GA107 Berlín, 17 de junio de1909 - evolución, involución y creación

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Berlín, 17 de junio de1909 

19 ª Conferencia
Hoy tenemos la intención de agregar algo que complete los muchos hechos y puntos de vista que hemos estado estudiando aquí. A menudo hemos puesto énfasis en la forma en que la ciencia espiritual debería hacerse cargo de la vida humana y cómo puede convertirse en vida, acciones y hechos. Hoy, sin embargo, queremos dar algunos aspectos finales sobre el tema de los grandes procesos evolutivos del cosmos, tal como estos se expresan en el hombre. Y para empezar, me gustaría llamar su atención sobre un hecho que puede indicarles mucho sobre la naturaleza de la evolución cósmica, solo con que estén preparados para verlo de forma correcta.

Consideren, para empezar, de manera puramente externa, la diferencia entre la evolución del animal y la del hombre. Solo necesitan decir una palabra y mantenerla como idea ante ustedes y pronto notarán la diferencia entre el concepto de evolución animal y humana. Piensen en la palabra 'educación'. La educación real es imposible en el mundo animal. Hasta cierto punto, se puede entrenar al animal para que haga cosas que le resultan extrañas para sus instintos naturales y para su modo de vida innato. Pero solo un extremadamente entusiasta amante de los perros, negaría que existe una diferencia radical entre la educación de un ser humano y lo que pueden acometer los animales. Simplemente tenemos que tener en mente una visión antroposófica particular y comprenderemos la base de este hecho aparentemente superficial.

Sabemos que el desarrollo del hombre es un proceso gradual y muy complicado. Hemos puesto enfasis repetidamente en que en los primeros siete años de su vida, hasta el cambio de dientes, el hombre se desarrolla de una manera bastante diferente en comparación con el período que va desde los siete a los catorce, i incluso desde los catorce hasta los veintiun años. Hoy solo lo mencionaremos de pasada, porque esto ya lo conocen ustedes. Según la ciencia espiritual, el hombre pasa por varios nacimientos. El ser humano nace en el mundo físico tras abandonar el cuerpo de su madre liberándose de la envoltura física materna. Pero sabemos que cuando esto ha sucedido, todavía sigue encerrado en una segunda envoltura materna, la etérica. Durante los primeros siete años de su vida, el cuerpo etérico del niño está completamente envuelto por corrientes etéricas externas que provienen del mundo exterior, así como el cuerpo físico está envuelto hasta el nacimiento, por la envoltura física materna. Con el cambio de dientes, esta envoltura etérica es eliminada, y a partir de la edad de siete años, no antes, nace el cuerpo etérico. En cuanto al cuerpo astral, todavía está encerrado en la envoltura materna astral que se elimina al llegar a la pubertad (14 años). Después de esto, el cuerpo astral se desarrolla libremente hasta el vigésimo primer o el vigésimo segundo año, que es el momento en que, estrictamente hablando, nace el yo real del hombre. A partir de entonces el ser humano despierta a su intensidad interna completa y el yo que ha evolucionado a lo largo de sus precedentes encarnaciones, se libera.

Para la conciencia clarividente, aquí se hace evidente un hecho muy especial. Si observan a un niño muy pequeño durante varias semanas o meses, verán la cabeza del niño rodeada de corrientes y fuerzas etéricas y astrales. Sin embargo, estas corrientes y fuerzas gradualmente se vuelven menos distinguibles y desaparecen después de un tiempo. ¿Qué está pasando allí realmente? En realidad pueden descubrir lo que está sucediendo, incluso sin visión clarividente, aunque la visión clarividente confirma lo que vamos a decir seguidamente. Inmediatamente después del nacimiento de un ser humano, su cerebro ya no es el mismo que unas semanas o meses después. El niño ya percibe, por supuesto, el mundo exterior pero su cerebro aún no es un instrumento capaz de relacionar de una manera definida, las impresiones externas. Mediante la conexión de los nervios que van de una parte del cerebro a otra, el ser humano aprende gradualmente a vincular en el pensamiento lo que percibe en el mundo externo, pero estos hilos nerviosos de conexión solo se desarrollan después del nacimiento. Un niño oirá y verá una campana, por ejemplo, pero la impresión del sonido y la visión de la campana no se combinan inmediatamente para formar la idea de que la campana suena. El niño aprende esto solo de manera gradual, porque la parte del cerebro que es el instrumento para la percepción del sonido y la parte que es el instrumento para la percepción visual solo se conectan en el trascurso de la vida. Y cuando esto sucede, se hace posible para el niño llegar a la conclusión: "Lo que veo es lo mismo que está produciendo el sonido". Lineas de conexión como esta se desarrollan en el cerebro y las fuerzas que desarrollan estas lineas de conexión pueden ser vistas por el clarividente en las primeras semanas del desarrollo del niño, como una envoltura extra alrededor del cerebro. Pero esta envoltura se mueve al interior del cerebro y posteriormente vive dentro de el, ya no trabaja desde afuera sino desde adentro. Aquello que actúa desde el exterior durante las primeras semanas de desarrollo del niño no podría seguir haciéndolo en pro del desarrollo integral del ser humano en crecimiento si no estuviera protegido por las diversas envolturas. Porque cuando lo que ha estado actuando desde el exterior pasa al cerebro, se desarrolla bajo la cubierta protectora primero del cuerpo etérico y luego del cuerpo astral y solo cuando se alcanza el vigésimo segundo año, se activa en el interior lo que antes actuaba desde el exterior. Lo que estaba fuera del ser humano durante los primeros meses de su existencia que luego se deslizó hacia dentro, está activo por primera vez independientemente de las cubiertas corporales del vigésimo al vigésimo segundo año; para después volverse libre despertando a una intensa actividad.

Ahora consideremos el desarrollo gradual del ser humano y compáremoslo con el de las plantas. Sabemos que las plantas solo tienen un cuerpo físico y un cuerpo etérico aquí en el mundo físico, mientras que su cuerpo astral está fuera de él; y solo los cuerpos físico y etérico están dentro del mundo físico. La planta emerge de la semilla, forma su cuerpo físico y despues se va desarrollando gradualmente el cuerpo etérico. Y este cuerpo etérico es todo lo que la planta tiene. Ahora bien, hemos visto que el cuerpo etérico del hombre todavía está envuelto en el cuerpo astral hasta la pubertad, por lo que el cuerpo astral del hombre en realidad no nace hasta entonces. Pero la planta, después de llegar a la pubertad, no puede dar a luz a un cuerpo astral, ya que no tiene ninguno. Por lo tanto, la planta no tiene nada más que desarrollar después de la pubertad. Ha cumplido su tarea en el mundo físico cuando alcanza la pubertad y después de haber sido fertilizada, se marchita. Incluso pueden observar algo similar en ciertos animales inferiores. En dichos animales inferiores, el cuerpo astral evidentemente no ha penetrado en el cuerpo físico en igual medida que en los animales superiores. Los animales inferiores se caracterizan por el hecho mismo de que su cuerpo astral aún no está completamente dentro de su cuerpo físico. Vean el caso de un insecto efímero; nace, vive hasta que se fertiliza y luego muere. ¿Por qué? Porque es una criatura que, como la planta, tiene su cuerpo astral en su mayor parte fuera de ella y por lo tanto no tiene nada más que desarrollar cuando ha alcanzado la pubertad. En cierto aspecto, el hombre, el animal y la planta se desarrollan de manera similar hasta la pubertad. Despues a la planta no le queda nada más que desarrollar en el mundo físico y por lo tanto muere. El animal todavía tiene un cuerpo astral, pero no un yo. Por lo tanto, después de la pubertad, ciertas posibilidades de desarrollo permanecen en el animal. El cuerpo astral se vuelve libre y mientras se desarrolle libremente y las posibilidades de desarrollo permanezcan, el desarrollo posterior continuará en el animal superior después de la pubertad. Pero el cuerpo astral del animal no tiene yo dentro del mundo físico. El yo del animal es un yo grupal; abarca a todo un grupo y existe como yo grupal en el mundo astral, donde sus posibilidades de desarrollo son bastante diferentes de las del animal individual aquí en el mundo físico. Lo que el animal posee como cuerpo astral tiene una posibilidad de desarrollo limitada y el animal ya tiene esta posibilidad dentro de él como una tendencia natural cuando llega al mundo. El león tiene algo en su cuerpo astral que se expresa como la suma de sus impulsos, instintos y pasiones. Y esta tendencia continúa viviendo en estado latente hasta que pueda nacer un yo; pero el yo no está allí, está en el plano astral. Por lo tanto, cuando el animal acaba de alcanzar la etapa, que en el hombre se alcanza en su vigésimo primer año, sus posibilidades de desarrollo se agotan. La duración de la vida varía según las circunstancias, por supuesto, ya que no todos los animales viven hasta los veintiún años. Pero hasta la edad de veintiún años, cuando el yo nace en el hombre, su desarrollo es comparable al del animal. Esto no debe llevar a la conclusión de que el desarrollo humano hasta la edad de veintiún años es idéntico al de un animal, porque no es el caso. El yo ya está dentro del ser humano desde buen principio, desde la concepción, solo que ahora se vuelve libre. Por lo tanto, debido a que hay algo dentro del hombre desde el principio que se libera a la edad de veintiún años, tampoco se asemeja en eso al animal, ya que desde el principio el yo, aunque no es libre, está trabajando en él. Y es esencialmente este yo el que puede ser educado. Porque es este yo, junto con lo que ha logrado en los cuerpos astral, etérico y físico, el que pasa de una encarnación a otra. Si este yo no recibiera nada nuevo en una subsiguiente encarnación, el hombre no podría llevarse nada consigo en su muerte física, desde su última vida entre el nacimiento y la muerte. Y si no pudiese llevarse nada consigo, estaría exactamente en la misma etapa de la vida siguiente que en la anterior. A través del hecho de ver que el hombre atraviesa por un desarrollo en la vida y adquiere lo que el animal no puede adquirir, porque las posibilidades de desarrollo del animal no van más allá de sus capacidades innatas, el hombre enriquece constantemente su yo y alcanza niveles más elevados de una encarnación a otra. La educación es practicable, porque el hombre lleva dentro de sí un yo que ya ha estado actuando, aunque solo se vuelve libre en su vigésimo primer año y puede con él, alcanzar metas que están más allá de sus posibilidades originales. El león trae consigo su naturaleza de león y vive con ella. El hombre no solo trae consigo su naturaleza como miembro de la especie humana general, sino también lo que ha logrado como ego en su encarnación anterior. Esto se puede transformar cada vez más mediante la educación y la vida y habrá adquirido un nuevo ímpetu en el momento en que el hombre atraviese el portal de la muerte y tenga que prepararse para una nueva encarnación. El punto esencial es que el hombre adquiere nuevos factores de desarrollo que constantemente se agregan a su ser.

Ahora preguntémonos ¿Qué sucede realmente cuando el hombre agrega algo externo a su ser? Para responder a esto debemos llegar a tres conceptos muy importantes y bastante difíciles. Pero como hemos estado trabajando durante algunos años en este grupo, debemos ser capaces de entenderlos. Comencemos por tomar una planta completamente desarrollada, por ejemplo, un lirio del valle. Aquí tienen la planta ante ustedes pero en otra forma, en forma de una pequeña semilla. Imaginen que sostienen la semilla; ahí tienen una estructura diminuta. Cuando la ponen frente a ustedes, pueden decir: Todo lo que después veré en forma de raíces, tallo, hojas y flores está ya en esta semilla. Por tanto aquí tengo la planta frente a mí como una semilla y allí como una planta completamente desarrollada. Pero no podría tener ante mí la semilla si antes no hubiera sido producida por un lirio del valle. Para la conciencia clarividente la cosa es diferente. Cuando la conciencia clarividente observa el lirio del valle completamente desarrollado, ve la planta física llena de un cuerpo etérico, un cuerpo que consiste en corrientes de luz que lo impregnan de arriba a abajo. En el lirio del valle, sin embargo, el cuerpo etérico no sobresale mucho más allá del cuerpo físico de la planta y no difiere mucho de él. Pero si toman la pequeña semilla del lirio del valle, encontrarán que, aunque la semilla física es pequeña, está impregnada de un cuerpo etérico maravillosamente hermoso extendiéndose a su alrededor de tal manera que la semilla está situada en un extremo del cuerpo etérico como un cometa con cola. La semilla física es realmente solo un punto más denso en la luz o cuerpo etérico del lirio del valle. Cuando un científico espiritual tiene frente a sí el lirio del valle completamente desarrollado, entonces, para él, es que el ser que estaba escondido se ha desarrollado. Cuando tiene frente a sí la semilla en la cual la parte física es muy pequeña y solo la parte espiritual es grande, dice: el ser real del lirio del valle está enrollado en la semilla física. Por tanto, cuando miramos el lirio del valle, debemos distinguir dos estados diferentes. Un estado es cuando todo el ser del lirio del valle está en involución: la semilla contiene el ser enrollado, envuelto. Cuando emerge, pasa a estar en evolución y entonces todo el ser del lirio de los valles se desliza más hacia la semilla recién desarrollada. Así la evolución y la involución se alternan en los estados sucesivos de una planta. Durante la evolución, lo espiritual desaparece cada vez más y lo físico crece muy bien, mientras que en la involución la parte física desaparecerá cada vez más y la espiritual se hará cada vez más grande.

En cierto sentido, podemos hablar de evolución e involución alternándose en el hombre en un grado aún mayor. En el ser humano, entre el nacimiento y la muerte, un cuerpo físico y un cuerpo etérico se compenetran para formar lo físico y en cierta manera también lo espiritual los interpenetra, el hombre como ser terrenal que es, está en evolución. Pero cuando clarividentemente se ve al hombre pasar por el portal de la muerte, no deja atrás en la vida física tanto como el lirio del valle deja en la semilla; lo físico desaparece tan completamente que ya no lo ves, todo está enrollado en lo espiritual. Despues el hombre pasa por el Devachan, donde está en involución con respecto a su ser terrenal. Para este ser terrenal del hombre, la evolución es entre el nacimiento y la muerte, la involución entre la muerte y un nuevo nacimiento. Sin embargo, hay una tremenda diferencia entre el hombre y la planta. En la planta podemos hablar de involución y evolución, pero en el caso del hombre debemos hablar de un tercer factor. Si no habláramos de un tercer factor, no podríamos abarcar todo el desarrollo humano. Debido a que la planta siempre pasa por la involución y la evolución, cada planta nueva es una repetición exacta de la última. El ser del lirio del valle está yendo perpetuamente a la semilla y vuelta otra vez. Pero, ¿Qué está pasando en el caso del hombre?

Justamente nos hemos dado cuenta de que el hombre recibe nuevas posibilidades de desarrollo durante su vida entre el nacimiento y la muerte. Que luego se añaden a sus capacidades. Por lo tanto, no es lo mismo con el hombre que con la planta. Cada evolución del hombre sobre la tierra no es una mera repetición de la anterior, sino una elevación de su existencia a un nivel mayor. Lo que asume dentro de sí mismo entre el nacimiento y la muerte se añade a lo que previamente había. Es por ello que no se produce una mera repetición, porque lo que está en evolución aparece en una etapa superior. ¿De dónde viene este nuevo elemento en realidad? ¿De qué manera hemos de entender el hecho de que el hombre recibe y asume algo nuevo? Les ruego que sigan esto muy de cerca ahora, porque estamos llegando a un concepto más importante y más difícil. Y no sin razón puedo decir esto en una de las últimas sesiones, para que ustedes tengan todo el verano para reflexionar sobre ella. Debemos reflexionar sobre estos conceptos durante meses o incluso años, luego poco a poco empezaran a darse cuenta de su profundidad. ¿De dónde viene todo lo que constantemente se está añadiendo al hombre? Haremos que sea mas comprensible poniendo un ejemplo sencillo.

Supongan que ven a un hombre parado frente a otras dos personas. Tomemos en consideración todo lo que pertenece a la evolución. Vamos a centrarnos en el que está observando a los otros dos y pensemos que él ha pasado por encarnaciones anteriores y ha desarrollado lo que ha traído consigo de dichas encarnaciones previas. Lo mismo se aplica a las otras dos personas. Luego supongamos que el primer hombre piensa para sí: Una de las personas se ve espléndida al lado de la otra. Le complace ver a estas dos personas juntas. Quizás otra persona pueda no sentir esta satisfacción. La satisfacción que siente el hombre al ver que las dos están uno al lado del otro no tiene nada que ver con las posibilidades de desarrollo de los otros dos, ya que no han hecho nada que explique la satisfacción que le brinda por el hecho de estar juntas. Es algo bastante diferente, que depende enteramente de la circunstancia de que es él, concretamente, quien se encuentra frente a las dos personas. El quid de la cuestión radica en que es el hombre quien desarrolla una sensación de alegría sobre los dos hombres situados frente a él. Este sentimiento no viene causado por nada que tenga que ver con el desarrollo. Hay cosas como esta en el mundo que surgen simplemente por casualidad. Tampoco se trata de que los dos hombres estén conectados kármicamente. Nuestra interés se centra en la alegría que siente el hombre porque le gusta ver a las dos personas paradas juntas.

Tomemos otro ejemplo. Imaginen a un hombre situado aquí en cierto punto de la tierra y mirando al cielo. Él ve una constelación particular de estrellas. Si se situase a cinco pasos de distancia, vería algo más. Esta observación del cielo crea en él una sensación de alegría que es algo completamente nuevo. El hombre experimenta una cantidad de cosas totalmente nuevas que no tienen nada que ver con su desarrollo previo. Todo lo que aparece en el lirio del valle está determinado por su previo desarrollo; pero este no es el caso con lo que actúa en el alma humana procedente del medio ambiente. El hombre se interesa por muchos asuntos que nada tienen que ver con ningún desarrollo previo, pero que están ahí porque varias circunstancias lo ponen en contacto con el mundo exterior. Sin embargo, debido a que siente esta alegría, se convierte así para él en una experiencia. Surge algo dentro del alma humana que no está determinado por nada que lo preceda, sino que ha surgido de la nada. Tales creaciones de la nada surgen constantemente en el alma humana. Estas son experiencias del alma que no se experimentan a través de las circunstancias dadas, sino a través de las relaciones que nosotros mismos creamos conectando las circunstancias unas con otras. Quiero que distingan entre las experiencias producidas por circunstancias dadas y las producidas por las relaciones entre las diversas circunstancias.

La vida realmente se divide en dos partes, sin una línea divisoria entre ellas: aquellas experiencias estrictamente determinadas por causas previas, por el karma y aquellas otras no determinadas por el karma sino que aparecen en nuestro horizonte por primera vez. Hay áreas enteras en la vida humana que se incluyen bajo estas dos acepciones. Supongamos que oyen decir que en algún lugar alguien ha robado algo. Lo que ha ocurrido está, por supuesto, determinado por algo kármico. Pero supongamos que solo saben algo sobre el robo pero no sobre el ladrón; por lo tanto, existe una persona concreta en el mundo objetivo que ha cometido el robo, pero del que ustedes no saben nada. Sin embargo, el ladrón no va a acudir a ustedes para decirles: "Encierren me, he cometido un robo", por el contrario, les corresponde a ustedes alinear los hechos con el fin de extraer evidencias sobre quién es el ladrón. Las ideas que barajemos no tienen nada que ver con los hechos objetivos. Dependen de cosas bastante diferentes, incluso al margen de si se es inteligente o no. Su línea argumental no convierte a la persona en un ladrón, ese, es un proceso que tiene lugar completamente dentro de ustedes que se asocia con lo que hay afuera. Estrictamente hablando, cualquier tipo de lógica es algo agregado a cosas externas. Y todas las opiniones sobre el gusto, así como los juicios que hacemos sobre la belleza, son añadiduras. Así pues, el hombre enriquece constantemente su vida con cosas que no están determinadas por causas previas, sino que las experimenta al relacionarse con las cosas.

Si hacemos un rápido repaso general de la vida humana y visualizamos el desarrollo del hombre a través del antiguo Saturno, del antiguo Sol y de la antigua Luna hasta nuestra evolución de la Tierra, encontramos que en Saturno no habría duda alguna de que el hombre puediera relacionarse con las cosas de esta manera. Todo era entonces pura necesidad. Pasaba lo mismo en el antiguo Sol y también en la antigua Luna y los animales todavía están actualmente en la situación que estaba el hombre en la Luna. El animal solo experimenta lo que está determinado por causas precedentes. Únicamente el hombre tiene experiencias completamente nuevas, independientes de causas previas. Por lo tanto, en el verdadero sentido de la palabra, únicamente el hombre es capaz de recibir educación; Únicamente el hombre puede agregar continuamente algo nuevo a lo que está determinado por el karma. Solo en la Tierra el hombre alcanzó la posibilidad de agregar algo nuevo. En la Luna, su desarrollo no había llegado al punto en que pudiera ser capaz de agregar algo nuevo a sus capacidades innatas. Aunque no era un animal, estaba en la etapa de desarrollo animal. Sus acciones estaban determinadas por causas externas. Hasta cierto punto aún sigue estándolo hoy, porque esas experiencias que son experiencias libres, apenas se están abriendo paso lentamente en el hombre. Y aparecen en mayor medida cuanto mayor es el nivel en que se encuentra el hombre. 


Imaginen un perro que está parado delante de una pintura de Rafael. Vería lo que hay en la propia imagen, puesto que es un objeto sensorial. Pero si fuera un hombre el que se parase frente a esa imagen, vería algo muy diferente en ella; Vería lo que es capaz de crear gracias al hecho de ya haber alcanzado un mayor desarrollo en sus anteriores encarnaciones. Y ahora imaginen un genio como Goethe; él aún vería más, él sabría la importancia de por qué una cosa está pintada así y la otra así. Cuanto más desarrollado está un hombre, más amplia es su visión. Y cuanto más ha enriquecido su alma, mas aumenta su capacidad para añadirle las experiencias que saca de las relaciones con las demás almas. Estas se convierten en propiedad de su alma y se acumulan dentro de ella. Todo esto, sin embargo, solo ha sido posible para la humanidad desde que comenzó la evolución de la Tierra. Pero ahora tendrá lugar lo siguiente.

El hombre irá desarrollando su propio camino a través de otros grandes períodos evolutivos. Sabemos que nuestra Tierra actual será sucedida por Júpiter, Venus y Vulcano. Durante esta evolución, la suma de las experiencias del hombre será cada vez mayor, muy por encima de las originadas por causas previas, y su ser interior se enriquecerá más y más. Lo que trajo consigo de antiguas causas, procedente de las etapas de Saturno, Sol y Luna, tendrán cada vez menos significado. Él irá desarrollando su camino al margen de ninguna causa previa, descartándolas. Y cuando, junto con la Tierra, el hombre haya alcanzado Vulcano, se habrá despojado de todo lo que recibió durante los períodos evolutivos de Saturno, Sol y Luna. Se habrá desprendido de todo

Ahora llegamos a un concepto difícil que quejará aclarado con una analogía. Imaginen que están sentados en un carruaje que les han regalado o heredado. Van ustedes dando un paseo en este carruaje cuando de pronto se daña una rueda, por lo que la reemplazan por una nueva. Ahora tienen el carruaje viejo pero una rueda nueva. Supongamos que después de un tiempo una segunda rueda se daña tambien. La reemplazan nuevamente con lo que ahora tienen el mismo viejo carruaje pero con dos ruedas nuevas. De manera similar, van reemplazando las ruedas tercera y cuarta y demás partes del carruaje, hasta que algún día, cómo podrán fácilmente imaginar, en realidad ya no les quedará nada del carruaje original, pues lo habrán reemplazado por piezas nuevas. No le quedará nada de aquello que recibieron como regalo o herencia; todavía lo utilizarán para pasear, pero estrictamente hablando será un vehículo completamente nuevo. Y ahora trasladen esta idea a la evolución humana. Durante el período de Saturno, el hombre recibió los rudimentos de su cuerpo físico, en el Sol su cuerpo etérico, en la Luna su cuerpo astral y en la Tierra su yo, y han ido desarrollando gradualmente estos principios. Pero dentro del yo, el hombre va añadiendo cada vez más experiencias de un nuevo tipo y despojandose de lo que heredó, aquello que se le concedió en Saturno, el Sol y la Luna. Y llegará un momento - cuando alcance la evolución de Venus - en que el hombre se habrá despojado de todo lo que los dioses le concedieron durante las evoluciones de la Luna, el Sol, Saturno, hasta la primera mitad de la evolución de la Tierra. Habrá descartado todo esto, al igual que en nuestra analogía, las partes individuales del carruaje fueron descartadas. Y él habrá reemplazado gradualmente todo esto por algo que previamente no existía y que ha ido obteniendo para sí, de sus relaciones con el entorno y con los demás. Por lo tanto, al llegar a la evolución de Venus, el hombre ya no podrá decir: todavía llevo conmígo todo lo que heredé de la evolución de Saturno, el Sol y de la Luna, porque para entonces ya lo habrá arrojado todo. Y al final de su evolución, llevará dentro de sí solo lo que ha ganado mediante sus propios esfuerzos, no lo que le fue concedido, sino lo que ha creado de la nada. He ahí pues la tercera cosa además de la evolución y la involución: la creación de la nada. La evolución, la involución y la creación de la nada son lo que debemos tener en cuenta si queremos representar toda la magnitud y majestuosidad de la evolución humana. Así podemos entender cómo los dioses nos dieron en primer lugar nuestros tres cuerpos como vehículos y etapa por etapa los fueron construyendo y después nos dotaron con la capacidad de superarlos nuevamente etapa tras etapa. Podemos entender cómo podemos deshacernos de las partes, pieza por pieza, porque los dioses desean hacernos a su imagen miembro a miembro, para que podamos decir: Los rudimentos de lo que voy a ser me fueron dados y a partir de ellos me he creado un nuevo ser.

Así, lo que el hombre ve ante él como un gran y maravilloso ideal en un futuro lejano, de disponer no solo de conciencia propia sino de la conciencia de haberse creado a sí mismo, ya fue desarrollado en tiempos anteriores por espíritus poderosos en un nivel más elevado que el hombre. Y ciertos espíritus ya comprometidos con nuestra evolución en el pasado, están desarrollando en el presente lo que el hombre experimentará solo en un futuro lejano. Hemos dicho que durante la evolución de Saturno los tronos derramaron lo que llamamos la sustancia de la humanidad, y que en esta sustancia humana los espíritus de la personalidad vertieron lo que llamamos las fuerzas de la personalidad. Pero los espíritus de la personalidad, que en aquél tiempo eran lo suficientemente poderosos para permitir que el carácter de su personalidad fluyera en esta sustancia derramada por los tronos, han ascendido desde entonces más y más alto. Hoy han llegado al punto en que ya no necesitan ninguna sustancia física para su posterior desarrollo. En Saturno, para poder vivir, necesitaban la sustancia física de Saturno, que era al mismo tiempo el rudimento de la sustancia humana; en el Sol necesitaban la sustancia etérica que brotaba del cuerpo etérico del hombre; en la Luna necesitaban la sustancia astral, y aquí en la Tierra necesitan nuestro yo. De ahora en adelante, sin embargo, necesitarán lo que el propio yo va formando, la nueva creación del hombre a partir de relaciones puras, que ya no es física, ni etérica ni astral o incluso del yo como tal, sino lo que el yo produce a partir de sí mismo. Los espíritus de la personalidad usarán esto, de hecho ya lo están usando para vivir hoy. En Saturno vivieron en lo que ahora es nuestro cuerpo físico, en el Sol en lo que ahora es nuestro cuerpo etérico, en la Luna en lo que ahora es nuestro cuerpo astral. Desde mediados de los tiempos de la Atlántida, han comenzado a vivir en los elementos superiores que el hombre puede sacar de su yo.

¿Cuáles son estos elementos superiores que el hombre produce a partir de su yo? Son de tres tipos. Primero, lo que llamamos pensar de acuerdo con la ley, nuestro pensamiento lógico. Esto es algo que el hombre agrega a las cosas. Si el hombre no mira simplemente al mundo externo o simplemente lo observa, o simplemente persigue al ladrón para encontrarlo, sino que observa de manera que ve la ley inherente a la observación, valiéndose de pensamientos que no tienen nada que ver con el ladrón y sin embargo lo atrapan, entonces el hombre está viviendo en la lógica, la lógica pura. Esta lógica es algo que el hombre agrega a las cosas. Cuando el hombre se dedica a esta lógica pura, el yo crea algo más allá de sí mismo.

En segundo lugar, el yo crea más allá de sí mismo cuando desarrolla agrado o desagrado en lo bello, lo excelso, lo humorístico, lo cómico; en resumen, en todo lo que el mismo hombre produce. Digamos que ven algo en el mundo que les parece ridículo y les causa risa. Esta risa no tiene nada que ver con su karma. Puede aparecer una persona estúpida a la que esa misma cosa de la que se están riendo ustedes, podría parecerle inteligente. Eso es algo que surge de ustedes en cada situación concreta. O, digamos, que ven alguien atacando a un hombre valiente que por un tiempo se defiende bravamente pero finalmente llega a un trágico final. Lo que presencian estaba determinado por el karma, pero el sentimiento de tragedia que tienen sobre él es algo nuevo.

Sin embargo la necesidad es lo primero, el agrado y el desagrado son lo segundo, y lo tercero es la forma en que sienten la necesidad de actuar bajo las influencias de las relaciones. Incluso la forma en que se sienten obligados a actuar no está determinada únicamente por el karma, sino por su relación con el asunto. Supongamos que dos personas están, por un lado, tan situadas con respecto a su relación entre sí, que karmicamente están destinadas a saldar algo juntas, pero al mismo tiempo una está más avanzada en su desarrollo que la otra. La más avanzada saldará, la otra la retendrá para saldarla posteriormente. El uno desarrollará bondad de corazón, los sentimientos del otro no serán tocados. Eso que entra en la evolución es algo nuevo. No deben considerar todo lo que sucede como determinado, sino que depende de si permitimos que nuestras acciones se guíen por las leyes de la justicia y la equidad. Constantemente se agregan a nuestra moralidad cosas nuevas, por la manera en que nos comportamos y por nuestros criterios morales. Particularmente en nuestro criterio moral se encuentra el tercer elemento mediante el cual el hombre va más allá de sí mismo y por ello avanza cada vez más. El yo lo sitúa en nuestro mundo y lo que se pone así en el mundo no perece. Lo que los hombres han introducido en el mundo de época en época, de edad en edad, como resultado del pensamiento lógico, del juicio estético o el cumplimiento del deber, forma un flujo continuo y proporciona la sustancia en la que, en su fase de evolución, los espíritus de la personalidad toman su morada.

Esa es la forma en que viven y evolucionan. Y mientras ustedes están evolucionando, los espíritus de la personalidad les miran sin cesar, preguntando continuamente: ¿Me darán algo, que también pueda usar para mi desarrollo? Y cuanto más desarrolla el hombre el contenido de su pensamiento, sus tesoros de pensamiento, cuanto más trata de refinar su juicio estético cumpliendo con su deber más allá de los requisitos del karma, más nutrición hay para los espíritus de la personalidad; cuanto más les ofrezcamos, más sustanciales serán estos espíritus de la personalidad. ¿Qué representan estos espíritus de la personalidad? Algo que, desde el punto de vista de nuestra concepción humana del mundo, llamamos abstracción: el espíritu de la época, el espíritu de las diversas épocas. Para los antropósofos, este espíritu de la época es un ser real. Los espíritus de la época, que en realidad son los espíritus de la personalidad, se mueven a través de las épocas. Cuando miramos hacia atrás a los tiempos antiguos, los tiempos de los indios, los persas, los caldeos-babilonios, los greco-latinos y hasta nuestro propio tiempo, encontramos que, aparte de las naciones y aparte de todas las otras diferencias entre los hombres, lo que llamamos el espíritu de la época siempre está cambiando. La gente pensaba y sentía de manera muy diferente hace cinco mil años que hace tres mil años y de diferente forma a como lo hacen hoy. Y son los espíritus de la época o, según la ciencia espiritual, los espíritus de la personalidad quienes cambian. Estos espíritus de la personalidad están pasando por su evolución en el mundo supersensible al igual que la raza humana está pasando por su evolución en el mundo sensible. Pero todo lo que la raza humana desarrolla que sea de naturaleza suprasensible, es comida y bebida para estos espíritus de la personalidad y se benefician de ello. Si hubiera una época en la que los hombres pasaran la vida sin desarrollar ningún tesoro de pensamiento, sin agrado o desagrado, ni ningún sentido del deber más allá de los límites del karma, en esa época los espíritus de la personalidad no tendrían alimento. Tal es nuestra conexión con los seres que están invisiblemente entrelazados con nuestra vida.

Como les he dicho, el hombre agrega algo nuevo a la evolución, crea como si dijéramos, algo de la nada además de la involución y la evolución. Sin embargo, no podría crear nada desde la nada si previamente no hubiera recibido las causas dentro de las cuales se halla situado como en un vehículo. Este vehículo le fue dado durante la evolución de Saturno y poco a poco lo va descartando y desarrollándolo para el futuro. Sin embargo para ello, tuvo que recibir los cimientos y si los dioses no le hubiesen proporcionado esta base en primer lugar, no habría podido realizar ninguna acción que le permitiera crear desde la nada. Gracias a que disponemos de una buena base, las relaciones en el mundo que nos rodea nos afectan de tal manera que realmente ayudan a nuestro desarrollo posterior.

Gracias al hecho de que el hombre puede crear algo nuevo a partir de las relaciones y puede hacer uso de las conexiones entre las que está situado le ha sido posible
 formar la base de algo nuevo que él mismo crea. ¿Y qué significado tiene que el hombre se haya vuelto capaz de extender sus pensamientos más allá de las cosas que experimenta en el mundo circundante y sentir más de lo que objetivamente tiene frente a sí? ¿Qué ha sucedido como resultado de que el hombre pueda trabajar más allá de los dictados del karma y viva en pos de la verdad, la justicia y la bondad de corazón?

Al ser capaz de pensar lógicamente, de desarrollar el pensamiento de acuerdo con su necesidad, se ha creado la posibilidad de error. Debido a que el hombre puede sentir placer con lo que es bello, también se le ha creado la posibilidad de introducir el elemento de la fealdad y la impureza en la evolución del mundo. Debido a que el hombre es capaz tanto de autoimponerse a sí mismo el concepto del deber como de cumplirlo más allá del alcance del karma, se ha creado la posibilidad del mal y del incumplimiento del deber. Por lo tanto, esta misma posibilidad de poder crear tan solo a partir de las relaciones, es lo que ha colocado al hombre en un mundo en el que también puede actuar sobre su propia parte espiritual, haciendo que se llene de error, fealdad y maldad. Y no solo se proveyó al hombre tan solo la posibilidad de crear a partir de estas relaciones, sino que se le dio la posibilidad mediante la lucha y esforzándose gradualmente, poder crear a partir de estas relaciones lo que es correcto, lo que es bello y esas virtudes que realmente impulsan su evolución.

Crear a partir de las relaciones se llama en el esoterismo cristiano 'crear a partir del espíritu'. Y crear a partir de relaciones correctas, bellas y virtuosas se llama en el esoterismo cristiano 'El Espíritu Santo'. Cuando un hombre es capaz de crear a partir de la nada lo correcto o lo verdadero, lo bello y lo bueno, el Espíritu Santo lo llena de bienaventuranza. Pero para que un hombre pueda crear en el sentido del Espíritu Santo, primero debe dársele el fundamento, como es el caso, para toda creación que parte de la nada. Este fundamento se le dio a través de la venida de Cristo en nuestra evolución. Al experimentar el evento de Cristo en la tierra, el hombre pudo ascender a la creación en el Espíritu Santo. Por lo tanto, es Cristo mismo quien crea el fundamento más grande y profundo. Si el hombre llega a ser tal que se mantiene firme sobre la base de la experiencia de Cristo y la experiencia de Cristo es el carruaje que une para su progreso evolutivo, entonces el Cristo le envía el Espíritu Santo, y el hombre se vuelve capaz de crear lo correcto, bello y bueno en el curso de su evolución posterior.

Por consiguiente vemos la venida del Cristo a la Tierra, digamos que, como dando cumplimiento a todo lo que se había depositado en el hombre a través de Saturno, el Sol y la Luna. Y el evento de Cristo le ha dado al hombre la mejor cosa posible, el poder que lo hace capaz de vivir en las perspectivas del futuro y de incrementar la creación partiendo de las relaciones, partiendo de todo lo que no está predeterminado, sino dependiendo de cómo se relaciona el hombre con los hechos del mundo a su alrededor, que es en el sentido más amplio del Espíritu Santo. Esto nuevamente es un aspecto del esoterismo cristiano. El esoterismo cristiano está conectado con el pensamiento más profundo en toda nuestra evolución, el pensamiento de la creación a partir de la nada.

Por lo tanto, ninguna teoría verdadera de la evolución podrá dejar de lado el pensamiento de la creación a partir de la nada. Suponiendo que solo hubiera evolución e involución, habría una repetición eterna como ocurre con la planta y en Vulcano solo habría lo que se originó en Saturno. Pero en el medio de nuestra evolución, la creación a partir de la nada se agregó a la evolución y la involución. Después de que Saturno, el Sol y la Luna hubieron pasado, Cristo vino a la Tierra como el fermento enriquecedor que asegura que algo muy nuevo estará allí en Vulcano, algo que aún no estaba presente en Saturno. Quienes hablan solo de evolución e involución, hablarán del desarrollo como si todo fuera meramente una repetición cíclica. Pero tales ciclos nunca pueden realmente explicar la evolución del mundo. Solo cuando agreguemos evolución e involución a esta creación a partir de la nada, que agregue algo nuevo a las relaciones existentes, llegaremos a una comprensión real del mundo.

Los seres de un orden inferior no muestran más que un rastro de lo que llamamos creación de la nada. Un lirio del valle siempre será un lirio del valle; a lo sumo, el jardinero podría agregar algo desde afuera, sin el cual el lirio del valle nunca habria logrado. Despues sí que habría algo que con respecto a la naturaleza del lirio del valle sería una creación de la nada. El hombre, sin embargo, es capaz por sí mismo de incluir en su ser esta creación de la nada. Sin embargo, el hombre solo llega a ser capaz de hacerlo y de avanzar hacia la libertad de la creatividad individual a través de la mayor de todas las acciones libres, una que puede servirle como ejemplo. ¿Cuál es este gran acto de libertad? Es el de que la sabia y creativa Palabra de nuestro propio sistema solar, decidió entrar en un cuerpo humano y tomar parte en la evolución de la Tierra a través de una acción ajena a cualquier karma previo. No había karma precedente que obligara al Cristo a su resolución de entrar en un cuerpo humano; Se comprometió a hacerlo como una acción libre basada enteramente en prever la evolución futura de la humanidad. Esta acción no tenía precedentes, teniendo su origen en Él como un pensamiento de la nada, a partir de su previsión. Este es un concepto difícil, pero siempre estará incluido en el esoterismo cristiano y todo depende de nuestra capacidad de agregar el pensamiento de la creación de la nada a los conceptos de evolución e involución.

Cuando podamos hacer esto, adquiriremos grandes ideales que, aunque no se extiendan a lo que pueden llamarse dimensiones cósmicas, están esencialmente conectados con la pregunta: ¿Por qué, por ejemplo, nos unimos a una sociedad antroposófica? Para comprender el propósito de una sociedad antroposófica debemos volver al pensamiento de que estamos trabajando para los espíritus de la personalidad, para los espíritus de la época. Cuando un ser humano llega al mundo en el momento del nacimiento, para empezar, es educado por todo tipo de circunstancias; estas le influyen y forman el primer paso de su propia actividad creativa. Si tan solo pudiera entenderse claramente que el lugar donde nace un hombre es solo el primer paso y que las circunstancias predominantes actúan sobre él con un abrumador poder sugestivo. Tratemos de imaginar cuán diferentes serían las circunstancias de un hombre si naciera en Roma o Frankfurt en lugar de en Constantinopla. A través de su nacimiento, él se situaría en diferentes circunstancias, en diferentes afiliaciones religiosas. Bajo estas influencias, podría desarrollarse en él cierto fanatismo por el catolicismo o el protestantismo. Si, a través de una pequeña vuelta de rueda en las conexiones kármicas, hubiera nacido en Constantinopla, ¿No podría haber resultado ser un buen turco? Aquí tiene una ilustración de la fuerza sugestiva con la que las condiciones ambientales afectan al hombre. Pero el hombre es capaz de liberarse de la naturaleza puramente sugestiva de las condiciones y unirse con otras personas de acuerdo con los principios que él mismo elige y reconoce. Luego puede decir: "Ahora sé por qué estoy trabajando con otras personas"
. De  esta manera surgen de la conciencia humana aquellos grupos sociales en los que se crea el material para los espíritus de la época, los espíritus de la personalidad. Y la sociedad antroposófica es un grupo de este tipo en el que esta conexión se crea sobre la base de la hermandad. Esto no significa otra cosa que cada individuo esté activo en el grupo de tal manera que adquiera en sí todas las buenas cualidades que lo hacen una imagen de toda la sociedad. De este modo, todos los pensamientos, la riqueza de sentimientos y las virtudes que desarrolla a través de la sociedad se confiere como alimento a los espíritus de la personalidad. Por lo tanto, en una sociedad como esta, todo lo que crea vida comunitaria es inseparable del principio de individualidad. Cada miembro se vuelve capaz a través de dicha sociedad de ofrecer lo que él mismo produce como sacrificio a los espíritus de la personalidad. Y cada individuo se prepara para alcanzar el nivel de aquellos que son los más avanzados, y que, como resultado del entrenamiento espiritual, han progresado hasta el punto en que tienen el siguiente ideal: 
"Cuando pienso, no lo hago para mi propia satisfacción, sino con el fin de crear alimento para los espíritus de la personalidad. Ofrendo sobre el altar de los espíritus de la personalidad mis más altos y hermosos pensamientos; y lo que siento no está motivado por el egoísmo, lo siento porque debe ser alimento para los espíritus de la personalidad. Y lo que puedo practicar en forma de virtud, no lo practico con el propósito de ganar influencia para mí, sino para llevarlo como un sacrificio para proporcionar alimento a los espíritus de la personalidad." 
Aquí hemos situado ante nosotros como nuestros ideales a aquellos que llamamos los maestros de la sabiduría y los maestros de la armonía y el sentimiento. Porque así piensan y se preparan ellos para el desarrollo que acercará cada vez más el hombre al punto en que siempre creará lo nuevo hasta que finalmente desarrolle un mundo en el que el factor de las viejas causas habrá desaparecido y a partir del cual fluirá nueva luz hacia el futuro. El mundo no está sujeto a metamorfosearse perpetuamente en formas diferentes, sino que lo viejo se perfecciona y se convierte en vehículo de lo nuevo. Después, incluso esto será expulsado y desaparecerá en la nada, para que de esta nada surja algo nuevo. Esta es la tremenda idea del progreso, que nuevas cosas pueden surgir perpetuamente.

Pero los mundos son completos en sí mismos y habrán visto con el ejemplo dado, que no podemos hablar de nada que realmente llegue a su fin. Se ha mostrado cómo, por un lado, los espíritus de la personalidad pierden su influencia sobre el hombre, pero, por el otro, cómo persiguen de nuevo su propia evolución. Así, el nuestro es un mundo que está siendo constantemente rejuvenecido por creaciones nuevas, aunque también es cierto que lo que se destruye obstaculiza el progreso y se pasa para que otros por su parte puedan progresar. Nadie debería creer que debe permitir que algo se hunda en la nada, ya que se nos ha dado la posibilidad de crear de la nada. Lo que en Vulcano demostrará ser algo nuevo, que construirá continuamente nuevas formas y descartará lo viejo, y lo que se arroje buscará su propio camino.

La evolución, la involución y la creación de la nada son los tres conceptos que debemos aplicar para comprender la evolución de los fenómenos mundiales tal como son. Solo de esta manera llegaremos a conceptos precisos que iluminen al hombre sobre el mundo y engendren en él una calidez interior de sentimiento. Si el hombre tuviera que admitir su incapacidad para hacer cualquier cosa que no fuera crear de acuerdo con impulsos implantados en él, esto no reforzaría su voluntad ni encendería sus esperanzas en la misma medida en que pudiera decir: "Puedo crear mis propios valores de vida y agregar constantemente algo nuevo a lo que me ha sido dado como base. Mi herencia milenaria de ninguna manera me impedirá crear nuevas flores y frutos que vivirán en el futuro ". Sin embargo, esto es parte de lo que podemos describir al decir que la concepción antroposófica del mundo le da fortaleza, esperanza y confianza al hombre en la vida, para mostrarle que puede, en el futuro, participar en el trabajo de creaciones que, hoy, no solo se encuentran en el útero de la causalidad sino en la nada. Le muestra la perspectiva de que, a través de sus propios esfuerzos, está trabajando en el verdadero sentido de la palabra, pasando de ser una "criatura" a ser un "creador".

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919