemos a alguien sonriendo o llorando nos enfrentamos a la prueba de la superioridad del hombre sobre los animales. Porque en el cuerpo astral del animal, el yo trabaja desde afuera. Por lo tanto, todas las condiciones de tensión en el cuerpo astral del animal solo pueden ser producidas desde afuera, y la calidad interna de tal existencia no puede expresarse en una forma externa como la risa y el llanto.

Si observamos el proceso de respiración cuando la gente ríe o llora. Es posible descubrir muchas más cosas en el fenómeno de la risa y el llanto. Esto nos permite ver profundamente lo que está sucediendo. Si observan la respiración de alguien que está llorando, notarán que consiste esencialmente en una exhalación prolongada y una breve inhalación. Es lo opuesto a la risa: una breve exhalación y una inhalación prolongada. Por lo tanto, el proceso de respiración cambia cuando el ser humano está bajo la influencia de los fenómenos que hemos estado describiendo. Y solo necesitan un poco de imaginación para encontrar las razones por las que esto debe ser así.

En los fenómenos de llanto, el cuerpo astral está comprimido por el yo. Esto es como exprimir la respiración: efectuando una exhalación prolongada. En el fenómeno de la risa hay un aflojamiento del cuerpo astral. Es como si se bombease aire de un cierto espacio, rarificando el aire y el aire silba. Así es con la respiración larga cuando se ríen. Aquí vemos, por así decirlo, en el cambio en el proceso de respiración, que el yo está actuando dentro del cuerpo astral. Lo que en el caso del animal está afuera, osea el yo grupal, puede percibirse en el hombre trabajando dentro, ya que esta actividad en particular está acompañada de un cambio en la respiración. Por lo tanto, demostremos el significado universal de este fenómeno.

Los animales tienen un proceso de respiración que, por así decirlo, está estrictamente gobernado desde el exterior y no está sujeto a un yo individual interno de la forma que se ha descrito hoy. Lo que sostiene el proceso de respiración y realmente lo regula, era conocido en la enseñanza oculta del Antiguo Testamento con el nombre 'Nephesh'. Esto es realmente lo que llamamos el "alma animal". El yo grupal del animal es el nephesh. Y en la Biblia se dice con bastante acierto: Y Dios insufló en el hombre el nephesh, (el alma animal), y el hombre se volvió un alma viviente. Esto a menudo es interpretado erróneamente, por supuesto, porque la gente no puede leer escritos tan profundos hoy, son demasiado parciales. Por ejemplo cuando dice: Y Dios sopló el nephesh, el alma animal, en el hombre, no significa que Él lo creara en ese momento, porque ya existía. No dice que no existiese previamente. Estaba allí, afuera. Y lo que Dios hizo fue tomar lo que anteriormente existía fuera como alma grupal poniéndolo en el ser interno del hombre. Es esencial entender la realidad de una expresión como esta. Uno puede preguntarse ¿Qué sucedió a través del hecho de que el nephesh fuese puesto en el hombre? Le permitió al hombre elevarse por encima de los animales y desarrollar su yo con actividad interna, de modo que pudiera reír y llorar y experimentar alegría y dolor de tal manera que obrasen creativamente en él.

Y eso nos lleva al efecto significativo que el dolor y la alegría tienen en la vida. Si el hombre no tuviera su yo dentro de él, no podría experimentar el dolor y la alegría interiormente y estos se producirían pero carecerían de sentido. Sin embargo, dado que tiene su yo dentro de él y puede trabajar
 en su cuerpo astral desde dentro y por consiguiente, en toda su naturaleza corporal, el dolor y la alegría se convierten en fuerzas que pueden actuar creadoramente en él. Toda la alegría y el dolor que experimentamos en una encarnación se convierten en parte de nosotros, para continuar en la siguiente encarnación; ellas actúan creativamente en nuestro ser. Por lo tanto, podría decirse que el dolor y la alegría se convirtieron en fuerzas creadoras del mundo a la vez que el hombre aprendía a llorar y reír, es decir, al mismo tiempo que el yo del hombre fue insuflado en su ser interior. El llanto y la risa son acontecimientos cotidianos, pero no los entendemos a menos que sepamos lo que está sucediendo realmente en la parte espiritual del hombre, lo que realmente ocurre entre el yo y el cuerpo astral cuando un hombre ríe o llora.

Todo lo que forma el hombre está en continuo desarrollo. Ese hombre tiene la capacidad de reír o llorar gracias al hecho de que puede actuar en su cuerpo astral desde su yo. Esto es ciertamente correcto. Pero, por otro lado, el cuerpo físico del hombre y también su cuerpo etérico ya estaban predestinados a tener un yo actuando en ellos cuando el hombre entró en su primera encarnación terrenal. El hombre era capaz de eso. Si pudiéramos introducir un yo individual en un caballo, se sentiría muy incómodo allí, porque no sería capaz de hacer nada; no podría encontrar salida para el trabajo individual del yo. Imaginen un yo individual en un caballo. El yo individual querría trabajar en el cuerpo astral del caballo comprimiéndolo o expandiéndolo, y así sucesivamente. Pero si un cuerpo astral se une a un cuerpo físico y etérico que no pueden adaptarse a las formas del cuerpo astral, entonces esos cuerpos físico y etérico suponen un tremendo obstáculo. Sería como tratar de luchar contra una pared. El yo dentro del ser del caballo querría comprimir el cuerpo astral pero los cuerpos físico y etérico no harían lo mismo y esto desquiciaría al caballo. El hombre tenía que estar predestinado para tal actividad. Para que eso fuese así, al principio tenía derecho a recibir el tipo de cuerpo físico que realmente pudiera convertirse en un instrumento para un yo y gradualmente poder ser dominado por el yo. Por lo tanto, también puede ocurrir lo siguiente: los cuerpos físico y etérico pueden ser móviles dentro de sí mismos, vehículos apropiados del yo, por así decirlo, pero el yo puede estar muy poco desarrollado y aún no ejercer el dominio apropiado sobre los cuerpos físico y etérico. Podemos ver esto en el hecho de que los cuerpos físico y etérico actúan como envolturas para el yo, pero no para que sean una expresión completa del yo. Tal es el caso en el tipo de personas que ríen y lloran involuntariamente, se ríen en cada ocasión y no tienen control sobre los músculos de la risa. Esto muestra que tienen una naturaleza humana superior en sus cuerpos físico y etérico, pero que al mismo tiempo aún no han puesto su humanidad bajo el control del yo. Esta es la razón por la cual esa risita produce una impresión tan desagradable. Muestra que el hombre está en un nivel más alto con respecto a aquello que no puede hacer nada, más que con respecto a aquello sobre lo que ya puede hacer algo. Siempre causa una impresión tan desagradable cuando hay un ser que no se encuentra en el nivel al que las condiciones externas lo han llevado. Así, la risa y el llanto son, en cierto sentido, absolutamente la expresión de la naturaleza del yo del hombre, porque solo pueden surgir a través del hecho de que el yo habita en el ser del hombre. El llanto puede ser una expresión del egoísmo más terrible, porque de cierta manera el llanto es con demasiada frecuencia una especie de revolcarse en el placer sensual. La persona que se siente abandonada comprime su cuerpo astral con su yo. Intenta fortalecerse internamente porque se siente débil en apariencia. Y
 al poder hacer algo, él siente esta fuerza interna es decir, derramar lágrimas. Un cierto sentimiento de satisfacción, sea admitido o no, siempre está relacionado con el derramamiento de lágrimas. Así como en diferentes circunstancias se obtiene una especie de satisfacción al romper una silla, las lágrimas a menudo se derraman sin más motivo que el placer sensual de la actividad interior; placer usando la máscara de las lágrimas, aunque la persona no sea consciente de ello.

Se puede ver que la risa es una especie de expresión de la naturaleza del yo, porque si realmente investigan ustedes sobre ella, encontrarán que la risa siempre se puede atribuir al hecho de que la persona en ese momento se siente superior a las personas y a los sucesos que lo rodean. ¿Por qué se ríe una persona? Invariablemente cuando alguien se ríe, es porque se imagina estar por encima de lo que ve. Esta afirmación siempre puede ser verificada. Ya sea que se estén riendo de si mismos o de otra persona, su yo siempre se siente superior a algo. Y a partir de este sentimiento de superioridad, expande las fuerzas de su cuerpo astral, las amplía y las hincha. Estrictamente hablando, en esto radica realmente la risa. Y esta es la razón por la que la risa puede ser algo tan saludable. Y no se debe condenar este vanagloriarse a sí mismo como un acto egoísta, porque la risa puede ser muy saludable cuando fortalece el sentimiento de identidad del hombre, especialmente si está justificado y lo lleva más allá de sí mismo. Si ven algo en su entorno o en ustedes mismos o en los demás que les resulta absurdo, se desata una sensación de estar por encima de tal absurdo que les hace reírse. Es inevitable que el hombre se sienta superior a una u otra cosa en el entorno, y el yo lo expresa expandiendo el cuerpo astral.

Si entienden lo que en el proceso de respiración tratamos de explicar con la afirmación: Y Dios insufló el nephesh en el hombre y de este modo el hombre se hizo un alma viviente, también sentirán la conexión que esto tiene con la risa y el llanto, porque bien saben que mientras están riendo y llorando, se cambia incluso el propio proceso de respiración del hombre. Por medio de este ejemplo, hemos demostrado que realmente las cosas más cotidianas solo se pueden entender cuando partimos del espíritu como punto de referencia. Podemos entender la risa y el llanto solo cuando entendemos la conexión entre los cuatro miembros del ser humano. En la época en que las personas aún poseían en cierta medida tradiciones clarividentes y tenían al mismo tiempo la capacidad de representarse a los dioses con verdadera imaginación, los describían como seres felices, cuya cualidad principal era una especie de risa feliz. Y no en vano, la gente atribuía el aullido y el crujir de dientes a aquellas regiones de la existencia del mundo en las que primitivamente predominaba algo que se asemeja a un egoísmo exacerbado. ¿Y esto porqué? Por que la risa, por un lado, significa una elevación sobre uno mismo, como si el yo se situara por encima de su entorno; es decir, la victoria de lo superior sobre lo inferior. Mientras que el llanto significa un sometimiento, un retraimiento de lo que está afuera, un hacerse más pequeño del yo al sentirse abandonado, un retiro en sí mismo. La tristeza en la vida es tan conmovedora, porque sabemos que será y debe ser superada, pero cuán diferente, sin esperanzas y para nada conmovedora es la aparición del dolor y las lágrimas en ese mundo en el que ya no pueden vencerse. Allí aparecen como la expresión de la condenación, de haber sido arrojado a la oscuridad.

Debemos prestar buena atención a estos sentimientos que pueden sobrevenirnos cuando hacemos una amplia revisión de lo que se expresa en el hombre como la acción del yo sobre sí mismo y los seguimos en sus detalles más sutiles. Entonces habremos entendido una gran cantidad de cosas que nos encontramos en el transcurso del tiempo. Debemos ser conscientes del hecho de que hay un mundo espiritual detrás del físico y que lo que aparece en la vida humana como las alternancias entre la risa y el llanto, cuando los encontramos separados del hombre, aparece por un lado como la luz feliz de El cielo y por otro lado, la miseria oscura y amarga del infierno. Estos dos aspectos están absolutamente ahí en la raíz de nuestro mundo y debemos entender nuestro mundo intermedio como derivando sus fuerzas de estos dos reinos.

Conoceremos muchas más cosas sobre el ser del hombre. Pero me gustaría decir que uno de los capítulos más profundos sobre el ser del hombre es el de la risa y el llanto, a pesar de que la risa y el llanto son acontecimientos cotidianos. El animal no se ríe ni llora porque carece de la gota de divinidad que el hombre lleva en su yo. Y podemos decir que cuando en el curso de su vida el ser humano comienza a sonreír y llorar, esto le prueba a cualquiera que puede leer el gran guion de la naturaleza, que 
dentro del hombre está viviendo una chispa divina realmente y cuando un hombre se ríe, esta chispa de Dios está activa en él buscando elevarlo por encima de todo lo que es la base. Porque sonreír y reír son elevarse. Por otro lado, cuando un hombre llora, nuevamente es la chispa de Dios advirtiéndole que su yo podría perderse si no se fortalece internamente contra todos los sentimientos de debilidad y de abandono. Es el Dios que hay en el hombre, quién está amonestando al alma en los procesos de reír y llorar. Esto explica la ira que se apodera de cualquiera que entiende la vida, cuando ve un llanto innecesario. El llanto innecesario delata el hecho de que en lugar de vivir y sentir con el entorno, el placer de estar dentro del propio yo es demasiado grande. Pero también surgen sentimientos amargos en cualquiera que entienda el mundo, cuando la elevación del yo sobre su entorno, que de otra manera se expresa en una risa sana, se justifica en alguien como un fin en sí mismo, en forma de una risa indiscriminada o como una crítica maliciosa. Porque él se da cuenta de que si el yo no atrae todo lo que puede de su entorno y no quiere vivir con su entorno, sino que eleva su naturaleza del yo por encima de él sin causa que lo justifique, entonces esta naturaleza del yo no tendrá la profundidad necesaria o el empuje ascendente necesario que solo podemos adquirir tomando del entorno todo lo que podamos para el desarrollo del yo. Entonces el yo retrocederá en lugar de avanzar. El equilibrio correcto entre tristeza y alegría tiene una contribución tremendamente importante en el desarrollo humano. Cuando la tristeza y la alegría no están solo en el ser del hombre, sino que tienen su justificación en el ambiente y cuando el yo quiere establecer la relación correcta entre el dolor, la alegría y el mundo circundante todo el tiempo, entonces la tristeza y la alegría serán factores evolutivos para el hombre.
Los grandes poetas a menudo encuentran palabras tan bellas para el tipo de tristeza y alegría que de ninguna manera tienen su origen en la arrogancia ni en una contracción del yo, sino que se originan en la relación entre el yo y el entorno, donde su equilibrio se ha visto perturbado desde el exterior, y que es lo único que explica por qué un hombre ríe y llora. Podemos comprenderlo porque podemos ver que es en y a través del mundo exterior donde se ha perturbado la relación entre el yo y el mundo exterior. Por eso el hombre debe reír o llorar; mientras que si sólo reside en el interior del hombre, no podemos entender por qué ríe o llora, porque entonces se trata siempre de egoísmo infundado. Por eso es tan conmovedor lo que Homero dice de Andrómaca, cuando está bajo la doble presión de la preocupación por su marido y por su hijo: Podía reír mientras lloraba". Es una forma maravillosa de describir algo normal en el llanto. No ríe ni llora por sí misma. La relación correcta es con el mundo exterior, cuando tiene que preocuparse por su marido, por un lado, y por su hijo, por otro. Y aquí tenemos la verdadera relación de la risa y el llanto, que se equilibran mutuamente: sonreír mientras se llora - llorar mientras se ríe. Un niño natural a menudo se expresa también de esta manera, porque su yo no se ha endurecido tanto en sí mismo como más tarde en la edad adulta, y todavía puede llorar mientras ríe y reír mientras llora. Y quien comprende estas cosas puede comprobar de nuevo el hecho de que quien ha superado su yo hasta el punto de no buscar ya las causas de la risa ni del llanto en sí mismo, sino de encontrarlas en el mundo exterior, también puede reír mientras llora y llorar mientras ríe. En efecto, en lo que ocurre a nuestro alrededor cada día tenemos, si lo comprendemos, la verdadera expresión de lo espiritual. La risa y el llanto son algo que, en el sentido más elevado, puede llamarse la fisonomía de lo divino en el hombre.

Traducido por J.Luelmo may.2017

2 comentarios:

MIGUEL ANGEL dijo...

A la conferencia 17 del GA 107 le falta el último párrafo que podría ser así:
Los grandes poetas encuentran a menudo palabras muy hermosas para el tipo de tristeza y alegría que no tienen su origen en la arrogancia ni en una contracción del yo, sino que se originan en la relación entre el yo y el entorno, donde su equilibrio se ha visto perturbado desde el exterior, y que es lo único que explica por qué el hombre ríe y llora. Podemos entenderlo porque podemos ver que es en y a través del mundo exterior que la relación entre el yo y el mundo exterior ha sido perturbada. Por eso el hombre debe reír o llorar; mientras que si sólo radica en el interior del hombre, no podemos entender por qué ríe o llora, porque entonces se trata siempre de un egoísmo infundado. Por eso es tan conmovedor lo que dice Homero de Andrómaca, cuando está bajo el doble dominio de la preocupación por su marido y la preocupación por su bebé: "¡Podía reír mientras lloraba! Es una forma maravillosa de describir algo normal en el llanto. No ríe ni llora por sí misma. La relación correcta está ahí con el mundo exterior, cuando tiene que preocuparse por su marido, por un lado, y por su hijo, por otro. Y aquí tenemos la verdadera relación de la risa y el llanto, que se equilibran mutuamente: sonreír mientras se llora - llorar mientras se ríe. Un niño natural a menudo se expresa también de esta manera, porque su yo no se ha endurecido tanto en sí mismo como más tarde en la edad adulta, y todavía puede llorar mientras ríe y reír mientras llora. Y quien comprende estas cosas puede comprobar de nuevo el hecho de que quien ha superado su yo hasta el punto de dejar de buscar las causas de la risa y el llanto en sí mismo y encontrarlas en el mundo exterior, también puede reír mientras llora y llorar mientras ríe. En efecto, en lo que ocurre a diario a nuestro alrededor tenemos, si lo comprendemos, la verdadera expresión de lo espiritual. La risa y el llanto son algo que, en el sentido más elevado, puede llamarse la fisonomía de lo divino en el hombre.

luxmundi dijo...

Hola; estás en lo cierto, faltó el último párrafo por traducir.
Nos ponemos a subsanar el olvido de inmediato, GRACIAS

El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919