GA240 relaciones kármicas 7- El Karma y la predisposición para la antroposofía

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Rudolf Steiner

Conferencia VII

Arnhem, 18 de julio de 1924

El retraso en llegar ayer me impidió hablar con ustedes, como era mi deseo, sobre lo que ha estado sucediendo en la Sociedad Antroposófica desde el Encuentro de la Fundación de Navidad en el Goetheanum. Como el propósito y las intenciones de ese Encuentro se sabrán a través de la Hoja de Noticias, propongo hablar brevemente sobre los puntos más importantes solamente y luego continuar con estudios más íntimos sobre la importancia de este Encuentro de la Fundación de Navidad para la Sociedad Antroposófica. El Encuentro de Navidad fue pensado para ser una renovación fundamental, una nueva fundación de la Sociedad Antroposófica. Hasta el momento del Encuentro de la Fundación de Navidad, siempre fui capaz de diferenciar entre el Movimiento Antroposófico y la Sociedad Antroposófica. Esta último representaba como si dijeramos, la proyección terrenal de algo que existe en los mundos espirituales en cierta corriente de la vida espiritual. Que se enseñaba aquí en la Tierra y se comunicaba como sabiduría antroposófica: este fue el reflejo de la corriente que fluye en los mundos espirituales a través de la fase presente de la evolución de la humanidad. La Sociedad Antroposófica era por tanto una especie de "órgano administrativo" para el conocimiento antroposófico que fluye a través del Movimiento Antroposófico.

Con el paso del tiempo, esto no resultó satisfactorio para el verdadero cultivo de la antroposofía. Por lo tanto, fue necesario que yo, que hasta entonces hubiera enseñado Antroposofía sin tener ninguna relación oficial con la Sociedad Antroposófica, asumiera, junto con el Ejecutivo de Dornach, la dirección de la Sociedad Antroposófica como tal. El Movimiento Antroposófico y la Sociedad Antroposófica se han hecho uno. Desde el Encuentro de la Fundación de Navidad en Dornach, debe reconocerse que es todo lo contrario de lo que sucedía antes: en lo sucesivo no habrá distinción entre el Movimiento Antroposófico y la Sociedad Antroposófica, porque ahora son idénticos. Y aquellos que están a mi lado en el Goetheanum como Ejecutivo, deben ser considerados como una especie de Ejecutivo esotérico. En consecuencia, lo que ocurre a través de este Ejecutivo puede caracterizarse como "Antroposofía en la acción y la práctica", mientras que anteriormente solo podía ser un asunto de administración de las enseñanzas antroposóficas.

Esto significa, no obstante, que toda la Sociedad Antroposófica debe situarse gradualmente sobre una nueva base, una base que haga posible que el esoterismo fluya a través de la Sociedad, y la esencia de la Sociedad Antroposófica en el futuro estará constituida por la respuesta y la actitud adecuadas por parte de aquellos que desean ser antropósofos. Esto tendrá que ser entendido en la Sociedad Antroposófica General que de ahora en adelante será una Sociedad completamente abierta, de modo que, como se anunció en Navidad, los Cursos-Conferencias también estarán disponibles para todos, prefijados por las cláusulas que establecen una especie de línea espiritual límite. La prosperidad y el desarrollo fructífero de la causa antroposófica dependerán de una verdadera comprensión de la tendencia esotérica que, de ahora en adelante, estará implícita en el Movimiento Antroposófico. Se tendrá cuidado de asegurar que la Sociedad Antroposófica se mantenga libre de medidas administrativas burocráticas y formales, y que la única base en todas partes sea el elemento humano que se debe cultivar dentro de la Sociedad. Naturalmente, el Ejecutivo en el Goetheanum tendrá mucho que administrar: pero la administración no será lo esencial. Lo esencial será que el Ejecutivo en el Goetheanum actuará en tal o cual asunto por propia iniciativa. Y lo que hace el Ejecutivo, lo que de muchas maneras ya ha comenzado a hacer, formará el contenido de la Sociedad Antroposófica.

De esta manera, se eliminarán muchas tendencias dañinas que han surgido en la Sociedad en los últimos años; A muchos Miembros les aguardan dificultades, porque todo tipo de instituciones, creadas con la mejor intención, como dice el refrán, no demostraron ser lo que afirmaban ser y realmente han dejado de lado al Movimiento Antroposófico. De ahora en adelante, el Movimiento Antroposófico será, en el sentido humano, el que fluya a través de la Sociedad Antroposófica.

Mientras más profundamente se realice y comprenda, mejor será para el Movimiento Antroposófico. Y puedo decir lo siguiente. - Debido a que prevaleció ese impulso entre los que se reunieron en el Goetheanum en Navidad, ha sido posible desde entonces, introducir un carácter bastante diferente en el Movimiento Antroposófico. Y para mi profunda satisfacción, he encontrado una respuesta sincera a esto, en los diferentes lugares que hasta ahora he podido visitar. Se puede decir que lo que se emprendió en Navidad representaba en cierto sentido un peligro. Puesto que se revestía de una cierta eventualidad: porque la dirección de la Sociedad Antroposófica se combinaba ahora con la presentación de las enseñanzas espirituales, aquellos Poderes en el mundo espiritual que guian el Movimiento Antroposófico podrían haber retirado sus manos guía. Ahora se puede decir que esto no sucedió, sino que al contrario: estos poderes espirituales están respondiendo cada vez con mayores medidas de gracia, con mayor generosidad, a lo que está fluyendo a través del Movimiento Antroposófico. En cierto sentido, se ha hecho una promesa al mundo espiritual. Esta promesa se cumplirá inquebrantablemente y se verá que en el futuro las cosas sucederán de acuerdo con ella. Y no solo con respecto al Movimiento Antroposófico sino también con respecto a la Sociedad Antroposófica, la responsabilidad recae sobre el Ejecutivo de Dornach.

Solo he dicho estas pocas palabras preliminares con el fin llegar a algo que es posible decir ahora y que es de tal naturaleza que puede convertirse en parte del contenido del Movimiento Antroposófico. Quiero hablarles sobre algo que tiene que ver con el karma de la Sociedad Antroposófica.

Cuando hoy pensamos en cómo la Sociedad Antroposófica existe en el mundo como la encarnación del Movimiento Antroposófico, vemos una serie de seres humanos que se unen dentro de la Sociedad Antroposófica. Cualquier persona exigente se da cuenta de que también hay otros seres humanos en el mundo, uno los encuentra en todas partes, cuyo karma los predispone a venir a la Sociedad Antroposófica pero, para empezar, algo los detiene, no encuentran inmediatamente, y con pleno sentido, su camino en ella, aunque finalmente lo harán, ya sea en esta o en la próxima encarnación. Sin embargo, debemos tener en cuenta lo siguiente: Los seres humanos que a través de su karma vienen al Movimiento Antroposófico están predestinados para este Movimiento. Ahora bien, todo lo que sucede aquí en el mundo físico está prefigurado en los mundos espirituales. Nada sucede en el mundo físico que no haya sido preparado espiritualmente, en el mundo espiritual. Y esto es lo significativo: lo que está sucediendo aquí en la Tierra en el siglo XX, como la reunión de varios seres humanos en la Sociedad Antroposófica, fue preparado durante la primera mitad del siglo XIX cuando las almas de aquellos seres humanos que ahora están encarnados y que están viniendo en gran número, se unieron en los reinos espirituales antes de descender al mundo físico. En los mundos espirituales de esa época, varias almas que trabajaban juntas vivieron una especie de culto o ritual: un culto que instigaba los anhelos que surgieron en las almas de aquellos que ahora, en sus encarnaciones actuales, vienen a la Sociedad Antroposófica. Y quienquiera que tenga un don para reconocer tales almas en sus cuerpos, de hecho las reconoce de haber trabajado junto con ellas en la primera mitad del siglo diecinueve, cuando, en el mundo espiritual, se presentaron poderosas imaginaciones cósmicas de lo que yo llamaría el nuevo cristianismo. Allá arriba, tal como ahora en sus cuerpos, esas almas estuvieron unidas con el fin de acoger dentro de si mismas lo que llamaré la Sustancialidad y las Fuerzas Cósmicas, aquello que, en poderosas imágenes, tenía un significado cósmico.

Fue el preludio de lo que se convertiría en enseñanza y práctica antroposófica aquí en la Tierra. Con mucho, la mayoría de los antropósofos que ahora se sientan unos junto a otros podrían, (si pudieran percibirlo), decir: ¡Sí, nos conocemos, estábamos juntos en los mundos espirituales, y en un culto suprasensible experimentamos, poderosas imaginaciones cósmicas juntos!

Todas estas almas se habían reunido en la primera mitad del siglo XIX para prepararse para lo que luego, en la Tierra, se convertiría en el Movimiento Antroposófico. En realidad, todo fue una preparación para lo que a menudo he llamado la "corriente de Michael", que apareció en el último tercio del siglo XIX y es la más importante de todas las intervenciones espirituales en la fase moderna de la evolución humana. La corriente de Michael, para preparar los caminos para el trabajo celestial y terrenal de Michael, tal fue la tarea de las almas que se reunieron en el mundo espiritual.

Estas almas, sin embargo, convergieron juntas merced a las experiencias a las que se habían visto expuestas a través de largas, largas eras, a través de los siglos y en muchos casos a lo largo de miles de años. Y entre ellas se deben distinguir dos grupos principales. Un grupo experimentó una forma de cristianismo que durante los primeros siglos de la era cristiana se había extendido en el sur de Europa y también, en cierta medida, en la Europa central. Este cristianismo continuaba presentando a sus creyentes un Cristo concebido como el poderoso Mensajero Divino que había bajado del Sol a la Tierra para luego trabajar entre los hombres. Con mayor o menor comprensión, Cristo fue representado por los cristianos de los primeros siglos como el poderoso "Dios del Sol". Pero a todo lo largo de la cristiandad en ese tiempo, la facultad de la clarividencia instintiva, que una vez habían poseído los hombres, se estaba desvaneciendo. Por tanto, ya no podían ver en el Sol el gran reino espiritual en cuyo centro el Cristo tuvo una vez su morada. La antigua percepción clarividente del descenso de Cristo a la Tierra fue reemplazada por la mera tradición, la tradición de que descendió del Sol a la Tierra, uniéndose a sí mismo con Jesús de Nazaret en el cuerpo físico. La mayoría de los cristianos pues, conservaban poco más que el concepto de que una vez un Ser había vivido en Palestina - Cristo Jesús - cuya naturaleza ahora comenzaba a ser objeto de controversia. ¿Había sido este Ser completamente Dios? ¿O era tanto Dios como Hombre y de ser así, cómo se relacionaba la Divinidad con la Humanidad? Estas preguntas, junto con otras derivadas de ellas, fueron los problemas y las causas de los conflictos en los Concilios de la Iglesia. Eventualmente, la masa de la gente no tenían nada más que los decretos emitidos por Roma.

Hubo, sin embargo, entre los cristianos ciertas individualidades que, cada vez más, llegaron al punto de ser consideradas como herejes. Todavía preservaban como un recuerdo vivo la tradición de Cristo como un Ser del Sol. Para ellos, un Ser del Sol, por naturaleza ajeno a esta Tierra, que una vez se había encarnado. Había descendido a la existencia en este mundo físico y material. Hasta los siglos VII y VIII estos individuos se hallaron en tales condiciones que les llevaba a decir: ¡En lo que ahora está apareciendo disfrazado de cristianismo, ya no existe una comprensión real de la naturaleza de Cristo! Estos "herejes" se vieron, en efecto, cansados de la cristiandad. De hecho, hubo almas tales que en los primeros siglos cristianos hasta los siglos VII y VIII pasaron por el portal de la muerte en un estado de cansancio con respecto al cristianismo. Pasaremos por alto si estuvieron o no encarnados en el período intermedio,(entre los siglos VII/VIII y el XIX), la encarnación de importancia para ellos fue la que ocurrió en los primeros siglos cristianos. Luego, a partir de los siglos VII y VIII, se estuvieron preparando en el mundo espiritual para la gran y poderosa acción de la que les hablé cuando dije que en la primera mitad del siglo diecinueve tuvo lugar una especie de culto en el mundo sensible. Estos individuos participaron en este culto y pertenecen al único grupo de almas que han encontrado su camino en la Sociedad Antroposófica.

El otro grupo de almas tuvo su última encarnación importante en los últimos siglos precristianos -no en los primeros cristianos-, y en los antiguos Misterios paganos anteriores al cristianismo todavía habían sido capaces de contemplar con visión clarividente el mundo espiritual. Habían aprendido en estos antiguos Misterios que el Cristo bajaría un día a la Tierra. No vivieron en la Tierra durante los primeros siglos del cristianismo, sino que permanecieron en los mundos suprasensibles y solo después del siglo VII descendieron a las encarnaciones de importancia. Estas son almas que, desde el punto de vista de lo suprasensible, fueron testigos de la entrada del Cristo en la cultura y civilización terrenales. Ellos anhelaban el cristianismo. Y al mismo tiempo, estaban resueltos en el deseo de trabajar activa y vigorosamente para traer al mundo una forma de cristianismo verdaderamente cósmica y espiritual.

Estos dos grupos se unieron con las otras almas en ese culto suprasensible durante la primera mitad del siglo diecinueve. Fue como una gran fiesta cósmica y espiritual, que duró muchas décadas como un acontecimiento espiritual en el mundo que limita inmediatamente con el físico. Allí estaban: las almas que despues descendieron, habiendo trabajado juntas en el mundo suprasensible para prepararse para su próxima encarnación en la Tierra, aquellos que estaban cansados del cristianismo y aquellos que lo anhelaban. Hacia el final del siglo XIX descendieron a la encarnación y cuando llegaron a la Tierra estaban listos, para entrar en la Sociedad Antroposófica.

Todo esto, como ya he dicho, había estado preparándose durante muchos siglos. Aquí en

la Tierra, el cristianismo se había desarrollado de tal manera que los Evangelios gradualmente habían llegado a ser interpretados como si hablaran meramente de algún tipo de "alturas" abstractas de las cuales un Ser -Jesús de Nazaret- bajó para proclamar al Cristo. Los hombres ya no tenían ni idea de cómo el mundo de las estrellas como expresión de lo espiritual está conectado con la vida espiritual; por lo tanto, también les era imposible entender lo que significaba al decir: Cristo, como un Divino Héroe del Sol, descendió en Jesús para poder compartir el destino de los hombres. Son precisamente aquellos hechos de mayor importancia los que escapan al estudiante ordinario de la historia. Sobre todo, no hay comprensión para con aquellos que son llamados "herejes". Además, entre las almas que descendieron a la Tierra a medida que se acercaba el siglo XX - las almas cansadas del cristianismo y aquellas que lo anhelaban - no hay, en su mayor parte, autorreconocimiento. Las "almas herejes" no se reconocen a sí mismas. En el siglo VII y VIII, las tradiciones que habían sido mantenidas vivas por los herejes que se habían cansado del cristianismo habían desaparecido en gran parte. El conocimiento se mantuvo solo en pequeños círculos, donde hasta el siglo XII, a mediados de la Edad Media, fue preservado y cultivado. Estos círculos estaban compuestos por Maestros, Maestros divinamente bendecidos, que aún cultivaban algo de este antiguo conocimiento del cristianismo espiritual, el cristianismo cosmológico. Hubo tambien algunos entre ellos, que recibieron comunicaciones del pasado directamente y de ellos surgió una especie de Inspiración; así pudieron experimentar un reflejo -ya sea fuerte o débil, una imagen verdadera- de lo que en los primeros siglos cristianos los hombres habían podido contemplar bajo la influencia de una poderosa Inspiración del descenso del Dios Sol guiandoles al Misterio de Gólgota.

Había pues, dos corrientes principales allí. Una, como hemos visto, es la corriente que derivaba directamente de los movimientos heréticos de los primeros siglos cristianos. Quienes pertenecieron a él aún estaban enardecidos por lo que había estado vivo en el platonismo de la antigua Grecia. Tan enardecidos estaban que cuando a través de las nuevas que emanaban de la antigüedad se abrió su visión interior, siempre fueron capaces, bajo la influencia de una Inspiración genuina, aunque débil, de percibir el descenso de Cristo a la Tierra y vislumbrar su obra en la tierra. Esta fue la corriente platónica.

Para la otra corriente, un destino diferente les aguardaba. A esta corriente pertenecían aquellas almas que habían tenído su última encarnación importante en la era precristiana y que habían vislumbrado el cristianismo como algo reservado para el futuro. La tarea de esta corriente fue preparar el intelecto para esa época que dió comienzo en la primera mitad del siglo XV. Esta debía ser la época en que se desarrollaría el intelecto humano: la época del Alma Espiritual. Fue preparada por los aristotélicos, en contraste, pero en armonioso contraste, con lo que los platónicos habían logrado. Y aquellos que propagaron las enseñanzas aristotélicas hasta bien entrado el siglo XII fueron almas que habían pasado por su última encarnación realmente importante en los tiempos paganos antiguos, especialmente en el mundo de la cultura griega. Y luego, en plena Edad Media, en los siglos XII y XIII, surgió esa gran y maravillosa comprensión espiritual, si puedo llamarla así, entre los platónicos y los aristotélicos. Y entre estos platónicos y aristotélicos estaban los líderes de aquellos que, como los dos grupos de almas que he descrito, avanzaron en el Movimiento Antroposófico.

En el siglo XII una cierta Escuela había nacido, como si fuera por necesidad interna, una Escuela en la que se volvía a encender el resplandor de la antigua videncia platónica. Fue la gran e ilustre Escuela de Chartres. En esta Escuela había grandes maestros para quienes aún eran conocidos los misterios del cristianismo primitivo y en cuyos corazones y almas este conocimiento encendió una visión de la base espiritual del cristianismo. En la escuela de Chartres en Francia, donde se alza la magnífica Catedral, construida con tanta profusión de detalles, hubo una concentración, una reunión, por así decirlo, de conocimiento que solo un poco antes había estado ampliamente diseminado, aunque confinado en los pequeños círculos de los que he hablado. Uno de los hombres con los que la Escuela pudo forjar un vínculo vivo fue Pedro de Compostela. Él pudo, con un entendimiento inspirado, revivir el antiguo cristianismo espiritual en su propio corazón y alma. Toda una sucesión de figuras maravillosas fueron maestros en Chartres. Voces verdaderamente notables hablaban del cristianismo en la Escuela de Chartres en este siglo XII. Allí, por ejemplo, encontramos a Bernard de Chartres, Bernardus Sylvestris, John de Salisbury, pero sobre todo al gran Alanus ab Insulis. ¡Poderosos maestros de verdad! Cuando hablaban en la Escuela de Chartres era como si el propio Platón, interpretando el cristianismo, estuviera trabajando en persona entre ellos. Ellos enseñaron el contenido espiritual y la sustancia del cristianismo. Las escrituras que nos han llegado de ellos pueden parecer llenas de abstracciones para aquellos que las leen hoy. Pero eso se debe simplemente a la tendencia abstracta que caracteriza el pensamiento moderno. El impulso de Cristo está implícito en todas las descripciones del mundo espiritual contenido en los escritos de estas destacadas personalidades. Les daré una idea de cómo Bernardus Sylvestris y Alanus ab Insulis, sobre todo, enseñaron a sus alumnos iniciados. Por extraño que parezca a la mente moderna, tales revelaciones fueron de hecho dadas en aquel tiempo a los alumnos de Chartres.

Se enseñaba: Nueva vida vendrá al cristianismo. Su esencia y contenido espiritual serán entendidos de nuevo cuando el Kali Yuga, la Era de la Oscuridad, haya llegado a su fin y rompa el amanecer de una nueva Era. Y con el año 1899 esto ya ha sucedido para los que estamos viviendo en el tiempo presente; este es el gran y poderoso cambio que vendrá para la humanidad al final del Kali Yuga, el poderoso impulso dado dos décadas antes a través del advenimiento de Michael. Esto fue anunciado proféticamente en la Escuela de Chartres en el siglo XII, sobre todo por Bernardus Sylvestris y Alanus ab Insulis. Pero estos hombres no enseñaban de la manera aristotélica, no enseñaban por medio del intelecto. Dieron sus enseñanzas por completo en forma de imágenes poderosas e imaginativas, imágenes en las que el contenido espiritual del cristianismo se volvía concretamente real. Pero había ciertas enseñanzas proféticas; y me gustaría por medio de un breve extracto darles una indicación de tal enseñanza.

Alanus ab Insulis hablaba a un círculo estrecho de sus alumnos iniciados con el siguiente efecto: "Al contemplar el universo hoy, todavía consideramos a la Tierra como el centro, juzgamos todo desde la Tierra, como centro. Si la concepción terrestre que nos permite desplegar nuestras imágenes y nuestra imaginación ... si solo esta concepción, fuera a fertilizar los próximos siglos, el progreso de la humanidad no sería posible. Debemos llegar a un entendimiento con los aristotélicos que traen a la humanidad el intelecto que luego debe ser espiritualizado para que en el siglo XX pueda brillar en una forma nueva y espiritual entre los hombres. Nosotros, (los platónicos) en nuestro tiempo, consideramos a la Tierra como el centro del Cosmos, hablamos de los planetas que giran alrededor de la Tierra, describimos el cielo estrellado cuando se presenta a los ojos físicos como si girara alrededor de la Tierra. Pero vendrá alguien que dirá: ¡Coloquemos el Sol en el centro espacial del sistema cósmico! Pero cuando haya llegado quien colocará el Sol en el centro del universo espacial, la imagen del mundo se volverá árida. Los hombres solo calcularán los cursos de los planetas, simplemente indicarán las posiciones de los cuerpos celestes, hablarán de ellos como gases o cuerpos ardientes, luminosos y físicos; conocerán el cielo estrellado solo en términos de leyes matemáticas y mecánicas. Pero esta imagen árida del mundo que se generalizará en los tiempos venideros, tiene, después de todo, una cosa: es exigua. Miramos el universo desde la Tierra; el que vendrá mirará el universo desde el punto de vista del Sol. Será como alguien que solo indica una "dirección": la dirección que conduce hacia un camino de majestuoso esplendor, plagado de acontecimientos maravillosos y poblado por Seres gloriosos. Pero él dará la dirección a través de conceptos abstractos solamente. (De este modo, se indicaba la imagen copernicana del mundo, árida y abstracta sin embargo dando la dirección ...) 'Porque', dijo Alanus ab Insulis, 'todo lo que presentamos a través de las Imaginaciones que vienen a nosotros deben pasar; debe desaparecer y la imagen que los hombres tienen ahora del mundo debe volverse completamente abstracta, apenas más que una señal en un camino sembrado de monumentos maravillosos. Porque entonces, en el mundo espiritual, habrá Uno que usará este indicador, que para el propósito de la renovación mundial no es más que un método de directrices, para que, junto con el intelectualismo prevaleciente, pueda luego establecer los fundamentos de la nueva espiritualidad ... habrá Uno que tendrá este indicador como su única herramienta. ¡Este será San Michael! Para Él, hay que preparar el terreno; él debe sembrar el camino con nueva semilla. Y para ese fin, ¡no deben quedar más que líneas, líneas matemáticas!

Una especie de magia respiraba a través de la Escuela de Chartres cuando Alanus ab Insulis daba tales enseñanzas a algunos de sus selectos alumnos. Era como si el mundo etérico en todas partes estuviera en efervescencia por las olas de esta poderosa enseñanza de Michael.

Y por lo tanto fue impartida una atmósfera espiritual al mundo. Se extendió por toda Europa occidental, hasta el sur de Italia, donde hubo muchos que pudieron recibirla en sí mismos. En sus almas, algo surgió como una poderosa inspiración, que les permitió mirar el mundo espiritual.

Pero en la evolución del mundo es para que aquellos que están iniciados en los grandes secretos de la existencia, -como hasta cierto grado fueron Alanus ab Insulis y Bernardus Sylvestris-, tales hombres saben que solo es posible alcanzar este o aquel objetivo particular hasta un cierto límite. Un hombre como Alanus ab Insulis se decía a sí mismo: nosotros, los platónicos, debemos atravesar el portal de la muerte; por el momento solo podemos vivir en el mundo espiritual. Debemos mirar hacia abajo desde el mundo espiritual, dejando el mundo físico a aquellos otros cuya tarea es cultivar el intelecto a la manera aristotélica. Ha llegado el tiempo del cultivo del intelecto. Al final de su vida, Alanus ab Insulis se vistió los hábitos de la orden cisterciense; se convirtió en cisterciense. Y en la Orden cisterciense muchas de estas enseñanzas platónicas quedaron restringidas. Aquellos entre los cistercienses que poseían el conocimiento más profundo se decían a sí mismos: De ahora en adelante solo podemos trabajar desde el mundo espiritual; debemos dejar el campo libre a los aristotélicos.

Estos aristotélicos estaban, en su mayor parte, en la Orden de los Dominicos. Y así en el siglo XIII el liderazgo de la vida espiritual en Europa pasó a ellos.

Pero permaneció la herencia de hombres como Pedro de Compostela, Alanus ab Insulis, Bernardo de Chartres, Juan de Salisbury y ese poeta de la Escuela de Chartres que escribió un notable poema sobre las Siete Artes Liberales. Alcanzó especial relevancia para el sostén de la vida espiritual de Europa. Lo que había surgido en la Escuela de Chartres fue tan potente que encontró su camino, por ejemplo, en la Universidad de Orleans. Allí, en la segunda mitad del siglo XII, una gran parte se introdujo en forma de enseñanza, de aquello que habían transmitido a los alumnos de Chartres a través de poderosas imágenes y palabras, de los labios de Bernardus Sylvestris y de Alanus ab Insulis.

La atmósfera espiritual estaba tan cargada con esta influencia de Chartres que ocurrió el siguiente incidente. - Un hombre regresaba a Italia desde su puesto de embajador en España, mientras se apresuraba a regresar a casa, recibió noticias del derrocamiento de los Guelph en Florencia, y al mismo tiempo sufrió una leve insolación. En esta condición, su cuerpo etérico se aflojó y se concentró en lo que todavía resonaba en el éter de la Escuela de Chartres. Y por medio de lo que le fue transmitido en el éter, tuvo algo así como una Intuición: una intuición tal como la que habían tenido muchos seres humanos en los primeros siglos cristianos. Primero vio extenderse ante él el mundo terrenal que rodea a la humanidad, gobernado, no por las "leyes de la naturaleza", como decía el refrán en los últimos tiempos, sino por la gran sierva de los Divinos Demiurgos, por Natura, quien en los primeros siglos cristianos fue sucesora de Proserpina. En aquellos días los hombres no hablaban de leyes abstractas de la Naturaleza; para la visión de los Iniciados, el Ser estaba implícito en lo que obraba en la Naturaleza como un Poder divino omniabarcante. Proserpina, que reparte su tiempo entre el mundo superior y el inferior, fue presentada en los Misterios Griegos como el poder que gobierna sobre la Naturaleza.

Su sucesor en los primeros siglos cristianos fue la Diosa Natura.

Mientras estuvo bajo la influencia de la insolación y de la, a modo de intuición, que le vino de la Escuela de Chartres, esta personalidad había contemplado la entramada vida de la Diosa Natura y permitiendo que esta Intuición lo impresionara aún más profundamente, contempló el funcionamiento de los Elementos - Tierra, Agua, Aire, Fuego - tal como era revelado en los antiguos Misterios; contempló el majestuoso urdir de los Elementos. Luego contempló los misterios del alma del hombre, contemplaba esos siete Poderes, los cuales era sabido, son los grandes Instructores celestiales de la raza humana. - Esto era conocido en los primeros siglos cristianos. En aquellos tiempos, los hombres no hablaban, como lo hacen hoy en día, de enseñanzas abstractas, donde todo se imparte por medio de conceptos e ideas. En los primeros siglos cristianos, los hombres hablaban de ser instruidos desde el mundo espiritual por las Diosas Dialectica, Retorica, Gramatica, Aritmética, Geometria, Astrologia/Astronomia, y Música. Estos Siete Poderes, no eran los conceptos abstractos en los que se han convertido hoy; los hombres los contemplaban, los veían ante sus ojos -no puedo decir en su realidad corporal sino como Seres anímicos- y se dejaban instruir por estas figuras celestiales. Más tarde ya no aparecieron a los hombres en la soledad de la visión como las Diosas vivientes Dialectica, Rhetorica y demás, sino en formas abstractas, en teóricas doctrinas abstractas.

La personalidad de la que ahora les estoy hablando permitió que todo lo que he relatado, actuara sobre él. Y fue guiado al mundo planetario, donde se revelan los misterios del alma del hombre. Luego, en el mundo de las estrellas, después de atravesar el "Gran Océano Cósmico", fue conducido por Ovidio, quien después de haber pasado por el portal de la muerte se había convertido en el guía y líder de las almas en el mundo espiritual. Esta personalidad, que era Brunetto Latini, llegó a ser el maestro de Dante. Lo que Dante aprendió de Brunetto Latini, despues lo escribió en su poema Divina Comedia. Por ello, ese poderoso poema es el último reflejo de lo que vivió aquí y allá como platonismo. Había fluido de los labios de Sylvestris en la Escuela de Chartres en el siglo XII y todavía era enseñado por aquellos que tan profundamente habían sido enardecidos por las viejas tradiciones que los secretos del cristianismo surgieron dentro de ellos como Inspiraciones que entonces fueron capaces de comunicar a sus alumnos a través de la palabra. La influencia que Alanus ab Insulis, trajo a la orden cisterciense, pasó a los dominicos. A quienes les tocó la suprema tarea de cultivar el intelecto en el sentido aristotélico. Pero hubo un período intermedio: en el siglo XII, la Escuela de Chartres había estado en su apogeo, mas tarde en el siglo XIII, en la Orden Dominica, comenzó el desarrollo intensivo de la escolástica aristotélica. Los grandes maestros de la Escuela de Chartres habían pasado por el portal de la muerte al mundo espiritual y estuvieron durante un tiempo juntos con los dominicos que comenzaban a descender para encarnar y que, una vez encarnados, establecieron el aristotelismo en la Tierra. Por lo tanto, debemos pensar en un período intermedio, en el cual, como en un gran Concilio celestial, los últimos de los grandes maestros de Chartres después de haber pasado por el portal de la muerte estaban junto con aquellos que, como dominicos, debían cultivar el aristotelismo. - Estuvieron junto con ellos antes de que estas almas descendieran a la Tierra. Allí, en el mundo espiritual, se hizo el gran "contrato celestial". Aquellos que bajo el liderazgo de Alanus ab Insulis habían llegado al mundo espiritual, dijeron a los aristotélicos que estaban a punto de descender: Ahora no es el momento para nosotros de estar en la Tierra; para el presente debemos trabajar desde aquí, desde el mundo espiritual. En el futuro cercano, no nos será posible encarnar en la Tierra. Ahora es vuestra tarea cultivar el intelecto en la época naciente del Alma Espiritual.

Por consiguiente, los grandes escolásticos descendieron y llevaron a cabo el acuerdo que se había alcanzado entre ellos y los últimos grandes platónicos de la Escuela de Chartres. Uno, por ejemplo, que había estado entre los primeros en descender recibió un mensaje por medio de otro que había permanecido con Alanus ab Insulis en el mundo espiritual por un tiempo más prolongado que él, es decir, el hombre más joven había permanecido más tiempo con la Individualidad espiritual que había llevado el nombre de 'Alanus ab Insulis.' El más joven que descendió más tarde trabajó junto con el hombre mayor a quien transmitió el mensaje y por lo tanto dentro de la Orden Dominica comenzó la preparación para la Era del Intelectualismo. El que había permanecido un poco más en el mundo espiritual con Alanus ab Insulis primero se vistió con el hábito de la Orden Cisterciense, intercambiándolo más tarde por el de los Dominicos. Y aquellos que una vez vivieron bajo la influencia de lo que vino al mundo con Aristóteles, ahora estaban trabajando en la Tierra, y arriba, vigilando, pero en conexión viva con los aristotélicos que trabajaban en la Tierra, estaban los platónicos que habían estado en la escuela de Chartres. El mundo espiritual y el mundo físico fueron de la mano. Durante los siglos XIII, XIV y XV fue como si los aristotélicos y los platónicos se alargaran las manos unos a otros. Y luego, a medida que pasaba el tiempo, muchos de los que habían encarnado para introducir el aristotelismo en Europa, volvieron de nuevo a pasar al mundo espiritual con los otros. Pero el curso posterior de la evolución fue tal que los antiguos líderes en la Escuela de

Chartres, junto con aquellos que ostentaban cargos de responsabilidad en la Orden Dominica, se colocaron a la cabeza de aquellos que en la primera mitad del siglo XIX, en ese poderoso culto suprasensible promulgado en las imágenes ya indicadas, hizo la preparación para la posterior corriente antroposófica. En la naturaleza de las cosas, los primeros en bajar de nuevo fueron aquellos que habían trabajado más o menos como aristotélicos; ya que, bajo la influencia del intelectualismo, aún no había llegado el momento de una nueva profundización de la espiritualidad. Pero hubo un acuerdo irrompible que aún funciona. En conformidad con este acuerdo, debe salir del Movimiento Antroposófico algo que debe encontrar su culminación antes de que este siglo haya concluido ya. Porque sobre la Sociedad Antroposófica se cierne un destino: muchos de los miembros de la Sociedad Antroposófica tendrán que descender nuevamente a la Tierra antes, y al final del siglo XX, pero unidos, entonces, con aqullos que fueron los verdaderos líderes en la Escuela de Chartres o eran alumnos en Chartres. Por tanto, para que la civilización no caiga en una decadencia total, antes de que termine el siglo XX, los platónicos de Chartres y los aristotélicos que vinieron después tendrán que trabajar juntos en la Tierra.

En el futuro, la Sociedad Antroposófica debe aprender a comprender, con plena conciencia, algo de su karma. Porque hay un gran número de almas que no pueden nacer, que están esperando en el vientre de la evolución espiritual de la humanidad, sobre todo en el tiempo presente. Además, muchas cosas hoy adoptan una forma completamente diferente; pero si uno puede discernir los síntomas, se hace evidente el significado interno de lo que así se exterioriza y se desvelan muchas cosas que continúan viviendo espiritualmente a través de los siglos. En este punto, quizás pueda dar una cierta indicación. ¿Por qué, de hecho, no debería darse, ahora que el impulso esotérico fluye a través de la Sociedad Antroposófica? - Me gustaría hablar de algo que les mostrará cómo la observación de las circunstancias circundantes abre una perspectiva en múltiples conexiones.

Cuando yo mismo, al prepararme para el Movimiento Antroposófico, fui guiado a lo largo de un camino particular del destino, esto se mostró en una extraña conexión con la Orden Cisterciense, que está estrechamente relacionada, a su vez, con Alanus ab Insulis. [Permítanme decir aquí, para aquellos a quienes les gusta urdir leyendas, que yo, en lo que respecta a mi propia individualidad, no debe identificárseme de ninguna manera con Alanus ab Insulis. Solo quiero evitar que surjan leyendas de lo que presento ante ustedes de manera esotérica. El punto esencial es que estas cosas provienen de fuentes esotéricas.]

De una manera completamente notable, mi destino me permitió discernir a través de las circunstancias externas, conexiones espirituales como las que acabo de describir. Tal vez algunos de ustedes conocen los artículos en el Goetheanum Weekly titulados, Mein Lebensgang (El curso de mi vida). Allí he hablado de cómo en mi juventud fui enviado, no a una escuela secundaria, sino a un Real Schule, y solo más tarde adquirí la educación clásica impartida en la escuela secundaria. Solo puedo considerar esto como una notable dispensa de mi karma. Porque en la ciudad donde pasé mi juventud, la escuela secundaria estaba a solo unos pasos de la Real Schule y fue por muy poco que no fui, a la escuela secundaria, sino al Real Schule. Sin embargo, si en ese momento yo hubiera ido a la escuela secundaria de la ciudad, debería haberme convertido en sacerdote de la Orden del Cister. De eso no hay duda alguna. Porque en esta escuela secundaria todos los maestros eran cistercienses. Me sentí profundamente atraído por todos estos sacerdotes, muchos de los cuales eran hombres extremadamente eruditos. Leí mucho de lo que escribieron y me conmovían profundamente. Estimaba a estos sacerdotes y la única razón por la que pasé por la Orden Cisterciense fue porque no asistí a la escuela secundaria. El Karma me llevó a otra parte ... pero a pesar de todo eso no escapé a la orden cisterciense. También he hablado de esto en mi autobiografía. Siempre fui de una disposición sociable, y en mi autobiografía he escrito sobre cómo, más tarde, en la casa de Marie Eugenie della Grazie en Viena, entré en contacto con prácticamente todos los teólogos de la ciudad. Casi todos ellos eran sacerdotes cistercienses. Y de esta manera se abrió una perspectiva, induciendo a uno a retroceder en el tiempo ... para mí, personalmente, fue muy natural ... una perspectiva que conduce a través de la corriente de la Orden Cisterciense de regreso a la Escuela de Chartres. Y es extraño decirlo, cuando, más tarde, estaba escribiendo mi primer Drama Mysterio, 'The Portal of Initiation', simplemente no podía, por razones de necesidad estética, hacer otra cosa que vestir a los personajes femeninos en el escenario con un traje que consistía en un túnica larga y una estola. Si se imaginan una prenda de este tipo: una túnica de un blanco amarillento con una estola negra y una faja negra, ahí tienen la túnica de la Orden del Cister. En ese momento, solo pensaba en las necesidades estéticas, pero esta túnica de la Orden del Cister se me presentó muy naturalmente. Ahí tienen una indicación de cómo se desarrollan las conexiones ante aquellos que son capaces de percibir el significado espiritual interno de los síntomas que aparecen en el mundo exterior.

En Navidad se comenzaron a retirar cada vez más, los velos de esas conexiones internas. Deben ser sacados a la luz, porque la humanidad está esperando el conocimiento de la realidad interna, habiendo experimentado durante siglos solo lo externo y material del mundo, hoy la civilización está en una posición terrible. Entre las muchas indicaciones que aún deben darse, debemos, por un lado, hablar del trabajo de la Escuela de Chartres, de cómo los Iniciados en esta Escuela pasaron por el portal de la muerte y encontraron en el mundo espiritual a aquellas almas que más tarde vestirían la túnica de los dominicos para difundir el aristotelismo con su intelectualidad y para preparar con vigor y energía la época del Alma Espiritual (o Consciente). Y entonces, déjenme ponerlo de esta manera, en la Sociedad Antroposófica tenemos el aristotelismo trabajando, pero en una forma espiritualizada, y esperando su espiritualización posterior. Luego, a fines de siglo XX, muchos de los que están aquí hoy pasarán por el portal de la muerte, regresarán al mundo espiritual, para unirse entonces, con los que fueron maestros en la Escuela de Chartres. El objetivo de la Sociedad Antroposófica es unir los dos elementos. Un elemento es el aristotelismo en las almas que estaban en su mayor parte conectadas con la antigua sabiduría pagana, a la espera del cristianismo y que conservaban este anhelo hasta que, como dominicos, pudieron, mediante la actividad del intelecto, promulgar el cristianismo. Ellos se unirán con las almas que realmente han experimentado el cristianismo en el mundo físico y cuyos mejores maestros se congregaban en la Escuela de Chartres. Hasta ahora, estos maestros de Chartres no han encarnado, aunque en mi contacto con la Orden Cisterciense pude encontrar una y otra vez las incorporaciones de muchos de los que estaban en la Escuela de Chartres. En la Orden del Cister se conocieron muchas personalidades que no eran la reencarnación de un alumno de Chartres, pero en cuya vida hubo períodos en los que, durante horas o quizás durante días, se vieron inspirados por cierta Individualidad de la Escuela de Chartres. Era un asunto, en estos casos, de incorporación, no de encarnación. Y se escribieron cosas maravillosas, de las cuales solo cabía preguntar: ¿Quién es el autor real? El autor no era el monje que en la Orden cisterciense en ese momento vestía la túnica de color blanco amarillento con la estola negra y la faja, sino que el verdadero autor era la personalidad que durante horas, días o semanas había instilado en el alma de uno de estos hermanos cistercienses. Gran parte de esta influencia se plasmó en ensayos o escritos poco conocidos en la literatura. - Yo mismo tuve una conversación notable con un cisterciense que era un hombre extremadamente erudito. Lo he mencionado también en The Course of My Life. Saliamos de una reunión y hablábamos sobre el problema de Cristo. Le expuse mis ideas, que eran las mismas, esencialmente, que las que doy en mis conferencias. Él se inquietó mientras le hablaba, y dijo: 'Posiblemente nos encontremos con algo por el estilo; no nos permitiremos pensar tales cosas ". Habló en términos similares sobre otros problemas de cristología. Pero luego nos detuvimos por un corto tiempo, el momento que más vivamente se muestra ante mí, fue donde el Schottenring y el Burgring se juntan en Viena, por un lado el Hofburg y por el otro el Hotel de France y el Votiv-Kirche. Nos detuvimos por un minuto o dos y el hombre dijo: "Me gustaría que viniera conmigo". Le daré un libro de mi biblioteca en el que se dice algo notable del tema sobre el que ha estado hablando. Fui con él y me dio un libro sobre los drusos. Todas las circunstancias de nuestra conversación en relación con la lectura a fondo de este libro me llevaron al conocimiento de que cuando, habiendo comenzado desde la cristología, pasé a hablar de repetidas vidas terrenales, este hombre profundamente erudito estaba, por así decirlo, vaciado mentalmente en una manera extraña, y cuando volvió en si solo recordó que poseía un libro sobre Drusos en el que se decía algo sobre la reencarnación. Él solo lo sabía por este único libro. Era un Hofrat (Consejero) en la Universidad de Viena y era tan erudito que se decía de él: "Hofrat N. conoce el mundo entero y además tres aldeas." ... Tan grande era su aprendizaje, pero en su existencia corporal solo sabía que en un libro sobre Drusos se decía algo sobre repetidas vidas terrenales. Este es un ejemplo de la diferencia entre lo que los hombres tienen en su subconsciencia y lo que fluye del mundo espiritual a través de sus almas. - Y luego ocurrió un episodio digno de mención. Una vez di una conferencia en Viena. Esa misma persona estaba allí y después de la conferencia hizo una observación que solo podía ser interpretada en el sentido de que en este momento tenía la comprensión completa de un cierto hombre perteneciente a la edad presente y de la relación de este hombre con su anterior encarnación. Y lo que la persona dijo en esa ocasión sobre la conexión entre dos vidas terrenales, era correcta, no era falsa. Pero a través de su intelecto no entendió nada; simplemente salió de sus labios.

Con esto solo quiero indicar, cómo los movimientos espirituales alcanzan el inmediato presente. Pero lo que hoy brilla, por así decirlo, a través de muchas pequeñas ventanas, debe convertirse en el futuro en una unidad a través de esa conexión entre los líderes de la Escuela de Chartres y los espíritus principales de la escolástica, cuando a finales del siglo XX se establece el renacimiento espiritual, por el cual el intelectualismo mismo se eleva al Espíritu. ¡Para que esto sea posible, los seres humanos del siglo XX no deben desperdiciar sus oportunidades! Pero todo depende hoy del libre albedrío y de si los dos grupos aliados podrán descender para la reespiritualización de la cultura en el siglo XX. Esto depende muy especialmente de si la Sociedad Antroposófica entiende cómo cultivar la Antroposofía con recta devoción.

Ha sido mucho por hoy. - Hemos oído hablar de la conexión de la corriente antroposófica con el profundo misterio de la época que comenzó con la manifestación del Cristo en el Misterio del Gólgota y se desarrolló de la manera que he descrito. Se dirá más en la siguiente conferencia.


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