GA240 relaciones kármicas 1-Luna y Sol: las dos puertas

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Rudolf Steiner

Conferencia I

Berna, 25 de enero de 1924

Por su vida presente en la Tierra, el hombre está parcialmente comprometido con el mundo externo, incluyendo en el sentido más amplio no solo los diversos reinos de la Naturaleza que le rodean, sino también las influencias provenientes de las estrellas y las inmensidades cósmicas. Pero esta es solo una parte del mundo a la que está comprometido por su presente vida terrenal. Él está comprometido sobre todo, con sus vidas anteriores en la Tierra, cuyos resultados y efectos trae consigo en su interior. Como conocen por la literatura antroposófica, el hombre es un ser cuádruple. Cada vez que va a dormir, su cuerpo astral y su "yo" se separan de sus cuerpos físico y etérico. De estos miembros, solo los cuerpos físico y etérico deben su carácter y composición al mundo externo que se encuentra alrededor del hombre visiblemente, o también, como mundo etérico, invisiblemente. Por otro lado, todo lo que lleva dentro de si en su cuerpo astral y su Ego en su presente existencia terrenal, se debe completamente a lo que experimentó en el pasado, en vidas anteriores en la Tierra.

En el mundo físico exterior hay dos portales, dos puertas, a través de las cuales la vida del hombre, tomada en su totalidad, se extiende más allá de este mundo. Comenzaremos hoy considerando este aspecto cósmico y concluiremos con un estudio muy directamente relacionado con la vida humana. Para los habitantes de la Tierra, estas dos puertas son la Luna y el Sol.

El hecho es que la ciencia moderna sabe muy poco acerca de los cuerpos celestes; en realidad, solo lo que puede determinarse mediante cálculos matemáticos o puede observarse mediante instrumentos. ¡Solo piensen en lo que un habitante de Marte sabría sobre la Tierra si, desde Marte o desde alguna otra estrella, tuviera que adquirir su conocimiento empleando los mismos métodos que los empleados por los habitantes de la Tierra! Él sólo sabría que la Tierra es un cuerpo luminoso que irradia hacia el espacio cósmico la luz que refleja desde el Sol. Podría formarse todo tipo de hipótesis, al igual que los hombres sobre Marte, sobre si existen seres o no en la Tierra. Pero un habitante de la Tierra sabe que los seres de su propia categoría y los de los otros reinos comparten su morada; y aquellos cuyo conocimiento se deriva de los destinos espirituales internos de la humanidad terrenal, serán capaces de alcanzar una comprensión más profunda del significado de los otros cuerpos celestes, por ejemplo, del Sol y la Luna.

Pensemos en lo que se puede decir de este aspecto físico, psíquico y espiritual de la existencia lunar. Debo aquí recordarles muchas cosas que se pueden encontrar en el libro Ciencia oculta: un bosquejo y en varias de las conferencias imprimidas. A partir de esta bibliografía, ustedes saben que la Luna estuvo una vez unida a la Tierra. Es aceptado por la ciencia moderna ortodoxa, al menos por sus representantes más importantes, que la Luna física una vez se separó de la Tierra y, si puedo decirlo así, eligió su propia posición en el espacio cósmico.

Pero la Ciencia Espiritual revela que la Luna física no solo se separó de la Tierra sino que ciertos Seres se fueron con ella, Seres que una vez habitaron la Tierra junto con los hombres. Eran de un rango espiritual mucho más elevado que el hombre en su encarnación física; pero estaban en estrecha relación con los hombres, aunque esta relación era completamente diferente de las relaciones entre los seres humanos en la actualidad.

Cualquiera que dedique un estudio incluso superficial a la historia primitiva de la Tierra y sus logros espirituales sentirá una profunda reverencia por las diferentes civilizaciones. Ciertamente, nuestros antepasados, es decir, nosotros mismos en encarnaciones anteriores, no eran tan 'inteligentes' en el sentido moderno como nos imaginamos hoy, pero de hecho sabían mucho más. El conocimiento, después de todo, no se adquiere solo a través de la inteligencia. La inteligencia proviene del intelecto, y el intelecto es solo una de las facultades humanas, aunque hoy en día es muy apreciado, especialmente por la ciencia, más que todos los demás. Sin embargo, cuando vemos cómo el mundo se ha desarrollado en los aspectos moral y social en este ilustrado siglo XX, realmente no hay motivos para estar tan orgullosos de nuestra cultura intelectual, que ha ido surgiendo solo a lo largo del tiempo. Incluso si no tenemos otra ayuda que la historia externa, retrocedamos y consideremos, por ejemplo, lo que se origina en el antiguo Oriente, no podemos sino sentir gran reverencia. Lo mismo puede aplicarse incluso a ciertos logros de los llamados pueblos "incivilizados", pero ahora solo pensaremos en la antigua India y Persia, en la maravillosa sabiduría contenida en los Vedas, en la filosofía Vedanta o del Yoga. Si permitimos que estas cosas obren sobre nosotros, no superficialmente, sino con toda su intensidad profunda, sentiremos una reverencia cada vez mayor por lo que crearon las eras pasadas, no a través de la astucia tal como la conocemos, sino de una manera completamente diferente.

La Ciencia Espiritual deja en claro que lo que se ha conservado en los registros documentales son solo los residuos de una maravillosa sabiduría primigenia de la humanidad. Que se expresaba en un lenguaje artístico mucho más poético que el utilizado por nuestro conocimiento moderno, pero que sin embargo era una sabiduría maravillosa, impartida a los hombres por Seres de una etapa evolutiva mucho más elevada que la de la humanidad en la Tierra. El pensamiento intelectual tiene lugar, después de todo, a través de la instrumentalidad del cuerpo físico, y estos Seres no tenían cuerpo físico. Esto explica el hecho de que transmitieran su sabiduría primordial a la humanidad en una forma esencialmente poética y artística.

Estos Seres no permanecieron en la Tierra; la mayoría de ellos actualmente habitan la Luna en los cielos. Lo que la ciencia moderna puede descubrir de la Luna, tiene que ver solo con las propiedades externas. La Luna es en verdad el hogar de elevados Seres espirituales cuya tarea una vez fue inspirar a la humanidad terrenal con la sabiduría primigenia. Luego se retiraron para establecer esta colonia lunar en el Cosmos. Por cuanto he dicho acerca de estos Seres que ahora habitan en la Luna, está claro que nuestro pasado humano está conectado con ellos. En vidas anteriores, éramos sus compañeros terrestres. Y nuestra relación con ellos se hace inmediatamente evidente si miramos más allá de lo que el conocimiento externo y de la vida externa pueden darle al hombre. Cuando contemplamos todos los factores que determinan nuestra existencia, que sin embargo, no dependen de nuestro intelecto, sino que trascienden el intelecto y están relacionados con nuestra naturaleza más profunda, nos damos cuenta de que estos Seres Lunares, aunque ya no tienen su morada en la Tierra, todavía están conectadas profunda e internamente con nuestra propia existencia. Porque antes de descender a la Tierra y recibir un cuerpo físico de nuestros antepasados, estábamos en el mundo espiritual, en la vida preterrenal; y allí, incluso hoy, estamos en estrecho contacto con estos Seres que fueron nuestros compañeros en la existencia de la Tierra hace mucho tiempo. Cuando bajamos de los mundos espirituales a la existencia terrenal y atravesamos la esfera lunar, a través de la existencia lunar. Hubo pues un tiempo, cuando estos Seres Lunares estaban en la Tierra, que dejaron un profundo efecto sobre la humanidad, y todavía siguen afectándonos, en la medida en que impresionan al Ego y al cuerpo astral en su descenso a la encarnación, que luego es incorporado al cuerpo físico en la tierra.

Nadie puede decidir por si mismo, ser un hombre de talento, o un genio, ni tan siquiera ser un buen hombre. Sin embargo, hay hombres de talento y genio y algunos que son innatamente buenos. Estas son cualidades que el intelecto no puede producir; están conectadas con la naturaleza más íntima del hombre, una gran parte de la cual viene con él cuando pasa de la existencia preterrenal a la vida terrenal. Dejando una impronta en su Ego y cuerpo astral que luego se abre paso a los nervios y la sangre como genialidad o talento o con la voluntad de hacer el bien o el mal: esta es la tarea de los Seres Lunares durante el tiempo en la existencia preterrenal cuando el hombre está pasando por la esfera de la Luna. La Luna tiene un efecto sobre lo que está viviendo y tejiendo en la parte más profunda de la naturaleza del hombre por debajo del nivel de conciencia. No es solo cuando, en tono poético, los amantes pasean a la luz de la luna que está activa esta influencia lunar, sino en todo lo que se eleva desde un nivel inferior al del intelecto consciente y hace al hombre lo que realmente es en la vida terrenal. Y así hoy estos Seres Lunares están todavía relacionados con nuestro pasado, en la medida en que son ellos quienes después de nuestras encarnaciones anteriores nos dan durante la existencia preterrenal el sello de la individualidad.

Si miramos hacia atrás sobre nuestra vida hasta el punto en el que va más allá del reino terrenal hacia lo espiritual, del cual derivan nuestras facultades particulares, nuestro temperamento, nuestro carácter más profundo y esencial, encontramos en la Luna la única puerta que conduce desde lo físico hacia el mundo espiritual. Es la puerta a través de la cual el pasado se abre paso en nuestra vida y nos da la individualidad.

La otra puerta es el sol. No debemos nuestra individualidad al sol. El Sol brilla por igual en los buenos y en los malos, en los hombres de genio y en los tontos. En lo que respecta a la vida terrenal, el Sol no tiene relación directa con nuestra individualidad. Solo en una ocasión, el Sol estableció una conexión con la individualidad terrenal y esto fue posible porque en un cierto punto del tiempo en la evolución de la Tierra, un sublime Ser Solar, el Cristo, no se quedó en el Sol, sino que bajó a la Tierra y se convirtió en un Ser de la Tierra en el cuerpo de un hombre, uniendo así su propio destino cósmico con el destino de la humanidad terrenal. Los otros Seres Solares que continúan morando en la esfera del Sol no tienen acceso a la individualidad humana individual sino a lo que es común a toda la humanidad. Algo de esto permaneció en Cristo y es una bendición infinita para la humanidad terrenal: que aquello que permaneció en Él fue y es que su poder no conoce diferenciación entre los hombres. Cristo no es el Cristo de esta o aquella nación, de tal o cual categoría o clase. Él es el Cristo para todos los hombres, sin distinción de clase, raza o nación. Él tampoco es el Cristo de individualidades particulares, en la medida en que su ayuda está disponible tanto para el genio como para el tonto. El Impulso de Cristo tiene acceso a la individualidad del hombre, pero para ser efectivo debe tener efecto en las profundidades de la naturaleza humana. No son las fuerzas del intelecto sino las fuerzas más profundas del corazón y del alma las que pueden recibir el Impulso de Cristo; pero una vez recibido este impulso, trabaja no para el beneficio del individuo-humano sino del humano-universal. Esto se debe a que Cristo es un ser solar.

Mirando hacia el pasado nos sentimos conectados con la existencia de la Luna y nos damos cuenta de que tenemos dentro de nosotros algo que no deriva del presente, sino del pasado cósmico, no meramente del pasado terrenal. En nuestra presente existencia de la Tierra, unimos este fragmento del pasado con el presente. Nosotros ordinariamente, no prestamos mucha atención a lo que está contenido en este fragmento del pasado; pero como seres humanos, a decir verdad, no deberíamos tenerlo mucho en cuenta si no estuviese dentro de nosotros. Lo que adquirimos en el momento de descender de la existencia preterrenal a la terrenal tiene algo al respecto automático: el elemento automático en nuestros cuerpos físico y etérico. Lo que nos convierte en individuos humanos particulares está conectado internamente con nuestro pasado y, por lo tanto, con la existencia de la Luna. Pero así como estamos conectados con el pasado a través de nuestra existencia lunar, también estamos conectados con nuestro futuro a través de la existencia del Sol. Estábamos listos para las fuerzas de la Luna, especialmente en relación con los Seres que se han retirado a la Luna, incluso en épocas anteriores; para el Sol que trabaja hoy solamente como un impulso en la esfera de lo humano universal, no estaremos listos hasta un futuro muy distante, cuando la evolución haya alcanzado una etapa mucho más avanzada. El Sol hoy solo puede alcanzar a nuestro ser externo; hasta las lejanas edades futuras no podrá alcanzar nuestra individualidad, el núcleo más profundo de nuestro ser. Cuando la Tierra deje de ser Tierra, cuando haya pasado a otra metamorfosis, entonces, solo entonces, tendremos que estar preparados para la existencia del Sol. El hombre está tan orgulloso de su intelecto, pero el intelecto en la humanidad actual es puramente un producto de la Tierra, ya que está ligado al cerebro, y el cerebro, a pesar de la creencia actual, es la estructura más física del organismo humano.

El Sol nos está constantemente tratando de arrancar de esta esclavitud de lo terrenal, ya que el Sol en realidad no trabaja en nuestro cerebro ... si lo hiciera, ¡deberíamos producir pensamientos mucho más inteligentes! Desde el aspecto físico, la influencia del Sol se ejerce sobre el corazón, y lo que fluye desde el corazón es la actividad del Sol. Mediante su cerebro, los hombres son esencialmente egoístas, mediante su corazón se liberan del egoísmo y se elevan al nivel del ser humano universal. Por lo tanto, mediante el Sol somos más de lo que seríamos si nos limitamos a nuestros propios recursos en nuestra presente existencia de la Tierra. Permítanme ponerlo así: si realmente podemos encontrar nuestro camino hacia el Cristo, Él nos capacita a ser más de lo que de otra manera pudiéramos ser, porque Él es un Ser Solar,.

El Sol está en los cielos personificando el futuro, mientras que la Luna personifica el pasado. El Sol es la otra puerta al mundo espiritual, la puerta que conduce al futuro. Así como somos impulsados a la existencia terrenal por los Seres Lunares y las fuerzas de la Luna, así mismo, a través de la muerte, somos impulsados por las fuerzas del Sol. Estas fuerzas del Sol están conectadas con esa parte de nuestra naturaleza que aún no dominamos y que los dioses nos han dado para que no nos marchitemos en la vida terrenal sino que lleguemos más allá de nuestras propias limitaciones. Y así, La Luna y el Sol son en verdad las dos puertas del universo para la vida espiritual. La Luna está habitada por seres con quienes una vez estuvimos relacionados de la manera que he indicado. El Sol está habitado por Seres con quienes, con la excepción del Cristo, nos uniremos únicamente en nuestra futura existencia cósmica. El Cristo nos guiará hacia aquellos que una vez fueron Sus compañeros en el Sol. Pero esto, en lo que respecta al hombre, pertenece al futuro.

Hemos dicho que las influencias de la Luna trabajan en nosotros desde el mundo espiritual; lo mismo es cierto respecto de las influencias que trabajan desde el Sol sobre nuestros cuerpos físico y etérico. Piensen, por ejemplo, en los temperamentos. Hay fuerzas en los temperamentos que actúan en el cuerpo físico, pero más particularmente en el cuerpo etérico. Esto está regulado por la interacción de Sol y Luna. Un hombre con una fuerte rasgo de melancolía en su temperamento está fuertemente influenciado por la Luna. De manera similar, un hombre con un rasgo marcadamente sanguíneo en su temperamento está fuertemente influenciado por el sol. Un hombre en quien la cualidad del Sol y la Luna esté equilibrada y neutralizada será un tipo flemático. Cuando el elemento físico como tal actúa en un hombre y se expresa en la vida del alma, como en los temperamentos, las fuerzas del Sol y la Luna están actuando en todo su ser. Pero para empezar, el hombre es consciente de estas fuerzas solo cuando se enfrentan a él en su manifestación física externa, cuando la Luna, y de manera similar el Sol, anuncia su presencia a través del orbe que es visible exteriormente. Sin embargo, las fuerzas que trascienden lo físico están surtiendo efecto; siempre debemos hablar del Sol y la Luna como realidades espirituales. Y eso es bastante fácil de comprender.

Piensen en un cuerpo humano. Este cuerpo hoy día ya no tiene las mismas sustancias que tenía hace diez años. Está expulsando constantemente estas sustancias físicas y reemplazándolas por nuevas. Lo que perdura es la forma espiritual del hombre, la configuración de las fuerzas internas. Supongamos que han estado sentados en esta habitación desde hace diez años; ya no forma parte de ustedes aquella carne y aquella sangre que estaban dentro de ustedes como sustancia material en aquel entonces. Lo físico está involucrado en una corriente perpetua de adentro hacia afuera; está siendo rechazado todo el tiempo. Aunque este es un hecho conocido, no siempre se recuerda. Esto también es un hecho en el Cosmos. La gente piensa que la Luna que brilla sobre la Tierra hoy es la misma Luna que brilló sobre César, Alcibíades o Buda. Espiritualmente, sí, es la misma Luna, pero no con respecto a la sustancia física. En cuanto al Sol, los físicos y astro físicos calculan cuánto tiempo pasará antes de que se desintegre en el espacio cósmico. Saben que se desintegrará pero cuentan en términos de millones de años. Se obtendría el mismo tipo de resultados si dichos cálculos se aplicaran al ser humano. Los cálculos son absolutamente correctos y no pueden fallar, ¡solo que no son verdad! Son absolutamente correctos, pero piensen en esto: si hoy examinaran un corazón humano, cinco días después y luego, después de otros cinco días, podrían calcular a partir del minuto cómo era hace trescientos años y como será trescientos años más tarde. De la misma manera, la geología puede calcular cómo era la Tierra hace veinte millones de años y cómo se verá dentro de veinte millones de años. Los cálculos pueden ser perfectamente correctos, pero la Tierra no existía hace veinte millones de años y no existirá dentro de veinte millones de años y lo mismo vale para el corazón puesto que no existía hace trescientos años. ¡Los cálculos en sí mismos son correctos, pero no son ciertos! Ni siquiera para períodos más cortos difiere el Cosmos del hombre a este respecto. Aunque las sustancias minerales duran esencialmente más tiempo en esa forma que la configuración de la sustancia en los cuerpos vivos, incluso la parte puramente física de las sustancias minerales es transitoria. Como ya he dicho, la Luna en el cielo hoy en día no es en su composición física la misma Luna que brilló sobre César, Alcibíades o el emperador Augusto, ya que su sustancia ha cambiado, así como la sustancia del cuerpo físico de un hombre ha cambiado. Lo que perdura en el Cosmos es el elemento espiritual, así como en el caso de un ser humano lo que perdura desde el nacimiento hasta la muerte es la entidad espiritual, no la sustancia física.

Por lo tanto, solo estaremos viendo el mundo correctamente cuando decimos del hombre que lo que dura entre el nacimiento y la muerte es su alma; lo que perdura allá en los cuerpos celestes es una multiplicidad de Seres. Y cuando hablamos de Luna y Sol, debemos ser conscientes de que si queremos hablar verdaderamente debemos hablar de Seres de la Luna y Seres del Sol. Los Seres de la Luna están conectados con nuestro pasado; los Seres del Sol estarán conectados con nuestro futuro, pero incluso ahora trabajan en nuestra existencia presente.

Solo puede establecerse una base sólida para el estudio del karma y el destino humanos, cuando al hombre se le da su lugar real dentro del Cosmos.

Por mucho que lo Intentemos, nunca podremos alterar el pasado. Por esta razón, en las fuerzas de la Luna tal como operan y se apoderan de nuestra naturaleza humana, hay un elemento de necesidad inmutable. Todo lo que nos llega desde la Luna tiene este carácter. En lo que provenga del Sol y señale hacia el futuro, hay algo en lo que nuestra voluntad, nuestra libertad, puede ser un factor. Para que podamos decir: cuando el hombre además percibe lo Divino en el Cosmos, y en lugar de generalizaciones vagas y sentimentales es capaz de hablar con precisión y definición sobre lo Divino tal como se revela en los diversos cuerpos celestes, un tipo especial de lenguaje tomará forma dentro de él cuando contempla los cuerpos celestiales con conocimiento de corazón y verdadero entendimiento humano.

Ahora supongamos que un ser humano estuviera situado frente a nosotros y mirando sus manos o sus brazos, su cabeza, su pecho, sus piernas, sus pies, le preguntáramos en cada caso, '¿qué es eso?', Y nos dijese en respuesta, "eso es algo humano." Cuando no se hacen distinciones sino que todo está etiquetado con la generalización "humano", no tenemos rumbo ni dirección. Lo mismo vale si miramos hacia el Cosmos, contemplamos el Sol y la Luna y las estrellas, y hablamos de lo Divino como una generalización. Debemos adquirir una visión definida, concretamente real de lo Divino. Y esto lo hacemos cuando reconocemos, por ejemplo, la conexión profunda de la Luna con nuestro propio pasado, de hecho con el pasado de toda la Tierra. Entonces, cuando miremos la Luna en los cielos, podremos decir: "Tú, descendiente cósmico de la Necesidad, cuando contemplo que dentro de mí, sobre la cual mi voluntad no tiene influencia, me siento internamente unido a ti". Nuestro conocimiento de la Luna luego se convierte en sentimiento, porque nos damos cuenta de que cada experiencia que surge perceptiblemente por necesidad interna está conectada con la Luna.

Si contemplamos de igual manera la naturaleza más íntima del Sol, no simplemente haciendo cálculos u observándolo a través de instrumentos, sentiremos su afinidad con todo lo que vive en nosotros como libertad, con todo lo que nosotros mismos podemos lograr para el beneficio de la futuro.

Tales experiencias nos permitirían encontrar un vínculo con la sabiduría instintiva de la humanidad primitiva. Porque no podemos entender correctamente lo que irradia con tal belleza poética de las civilizaciones antiguas a menos que todavía podamos sentir, cuando miramos a la Luna, que allí estamos vislumbrando el pasado con su elemento de necesidad y cuando contemplamos el Sol allí estamos vislumbrando la libertad que pertenece al futuro.

Necesidad y libertad se entrelazan en nuestro destino. En términos de lo terrestre y lo humano, hablamos de Necesidad y Libertad; en términos de lo celestial y lo cósmico, hablamos de existencia lunar y existencia solar.

Ahora tratemos de descubrir cómo funcionan las fuerzas del Sol y la Luna en la telaraña de nuestro destino. Conocemos a un ser humano. Como regla general, el hecho de que lo hayamos conocido es suficiente por sí mismo; aceptamos la vida tal como viene sin ser muy observadores ni pensar mucho en ella. Pero un escrutinio más profundo de la vida humana individual revela que cuando dos personas se encuentran, sus caminos han sido guiados de una manera notable. Piensen en dos individuos, uno de veinticinco años y el otro de veinte años, que se encuentran; pueden mirar hacia atrás en el curso de sus vidas hasta ahora y para cada uno de ellos será evidente que cada acontecimiento en la vida de uno, digamos el de veinte años, lo había impulsado desde una parte del mundo completamente diferente. a este encuentro, en este lugar en particular, con la otra persona. Lo mismo ocurrirá con el joven de veinticinco años. En la formación del destino, depende mucho del hecho de que los seres humanos, comenzando desde diferentes partes del mundo, se encuentran como guiados por una férrea necesidad directamente hacia el punto de encuentro. No se piensa en las maravillas que pueden revelarse mediante estudios de este tipo, pero la vida humana se enriquece infinitamente mediante la penetración ante tales situaciones y se empobrece sin ellas. Si comenzamos a pensar en nuestra relación con algún ser humano al que parece que nos hemos encontrado por accidente, tendremos que decirnos a nosotros mismos que lo hemos estado buscando, buscándolo, desde que nacimos en esta existencia terrenal. ... y, de hecho, incluso antes de esta. Pero no quiero entrar en eso en este momento. Solo necesitamos recordarnos a nosotros mismos que no deberíamos habernos cruzado con este individuo si en algún momento anterior de la vida terrenal hubiéramos tomado una dirección ligeramente diferente hacia la izquierda o hacia la derecha y no hubiéramos tomado el camino que tomamos. Como dije, las personas no piensan en estos asuntos. Pero es pura arrogancia creer que algo a lo que uno no le presta atención es que no existe. Es un hecho y eventualmente se revelará a la observación. Sin embargo, existe una diferencia significativa entre lo que ocurre antes del encuentro real de dos personas y lo que ocurre a partir de ese momento. Antes de encontrarse en la vida terrenal, se habían influenciado mutuamente sin tener ningún conocimiento de la existencia del otro. Después del encuentro, la influencia mutua continúa, pero ahora se conocen. Y esto nuevamente es el comienzo de algo extremadamente significativo.

Naturalmente, también nos encontramos con muchas personas en la vida a las que no hemos estado buscando. ¡No diré que conocemos a muchas personas de las cuales podríamos pensar que hubiera sido mejor no haberlas conocido! No estoy sugiriendo nada de eso ... pero, en cualquier caso, conocemos a muchas personas de las cuales no podemos decir que nos hayamos propuesto ir a buscarlas.

Si lo que he estado diciendo ahora es visto a la luz de la Ciencia Espiritual, queda claro que lo que ha estado desarrollándose entre dos seres humanos antes de que se encontrasen en la vida terrenal está determinado por la Luna, mientras que todo lo que ocurre entre ellos después de su encuentro está determinado por el sol. Por lo tanto, lo que ocurre entre dos seres humanos antes de que se conozcan, solo puede considerarse como el resultado de una férrea necesidad y lo que sucede después como una expresión de libertad, de mutua relación y conducta libres. De hecho, es cierto que cuando conocemos a un ser humano, nuestra alma inconscientemente mira hacia atrás y hacia adelante: hacia atrás a la Luna espiritual y hacia adelante hacia el Sol espiritual. Y con esto está relacionado el tejido de nuestro karma, nuestro destino.

Muy pocas personas hoy tienen facultades para percibir estas cosas. Pero es precisamente porque estas facultades están comenzando a desarrollarse el hecho de que nuestra época esté en un estado de fermentación. Tales facultades ya están presentes en numerosos seres humanos, solo que no son conscientes de ello y atribuyen los efectos a todo tipo de otras causas. En realidad, estas facultades de percepción se esfuerzan por funcionar para que cuando los seres humanos se conozcan entre sí puedan darse cuenta de cuánto se debe a la férrea necesidad, a las fuerzas de la Luna y cómo su relación avanzará a la luz de la Sol, a la luz de la libertad. Experimentar el destino de esta manera es en sí mismo parte del destino cósmico de la humanidad de hoy y del futuro. Cuando nos encontramos con un ser humano en el mundo, podemos distinguir muy claramente entre dos tipos de relación. En el caso de un individuo, la relación procede de la voluntad, en el caso de otro, puede proceder más o menos del intelecto, o incluso del sentido estético.

Piense en las sutiles diferencias en las relaciones entre los seres humanos, incluso en la infancia o la juventud. Podemos amar a un individuo o tal vez lo odiemos. Si nuestros sentimientos no alcanzan esta intensidad, sentiremos simpatía o antipatía; nuestros sentimientos en este caso no son muy profundos, simplemente lo pasamos de largo o lo dejamos pasar. No se puede negar que así es como nos sentimos con respecto a la mayoría de nuestros maestros en la escuela; y deberíamos considerarnos afortunados si no fuera así.

Pero es posible un tipo de relación bastante diferente, incluso en la infancia. Es cuando nos vemos tan profundamente afectados por lo que vemos que hace una persona, que decimos: ¡debemos hacerlo también! La relación entre nosotros nos hace elegirlo como un héroe, como uno al que debemos seguir en el camino al Olimpo. En resumen, algunos seres humanos tienen un efecto sobre nuestro intelecto o, en el mejor de los casos, sobre nuestra simpatía o antipatía estética; y otros tienen un efecto directo sobre nuestra voluntad.

O piensen en el otro lado de la vida. Las circunstancias externas pueden ponernos en contacto muy estrecho con ciertas personas; sin embargo, simplemente no podemos soñar con ellas. Es posible que nos encontremos con otros solo una vez, sin embargo, parece que nunca vamos a estar libres de ellos, siempre estamos soñando con ellos. Si no tenemos con ellos una asociación más íntima en esta presente vida terrenal, esto tendrá que ser reservado para otras encarnaciones. Sin embargo, puede ser que nuestra relación con un ser humano sea más profunda si, apenas al conocerlo, ya comenzamos a soñar con él. También hay una especie de sueño despierto, que en el caso de la mayoría de las personas hoy en día carece de una definición clara. Pero como saben, también hay seres humanos iniciados que experimentan la vida de forma muy diferente. Si nos encontramos con un individuo que deja huellas sobre nuestra voluntad, también tendrá un efecto sobre nuestro "discurso interno": no solo hablará cuando esté cara a cara con nosotros; él también nos hablará sin estar. Si somos iniciados en el secreto de la existencia cósmica, sabremos que hay una doble relación entre los individuos cuando se encuentran: podemos encontrarnos con una persona a la que escucharemos, y luego seguir nuestro camino; nunca más necesitaremos escucharlo . Puede que nos encontremos con otros a quienes escucharemos, pero cuando nos alejamos de ellos parecen continuar hablándonos, pero desde nuestro ser interior: están allí y realmente parecen hablarnos de esta manera.

Lo que sucede en el caso de un Iniciado es lo que acabo de describir: en realidad lleva dentro de sí, con la misma calidad de su voz, a los que le han impresionado. En aquellos que no son iniciados, esto también tiene lugar, pero solo en el reino de los sentimientos; está allí de todos modos, pero inconscientemente. Supongamos que conocemos a un individuo y luego nos encontramos con otras personas que lo conocen también y comentaremos que es un tipo espléndido. Esto significa que han pensado en el hombre y han formado un juicio basado en el intelecto. Pero no llamamos a todos los que nos encontramos como un compañero espléndido o un granuja, según sea el caso; hay individuos que tienen un efecto sobre nuestra voluntad, que como he dicho, lleva una especie de existencia dormida dentro de nosotros durante nuestra vida de vigilia. El efecto es que sentimos que simplemente debemos seguirlos u oponernos a ellos. En uno que no está iniciado, estos individuos, incluso si no hablan dentro de él, viven en su voluntad. ¿Cuál es exactamente la diferencia entre estos dos tipos de relación?

Cuando nos encontramos con otros seres humanos que no tienen ningún efecto sobre nuestra voluntad, pero de quienes no hacemos más que formarnos un juicio, entonces no hay una fuerte conexión kármica entre nosotros; hemos tenido poco que ver con ellos en vidas terrenales anteriores. Individuos que afectan nuestra propia voluntad, tanto que parezcan estar siempre con nosotros, cuya forma está tan fuertemente estampada en nosotros que siempre están en nuestros pensamientos, por lo que soñamos con ellos incluso en nuestra vida de vigilia: estos son los individuos con quienes hemos tenido mucho que ver en nuestras pasadas vidas terrenales, con quienes estamos como si dijéramos cósmicamente conectados a través de la puerta de la Luna; mientras que en nuestra vida presente estamos conectados a través del Sol con todo lo que vive en nosotros sin ningún elemento de necesidad perteneciente a la existencia de la Luna.

Así se teje el destino. Por un lado, el hombre tiene su cabeza aislada que tiene una considerable independencia. Incluso físicamente esta cabeza se alza todo el tiempo por encima de las condiciones generales de la existencia cósmica del hombre, y estas condiciones son: el cerebro pesa en promedio 1.500 gramos, y con este peso aplastaría todos los vasos sanguíneos subyacentes. Solo piensen en ello: ¡un peso de 1.500 gramos presionando esos delicados vasos sanguíneos! Pero esto no sucede. Por qué no? Simplemente porque el cerebro está incrustado en el fluido cerebral. Si han aprendido algo de física, sabrán que un cuerpo en el agua pierde tanto peso como el peso del agua que desplaza, este es el llamado principio de Arquímedes. El peso real del cerebro es, por lo tanto, de unos 20 gramos, porque el cerebro flota en el líquido cerebral. Por lo tanto, el cerebro en el cuerpo presiona con un peso de solo 20 gramos, ciertamente no con su peso real de 1.500 gramos. El cerebro está aislado y tiene su propia existencia.

A medida que nos movemos por el mundo, el cerebro es como un hombre sentado en su automóvil. El hombre mismo no se mueve; el auto se mueve y él permanece sentado. Y nuestro cerebro como portador del intelecto tiene una existencia aislada. Es por eso que el intelecto es tan independiente de nuestra individualidad. Si cada uno de nosotros tuviera su propio intelecto separado y distinto, ¡esto auguraría un mal entendimiento mutuo! Somos capaces de entendernos solamente porque todos poseemos el mismo principio de intelecto, aunque naturalmente hay diferencias de grado. Pero el intelecto es un principio universal. Los seres humanos pueden entenderse a través del intelecto que es independiente de sus cualidades individuales. Todo lo que aparece en el destino humano como algo que pertenece al presente inmediato,- como por ejemplo el encuentro de dos personas-, trabaja sobre el intelecto y los impulsos del sentimiento asociados con el intelecto. En estos casos, hablamos de alguien como una "persona espléndida" sobre la que no tenemos más interés que el hecho de que ha tenido un efecto sobre nuestro intelecto. Todo lo que no es parte de nuestro karma tiene un efecto sobre el intelecto; todo lo que es parte de nuestro karma y nos vincula con otros seres humanos como resultado de las experiencias que una vez compartieron con los individuos que ahora nos encontramos, todo esto obra a través de esas profundidades de la naturaleza humana que se encuentran en la voluntad. Y por tanto es cierto que la voluntad está obrando incluso antes de conocer a un ser humano con quien estamos conectados kármicamente. La voluntad no siempre está iluminada por el intelecto. ¡Solo piensen cuánto de este trabajo de la voluntad está envuelto en la oscuridad! El karma que lleva a juntar dos seres humanos está envuelto en la más profunda oscuridad de todas; se vuelven vagamente conscientes de que el karma está trabajando, por la forma en que sus voluntades se ven envueltas. En el momento en que se encuentran cara a cara, el intelecto comienza a trabajar; y luego lo que el intelecto ha tejido puede convertirse en la base del karma futuro. Pero en esencia, no en su totalidad, sino en lo esencial, sería verdadero decir que para dos seres humanos que están conectados kármicamente, su karma ha elaborado por sí solo cuando el encuentro ha tenido lugar. Solo lo que pueden hacer después de eso como continuación de lo que vive en el inconsciente, eso y solo eso se convierte en parte de la corriente del karma futuro. Pero mucho se ha entretejido en su destino, que tiene un efecto solo en el intelecto y sus simpatías y antipatías. Pasado y Futuro, la existencia de la Luna y la existencia del Sol están aquí entremezcladas. El hilo del karma que alcanza al pasado está entrelazado con el hilo que alcanza al futuro.

Realmente podemos mirar hacia la existencia cósmica. Porque asi mirando al Sol saliendo por la mañana y mirando la Luna por la noche, podamos vislumbrar en sus relaciones mutuas una imagen de cómo la Necesidad y la Libertad están entrelazadas en nuestro propio destino. Y si, con una idea concreta de la mezcla de Necesidad y Libertad en el destino humano, contemplamos nuevamente el Sol y la Luna, comenzarán a revelarnos su espiritualidad. Entonces no hablaremos como los físicos inconscientes que cuando miran a la Luna simplemente dicen que refleja la luz del Sol ... sino que cuando vemos esta luz de la Luna que es igual a la luz del Sol, hablaríamos más bien del tejer del destino cósmico.

Osea, la contemplación de nuestro propio destino humano nos lleva a una concepción del destino cósmico. Entonces, y solo entonces, podremos, en un sentido real, unir nuestra existencia humana con la existencia cósmica. El hombre debe aprender a sentirse miembro vivo del Cosmos. Así como un dedo es un dedo solo mientras realmente forma parte de un cuerpo humano, si se lo amputa ya no es realmente un dedo, así tambien el hombre mismo posee un verdadero ser solo en la medida en que es parte del Cosmos. Pero el hombre es arrogante, y el dedo probablemente sería más humilde si tuviera el mismo tipo de conciencia. ... Sin embargo, tal vez dejaría de ser humilde si pudiera liberarse en cualquier momento y moverse alrededor del cuerpo ... ¡aunque tendría que permanecer en la esfera de un ser humano para seguir siendo un dedo! Y el hombre, como hombre terrenal, debe permanecer en la esfera de la Tierra si quiere ser hombre. El hombre es un ser completamente diferente, es un ser de la eternidad cuando está fuera de la esfera de la Tierra, ya sea en la existencia preterrenal o postterrenal. Pero nuevamente, podemos obtener conocimiento de estas esferas de la existencia solo cuando reconocemos que nosotros mismos somos miembros del Universo. Este reconocimiento nunca se logrará mediante fantasiosas especulaciones sobre nuestra conexión con el Universo, sino solo cuando, como hemos intentado hacer hoy, aprendamos gradualmente a sentir su realidad concreta. Entonces sentimos que nuestro destino es en verdad una imagen del mundo de las estrellas, de la naturaleza del Sol y de la naturaleza de la Luna. Aprendemos a mirar hacia el Universo y leer el pergamino de nuestra vida humana desde la vida del gran Universo. Nuevamente, aprendemos a mirar dentro de nuestra propia alma y a entender el mundo a través de ella. Porque no entiende la Luna quien no comprende el elemento de Necesidad en el destino humano; ni tampoco entiende el Sol quien no comprende el elemento de la Libertad en la naturaleza humana. Tales son las interconexiones de Necesidad y Libertad.

En el Encuentro de la Fundación de Navidad en el Goetheanum intentamos dar los impulsos que nos ayuden a hacer que estos hechos de verdadera percepción esotérica sean aún más efectivos en los años venideros. Y espero que nuestros Miembros sean cada vez más conscientes de lo que aconteció en la Navidad. Me gustaría llamar especialmente su atención sobre el hecho de que cada miembro puede recibir ahora la Hoja de noticias. A través de esta Hoja de Noticias y muchos otros desarrollos en la Sociedad Antroposófica, toda la Sociedad debería poder compartir en el futuro esa vida acelerada que puede fluir desde la Antroposofía. El aislamiento que hasta ahora ha existido entre los Grupos debe, en la medida de lo posible, llegar a su fin. La Sociedad Antroposófica puede convertirse en un todo real solo cuando aquellos que son miembros de un Grupo en Nueva Zelanda sepan lo que está sucediendo en un Grupo en Berna, y los miembros de un Grupo de Berna sepan lo que está sucediendo en Nueva Zelanda o Nueva York o Viena. . Esto ahora debería ser posible. Y una de las muchas cosas que estamos haciendo, o al menos lo que queremos hacer en relación con el Encuentro de Navidad, es hacer de esta Hoja de Noticias un medio para todo el trabajo antroposófico en el mundo. Será necesario prestarle atención a la Hoja de noticias, y después todos se darán cuenta de lo que pueden hacer para promover sus objetivos.

Mientras hablo aquí, el tercer número de la Hoja de noticias se publicará en Dornach; en ella, he mostrado cómo cada miembro puede cooperar para que sea un reflejo genuino de los logros antroposóficos. Solo porque creo que para este fin es necesario que la Antroposofía se cultive más intensamente dentro de la Sociedad, no me refiero en el sentido de más contenido, sino con mayor intensidad, mayor entusiasmo, mayor amor, solo por estas razones, aunque en la forma ordinaria, debería tener todo el derecho a mi edad, a jubilarme, he decidido, después de haber renunciado al liderazgo personal de la Sociedad en 1912, comenzar de nuevo e imaginar que he recuperado mi juventud y que soy capaz de trabajo. Quiero que esto se entienda como un deseo de estimular el interés por una vida más activa en la Sociedad Antroposófica. Mi esperanza -y cualquier persona que no estuviera en Dornach puede leer sobre esto en el Goetheanum Weekly y en la hoja de noticias- es que cualquiera que sea el valor espiritual que se haya logrado en el encuentro de Navidad llegará de alguna manera a cada miembro individual. De este modo, se logrará el objetivo de traer verdadera vida esotérica a la Sociedad. La Escuela Superior de Ciencias Espirituales fue fundada en Navidad con el objetivo de que la vida esotérica vuelva a fluir hacia la Sociedad Antroposófica.

Espero que las palabras que les he hablado hoy hayan expresado el deseo de que esta vida esotérica vuelva a desarrollarse entre nosotros de manera que se haga cada vez más clara para ustedes. Este propósito puede convertirse en realidad a través de lo que en el futuro pueda salir de Dornach como centro donde se fundó la Sociedad

Antroposófica General en Navidad. Que los miembros de este Grupo de Berna puedan contribuir efectivamente a lo que quisiéramos lograr en Dornach para todo el Movimiento, en la medida en que lo permitan nuestras fuerzas.

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919