GA107-10 Berlín 8 de diciembre de1908 -EL PECADO ORIGINAL

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RUDOLF STEINER

EL PECADO ORIGINAL


Berlín 8 de diciembre de1908 
Conferencia 10

Nos mantendremos en nuestro programa establecido, y en las reuniones de grupo de este invierno trabajaremos en una serie de aspectos, en apariencia, ampliamente divergentes de la salud y la enfermedad humanas. Y más tarde, estos diversos aspectos se agruparán en un todo y culminarán en la comprensión de ciertas cosas. En la primera conferencia de esta serie hicimos una especie de clasificación de diversos tipos de enfermedades y la última vez intentamos perfilar el texto de Los Diez Mandamientos. Todo lo que vaya más allá de este texto seguirá en el transcurso de las próximas
reuniones. Nuestro principal cometido la semana pasada fue familiarizarnos con el contenido y la tendencia actual de los Mandamientos. Hoy queremos hablar de otros aspectos que parecerán no estar directamente relacionados con las charlas precedentes o las siguientes, ya que son una serie de aspectos cuya comprensión de su significado no nos aparecerá hasta más adelante.
Comenzaremos hoy fijándonos en un momento importante en la evolución terrenal del hombre. Aquellos de ustedes que han estado trabajando en el movimiento antroposófico por algún tiempo lo conocen desde hace tiempo; los otros gradualmente se acostumbrarán a esta forma de pensar.
El momento en la evolución humana que queremos recordar, se sitúa mucho tiempo atrás. Si vamos retrocediendo a través de los tiempos post-Atlantes seguido de los tiempos Atlantes hasta la antigua Lemuria, llegamos a aquél tiempo en que tuvo lugar la división de los sexos en el reino del hombre sobre la tierra. Saben que antes de esto no podemos hablar de tal división de los sexos en el reino humano. Quiero enfatizar que no estamos hablando de la primera aparición de los sexos en la evolución terrenal o en la evolución en su conjunto, en la medida en que comprende los reinos que están a nuestro alrededor. Sin duda ocurrieron ciertos fenómenos que pertenecen a la bisexualidad con anterioridad. Pero en lo que respecta al reino humano, éste no se dividió en dos sexos hasta la época lemuriana. Hasta entonces, la figura humana se formaba de manera diferente, y ambos sexos estaban, de alguna manera, contenidos en ella indiferenciados. Podemos formar una imagen externa de la transición de la sexualidad dual a la división en sexos, si visualizamos cómo el ser humano anterior sexuado dualmente, se desarrolló gradualmente de tal manera que en un grupo de individuos las características de un sexo, el femenino, se hicieron más pronunciados, mientras que en el otro
grupo las características del sexo masculino se desarrollaron con mayor fuerza. Esto fue mucho antes de que los sexos se separaran, cuando todavía había un desarrollo progresivo en una dirección u otra, en un tiempo en que el hombre todavía vivía en un cuerpo material muy insustancial.
Hemos centrado nuestra atención, comenzando en ese momento del tiempo, porque queremos indagar sobre el significado del surgimiento de los dos sexos. Solo cuando tengamos una base científico-espiritual podremos averiguar ese significado, ya que la evolución física recibe su significado de los mundos superiores. Mientras estemos en el mundo físico, si lo consideramos, digamos filosóficamente, es algo infantil hablar de propósitos. Goethe y otros tenían razón al no tomar en serio las personas que hablaban de los propósitos en la naturaleza, como si la naturaleza en su sabiduría hubiera creado el corcho para que el hombre pudiera hacer tapones. Esta es una forma infantil de ver las cosas y solo puede llevarnos a perder el quid de la cuestión. Es cómo si pensáramos en un reloj lleno de pequeños seres demoníacos, lo suficientemente sabios como para hacer girar las manillas. De hecho, si queremos saber cómo funciona el reloj, debemos ir a la mente que lo produjo, es decir, el relojero. Pues de manera similar, cuando queremos comprender el propósito de algo en nuestro mundo, debemos ir más allá del mundo físico y penetrar en el mundo espiritual. Por lo tanto, el propósito, el significado y la meta son palabras que podemos aplicar a la evolución solo cuando las consideramos sobre una base científico-espiritual. Es en este sentido que nos hacemos la pregunta: ¿Que significado hay detrás de que gradualmente se desarrollen los dos sexos y luego interrelacionen? El significado quedará claro para ustedes cuando vean lo que llamamos fructificación, la influencia recíproca de los sexos, (como) reemplazando otra cosa que había existido anteriormente. No hay que pensar que la fructificación apareció por primera vez en el momento en que se dió la división sexual en la evolución humana. Eso no fue así. Debemos imaginarnos que en los tiempos que precedieron a la división sexual esta fructificación tenía lugar de una manera bastante diferente. La visión clarividente puede ver que hubo un momento en la evolución terrenal de la
humanidad en que la fructificación ocurrió en relación con la ingesta de alimentos y aquellos seres que en aquellos tiempos primigenios eran masculino/femenino, recibían fuerzas fructíferas con sus alimentos. Esta comida era, por supuesto, de una naturaleza mucho más delicada y cuando los seres humanos se nutrían de alimento en aquellos tiempos, había algo más contenido en estos fluidos nutritivos que les daba a estos seres la posibilidad de producir otro ser del mismo tipo. Sin embargo, deben tener en cuenta que los fluidos nutritivos tomados de la sustancia de su entorno no siempre contenían estos fluidos de fructificación, sino solo en momentos bien definidos. Esto dependió de los
cambios que tuvieron lugar, comparables a los cambios estacionales de hoy, los cambios de clima y así sucesivamente.
Los alimentos nutritivos absorbidos del entorno por estos seres bisexuados también tenían el poder de la fructificación en tiempos bien definidos.
Si miramos aún más atrás con la conciencia clarividente, encontramos otra peculiaridad en la propagación de los tiempos antiguos. Lo que hoy se conocen como diferencias entre las diversas individualidades, que se expresa en la multiformidad de la vida en nuestro actual ciclo de la humanidad, tales diferencias no existían antes de la aparición de los sexos. Entonces, existía una gran uniformidad allí. Los seres que entonces surgían, se asemejaban entre sí y a sus antepasados. Todos estos seres que todavía no estaban divididos por sexos eran exteriormente muy similares y sus
características eran más o menos las mismas también. Que los hombres se parecieran tanto entre si, no tenía en aquellos tiempos la desventaja que tendría en este momento. Imagínense cuán infinitamente aburrida sería la vida humana de hoy si las personas llegaran al mundo con apariencia y carácter idénticos y cuán poco podría suceder realmente en la vida humana, puesto que todos querrían hacer lo mismo que los demás. Pero en la antigüedad no era este el caso. Cuando el hombre era aún más etéreo, más espiritual y no tan firmemente incrustado en la materia, por aquél entonces, al nacer y durante la niñez, los seres humanos eran muy similares entre sí y los maestros no habrían necesitado notar si un niño era travieso y otro un pequeño ser apacible. Aunque las personas eran diferentes en carácter en diferentes momentos, en cierto modo eran fundamentalmente semejantes. Sin embargo, cada persona no permanecía igual durante toda su vida. Debido a que el hombre todavía estaba en un cuerpo más suave y espiritual, estaba mucho más expuesto a las permanentes influencias que provenían del medio ambiente, por lo que en aquellos tiempos antiguos estas influencias provocaban cambios tremendos en él. El hombre se fue, en cierto modo individualizando, porque al tener una naturaleza tan flexible como la cera, se transformaba más o menos en una impresión de su entorno. En un momento bastante definido de su vida, que coincidiría hoy en día con la pubertad, le era posible permitir que todo lo que sucedía en su entorno actuase sobre él. La diferencia entre los diversos tiempos (que eran comparables a nuestras estaciones en la actualidad) era muy grande, y tenían gran importancia para un hombre, en función de si vivía en una parte de la tierra u otra. Solo que se desplazara sobre la tierra una corta distancia, eso tenía una gran influencia sobre él. Si hoy en día las personas emprenden un largo viaje, por muchas cosas que vean, en general regresan igual que cuando se fueron, a menos que sean muy impresionables. Esto era diferente en tiempos antiguos. Todo tenía una mayor influencia sobre las personas y mientras tuvieran un cuerpo de material blando, en realidad podrían gradualmente individualizarse a lo largo de la vida. Después esta posibilidad cesó.
Hay algo más que se nos revela y es que la tierra misma se volvió más y más densa y en la misma medida que la sustancia se intensificaba, (es decir la naturaleza terrestre de la tierra), dicha uniformidad de los cuerpos humanos se volvió dañina. Por eso, la capacidad del hombre de cambiar gradualmente se redujo. Nada mas nacer se volvía muy denso debido al entorno. Tal es la razón por la cual los hombres de hoy en día cambian tan poco durante su vida. Y esto llevó a Schopenhauer a pensar que los hombres eran absolutamente incapaces de producir cambios básicos en sus características. La razón de esto es que los hombres están encarnados en una sustancia tan densa. No pueden trabajar fácilmente en la sustancia o cambiarla. Si, (como entonces era el caso), los hombres todavía pudieran alterar sus extremidades a voluntad y alargarlos o acortarlos de acuerdo a sus necesidades, entonces el hombre, por supuesto, todavía sería muy impresionable. Entonces él sería realmente capaz de interiorizar en su individualidad el poder de cambiarse a sí mismo. El hombre siempre tiene un contacto interno con su entorno, especialmente con su entorno humano. Para aclarar esto, me gustaría decirles algo que quizás no hayan notado antes, pero que sin embargo es cierto.
Imagínense que están sentados frente a alguien y hablando con él. Nos referimos a las relaciones humanas ordinarias en el curso normal de la vida y no a alguien que está especial y profundamente instruido en ocultismo. Dos personas están sentadas juntas, una hablando y la otra solo escuchando. En general, se suele pensar que el que escucha no hace nada. Pero eso no es verdad. En cosas como esta aún se puede ver la influencia del medio ambiente. No es evidente para la percepción externa, pero interiormente está muy claro, de hecho llamativo, que el que simplemente está escuchando se une a todo lo que el otro está haciendo.
Incluso imita los movimientos de las cuerdas vocales y habla con el hablante. Todo lo que oyes también lo dices con un movimiento suave de las cuerdas vocales y los otros órganos del habla. Hay una gran diferencia si el hablante tiene una voz ronca y esos son los movimientos que tiene que imitar, o si tiene una voz agradable. En este sentido, el ser humano hace todo lo que la otra persona está haciendo y dado que realmente está sucediendo todo el tiempo, esto tiene una gran influencia en el desarrollo completo de un hombre, aunque solo en este aspecto limitado. Si imaginan que estos
últimos restos de la participación del hombre con su entorno se han incrementado enormemente, se harán una idea de cómo vivía y se sentía con su entorno el hombre de tiempos antiguos. La facultad de imitación del hombre, por ejemplo, se desarrolló a una escala tremenda. Si una persona hacía un gesto, todos los demás también hacían el mismo gesto. De esto hoy día solo quedan algunas cosas insignificantes en ciertas gestos particulares, como por ejemplo cuando una persona bosteza, otras personas también lo hacen. Pero recuerden que en aquellos tiempos antiguos era totalmente debido a tener una conciencia oscura con la que estaba conectado este poder de imitación.
A la vez que la tierra y todo lo que la rodea se volvía más y más denso, el hombre se volvía cada vez menos capaz de transformarse a sí mismo a través de la influencia de su entorno. En épocas atlantes comparativamente tardías, un amanecer, por ejemplo, tenía un efecto poderosamente creativo sobre el hombre, porque estaba completamente abierto a su influencia y experimentaba sublimes experiencias internas, que, si se repetían continuadamente, lo cambiaban tremendamente a lo largo de su vida. Esto fue disminuyendo más y más y desapareció gradualmente a medida que progresaba la humanidad.
En la época lemuriana, antes de que la luna saliera de la tierra, la humanidad estaba en una peligrosa situación. Estaba en peligro de volverse rígida hasta el punto de la momificación. A través de la partida gradual de la luna de la evolución de la tierra, este peligro fue evitado. Sin embargo, al mismo tiempo que la luna partía, tuvo lugar, la división en sexos y con esta división surgió un nuevo impulso para la individualización del hombre. Si hubiera sido posible que los seres humanos se propagaran sin los dos sexos, esta individualización no habría tenido lugar. La diversidad actual entre los hombres se debe a la interacción de los sexos. Si solo existiera el elemento femenino, la individualidad humana se extinguiría y los hombres se volverían similares. A través de la cooperación del elemento masculino, los seres humanos tienen características individuales desde que nacen. De modo que la significación y el sentido de la interrelación de los sexos se encuentra en el hecho de que a través de la separación del elemento masculino, la individualización del hombre en el momento del nacimiento ha reemplazado al viejo tipo de individualización. Lo que se había logrado en épocas anteriores por medio del ambiente circundante se comprimió en la interrelación de los sexos, por lo que la individualización se redujo al surgimiento del ser humano físico en el momento del nacimiento. Esa es la importancia de la interacción de los dos sexos. La individualización ocurre por el efecto del sexo masculino en la mujer.
Ahora bien, esto sucedió a expensas de otra cosa y cuando describo la situación les ruego que consideren que se aplica estrictamente a los seres humanos, ya que cuando nos basamos en la ciencia espiritual no debemos suponer que lo que se aplica al hombre también es aplicable a los animales. La salud y la enfermedad, en sus aspectos más delicados, están sujetas a causas bastante diferentes en los seres humanos que en los animales. Así pues, lo que se dice es aplicable únicamente al hombre, y comenzaremos por mirar los aspectos más finos.
Imagínense a si mismos allí en aquellos tiempos antiguos cuando el hombre estaba completamente entregado a su entorno y el entorno entraba en él y por un lado lo fructificaba con los jugos nutritivos que le ofrecía, y por otro lado se individualizaba por la influencia que ejercía sobre su ser. Sabemos cuando nos basamos en la ciencia espiritual, que todo lo que nos rodea que influye en nosotros, sea luz o sonido, calor o frío, dureza o suavidad o este o aquel color, es la revelación, la expresión externa de algo espiritual. Y en aquellos tiempos antiguos el hombre no percibía en absoluto las impresiones sensoriales externas, percibía lo espiritual. Cuando alzaba la vista hacia el sol, no veía el disco físico del sol, sino eso que se conserva en la religión persa como 'Ahura Mazdao, el Gran Aura'. La parte espiritual, todos los seres del sol espiritual se le aparecían, y pasaba lo mismo con el aire, el agua y todo el entorno. Hoy, cuando absorbes la belleza de una imagen, puedes obtener algo que es como si saliera destilado de ella, solo que en aquellos tiempos era mucho más rico. Si quisiéramos hablar como lo hacían en aquellos tiempos, no podríamos decir: "Esto o aquello me sabe de algún modo particular"; sino que tendríamos que decir: "¡Este o aquel espíritu me hace bien!". Esto es lo que
sentían cuando los hombres estaban comiendo, -una actividad bastante diferente de la que es hoy en día- y también era muy diferente, el momento en que las fuerzas de fructificación eran recibidas: era un fenómeno del ambiente espiritual. Los espíritus eclipsaban al hombre y lo estimulaban a reproducir su especie y esto también era experimentado y visto como un proceso espiritual.
Luego, poco a poco se hizo imposible para los hombres ver lo espiritual en su entorno. Se volvió cada vez más velado, especialmente durante su conciencia diurna. Poco a poco, los hombres perdieron de vista el espíritu que hay detrás de las cosas y solo percibían los objetos externos que son la expresión externa de ellos. Aprendieron a olvidar el trasfondo espiritual y la influencia del espíritu disminuyó cada vez mas a medida que el cuerpo del hombre se hacía más denso. A través de esta densificación, el hombre se convirtió en un ser cada vez más independiente y se desconectó de su entorno espiritual. Cuanto más nos remontamos a estos tiempos antiguos, más espiritualmente divina era esta influencia
que venía del entorno. Los seres humanos estaban realmente organizados de tal manera que eran una semejanza de los seres espirituales que se cernían alrededor de ellos en su entorno; imágenes de los dioses que en tiempos antiguos estuvieron presentes en la tierra.
Fue a través de la interrelación de los dos sexos en particular, cómo el mundo espiritual se fue perdiendo cada vez más, hasta retirarse por completo de la vista de los hombres. Los hombres contemplaban cada vez más claramente el mundo de los sentidos. Debemos imaginarnos vívidamente esta situación: imagínense que en aquellos tiempos el hombre era fructificado en el mundo espiritual de los dioses. Eran los mismos dioses quienes daban sus fuerzas creadoras y hacían hombres como ellos. Es por eso que en los tiempos antiguos no existían lo que llamamos enfermedades. No había
disposición interna a la enfermedad y no podía estar allí porque todo lo que estaba en el hombre y lo que obraba sobre él provenía de los saludables dones del cosmos divino-espiritual. Los seres divino-espirituales están llenos de salud y por aquel entonces hacían al hombre a su imagen. El hombre estaba plenamente sano. Pero cuanto más se acercaba el tiempo en que se produciría la interrelación de los sexos, mas se acentuaba la retirada de los mundos espirituales y cuanto más independiente e individual se volvía el hombre, más se retiraba de él la salud de los seres divino-espirituales y debido a ello, algo vino a ocupar su lugar. Lo que sucedió en realidad fue que esta interrelación de los sexos venía acompañada de las pasiones e instintos que se despertaban en el mundo físico. Debemos buscar esta incitación en el mundo físico, justo después de que los seres humanos hubieron alcanzado el punto en el que los dos sexos se sintieron sensualmente atraídos el uno por el otro. Esto fue mucho tiempo después de que los sexos ya existiesen. El efecto de la unión sexual de unos con otros, incluso en los tiempos de la Atlántida, ocurría durante la noche, cuando la conciencia física estaba realmente dormida. No fue sino hasta mitad de la época Atlante, cuando comenzó lo que llamamos la atracción de los sexos, lo que podríamos llamar el amor pasional; es decir, amor sensual que se mezclaba con amor puramente super-sensual o platónico. Habría mucho más amor platónico si el amor sensual no interfiriera en él. Y mientras que todo lo que anteriormente ayudaba a formar al hombre, procedía del entorno divino-espiritual, ahora proviene más de las pasiones e instintos de ambos sexos obrando el uno sobre el otro. El tipo de deseo sensual que se estimula al ver la apariencia externa del sexo opuesto está ligado a la actividad conjunta de ambos sexos. Y, por lo tanto al nacer, se incorporó en el hombre algo que está relacionado con el tipo particular de pasiones y sentimientos que los seres humanos tienen en la vida física. Mientras que en tiempos anteriores lo que tenía el hombre aún lo recibía de los seres divino-espirituales de su entorno, ahora obtenía algo mediante el acto de fructificación que, como ser independiente y autónomo, ha traído consigo desde el mundo de los sentidos.
Después de que los seres humanos resultaron separados en dos sexos, transmitían a sus descendientes lo que ellos mismos experimentaban en el mundo de los sentidos. Por consiguiente, ahora tenemos dos tipos de seres humanos. Estos dos tipos viven en el mundo físico y perciben el mundo a través de sus sentidos y esto les lleva a desarrollar impulsos y deseos excitados externamente, especialmente aquellos que surgen de su propia atracción sensual mutua estimulada externamente. Lo que ahora se enfrenta al hombre de manera externa ha sido arrastrado a la esfera del ser humano independiente y ha dejado de estar en plena armonía con el cosmos divino-espiritual. Eso se deposita en los hombres a través del acto de fructificación, se implanta en ellos. Y esta vida mundana, que ya no reciben del mundo de los dioses sino del lado externo del mundo divino-espiritual, se transmite a sus descendientes a través de la fructificación. Si a este respecto un hombre es malo, entonces le pasa peores cualidades a sus descendientes que otra persona que es buena y pura.
Y este es el verdadero significado del "pecado original". Ese es el concepto de pecado original. El pecado original es provocado por el hombre hasta el punto de transferir a su descendencia sus propias experiencias individuales en el mundo físico. Cada vez que los sexos se encienden de pasión, se combinan en el nuevo ser humano que desciende del mundo astral, los ingredientes de ambos sexos. Cuando un ser humano se encarna, desciende del mundo devachánico y forma su esfera astral de acuerdo con su particular individualidad. Algo de lo que pertenece a los cuerpos astrales de sus padres -sus impulsos, pasiones y deseos- se combina con esta esfera astral para que así él comparta las experiencias de sus antepasados. Lo que desciende a través de las generaciones de esta manera, lo que en realidad se adquiere como atributo humano a través de las generaciones y se transmite como tal, es lo que tenemos que entender como el concepto de pecado original. Y ahora llegamos a algo más: un ímpetu completamente nuevo entró en la humanidad a través de la individualización del hombre.
En tiempos remotos, los seres divino-espirituales crearon al hombre a su semejanza y los crearon absolutamente sanos. Pero ahora el hombre, como ser independiente, se separó de la omníabarcante armonía de la salud divino-espiritual. En cierto sentido, debido a su individualismo se situó en contra de todo este entorno divino-espiritual. Imagínense que tienen un ser que se desarrolla completamente bajo la influencia de su entorno. El medio ambiente será lo que se exprese en él. Imagínense, sin embargo, que se autorrecluye en su piel y que además de las características de su entorno, también tiene sus propias características. Y de hecho, con la división en sexos, los hombres se volvieron
individuales y desarrollaron sus propias características individuales. Y allí se originó una  contradicción entre la gran armonía divino-espiritual con su salud y el individualismo del hombre. Y a través de esta individualidad trabajando continuadamente, convirtiéndose en un factor realmente efectivo, se originó la posibilidad de enfermar en la evolución humana. Este es el momento en que la posibilidad de enfermedad se produjo por primera vez en la evolución humana, puesto que está ligada a la individualización del hombre. Cuando el hombre todavía estaba conectado con el mundo
divino-espiritual, la posibilidad de enfermar no existía. Ésta se produjo a medida que avanzaba la individualización, y coincidió en el tiempo que se producía la división en sexos. Esto es válido para la evolución humana y no deben aplicarlo de la misma manera al mundo animal.
La enfermedad es de hecho el resultado de estos procesos que acabo de describir y realmente se puede ver que es el cuerpo astral en particular el que originalmente se vió influenciado de esta manera. El ser humano, para comenzar, atrae al cuerpo astral hacia su propio organismo cuando desciende del mundo Devachánico y allí encuentra lo que fluye en él a través de la interrelación de los dos sexos. Por tanto el cuerpo astral es la parte del hombre que muestra más claramente lo no divino. El cuerpo etérico es más divino, porque el hombre no tiene una gran influencia sobre el y el
cuerpo físico es el más divino de todos; es el templo de Dios, porque está fuera de toda influencia del hombre. Mientras que en su cuerpo astral el hombre busca toda clase de placeres y puede tener todo tipo de deseos que ejercen un efecto perjudicial en el cuerpo físico, incluso hoy en día su cuerpo físico sigue siendo un instrumento tan maravilloso que puede resistir venenos al corazón y otras influencias dañinas del cuerpo astral por décadas. Entonces tenemos que admitir que debido a todas estas cosas que ocurren en el cuerpo astral humano se ha convertido en la peor parte del hombre. Quien mire más profundamente en la naturaleza humana encontrará que las causas más profundas de la enfermedad se encuentran en el cuerpo astral y en sus perjudiciales efectos en el cuerpo etérico y por medio del cuerpo etérico en el cuerpo físico. Ahora comprenderemos una serie de cosas que de otra manera no pueden entenderse. Ahora hablaré de los medicamentos minerales ordinarios.
Un medicamento del reino mineral actúa en primer lugar en el cuerpo físico del hombre. Ahora bien, ¿Cuál es la significación de que el hombre le dé a su cuerpo físico un medicamento mineral? Tengan presente que no vamos a hablar de ningún medicamento de origen vegetal sino puramente mineral, los que se prescriben en forma de metales y sales, etc. Supongamos que alguien toma un medicamento mineral cualquiera. Con la conciencia clarividente se ve algo extraordinario. Esta conciencia clarividente puede llevar a cabo la siguiente proeza: siempre tiene la capacidad de
desviar su atención de algo. Es posible desviar la atención de todo el cuerpo físico. En ese momento aún se ve el cuerpo etérico, el cuerpo astral y el aura del yo. Ha dejado mediante sugestión el cuerpo físico a un lado mediante una poderosa atención negativa. Ahora bien, si alguien ha tomado un medicamento mineral, puede eliminar todo lo que llame su atención y simplemente dirigir su visión clarividente hacia el mineral o metal que ahora tiene dentro de él. Es decir, sugestivamente elimina todo lo que en él es de naturaleza ósea, muscular, la sangre, etc., y dirige su atención únicamente a la sustancia mineral particular que lo ha impregnado. Algo muy notable se presenta ante la conciencia
clarividente. Esta sustancia mineral se ha difuminado muy finamente y ha adquirido forma humana. Tiene ante si una forma humana, un espectro humano que consiste en la sustancia absorbida por el hombre. Supongamos que la persona ha tomado antimonio, tiene ante sí una forma humana de antimonio muy finamente difundido y lo mismo ocurre con cada medicamento mineral que toma un hombre. Ustedes crean un nuevo hombre dentro de ustedes que consiste en esta sustancia mineral; lo incorporan Ahora preguntémonos cuál es el propósito y el significado de esto. El significado es que si dejaras a un hombre tal como está y le negaras la medicina que realmente necesita, entonces debido a ciertas fuerzas perjudiciales en su cuerpo astral, el cuerpo astral actuaría sobre el cuerpo etérico y este último sobre el cuerpo físico y gradualmente lo destruiría. Has puesto un doble en el cuerpo físico. Esto sirve para evitar que el cuerpo físico obedezca las influencias del cuerpo astral. Imaginen que tienen una planta de habas. Si le acomodan un puntal donde enrollarse, ya no queda a merced del viento. Este doble, hecho a partir de la sustancia incorporada, es para el hombre un accesorio como es el puntal para la planta de habas. Se adhiere al cuerpo físico para que éste se vea libre de las influencias del cuerpo astral y etérico. De esta manera, hacen que el cuerpo físico del ser humano sea
independiente, como si dijéramos, de su cuerpo astral y etérico. Este es el efecto de un medicamento mineral. Pero inmediatamente verán el lado malo de esto, ya que tiene un inconveniente muy serio. Dado que artificialmente han retirado el cuerpo físico de su conexión con los otros cuerpos, han debilitado la influencia del cuerpo astral y el etérico sobre el cuerpo físico y han hecho que el cuerpo físico sea independiente. Y cuanto más se tomen tales medicinas, más desaparece la influencia del astral y del cuerpo etérico, convirtiendo al cuerpo físico en un ser endurecido e independiente, sujeto a sus propias leyes. Imaginen lo que hace la gente que toma medicamentos minerales de este tipo durante toda su vida. Un hombre que en el curso del tiempo ha tomado muchos de estos medicamentos minerales tiene dentro de sí un espectro de todos estos minerales, una docena de ellos. Es como si el cuerpo físico estuviera rodeado de paredes sólidas. ¿Y qué tipo de influencia pueden tener el cuerpo astral y el etérico sobre él? Tal persona en realidad va arrastrando su cuerpo consigo y tiene muy poco poder sobre él. Si un hombre que se ha estado administrando de esta manera durante mucho tiempo solicita tratamiento a alguien que quiere tratarlo psicológicamente para trabajar especialmente sobre sus cuerpos más finos, descubrirá que se ha vuelto más o menos insensible a las
influencias psicológicas. Porque al hacer su cuerpo físico independiente en primer lugar, lo ha privado de la posibilidad de verse afectado por cualquier cosa que pueda tener lugar en sus cuerpos más finos. Y esto ha sucedido principalmente porque el ser humano tiene tantos fantasmas dentro de sí que no están en armonía, que lo arrastran de aquí para allá. Si el ser humano se ha privado de la posibilidad de trabajar desde su alma y de su espíritu, no debe sorprenderse si el tratamiento espiritual tampoco es muy exitoso. En casos de tratamiento psicológico, por lo tanto, siempre hay que considerar el tipo de persona que es el paciente. Si él ha empobrecido sus cuerpos astral y/o etérico
haciendo que su cuerpo físico sea independiente, entonces será muy difícil ayudar a tal persona por medio de un tratamiento espiritual.
Entonces ahora entendemos cómo las sustancias minerales afectan a un hombre. Creando dobles en él que preservan su cuerpo físico liberándolo de los posibles efectos dañinos de sus cuerpos astral o etérico. Debido a que la medicina materialista ignora la existencia de los miembros superiores del hombre, casi toda nuestra medicina actual está volcada en la dirección de tratar el cuerpo físico de una manera u otra solamente.
Hoy hemos comenzado observando los efectos de las sustancias minerales. Tendremos que hablar alguna vez de los efectos de las fuerzas vegetales y las sustancias animales en el organismo humano y luego pasaremos a aquellas influencias o remedios que actúan de un ser a otro de una manera psíquica o espiritual. Pero verán que es esencial para nuestros estudios adquirir nuevamente conceptos como el concepto de pecado original y comprenderlo correctamente.
Con ciertas cosas hoy en día las personas simplemente no ven lo que se encuentra frente a ellos y no muestran ninguna comprensión para con ellos en absoluto.

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919